Jorge Semprún

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Jorge Semprún
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Jorge Semprún

Frontières | Fronteras

Mirjam Leuzinger (éd.|ed.)

Narr Francke Attempto Verlag Tübingen

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© 2018 • Narr Francke Attempto Verlag GmbH + Co. KG

Dischingerweg 5 • D-72070 Tübingen

www.francke.de • info@francke.de

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E-Book-Produktion: pagina GmbH, Tübingen

ePub-ISBN 978-3-8233-0082-3

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Inhalt

  Mirjam Leuzinger: Jorge Semprún. Frontières | Fronteras: Introducción Bibliografía

  Felipe Nieto: Una vida entre fronteras La frontera del exilio La frontera de la clandestinidad Las fronteras de Europa El lenguaje, patria sin fronteras Una Europa única Europa y la crisis actual de los refugiados El espacio interfronterizo Bibliografía

 Íñigo Amo: La obra temprana de Jorge Semprún. La conquista de la autoridad en el relato colectivoPrimera etapa (1946–1953)Segunda etapa. El seudónimo (1954–1963)El abandono del yoDiscurso interno y externoA modo de conclusión: El donoso escrutinioBibliografía

  Alicia Piquer Desvaux: Jorge Semprún sur la voie d’une pensée humaniste Bibliographie

  Corinne Benestroff: L’échappée belle … passer la Mort : la nuit du commissaire Marroux Noms et lettres en résistance Une nuit du commissaire Marroux Bibliographie

  Daniela Omlor: El revenant fronterizo en la obra de Jorge Semprún Bibliografía

  Marina Gauthier-Dubédat: Le monde ouvert de la création plastique dans l’œuvre de Jorge Semprún L’insertion de motifs plastiques dans le récit littéraire La juxtaposition d’analyses plastiques et de l’écriture littéraire Conclusion Bibliographie

  Mirjam Leuzinger: Literaturas en diálogo | Literaturas en la frontera: Goethe, Léon Blum y la memoria cultural de Jorge Semprún Goethe, Blum y la memoria cultural de Jorge Semprún Literaturas en diálogo | Literaturas en la frontera A modo de conclusión Bibliografía

  Georgina Salman Rocha: Textos impertinentes: el carácter digresivo de la escritura de Jorge Semprún Bibliografía

  Óscar Humberto Mejía Blanco: El arte literario como deslinde entre lo factual y lo ficcional, en la narrativa de los conflictos. El caso de La escritura o la vida Sobre la función ancilar (O el hacha que quiebra fronteras discursivas y de géneros) El programa poético de Jorge Semprún (El hacha que quiebra el hielo) Breve coda (o una reflexión de la escritura como terapia) Bibliografía

  Àngels Santa: Frontières symboliques dans L’Algarabie Bibliographie

  Juan F. García Bascuñana: Des exils, des frontières, des langues : Jorge Semprún ou l’« algarabie » qui ne cesse pas Bibliographie

  Stephanie Wilk: Un parcours à travers Paris dans Adieu, vive clarté … de Jorge Semprún La théorie certalienne de l’espace Le boulevard Saint-Michel Un parcours métropolitain Au lieu d’une conclusion : « J’avais fait de l’exil une patrie » Bibliographie

  Luisa García-Manso: Liminalidad y fantasmagoría en Bleiche Mutter, zarte Schwester o Le retour de Carola Neher, de Jorge Semprún Bleiche Mutter, zarte Schwester / Le retour de Carola Neher o la experiencia alemana de los dos totalitarismos Espacio liminal y corporeización de los fantasmas de la memoria Conclusiones Bibliografía

  Autores / Auteurs

Jorge Semprún. Frontières | Fronteras: Introducción

Mirjam Leuzinger (Universität Passau)

Con posible guiño al ensayo Éloge des frontières (2010) de Régis Debray, Juan Goytisolo redacta en 2011 una laudatio a su amigo Jorge Semprún (1923–2011) a la que opta por titular «elogio del hombre sin fronteras». El calificativo da testimonio de una persona que «aprendió muy joven a cruzar las fronteras y a elegir como patria el mundo abierto de la creación literaria». Al mismo tiempo pondera una creación que atraviesa «las fronteras y se dirige tanto al lector de París, Madrid, Berlín, Roma o Estocolmo» (Goytisolo 2011: 3–5).

