Libia y Túnez

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Libia y Túnez




Libia y Túnez: el accidentado camino hacia el Estado de derecho



Resumen



La autora hace una aproximación conceptual al Estado de derecho de Túnez y Libia y a sus elementos esenciales, después de la caída de los dictadores Ben Ali y Muamar Gadafi, respectivamente, en el contexto de la Primavera Árabe, desde la perspectiva teórica del constructivismo y la sociología del poder, de manera que desarrolla un estudio que visibiliza la construcción de relaciones de poder que determinan el sistema, y viceversa. A su vez, analiza las variables: terrorismo, intervencionismo extranjero y polarización política, como las que han impactado los procesos de los dos países de estudio. Sin lugar a duda, Túnez ha transitado un camino diametralmente diferente al de Libia; pero esto no significa que estructuralmente haya subsanado las fallas que en primer lugar llevaron a la Revolución de los Jazmines. Por parte, el panorama de Libia es sombrío, pues allí se disputan el monopolio del poder diversas facciones apoyadas por actores regionales y extra regionales, los cuales, desde sus intereses particulares (geopolíticos, económicos, energéticos, etc.), han contribuido a la prolongación y a la profundización de una guerra civil que ha producido docenas de muertes y refugiados.



Palabras clave: Estado de derecho, terrorismo, intervencionismo, polarización, Primavera Árabe, Libia, Túnez.



Libya and Tunisia: The Bumpy Road to the Rule of Law



Abstract



The author offers a conceptual approach to the rule of law in Tunisia and Libya and its essential elements, after the fall of dictators Ben Ali and Muammar Gaddafi, respectively, in the context of the Arab Spring, from the theoretical perspective of constructivism and the sociology of power, in order to develop a study that makes visible the construction of power relations that determine the system, and vice versa. Similarly, it analyzes variables like terrorism, foreign interventionism, and political polarization, as factors that have impacted these processes in the two study countries. Without a doubt, Tunisia has taken a diametrically different path from Libya, but this does not mean that it has structurally repaired the faults that led to the Jasmine Revolution in the first place. On the other hand, the outlook for Libya is bleak, since various factions are disputing the monopoly of power, supported by regional and extra-regional actors who, following their particular (geopolitical, economic, energy, etc.) interests, have contributed to the prolongation and deepening of a civil war that has produced dozens of deaths and refugees.



Keywords: rule of law, terrorism, interventionism, polarization, Arab Spring, Libya, Tunisia.



Citación sugerida / Suggested citation



Flórez Cáceres, Mónica. (2021). Libia y Túnez: el accidentado camino hacia el Estado de derecho. Editorial Universidad del Rosario.





https://doi.org/10.12804/urosario9789587846218






Libia y Túnez:



el accidentado camino hacia el Estado de derecho



Mónica Flórez Cáceres




Flórez Cáceres, Mónica



Libia y Túnez: el accidentado camino hacia el Estado de derecho / Mónica Flórez Cáceres. – Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2021.



Incluye referencias bibliográficas.



1. Estado de derecho – Libia – Túnez. 2. Libia – Política y gobierno. 3. Túnez – Política y gobierno. 4. Libia – Relaciones internacionales. 5. Túnez – Relaciones internacionales. I. Flórez Cáceres, Mónica. II. Universidad del Rosario. III. Título.








          320.1





          SCDD 20








Catalogación en la fuente – Universidad del Rosario. CRAI








          DJGR





          Enero 27 de 2021








Hecho el depósito legal que marca el Decreto 460 de 1995













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          © Mónica Flórez Cáceres









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          Teléfono: 2970200 Ext. 3112



editorial.urosario.edu.co







          Primera edición: Bogotá, D. C., 2021


          ISBN: 978-958-784-620-1 (impreso)

          ISBN: 978-958-784-621-8 (ePub)

          ISBN: 978-958-784-622-5 (pdf)

          https://doi.org/10.12804/urosario9789587846218


          Coordinación editorial:  Editorial Universidad del Rosario

          Corrección de estilo: Ella Suárez

          Diseño de cubierta: Luz Arango y César Yepes

          Diagramación: Martha Echeverry

          Conversión ePub: Lápiz Blanco S.A.S.


          Hecho en ColombiaMade in Colombia








Los conceptos y opiniones de esta obra son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no comprometen a la Universidad ni sus políticas institucionales.



