Problemática jurídica posdoctoral: Debates iusfilosóficos, iusteóricos y iusdogmáticos

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Elementos constitutivos y característicos del Estado social de derecho

El Estado social de derecho tiene, según la Corte Constitucional (Sentencia T-406/9235), dos dimensiones: una cualitativa y una cuantitativa. La cuantitativa define el Estado social de derecho que garantiza estándares mínimos para los ciudadanos, desde la idea de derecho y no por caridad. La dimensión cualitativa se manifiesta a través de la creación de mecanismos de democracia participativa y de control político y jurídico.

En lo que respecta al derecho a la educación y su contenido en un Estado social de derecho, la Constitución Política establece que la educación es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una función social. La finalidad atribuida a ella por la Carta Fundamental es la de acceder al conocimiento, la ciencia, la técnica y los demás bienes y valores de la cultura. La misma disposición superior prescribe que la educación formará a los colombianos “en el respeto a los derechos humanos, a la paz y a la democracia; y en la práctica del trabajo y la recreación, para el mejoramiento cultural, científico, tecnológico y para la protección del ambiente”. Señala la Constitución que le corresponde al Estado

regular y ejercer la suprema inspección y vigilancia de la educación con el fin de velar por su calidad, por el cumplimiento de sus fines y por la mejor formación moral y física de los educandos; garantizar el adecuado cubrimiento del servicio y asegurar a los menores las condiciones necesarias para su acceso y permanencia en el sistema educativo.36

Esa facultad de inspección y vigilancia le corresponde al presidente de la República, según lo dispuesto en el artículo 189, quien podrá delegar estas funciones en el Ministerio de Educación Nacional.

En el año 2007, la Corte reiteró que la educación es un derecho y un servicio de vital importancia para sociedades como la nuestra, por su relación con la erradicación de la pobreza, el desarrollo humano y la construcción de una sociedad democrática. Por ello, la Corte ha indicado que este derecho, en particular, es

(i) una herramienta necesaria para hacer efectivo el mandato de igualdad del artículo 13 superior, en tanto potencia la igualdad de oportunidades (ii) es un instrumento que permite la proyección social del ser humano y la realización de sus demás derechos fundamentales; (iii) es un elemento dignificador de las personas; (iv) es un factor esencial para el desarrollo humano, social y económico; (v) es un instrumento para la construcción de equidad social, y (vi) es una herramienta para el desarrollo de la comunidad, entre otras características.37

Interpretación constitucional del derecho a la educación

Así las cosas, el derecho a la educación tiene una interpretación inmediata de derecho fundamental y derecho social, pues se entiende que el Estado, en relación con el derecho fundamental a la educación, debe propender por su prestación en forma adecuada, no solo por tratarse de un derecho fundamental que está obligado a garantizar, sino también porque su obligación se encamina a crear y desarrollar mecanismos que garanticen este derecho, además de fomentar y permitir el acceso a estos.38

La educación comprende cuatro dimensiones de contenido prestacional como derecho social:

(i) obligación del Estado de crear y financiar suficientes instituciones educativas a disposición de todos aquellos que demandan su ingreso al sistema educativo, abstenerse de impedir a los particulares fundar instituciones educativas e invertir en infraestructura para la prestación del servicio, entre otras; (ii) la accesibilidad, la obligación del Estado de garantizar el acceso de todos en condiciones de igualdad, la eliminación de todo tipo de discriminación, y facilidades para acceder al servicio desde el punto de vista geográfico y económico; (iii) la adaptabilidad, que se refiere a la necesidad de que la educación se adapte a las necesidades y demandas de los educandos y que se garantice continuidad en la prestación del servicio, y (iv) la aceptabilidad, la cual hace alusión a la calidad de la educación que debe impartirse.39

Lo que el grupo focal considera como Estado social de derecho se aprecia en las respuestas a la pregunta número 8:

8. ¿Conoce usted qué es un Estado social de derecho? Explique.

• Un Estado social de derecho es una estructura político-administrativa que regula la vida social armónica y pacífica a través del ejercicio del poder que le confieren la población administrada (Estado de derecho) teniendo una orientación de sus medidas y acciones hacia el cumplimiento del derecho de igualdad y libertades en un aspecto material, no solo formal como el estado liberal clásico (estudiante 9).

• El Estado social de derecho es un sistema sociopolítico y económico definido por un conjunto de condiciones jurídicas, políticas y económicas. Este tiene como propósito garantizar las condiciones de vida y prestación de servicios mínimos para permitir el ejercicio de la ciudadanía (estudiante 10).