De acuerdo con la referencia dada, la reflexión sobre las fronteras semprunianas se entabla desde los múltiples cruces, travesías y transgresiones de fronteras materiales y simbólicas que el exiliado, deportado de Buchenwald, dirigente comunista, Ministro de Cultura, intelectual, pero también guionista, ensayista y escritor celebraba en su vida y en su obra. Las fronteras estatales se traspasan con el exilio, la deportación y sus transgresiones culturales, lingüísticas, vitales o identitarias; las fronteras estéticas y poéticas, con los juegos genéricos, intermediáticos o discursivos.

No obstante, el carácter polifacético del concepto de frontera permite enfocar el discurso sempruniano asimismo desde unas fronteras que no solo se leen en cuanto «membrana[s] fluctuante[s]», sino también como líneas delimitadoras (más o menos herméticas), como zonas de contacto «autónoma[s] e híbrida[s]», como fin necesario para autodefinirse frente al que está del otro lado y, finalmente, como umbral que «abre un paso» hacia el cambio. Pensar las fronteras es, por lo tanto, reflexionar sobre los sintagmas hasta dónde, en dónde, por dónde y a partir de dónde que moldean el espacio limítrofe (Demeyer 2014: 13–22).

Conforme especifica el filósofo alemán Norbert Wokart, la ambivalencia inherente al fenómeno se fundamenta en el hecho de que entre dos entidades solo existe una frontera. Al situarse entre dos partes, la frontera incluye y excluye al mismo tiempo y tiene, en consecuencia, una función tanto positiva como negativa (Wokart 1995: 278–279).1 Aunque Wokart entienda esta doble función como simple lógica (exenta de valoración), la realidad prueba que la frontera –sobre todo, la política–2 suscita las más adversas emociones porque implica una «expresión de poder», con frecuencia, asimétrica (Aínsa 2006: 119). La frontera es, en este sentido, despreciada por su fuerza exluyente, marginadora y a veces arbitraria, puesto que es capaz de generar diferencias donde antes tal vez no las había. De acuerdo con su etimología, esta frontera presenta un frente «contra algo o contra alguien» (Aínsa 2006: 220). Es un territorio de conflictos latentes,3 de riesgos y miedos. A título de ejemplo, basta recordar que para muchos refugiados el paso de la(s) frontera(s) sigue significando el paso por una máquina de abyección que los transforma en «otros» alienígenos (Brady 2006: 152–155; Kleinschmidt & Hewel 2011: 10).

 

Por otro lado, la frontera se aprecia porque transmite seguridad y, en cuanto «límite protector de diferencias» (Aínsa 2006: 217), preserva lo propio, i.e. las tradiciones, costumbres e incluso las propiedades materiales. Además, no es baladí señalar que, a través de la comunicación en la frontera, las culturas se enriquecen mutuamente (Anselm 1995: 197; Michaelsen & Johnson 1997: 3). Este contacto de las culturas da a entender, por lo tanto, que la frontera no solo se presenta como línea delimitadora, sino también como zona autónoma e híbrida.4

Desde una perspectiva postcolonial, Homi K. Bhabha desarrolló en los años noventa el conocido concepto del third space para designar aquella topografía en la frontera -imaginaria y variable- en la que las culturas se mezclan (Kleinschmidt & Hewel 2011: 12). No obstante, no debe olvidarse que en el ensayo autobiográfico Borderlands / La Frontera. The New Mestiza (1987) la escritora chicana Gloria Anzaldúa anticipa este vínculo entre frontera e hibridación. Como consecuencia de la discriminación sufrida por ser chicana, mujer y lesbiana, ella apela, en sus líneas, a la tolerancia frente a la heterogeneidad no solo cultural y lingüística, sino también de género, de orientación sexual y de religión. Según la autora, quienes dan ejemplo de esta tolerancia se sitúan en una liminalidad constante –entendida en el sentido dado por la antropología cultural–, a la que llama nepantla, un término náhuatl que significa «tierra en medio». En los ritos de paso, la liminalidad es, entonces, el estado inseguro y ambigüo entre la separación y la agregación; un estado que, según la autora, otorga al individuo -y, en particular, a los nepantleros que habitan esta liminalidad- una sensibilidad particular para mediar entre las partes (Anzaldúa 2002: 100–102).

