Sociología de las organizaciones - Una visión latinoamericana

Text
Read preview
Mark as finished
How to read the book after purchase
Font:Smaller АаLarger Aa

La otra razón del aumento de la producción y la productividad lograda en la fábrica, como antes se mencionó, es la manera en que se organizan a los individuos en ella. En un principio los bienes de capital facilitan la especialización del trabajo, es decir, un grupo de individuos operando juntos (cooperando), pero organizados de manera que cada uno de ellos hace una sola operación que repite hasta dominarla; mediante la especialización se puede producir más que lo que lograría el mismo número de individuos cuando cada uno de ellos hace varias tareas y no solo una. El ejemplo típico actual, es el ensamble de automóviles, donde mil individuos trabajan alrededor de una banda que desplaza el producto para que cada uno de ellos realice con su equipo, la operación asignada, dando como resultado un volumen de producción muy superior a la que podría hacer, si cada individuo se encargara de ensamblar la unidad completa. En general, para operaciones industriales de gran volumen o escala, se requiere mucho capital y la especialización es la forma usual de organizar el trabajo para así elevar la productividad, disminuir los costos, ofrecer productos a precios asequibles y lograr excedentes.

Pero la fábrica es también un espacio confinado donde se concentran capital y trabajo o “mano de obra”, este ultimo término transmite la idea de que del individuo solo se requiere su fuerza, no su mente, de allí que es sinónimo de manufactura y no “mentefactura”. Adicionalmente, el que los empleados en la fábrica fueran tratados como manos, no era suficiente para asegurar la reducción de su autonomía y la confinación de sus responsabilidades, era necesario también vigilarlos y supervisarlos por otros individuos o supervisores, con ellos nace la primera tarea de gestión en la fábrica: ver y entender la acción realizada por las “manos” bajo su vigilancia, tarea que es facilitada por el espacio limitado de la fábrica. Por tal motivo, al nacimiento de la fábrica se intentaron varios métodos de disciplina y control de la mano de obra, a fin de lograr un incremento de la productividad. Se buscaba una arquitectura que facilitara esta tarea, así surgió el “panópticon” idea sugerida por el filósofo ingles del siglo XVIII: Jeremy Benthan, que se aplicó también en cárceles, conventos, hospitales y otros casos similares de confinamiento (Clegg, Kornberger y Pitsis; 2005).

El panopticón es un tipo de edificación para hacer el trabajo de un supervisor lo más visible y fácil que se pueda y adicionalmente, los que son vigilados lo sean de tal manera, que no se den cuenta que están bajo escrutinio. El diseño arquitectural del panopticón consiste en una torre central de observación, desde el cual el supervisor, sin ser visto, es capaz de ver a todas las celdas y a sus ocupantes, de manera que nada se puede ocultar y por tanto no halla privacidad. El control es muy efectivo por la sensación de estar todo el tiempo observado por un poderoso e invisible vigilante, dejando como única opción al vigilado, obedecer y hacer lo mandado, no importa si en algún momento se le deje de vigilar, lo que cuenta es que ellos saben que la posibilidad de serlo, es muy elevada. Pero el control por la estructura física de la fábrica y la supervisión, son caras e inflexibles, poco después se descubrirá que, dictar y aplicar normas y reglas para regular la conducta humana, es más eficaz que la supervisión y la vigilancia física.

Pero en las fábricas, además de los cambios cuantitativos que generaba la maquinización de los procesos, la especialización y control del trabajo, surgió sin pretenderlo, un cambio cualitativo: el nacimiento de la conciencia de clase, que es el resultado de la proximidad de individuos laborando bajo las mismas condiciones económicas y físicas, que hace que los trabajadores a la postre compartan creencias e ideas similares, facilitando la unidad de las demandas por una vida mejor. Así al crear una clase de obreros y un ambiente industrial, la RI impacto al ambiente político, Karl Marx y Friedrich Engels escribieron en 1848 que “toda la historia” era el relato de la lucha de clases: capital vs trabajo, que emergía incontenible del ambiente de la fábrica y la industria.

