Comunidad e identidad en el mundo ibérico

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Comunidad e identidad en el mundo ibérico
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COMUNIDAD E IDENTIDAD EN EL MUNDO IBÉRICO

Community and Identity in the Iberian World


JIM CASEY


De izquierda a derecha, de pie: Xavier Gil Pujol, James Amelang, Inmaculada Arias de Saavedra, Bernard Vincent, Manuel Ardit Lucas, Mia Rodríguez Salgado y Francisco Chacón Jiménez; sentados: John Elliott, James Casey, Richard Kagan y Silvia Evangelisti.

COMUNIDAD E IDENTIDAD EN EL MUNDO IBÉRICO

Community and Identity in the Iberian World

One-day Simposium in Honour of

Jim Casey

Editores

Francisco Chacón Jiménez

Silvia Evangelisti

UNIVERSITAT DE VALÈNCIA

UNIVERSIDAD DE GRANADA

UNIVERSIDAD DE MURCIA

En esta publicación ha colaborado el proyecto de investigación “Realidades familiares hispanas en conflicto: de la sociedad de los linajes a la sociedad de los individuos, siglos XVII-XIX” (HAR2010-21325-C05-01), financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad.

Esta publicación no puede ser reproducida, ni total ni parcialmente, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, ya sea fotomecánico, fotoquímico, electrónico, por fotocopia o por cualquier otro, sin el permiso previo de la editorial.

© Los autores, 2013

© De esta edición: Publicacions de la Universitat de València, 2013

Publicacions de la Universitat de València

http://puv.uv.es

publicacions@uv.es

Diseño de la maqueta: Inmaculada Mesa

Ilustración de la cubierta: Francisco de Goya: El Tiempo, la Verdad y la Historia

(Alegoría de la Constitución de 1812).

Diseño de la cubierta: Celso Hernández de la Figuera

ISBN: 978-84-370-9212-6

ÍNDICE

Francisco Chacón Jiménez, Presentación / Foreword

Francisco Chacón Jiménez y Silvia Evangelisti, Introducción

James S. Amelang, «The Reformed Spaniard»: cambios e intercamcambios confesionales entre España e Inglaterra

Bernard Vincent, Los mudéjares antiguos

J. H. Elliott, Una visión desde la periferia

Silvia Evangelisti, Género, religión y las misiones hispanoamericanas en los siglos XVI y XVII

Xavier Gil Pujol, Las lenguas en la España de los siglos XVI y XVII: imperio, algarabía y lengua común

Inmaculada Arias de Saavedra Alías, Las mujeres del linaje Granada Venegas. Notas para su historia

Richard L. Kagan, Vender el pasado: los historiadores y las genealogías en la España Moderna

Manuel Ardit Lucas, James Casey y la expulsión de los moriscos valencianos

Geoffrey Parker, La crisis de la década de 1590 a debate: Felipe II, sus enemigos y el cambio climático

Ricardo García Cárcel, James Casey y la historia social

Francisco Chacón Jiménez, Nuevas lecturas sobre la sociedad y la familia en España. Siglos XV-XIX

PRESENTACIÓN

Estimadas autoridades, queridos colegas, queridos Josyane y Jim, señoras y señores, les ruego disculpen mi mala pronunciación en lengua inglesa, pero he querido que mis primeras palabras fuesen escuchadas en dicha lengua en honor del origen de nuestro homenajeado, y aunque siempre hemos hablado de Historia de España en castellano o, en todo caso, en algunas ocasiones, en francés, permítanme, y excúsenme, que en estas palabras de bienvenida lo haga en su lengua.

La Universidad de Murcia, junto con la Universidad de East Anglia, ha querido reunir a una serie de amigos y colegas a la vez que admiradores de la personalidad y la obra del profesor James Casey. El motivo ha sido celebrar su jubilación; pero ello no es más que un pretexto para debatir sus propuestas historiográficas, revisar los problemas y las nuevas perspectivas de la historia social y política y, en definitiva, plantear una reflexión sobre las problemáticas de la historia en el momento presente. Y ello con la difusión, alcance, relieve, notoriedad e influencia que merece; y desde diversos planos, temáticas, ópticas y visiones historiográficas, por lo que la diversidad y el enriquecimiento está asegurado.

