Martí de Viciana: Libro tercero de la Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reino

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Martí de Viciana: Libro tercero de la Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reino
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Libro Tercero de la Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reino

fonts històriques valencianeS

9.

Martí de Viciana:

Libro tercero de la Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reino


Edició a cura de

Joan Iborra


2002

fonts històriques valencianeS

Directors de la col.lecció

Antoni Furió i Enric Guinot

© Joan Iborra, 2002

© D’aquesta edició: Universitat de Valencia, 2002

Il·lustració de la coberta: Rafael Marti de Viciana,

Tercera parte de la Crónica de Valencia, Valencia, 1564.

Disseny de la collecció: J.P.

Fotocomposició i maquetació: Publicacions de la Universitat de Valencia

ISBN: 978-84-370-9385-7

Edició digital


||b CENSURA Y LICENCIA DEL SANCTO OFFICIO DE LA INQUISICIÓN DE VALENCIA PARA IMPRIMIRSE Y VENDERSE LA PRESENTE OBRA

Esta tercera parte de la Chrónica de la ciudad y reino de Valencia, hecha por el curioso y verdadero coronista y historiador Martín de Viciana, valenciano, fue vista y essaminada por mí, fray Miguel de Carrança, provincial de los frailes y monjas de la orden de Nuestra Señora del Carmen en los reinos de Aragón, Valencia y Navarra, theólogo y del secreto de la Sancta Inquisición de Valencia. Y como en ella no se contienen heregías ni herrores contra nuestra sancta fe cathólica, ni contra las cerimonias, y ritos, y estatutos y mandamientos de la sancta madre Iglesia Romana, di licencia y facultad para que se imprimiesse y vendiesse sin embargo ninguno, y sin incurrir en las censuras y penas puestas por el Sancto Officio contra los que, sin expresso decreto y facultad suya dada por los diputados y nombrados y assignados por los señores inquisidores, imprimieren o vendieren libros de qualquier facultad que sean. Mayormente siendo este libro uno de los más curiosos y dignos de ser leídos entre los que se han escrito de este insigne reino de Valencia, sacándose en él, a luz y a noticia de los ausentes, muchas y muy principales maravillas y singularidades que en él estavan encubiertas y de muchos ignoradas. Por la qual diligencia y curioso trabajo se debe al auctor premio, y no común, por haver, con esta ocasión, recapitulado todo lo mejor y más digno de alabança que en los reyes christianos y cathólicos de estos reinos se halla, el lustre de los señores, la antigua sangre y prosapia de los cavalleros, las proezas y azañas de sus antipassados, la fidelidad de los generosos y las excelencias y cosas memorables de las ciudades, villas y lugares de este reino. En fe de lo qual hize la presente cédula de mi mano y firmé de mi nombre en nuestro convento del Carmen de Valencia, en seis del mes de setiembre de 1563.

Frater Michael Carrança, Provincialis Carmelitarum

||bv ONOFRE ALMUDÉVAR1 EN ALABANÇAS DE TODA LA CHRÓNICA A MODO DE EPÍLOGO
Soneto

Armas, hechos, linages y edificios,

de muchos aún presentes y passados,

de nuestros y de estraños memorados,

las pazes, dicensiones y bollicios.

Los grados, dignidades, los oficios,

cómo, cuándo y por qué fueron fundados;

los tiempos, las mudanzas, recontados

veréis sin que verdad salga de quicios.

Dexen pues la lición de historia vana,

freqüenten los lectores tal historia

y alaben nuestra patria valenciana.

