Cloe, la chica loba

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Cloe, la chica loba
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Doce Suricatos

© del texto: Sandra Rodríguez Jiménez

© corrección del texto: Equipo BABIDI-BÚ

© de esta edición:

Editorial BABIDI-BÚ, 2020

Fernández de Ribera 32, 2ºD

41005 - Sevilla

Tlfn: 912.665.684

info@babidibulibros.com

www.babidibulibros.com

Primera edición: Octubre, 2020

ISBN: 978-84-18297-88-5

Producción del ePub: booqlab

«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra»


ÍNDICE

Diario de Cloe

Pinceladas de la vida de Cloe

Fragmentos del diario de Evania

Giro inesperado en la vida de Cloe

Fragmentos del diario de Evania

El origen de los licántropos

El despertar de Cloe

Fragmentos del diario de Evania

El pacto de Evania con el Rey Sol

Amargos y dulces momentos en la vida de Cloe

El adiós de Evania

La magia entre Cloe y Dorian

Un sorprendente recuerdo de Pilar

Secretos perversos de una compañera de Cloe

¡Un trabajo en grupo!

El secreto de Nadia

Un regalo del destino y confesiones irreversibles

Noa, sin su corona de reina

Navidad, misteriosa Navidad.

Enero 2020

La esperanza de los licántropos

Diario de Cloe

Al Sol y a la Luna, para que su mágico y eterno amor, siga

inspirando historias tan bonitas como esta.

A todas las personas queridas que tengo en mi círculo VIP.

A ti, que vas a leer mi historia y deseo que te guste.

A Babidi-bú por hacer realidad uno de mis sueños.

Posdata:

Mis dos Antonios prefieren leer cómics de acción, pero aun así, devoraron mi historia en un periquete y me animaron a lanzarme en esta aventura.

Mi madre, mi padre y mi hermana quieren leer una segunda parte de Cloe.

Respecto a mí, he de decir que he sido tremendamente feliz realizando este proyecto.

Diario de Cloe

Viernes 15 de noviembre de 2019

Querido diario, hoy estoy más tranquila y más feliz porque siento que en clase, todas y todos se han acostumbrado a mí y ya no soy el centro de atención.

Qué guapas son todas las chicas de mi clase, el caso es que yo siempre me veo la más fea de todas. O dicho de una manera más sutil, me veo la menos guapa de todas.

Nadia me ha sonreído y me ha regalado un bolígrafo azul de purpurina. Ya no la veo tan engreída.

Mi seño me ha dado la enhorabuena por la exposición de Sociales. Me he puesto roja como un tomate y creo que algunos se han reído.

Noa me ha dicho que le encanta mi peinado, me ha preguntado que quién me lo ha hecho. Cuando le he dicho que me ha peinado mi abuelo, se ha sorprendido mucho, y no sé por qué. Después, Noa cogió dos coleteros de pompón rosa que llevaba en su mochila, uno se lo regaló a Dara, y otro me lo regaló a mí. Yo nunca uso esos coleteros tan ñoños, pero se lo agradecí igualmente de corazón, por cierto, el coletero parecía un ambientador de coche por el olor tan intenso a perfume.

Buenas noches.

Cloe


Sábado 16 de noviembre de 2019

Esta mañana fui a darle un paseo a Sandy y descubrí que Dorian vive muy cerca de mí. Tan solo nos separan una gran plaza en obras y tres calles.

Seguramente él haga una ruta diferente para ir al colegio, y por eso nunca me he cruzado con él.

¡Tan solo le he visto desde lejos y ya me he puesto roja!

Estoy deseando hablar algo con él.

Tiene aspecto de ser un chico muy simpático.

¡Ay, la verdad es que me gusta bastante este pueblo, Salar!, parece tranquilo y acogedor, y lo mejor de todo, está rodeado de campo y pequeñas colinas, por las que podré pasear con Sandy. Pero aún no le diré a mi padre que me gusta este pueblo, prefiero que piense que sigo muy enfadada.