El contenido de este libro fue sometido al proceso de evaluación de pares, para garantizar los altos estándares académicos. Para conocer las políticas completas visitar: editorial.urosario.edu.co



Todos los derechos reservados. Esta obra no puede ser reproducida sin el permiso previo escrito de la Editorial Universidad del Rosario.




Autora



Mónica Flórez Cáceres



Profesional en Relaciones Internacionales y Estudios Políticos, especialista en comercio internacional, magister en acción política, fortalecimiento institucional y participación ciudadana en el Estado de Derecho de la Universidad Francisco de Vitoria (España). Ha publicado artículos como «El complejo conflictual del Líbano» o «Libia: un tablero geoestratégico que falló como Estado». Se desempeña como docente universitaria en la Universidad Militar Nueva Granada en las cátedras de negociación y resolución de conflictos y seminario de África y Asia. Es investigadora y analista internacional del Centro de Estudios en Seguridad y Paz.





Contenido



Lista de figuras





Introducción







Capítulo 1. El Estado como construcción de relaciones de poder







Capítulo 2. Qué se entiende por Estado de derecho







Capítulo 3. Primavera Árabe







Capítulo 4. Construcción del Estado después de la Primavera Árabe







Capítulo 5. Constricciones al Estado de derecho en Túnez y Libia







Capítulo 6. Análisis comparado del Estado de derecho en Túnez y Libia







Conclusiones







Bibliografía








Lista de figuras







Figura 1. Histórico de la tasa de desempleo en Túnez







Figura 2. Evolución del producto interno bruto (PIB) de Túnez







Figura 3. Evolución del Índice de Desarrollo Humano







Figura 4. Estado de derecho en Túnez







Figura 5. Control de la corrupción







Figura 6. Índice de Eficacia Gubernamental de Túnez







Figura 7. Evolución del PIB de Libia







Figura 8. Evolución del desempleo en Libia







Figura 9. Índice de Estado de derecho







Figura 10. Control de la corrupción en Libia







Figura 11. Efectividad gubernamental en Libia







Figura 12. Terrorismo en Túnez







Figura 13. Grupos terroristas en Libia







Figura 14. Áreas de control en Libia (abril de 2020)







Figura 15. Áreas de control en Libia (junio de 2020)



 




Agradezco a Dios y a la Virgen,

por permitirme seguir creciendo y

aprendiendo; a mi familia y amigos

más cercanos, por su apoyo incondicional

y su paciencia durante estos meses.

Especialmente agradezco a mi hermana,

y a mi mamá, porque sin ellas este

proyecto no habría sido posible.







Introducción





La Primavera Árabe supuso el inicio de una transición de régimen político con un profundo impacto, no solo en el escenario político, sino en el económico y social de varios países del Magreb

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 y Medio Oriente, que aclamaban el fin de los regímenes posicionados por más de cuarenta años. No obstante, tras casi nueve años del estallido de las revoluciones, estos países aún no han logrado completar la estructuración de un Estado de derecho, a lo que se suma la incidencia de los grupos terroristas islámicos con presencia en la zona, la intervención de potencias extranjeras y la polarización de la sociedad.



El contexto del fenómeno es el natural de las sociedades árabes desde hace más de dos siglos, tiempo durante el cual no han podido resolver la tensión entre la premodernidad y la modernidad, en la que siempre se lucha por una emancipación que nunca llega y que afecta sus dinámicas internas, sus procesos históricos y su camino a la madurez por factores y actores ajenos a su realidad particular (Bárcenas, 2011).



La premura de la sociedad en África y Medio Oriente por alcanzar la equidad y mejores condiciones de vida los llevó a levantarse contra los gobiernos despóticos como forma de reorganizar la sociedad y cambiar el estatus de las élites que tomaron el poder desde la independencia de varios de estos países. No obstante, ese reordenamiento del poder nunca se dio y derivó en graves crisis que persisten en la actualidad y que se analizan en el presente libro; enfocándose particularmente en una comparación entre dos países del norte de África: Túnez y Libia, centrada en el impacto de tres categorías de análisis en los procesos de construcción de Estado en la pos-Primavera Árabe: intervencionismo extranjero, polarización política y terrorismo islámico.



