Tu Mañana empieza Hoy

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Salir de la zona de confort

“No podemos convertirnos en lo que queremos ser,

permaneciendo en lo que somos”

El Camino incierto (Cuento)

Cierto día, un becerro tuvo que cruzar un bosque virgen para volver a su pradera. El animal abrió un sendero tortuoso, lleno de curvas, subiendo y bajando colinas. Al día siguiente, un perro que pasaba por allí, usó ese mismo trayecto para atravesar el bosque. Después, fue el turno de un ternero guía de un rebaño, que viendo el espacio ya abierto, propuso a su manada seguir por esas huellas. Más tarde, los hombres comenzaron a usar ese acceso marcado: entraban y salían, giraban a la derecha y a la izquierda, descendían, y se desviaban de los obstáculos, quejándose (con toda razón) pero no hacían nada para crear una nueva vía.

Después de tanto uso, el sendero acabó convertido en una amplia carretera donde los pobres animales transitaban con pesadas cargas, obligados a recorrer en tres horas, una distancia que bien podría realizarse en treinta minutos.

Pasaron muchos años y los lugareños asfaltaron ese camino convirtiéndolo en la calle central de un poblado y, finalmente, en la avenida principal para comunicarse con la vecina ciudad. Todos se quejaban del tránsito, porque ese trayecto indescifrable era seguramente el peor.

Mientras tanto, un anciano campesino apoyado con sus codos sobre la tranquera, viendo pasar por delante de su morada toda esa peregrinación, se reía al observar que los hombres tienen esa ciega tendencia a seguir la vía que ya está abierta, sin preguntarse acaso si habría una mejor opción.

Tal vez, si alguien se hubiese tomado el trabajo de analizar una ruta alternativa en línea recta, habría descubierto que había otros paisajes, y una forma mucho más rápida y cómoda para llegar a ese destino.

Reflexión...

El que las cosas se hayan hecho siempre siguiendo un patrón de conducta, (o de una forma concreta) no quiere decir que esa sea la manera correcta o la mejor de las formas. Los seres humanos somos animales de costumbres dentro de nuestra zona de confort... tenemos una vida rutinaria, nos levantamos a la misma hora, desayunamos lo mismo, vamos al trabajo o al colegio por el mismo camino, hablamos con la misma gente, y saludamos de la misma forma (entre otros aspectos). Cuando nos sentimos cómodos, no nos damos cuenta que hay otras maneras de realizar esas tareas porque no las experimentamos. La zona de confort, es el conjunto de hábitos, creencias, y acciones a los que estamos acostumbrados, y el salirnos de esa monotonía nos provoca incomodidad, nerviosismo, o temor.

“Un barco amarrado a un puerto puede estar muy seguro,

pero no es la finalidad para la que fue construido”

Salir de la zona de confort es conveniente, puesto que nos permite experimentar situaciones nuevas que nos van a permitir desarrollarnos y crecer en los distintos ámbitos de nuestra vida: sea personal, social, económica, o espiritualmente.

A la mayoría de las personas no les gusta siquiera le hablen de cambiar. Les da miedo salir de lo conocido para enfrentarse a lo desconocido; estos individuos que se estancan en sus vidas, vivirán siempre con limitaciones y temores dentro de su zona de confort, o morirán pensando y quejándose que la vida no les dio la oportunidad de ser felices.

Cuando superamos estos límites, ampliamos nuestras perspectivas y logramos alcanzar nuevos horizontes. La zona de confort es un estado mental. Aquellos elementos que nos rodean y que consideramos parte de nuestra comodidad, son percibidos de esta manera gracias a muchas falsas ideas instaladas en nuestra mente... pero, lo que a ti te parece cómodo, a otros quizás les aterrorice.

Perder el miedo a salir de nuestra zona de confort, es un paso difícil de dar, pero a la larga terminará siendo la decisión que más valoremos haber tomado.