Ahora bien, el Estado social de derecho puede considerarse el lineamiento político y normativo que enuncia los elementos constitutivos de una categoría de ciudadanía. Así, partiendo de dichos elementos, se consolida el currículo en las instituciones educativas como un emergente social que, teniendo en cuenta la realidad y las directrices estatales, debe contener como aspecto trascendental la formación en derechos humanos, la cual, según las repercusiones del sistema educativo vigente, se halla bastante escasa y conlleva el rompimiento de la relación de mediación entre ciudadanía y Estado social de derecho.

A la hora de plantear una relación entre los dos conceptos, el grupo focal responde así a la pregunta 4 de la entrevista:

9. ¿Considera usted que existe una relación entre ciudadanía y Estado social de derecho? ¿Cuál? Explique.

• De hecho, conllevan alguna relación sin embargo no son interdependientes, pero para el caso colombiano la relación principal seria la solidaridad como pilar de las relaciones entre los ciudadanos y ciudadanos estado (estudiante 11).

• Existe una relación directa puesto que es el estado el que otorga la calidad de ciudadano y con este los derechos y obligaciones a los que el individuo se somete (estudiante 12).

No obstante, para que exista un verdadero diálogo entre Estado de derecho y ciudadanía, el Estado debe proveer estrategias desde diferentes perspectivas, que tengan en cuenta las necesidades ciudadanas; una de estas se enfoca en lo educativo y particularmente en el currículo, con el propósito de fortalecer en el ser humano su característica de ciudadanía innata.

Se trabaja el currículo actualizado como el elemento que permite la mediación entre la formación ciudadana y la materialización real de un Estado social de derecho, con el fin de contribuir en la formación de miembros más sólidos y mejor preparados para la vida civil. Esto se puede evidenciar en las respuestas a las preguntas 10 a 12 de la entrevista realizada al grupo focal.

10. ¿Considera usted importante el desarrollo de la ciudadanía para un Estado social de derecho? ¿Por qué?

• Lo considero un proceso de formación que inicia desde la infancia, en el hogar desde la escuela en todas sus etapas e importante para el estado para la convivencia especialmente (estudiante 13).

• Claro que es importante para que la persona tenga claro los derechos y deberes que tiene (estudiante 14).

• Sí, porque es la parte activa del estado. Entendida la pregunta como un desarrollo de la ciudadanía en forma concreta y coherente, como un desarrollo en el cambio y a la modernización de esta (estudiante 15).

Con la pregunta 11 se indagó sobre la reciprocidad que brinda la formación ciudadana, tanto en el individuo como en el Estado:

11. ¿Qué elementos considera usted que puede aportar la formación ciudadana al Estado social de derecho?

• La formación ciudadana al Estado social de derecho no muchos, tal vez ninguna, toda vez que es el estado el encargado de aportar a la formación ciudadana, sin embargo, en un ideal el pensar que dicha formación sea tal que termine por contribuir en el desarrollo estatal (estudiante 16).

• Una visión clara y transparente que puede luego plasmarse en los propios proyectos del estudio (estudiante 17).

• Comprender que el estado no es una idea abstracta, alejada o distante, si no hace parte de nuestra vida cotidiana, la regula y determinan, pero también está determinado por nosotros y los aportes que hagamos al mismo y en el mismo como cuerpo de poder (estudiante 18).

12. ¿Qué elementos considera usted que puede aportar la formación ciudadana a la vida de los seres humanos?

• El respeto hacia los demás y a su entorno, la solidaridad, la conciencia hacia los comportamientos (estudiante 19).

• Principalmente, a la convivencia. En estricto sentido, a la vida pública en tanto la función ciudadana vuelve o intenta, por lo menos más conscientes a los sujetos de su corresponsabilidad social, sus derechos y los de los demás. Formas en la práctica del respeto a la libertad ajena como orbita hasta la cual llega la propia o, cuando menos, con la cual interactúa la propia (estudiante 20).

• El reconocimiento como parte de la colectividad y su derecho a participar en las decisiones (estudiante 21).

 

Desafíos educativos en Colombia desde un enfoque complejo
Pensamiento complejo

Las características del pensamiento complejo que se emplean en la investigación se fundamentan en los avances logrados por el precursor del pensamiento, Edgar Morin, las cuales se religan al problema de investigación planteado, ya que a partir de dichos avances se recrean las nuevas visiones del ser humano, del mundo circundante y de las nuevas perspectivas que se abordan en materia de educación.