Es menester precisar de dónde sale la idea de la construcción de un Estado de derecho. Si bien no se presta como un modelo imperativo para todos los países del mundo, la búsqueda de un modelo de organización político, social y económico ha sido un objetivo constante para la humanidad. En ese sentido, la diversidad de regímenes y estructuras ha sido una realidad; sin embargo, desde la práctica, pocos modelos han resultado ser efectivos para garantizar la paz y la manifestación de las aspiraciones más básicas de la población en general, como la supervivencia física y condiciones mínimas de vida digna. En continentes como el africano, la historia no los ha conducido precisamente por una senda de libertad democrática y reivindicación de los derechos de todo el pueblo, indistintamente de su etnia, lengua o religión. Un pasado lleno de aportes a la humanidad —por ejemplo, los de grandes civilizaciones como la egipcia— también tuvo sombras, como el establecimiento de jerarquías con subordinaciones implacables y escasas posibilidades de ascenso político o social.



Del mismo modo, la llegada de imperios como el otomano y la división del continente con la partición colonialista de la Conferencia de Berlín de 1885 establecieron precedentes indiscutibles para la organización política y social de la región del Medio Oriente y el norte de África (mena, por sus siglas en inglés) y, específicamente, para Túnez y Libia, países donde se reforzaba la idea de la concentración del poder en un líder o una élite autoritaria.



Así, el despertar de conciencia producido por las guerras mundiales y la participación de casi un millón de soldados africanos, a título de sus colonizadores, expandieron las ideas de libertad, democracia e imperio de la ley en ese continente (Muñoz, 2011). De este modo, comenzaron a proliferar movimientos nacionalistas que buscaban sacudirse del yugo colonialista para poder determinarse libremente, tal y como el régimen internacional lo promovía. Los catorce puntos de Wilson, la Carta del Atlántico de 1941 y la Carta de San Francisco de 1945, como génesis de la Organización de las Naciones Unidas, tenían en común la promoción de la independencia y la libre determinación de los pueblos.



Este contexto internacional favorable parecía ser la luz del inicio de la construcción de Estados libres y viables, donde las ideas europeas mismas sobre democracia y derechos individuales buscaban adaptarse a los contextos particulares de los países recientemente independizados en África y Asia. Empero, antes que darse una transición adecuada hacia ello, el poder fue entregado a familias y oligarquías que concentraban, incluso hasta el día de hoy, el poder en detrimento de las comunidades para las que gobiernan, como cleptocracias, lo que produjo olas de resentimiento y explosión social, como las sucedidas en la denominada Primavera Árabe.



Este proceso de alzamiento de la sociedad inició en Túnez, cuando el 17 de diciembre de 2010 Mohamed Bouazizi se prendió fuego en forma de protesta por las normas represivas del régimen de Zine El Abidine Ben Ali, quien dejó el poder en enero siguiente, tal y como sucedió en otros países (salvo casos excepcionales como Siria), donde buscaban una transición hacia las democracias, pero que hoy se encuentran sumidos en la inestabilidad.



El levantamiento de 2011, en Túnez, fue bautizado como la Revolución de los Jazmines

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 y se ha considerado uno de los pocos o, si bien, el único caso de éxito de las protestas enmarcadas dentro de la Primavera Árabe, pues desde ello se adoptaron medidas para mejorar las condiciones de los derechos humanos y para generar un nuevo marco constitucional e institucional para el país. Sin embargo, la situación es aún muy delicada y se teme que, bajo las medidas de emergencia decretadas desde el estallido de la revolución, las autoridades estuviesen abusando del poder (Amnistía Internacional, 2016).



Este alzamiento contagió rápidamente a su vecino: Libia, un caso que con el paso del tiempo ha llamado más la atención de la opinión pública mundial, por la profundización de la guerra civil que enfrenta a dos gobiernos —esencialmente— por el control total del país, a lo que se suma la presencia de grupos terroristas y la intervención de intereses de potencias regionales y extrarregionales que tienen colapsado al rico país petrolero.



Así, Libia, en contraste con los logros de Túnez, no ha mostrado los más mínimos avances en la construcción de un régimen que proteja los derechos humanos y los principios democráticos básicos; todo lo contario, la persistencia de la polarización política, la violencia como herramienta primaria y, como se anotaba, la incidencia del terrorismo islámico ha marcado el proceso de reconstrucción de este país como un Estado viable, asunto que es el centro gravitacional del presente libro.



