100 años de periodismo en el Perú

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100 años de periodismo en el Perú

María Mendoza Michilot



Colección Investigaciones

100 años de periodismo en el Perú (1949-2000)

Primera edición digital, marzo 2016

© Universidad de Lima

Fondo Editorial

Av. Manuel Olguín 125, Urb. Los Granados, Lima 33

Apartado postal 852, Lima 100, Perú

Teléfono: 437-6767, anexo 30131. Fax: 435-3396

fondoeditorial@ulima.edu.pe

www.ulima.edu.pe

Diseño, edición y carátula: Fondo Editorial de la Universidad de Lima

Imágenes de carátula e interiores: Biblioteca Nacional del Perú y El Comercio

Versión ebook 2016

Digitalizado y Distribuido por Saxo.com Peru S.A.C.


www.saxo.com/es yopublico.saxo.com

Teléfono: 51-1-221-9998

Dirección: calle Dos de Mayo 534, Of. 304, Miraflores

Lima - Perú

Se prohíbe la reproducción total o parcial de este libro sin permiso expreso del Fondo Editorial

ISBN versión electrónica: 978-9972-45-323-6 (tomo II)

Índice

Introducción

Capítulo 6. El costoso afianzamiento del Estado

1. El ochenio

1.1 Adhesiones y persecuciones

1.2 El empuje de la publicidad y las publicaciones de larga vida

1.3 Gestores de propuestas políticas

1.4 Última Hora y la era de la replana

1.5 La modernización de los diarios

1.6 Los periódicos de Odría

2. La onda liberal

2.1 Periódicos en campaña

2.2 Los nuevos tabloides

2.3 La cadena de noticias

2.4 Los diarios de la tarde

Capítulo 7. De la toma de los diarios a la lucha por la democracia

1. Génesis y final de la confiscación de los diarios

1.1 El periodismo y la revolución

1.2 Cambio de timón

2. El retorno a la democracia

2.1 Tras la devolución de los diarios

2.2 Las nuevas publicaciones de la década de 1980

2.3 Diarios de corta duración

3. El terrorismo y la prensa

3.1 La cobertura sobre la violencia y sus etapas

3.2 Mártires del periodismo

3.3 El crimen de Uchuraccay

3.4 Después de la caída del Muro de Berlín

Capítulo 8. Nuevas perspectivas y nefasto retroceso

1. El nuevo mercado de periódicos

1.1 La medición de los tirajes y las lectorías

1.2 Perfil del lector: Una perspectiva social y cultural

2. La prensa retorna a sus orígenes amarillos

2.1 Diarios de campaña: Elecciones generales de 1990

2.2 La manipulación de los diarios “chicha”

3. Epílogo de una vergüenza

3.1 La animadversión contra la prensa independiente

3.2 Periodistas: De la redacción a la prisión

Capítulo 9. Rumbo a la modernidad

1. El crecimiento de los medios

1.1 En la ruta de los rediseños

1.2 La empresa periodística en el entorno latinoamericano

1.3 Los grupos mediáticos

1.4 El lector del siglo XXI

2. Diarios tabloides, estándar y especializados

2.1 Tabloides de corta duración

2.2 Los defensores de la democracia

2.3 La prensa estándar

2.4 Los diarios especializados

3. Intentos de autorregulación de la prensa

3.1 Instrumentos de autocontrol

3.2 El Consejo de la Prensa Peruana

4. Las posibilidades de la internet para el periodismo

4.1 Caretas

4.2 La República

4.3 El Peruano

4.4 El Comercio

4.5 Otras experiencias

5. Los nuevos retos y escenarios

Bibliografía

Anexo

ÍNDICE DE RECUADROS

Capítulo 6

1. No al comunismo

2. Semanarios antiapristas

3. Testimonio: En la cárcel

4. Tealdo

5. El pronunciamiento

6. ¡Al Frontón!