No se trata, pues, de un homenaje al uso tradicional, todo lo contrario: Community and identity in the Iberian World, es nuestro objeto de estudio y nuestro espacio común de reunión. Alrededor de James Casey desplegaremos un programa diverso, complejo y desarrollado por historiadores de origen europeo: inglés, español, italiano, francés y norteamericano. En definitiva, temáticas y miradas diversas, globales y plurales pero dentro de espacios sociales y universos familiares; pero lo más interesante es que mediante esta reunión de historiadores de España alrededor de un hispanista, la historiografía sale de sus espacios nacionales para integrarse cada vez más en territorios transnacionales dentro de una perspectiva en historia comparada. Y ésta es, precisamente, una de las virtudes y enfoques de esta reunión y de la trascendencia que sus organizadores quieren que tenga y alcance.

De la misma manera que la bella alegoría de Goya en la obra «La verdad, el tiempo y la historia o la alegoría de la Constitución de Cádiz de 1812», que encabeza nuestro programa de trabajo y refleja lo huidizo del tiempo frente a la necesaria solidez de la historia escrita, la evolución historiográfica ha colocado al hispanismo de los distintos países en otra dimensión y fuera del contexto teórico del estado-nación; lo cuál no quiere decir, y nos apresuramos a subrayarlo, que las historias nacionales no deban ser cultivadas por autores de otros países; todo lo contrario, es siempre un análisis enriquecedor; ahora bien, historiografía, hispanismo y homenaje a un autor nos reúne en un contexto y un ambiente que, en mi opinión, supera ampliamente el sentido tradicional y clásico del hispanismo para colocarlo, primero, alrededor del objeto de estudio ya apuntado y, en segundo lugar, dentro de una nueva mirada: la síntesis entre la historia de España vista por los españoles y por los hispanistas, pero con una proyección globalizadora a partir de la historia transnacional y la superación del estadonación como factor inspirador.

Se trata de superar las temáticas cerradas en espacios nacionales para abrirlas a los cambios y transformaciones que las relaciones y los intercambios han producido a lo largo del tiempo; nos aproximaremos a escribir una nueva Historia de Europa que supere la simple suma de naciones para integrarnos en procesos sociales que traspasan los límites de la época histórica y también las fronteras actuales y cuya perspectiva comparada permite deducir las similitudes, diferencias y características que definen y configuran dichos procesos.

Sirvan, pues, nuestras reflexiones y debates como homenaje a quien ha colaborado, de manera muy notable, a revisar los tópicos existentes y a plantear novedosas miradas en distintas temáticas, que han ido desde los moriscos, la invención de la comunidad y la historia social y, por supuesto, la familia y las relaciones sociales, uno de los temas de mayor repercusión en la dilatada historiografía del homenajeado.

Quiero agradecer a la Universidad de Murcia, a la Fundación Española de Historia Moderna, y a la Universidad de East Anglia su colaboración para poder llevar a cabo esta reunión y a todos ustedes por su participación personal e intelectual.

Permítanme que mencione, antes de concluir, a Josyane y a los nietos de Jim Casey, esa otra familia imprescindible para el desarrollo de la vida, y que en nombre de Silvia Evangelisti, en el mío propio y en el de Jim Casey, muchas gracias.

FRANCISCO CHACÓN JIMÉNEZ

Universidad de Murcia

FOREWORD

Respected authorities, dear colleagues, dear Josyane and Jim, ladies and gentlemen. I’d like to start by apologizing for my poor English pronunciation, but I very much wanted my first words/ to be in English as a tribute to our guest of honour and although our conversations about the history of Spain have always taken place in Spanish, and at times in French, please let me deliver these opening words and welcome message language.