Buenas noches.

Cloe


Domingo 17 de noviembre de 2019

Hoy he estado por primera vez en la casa de campo del abuelo.

Al entrar tuve una sensación extraña, una mezcla de emociones y recuerdos de olores. ¡Pero si yo nunca he estado en esta casa! En fin…

Ahora, después de tantos años, mi abuelo ha decidido venderla y hemos ido para enseñársela a un agente inmobiliario.

Mi padre ha estado todo el rato sentado debajo de un chaparro, mirando al infinito, pensando en sus asuntos. Imagino que en cosas de adultos, así que no he querido interrumpir sus pensamientos.

¡Estoy cansadísima de tanta carretera, tres horas de coche para ir y otras tres para volver! ¡Además, el camino se ha hecho eterno porque mi padre ha estado callado y serio todo el tiempo! ¡Menos mal que mi abuelo me ha entretenido algo con sus bromas y conversaciones!

Buenas noches.

Cloe


Lunes 18 de noviembre de 2019

Querido diario, hoy ha sido un día un poco aburrido. Muchos deberes en clase, muchas tareas en casa y nada interesante que contar.

¡Ah, bueno, una cosilla curiosa: Dara me ha invitado a una fiesta que hará en su supermegacasa el sábado que viene! Pero no sé si mi padre me dejará ir…

Además, no me fío mucho de ella. Creo que es un poco falsa. Necesito más tiempo para conocerla.

También me ha comentado algo de su canal de YouTube, y de su Instagram, que por lo visto es una influencer de yo no sé qué…

Yo le he dicho que mi padre me tiene muy controlado el uso de internet, y que no me deja ocupar mi tiempo viendo las chorradas que hacen y cuelgan los demás. Mi padre dice que haga mis propias actividades y viva de forma real mi propio tiempo.

Las demás chicas me siguen llamando «la rarita», pero ya no cuchichean tanto cuando paso cerca de ellas. O a lo mejor cuchichean igual pero, la verdad sea dicha, me importa un pimiento frito.

¡Otra cosa! No sé si serán imaginaciones mías, pero… creo que Dorian me ha mirado y me ha sonreído. ¡Aaah…!

Buenas noches.

Cloe


Martes 19 de noviembre de 2019

Querido diario, como ya sabes, Leonel es el bromista de la clase, hace chistes de todo el mundo y hoy he sido yo la protagonista de su broma. La seño salió al baño y él aprovechó para ponerme esos malditos mocos verdes en mi cabeza. Casi todos se desternillaron de la risa.

 

Sobre todo, Dara, que estaba encantada de verme así de ridícula.

Leonel dice que visto con ropa rara y que esos mocos verdes me quedaban bien para mi estilo. Él sí que parece un mocoso haciendo esas chorradas de niño chico.

Azai, como todos los días, es un bruto y descuidado, y en clase de plástica me rompió sin querer mi bloc de dibujo, pero no se lo dije a nadie. Tampoco se lo dije a la seño. No quiero que le castiguen, además, paso de ser la chivata de la clase. Imagino que él no se da cuenta de que es un bruto. Por lo menos me pidió perdón.

Buenas noches.

Cloe


Miércoles 20 de noviembre de 2019

Querido diario, Basil es un sol y todos los días es muy amable conmigo. Tiene una pequeña discapacidad auditiva y debe llevar audífono. Menos mal que me di cuenta a tiempo, porque estuve a punto de comentarle que se quitara esos auriculares tan chulos porque la seño le iba a regañar. ¡Menos mal que no hice ese comentario tonto e inoportuno! Me cae genial. Hoy ha sufrido una broma de Leonel, y yo me he enfadado mucho, el corazón me latía muy deprisa y a punto estuve de plantarle cara a Leonel, pero al final no me atreví. La seño lo solucionó todo.