El pensamiento complejo es un modo de pensar que intenta asumir el desafío, proponiendo la incertidumbre y la contradicción. Es un desafío que involucra un cambio de paradigma por uno que relativiza y cuestiona los principios de conocimiento en que se funda el pensamiento clásico. Es decir, el pensamiento complejo debe complementar y confrontar el modo de pensar que separa con el modo de pensar que se apoya en unos principios de conocimiento tales que devienen en capacidad de concebir la organización, que religan, contextualizan y globalizan40.

El desarrollo del pensamiento complejo debe interpretarse como la necesidad y la herramienta para transformar la realidad social y humana; debe asumirse como un reto para abordar la realidad. Así, plantea descubrir y tratar de comprender el mundo (se hace referencia a “tratar” por cuanto no habrá jamás un punto final sobre el conocimiento, sino que siempre se presentarán bucles y realidades emergentes de este); desde el paradigma de la complejidad, es permitirse descubrir aquello que siempre estuvo allí, pero que una mirada lineal y reduccionista no permitió evidenciar, siendo nulo a la observación y al pensamiento.

Morin define la complejidad como “un fenómeno cuantitativo, una cantidad extrema de interacciones e interferencias entre un número muy grande de unidades”41, como puede suceder en un sistema autoorganizador que combina un gran número de unidades (por ejemplo, las moléculas presentes en una célula, o las células que conforman un organismo). Sin embargo, la complejidad va mucho más allá de estas numerosas interacciones: se expande a las incertidumbres, a las indeterminaciones o a fenómenos aleatorios, fenómenos relacionados con el azar, una composición de orden y desorden, pero diferente, por supuesto, a la del orden y el desorden de carácter eminentemente estadístico.

El paradigma de la complejidad se establece, entonces, como un marco integrador de las perspectivas ética y cognitiva; constituye una opción filosófica e ideológica que promueve diferentes caminos capaces de revolucionar el mundo, que se ubica en valores de la acción y de la ética42 y que impacta en la formación de los educandos.

El problema de la complejidad se ha centrado en el problema de la vida y el vivir, en el utópico desarrollo del futuro y en la búsqueda de soluciones a los problemas actuales. Como sostiene Edgar Morin, se trata de enfrentar la dificultad de pensar y de vivir.

Aplicación de las ciencias de la
complejidad al sistema educativo

En el marco de la educación, la complejidad nace en las revoluciones científicas sobre los aspectos del caos y la microfísica y se dedica a cuestionar el orden de las cosas, la separación del conocimiento y el reduccionismo, junto a la lógica clásica desarrollada como “deductiva-inductiva-identitaria” que otorga valor absoluto a la inducción y a la deducción43 y que elimina la contradicción en los términos ya descritos. Además, se propone determinar que la formación no se puede concebir como simple adiestramiento técnico, independientemente de la condición humana y su naturaleza, pues es muy importante el reconocimiento de la autonomía de las personas.44

Por razón de la simplificación del pensamiento y del conocimiento, que ha repercutido en la división de las ciencias, la complejidad también ha abordado la necesidad de unir estas últimas, ahondando en el tema de la transdisciplinariedad.

Ahora bien, en este contexto de completitud en la formación de seres humanos capaces de fomentar su ciudadanía se halla la transdisciplinariedad, la cual se fundamenta, según lo acordado en 1994 en el Convenio de Arrábida, en Portugal, en los siguientes aspectos, desde los cuales se puede desarrollar:

No se reduce al ser humano a estructuras formales; plantea diversas realidades y diferentes clases de lógica; no tiene el propósito de reemplazar o eliminar las disciplinas tradicionales, sino el de buscar su complementariedad; proporciona una visión integradora de la naturaleza; busca una relación dialógica entre las ciencias sociales y las humanísticas; se plantea diferente y en un nivel más alto que la interdisciplina y la multidisciplina, por ser multidimensional; abre su comprensión a mitos y religiones; sitúa la dignidad del ser humano en virtud de su calidad de habitante del planeta, no en razón de su ubicación geográfica; es transcultural; recupera el valor de la intuición, la imaginación, la sensibilidad y lo corporal; reclama que el desarrollo de la economía debe servir al ser humano y no al contrario; es tolerante, y propugna por el diálogo y la discusión, rechazando todo aquello que los contraríe.