The University of Murcia, together with the University of East Anglia, have organized this gathering of colleagues and friends, who are also deep admirers of professor Casey’s personality and professional work. The occasion is to celebrate his retirement, but this is just a pretext for all of us to engage in academic debates of historiographic proposals, to explore problems and new perspectives in social and political history, and, ultimately, to engage in the necessary reflection on current, crucial issues of debate in history. And we intend to do this with the required depth, relevance, and notoriety, and also from various historiographic angles, perspectives, and positions. This will guarantee diversity and enrichment.

 

Therefore, we will not just be paying a tribute to a retiring colleague in the traditional way. Rather, «Community and Identity in the Iberian World» is our object of study and our collective meeting space. Our academic programme will revolve around it. It will be a varied and complex academic programme to which English, Spanish, French, Italian and Northamerican historians shall contribute. Ultimately, we shall be dealing with diverse themes of debate, global approaches, social spaces, and family universes.

Yet, the most outstanding outcome will hopefully be that this academic gathering of historians around a Hispanist will allow historiagraphy to transcend its national spaces and integrate itself in transnational territories within a comparative perspective.

Our working programme is guided by the beautiful allegory by Goya: «la verdad, el tiempo y la historia o la alegoría de la Constitución de Cádiz de 1812», which reflects the fleeting nature of time versus the necessary strength and permanence of written history. In a similar way, its historical development has situated Hispanist historiography undertaken in various countries in a space that transcends the theoretical context of the nation state. I’d like to stress that this does not mean that the study of national histories should not be undertaken by authors from other countries. Rather to the contrary, this is always an enriching analysis. However, historiography, Hispanism, and a tribute to an academic have brought us together in a context and an environment that, in my view, goes beyond the traditional and classic Hispanism, and places it, first, in the object of study previously mentioned and, second, in a new perspective and a new view: This is a synthesis between, on the one hand, the history of Spain as seen by Spanish scholars and Hispanists, and, on the other hand, an attempt to go beyond the nation state as the inspiring factor.

Ultimately, it would be a question of overcoming themes of debate enclosed within national spaces, in order to open them to those changes that relations and exchanges have gradually produced. We will attempt to write a new history of Europe that can overcome the mere addition of nations. Furthermore, we will attempt to explore social processes that transcend the boundaries of historical periods and current frontiers. The comparative perspective to be adopted will allow us to discern the similarities, differences, and defining characteristics of such social processes. So, our reflections and debates are intended as a tribute to someone who has so much contributed to rethinking existing topics, to advance new angles for the analysis of diverse themes, including, «moriscos», the emergence of the community and social relations, and, very especially, the family and its social relations, a strand of research in which his contribution has been outstanding throughout his long and productive academic career.

I would like to finish by expressing my gratitude to the University of Murcia, to the Spanish Foundation of Modern History and to the University of East Anglia for their support in putting this whole event together. I would also like to thank you all for your personal and intellectual contributions.

And before I conclude, let me mention Josyane, and Jim Casey’s grandchildren, members of that other family, so crucial for the development of life.

On behalf of Silvia Evangelisti, Jim Casey, thank you very much.

FRANCISCO CHACÓN JIMÉNEZ

Universidad de Murcia

INTRODUCCIÓN

La idea que dio origen a la necesidad de rendir homenaje a James Casey y, por tanto, al libro que el lector tiene en sus manos, nació espontáneamente alrededor de una mesa de restaurante («Las Cadenas», en referencia a las cadenas que rodean la capilla funeraria del I Marqués de los Vélez, D. Juan Fajardo Chacón, en la catedral de Murcia) en un soleado día de la primavera murciana del año 2009. Seguramente no podía ser de otra manera en el caso de este hispanista dedicado, preferentemente, a la historia social y cuyas experiencias vitales e historiográficas han transcurrido en tierras del Mediterráneo occidental hispánico.