Así, se tiene que los gobiernos de transición ideados desde la caída del régimen de Gadafi, el Gobierno del Acuerdo Nacional, liderado por Fayez el Serraj, y el Gobierno de facto que busca legitimar el general Haftar, han sido incapaces de controlar la proliferación de grupos milicianos anti-Gadafi y pro-Gadafi, quienes cometen graves crímenes que quedan en la impunidad. De esta manera, el país se ha sumergido en una profunda división, y desde 2014 se ha desarrollado este nuevo conflicto armado que preocupa a la Unión Europea y a los vecinos del país magrebí (Amnistía Internacional, 2016).



Entonces, aunque Túnez y Libia son países que difieren incluso en las características de su territorio, comparten rasgos históricos que han marcado la construcción de sus sociedades. Específicamente, el proceso de la revolución y caída de los regímenes tradicionales en ambos países ha establecido un punto de partida que permite observar qué factores intervinieron para que Túnez fuese un caso de éxito moderado y Libia esté sumida en un conflicto armado que colapsó a uno de los países más ricos del norte de África, asuntos que se desarrollan a lo largo del texto.



Estos países comparten una frontera de 495 kilómetros que, como lo como lo infieren Andrés Molano-Rojas y Felipe Zarama (2016), puede convertirse en un foco de tensión y conflicto dependiendo de cuanto suceda con el país vecino. Así, tal y como en un inicio las manifestaciones y los ánimos revolucionarios siguieron la ruta Túnez-Libia, hoy es este último el que amenaza con exportar, a través de esta frontera, la inestabilidad propia del conflicto armado interno y de la presencia de grupos terroristas:



La vecina Libia se encuentra inmersa en un terrible caos de dramáticos niveles de violencia que han puesto al país en jaque y al borde del colapso. El aniquilamiento, cuasi literal, de las estructuras estatales pueden tener consecuencias aún peores que algunas de las ya producidas, como los ingentes arsenales del régimen de Gaddafi “liberados” y dispersos por toda la región del Sáhara y el Sahel, o la tierra de yihad en que se ha convertido el país. Y es que el conflicto amenaza con desbordar definitivamente sus fronteras y virar su violencia hacia el oeste, incrementando el número de ataques y atentados, subiendo su intensidad, letalidad e impacto, y/o abriendo en Túnez un nuevo frente de guerra. (Bueno, 2015, s. p.)



Así, la construcción de una estructura estatal fuerte que haga frente a los errores del pasado y los retos del futuro será decisiva para la estabilización de Túnez y Libia. Teniendo ello claro, las misiones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y la Organización de Naciones Unidas buscaron establecer un gobierno de transición conforme a los principios democráticos que buscan instaurar en el sistema internacional. Empero, la presencia de grupos armados y la polarización dentro del país han dificultado esta tarea.



De hecho, el panorama del país se muestra cada vez más complicado: la existencia de dos poderes ejecutivos, uno en Trípoli y otro en Tobruk, más los resultados de las elecciones de 2012 (que dieron como resultado una mayoría parlamentaria para los Hermanos Musulmanes y otras facciones islamistas, que se negaron a entregar el poder en las elecciones de 2014), han tornado el escenario aún más complejo (Iriarte, 2018). Asimismo, las avanzadas militares por parte de ambos gobiernos, la intervención de la Unión Europea con un bloqueo en el mar Mediterráneo y la prolongación de la confrontación entre varias milicias no permiten confiar plenamente en las negociaciones que, al cierre de la edición de este libro, se estaban adelantando entre los líderes de los dos gobiernos.



Por su parte, Túnez ha mostrado un avance más significativo, como lo ha sido, por ejemplo, la aprobación de una Constitución que busca establecer mecanismos de protección de derechos fundamentales. Esta “ha sido alabada por diplomáticos occidentales y árabes como la más ‘progresista’ del mundo árabe” (Messara, 2014). Sin embargo, la construcción de una cultura democrática basada en el Estado de derecho es un camino largo y difícil en el que Túnez solo ha dado algunos pasos, significativos, pero no definitivos para asumir la transición como un éxito total, más cuando los grupos extremistas islámicos amenazan el modelo que se pretende implementar y la polarización interna frena los avances en la materialización de los principios de la Constitución de 2014.