Laureen al auctor de fama y gloria,

pues la verdad desenterró Viciana

de cosas tanto dignas de memoria.

||c AL REVERENDÍSSIMO Y ILLUSTRÍSSIMO SEÑOR DON FERNANDO DE ARAGÓN,2 MERITÍSSIMO ARÇOBISPO DE ÇARAGOÇA

Desde el tiempo de mi tierna hedad, illustríssimo señor, tuve affición a la lición de la dulce historia, y especialmente a la que trata de las vidas y heroicos hechos de los invencibles reyes del bien afortunado Aragón, de los quales acordé copilar un breve compendio. Y para más hermosearle, les acompañé con las vidas de los ínclitos reyes de Castilla, y de los archiduques y emperadores de la antiquíssima casa de Austria, y de los reyes de Portugal y de los reyes de Francia, para que el lector de juizio delicado tenga que mirar y contrapessar de los unos con los otros. Donde verá que en todo y a todos terná que alabar. Movióme a poner esta suma de reyes en la tercera parte de las cuatro que copilé de la Chrónica de la ciudad de Valencia y de su reino, porque en ella se haze especial mención del patrimonio real. E pues toda ella trata de reyes, al rey, o a sangre muy cercana del rey, se ha e deve consagrar. ¿Quién, pues, del rey embaxo la meresce si no es vuestra señoría, que del rey cathólico don Fernando3 a él sólo huvo un medio, que fue el esclarecido don Alonso de Aragón,4 su hijo y padre de vuestra señoría illustríssima. Ésta, pues, fue la causa que mi obra se apressuró de venir a sus manos, y tanto que, si me detardara, ella de sí mesma caminara para quien fue criada.

Suelen algunos, reverendíssimo señor, criar cavallos y halcones para presentar a sus señores y por esta fe y devoción son por ellos alegremente rescebidos. Aquellos son cavalleros y caçadores, yo entendí en escrivir e componer este libro con la mesma fe e devoción que aquellos tienen, e aun con otro más aliento; porque aquellos offrescen cosas perescederas e yo offresco obra biva y siempre biva. Y con esto tuve atrevimiento de prostarme con mi obra a los pies reverendíssimos de vuestra señoría, con la humildad y obediencia que le devo, pues soy factura e hijo de don Martín de Viciana, el qual, siendo mayordomo de su casa, por defender la real sangre de vuestra señoría y amparar sus criados, en la iglesia de Alcañiz, celebrándose la missa en la fiesta de la Assención de Cristo Jesu, año de 1522, fue muerto por los comuneros alterados, sin tener la culpa que causó mossén Díez, al qual, después que fue sossegada la sedición popular, le mandó sepultar en un túmulo que le mandó labrar en la iglesia del castillo. Pues hijo de padre que talmente sirvió a su señor, ni puedo ni devo degenerar. Y, pues, no tengo al cabo de mis cansados días otra cosa que offrecer sino es este poquito don, aquél offresco a vuestra señoría illustríssima, suplicándole que le resciba como el Magno Alexandro la escudilla del azeite del pobre egipcio rescibió. E nuestro señor Dios su vida con muy felices días acresciente, como sus servidores y criados por su merescimiento le desseamos.

De Valencia, a vi de setiembre de 1563.

De vuestra illustríssima y reverendíssima señoría, el servidor que sus pies besa.

Martín de Viciana

||cv EX VETUSTATE NOVUM COMIENÇA EL LIBRO TERCERO DE LA CHRÓNICADE LA ÍNCLITA Y CORONADA CIUDAD DE VALENCIAY DE SU DELEITOSO REINO. COPILADA POR MARTÍN DE VICIANA, NATURAL DE LA VILLA DE BURIANA DEL MISMO REINO
Prólogo del auctor de la chrónica en comendación y ALABANÇA DE LA ESCRIPTURA HISTÓRICA Y DE LOS PROVECHOS QUE SE SIGUEN DE LA LICIÓN DELLA

Desde mi infancia naturaleza me convidó a leer y entender en libros de aprovados scriptores, e vine por ello a afficionarme a la historia, de la qual propuse tratar y hazer otra con la qual pudiesse a todos aprovechar, por la gracia que le cabe entre las escripturas, que siempre es la más preciada y alabada de los sabios y grandes hombres. El philósofo5 afirma ser muy provechosa para los senados, y esto entendió el emperador Severo, porque en el tratar de altos negocios siempre los consultava con los varones leídos en las historias antiguas. Cicerón, tratando de la Historia, la llama testigo de los tiempos, luz de la verdad, maestra de la vida, vida de la memoria, mensajera de la antigüedad. Otros la llaman fundamento de la verdad, otros imagen de la humana vida.