Dorian es… es… muy guapo y me da vergüenza mirarle a los ojos, a esos ojazos marrones preciosos. Me encantan las pecas que cubren su cara, y me encanta el color rojizo de su pelo. ¡Aaah…, Dorian tiene los colores del fuego! Lo que más me gusta de él, es su timidez. Todavía no sé cómo es su voz. La verdad es que en estos ocho días que llevo en el colegio, no le he escuchado hablar ni una sola vez.

Y en el recreo… tampoco le veo, ¿dónde se irá?

Los demás chicos también me siguen llamando «la rarita», pero a mí me da igual, porque ser «rarita» no es nada malo.

Buenas noches.

Cloe


Jueves 21 de noviembre de 2019

Querido diario, Dorian es muy… muy guapo e interesante.

Hoy le pillé mirándome.

No eran imaginaciones mías, ¡me estaba mirando!

Me puse roja y mi corazón empezó a latir muy deprisa.

¿Se habrán dado cuenta en clase?

¿Habrá escuchado alguien los latidos de mi corazón?

Pero es que sinceramente creo que me gusta.

Creo que me gusta mucho.

Daría cualquier cosa por un beso de Dorian.

Mañana intentaré hablar con él.

Ya me he puesto nerviosa.

Mañana me pondré mi camiseta monster y mis vaqueros rotos negros.

Le diré al abuelo que me haga ese superpeinado que tiene tanto éxito.

¡Y por supuesto, me echaré un poquito de mi perfume preferido!

Buenas noches.

Cloe


Viernes 22 de noviembre de 2019

Puafff, querido diario, hoy Dorian no ha venido a clase.

El lunes intentaré hablar con él.

Bueno, pues voy a guardarte en mi mochila porque estoy en clase de Francés y me van a pillar.

Es que esta clase es un rollo. Me aburro una barbaridad. Mi abuelo me enseñó a hablar y a escribir francés e inglés, y tengo que estar aquí aguantando este tostón.

En fin… Esta noche te cuento más.

¡Hasta luego!

¡Gracias por guardarme mis secretos querido diario! ¡Ja, ja, ja!

Cloe

Pinceladas de la vida de Cloe

Cloe era una niña introvertida, algo vergonzosa y tremendamente lista e independiente. Cloe tenía unas características físicas muy peculiares que la diferenciaban del resto de compañeras y compañeros de clase.

Cloe sabía que no era muy común tener un ojo de color verde agua y otro de color negro, y que no era muy común tener orejas puntiagudas como una duendecilla, y colmillos grandes y afilados como un lobo, pero ella lo llevaba bien. Simplemente se veía un poco fea.

Tampoco era muy común que le apasionase la oscuridad y no le tuviese ningún tipo de miedo. De hecho, le encantaba pasear por las noches para observar y escuchar el paisaje nocturno.

Desde muy pequeñita empezó a elegir ropa muy diferente al resto de las niñas, le encantaban las camisetas y sudaderas «de chicos» y los pantalones elásticos. Nada de medias, nada de faldas incómodas y nada de blusas abotonadas.

Cloe tenía su propio estilo, una mezcla entre estilo gótico y roquera con un toque muy coqueto, en definitiva, tenía un estilo muy Cloe.

Cloe aún no tenía amigas ni amigos porque llevaba poco tiempo en el nuevo colegio. Su familia, una vez más, se había mudado de pueblo, y para ella era un fastidio volver a empezar de nuevo. Era un fastidio cambiar de casa, cambiar de pueblo, y sobre todo era un fastidio cambiar de colegio. ¿Por qué habían tenido que mudarse otra vez más?

Cloe siempre escuchaba atenta las respuestas de su padre:

—Cariño, cuando llegue el momento de tu transformación lo entenderás. Cuando seas como tu madre, podrás decidir y defenderte si hiciera falta. Pero ahora, debo protegerte. Te quiero demasiado para permitir que te ocurra algo —le decía su padre.