Así, aun cuando el conjunto de manifestaciones enmarcadas en la Primavera Árabe y las guerras civiles de allí derivadas han tenido un lugar protagónico en el análisis periodístico y académico del mundo entero, la reconstrucción de la sociedad, la institucionalidad y la comparación de factores de éxito y fracaso de casos puntuales han tenido una escasa atención en la literatura latinoamericana.



Por ello, y teniendo en cuenta este contexto de gran complejidad, este libro realiza un estudio comparado sobre la construcción del Estado de derecho en Túnez y Libia, después de las revueltas de la Primavera Árabe, teniendo a Túnez como un caso de éxito moderado y a Libia como uno de los países que aún no ha logrado establecer un sistema viable. Se parte del hecho de que ambos tienen en común condiciones históricas y estructuras de antaño similares, por lo que resulta de interés conocer de qué manera las variables estudiadas —intervencionismo extranjero, terrorismo y polarización política interna— son decisivas para la diferencia de resultados. Todo el estudio se planteó desde el enfoque del constructivismo, así como desde la conceptualización de elementos esenciales para entender las bases de la construcción de un Estado de derecho, la transición hacia la democracia y una revisión histórica reciente del proceso de ambos países.

 



La razón para estudiar estos dos países se halla en un análisis preliminar, en el cual se evaluaron aspectos como los mencionados: historias compartidas, como haber sido colonias, después ser regidos por gobiernos autoritarios y ser parte de un espacio energético-geoestratégico para actores de relevancia internacional como Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y otros actores regionales.



A ello se suma que la Revolución de los Jazmines marcó el precedente de las revueltas sociales y políticas en la región del MENA, y uno de los primeros contagiados por la ola fue Libia, por lo que se encuentra interesante entender las dinámicas que han determinado los cambios de gobierno en los dos países vecinos. Todo ello, en términos generales, sienta un precedente de interés para conocer qué pasó y qué pasa actualmente allí, y cuáles han sido esos factores diferenciadores que hoy tienen sumida a Libia en una profunda crisis, y a Túnez, en lo que parece ser una tensa calma, un caso alabado por la comunidad internacional que sigue enfrentando retos internos, como el desempleo y todas aquellas amenazas que se manifiestan en la frontera porosa que comparte con la conflictiva Libia.



Los conflictos en algunos países de África subsahariana, por ejemplo, no resultan tan llamativos por su impacto geopolítico o geoeconómico regional o internacional, aunque incluso desde esa condición resultan temas de estudio tremendamente relevantes e interesantes. Sin embargo, en zonas como la del Magreb, cualquier movimiento resulta trascendental no solo para la región misma, sino para sus vecinos europeos, para el Medio Oriente, para algunos países de Asia y, por supuesto, para Estados Unidos que ubica sus intereses en diferentes partes del globo terráqueo.



Los recursos energéticos, en inicio, centran la atención de actores internacionales que buscan abastecerse de estos, controlarlos o manejar sus rutas de comercialización, pues desde esta perspectiva no solo se tendría influencia sobre el cliente final, sino sobre el rumbo que tomaría el proveedor mismo. De igual modo, las dinámicas a través del mar Mediterráneo son preocupantes para la seguridad europea. Las migraciones a través del norte de África, especialmente Libia, y más recientemente Túnez, que la está igualando en estadísticas de migrantes ilegales, son un problema para países como Italia, España y Francia y, por supuesto, todo el continente.



La huida de personas por las guerras o las condiciones socioeconómicas deplorables y el uso de estos dos países como plataformas para saltar en embarcaciones precarias hacia Europa son resultado, en parte, de la falta de control absoluto de los territorios y de las problemáticas internas que hacen que los propios ciudadanos tunecinos y libios sean los que engrosen estas estadísticas.



A nivel sistémico, como se observa más adelante, gobiernos regionales y extrarregionales también han intervenido buscando limitar, por un lado, la expansión de la amenaza terrorista que afecta en mayor o menor medida a todos los países de la zona; por otro, la posibilidad de que tomen en control las regiones más ricas en recursos energéticos. Del mismo modo, para la Unión Europea, entonces, resulta trascendental la construcción de Estados funcionales que prevengan la materialización de sus miedos más profundos como la migración excesiva y la escasez de hidrocarburos.