Democracia en la sociedad industrial

Con el ascenso del capitalismo vino aparejado el liberalismo político, que toleraba de mala manera el clima hostilidad hacia la explotación e injusticia, de manera que, si bien muchas veces se reprimió la protesta obrera, a la larga surgió un lento proceso de mejoramiento de sus condiciones. En 1802 se limitó el horario de trabajo de los aprendices a 12 horas, exonerándolos del trabajo nocturno. En 1819 se prohibió emplear a niños menores de nueve años en las fábricas de algodón; en 1833 se decretó una semana laboral de entre 48 y 69 horas para obreros menores de 18 años, quienes conformaban el 75 % de la masa obrera de las fábricas de algodón; en 1842 se prohibió a los niños menores de 10 años trabajar en las minas de carbón; en 1847 se establecieron 10 horas como límite de trabajo diario para mujeres y niños (Heilbroner, 1964).

Las luchas y las conquistas no fueron fáciles, sin embargo, es interesante hacer notar que, a diferencia del feudalismo, el capitalismo siempre estuvo contenido y corregido por la fuerza del liberalismo político y la democracia, esa fuerza compensadora cuyo poder habría desarrollarse consistentemente, hasta llegar a conformar el sindicato, las centrales obreras y los partidos políticos. Lo económico y lo político combinados dieron como resultado que en Inglaterra y la Europa Continental, posteriormente en los Estados Unidos y Canadá, se registrara, como efecto de la RI, un mejoramiento del nivel de bienestar material de las masas, nunca antes conocido. Aunque en el largo plazo una serie de crisis ambientales, sociales y económicas van nuevamente a poner al capitalismo en el banquillo de los acusados.

Atraso y subdesarrollo

El despegue de Inglaterra, pronto se trasladó a Europa y luego al Norte de América, sin embargo, buena parte de la población de América, África y Asia, aún hoy permanecen en estado de postración económica y la pregunta es ¿por qué no superan esa situación? ¿es repetible el ejemplo de Inglaterra? Para ello, Pipitone (1994) introduce una importante diferenciación entre atraso y subdesarrollo, para este autor, el primero es fundamentalmente un fenómeno europeo, típicamente periférico, mientras que el subdesarrollo es en sustancia, el producto de la expansión mundial del capitalismo europeo. Varias zonas europeas al no contar con las condiciones para impulsar la sociedad del mercado y el capitalismo, se atrasaron y quedaron al margen de esa dinámica económica, como fue el caso del sur de Italia, de la Península Ibérica y la Europa Oriental. El subdesarrollo, en cambio, procede de un trasplante histórico fracasado del capitalismo que es el caso de la América Latina

Áreas extra-europeas, entre ellas los inmensos territorios de América —que a la postre sería la parte Latina—, de Asia y más tarde de África, fueron abruptamente integrados a esquemas de organización productiva internacional en el ámbito de los cuales, la lógica de funcionamiento era del todo ajena a su anatomía y fisiología social tradicionales. La clave no era la insuficiencia, como en el atraso europeo, sino una deformación que distorsiona la posibilidad de promover formas de desarrollo que empalmen entre si hombres, recursos naturales y necesidades sociales. De allí la marcha asincrónica en las áreas subdesarrolladas de sociedad, economía y política, que producirá finalmente urbanización sin industrialización, industrialización sin innovación tecnológica, crecimiento sin agriculturas integradas y eficientes, democracias formales con cimientos oligárquicos incluso autocráticos. En fin, el subdesarrollo es resultado de una herencia histórica, en la cual el capitalismo, como resultado de la expansión mundial europea, se implantó en regiones no europeas, pero sin capitalistas (hombres de negocios, inventores, emprendedores) (Pipitone, 1994).

Galeano (2004) consigna que para Ernesto “Che” Guevara —que fue ministro de economía de la triunfante revolución cubana— el subdesarrollo era un enano de cabeza enorme y panza hinchada, cuyas piernas débiles junto con sus brazos cortos, no armonizan con el resto del cuerpo. En el caso particular de la América Latina, el subdesarrollo fue causado por Inglaterra y Holanda quienes, siendo los grandes navegantes de la época, compraban esclavos en África dando a cambio mercaderías y baratijas, los esclavos los vendían en Cuba y Brasil, obteniendo a cambio metales y materias primas especialmente algodón y melaza de azúcar que luego refinaban. Los barcos regresaban a los puertos europeos cargados de productos tropicales y a comienzos del siglo XVIII, las tres cuartas partes del algodón que hilaba la industria textil inglesa provenía de las Antillas y a mediados de ese mismo siglo había 120 refinerías de azúcar que producían, incluso ron, que trasladaban e intercambiaban con esclavos en África.

