Read the book: «Raíces suspendidas: estéticas y narrativas migrantes desde una perspectiva de género»

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Editorial Universitaria

José Bonifacio Andrada 2679

Colonia Lomas de Guevara

44657 Guadalajara, Jalisco

01 800 834 54276

www.editorial.udg.mx

ISBN 978-607-547-109-9

Primera edición electrónica, 2018

Coordinadora

Cristina Isabel Castellano González

Textos

©Annie Mathilde Benveniste, Cristina Isabel Castellano González, Martha Ileana Landeros Casillas, Lina Mercedes Cruz Lira, Rosa María Spinoso Arcocha, Carolina Maldonado Franco, Rocío Adriana Corredor Contento, Nadia Setti

Imagen de portada

© Marcos Raya. Fragmento de Instalación

El cantón del payaso lumpen, 2015.

Raíces suspendidas: estéticas y narrativas migrantes desde una perspectiva de género / Cristina Isabel Castellano González, Coord. ; Annie Benveniste… [et al.] -- 1a ed. – Guadalajara, Jalisco: Editorial Universitaria: Universidad de Guadalajara. Centro Universitario de Tonalá, 2018.

(Colección Monografías del Centro Universitario de Tonalá).

Incluye referencias bibliográficas

ISBN 978-607-547-109-9

1. Sociología 2. Antropología 3. Mujeres inmigrantes-Aspectos sociales 4. Cultura 5. Estudios de género I. Castellano González, Cristina Isabel, coordinador II. Benveniste, Annie, autor III. Serie.

301.2 .R11 CDD

HM107 .R11 LC

Esta obra participó en la convocatoria del “Fondo de Apoyo a la Producción Académica Publicaciones 2017”, fue dictaminada por especialistas mediante el sistema de doble ciego y aprobada para su publicación por el Comité Editorial del Centro Universitario de Tonalá.

Julio de 2018

Se prohíbe la reproducción, el registro o la transmisión parcial o total de esta obra por cualquier sistema de recuperación de información, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, existente o por existir, sin el permiso por escrito del titular de los derechos correspondientes.

Diseño epub:

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Índice

Introducción

CRISTINA ISABEL CASTELLANO GONZÁLEZ

Relato de sí misma, escritura del otro

ANNIE BENVENISTE

Abecedario de creaciones migrantes

CRISTINA ISABEL CASTELLANO GONZÁLEZ

Tiempo cero: la espera interminable desde el lente de las mujeres saharauis

ILEANA LANDEROS CASILLAS

Las indias cacicas novohispanas: testimonios de poder en el siglo XVIII

LINA MERCEDES CRUZ LIRA

Relatos y narrativas chicanas de La Llorona

ROSA MARÍA SPINOSO ARCOCHA

Amuletos indefinidos

CAROLINA MALDONADO FRANCO

ROCÍO ADRIANA CORREDOR CONTENTO

Tópicos y temporalidades migrantes

NADIA SETTI

Notas al pie

Introducción
CRISTINA ISABEL CASTELLANO GONZÁLEZ

Raíces suspendidas responde a la experiencia aterradora del desplazamiento migrante: cuando la reinvención del tiempo sufre una ruptura espacial y corporal que se concretiza en la supresión total o parcial de la lengua y de las imágenes durante un fenómeno migratorio.

Las autoras de este libro se preguntan cómo se representa la dimensión temporal del viaje, cómo se visibiliza lo transitorio en la diseminación de los signos. Responden, por medio de diferentes disciplinas humanísticas, identificando los amuletos culturales, sentimentales o legales, que sirven de cinturón de seguridad afectivo en la vida cotidiana de mujeres y migrantes. Así, los capítulos que conforman este libro explican de qué manera múltiples trayectorias de vida se desdoblan en imaginarios que se convierten en afirmación narrativa, histórica y, a veces, artística.