“construye un nuevo camino”

“La vida comienza

donde termina tu zona de confort”

Retroalimentar la idea

El puente más difícil de cruzar,

es el que separa las palabras de los actos

Una cosa es encontrar una idea, y otra muy distinta es sostenerla intacta en el tiempo. Cuando un proyecto aun está fresco, en ese ímpetu inicial será fácil recordar pormenores y detalles de hacia dónde vamos, porqué lo hacemos, y cuál camino tomar. Es sencillo viajar rumbo al norte teniendo una brújula en la mano, pero si la aguja con la que nos guiamos no pone frente a un gran obstáculo, entonces puede que dudemos entre abandonar todo, realizar un rodeo para esquivar esa dificultad, o confiar ciegamente en el rumbo trazado de antemano.

“LA IDEA”, es una serie de imágenes que moldean pensamientos alineados, creando en nuestra mente el bosquejo de cómo concretar aquello que tanto buscamos... Pero ese mismo proceso creativo (que al principio nos llena de optimismo), con el correr de los días comienza a debilitarse y perder fuerza.

Supongamos que representamos “nuestra idea” con la imagen de un gran globo aerostático. Antes de iniciar el viaje, debemos primero asegurarnos que el cielo cercano se encuentre despejado (lejos de tormentas o conflictos emocionales), y en lo posible tener viento a favor que nos ayude a elevarnos más rápido (un incentivo).

Si deseamos que ese gran globo se mantenga flotando, deberemos cada tanto inyectarle intermitentes bocanadas de fuego para mantenerlo activo y bien alto, pero si observamos que nuestra idea pierde altura, entonces estaremos obligados a liberar lastre, (peso innecesario que llevamos como equipaje) con el propósito de alivianar esa sobrecarga que nos desinfla el espíritu y nos hace descender.

El lastre al que me refiero puede llamarse de distintas maneras; desconfianza/ culpas/ complejos/ rencores/ recuerdos tristes/ u otras muchas cosas que cargamos desde el pasado y de las cuales aún no nos deshicimos. Como lo hablamos en otra página, “para conquistar un objetivo, debemos conseguir que el cuerpo y la mente estén totalmente en sintonía con lo que deseamos alcanzar”, porque si nuestro cerebro tiene permanentes interferencias con algo relacionado a problemas que aun no resolvimos, va a resultar dificultoso concentrarnos en ese futuro lleno de buenas intenciones.

Aprende a perdonar y a disculparte

Este es uno de los trastornos más comunes que entorpecen el camino hacia la realización personal y te alejan de una prosperidad futura.

Libérate de ataduras

Cosas o personas que te sujetan a un lugar y a un estado que te perturba o hace daño.

Evita la sobrecarga

Cerciórate al iniciar un proyecto, no tener otros propósitos pendientes de resultados. “Al menos que no tengas otra opción”, pon todo su sacrificio y esfuerzo en un solo objetivo a la vez, (no es igual estudiar para rendir una sola materia, que intentar aprobar tres al mismo tiempo). El exceso de ideas y pensamientos, genera un desgaste de energía que terminará debilitándote en ambos frentes.

Prioriza y concentra toda tu tenacidad en el cambio o la meta que más te urge alcanzar, y reprograma para más adelante otras cuestiones.

“Realizar dos tareas al mismo tiempo,

es el mejor medio para lograr que ambas salgan mal”

Retroalimenta tus sueños

Como aficionado a las plantas, puedo asegurarte que la única forma de que éstas crezcan, se desarrollen y florezcan, es dedicándole tiempo, riego, y paciencia. De igual manera, para que nuestros proyectos y sueños se vean cristalizados, deberemos perseguirlos, cuidarlos, y preservarlos con esmero y dedicación... Muchas de las cosas que hemos perdido en la vida, (ya sea relaciones afectivas, amigos, trabajos o carreras) las hemos perdido por no estar encima de ellas.

Consejos para Retroalimentar una idea

– Encuentra una frase motivadora y hazla propia. Una frase favorita que te acompañará por todo el tiempo que dure tu propósito.

Escribe ese pensamiento y pégalo en un lugar visible (en la puerta de la heladera, a un costado del espejo, en tu sitio de trabajo, en el celular, o en cualquier objeto que frecuentes a diario). La visualización constante de un mismo mensaje, terminará grabando ese anuncio en tu mente, recordándote siempre la meta a concretar.