Así, el capital acumulado por la multitud de hombres de negocios (los esclavistas) en ese comercio triangular –manufacturas, esclavos y materias primas— financió las inversiones inglesas de la época al encontrarse con las ideas de los inventores y emprendedores a los que apoyaron para ganar aún más, por esta vía nacieron la máquina de vapor, los ferrocarriles y las maquinas textiles. Una empresa mercantil propia de la época facilitó el comercio de ultramar antes comentado, se trata de la Compañía de Indias Orientales que surgió por Cedula Real Inglesa en 1600 y le concedía a un grupo de 218 mercaderes el monopolio por quince años del comercio con las llamadas Indias Orientales incluyendo Asia, África y América. Esta empresa con su gran burocracia alcanzó tal poder que incluso tenia ejercito, gobernaba vastos territorios y construyo muchos de los muelles de Londres (Micklethwait y Wooldridge; 2003)

 

Acemoglu y Robinson (2012) se refieren a la encomienda como una institución española, que va a ser clave en la siembra y permanencia de pobreza y subdesarrollo en los territorios americanos conquistados, se trataba de una especie de encargo o concesión a un caballero español, conocido como encomendero, como premio por sus servicios prestados a la Corona, de pueblos indígenas y sus territorios; su responsabilidad era convertirlos al catolicismo y a cambio, los indígenas tenían que rendirle tributos en especie y trabajo. Las condiciones de explotación y crueldad en el trato dado a los indígenas con este pretexto, fue denunciada por Fray Bartolomé de las Casas en su libro Un Breve Relato de la Destrucción de las Indias, escrito en 1542, donde describía cómo cada uno de los jefes militares españoles tomaba control del pueblo asignado en encomienda, acto seguido ponía a la gente a trabajar para él, se apoderaba de sus escasas reservas alimenticias y tomaba control de las tierras que los indígenas trabajaban. Los encomenderos se sentían con el derecho de tratar a la población, sin importar edad o genero, como si fueran sus esclavos obligándolos a trabajar día y noche sin descanso. Fueron notables los excesos de los encomenderos en el territorio de los aztecas de México y en el de los incas de Perú, por la avaricia que desataba los metales que suponían existía en esas regiones.

Acemoglu y Robinson (2012) piensan que el subdesarrollo de Latinoamérica se debe en mucho a la encomienda española, la evidencia según ellos es que Inglaterra no tenia algo similar y el resultado está en el avance de Estados Unidos, Canadá y Australia. Para Heilbroner (1964), aún es posible replicar el ejemplo de Inglaterra y salir del subdesarrollo, lo cual implica concentrar capital, manejarlo con productividad brindando trabajo bien remunerado a la gente. Lo anterior, a su vez requiere un buen manejo de tres fuentes de capital no excluyentes: i) comercio exterior justo, ii) inversión extranjera bien regulada y iii) financiamiento externo a tasas razonables. Las tres vías están repletas de obstáculos y sacrificios que ameritan de un Estado, que en la modernidad puede ser, o bien modesto, es decir, sólo para garantizar justicia y derecho para que sea el mercado el mecanismo principal de asignación de recursos; o mixto: responsable de la planificación económica especialmente de sectores como educación, salud y ciencia, dejando al mercado el encargo de dirigir las demás actividades. Entre estas dos opciones se debate el futuro de muchas naciones hoy día y en esencia la discusión reside en cuanto de Estado y cuanto de Mercado y cómo facilitar la emergencia y la tarea de las clases capitalistas.