Que sea la Historia lumbre y luz de la verdad y testimonio de las hedades y siglos, bien se puede afirmar, pues ella conserva, guarda y haze que bivan y se sostengan en la memoria de los hombres las cosas que el tiempo consume y deshaze. Y en tal manera nos representa las cosas passadas, que nos las da a entender como si las vemos y las alcansamos en su ser. Salomón encaresse y alaban todos los sabios y, naturalmente, todos dessean perpetuar su memoria y nombre. ¿Cómo se haría esto —me responde— si no fuera por la Historia? Ciertamente fuera como viento que passa y detener no le podemos. ¿Qué memoria tuviéramos de los grandes hechos en España acontescidos, de la población de ella, de los notables suscessos, de los illustres varones y de sus excelentes asañas si ella faltara de enmedio? Todo lo passado fuera un sueño que, despertados dél, no lo sabríamos contar. Y de esta manera los passados serían privados de su loor y fama e los que hoy somos no terníamos retratos a quien imitar, como Themístocles se incitó por los tropheos de Melcíades y Alexandro Magno, por la historia de Homero quiso seguir a Achilles, y Julio César a Alexandro Magno.Y assí otros a otros imitaron e grandes hazañas hizieron.

 

¿Quién á conservado las vidas y martirios, e santos exemplos de los apóstoles y mártires, y la mayor parte de nuestra sancta ley sino es la Historia? Ella es el fundamento sobre que carga todo el otro edificio. ¿Qué cosa es el sancto Evangelio sino historia e cuento verdadero? Pues bolviendo a la policía e conversación humana, ¿qué fuera de ella si las chrónicas y memoria de las cosas passadas faltara? La nobleza, antigüedad de linages, la possessión y el derecho de las cosas, las orígines de las gentes, de los reinos; ni pueblos ni leyes para governallos no se hallarán, antes en todo huviera desorden y confución, como vemos ||d que la ay en todas las gentes que carescen della.

También es la Historia maestra y enseñadora de la vida, porque da a los moços prudencia de ancianos y los haze esperimentados sin tener experiencia, y su falta haze, a los viejos, parescer moços e imprudentes. Y por ende dixo Cicerón: «No saber el hombre lo que passó antes que nasciesse, es ser siempre niño». De manera que la historia haze a los hombres sabios, y prudentes y avisados, porque con exemplos y muestras de las cosas passadas da aviso y regla para determinar las presentes, y aun las por venir; porque entendido el principio y medio, conoscen que irán a parar donde pararon los otros que las tuvieron semejantes; porque, según dize Salomón: «No ay cosa nueva debaxo del sol, y todo lo que es ha sido, y lo que ha de ser será como lo passado».6 Claro está que el hombre leído en la Historia mucha parte de los sucessos entenderá, por los principios y medios que les verá a las cosas y hechos que le acaescerán.

La Historia es común a todos, porque los reyes y príncipes hallan a quien imitar y con quien compitan en virtudes y excelencias; y el capitán, avisos, y ardides y actos de esfuerço y fortaleza de que se aproveche y use; los governadores y magistrados, leyes e costumbres e maneras de governar que tengan por dechado. En fin, para todos los hombres en la Historia hay exemplos e reglas de bien bivir y para se guardar de lo contrario. Las otras artes y sciencias cada una tiene un blanco e fin a que se encamina. La Historia todo lo comprehende y es prática y exemplo de los efectos de las otras. La Historia no tiene los interesses de las otras sciencias porque por sí sola se sigue. No se pretiende en ella otro premio sino saber; sola ella puede bivir sin las otras e ninguna de las otras sin ella, y ella á sido guarda e conservación de todas. De manera que, bien considerado todo lo escripto, podemos dezir qué es Historia, pues para memoria e guarda se escrive. Otra excellencia tiene la Historia más que las otras escripturas, que las otras no todas agradan a todos hombres, pero la Historia a todos ingenios es aplazible y graciosa. En algún tiempo fueron echados de Roma los philósofos, en otro los retóricos, en otro los médicos, en otro los mathemáticos y astrólogos, pero las historias y annales de los tiempos passados nunca ha havido ni ay quien no las haya amado e desseado y tenido en mucho los auctores dellas.