—¡Papá, no entiendo nada! ¿Protegerme de qué? ¿Mi transformación? ¿Te refieres a mi primera menstruación? ¡No creo que eso suponga mucho cambio en mí! ¡Tan solo consiste en llevar compresas durante algunos días, menuda chorrada! ¡Ya estoy informada de todo! Y, papá, ¿de qué tienes miedo? ¡Hace años que no creo ni en fantasmas ni en monstruos! ¡Ya estoy en 6º de Primaria! ¡Estoy cansada de cambiar de colegio! ¡Nunca tendré amigas porque es imposible mantener la amistad en la distancia, y además tampoco me dejas estar en redes sociales porque soy menor! ¡Ni siquiera tengo móvil, papá! ¿Te lo puedes creer? ¡Seré la única chica de 6º que no tenga móvil! ¡Las amigas del anterior colegio recibieron de regalo un móvil en la fiesta de su primera comilona, o comunión, o cómo se diga! ¡Y mamá, por lo que me contáis, era especial! ¡Nunca seré como ella! ¡Y para colmo nunca pude conocerla! ¿Por qué tuvo que morir? ¡No es justo, no es justo! ¿Por qué tuvo que morir? ¡Tengo ganas de enfadarme! ¡Aaah! ¡Aaah! ¡Y ahora, en otro colegio nuevo! ¡Estoy harta, papá! ¿Me escuchas? —contestaba Cloe, enojada y llorando a gritos.

En ese momento, su padre, con sonrisa amable y triste, con ojos brillantes que querían llorar pero no debían, abrazaba a su hija y la colmaba de besitos y abrazos.

—Hija, tendrás un móvil a su debido tiempo, todavía no lo necesitas. Confía en mí, cariño. Ya sé que eres una campeona valiente que no teme a nadie ni a nada, pero… hay algo que debo contarte… Nunca encuentro el momento… No sé por dónde empezar, pero un día de estos nos sentaremos tranquilamente y te lo contaré todo. Un día te explicaré por qué hemos cambiado otra vez de pueblo…

Pero ¿en serio que no te gusta este pueblo? Elegí Salar entre miles de pueblos por los lugares encantadores y mágicos que tiene… ¡Ya los descubrirás y los disfrutarás! Además…, no creo que aquí puedan encontrarte…

Entonces Cloe se calmaba, le devolvía los abrazos, lloraba y reía, todo a la vez, y se rendía al cariño sincero de su padre, guardando su enfado y frustración para otro momento.

—Papá, la verdad es que este pueblo… no me disgusta, te lo confieso.

¡Ay, papá, tú y tus misterios!… Pero bueno, ya me lo contarás otro día. Ahora me duele la cabeza y no tengo ganas de pensar en nada…

Cloe ya estaba acostumbrada a cambiar de casa, de pueblo y de colegio, y sabía que saldría adelante. Además, Cloe tenía una familia maravillosa, tenía a su padre, Óscar, a su abuelo paterno, Corban, y a su perrita Sandy, una preciosa y peluda pastora alemana.

Cloe también tenía abuelos maternos, pero las cosas no iban bien.

Según le contó su padre, sus abuelos maternos fueron los culpables de todo lo que sucedió.

Fragmentos del diario de Evania

13 de julio de 2008

Querido diario, estoy muy emocionada porque en breves días, por fin podré tener en brazos a mi pequeña bebé.

Mi pequeña princesa será especial. Tendrá mi valor y fortaleza, y la humildad, inteligencia y pasión de su padre.

Mi pequeña princesa será la clave para conseguir la paz y el equilibrio entre ambas familias.

Estoy tan feliz e impaciente que cada segundo parece una eternidad.

Estoy segura de que mi hija será un ejemplo a seguir, y mi familia cambiará de opinión.

Mi pequeña princesa será una gran guardiana de la noche.

Buenas noches.

Evania


14 de julio de 2008

Querido diario, mi gran amor y yo debemos huir.

Mi familia no le acepta.

Solo aceptan a mi futura hija y a mí.

No confían en él.

Creen que será como todos los demás.