Revoluciones y buenas intenciones en la América Latina

Al inicio del siglo XX, la situación de la mayor parte de los campesinos mexicanos, indígenas en su mayoría, era de explotación y dependencia del patrón o hacendado, que asemejaba a una época esclavista que se creía superada. En 1910 JK Turner (1985) un periodista estadounidense, hizo varias entregas de artículos a una revista estadounidense, donde describía la penosa situación de los indígenas, los cuales posteriormente dieron lugar a su libro: México Bárbaro. Para lograr un vivo retrato de la situación que narra, el autor se hizo pasar por inversionista y con esa falsa identidad fueron los propios hacendados quienes se encargaron de mostrarle con detalles el sombrío panorama que padecía la población campesina en México pre-revolucionario. Las plantaciones agrícolas de Yucatán dieron lugar a uno de los capítulos estelares sobre todo por el esplendor en la que vivían los propietarios agrícolas en Mérida, la capital de la entidad, en contraste con la miseria de los trabajadores mayas.

México inició una revolución social en 1910, la primera del siglo XX que derrocó una dictadura longeva. Una de las tres ramas participantes en la lucha: la de Emiliano Zapata, tenia como principal reivindicación recuperar la tierra a favor de sus propietarios originales: los campesinos. Sin embargo, Emiliano Zapata fue asesinado antes del triunfo del movimiento, mientras que su demanda de tierra y libertad fue pospuesta hasta la llegada a la presidencia Lázaro Cárdenas, quien en la década de los 30s lleva al cabo las dotaciones de tierra mas grandes de la historia del régimen de la revolución, a las comunidades de campesinos (Garciadiego, 2004).

Una de las entidades de mayor afectación por la reforma agraria cardenista, fue Yucatán, especialmente en su superficie dedicada al cultivo del henequén, un agave muy valioso en ese momento, de la cual se extraía una fibra que se exportaba a los Estados Unidos para la fabricación de cuerdas y jarcias para embalaje. La plantación agrícola típica dedicada al henequén, como muchas explotaciones de su clase, constaba de una casa principal en el centro de la plantación para alojar al patrón y sus administradores, junto a espacios aledaños para las instalaciones dedicadas extracción de la fibra de la planta y habitaciones para los trabajadores. Con la reforma se expropiaron las tierras dedicadas al cultivo del henequén, a favor de las comunidades de campesinos mayas organizados en ejidos, dejando a los hacendados la casa principal y las instalaciones para la desfibración del henequén (Garciadiego, 2004).

El Estado apoyó con créditos y asesoría la explotación del henequén por los ejidos recién formados en Yucatán, incluso creó una empresa pública para industrializar el henequén y agregar así valor a las exportaciones. Pronto se ve en la necesidad de dedicar crecientes flujos de recursos monetarios para operar la agroindustria, pero mientras que los campesinos mayas y los obreros paulatinamente mejoran sus condiciones de vida, una cada ves más pesada burocracia toma el control de las actividades y fomenta un ambiente de indolencia y corrupción entre los campesinos mayas, que confunden los créditos con salarios. Finalmente, luego de varios periodos de auge y declive del precio y la demanda del henequén en el mercado internacional, en 1992, el Estado mexicano abandona por incosteable el cultivo, industrialización y comercialización de productos de henequén y remata las instalaciones y predios dedicados a la agroindustria, terminando así casi un siglo de dependencia entre un pueblo y una planta (Benítez,1956; Canto, 2001).

En la década de los noventa del siglo XX, como parte de la modernización de la economía mexicana, Carlos Salinas de Gortari, presidente de México realiza importantes modificaciones a la Constitución que permite a los campesinos ejidatarios vender sus tierras comunales, así como facilitar su expropiación para fines de utilidad pública. La contra reforma agraria salinista propició la concentración de tierra para conformar grandes empresas agrícolas que aprovecharon la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, logrando importantes volúmenes de exportación de productos frescos. Adicionalmente se entregaron a particulares grandes superficies de tierras ejidales expropiadas, para la expansión de centros urbanos y desarrollo de vivienda que impulsaron el crecimiento desordenado de las ciudades y propiciaron grandes ganancias a empresarios del ramo (Aboites Aguilar, 2004).