Por lo expuesto, la conceptualización anzalduana responde al anhelo de invertir la semántica del sufrimiento y de la violencia experimentada en la frontera. De modo paradójico, la frontera se transforma, por esta vía, en espacio transfronterizo en el que la sensibilidad de la frontera equivale a una mayor sensibilidad ante el mundo. A pesar de reflexionar sobre la frontera y, de ahí, reiterar el fenómeno, el ensayo de Anzaldúa sigue, pues, lo que Régis Debray optó por denominar el sans-frontiérisme del mundo actual. En su Éloge des frontières, un escrito de carácter panfletario (en el sentido francés del término), Debray critica el trampantojo alentador de la idea occidental de que el mundo estaría mejor sin fronteras. Este ataque lo extiende también a la retórica correspondiente del borderless world, del cross-over y de las prefijaciones trans- e inter- (Debray 2010: 13–14, 18). Según su juicio provocador, fenómenos como el marxismo, el islamismo, el budismo, el ecologismo y otros -ismos son meros paliativos del desarraigo de los seres humanos (Debray 2010: 34). En contra de la sociedad que tiende a rechazar los nacionalismos por razones históricas, el filósofo francés opina, por lo tanto, que la demarcación de fronteras es «politiquement incorrect, moralement antipathique, mais inévitable pour échapper au pur hasard» (Debray 2010: 25). A su parecer, las fronteras establecen un orden en el caos y crean, a través de la delimitación, valores necesarios para el buen funcionamiento del mundo. En consecuencia, estas líneas determinan la identidad individual y colectiva, ambas definidas en oposición al «otro» (Debray 2010: 73–80).

En esta línea, Debray insiste en que, contraria a un muro, la frontera no cierra el paso, pero lo regula (Debray 2010: 73–80). De acuerdo con esta función reguladora, el escritor hispano-uruguayo Fernando Aínsa recurre a la metáfora de la membrana «a través de la cual respiran los espacios interiores que [la frontera] protege» (Aínsa 2006: 218). A pesar de que su paso responda a un «ritual codificado por la autoridad» (Aínsa 2006: 225), la frontera –este confín alejado del centro– ofrece, pues, la libertad de apreciar lo nuevo y desconocido. Según resume Aínsa, la frontera «ofrece novedad, impulsa hacia lo desconocido, invita a una transgresión libertaria, a cruzar los puentes que tiende sobre las diferencias» (Aínsa 2006: 233). En el mundo globalizado de hoy –en el que fronteras se destruyen y construyen a igual ritmo–, no sorprende, en fin, el interés creciente por los hommes-frontières como Jorge Semprún que habitan varios espacios y descifran para sus lectores los signos de la alteridad.

En sintonía con el calificativo de Juan Goytisolo, este libro bilingüe abre con cinco contribuciones que examinan la figura de Jorge Semprún y de sus alter ego en cuanto «hombres sin fronteras». A este respecto, Felipe Nieto (UNED) sostiene que las fronteras que marcan la «transvida» de Semprún cumplen tanto una función delimitadora como unificadora. Para ilustrar esta ambivalencia inherente al fenómeno de la frontera, el historiador ofrece un recorrido por la frontera primigenia y traumática del exilio, así como por aquella de la clandestinidad para llegar, acto seguido, a la etapa posterior de rememoración y reflexión. A su parecer, la retrospectiva adoptada por Semprún origina las fronteras de la Europa dividida durante la Guerra Fría, la idea del lenguaje como patria sin fronteras en la Europa espiritual reunificada y, por último, el espacio «interfronterizo» de Biriatou, lugar «ideal desde el que poder ser recordado».

El pasado político y el desafío ético-moral propio a la escritura testimonial interesan también a Íñigo Amo (Universidad de Málaga), quien establece una tipología de los escritos publicados en la prensa antifranquista entre 1946 y 1963, los cuales brindan fuentes abundantes hasta el momento apenas exploradas. Según Amo, estas creaciones y críticas literarias, crónicas políticas y ensayos revelan una frontera ideológica marcada por un cambio pragmático fundamental: la «conquista progresiva [de Semprún] de la portavocía autorizada» como dirigente del PCE. De forma complementaria, Alicia Piquer Desvaux (Universitat de Barcelona) se dedica a los ensayos más recientes del Semprún humanista y a las fronteras políticas, culturas y lingüísticas de Europa. En este contexto, la figura de Juan Larrea –y el complejo fronterizo entre ficción y realidad que la persona histórica y el seudónimo suscitan– le permite relacionar el problema de España con el de Europa y trazar así el vínculo entre Semprún y la llamada generación del 98.