La construcción de la realidad compleja implica necesariamente un pensamiento abierto a la complejidad, que no se adquiere espontáneamente, sino que es producto de la formación, de la inculcación escolar y del proceso de observación e investigación como proceso de aprendizaje.45

La complejidad de lo educativo rebasa ampliamente cualquier visión disciplinaria; no es solo psicología o sociología, economía, lingüística, etc. lo que nos puede acercar a la construcción del conocimiento de lo educativo, sino la posibilidad de ver lo esencial de las relaciones en juego y el tipo y nivel de conocimientos que involucra,46 ya que, lo que posibilita construir una ciencia de la educación, es realmente la creación de relaciones entre las disciplinas del saber.

Igualmente, involucra pensar el conocimiento no desde una relación causal y en una explicación de la realidad que asume que esta es inmutable y con leyes que pueden conocerse. Genera pensar el conocimiento basado en otro conocimiento, uno que no entiende el cambio como disrupción del orden sino como innovación prometedora. Uno en el que la ciencia no es solo descripción de las ‘leyes naturales’ y explicación de los fenómenos, sino que conlleva la creación, la modificación de la naturaleza, y por lo tanto da un nuevo lugar al protagonismo humano. Uno en el cual la producción de conocimiento no es una cosa y la ética otra.47

Ahora bien, sobre las dinámicas que le incumben a la educación desde la perspectiva de la complejidad enfocada en la educación ciudadana, la cual es objeto de investigación, esta tiene la responsabilidad de abordar el desorden como ente activador e impulsor de las potencialidades creadoras del sistema, más aún si se trata de la disipación de adaptaciones y conocimientos sociales, ya que, como afirma Martínez, “es indispensable su funcionamiento al borde del caos o al borde de las crisis, como estados generadores de las iniciativas creadoras, de la invención e innovación para encontrar soluciones más efectivas y duraderas a los problemas”48.

Conviene propiciar discusiones, conflictos y situaciones de crisis, y no deben estos tomarse como eventos que distorsionan las pacificadas aulas de clase, sino como eventos que generan desarrollo y potencialidades en el ser humano, inclusive más que la armonía, la estabilidad y la concordia. Pero ¿cuál es el propósito de dichos eventos indeseados?; pues bien, estos no son más que oportunidades azarosas, no lineales y riesgosas que propician el desarrollo de la creatividad, la imaginación y las soluciones efectivas y duraderas de los problemas, ya que, como es sabido, de las grandes crisis –como las revoluciones, que son radicales y traumáticas– emergen grandes soluciones, y la historia del arte, de la literatura y de la ciencia está repleta de ejemplos que recrean la idea. Pero no puede olvidarse que, para que se cumpla este objetivo, ha de darse orientación y hacerse un seguimiento del proceso descrito.

Por supuesto, esto no significa que se deba vivir permanentemente en guerra, destruyendo el entorno y destruyéndonos mutuamente, sino que, como aduce Martínez,

se necesita cierta dosis de desorden, discusión, competencia, rivalidad entre los individuos y colectivos humanos para que se produzcan potenciadoras propiedades emergentes que promuevan y fertilicen la auto-organización creativa y desarrolladora de los individuos, los colectivos, para garantizar su robustez y sostenibilidad identitaria en el entorno.49

En consecuencia, en lugar de evitar los conflictos y el desorden, o a quienes lo desarrollan, estos deben entenderse como fenómenos complejos, ya que tienen un valor prometedor en habilidades creativas, lo que permite verificar un fenómeno desde diferentes perspectivas epistemológicas no excluyentes, sino, por el contrario, de carácter integrador y de retroalimentación basado en un proceso de diálogo.

Pero ¿para qué la complejidad y la educación?, ¿por qué es importante trabajar en este sentido? Para responder a estos importantes interrogantes, diremos que se trata de herramientas que terminan por develar la formación ciudadana, pues el mundo se encuentra en una situación traumática de irrespeto e indiferencia, que reclama a gritos un aprendizaje-enseñanza que se ejercite en medio de las diferencias, es decir que permita aprender a vivir con y en las diferencias; un vivir que reconozca y comprenda la diversidad, la pluralidad, la multiculturalidad, la otredad, las múltiples realidades sociales y humanas; una educación que forje el respeto, la tolerancia y la apertura frente a las variadas formas de desarrollarse en el mundo. En tal sentido,

cada universidad debe definir una visión y una misión para la formación de sus profesionales, cónsonas con la pertenencia y el compromiso social de las instituciones de Educación Universitaria, como principio orientador de la ontología curricular, así como la pertinencia filosófica, sociocultural, pedagógica, científica e institucional para explorar los caminos de la formación de competencias.50

En lo que tiene que ver con sus formas de materializarse, la preparación del docente requiere su adaptación a la complejidad, primero de la realidad, segundo, del conocimiento. Debe percibir la realidad desde cada fenómeno que interactúa en ella, recreando la particularidad de los bucles que se entrelazan, pero sin perder su individualidad, es decir, desagregando el todo en partes sin perder el todo. Debe el docente contar con una formación que fundamente la transdisciplinariedad, para abordar el nuevo mundo –que se caracteriza por el caos– por medio de herramientas y mecanismos complejos, interrelacionados, globales, dialógicos, que contengan el análisis y la síntesis, la inducción y la deducción.