La caña de azúcar cubana es un caso similar al del henequén yucateco, aunque con un final menos abrupto; cuando cayó el dictador Batista en 1959 la Isla vendía casi todo su azúcar a los Estados Unidos e importaba todo o casi todo para vivir, dicho en términos irónicos de su líder revolucionario: se exportaba azúcar para luego importar caramelos. La economía del país se movía al ritmo de las zafras antes y después de la Revolución, porque cuando esta triunfó sus lideres se dieron cuenta que había que realizar importaciones en gran escala para industrializar el país, aumentar la productividad agrícola y satisfacer muchas necesidades de consumo, que la revolución, al redistribuir la riqueza acrecentó enormemente. Sin las grandes zafras de azúcar ¿de donde obtener las divisas necesarias para estas importaciones? El desarrollo de la minería, sobre todo del níquel, exige grandes inversiones que en ese momento se estaban realizando, la producción pesquera se había multiplicado por ocho gracias al crecimiento de la flota, pero había requerido y seguía requiriendo grandes inversiones; los grandes planes de producción de cítricos estaban en ejecución y los años que separan la siembra de la cosecha, obligaban a la paciencia.

Finalmente, la revolución cubana descubrió que había confundido el cuchillo con el asesino. El azúcar, memoria de la humillación, factor del subdesarrollo, era el cuchillo y cambió de manos para convertirse con la revolución en el instrumento liberador, aunque igual de opresivo. No hubo mas remedio que continuar con el monocultivo de azúcar, sólo que ahora sus frutos serian para intentar romper el espinazo de la dependencia, porque los ingresos que genera ahora ya no se utilizan en consolidar la estructura del sometimiento, sino para la soberanía, argumenta Galeano (2004).

Salvando al capitalismo

Finalmente, el capitalismo ha llegado a su etapa de globalización , consistente en libre transito de mercancías, capitales y de información, pero no de personas, junto con nuevas y poderosas formas de organización empresarial, sin embargo, han pasado 25 años y no ha cumplido lo que prometía resolver: democracia, bienestar y justicia; los síntomas de su mal desempeño son claros: violación a los derechos humanos, pérdida de agua para la agricultura, saqueo de recursos naturales locales por parte del gobierno y grandes empresas, explotación de minas con polución, corrupción gubernamental y control del gobierno por particulares, falta de acceso a salud y educación, construcción de grandes presas que desplaza a millones de gente pobre, perdida de tierra, aranceles aduanales que provocan la quiebra de pequeños agricultores, etc. La presión demográfica también contribuye al estado de las cosas.

En 1700, el mundo habían 700 millones de humanos, en 1800 eran 950, en 1900 casi se duplica la población mundial al llegar a 1,600 millones de habitantes, pero en 2000 se cuadruplicó la población al llegar a 6,000 millones de habitantes y en la primera década del siglo XXI hemos sobrepasado los 7,000 millones; este vertiginoso crecimiento de la población humana ha sido a costa de la extinción de otras especies; actualmente la masa combinada de la población humana equivale a 300 millones de toneladas, la de los animales domésticos a 700 , en contraste la de todos los animales salvajes que sobreviven es de apenas 100 millones de toneladas. En el mundo actualmente hay unas 80 mil jirafas frente a 1500 millones de cabezas de ganado vacuno; hay solo 200,000 lobos frente a 400 millones de perros; hay 250,000 chimpancés frente a mas de 7000 millones de homo sapiens. Pero hay otros organismos que les va muy bien: las ratas y las cucarachas están en su apogeo (Noah-Harari, 2014).

Se estima, que si no hay grandes cambios a la mitad del presente siglo los recursos disponibles promedio por persona se reducirán a la mitad. Más aún, desde el siglo XVIII, se han inventado procesos fabriles y métodos ahorradores de mano de obra que han elevado la productividad de ese factor, pero también deja a un lado cientos de millones de potenciales trabajadores y empleados que se sienten relegados o innecesarios. Cada semana 1.4 millones de gentes se agregan a los asentamientos irregulares que crecen en los márgenes de las ciudades. El dato de 3 billones de personas que viven con menos de 2 US dólares por día se ha vuelto común y ya no causa inquietud, pero es verdad y es tremendamente injusto (Hawken,2007).