Persiguiendo la lectura detectivesca de los biografemas –situados entre el interior y el exterior de la novela, entre lo verdadero y lo falso– Corinne Benestroff (Université Paris 8) analiza los mecanismos de defensa de los que el narrador sempruniano se sirve para afrontar la experiencia traumática. Desde la doble perspectiva de psicóloga clínica y filóloga, Benestroff defiende la tesis de que el personaje de Roger Marroux y los indicios que la onomástica y los actos del comisario descubren en Netchaïev est de retour (1987), son verdaderos tutores de la resiliencia para el narrador-autor Semprún. La identidad como fenómeno fronterizo es también el objeto de la investigación de Daniela Omlor (University of Oxford) que aborda el homme-frontière por antonomasia, a saber, la figura del revenant del campo de concentración. Ente ambiguo que vuelve de la muerte en un estado fantasmal para exigir una deuda pendiente, esta figura recuerda, por un lado, la fórmula calderoniana de la vida es sueño. Por otro lado, Omlor invita a repensar la travesía de las fronteras múltiples a partir del concepto de la postmemoria (Hirsch) que permite a Semprún exorcizar –a través de la ficcionalización– «algunos fantasmas personales».

De las miradas interdisciplinares y transdisciplinares delineadas se benefician asimismo los dos estudios subsumidos en el tema de la transgresión de las fronteras artísticas. De este modo, la lectura paralela muestra una articulación diferenciada con respecto a las fronteras en el arte y en la literatura. Con su examen de la inserción de motivos pictóricos y de la yuxtaposición de los análisis plásticos con la escritura literaria, Marina Gauthier-Dubédat (investigadora independiente) opta por un enfoque disciplinar hasta ahora inédito. Desde la historia del arte, el eclecticismo de Semprún –apreciado, de manera ejemplar, en su selección de obras para la exposición en el Museo Bonnat (1999)– refleja la abolición de fronteras culturales, geográficas y temporales que caracteriza su percepción del arte. Como resultado, el paso por la frontera mediática –un nuevo espacio habitable– conduce por los paisajes de Breughel, la técnica pictural de Dürer y la iconología clásica de Cranach, sin olvidar la conocida penetración en La vista de Delft, la traducción de sentimientos íntimos a partir de Goya y, para terminar, la anhelada visión conjunta de Velázquez, Goya y Picasso. Por su parte, la comparatista Mirjam Leuzinger (Universität Passau) examina cómo la memoria cultural se articula en torno a diversas fronteras constituidas gracias al intercambio que se establece entre los textos. A través del prisma de la frontera, las lecturas de las Conversaciones de Eckermann, las Nouvelles conversations de Blum y las ficticias Conversations sur l’Ettersberg descubren, en definitiva, una estructura dialógica que reitera las fronteras entre los tiempos, espacios, culturas (nacionales) e idiomas de Semprún.

El carácter compuesto y, a veces, incluso mosaico de la memoria cultural sempruniana se refleja asimismo en las fronteras discursivas y sus transgresiones, estudiadas en el volumen a partir de dos teoremas, a saber, la extra-vagancia y lo ancilar. Según argumenta Georgina Salman Rocha (Universidad Iberoamericana), la digresión o extra-vagancia –el andar errante, el romper las expectativas y las fronteras normativas– es una manifestación que refleja la lógica creativa de Semprún tanto en su obra narrativa como ensayística. Por otra parte, la hispanista especifica que el narrar digresivo no solo atañe a los contenidos relatados, sino también al formato fronterizo de la ficción donde los géneros confluyen y los materiales dispares fragmentan visualmente el texto. Con ayuda del teorema de lo ancilar (Reyes) que difumina las fronteras discursivas y genéricas, Óscar Humberto Mejía Blanco (Universidad Industrial de Santander) prosigue, a su vez, la reflexión acerca del enlace entre lo literario y lo no literario. A su parecer, la hibridación en La escritura o la vida (1994) responde sobre todo a una necesidad interna, a la comodidad, al deseo de atractivo, al afán pedagógico y a la honestidad. Al mismo tiempo, Mejía Blanco vincula, de manera original, lo ancilar con la recepción internacional de la poética sempruniana y el carácter terapéutico de la misma, comprobado en un taller de escritura que el investigador colombiano dirigió en una prisión de su país.