Los bienes y excellencias de la Historia son tantas que, pues son cosas sin cabo, quiero dexar el cuento dellas. Baste para muestra de lo mucho que ay que dezir lo poco que tengo dicho. Por todo lo qual fui induzido a scrivir esta historia, e no común, sino de reyes y grandes príncipes, reduziendo todo lo bueno de ellos a compendio, dexando la prolixidad fastidiosa y seca brevedad, en la qual se haze incidentemente memoria de muchas e muy notables cosas. Bien veo que el atrevimiento á sido grande, pero tengo el affecto y desseo por loable, por traher tantas cosas loables de los reyes que hasta hoy no se hallan en un volumen ni aun en muchos, e de todas las ciudades, castillos, villas e lugares que el cathólico rey e señor nuestro, don Phelippe de Austria,7 en este su reino de Valencia por su patrimonio real possee, lo que hasta hoy por ningún otro á sido escrito. E pues soy el primero que este trabajo he tomado aunque huviera muchos que muy mejor lo pudieran hazer, pues no lo hizieron, me contentaré con Plinio en lo que dize que la Historia como quiera que se escribe agrada, por causa de la natural inclinación que tienen los hombres a saber cosas nuevas. E ya que yo no pueda vestir mi historia de otra hermosura, trabajaré cierto, y assí lo prometo, de escrivir verdades, contentándome con lo que acerca de Cicerón dize Catullo que «no es menester ser orador para escrivir historia, que basta no ser mentiroso». Y en persona de Anthonio ||dv dize el mismo Cicerón que assí escrivieron los griegos al principio, solos annales desnudos, e assí Marco Catón y Pisón y otros historiadores romanos. Y por ende escriviré yo según la flaqueza de mi ingenio e la humildad e llanesa que mi estilo y pudiere alcançar. Con lo qual a los lectores ruego se contenten, pues no se les da sino verdad con claridad recontada.

Las faltas que en todo huviere, christianamente les pido sufran en paciencia, porque si serán muchas, pueden ser en una de dos maneras. La una se puede atribuir al impressor, porque puso una letra por otra, o dexó dictión o erró en el número, porque todo esto fácil es donde concurren tantos millares de cuentos de caracteres e minutos e, por ende el benigno lector le perdonará y en su libro lo corregirá, conforme a la corrección que a la fin de este libro assentaremos de las partes erradas. La segunda falta será mía e aquella en una de dos maneras: o en la lengua (que por ser yo valenciano no escriviré tan polido castellano qual se habla en Toledo, e quanto en esto merezco perdón, porque la lengua castellana es diferente entre sí por tener los reinos diversos e espaciosos. E si no scrivo toledano, a lo menos escrivo en todo castellano, e harto mejor que no fueron scriptos los antiguos libros propios castellanos, y el lector que en esto se parare a reprehenderme será como los judíos por quien se dixo: Litera occidit, spiritus autem vivificat;8 no se detenga pues, yo se lo ruego, el benigno lector en estas menudencias, que por advertir en ellas se desadvertirá de lo que más importa saber y entender de la Historia); y la otra falta podría ser en la sentencia o narración.