El objetivo principal del libro es pensar en las movilidades desde las poéticas de la errancia, desde el espíritu nómada, desde los ethos abiertos y distanciados de las identidades fijas y los nacionalismos. Por ello, hemos puesto en plural la figura poética, conceptual y cultural de Édouard Glissant, y hemos transformado su raíz suspendida en una multiplicidad de raíces suspendidas, con el fin de celebrar el tránsito y las poderosas narraciones que ayudan a entender el viaje como una promesa de revuelta (Kristeva: 1997), en donde se contemplan la esperanza, los sueños individuales, las ilusiones, la familia, la comunidad, el hogar, la libertad y las relaciones humanas, también, bajo los ojos agudos de las relaciones de género.

En ese sentido, el texto de apertura de la obra, “Relato de sí misma, escritura del otro”, de la antropóloga y profesora emérita Annie Benveniste, sienta las bases para entender el estado del arte actual de las escrituras de la alteridad y de aquellas de tipo autobiográfico. En este capítulo se discuten las epistemologías que respaldan los estudios de campo en antropología y se analizan los retos y paradojas que aparecen al momento de restituir las narraciones. Se hace énfasis en la categoría de proceso más que de verdad, y se muestra el valor cognitivo de los diferentes métodos utilizados por las narraciones biográficas, históricas o ficcionales, explicadas a partir de numerosos ejemplos de estudios de caso que la autora desarrolló a lo largo de toda su carrera científica tanto en Europa como en África del Sur.

Enseguida, tanto el “Abecedario de creaciones migrantes” de la investigadora en artes Cristina Castellano, como el artículo de la investigadora en educación y medios audiovisuales Ileana Landeros, “Tiempo cero: la espera interminable desde el lente de las mujeres saharauis”, presentan estudios de caso nutridos de métodos socio-antropológicos y pedagógicos para demostrar cómo, de manera experimental y artística, se puede ejercer hoy en día una investigación que combine teoría, poiesis y praxis, entendidas desde el sentido aristotélico de crear algo y resolver un problema. Ambas investigadoras desarrollaron métodos horizontales para comprender y transformar positivamente algunas de las realidades marginales, ya sea la de los inmigrantes africanos en París, ya la de las mujeres refugiadas en el Sáhara. Por medio de talleres narrativos (con escritura poética) o visuales (con apoyo de la fotografía) muestran que la investigación-acción puede ir de la mano de la creación para devolver a las personas la capacidad de reconstruir su propia historia; esto es, darles la oportunidad de ejercer la capacidad sanadora de la auto-representación. Ambas reflexiones se articulan con el trabajo de las doctoras Lina Mercedes Cruz Lira y Rosa María Spinoso Arcocha, quienes reflexionan sobre las narrativas suspendidas desde el ámbito histórico.

De manera inédita, en “Las indias cacicas novohispanas: testimonios de poder en el siglo XVIII”, Cruz Lira describe cómo funcionaban las lógicas de poder en que se desenvolvían las mujeres nobles, las indígenas empoderadas que se “atrevieron” a vivir en matrimonios mixtos; es decir, mujeres que se casaron con extranjeros y que tuvieron que asumir retos tanto sociales como legales; verdaderas cuitas al desafiar el dogma de la raíz única cultural, ya que a pesar del aplaudido mestizaje de la actualidad, la segregación simbólica, racial y de clase, predominaba fuertemente durante el periodo del México virreinal.

Por su parte, Spinoso Arcocha, en “Relatos y narrativas chicanas de La Llorona”, explora el viaje a suelo estadounidense de una leyenda mexicana considerada memoria heredada y tradición móvil; estudia su presencia, recepción y reconfiguración en la literatura chicana, la pintura y el muralismo, con el fin de mostrar el valor simbólico que el personaje de La Llorona ejerce en el imaginario colectivo transnacional.