– Habla de tu meta a alcanzar con amigos, familiares y allegados. Cuéntales detalles, describe sacrificios, comenta tus avances... porque cada vez que lo hagas, estarás reafirmando tu creencia en ese plan y, al compartirlo, volverás a renovar tu compromiso por alcanzarlo.

– Estudia, escucha, investiga. Buscando información o solicitando consejos sobre tu plan, estarás abonando y fertilizando esa idea inicial. Copiemos, probemos, y adoptemos aquellas fórmulas que a otras personas les hayan dado resultado, e incluso esmerémonos por superarlas o perfeccionarlas.

“Lo importante no es tener muchas ideas,

sino la idea oportuna en cada caso”

Ya no hay vuelta atrás

“Si vas a renunciar a algo,

renuncia a ser débil”

Cuando comiences esta nueva aventura, deberás asumir y estar completamente seguro que ya no hay vuelta atrás, y que a partir de hoy solo te queda una sola opción por delante... “triunfar”. Si realmente lo que quieres es ir en busca de tus sueños, ya no habrá en el horizonte lugar para dudas. Se acabaron las preguntas, los temores y las excusas, desde hoy no existirán más grises en tu vida, y la apuesta ahora será a “todo o nada”.

 

Este es el momento de “quemar las naves” (frase muy utilizada como sinónimo de lanzarse tras un objetivo, renunciando a la posibilidad de dar marcha atrás ante un eventual fracaso). La versión sobre el nacimiento de esa expresión, tiene su origen allá por el siglo III antes de Cristo, y este es un breve resumen de aquella historia de Alejandro Magno (extraído de un libro de Manuel Campuzano)

C uentan que allá por el año 335 A.C. al llegar a la costa Fenicia, Alejandro Magno debía enfrentar una de sus peores batallas. Los soldados enemigos triplicaban en cantidad a su propio ejército, y sus hombres estaban angustiados y atemorizados. Sus guerreros, no encontraban motivación para luchar, pues habían perdido la fe, y se daban por derrotados antes de comenzar a pelear. El temor, por primera vez había acabado con ese espíritu guerrero de aquellos conquistadores invencibles.

Cuando Alejandro Magno pudo desembarcar a todos sus hombres en la costa, inmediatamente dio la orden que fueran quemadas todas sus naves. Mientras los barcos se consumían en llamas hundiéndose en el mar, él reunió a toda su tropa y les dijo; - “Observen como se queman los barcos, esa es la única razón por la que ahora deberemos vencer, ya que si no ganamos, jamás podremos volver a nuestros hogares, y ninguno de vosotros volverá a reunirse con su familia”. Les transmitió enfáticamente, antes de proseguir con su discurso: –“Hoy tenemos que salir victoriosos en esta batalla, ya que solo hay un camino de regreso, y es por mar”. - “Caballeros, cuando regresemos a casa lo haremos de la única forma posible... en los barcos de nuestros enemigos”- *

Cuantas veces la inseguridad, el temor y el estar atado a lo seguro, nos hace renunciar a los cambios, o a desertar de nuestros sueños. Debes entonces tener presente que perseverando “todo puede lograrse”, que el amor y la fe nos darán la fuerza suficiente para obrar milagros, y que ningún camino es demasiado empinado para un hombre que avanza decidido y teniendo en claro sus objetivos. Las conquistas a lograr pueden ser muchas y variadas; sobrellevar una enfermedad, reconquistar una pareja, conseguir riquezas materiales, o abrazar con fe la espiritualidad.

No importa cuál sea ese gran objetivo a concretar, “porque todo aquello que te propongas, está al alcance de tus manos”. Nadie dice que las condiciones para alcanzar el éxito sean fáciles, pero no hay otra manera de lograrlo más que trabajando duro, siendo perseverante, y creer ciegamente en lo que estás haciendo. No te rindas, no claudiques, no abandones tu propósito. Quema todas esas naves del pasado que te han llevado a un estado de abandono, tristeza e inseguridad... porque cuando eso ocurra, ya no podrás volver atrás, y no tendrás más opción que tomar los pedazos rotos de esa felicidad perdida, y recuperar esa energía para enfrentar con la cabeza en alto cualquier obstáculo que se interponga en tu camino.