Respecto a los otros países, como Estados Unidos, Rusia o Turquía, se encuentra una conjunción de intereses, entre los cuales no se dilucida con claridad si los beneficia más la constitución de Estados independientes o un caos que abra las puertas para intervenciones directas que modifiquen o satisfagan sus aspiraciones geopolíticas. De este modo, si bien se estudian dos países específicos, a partir de allí se establecen los elementos básicos de un tablero estratégico donde participan diversos actores y surgen sendos cuestionamientos sobre la manera en la que puede interpretarse el orden o el desorden mundial.



En cuanto a la selección de las variables, son resultado de una búsqueda de factores comunes en la región y en su historia. Desde la experiencia académica de la autora de este libro, se ha encontrado que no se puede hablar de cuanto sucede en la actualidad en África y Asia, en especial la región denominada Medio Oriente, sin entender su pasado y la manera en la que sus estructuras coloniales incidieron en la formación de los Estados actuales. Del mismo modo, entendiendo ello como intervencionismo extranjero presente en la historia de los países estudiados, también se denotó que gran parte del fenómeno del fraccionamiento social y polarización política deviene de imposiciones del pasado. No puede dejarse de lado la influencia de los grupos yihadistas-salafistas que ha demarcado las dinámicas recientes en los Estados débiles, que buscan hacerse, a la fuerza, territorios estratégicos como los del norte de Libia y alimentarse de la desesperación de pueblos desempleados como el tunecino.



Así, el libro propone un análisis cualitativo con el que se trata de construir un argumento teórico que interactúa con la evidencia empírica, a fin de captar los elementos clave de la realidad estudiada: su contexto, su posible desarrollo y los procesos asociados (Tonon, 2011). Esto se sustenta en que el método comparado es una herramienta de utilidad para el estudio cualitativo en las ciencias sociales. Por ejemplo, para Giovanni Sartori (1984), el método comparativo resulta útil a la hora de encontrar similitudes y diferencias de dos objetos observados y, específicamente, el objetivo de la comparación entre dos países consiste en entender, atribuyéndole al método comparado una función heurística.



Agrega Sartori que parangonar sirve, según él, para controlar la veracidad de los resultados de una investigación. Específicamente dice que controla “si una generalización (regularidad) se corresponde con los casos a los cuales se aplica” (1984, p. 31). En este sentido, al comparar se aprende de la experiencia del otro, se explica mejor, se tiene un punto de referencia. Sartori usa el ejemplo de la validación de la tesis “las revoluciones son causadas por privaciones relativas”, donde solo la comparación permite llegar a una validación de dicha afirmación, y específicamente, para el caso del presente libro, se busca validar no la causa, sino el efecto de la revolución condicionada por tres categorías que tienen un impacto particular en la construcción del Estado de derecho en Libia y Túnez.



Al respecto Roberto Fideli (1998), citado por Graciela Tonon (2011), indica que con el método comparado se confrontan dos o más variables que se manifiestan en dos objetos analizados, en un lapso amplio o un momento específico; por lo que resulta ser una herramienta útil para comparar instituciones, procesos o unidades geopolíticas en un lapso igual, lo que vendría a ser un sincronismo histórico.



De esta manera, se cree que este es un estudio de relevancia teórica y práctica. Teórica, en cuanto al análisis y la interrelación de variables para explicar el proceso de la construcción del Estado de derecho después de una revolución, así como la unión del estudio de variables que hasta el momento se han analizado escasamente y de manera separada. Práctica, respecto al análisis relacional de la institucionalización del Estado de derecho, el desorden interno, la amenaza terrorista y los intereses de actores variopintos, para los países en cuestión y para la región, porque es un tema de relevancia actual.



Para su desarrollo, en primera medida, se revisaron los aportes del constructivismo al tema en estudio, lo que sirvió como hilo conductor del análisis comparativo de Túnez y Libia y las categorías seleccionadas. Se parte de esta teoría de la disciplina de las relaciones internacionales, reconociendo el valor y la pertinencia de sus planteamientos para la presente investigación. De acuerdo con los constructivistas, un fenómeno solo puede entenderse si hay un conocimiento sobre las causas o los orígenes de este, y si bien aceptan la importancia de los hechos materiales,

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 equiparan en relevancia a los hechos sociales, aquellos que se desprenden de una conjunción de valores, ideas e, incluso, instituciones compartidas por los actores involucrados en un asunto específico. Así, lo que se busca es hallar el origen o, por lo menos, e