Y pues desde aquí confiesso ser el menor de los escriptores, yo les ruego que en pago de lo que he trabajado en les dar halgo que les agrade, e no haya sabido, me quieran en particular avisar de mis descuidos, que no pueden ser sino muchos para que me enmiende de ellos, que yo prometo de lo hazer y agradescer al que me hiziere este beneficio. Vale.

||ev AL ILLUSTRÍSSIMO Y REVERENDÍSSIMO SEÑOR DON FERNANDO DE ARAGÓN, DIGNÍSSIMO ARÇOBISPO DE çARAGOçAY DEL CONSEJO DEL REY, NUESTRO SEÑOR. ONOFRE ALMUDÉVAR, EN COMENDACIÓN DEL AUCTOR Y SU OBRA
Soneto

De reyes de Aragón la sacra historia

eternamente ya canonizada,

aunque nunca de olvido fue enterrada,

aquí se nos reduze a la memoria.

Sus hechos memorables, fama y gloria,

dónde podrán hallar mejor posada

que ésta que por Viciana les fue dada,

que es vuestra celcitud tanto notoria.

A vós, presul divino, se consagra

la clara luz de vuestros genitores,

que dalla a qualquier otro fuera engaño.

Señalad, gran pastor, con vuestra almagra

l’autor, que es vuestra oveja, con favores,

pues tierna se crió en vuestro rebaño.

Síguese la obra.

TERCERA PARTE


LIBRO TERCERO DE LA CHRÓNICA DE LA ÍNCLITA Y CORONADA CIUDAD DE VALENCIA Y DE SU REINO.

Copilada por Martín de Viciana,

natural de la villa de Buriana, del mismo reino,

dedicado al muy illustre don Giner Rabaça de Perillós,

señor del castillo de Madrona y varonía de Dos Aguas,

por estilo moderno y muy verdadero.

Impressa con licencia de la Sancta Inquisición,

Año de mdlxiiii.

Con privilegio real, según se contiene en la primera parte desta chrónica.

||g AL MUY ILLUSTRE SEÑOR DON GINER RABAÇA DE PERILLÓS, SEÑOR DEL CASTILLO DE MADRONA Y DE LA VARONÍA DE DOS AGUAS9

A la hora que me mandó vuestra merced que le comunicasse la tercera parte de la chrónica que compuse de Valencia, en la qual se trata de los reyes y del patrimonio que posseen en este reino, conoscí la grande affición que tiene al servicio de su magestad e, por ende acordé servirle con ella, y no sólo por el mucho desseo que tengo de le servir, mas aun moviendo y convidándome las heroicas virtudes de vuestros illustríssimos progenitores, según muchos aprovados historiadores por testimonio nos las dexaron, parte de las quales luego recontaremos. E pues son tales y tantas que a los estraños combidan a que alaben a los que las hizieron, a mí me obligan a amaros y serviros, pues sois factura de aquellos, y hazerme de veras vuestro servidor, por ende le soplico, muy illustre señor, que resciba este libro como a cosa suya y por él desseada, y permita que con el título de su nombre y armas insignes se publique por esta ciudad y reino. Y por ello todos los del reino le ternán mucho que agradescer, por haver sido el medio que este libro se les comunique y salga en plaça común. E pues se tiene por verdad, según los sabios afirman, que las obras y exercicios del entendimiento hazen ventaja a las que son corporales, razón es que en esta parte, vuestra merced le tenga de mí por tan servido como de los que ordinariamente residen en su casa y servicio. De manera que, pues tantas causas y motivos ay para ello, bien quedaré yo confiado que me hará la merced que le soplico y será, entera, a satisfacción y paga de mi servicio. De que me queda cierta esperança, confirmada con la esperiencia, que de la bondad, saber, prudencia y liberalidad de vuestra merced se tiene hasta agora, cuya muy illustre persona nuestro señor Dios guarde y su estado acresciente.

De Valencia, a cinco de noviembre año de 1563.

De vuestra merced muy servidor y criado.