7. La replana

8. El rey de los tabloides

9. El boom del columnismo

10. Un innovador

11. Testimonio: El florecimiento del periodismo

12. Nuevas rutinas laborales

 

13. El sistema de trabajo gráfico

14. El Geniograma

15. Mario Vargas Llosa en La Crónica

16. El manguerazo

17. Dos discursos antagónicos

18. Fines y objetivos de Expreso

19. Banchero y el boom pesquero

20. Testimonio: MJO

Capítulo 7

1. Manuel d’Ornellas, el apátrida

2. Ropaje legal de la confiscación

3. Los efectos del asalto a Expreso y Extra

4. Juan Velasco Alvarado

5. El grupo Prado

6. Luis Miró Quesada de la Guerra

7. Héctor Cornejo Chávez

8. Censuras y deportaciones

9. Pedro Beltrán Espantoso

10. Algunos indicadores

11. La economía de los periódicos en 1974

12. Veinte diarios

13. Difícil transición democrática

14. Nuevos sistemas de fotocomposición

15. Cuatro funciones y algo más

16. Beneficios y repartos

17. Las revistas

18. Vicharra, el salvador

19. El descalabro

20. Guido

21. Políticas de comunicación

22. La titánica tarea de editar un diario

23. “Para no repetir la historia”

24. En la CIDH

25. Las conclusiones de la CVR

26. Testimonio: “Pude ser el muerto número 9”

27. Testimonio: “Preferimos perder la información, no la vida”

28. “Uchuraccay, el testimonio de mi vejez”

Capítulo 8

1. El decenio de Fujimori

2. Prensa sensacionalista, amarilla y “chicha”

3. Las encuestadoras pioneras

4. Las primeras encuestas electorales

5. Cuando las cifras concuerdan

6. Los periódicos y la cultura “chicha”

7. Alianzas para gobernar

8. La propaganda política y Pink Floyd

9. Las alianzas mediáticas de 1990

10. El dueño de Página Libre

11. El juicio de Ojo

12. La censura y su efecto bumerán

13. Testimonio: El cerco sobre

14. Ramillete de hostilidades

15. El régimen cayó en tres días

Capítulo 9

1. Hacia el nuevo siglo

2. Renovación visual

3. Dos directores

4. Nuevas tendencias gráficas

5. “La dictadura del diseño”

6. Rediseños y consultores

7. Perfil de un grupo mediático

8. Tipos de concentración

9. Los periódicos “serios baratos” y los populares

10. Denuncias periodísticas

11. La aventura del estándar

12. Periodismo especializado

13. El defensor del lector

14. En línea

Introducción

La prensa es la memoria de un país, es su pasado y su presente. En este segundo tomo, que sigue la metodología aplicada en el primero, es probable que los hechos expuestos se perciban más cercanos en el imaginario colectivo, no solo porque hemos vivido muchos de ellos, sino también porque se relacionan con el análisis de publicaciones más recientes y el testimonio recogido de primera mano a un grupo de periodistas testigos de los acontecimientos del país entre 1950 y el 2000.

Los capítulos seis, siete, ocho y nueve nos introducen en la segunda mitad del siglo XX, un tiempo que podría dividirse a su vez en dos períodos.

El primero se prolongó desde 1948 hasta 1980. Simboliza el inicio de la modernización de la prensa limeña, la profesionalización del periodista y la producción de proyectos novedosos al amparo de las libertades de expresión y de prensa. Cuando nuestro país ratificó la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1959, el diario La Prensa tenía una “escuelita” para imitar al nuevo periodismo estadounidense y más tarde empezaría a pensar —con Última Hora — en lo que deberían leer los sectores populares. Son los años de las revistas y los tabloides que medio siglo después siguen publicándose, como Caretas, Expreso, la cadena de Correo y Ojo.

Lamentablemente, en este período, condicionantes internos y externos a la prensa fueron un handicap a su desarrollo y la devolvieron al pasado. El periodismo fue arrastrado por sus pasiones políticas y compromisos partidarios, que nuevamente pusieron en entredicho su imparcialidad frente al ochenio de Manuel A. Odría, instaurado tras el golpe de 1948, y la accidentada ‘primavera democrática’ de los gobiernos de José Luis Bustamante y Rivero y Manuel Prado.