Creen que será un peligro para nuestra familia, para nuestra estirpe.

No puedo soportar tanto dolor.

Nunca me separaré de él.

Formaremos nuestra propia familia y seremos felices.

Buenas noches.

Evania


15 de julio de 2008

Querido diario, faltan tres días para que haya luna llena.

Faltan tres días para que nazca mi princesa.

Faltan tres días para que comience una nueva etapa con mi gran amor y nuestra hija.

Estoy impaciente.

En la madrugada huiremos. Nos iremos de aquí hacia algún lugar lejano donde no puedan encontrarnos.

Buenas noches.

Evania

Giro inesperado en la vida de Cloe

En la tarde de aquel viernes, Cloe, su padre, el abuelo y Sandy hicieron una ruta preciosa por el pueblo. En primer lugar, visitaron la famosa «Villa Romana de Salar», después subieron a «La Fuente Alta», pasaron por el nacimiento de agua «El Bañuelo», y terminaron visitando la «Torre Árabe» del siglo XIII. ¡Fue una excursión de lo más alucinante! ¡Cloe fue tremendamente feliz y se lo pasó genial con su familia! El caso es que… de tanto andar para arriba y para abajo, después de la ducha y de la cena, Cloe estaba agotada y se fue a dormir, así que esa noche Cloe no escribió en su diario.

Amaneció el sábado, un día muy nublado y con un frío de mil castañas.

Cloe tenía intención de madrugar para poder hacer todos los deberes y tareas de casa. Pero su despertador no sonó y despertó a las once de la mañana. Se levantó como una zombi, floja y perezosa.

Fue al baño, le dolía un poco la barriga, la tenía hinchada.

¡Oh, oh, vaya…! ¡Eso no se lo esperaba! ¡Todavía lo veía como algo más lejano!

Ella imaginaba que le vendría por lo menos en 1º de la ESO.

Pero bueno, así es la vida…

Cloe estaba teniendo su primera menstruación. En el cole, las chicas mayores llamaban la menstruación como «la regla», y a Cloe le hacía mucha gracia esa palabra.

Cloe buscó en el mueble del baño el paquete rosa y verde de compresas, que su padre, como buen previsor, había comprado hacía unos meses.

«Bueno, pues… bienvenida querida “regla”. ¡Ea, comienza una nueva etapa en mi vida!», pensó Cloe, sonriendo ante la nueva situación.

El abuelo estaba encendiendo la chimenea.

Sandy observaba desde el porche de la casa.

Óscar estaba trabajando. Estaba sentado delante de su tablet, traduciendo la última novela de Daniel Kehlmann, en francés, español y en inglés.

El padre de Cloe era traductor y le apasionaba su trabajo. Por ese y otros motivos, Cloe siempre había vivido rodeada de esos maravillosos tesoros: «los libros». Desde muy pequeña ya apuntaba a maneras y devoraba cuentos, uno detrás de otro.

Cloe no tenía ganas de ir a la fiesta de Dara, primero porque le dolía la barriga, y segundo, porque simplemente no tenía ganas. Ella necesitaba más tiempo para adquirir confianza, así que ni siquiera le preguntó a su padre si la hubiera dejado ir.

 

—Buenos días, hija. Ya veo que ha dormido usted como una marmota. ¡Tienes los ojos hinchados de tanto dormir! —comentó su padre.

—Buenos días, papá. Buenos días, abuelo. Pues sí, la verdad es que he dormido una barbaridad… Y el caso es que he tenido un sueño de lo más extraño… Parecía tan real… Anoche escuché aullar a nuestra Sandy, no paraba de aullar y… ¡He soñado que había luna llena y que me transformaba en loba! ¡Ja, ja, ja, ja! ¡He soñado que yo me transformaba en chica loba! ¡Ah, otra cosa, papá y abuelo! ¡Ya me ha venido mi primera menstruación! ¡Puaf, que ya tengo la dichosa regla!