En este sentido, en un coloquio celebrado a finales de los años setenta, el profesor Pierre Ponsot, aludía al profesor Carlos Martinez Shaw como el historiador que tenía un pie en Barcelona y otro en Sevilla; símil que podría aplicarse igualmente a James Casey aunque cambiando los lugares del escenario: Valencia y Granada; pero en cualquier caso, se trata también de las dos coronas de la Monarquía Hispánica en suelo ibérico. Sin embargo, J. Casey, en los últimos años ha ampliado su presencia historiográfica completando el espacio mediterráneo con el territorio por el que Castilla se asomaba a dicho mar: el Reino de Murcia; y aunque no ha llevado a cabo investigaciones directas sobre el mismo, sí que ha participado en actividades docentes, acciones integradas y asistencia y presencia en tesis doctorales.

Silvia Evangelisti era ponente en el Seminario Familia y élite de poder (2009), que desde el curso 1982-83 se viene celebrando todos los años en la Universidad de Murcia y comensal en la reunión citada en las primeras líneas de este texto; que, precisamente, tuvo a Jim Casey como uno de los participantes que inauguraron dicho seminario.

Y la idea encontró inmediatamente sus realizadores, no sólo quienes aceptaron participar en dicho homenaje, sino también en la colaboración editorial de las universidades de Valencia, Granada y Murcia. El proyecto de celebrar la carrera universitaria de Jim no necesita ninguna justificación y encontró apoyo favorable en todos los convocados (que podían haber sido también, y seguro que la mayoría hubiesen aceptado, otros muchos, pero se imponía, por razones obvias, la limitación a sus ámbitos y espacios territoriales y temáticos preferentes), lo que permitió celebrar el 1 de julio de 2010 en la University of East Anglia (School of History) el simposio: Community and Identity in the Iberian World. One day Symposium in Honour of Jim Casey, donde ha transcurrido casi toda la vida profesional de Jim Casey. No nos encontramos sólo ante un hispanista, aunque haya dedicado su vida a investigar, comprender, interpretar y difundir el pasado de la Monarquía Hispánica. Pero la figura del hispanista, en este caso, no basta; y como afirma J. Elliott: «la figura del hispanista debería quedar siempre en segundo lugar respecto al historiador. Pero afortunado el historiador cuyo país de elección tiene tanto que ofrecer».1 En realidad, la integración y la simbiosis del historiador norirlandés ha sido tan plena y completa que se asemeja a una segunda piel o prenda de vestir; y, además, con la perspectiva positiva de quien revisa y estudia el pasado de un país y un territorio sin condicionamientos previos de origen y con una capacidad de observación, por tanto, más aguda y profunda.2

En el Simposio han participado un grupo de historiadores e historiadoras de diversas nacionalidades: ingleses, italianos, españoles, norteamericanos y franceses; que representan el universo académico y la tradición historiográfica y temática con la que Jimnorirlandés de nacimiento, británico de adopción-siempre ha estado en contacto.* Transferido de Belfast a Cambridge ha sido influenciado por el historiador británico John Elliott –figura fundamental a quien corresponde el mérito indudable de haber introducido la historia española al público y a los ambientes académicos ingleses y americanos–; Jim representa un modelo que recuerda el diálogo entre diversas tradiciones historiográficas y que ha sobrepasado los límites de la historia nacional, si se piensa, por ejemplo, en los estudios sobre historia de la familia en Europa.

Es éste un aspecto que ha perseguido, deliberadamente, con sistematicidad y con una excepcional curiosidad intelectual que, entre otras cosas, ha contribuido a otorgarle reconocimiento en Europa y Gran Bretaña incluyendo dos doctorados honoris causa: Valencia y Granada. Pero el mérito y el significado del trabajo de Jim en el campo internacional le viene dado por el papel que ha jugado en la historiografía española a partir de la segunda mitad de los años ochenta. Es uno de los historiadores que ha participado en el proceso de innovación de dicha historiografía en la etapa del posfranquismo, contribuyendo, poderosamente, a influir en el desarrollo de las grandes cuestiones estructurales y socioeconómicas de la historia social y muy especialmente en los campos teórico y metodológico.