El golpe militar contra Fernando Belaunde el 3 de octubre de 1968, que lideró Juan Velasco Alvarado y que más tarde continuó Francisco Morales Bermúdez, no solo vulneró el Estado de derecho, sino que también trajo consigo una medida extrema y radical contra el periodismo: la confiscación de los medios de comunicación. La devolución a sus legítimos propietarios en 1980 puso término a la aventura de regímenes de facto que en el Perú, como en otros países de la región, no volvieron a tentar —al menos directamente— el poder.

El segundo período va precisamente desde 1980 hasta el 2000, con el retorno a la democracia y la instalación de tres gobiernos consecutivos elegidos en las urnas (Fernando Belaunde por segunda vez, Alan García por primera vez y Alberto Fujimori Fujimori). Después de doce años de dictadura militar (1968-1980), hay un relanzamiento del periodismo.

En los ochenta nacieron periódicos tabloides serios, gestados por periodistas convertidos en directivos, que inundaron Lima y lucharon infructuosamente por mantenerse en un mercado que ya se vislumbraba altamente competitivo. La República es un sobreviviente de aquella época magra para la economía y dolorosa para los derechos humanos, cuando el terrorismo tiñó de sangre el país y alcanzó a los periodistas, en lo ideológico y en lo criminal, transformándolos en protagonistas y víctimas de su irracionalidad.

La década del noventa fue de luces y sombras. Se sentaron las bases para la innovación, la formación de los primeros grupos empresariales, la diversificación de los productos informativos, el acceso a las nuevas tecnologías y los primeros intentos autorregulatorios. El periodismo independiente afrontó también su principal dilema ético: “su compromiso con la verdad” (Restrepo 2004: 276), frente a los excesos políticos, la violación de los derechos humanos y los delitos (contemplados en nuestras leyes) perpetrados durante el decenio de Fujimori.

Mientras el fujimontesinismo demostró hasta qué punto un gobierno civil puede incurrir en prácticas antidemocráticas, reñidas con la ética y la deontología, cierta prensa fue cooptada como nunca antes, para mediatizar la opinión pública.

Cada gobierno ha contado con periódicos adláteres. Varios han vestido colores partidarios en las campañas políticas realizadas en las últimas cinco décadas al punto de que se ha institucionalizado la prensa preelectoral: aquella que surge para hacer proselitismo cada lustro. Sucedió en los años de la llamada ‘convivencia’ (1956-1962) y en el retorno a la democracia (1980-1990). Pero el nefasto período de la cooptación ‘fujimontesinista’ (1990-2000) no tiene parangón: fue sistemática, concertada y orquestada, y el antiperiodismo de siempre se valió en esa ocasión de las armas de la modernidad para someter a la libertad de prensa a una de las etapas más oscuras de su historia.

A lo largo del siglo, los principales partidos peruanos han sufrido mutaciones que los politólogos estudian y los periodistas observan, en la mayoría de las ocasiones sin sopesar el real alcance de esos procesos. Se señalan las indefiniciones partidarias, el surgimiento de caudillismos y mesianismos, de agrupaciones electorales que nacen —y mueren— cada cinco años o las limitaciones de las deficientes configuraciones políticas. Pero durante el llamado fujimorato, y salvo muy contadas excepciones, la prensa contribuyó poco a la empresa nacional de poner en evidencia lo que Sinesio López denominó “democradura” (Pease 1994: 31) o cómo un outsider puede convertirse en autócrata al llegar al poder y en un peligro para la democracia.

 

Lo sucedido ad portas del siglo XXI, y en los cincuenta años previos, deja grandes enseñanzas y señala dos caminos para el periodismo local: uno conduce a repetir esta historia pasada, mientras que el otro exige marcar nuevos derroteros hacia su modernización e independencia frente al poder político y económico.

En cuanto a la política, por ejemplo, desde la antigüedad hasta el presente, no ha podido vivir sin comunicación (Ortega 2011: 9) y probablemente otros sectores demanden tener igual o mayor presencia en los periódicos con fines económicos, de imagen o para legitimizarse frente a ese olvidado —y, sin embargo, el más importante— tercer actor: el ciudadano.