El capítulo “Amuletos indefinidos”, de las investigadoras y artivistas Carolina Maldonado Franco y Adriana Corredor Contento, brinda una reflexión a partir de su propia práctica artística y performativa: dos jóvenes inmigrantes, cuyas raíces suspendidas y anhelos de viaje se ven interpelados por escenarios de violencia física real. Ante la amenaza de violación latente que amedrenta la seguridad de las mujeres que “viajan solas”, las autoras proponen un amuleto original para protegerse del male. De este modo, la tarea del objeto artístico adopta un poder ritual, a manera de objeto vernáculo, y su aplicación antropológica contemporánea se activa en escenarios de acoso sexual. Esta reflexión nutre la acción, y en la restitución de la experiencia se aprecia el cuidado solidario de ellas mismas y de los demás.

Finalmente, el capítulo de Nadia Setti, “Tópicos y temporalidades migrantes”, nos invita a adentrarnos en literaturas insólitas provenientes de plumas feministas de Croacia, Albania, Túnez, Somalia y Argelia, muchas de ellas no traducidas todavía al español. En este texto no solamente descubriremos las escrituras migrantes de autoras poco conocidas en el mundo hispano, también leeremos las epopeyas errantes de escritoras refugiadas e inmigrantes que revelan diferentes pensamientos del antes y el después de la movilidad. Con base en Derrida, Setti presenta las poéticas de la memoria amnésica en donde no se piensa más que en el presente, y aquellas de la memoria hipermnésica, en donde se olvida el presente para quedarse en el pasado.

Raíces suspendidas: estéticas y narrativas migrantes desde una perspectiva de género es una invitación para saborear los pasajes/paisajes trazados gracias a los imaginarios migrantes. Este libro plasma aquello que la filósofa inglesa Sara Ahmed denominó un happy object: un objeto feliz que rebasa al objeto de consumo liberal para superar los testimonios de la desesperanza vinculados con las narraciones migrantes. Además, contribuye a alertarnos en contra de los proyectos de raíz única y de las visiones objetivantes, ya que actualiza la noble tarea social de la poesía, de la fotografía, del archivo, del mito, de la performance, del amuleto y, añadiremos, del trazo.

Relato de sí misma, escritura del otro
ANNIE BENVENISTE
El relato de vida en antropología

En el ámbito de la antropología, el lugar asignado al relato de vida o relato biográfico varía según las escuelas. La escuela antropológica norteamericana empezó utilizando el enfoque biográfico en los años veinte del siglo pasado, para recoger el testimonio de los indios sobre su propia cultura. En 1926, la publicación de Crashing Thunder de Paul Radin, que narraba la cultura winnebago vista desde el interior, ejerció gran influencia. “Radin utiliza [...] la biografía no para relatar en forma cronológica una experiencia individual, sino para mostrar cómo reacciona un individuo frente a las normas culturales que le impone la sociedad en la que vive” (Morin, 1980: 14).

Más tarde, en 1942, la publicación de Sun Chief de Leo Simmons tuvo también mucha resonancia. En este caso, el etnólogo recogió el diario biográfico de Don Talayaesva, un indio que escribió a instigación suya y en respuesta a sus preguntas. Esta narración está basada en el proceso de conocer una cultura a partir de la experiencia de uno de sus miembros, centrándose no en las estructuras sociales, sino en la interacción entre el individuo y las normas colectivas producidas por estas estructuras. En el prefacio de la traducción francesa de este libro, Lévi-Strauss acoge con satisfacción el método que consiste en restituir la cultura Hopi “desde el interior”, tal y como la vive el niño y, más tarde, el adulto (Lévi-Strauss, 1959). Como éste lo subraya en la revista L’ Année Sociologique (1950), el particular interés de esta biografía va más allá de un simple conocimiento de la cultura Hopi, ya descrita por autores ajenos a dicha cultura. Este libro “constituye para el etnólogo y para el psicólogo un documento de un valor excepcional [...] ya que desde el primer intento logra lo que se empeña en realizar vanamente por lo general, el investigador de terreno, restituir una cultura indígena ‘desde el interior’ como un conjunto viviente que se rige por su armonía interna, no como un amontonamiento arbitrario de costumbres e instituciones” (1959: 330).