El abuelo y el padre de Cloe se miraron al instante. Sus semblantes cambiaron en moléculas de segundo.

Óscar buscó en su tablet el calendario lunar de diciembre, y efectivamente, próximamente, el 12 de diciembre habría luna llena.

¿Se estaría acercando ya el momento de…?

—¡Papá, abuelo, os habéis quedado pasmados! ¡Que no pasa nada! ¡Me ha venido un poquito antes de lo previsto! Tan solo es «la regla». ¡Ja, ja, ja, ja!

—¡Oh, hija, dame un abrazo! Por supuesto, por supuesto, no pasa nada, es algo natural. Es una nueva etapa para ti. Lo que ocurre es… que ya eres una mujercita y…

—Hijo, ha llegado el momento de que le cuentes la verdad a Cloe. Ya es hora de que vaya asimilando lo que se le avecina. Además, nuestra Sandy nunca aúlla. ¿No crees que son muchas casualidades?... Mi pequeña Cloe, ya eres una mujercita. Ven que te dé un abrazo —dijo el abuelo.

—Tienes razón, padre. Ya va siendo hora de que hablemos con Cloe. Verás, Cloe…, tengo que contarte una historia familiar. Ya te he dicho en muchas ocasiones que nunca encontraba el momento adecuado para contarte nuestro secreto familiar, pero creo que ese momento adecuado va a ser ya, ahora mismo, sin más demora. Cuando te lo cuente, comprenderás muchas cosas que hasta ahora no comprendes —dijo su padre.

—Papi, me estás intrigando demasiado. Me has puesto nerviosa. ¿Qué sucede? —preguntó Cloe.

—Verás, hija, es una larga historia…Siéntate. Iré a buscar un álbum familiar de tu madre que nunca antes habías visto —dijo su padre.

Óscar fue a buscar el álbum familiar. Corban abrazó a Cloe y le acarició el pelo para tranquilizarla. Sandy también se unió al momento familiar y se tumbó a los pies de Cloe.

Cloe estaba nerviosa, emocionada y expectante por lo que iba a contarle su padre, pero también estaba intranquila por algo más… Su sexto sentido presentía algo y no sabía el qué… Tal vez fuese ese pequeño dolor silencioso de barriga…

De repente, una piedra lanzada desde lejos chocó contra la ventana del salón, rompiendo los cristales con un ruido estrepitoso; después otra piedra más, y por último cayó una bolsa con un objeto dentro.

Óscar, alarmado, entró rápidamente en el salón, Cloe y su abuelo estaban estupefactos, intentando comprender qué había sucedido, y Sandy no paraba de ladrar.

Óscar recogió las piedras y miró a través de la ventana rota. Allí en la calle, ya no había nadie.

Cloe miró la bolsa tirada en el suelo, aún no sabía el porqué, pero su corazón se aceleró; se fue acercando muy despacio hacia la bolsa; una parte de su cerebro reconoció lo que había dentro, pero ella albergaba la esperanza de estar equivocada. Con mano temblorosa cogió la bolsa y sacó el objeto que había dentro.

Cloe tuvo un colapso y se desmayó.

Ayer viernes, en clase de francés, mientras Cloe se evadía en sus pensamientos y escribía en su diario, alguien de la clase, la observaba. Cloe estaba tan abstraída pensando en por qué habría faltado Dorian al colegio, que no se dio cuenta del gran error que cometió al exponer su más preciado tesoro allí en la clase.

Olvidó que un diario privado nunca debe salir del escondite de su dormitorio.

Sonó la sirena para salir al patio. Todo el mundo salió.

Bueno, todo el mundo menos una persona que se hizo la entretenida detrás de la mesa de la profe. Esta persona se acercó a la mochila de Cloe, rebuscó y rebuscó hasta encontrar lo que quería. Alguien había robado el diario de Cloe.

Alguien se llevó los secretos mejor guardados e íntimos de Cloe.

Alguien quería hacer sufrir a Cloe, y estaba a punto de conseguirlo.

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