Dos grandes logros se pueden apuntar: a) la recuperación de textos contemporáneos y tratadistas de época que ofrecen sugerentes aportaciones y visiones novedosas respecto al análisis que las fuentes escritas tradicionales: notariales, concejiles, parroquiales, judiciales, muestran al historiador. Se trata de enfrentar a las fuentes con la realidad de la época ofrecida por sus propios protagonistas; aunque esta versión precisa de contraste al no estar exenta de la subjetividad o intereses de diverso tipo. Otra manera más sutil es cruzar fuentes que matizan resultados estadísticos como, por ejemplo, el catastro de Ensenada o los censos de población (1591, 1787). Las tipologías y formas familiares que estas excepcionales fuentes ofrecen de la realidad social, se verá matizada por relaciones sociales y de parentesco que saltan las estrictas divisiones de fuentes estadísticas, pero estáticas, para explicar las actuaciones y prácticas económicas y sociales, a la vez que adquieren movilidad temporal. Podríamos afirmar que frente a uniformidad y unidad familiar, bien sea nuclear o extensa, nos encontramos con complejidad y diversidad familiar.

La segunda aportación de Jim tiene que ver con su interés por la recuperación y el estudio de la comunidad. Sin embargo, sus presupuestos teóricos se orientan más hacia la historia local que hacia la microhistoria; la vida de los personajes sencillos en su recorrido horizontal y vertical se entrelaza con las relaciones sociales de vecindad, amistad, trabajo y producción que articulan un sistema social basado, sobre todo, en los lazos personales y en los vínculos sociales que reflejan la dependencia y la jerarquía como factores de ordenación y organización social.

En un programa de doctorado impartido por Jim Casey en la Universidad de Murcia entre el 24 y el 26 de mayo de 2006, trasladó a sus alumnos dos líneas que enmarcaban el contexto general de la historia de la familia en Europa: a) señalar la deuda de los historiadores para con la temática de la antropología social: la reconstrucción de las formas de solidaridad y de jerarquía social en las sociedades llamadas «a pequeña escala», típicas de la Europa preindustrial; b) explorar la importancia de las relaciones en tales sociedades de «persona a persona», donde se confunden vida pública y vida privada, «casa y calle», «casa, familia y taller gremial», siendo el nexo entre ambos el concepto del «honor» de la familia.

A partir de estas consideraciones, la trascendencia, importancia e influencia de la familia se puede rastrear en tres campos: a) la adscripción del individuo a la categoría social heredada; b) el acceso a la propiedad a través de instrumentos familiares (herencia de tierras, oficios de los padres, casamientos con herederas), tanto o más que por el funcionamiento del mercado de trabajo; c) la protección que podía brindar el lazo de sangre o de parentesco artificial (compadrazgo) en sociedades caracterizadas por la descentralización del poder. Todas estas consideraciones tienen como protagonistas a la comunidad en la que se desenvuelven los individuos que protagonizan estas prácticas y estas realidades.

La influencia historiográfica de Jim se percibe, por ejemplo, en los cuatro libros publicados entre 1989 y 2008,3 o en significativos artículos como: «Familia y Sociedad»;4 «La familia española y europea (siglos XVI-XVII)»;5 «Familia y tendencias historiográficas en el siglo XX. Introducción general sobre Europa»;6 «La invención de la comunidad y la historia social».7

 

La historia social en España se ha movido entre la reivindicación marxista de los años 60-80 y la enorme influencia de las corrientes francesas y anglosajonas, especialmente británicas, más que americanas; pero es a partir de los años 90 con la creación de la Asociación Española de Historia Social,8 junto al libro de Julián Casanova, La historia social y los historiadores9 como punto de referencia comparativa y alargamos el tiempo hasta el número monográfico de la revista Ayer (2006, 62.2), «Más allá de la Historia Social»10 e Historia Social (2008, 60), «Formas de hacer Historia Social y Qué entendemos hoy por Historia Social»,11 cuando comprenderemos el peso y la influencia respecto a las relaciones de dependencia y solidaridad que los lazos personales y las redes clientelares explican en el contexto y en el conjunto de la sociedad española.