Pero esta interdependencia inevitable no debería implicar obsecuencias ni pérdida de autonomía de ninguna de las partes involucradas. Por el contrario, si algo demuestra la historia de la prensa en Lima es que solo aquellas publicaciones que no se agotaron en el poder político, económico o de otro tipo, y que supieron sostener con mucho esfuerzo —incluso a costa de su propia subsistencia— amplios márgenes de distancia respecto de ellos, ganaron sobre todo credibilidad. Mantener la línea puede ser difícil (Fuller 1996: 171), ¿pero cuál es el costo real de hipotecar la independencia?

La revisión de los diarios, periódicos y revistas que circularon a lo largo de cien años de prolífico y accidentado quehacer, permite cerrar este estudio con esperanza, porque creemos que el buen periodismo debe seguir escribiéndose día tras día. Que mientras la radio anuncia y la televisión muestra, el periodismo explica, como aseveró, hace más de cuarenta años, Hubert Beauve-Mery, director de Le Monde, frente a una nutrida concurrencia de directores de los periódicos más importantes del mundo, preocupados ya entonces por la desaparición de los diarios (Miró Quesada Garland 1996: 130).

¿Qué diría hoy Beauve-Mery frente al avance que ha cobrado la internet? Probablemente, que la radio anuncia, la televisión muestra, la internet hace lo que los dos anteriores y promueve la interactividad, y la prensa siempre debe explicar.

Capítulo 6
El costoso afianzamiento del Estado

La mitad del siglo fue un período de tránsito hacia la consolidación de un periodismo moderno, con pautas de estilo importadas de experiencias extranjeras, principalmente estadounidenses. Es la época de la imagen y el fotoperiodismo, de la reducción de los textos y la inclusión de elementos icónicos. En el Perú significa el surgimiento de una nueva generación de revistas que, sin abandonar lo político, dan nuevo impulso a la foto periodística.

La relación con el lector se sitúa en el ámbito de lo emocional. La historia se repite porque,

[…] al igual que en la gran generación de Pulitzer, el diario es el líder y portavoz de esa masa poco identificada con los políticos profesionales a quienes vota, y que se siente un poco asustada ante la complejidad de los problemas del entorno. El periódico es su paladín, y además la distrae y la defiende (Timoteo 1992: 137).

En este período, añade Timoteo, “[…] la función primera del periódico es la de entretener, servir de vía de distensión y escape a las tensiones personales acumuladas, y de remedio contra el aburrimiento y la impotencia”. En Lima, el mejor ejemplo de esta premisa es la aparición de Última Hora, el primer diario sensacionalista del país.

Un elemento adicional radica en el sentido de responsabilidad que van adquiriendo los medios de comunicación, sobre todo los más antiguos, de “mantener la tranquilidad” y no dudar “en enfrentarse a cualquier tipo de creadores de inestabilidad”.

La puesta en marcha de estas prácticas implicó romper con una serie de parámetros que, en otros países, habían comenzado a caer en desuso porque ponían en riesgo la calidad y la transparencia de la información. Por ejemplo, la incorporación de contenidos falsos y anónimos, presentados como si fueran noticias verdaderas, o el compromiso político de los periodistas y de las empresas periodísticas con sectores oficialistas o de la oposición.

En la década de 1950, lamentablemente, aún se puede encontrar en Lima directores que al mismo tiempo son ministros de Estado, práctica muy extendida en la primera mitad del siglo; así como diarios que en lugar de periodismo hacían proselitismo, como en el llamado ochenio de Manuel A. Odría.

Un hito decisivo a mediados del siglo XX para la prensa mundial fue, según Alejandro Miró Quesada Cisneros en entrevista para este libro, realizada el 9 de marzo del 2011, la aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948); corpus legal que garantizó la libertad de opinión y de expresión de todo individuo, su derecho a no ser molestado en razón de sus ideas y a acceder, investigar y difundir informaciones u opiniones por cualquier medio de expresión. En el caso peruano, lamentablemente, fueron numerosos los periodistas amenazados, amedrentados y encarcelados por el odriismo en razón de sus ideas.