Hay fuertes presiones sociales por la equidad y la sustentabilidad conforme las condiciones ambientales y sociales están cambiando dramáticamente y llegan a ser mas demandantes de atención; es cierto, que cualquier contemplación de la historia del mundo, dice diferentes cosas a diferente gente, que la acumulación de registros, eventos y recuerdos es tan grande que ninguna persona puede abarcar la historia total ni en el tiempo actual, mucho menos en el pasado, por ello los historiadores crean marcos de referencia que son una especie de lentes para ordenar el pasado y crear una narrativa coherente.

Pero por la evidencia que se dispone, muy probablemente dos marcos de referencia dominaran nuestros intentos por entender el pasado: i) el de la justicia social y ii) el de las relaciones de los individuos con el ambiente; ambos marcos tienen que ver con la explotación, así como la historia de los intentos de los individuos para evitarla. La justicia social y el cuidado del planeta operan en paralelo, el abuso de uno lleva a la explotación del otro. Lo que se llama el poder del individuo sobre la naturaleza, normalmente se vuelve el poder de un individuo sobre otros, con la naturaleza como instrumento. Por ello, nuestro destino dependerá de como entendamos y tratemos los excedentes del planeta sean tierras, océanos, diversidad de especies y gente, y en el centro del movimiento de conservación y manejo sustentable de recursos naturales y sociales, esta la cultura indígena.

 

En la mayor parte de las culturas indígenas los movimientos sociales y ambientales son inseparables. Cada simple partícula, pensamiento y ser, aun los sueños, son el ambiente y así como lo que se hace se refleja en la tierra, lo que se le hace se revierte en enfermedades y descontentos. Es debido a la separación de individuo y naturaleza que los movimientos de justicia social y ambiental surgieron cada uno con su propia historia, pero las culturas indígenas ponen las bases para entenderlos como uno solo.

Pero, así como las culturas indígenas son mundos locales, íntimos y familiares, la mayoría de la gente vive la era de los gigantes. En un día se extraen 85 millones de barriles de petróleo del subsuelo para luego quemarlo; en el mismo día se vierten a la atmosfera los residuos de 27 billones de libras de carbón, cien millones de gente se desplazan en el mundo en busca de nuevo hogar. Una empresa: Wall Mart, emplea 1.8 millones de gente en el mundo. En 2006, Exxon Mobile registró casi 40 billones de dólares de utilidades, dinero suficiente para suministrar de manera permanente agua potable a un billón de gente que carece de ella. Hemos consumido 90 % de todas las especies de peces grandes en los océanos. La casa de Bill Gates se asienta en una superficie de acre y medio y costó cerca de 100 millones de dólares estadounidenses (Hawken, 2007).

Las condiciones anteriores, han llevado a diversos grupos a buscar convergencias en su lucha: por ejemplo, el amplio movimiento que refiere Hawken (2007), se integra de tres ramas, a saber: i) activismo ambiental, ii) iniciativas de justicia social y iii) culturas indígenas en resistencia a la globalización. Colectivamente el movimiento expresa los reclamos de la mayoría de la gente sobre la tierra para: hacer sustentable el medio ambiente, contar con salarios dignos, democratizar la toma de decisiones y participar en las políticas públicas, reinventar desde abajo y pieza por pieza el gobierno y mejorar las condiciones de vida de mujeres, niños y pobres. Hoy el mundo enfrenta un desafío exponencialmente mas difícil que la abolición de la esclavitud: la prevención de perdidas irreversibles de la capacidad del planeta para suportar la vida.

Pese a que los claros síntomas del deterioro ambiental y social, la promesa de un mundo mejor mantenía clima de optimismo y cierto orden económico aunque favorable para algunos pocos, hasta que llego 2008 con la crisis financiera-bursátil cuyo epicentro estuvo en Wall Street , Nueva York1, la explicación radica sobre todo por la entrada de China y sus mercancías baratas al mercado global, especialmente al estadounidense que por ello registra un gran déficit comercial con aquel país, pero sin consecuencias en su índice inflacionario, lo que combinado con las bajas tasas de interés de la época, generó un auge económico que se manifestó con mayor fuerza en el crédito y mercado inmobiliario norteamericano, especialmente en vivienda unifamiliar. El auge en estos mercados atrae a los especuladores cuyos grandes movimientos bursátiles terminan elevando los precios de las acciones y valores, que dan como consecuencia la elevación de las tasas de interés bancarias que hacen impagables las hipotecas, y con ello la quiebra de las agencias gubernamentales de vivienda estadounidense y los bancos asociados con ellas.