En estos ejemplos, el relato de vida, bajo pretexto de estudiar las culturas indias —antes del proceso de desaparición provocado por las olas de industrialización y urbanización— constituye un instrumento al servicio de la folclorización porque encierra a las culturas en un pasado ficticio al considerarlas como grupos aislados. La práctica de la urgencia mantiene la ilusión de que las tradiciones y las culturas “auténticas” se han conservado intactas desde la conquista. Hay que esperar el final de la Segunda Guerra Mundial para que la antropología norteamericana oriente su investigación hacia el estudio de espacios occidentalizados.

El libro de Oscar Lewis, The Children of Sánchez, nos narra la vida de una familia proletaria mexicana. Está basado en el método del relato de vida y rompe con la ideología de las sociedades sin historia, aquellas que viven encerradas en un tradicionalismo primitivo. Esta obra obtuvo gran éxito mundial y sirvió de modelo para los estudios biográficos en el medio urbano. Presentada en forma de relatos cruzados entre los diferentes integrantes de una misma familia, concede la palabra a personas desfavorecidas, habitualmente clasificadas en la categoría de los “sin voz”. En la introducción, el autor escribe: “Por primera vez, gracias a la grabadora, personas sin preparación, incultas e incluso analfabetas, pueden hablar de ellas mismas y narrar sus observaciones y experiencias de un modo desinhibido, espontáneo y natural” (Lewis, 1961: 14).

Bajo el imperio del positivismo y del estructuralismo, la antropología francesa dio prioridad, durante largo tiempo, al estudio de las instituciones sociales, políticas y culturales sobre la representación “interior” que los individuos podían tener de las normas que los constituían. En palabras de Lévi-Strauss antes citadas, la recopilación y el análisis externo de prácticas y códigos culturales no restituye la lógica de los indígenas. En cambio, el método biográfico es, por excelencia, el que permite lograr esta restitución siempre que las narraciones singulares sean contextualizadas e inscritas en los sistemas sociales.

A finales de los sesenta, la antropología francesa se entusiasmó por los relatos de vida. Fue un periodo en que ciertos modos de vida rurales tradicionales estaban desapareciendo y necesitaban ser registrados a través de la recolección de testimonios. Este fenómeno era parte de un proyecto de rescate. El relato de vida, como variante del testimonio, puede ser comparado con las fuentes orales utilizadas en historia aplicada, en este caso, con la perspectiva antropológica que consiste en dar voz a quienes la historia no suele interrogar. La intención era abrirse a la diversidad de las culturas adentro de las fronteras nacionales, por lo que el estudio del mundo rural francés fue el relevo del exotismo consecutivo a la descolonización, con el objetivo de regresar a figuras internas de la alteridad.

Asimismo, al final de esa gran división que opone el mundo occidental a otros mundos definidos como preindustriales y arcaicos, desaparece también la fragmentación de la realidad a partir de la percepción histórica y cultural basada en la puesta a distancia del Otro. Este Otro —cuya diferencia fue humanizada durante el siglo XVIII y luego sometida al esquema evolucionista durante el siglo XIX (McGrane, 1989)— ya no se percibe como el salvaje, pero su diferencia sigue siendo señalada de manera negativa.

Como lo hace The Children of Sánchez, el proyecto de recopilación de costumbres rurales en peligro de extinción da voz a los dominados, rehabilitando asimismo culturas regionales ignoradas y despreciadas durante mucho tiempo en nombre de la necesidad de construir la unidad nacional. Varios libros son publicados en Francia, en la famosa colección Terre humaine dirigida por el antropólogo Jean Malaurie. Entre ellos podemos citar: Le cheval d’orgueil. Mémoires d’un breton du pays bigouden de Jakez Helias, traducido del bretón y publicado en 1975, y Toinou. Le crid’un enfant auvergnat de Antoine Sylvère, editados en 1980. Éstos son relatos biográficos publicados en una colección, que reúnen materiales etnográficos escritos en primera persona; según lo afirma Philippe Lejeune, todos pueden considerarse auto-etnografías. Lejeune, autor de numerosos libros sobre la autobiografía, distingue efectivamente la autobiografía entendida como género literario que busca “manifestar la profunda unidad de una vida [...] centrándose en la génesis de la personalidad” del relato biográfico o relato de vida, que pretende “dar testimonio a partir de una trayectoria singular, de una serie de prácticas y valores colectivos” (Lejeune, 2003: 14-15).