Una evidente conclusión a estas propuestas de análisis es el acercamiento de la antropología y la sociología al análisis histórico.


«La Europa moderna era un mosaico de unidades políticas solapadas, de ciudades-estado, señoríos e imperios transnacionales. La geografía humana imponía solidaridades que podían ser mayores o menores que las fronteras políticas, mientras que los lazos de la religión, la casta o el clientelismo, constituían focos de lealtad alternativos a los del Estado emergente». Permítannos que con estas lúcidas palabras del propio Jim Casey, recogidas por J. Elliott en su contribución a este libro,12 subrayemos las temáticas y las problemáticas que son objeto de su preocupación e interés. Y lo hacemos así porque siguiendo a Arlette Fargue, el historiador argumenta y reelabora los sistemas de relación del pasado a través de las representaciones de la comunidad social que estudia, al mismo tiempo que a través del propio sistema de valores y de normas. El objeto de la historia es, sin ningún género de dudas, la conciencia de una época y de un medio, mientras que es construcción plausible y verosímil de las continuidades y discontinuidades del pasado.

La historia es un trabajo para identificar los modos de pensamiento, buscar sus reglas, delimitar conductas para comprender sobre qué sistema se basan las prácticas y comportamientos, así como las cohesiones y rupturas sociales.13 Y Jim ha llevado a cabo una práctica historiográfica en la que se cumplen, plenamente, los principios indicados; de tal manera que se puede comprender cómo se producen y reproducen, a través de la acción y de las intenciones humanas, la sociedad y la cultura en lo que constituiría un espacio de aproximación entre historia y antropología, tan querida para Jim.14

Las 11 contribuciones15 que componen este volumen reflejan la diversidad de las temáticas sobre las que Jim ha trabajado y tienen, además, la virtud de proponer y sugerir investigaciones y nuevas reflexiones sobre fuentes. Podemos afirmar que el conjunto de contribuciones tienen un denominador común: propuesta de nuevas vías de investigación y reflexión historiográfica alrededor de las líneas sobre las que ha trabajado Casey. Recuerdan las cuestiones fundamentales existentes en el panorama historiográfico actual: el funcionamiento del estado, las relaciones centro-peri-feria, los grupos marginados y las divisiones religiosas, la familia y la genealogía, la historia social y los factores de relaciones sociales, la importancia de los cambios climáticos en la guerra y en las relaciones políticas, la lengua como factor político y de homogeneidad cultural. Son cuestiones a las que Jim, uno de los historiadores británicos que más han influido en el estudio de la historia española, ha hecho su magistral contribución.

La contribución de Casey a la historia social, subraya el interés que siempre ha dedicado a las grandes cuestiones estructurales y socioeconómicas como la formación del Estado moderno y de las relaciones entre centro y periferia, evidente en la investigación sobre Valencia y Granada. Ha prestado atención a la historia de larga duración, propia del tiempo braudeliano, y más en particular a la historia de la familia como una interacción de la comunidad de la cuál es indisociable.

La comunidad siempre aparece en el centro de la investigación, así como sus relaciones de parentesco, afectividad, vecindad y trabajo e, incluso, clientelares y de patronazgo. Lo individual y lo colectivo se encuentran en la base de cada acción humana. García Cárcel indica la posición mantenida por Casey respecto a algunas de las principales corrientes historiográficas: estructuralismo, marxismo, tradición francesa de Annales, microhistoria, Cambridge Group y, sobre todo, un gran interés por la antropología social. Al mismo tiempo, señala su distancia respecto a determinadas corrientes de pensamiento: como el posmodernismo aplicado a la historia, el linguistic turn y la historia de género, aunque su aproximación la ha practicado, exclusivamente, como parte de la historia de la familia.