Martín de Viciana

||1 DEL ORIGEN DE LA CASA DE PERILLÓS

Poco antes, en el prólogo desta tercera parte, prometí tratar de la muy illustre familia de Perillós, de la qual es el principal y cabeça don Giner Rabaça y de Perillós, antes nombrado don Remón de Perillós. E por ende se ha de advertir que este apellido de Perillós fue corrompido por los vulgares que le nombran Perellós, y en Cataluña le nombran Parallós, empero en Francia, de donde es su origen, se nombraron de Bertrán y de Perillós.

Esta casa de Perillós, de quien es nuestra historia, procede de la notable y principal casa de Torsón, conde de Toloza. Este conde de Torsón fue muy valeroso cavallero y príncipe muy señalado, de quien procedió el conde don Beltrán, que fue en la guerra de ultramar, donde ganó gran prez y famoso nombre en la conquista de la Tierra Sancta. Los condes de Toloza de la casa de Beltrán, según tenemos entendido por una genealogía muy antigua de los condes que fueron de Tolosa, de Torsón fue el primero en tiempo del emperador Carlo Magno, por los años de 770, el qual, después de haverse sojuzgado la Aquitania por el rey Pepino, su padre, que venció al duque Gaifredo, ordenó nueve condes en aquella provincia del linage de los francos, que fueron estos que se siguen: Himberto, conde de Besés; Albón, conde de Puitiers; Rogiero, conde de Lemosins; Guido, conde de Perigord; Iterio, conde de Albernia; Buló, conde de Valois; Anón, conde de Albi; Seguino, conde de Burdeus y Torsón, conde de Toloza. Y a estos puso el emperador Carlo Magno debaxo la obediencia y dominio de don // Luis, su hijo, rey de Francia. A este Torsón succedieron Isauredo, Bertrán, Guillelmo, Remón de San Gil, Guillem Tallaferro, Ponce, Aymerico y don Remón el segundo, padre deste don Beltrán, cuya memoria fue muy illustre y celebrada en la empresa de la Tierra Sancta, porque se halló en el combate de las ciudades de Antiochía y de Hierusalem y puso cerco contra la ciudad de Trípol de Suria, en el qual murió año de 1101.10

 

Este conde don Remón11 casó con doña Elvira, hija del rey don Alonso el sexto de Castilla y León,12 que ganó la ciudad de Toledo, y huvo a este don Beltrán, que continuó la empresa de la Tierra Sancta. Y navegó con 70 galeras de genoveses a Suria, y con ayuda del rey de Hierusalem ganó a Trípol, y succedió a su padre en el estado que conquistaron en Asia y fue señor de Trípol. Tuvo otro hijo el conde don Remón que nasció en Asia, que llamaron don Alonso Jordán, porque fue baptizado en el Jordán, según escribe el arçobispo don Rodrigo, el qual después succedió en el condado de Toloza y de Sant Gil.13 Este conde don Beltrán se vio en Barbastro por el mes de mayo año 1116 con el emperador don Alonso,14 y por el deudo y amistad que havía entre los reyes de Aragón y los condes de Toloza, por haver casado el conde con doña Hermesenda, infanta de Aragón,15 le recibió bien. Y por quanto Guillem, conde de Puitiers, que descendía por parte de madre de los condes de Toloza, se le havía alsado con el estado, siendo él ausente en la guerra de ultramar, se hizo vassallo del rey de Aragón y se puso so su señorío, con el condado de Toloza y ciudad de Narbona, con todo el Narbonés, el condado de Besés, el Agadés, Cahors, Albi, Carcasona. Y trataron ||1v todo lo demás que convino al conde, porque el emperador le regonoscía por su deudo y amigo.16