Por la alta permeabilidad de la frontera y la percepción variable sobre ella, Àngels Santa (Universitat de Lleida) parte de la naturaleza simbólica de las fronteras en L’Algarabie (1981). Con objetivo de abarcar las múltiples presencias del fenómeno en una de las novelas más heterogéneas de Semprún, la especialista en literatura francesa estudia las líneas divisorias entre ficción y realidad, vida y muerte (con especial hincapié en la figura de la madre y la referencia a la obra de Marcel Proust), así como la difuminación de fronteras genéricas, lingüísticas y culturales que une en una simbiosis fraternal lo francés con lo español. Tenida cuenta del celebrado multilingüismo de Semprún, las fronteras lingüísticas y sus puntos de contacto han suscitado también interés en el ámbito de la lingüística. A este respecto, Juan F. García Bascuñana (Universitat Rovira i Virgili) tiende un puente entre el citado panfleto Éloge des frontières de Régis Debray y el elogio –explícito e implícito– de la diversidad lingüística en el contexto de los exilios de Semprún. Apoyándose en Umberto Eco, el lingüista sostiene que el multilingüismo sempruniano supone una revaloración del mito de la Torre de Babel. Pese al riesgo de que las fronteras se transformen en frentes hostiles, las estancias en Lestelle-Bétharram, Suiza, La Haya, Buchenwald y París ilustran, por consiguiente, la necesaria realidad de las fronteras como brújulas metafóricas que orientan y protegen al exiliado.

 

Relacionado también con los lugares del exilio, el estudio de los espacios fronterizos en la vida y obra de Semprún completa las miradas aquí propuestas sobre el fenómeno de la frontera. En esta línea de investigación, Stefanie Wilk (Universität Innsbruck) resalta el espacio urbano de París, «une sorte de terrain de jeu» que Semprún rememora en Adieu, vive clarté… (1998) desde el final provisorio del camino vital: el espacio fronterizo de Biriatou. Con ayuda de dos anécdotas paradigmáticas, la romanista descubre cómo, en su función de caminante (Certeau), el joven exiliado deja el espacio impregnarse, primero, de su estado de ánimo melancólico antes de lograr reconquistarlo a través de la literatura. Por su parte, Luisa García-Manso (Universiteit Utrecht) se dedica al teatro de Semprún –escasamente estudiado por la crítica– y, en particular, al espacio dramático liminal y a las figuras fantasmales que destacan en la escenificación de Bleiche Mutter, zarte Schwester (Weimar, 1995), obra conocida bajo el título Le retour de Carola Neher (1998). Basándose en el concepto de la liminalidad, la especialista en teatro contemporáneo define el cementerio como un escenario fronterizo entre vida y muerte, sueño y vigilia, presente y pasado en el que –como reminiscencia del célebre espacio de Buchenwald– confluyen los dos totalitarismos.

Este volumen tiene su origen en el II Simposio Internacional Jorge Semprún: Pensar las fronteras | II Symposium International Jorge Semprun: Penser les frontières que se celebró entre el 18 y el 20 de febrero de 2016 en la Universidad de Passau.5 El simposio se realizó con el apoyo de la Deutsche Forschungsgemeinschaft (DFG), del programa Hispanex del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España, así como de la Association des Amis de Jorge Semprun (AAJS), a la que agradezco la ayuda a la publicación de este libro. Muchas gracias también a Susanne Hartwig, catedrática de la Universidad de Passau, y a Luisa García-Manso por su generosa colaboración en la organización del encuentro. Por último, pero no por ello menos importante, quisiera hacer extensivo mi reconocimiento a todos los contribuyentes y participantes del simposio por el enriquecedor intercambio internacional e interdisciplinar sobre las fronteras variopintas en la vida y obra de Jorge Semprún.