En el plano internacional, otro hito importante es el inicio de la Guerra Fría, al final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945. La polarización mundial era mirada con interés y recelo por los medios limeños, mientras las noticias del exterior daban cuenta del enfrentamiento ideológico del Este-Oeste, del capitalismo versus el comunismo, y cómo repercutía en el mundo occidental y detrás de la cortina de hierro. Desde la perspectiva del internacionalista Farid Kahhat, los antagonismos propios de ese orden político y el temor a una guerra nuclear contribuyeron a explicar la primacía del pensamiento realista tras la Segunda Guerra Mundial, que sustentaba, entre otros aspectos, la distribución del poder entre los estados, el establecimiento de polos en el sistema internacional (unipolar, bipolar y multipolar) y las políticas para garantizar la seguridad y la supervivencia política. Lo que no pudo prever el realismo fue el fin que tuvo la Guerra Fría (Kahhat 2007: 27-28).

Una de las noticias más importantes fue el ataque de las tropas norcoreanas contra Corea del Sur, el 9 de junio de 1950; así como el apoyo que recibieron los norcoreanos de China y sus doscientos mil “voluntarios”. Su avance sobre el paralelo 38, hacia Seúl, en la península de Corea, concitó gran atención. El Comercio publicó los despachos de las agencias de noticias Associated Press (AP) y United Press (UP), para dar a conocer el enfrentamiento entre los dos bloques: el estadounidense, que respaldaba a Corea del Sur, y el soviético, que hacía lo propio con Corea del Norte; como se aprecia en estos titulares del 25 de junio:

Fuerzas del Estado comunista de Corea del Norte invadieron, en amplio frente, Corea del Sur

El Estado de Corea del Norte declaró la guerra al del Sur

EE.UU. hará responsable a Rusia por la iniciación de la guerra entre Corea del Norte y del Sur

Este conflicto, que concluyó en 1953 con el armisticio de Panmunjom, mereció la atención de la prensa local desde que se reconoció la independencia de Corea, después de la Segunda Guerra Mundial, y su división en dos zonas ideológicamente diferentes; un tema de frecuente atención periodística hasta nuestros días (recuadro 1).

Recuadro 1

No al comunismo

Los titulares de los medios limeños en la década de 1950 reflejan el mundo bipolar que se instauró en la llamada Guerra Fría. Prevalecía en la prensa local el fantasma de otro bombardeo atómico semejante al de Hiroshima y Nagasaki, y se reconocía que el poder lo representaban Estados Unidos y la Unión Soviética.

Con base en la información proveniente de las agencias de noticias europeas y estadounidenses —United Press (UP), International News Service (INS), Agence France Presse (AFP) y Reuters—, las noticias connotaban rechazo a una tercera conflagración mundial, al comunismo soviético y a sus aliados de la Europa del Este.

Una muestra de ejemplares del diario La Crónica, tomada al azar durante una semana, permite identificar en sus titulares de portada variables interesantes para un estudio retrospectivo sobre la información que se entregaba a los limeños acerca de la Guerra Fría:

Rusia amenaza iniciar un nuevo bloqueo a Berlín (20 de enero de 1950)

Estados Unidos rompería sus relaciones con Bulgaria (21 de enero de 1950)

Finlandia rechaza enérgicamente una nota del gobierno soviético (22 de enero de 1950)

Presidente Truman. Trascendente declaración sobre la bomba de hidrógeno hará el presidente (23 de enero de 1950)

Los rusos están bloqueando el tránsito de vehículos a Berlín (24 de enero de 1950)

La aviación nacionalista de China bombardeó a los rojos (25 de enero de 1950)

Desde hoy India será república (26 de enero de 1950)

Actos de violencia comunista han empañado la proclamación de la India como república (27 de enero de 1950)

Fabricarán la superbomba de hidrógeno (31 de enero de 1950)