Deste conde don Beltrán procedió un hijo llamado don Beltrán y éste se vino en la tierra de Cahors, en un pueblo nombrado Perillac. Y aquí se assentó y tuvo casa muy principal, de quien decendieron hijos y nietos. Y a la casa pusieron los vulgares appellido de Beltrán, por la valor y nobleza de los señores della. Esta casa fue muy señalada en aquellos años y en muchos otros después. El asiento desta casa es en el obispado de Cohors, en la ribera del río de Ordoña. Este río divide las tierras del Carsinac de las tierras del Perigordí. Este río anda entre montes, por barrancos hondos, y la ribera es ventosa, como lo son otras riberas; y en algunas partes del río, por causa de su hondura, hay puentes para que le puedan los caminantes passar. Acaesció jornada que don Remón de Bertrán, cavallero de la casa he linage de Bertrán, principal en aquel partido, caminava para passar por una puente alta y algo peligroso, assí por su altitud como por ser muy angosta y ventosa; e a la hora, por el contrario camino venía otro cavallero con quien el don Remón de Bertrán tenía antiguas enemistades; quiso ventura de encontrarse en la puente, donde tiraron de sus espadas, e como el don Remón era varón de mucha fuerça y destreza, derribó a su contrario en el suelo y de allí en el río. Y aun de la pelea que se travó entre los criados de los cavalleros, el don Remón de Bertrán llevó lo mejor de la jornada. De donde se recrecieron bandos muy reñidos en aquella tierra. E los pueblos de Perillac empeçaron a nombrarle don Remón Bertrán de Perillós, por la puente del peligro que antes diximos.17

Este don Remón Bertrán y por su hazaña nombrado de Perillós, tenía otro hermano, que tomó appellido de Bertrán de Claquí, que se fuera a las guerras // del rey de Francia contra el rey de Inglaterra, en la tierra de Gales.18 E porque también havía guerras en España, acordó el don Remón de venir en España para provar su ventura y ganar fama. Y truxo consigo a don Francisco de Bertrán, hermano menor y moço de poca hedad, de juizio muy avisado y suelto de su persona. Y andando por sus jornadas llegaron los dos hermanos, Remón y Francisco, en el principado de Cataluña, casi por los años de mil trezientos y doze, donde el rey de Aragón les rescibió amorosamente, porque el don Remón era cavallero hermoso de rostro y de conversación apazible.19 Y junto con esto era varón esforçado y valeroso; y como fuera cevado en la hazaña de la puente y en otras muchas, teníase en lo que era, y el rey le consideró por tal y le honró mucho.

Andando los tiempos, según recitan los choronistas de Aragón,20 acaesció que en el año del nascimiento de Christo Jesu, de mil trezientos y veinteidós, el don Remón Bertrán de Perillós tuvo ciertas diferencias y bandos con don Guillem de Canet, varón muy principal y de valor, heredado en el condado de Rossellón. Y por este bando y parcelidades crescidas, se alteró toda aquella tierra de Rosellón, en tanta manera que fue necessario que los sereníssimos reyes, don Jaime de Aragón,21 que tenía por muy servidor al don Remón Beltrán de Perillós y le desseaba grandemente favorescer por ser tan prudente, valeroso y diestro, y don Sancho de Mallorca,22 que era señor de los condados de Rosellón y Cerdaña, e veía que su tierra se le perdía por los escándalos, muertes y desatientos que se recrescieron, porque la parte de don Remón Beltrán de Perillós fue muy reforçada dentro pocos días de cavalleros de la casa del conde de Tolosa, que le acudieron en poner la mano e pacificarles. Y para esto, los dos reyes procuraron los medios que más ||2 convenientes hallaron a la honor de ambos cavalleros e les hizieron amigos. Y hecha la paz de aquellos, los cavalleros, deudos y amigos del don Remón Bertrán de Perillós que de Francia a su valença vinieron, de aquél se despidieron para bolverse a sus tierras. Entonces, el don Remón de Perillós se hizo vassallo y cavallero del rey de Aragón y se ofresció servirle en la guerra que se amanava contra la isla de Cerdeña. E assí, año de mil trezientos veinteitrés, passó con el rey con poderoso exército contra Cerdeña, donde el don Remón mostró sus hechos de cavallería.Y el rey de cada ida conoscía más la valor de su persona.