Estas publicaciones tuvieron un éxito inédito en el ámbito de las humanidades al poner el estilo literario al servicio de un proyecto científico. El relato, y en particular el de las personas dominadas, permitía tocar, a través de la recopilación de los infra-escritos —según el término de Philippe Lejeune—, mundos antes desconocidos o en peligro de extinción. El testimonio de Jakez Helias en este sentido constituye un excelente ejemplo de la pasarela que existe de la cultura campesina bretona a las escuelas seculares, como es el caso para el Indo Talayaesva de Soleil Hopi, los suyos lo reconocen porque simboliza esta transición entre dos culturas (Malaurie, 1975).

Enfoque biográfico: crítica y rehabilitación

El método que busca revelar una cultura o un mundo a través del relato de experiencias vividas no es unánimemente aceptado por los investigadores en ciencias sociales. Sobre la fascinación ejercida por el relato singular, Jean-Claude Passeron opina: “La fuerza imaginaria de los modelos literarios del relato de vida y de la ficción novelesca se debe, en primer lugar, a una imaginación filosófica que, desde la metafísica antigua hasta la metafísica clásica, se ha deleitado viendo como la vida de un hombre, de un linaje o de una dinastía, podía reflejar o miniaturizar el mundo entero. Microcosmos repitiendo el macrocosmos” (1990: 9).

La transposición del enfoque biográfico aplicado a sociedades consideradas como estáticas y armoniosas, a sociedades modernas y estratificadas es entonces objeto de numerosos comentarios y críticas por parte de los sociólogos que, a causa de la separación entre las disciplinas, y replicando la oposición entre tradición y modernidad, obran dentro las sociedades industrializadas. En su artículo sobre “el enfoque biográfico”, Daniel Bertaux (1980) promueve este método sin denunciar, como tampoco lo hace Bourdieu (1986), la fetichización de la “historia única” supuestamente encarnada por un “individuo único”. La singularidad de un caso, según esta perspectiva, daría cuenta de la totalidad de un mundo social. Sin embargo, la vida de los narradores está segmentada en función de su pertenencia a varios mundos paralelos o antagónicos como el trabajo, la familia o el ocio, que ellos presentan con una coherencia artificial. El relato solicitado por el etno-sociólogo se reestructura en función de los marcos sociales de la memoria (Halbwachs, 1950), llamados sociogramas por Régine Robin (1986); también en función del proyecto y de la reescritura del investigador.

Claude Dubar (1998) considera, en cambio, que podemos llegar a superar la oposición entre dos posturas epistemológicas: la que esencializa la identidad personal que guía el recorrido biográfico, y la que parte de las categorizaciones sociales para explicar la estructura de las identidades biográficas, en tal caso, ilusorias. Dar paso a la noción de proceso identitario o social permite romper la ilusión de que un mundo puede leerse en el relato subjetivo de una trayectoria de vida, pero también permite moverse de la posición objetivista que considera las identidades singulares únicamente como la internalización de las categorías y las normas sociales.

El relato de vida revela significantes socio-simbólicos que participan de la fragmentación del campo socio-estructural, pero al mismo tiempo contribuyen a su unificación. Asimismo, Daniel Bertaux considera que los “dos niveles, lo socio-estructural y lo socio-simbólico, no son más que dos caras de una misma realidad: lo social”. Se supone que las investigaciones relativas a las estructuras de producción o a la formación de las clases sociales se sitúan en el primer nivel; en el segundo nivel, las que “buscan determinar los complejos de valores y de representaciones que existen” (1980: 204). Pero, aunque la ciencia sociológica pueda distinguir entre los objetos y los enfoques, sólo resulta operante la articulación entre ambos.