* ...El final de aquella historia de Alejandro Magno, finaliza contándonos que aquel valiente ejército finalmente logró vencer en aquella dura batalla, pudiendo regresar a su tierra a bordo de los barcos conquistados al enemigo.

“Si pudiste reunir coraje para comenzar,

encontrarás también coraje para llegar” –(David Viscott)

Superar los miedos

“Todo lo que deseas,

está al otro lado de tus miedos”

Los miedos, a menudo nos bloquean e impiden que avancemos hacia nuestros sueños... por ese motivo será primordial saber cómo afrontarlos y qué hacer para vencerlos. ¿Cuántas veces has querido ir tras un objetivo, probar un mejor empleo, o intentar una nueva relación afectiva, pero no lo has hecho por temor a lo que ocurra después?

Hace ya un tiempo, llegué a la conclusión que todos los trastornos existenciales que nos perturban, ineludiblemente tienen su origen en algún infundado temor. Es infinita la variedad de miedos que existen, y también es difícil de explicar las diversas sensaciones que ellos nos provocan. El miedo es un enemigo invisible, una especie de virus que nos ataca cuando estamos con un bajo poder de optimismo o autoestima para contrarrestarlo. El miedo a perder algo que poseemos, o alguien a quien queremos, es uno de los temores más recurrentes que afligen al ser humano. Ante el alejamiento o la pérdida de un ser querido, de un empleo, o de nuestra salud, sentimos que todo nuestro universo se desmorona, y el miedo a cómo seguir, qué hacer, o por dónde ir, se adueña de todas nuestras emociones.

No hay que tener miedo a sentir miedo, porque el mismo funciona como una alarma que se enciende ante un peligro inminente. Esa molesta alerta que se dispara no es para que nos “asustemos o inmovilicemos”, sino todo lo contrario, cumple el rol de advertirnos que algo no está bien, para que reaccionemos y actuemos en consecuencia.

De ese modo, el miedo se convierte en una herramienta que nos ayudará a identificar los problemas y resolverlos de forma efectiva.

Cuando sientas temor hacia situaciones o personas desconocidas, tómalo como una señal que debes conocer más a fondo a ese individuo o a esa situación.

Para tu tranquilidad, casi puedo afirmarte que no existe un solo ser humano en este mundo que no le tema a algo. “Todos, sin excepción, tenemos miedos sin resolver”.

De pequeños, es común temerle a la oscuridad, a seres imaginarios, a ser objeto de burlas, a no aprobar asignaturas, a ruidos desconocidos, a ciertos insectos, a la soledad, y a muchas otras cosas. Lo cierto es que no todos esos temores desaparecen con la vida adulta, sino que mutan hacia preocupaciones mucho más profundas e inquietantes, tales como...

• miedo a sufrir enfermedades

• a la inestabilidad económica

• al futuro de nuestros hijos

• miedo a la muerte

• al qué dirán

• a perder el empleo

• a los accidentes

• a las pérdidas de seres queridos

• y a muchísimas otras cosas que nos perturban a diario

De pequeños, no dudábamos en acudir a nuestros padres o hermanos mayores para enfrentar y superar esos miedos, porque sentirnos acompañados por alguien que consideramos más fuerte o inteligente, es una forma de envalentonarnos ante lo desconocido. La diferencia con la vida adulta, radica en que a veces por vergüenza escondemos o camuflamos los miedos, y no exteriorizamos esa emoción por temor a quedar en ridículo, o a mostrar ciertas debilidades en nuestro carácter. “Esto es un grave error”, porque a esas extrañas sensaciones deberías compartirlas con personas de tu entorno cercano para resolverlas, o de ser necesario, consultarlas con “profesionales” que puedan ayudarte a enfrentar esas fobias muchas veces infundadas.

Aprovechar el poder del miedo

La mayoría de las personas experimenta el miedo mucho antes de ocurrir un determinado acontecimiento, pero no sienten pánico cuando están en el medio de una situación apremiante. Una de las ventajas de tener miedo, es que ese temor agudiza todos tus sentidos, y de esa manera, encontrarás la habilidad a como desempeñarte de forma eficiente y poderosa para enfrentarlo.