Suscedió que el rey don Pedro de Aragón movió guerra contra el rey don Jaime de Mallorca y le quitó el reino de Mallorca y los condados de Rosellón y Cerdaña. Y en estas jornadas le sirvieron muy bien el don Remón de Perillós y su hermano, don Francisco de Perillós.23 En este tiempo era capitán y consejero del rey un cavallero nombrado don Bernaldo de Cabrera, al qual el rey mucho respectava y en todo seguía su parescer, según lo recita Thomich, historiador de Cataluña.24 Estos dos hermanos de Perillós eran muy amigos del don Bernaldo de Cabrera e, por ende, teniendo necessidad el rey don Pedro de Aragón de embiar embaxada al rey de Inglaterra para tratar entre los reyes confederación y amistad, fue embaxador della el don Remón de Perillós casi por los años de mil trezientos y cincuenta, de la qual legación bien negociada el rey fue muy servido, y se lo gratificó muy bien.25 E como el don Remón ya por su hedad y cansado de trabajos de las armas y guerras, propuso reposar su persona, el rey le tenía por su consejero, porque siempre fue persona de prudencia y esperiencia. Y assí acabó sus días en servicio del rey. //

El rey don Pedro de Aragón, según escribe Thomic, embió por embaxador su camarero don Francisco de Perillós a Tolosa para firmar con el duque de Anjou cierta capitulación de amistad, confederación y liga. E que bolviendo el don Francisco de Perillós de Tolosa, halló al rey, su señor, en el camino a la fuente de la Losa de Almenara, e le hizo relación al rey de lo que en su legación hiziera. De que tomó tanto contentamiento el rey, que le hizo merced de Roda en Cataluña, con título de vesconde de Roda.26 Aquí solía estar la sede episcopal hasta el año de mil ochenta y uno, y de Roda fue passada a la ciudad de Lérida, en la qual hasta hoy es cabeça del obispado.27 Otrosí, el rey le hizo merced de Épila, en Aragón, con sus aldeas.

Fue este cavallero don Francisco de Perillós muy general persona, assí en cosas de paz como de guerra y, por ende el rey don Pedro tantas vezes y en tan arduos negocios se amparó dél, y fueron estos que, año de mil trezientos y cincuenta quatro, el rey le hizo su mayordomo y del su consejo, y luego después le embió a Francia para tratar con el christianíssimo rey de Francia cierta confederación y liga e matrimonio, entre don Luis, duque de Anjou, hijo segundo del rey de Francia, con doña Juana, hija segunda del rey de Aragón. E después, por henero del año de mil trezientos cincuenta y cinco, bolvió otra vez en Francia el don Francisco de Perillós, para tratar matrimonios del excellente infante don Juan, duque de Girona, con alguna de las hijas del rey de Francia; e de doña Euphemia, hermana de la reina de Aragón, con el conde de Alansón; e de las infantas doña Blanca e doña Yolante con algunos grandes de la casa de Francia; e de la infanta doña Isabel, hija del rey de Mallorca, con el hijo del conde de Armañach. E por el buen negociar del embaxador, resultó paz y amistad entre los dos reyes.28 ||2v

E después, por fallescimiento del rey don Juan de Francia,29 suscediéndole el rey don Carlos,30 embió el rey don Pedro de Aragón a don Francisco de Perillós, su camarero, para confirmar la paz y amistad que tenía con la casa de Francia. E, año de mil trezientos cincuenta y quatro, el juez de Arborea, persona de grande estado e importancia en la isla de Cerdeña, juntamente con los de aquel reino, se rebeló contra el rey don Pedro de Aragón. E, por ende el rey huvo de passar en Cerdeña con exército y flota de galeras y navíos, y llevó consigo al don Francisco de Perillós. Ya que fueron en tierra, con la industria y amonestaciones del don Francisco, se assentaron los negocios de la isla y del juez de Arborea, de tal manera que todos se rendieron al rey y prestaron la obediencia que devían al rey. De lo qual el rey no poco se tuvo por servido de su camarero y mayordomo don Francisco de Perillós.31