En los materiales biográficos, las estructuras del trabajo y de la familia reflejan el significado dado a las trayectorias. Estos materiales revelan a su vez ciertos cambios estructurales. Las instituciones marcan las prácticas y los valores de los sujetos que se inscriben en ellas, pero también son producto de prácticas y valores. Esta articulación entre lo estructural y lo simbólico, evidenciada por el método biográfico, prefigura el vínculo que existe entre producción de relaciones sociales y construcción de posiciones singulares.

La lectura de los trabajos de la Escuela de Chicago confirma la posibilidad de utilizar los relatos biográficos como material objetivable. La transición de la enunciación del particular a la generalización se realiza a través de la elaboración del comentario en segunda instancia. La relación entre la norma individual que caracteriza las acciones del narrador y la norma colectiva en que se inscriben estas acciones reside en la postura crítica que constituye la “definición de la situación” planteada por él. El uso del material biográfico supone un enfoque pragmático que plantea el devenir histórico como individual. A través de intercambios epistolares entre los migrantes y sus familias que permanecieron en Polonia, Thomas y Znaniecki presentan en The Polish Peasant in Europe and America (1918-1920), los conceptos de valores, actitudes, desorganización y reorganización social. Muestran cómo una historia singular puede permitirnos ver y entender los movimientos históricos (Tripier, 1998).

El método biográfico ofrece la posibilidad de acceder a representaciones que, una vez situadas en un contexto social, adquieren un carácter de universalidad. En los entornos estructurados en donde investiga el sociólogo, éste puede formular “la hipótesis de no-variación interindividual” entre los grandes modelos de organización de la vida social (grupo de trabajo Approches longitudinales, Estrasburgo, 1987) que dan cuenta de cómo se articula el sistema social y la praxis individual (Ferraroti, 1983), sistema de valores y estructura del relato biográfico (Catani, Maze, 1982).

Sin embargo, esa articulación supone resuelto el acceso al proceso de individualización y al sistema de valores comunes. Según Maurizio Catani, la restitución de historias de vida social está arraigada en el modelo de la constitución del sujeto occidental, portador de un destino individual. Este autor considera que la construcción por un individuo de su propia historia sólo se logra si está libre de toda trascendencia. Sin dar crédito a la oposición individualismo-holismo —utilizada por Louis Dumont y retomada por Catani, que concierne la división entre sociedades que valoran el individuo y sociedades que valoran el grupo—, podemos destacar el relato de la Tía Susana, una emigrante del interior, quien muestra el vínculo existente entre su experiencia singular y el sistema de valores que la constituye. A veces, para las necesidades de la transmisión, la narradora supedita a la relación de acontecimientos singulares la relación de acontecimientos sociales que marcan las etapas de la vida individual: rituales de paso, cambios profesionales y geográficos.

La interpretación de Foucault sobre el tema de la articulación entre individualismo y apego a los valores del grupo, singularidad y asignación a identidades colectivas es esclarecedora. Estudió las fronteras que delimitan la construcción de la categoría del individualismo: valor absoluto atribuido al individuo en su singularidad; valoración de lo privado; relación a uno mismo, y atención a las formas que producen transformaciones en el individuo, que le permiten buscar su salvación a través de la autonomía y de la auto-trascendencia.

Foucault nos muestra que lo que aparece vinculado puede ser desvinculado en ciertas circunstancias o en ciertas sociedades. La relación consigo mismo por la cual uno se constituye como sujeto de sus propias acciones (Foucault, 1997) se define como práctica individual susceptible de enseñanza y perfeccionamiento, y como práctica social que da lugar a interacciones individuales. También como un modo de conocimiento. La construcción de un saber del mundo es inseparable de la experiencia del sujeto. Esta vinculación entre conocimiento del mundo, de sí mismo y de los demás, tal como se plantea en Le souci de soi, permite rechazar el paradigma tradición-modernidad que opone de forma radical valores individuales y valores de grupo, pertenencia heredada y electiva, inscripción y adscripción. Existe hoy un consenso a favor de la combinación de estas prácticas.