Empieza a mirar al miedo como una oportunidad. Una vez que pase la incomodidad inicial del miedo, examínalo más de cerca para observar lo que puedes aprender de él.

La confianza es la mejor arma

Nunca huyas del miedo, porque esa no es la solución... cuando intentas huir comienzas a crear excusas, pero esa actitud solo agranda la barrera que te impide superar ese miedo y conquistar lo que anhelas.

Debes enfrentarlo, y pensar que, “Todo lo que deseas, está al otro lado del miedo”. Recuerda que ese temor que hoy sientes, podría estar bloqueando esa puerta de ingreso a una gran posibilidad de superarte, y desafiarlo, será la única oportunidad que tienes de pasar al lugar que aspiras. Una vez que hayas vencido el miedo por primera vez, puedes tener la completa seguridad que a la siguiente será mucho más fácil, y así sucesivamente. Por ejemplo, el primer día que llegas a una playa de veraneo, temes meterte al agua y enfrentar el impulso de la primera ola, pero una vez que la superas, todas las olas que vienen detrás ya no te asustan y comienzas a disfrutarlas.

Solo tienes que confiar en ti mismo, y verás que cuando lo sobrepases y sigas adelante, ganarás en autoestima y confianza para ahora ir por todo lo que sueñas.

La fábula del marinero miedoso

Cuenta esta historia, que allá por siglo XVII una vieja nave de guerra ancló frente al puerto de las Antillas, en donde su experimentado capitán reclutó a medio centenar de jóvenes para servir como marineros. A pocas horas de zarpar, uno de los novatos entro en pánico al aproximarse una tormenta, y comenzó a llorar pidiendo que lo devuelvan al puerto.

Preso del miedo, entre gritos maldecía haber abordado aquella embarcación, (argumentando que la vieja nave era insegura, que la madera estaba agujereada, que las velas estaban desechas, y advertía que una gran ola los iba a dar vuelta). El capitán, temiendo que tanto pesimismo contagiara al resto de los marinos, ordenó que amarraran un pequeño bote a la popa del barco.

Observando que aquel novato no paraba de gritar y repetir improperios, mandó a varios tripulantes a poner a ese muchacho dentro del bote, y lo arrojaran al océano para no tener que escucharlo. Una vez que este joven y su barcaza tocaron el mar, la desesperación que sentía se multiplicó por cien al verse en soledad, sintiendo que las olas lo superaban llenando su bote de agua, y viendo que los tiburones merodeaban a su alrededor. Cansado de hacer desesperadas señas sin obtener resultados, por un instinto mismo de supervivencia, no le quedó otro remedio que empezar a sacar el agua del bote con un jarrito, espantar con los remos a los tiburones, y hasta tuvo que pescar con sus propias manos para alimentarse. Por la noche, el capitán consideró ya suficiente escarmiento, y ordenó subir al joven castigado nuevamente a cubierta. Una vez en el barco, el temeroso marinero se sentó en total silencio al borde de un barril, y cuando el capitán le preguntó si tenía algo que acotar de aquella averiada embarcación, él solo atinó a decir: - “Ahora siento que estoy en el lugar más seguro del mundo”.

Puede que esta historia del marinero, se parezca mucho a esas sensaciones de pánico que a veces nos doblegan y desbordan. Creemos en ese momento que no existe algo peor a ese temor que sentimos, hasta que aparece otro miedo con verdaderos argumentos para sentirse mal, y recién entonces descubrimos lo infundado e insignificante que resultaba “aquel primer miedo”... dándonos cuenta que lo único que teníamos que hacer para superarlo, era enfrentarlo.

*Cuenta la historia del marinero miedoso, que aquel muchacho timorato se convirtió con el tiempo en el más capaz, experimentado y leal ayudante de aquel capitán que le había ayudado a vencer su terrible miedo a navegar.

“Sólo una cosa vuelve un sueño imposible:

el miedo a fracasar” –(P. Coelho)

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