La crisis bancaria se extendió y se convirtió en crisis de crédito cuando los bancos preocupados por la salud financiera de otros bancos elevan el costo del crédito entre ellos y como consecuencia se eleva el costo del crédito en general. La elevación de las tasas de interés reduce el consumo y caen los precios de los mercados inmobiliarios, así como los precios en la bolsa de valores, profundizando la crisis y extendiéndola a otros países cuyas bolsas de valores colapsan, se elevan las tasas de interés y el consumo decrece y la recesión estadounidense se convierte en global. La responsabilidad de la crisis se atribuye a las autoridades monetarias estadounidenses, al no intervenir oportunamente para evitar que la crisis bancaria, provocada por las agencias gubernamentales de crédito, junto con los bancos, se convierta en crisis de crédito. Barak Obama presidente electo en ese entonces se compromete a castigar a los responsables, pero sorpresivamente los ratifica en sus cargos cuando toma el poder (Obregón, 2011)

En este punto vale la pena aclarar que la economía de un país crece con la inversión y su consecuencia natural: el empleo. Adicionalmente es importante mencionar, que hay dos clases de inversión: la productiva y la especulativa, la primera es la que crea riqueza genuina (bienes y servicios) que permea a la sociedad vía empleo y consumo, consiste en poner en movimiento maquinaria, equipo y conocimiento para producir bienes así como construir infraestructura (carreteras, comunicaciones, etc.); la especulativa es la financiera y la inmobiliaria sobre todo cuando su crecimiento se logra comerciando en la bolsa de valores y en el caso de los inmuebles, cuando su valor comercial aumenta sólo con el paso del tiempo. La riqueza que se genera mediante la inversión especulativa no tiene un impacto social, es ilusoria, es hacer dinero con el dinero, su aumento proviene de la perdida que registran otros individuos, generando concentración del ingreso en pocas personas.

La inversión especulativa propició la crisis del 2008 antes mencionada y la concentración del ingreso ha tomado tal fuerza que en las economías capitalistas que se ha acuñado el termino “financierizacion” , como se comentó en el capitulo 1, para señalar el elevado costo de la intermediación financiera y lo insano que un medio como es el dinero, se convierta en un fin en sí mismo, adquiriendo una elevada prioridad en las decisiones de inversión pública y privada, al grado que esta deteniendo el crecimiento de las economías capitalistas. Thomas Piketty, es un economista francés que en 2013 demuestra y denuncia esta tendencia en un libro que concentra estudios de largo aliento sobre el ingreso, el capital y el trabajo en un grupo de países capitalistas de Europa y América (Piketty, 2014).

Según Pikety (2014) no se cumplió el pronostico de Marx relativo al fin del capitalismo por la concentración del capital por sus crecientes utilidades a costa de la explotación del trabajo, que terminaría reduciendo a un mínimo la rentabilidad del capital al pulverizar el mercado; la presión de los sindicatos, la tecnología y los flujos de conocimiento contribuyeron a la postre, a un mejor equilibrio entre capital y trabajo. Pero, por otro lado, el autor pone al descubierto que, al interior de las clases capitalistas, a lo largo del siglo XX, la desigualdad ha aumentado, lo que explica el bajo crecimiento de las economías globalizadas. Así en 2010 la clase dominante, es decir el 1% de la población, concentró en Europa el 25% del capital total2, en Estados Unidos el 35 %, estimándose que, de seguir la tendencia, la clase dominante estadounidense acaparará el 50% en 2030. Los países escandinavos son mas igualitarios, su clase dominante concentró entre 1970-1980, el 20% del capital total, se caracterizan por la presencia de un Estado fuerte que sustituye al mercado en áreas claves y lo regula en otras. Quizás por ello, la salida, dice Piketty (2014), consiste en un Estado Social que mediante un impuesto progresivo a las ganancias del capital y sobre todo a la herencia, recupere el equilibrio en la distribución del ingreso y restablezca el crecimiento y bienestar.