Elemento fundamental del parentesco y de la reproducción social y biológica de la familia, Jim plantea respecto a la mujer un intento de análisis en favor de una reflexión consistente en la diferencia y la relación de género o la práctica de discriminación en base a la identidad sexual (perspectiva no excepcional vista la reconocible permanencia, si no el retorno, de una neutralidad de género en la historiografía actual histórica).

Partiendo de su llegada a Cambridge, John Elliott dirige el inicio de la carrera de Jim sobre su investigación en el Reino de Valencia que ofrece, unos años después, el The Kingdom of Valencia.16 Elliott señala cómo el trabajo de Jim había proporcionado un aporte fundamental sobre la comprensión de las relaciones de poder entre el centro y la periferia (una periferia que incluye la colonia americana) proponiendo una concepción particularmente compleja.

Tales relaciones han caracterizado continuas dinámicas de interacción en el binomio acción-reacción y se expresan tanto en el conflicto como en las diversas formas de cooperación y complicidad que ponen en juego los individuos en sus diferentes y complejas relaciones. En este contexto se integra la dicotomía propuesta por Casey respecto a centro-periferia, sobre todo en las relaciones políticas y de poder entre el Reino de Valencia y la Corte. Se trata de nociones intercambiables, ya que el centro de una persona o institución puede ser la periferia para otras. Elliott plantea una pregunta clave: ¿Qué hace posible la cooperación y por qué en ciertos momentos y en ciertos lugares fracasa?

Casey integra, en una segunda propuesta, pero relacionada con la que acabamos de exponer, la historia de la familia dentro de un sistema de relaciones en el que la comunidad y la nación son partes inseparables. Siendo éste un punto de relación, son los lazos de dependencia personal los que atraviesan la línea divisoria entre centro y periferia e impiden el desarrollo de fracturas y rupturas claras entre gobernantes y gobernados; la dialéctica oprimidos/opresores, dueños/súbditos, pierde la fuerza determinante y explicativa que el marxismo le había otorgado como explicación histórica; en definitiva, se trata de conceptos con una fuerte carga territorial y política, pero defendidos y ocupados por individuos que deben sus puestos a los orígenes familiares y a las relaciones clientelares de base y raíz familiar y de patronazgo. Es aquí, por tanto, donde se encuentra el verdadero origen del problema, y lo que explica la verdadera atención de Casey a la familia como institución social, cultural y elemento explicativo no sólo de relaciones familiares sino también de índole política. Nos encontramos ante lazos personales y vínculos sociales como factores claves.17

Otro elemento importantísimo para comprender el trabajo de Jim es su gran versatilidad metodológica y capacidad de manejarse entre distintos tipos de archivos y documentación: desde los de Estado o municipales hasta los parroquiales y notariales. Pero la virtud que le destaca especialmente en el trato y la relación con la documentación, no es sólo por el potencial empírico y la información que proporciona y sabe seleccionar como representativa –lo cuál ya es una notable virtud–, sino por lo que sugiere y permite deducir, sin declararlo abiertamente, y que al cruzarse entre diversas fuentes manejadas enriquece, sobremanera, el análisis histórico.

Es, precisamente, esta vertiente y perspectiva la que le hace insistir a Elliott sobre la atracción de Jim por la antropología social combinada de manera magistral con la historia; por ejemplo, en la concepción de la familia extensa no tanto como institución social y política sino como sistema de valores morales y culturales. Para completar esta visión, hay que subrayar la habilidad de Jim en servirse de la literatura y de la tratadística de la época como soporte informativo. Lo que, finalmente, ofrece un conjunto y un producto que logra captar de manera nítida y con una gran inteligencia y finura los significados, posibilidades y lecturas del análisis histórico. Es en este sentido, en el que Elliott, indica que Jim ha sabido ser un humanista.