La complejidad se evidencia en la formación de los ciudadanos de todo el mundo, porque lo complejo emerge de lo social,

porque no es posible la predictibilidad del rumbo de las comunidades de seres humanos, como lo intentó hacer ver el paradigma clásico en el cual existía la predicción con certeza del comportamiento de los fenómenos, en la cual suponía que al conocer uno de los estados y las leyes que regían la evolución del sistema era posible conocer su estado final, lo que implicaba la independencia del objeto respecto de quien lo observa.51

La ciudadanía, frente a la multiplicidad de problemas sociales y ambientales y ante su propósito de intervenirlos, puede enriquecerse del pensamiento complejo delineado por la transdisciplina, obteniendo una nueva visión, fruto de nuevas formas de ver, observar, sentir y pensar la realidad, y nuevos parámetros para pensarla y reflexionarla y, así mismo, modificarla.

 

Un gran número de variables influyen de forma constante y determinante sobre la humanidad siendo, frecuentemente, desconocidas y no controladas por las personas. En la situación actual se hace necesario que la ciudadanía vea el sistema de vida en el que está inmersa como un proceso, íntimamente ligado a ella, en el que se puede intervenir para transformarlo, tanto a nivel individual como colectivo. En dicho contexto se precisa adquirir conciencia de que el futuro no está predeterminado y que, en el juego de la vida, el azar y la incertidumbre juegan un papel, pero la humanidad debe jugar el suyo, para el abordaje de la complejidad, en el planeta, el mundo y las organizaciones es necesario desarrollar el pensamiento complejo.52

Pensar la educación desde la complejidad genera bastantes interrogantes. Se puede empezar por cuestionar la forma en que se aprende. En general, y atendiendo a los criterios del conocimiento clásico, la preocupación radica en la clase de puestos de los estudiantes y sus características, así como en las condiciones de los salones; pero, desde la complejidad, la preocupación debe ser cómo permitir que los estudiantes en el aula desarrollen sus propias ideas y sean capaces de emplear su capacidad para generar una transformación social, atendiendo, por supuesto, a sus particularidades y a sus conceptos de sujetos complejos, para que se desarrollen a partir de la incertidumbre y del diálogo con su exterior.

La complejidad es característica del acto pedagógico, pues obliga a repensar las formas de pensar y aprender, a partir de la coexistencia de lo opuesto, el azar y la incertidumbre.53

En la complejidad, el alumno se verifica como un mínimo ecosocial concreto y contextualizado, es decir desde su perspectiva real y no como un abstracto-ideal54; se le considera un microsistema inserto en un tejido social y no un objeto; contempla la interrelación de políticas de toda naturaleza: económicas, sociales, políticas, etc. El único criterio de verdad se establece desde la práctica, pues no puede primar la idea sobre la realidad.

Otro aspecto por tratar es el tema del currículo. El currículo es el temario que se ha establecido para ser impartido en cada grado de enseñanza. Pensado desde la complejidad, debe diseñarse según estrategias complejas que permitan desarrollar procesos investigativos guiados por el pensamiento complejo, que promueve la poca rigidez.

El currículo complejo integra la flexibilización curricular y la transformación de medios y de contextos de aprendizaje; implica la circularización y el embuclamiento, es decir, implica la integración, la eliminación de los discursos lineales y la interacción permanente, desarrolladas a partir de estrategias que fomentan la autorreflexión, la autocrítica y la multidimensionalidad de la realidad.

Debe abordarse asimismo el tema de la evaluación. Según la tradición clásica, es una medición; sin embargo, para el pensamiento complejo se trata de una estrategia que promueve la autoconciencia en el conocimiento de las propias realidades; se trata, entonces, de una evaluación cualitativa, por lo que se convierte en un espacio para la reflexión, comprensión y valoración de lo asumido, caracterizada por la flexibilidad, la participación y el compromiso. Lo que debe evaluarse es el conocimiento impartido, aplicado a problemas prácticos de la realidad y asociado a un componente actitudinal y ético.

Respecto del componente investigativo que sostiene la educación compleja, no puede esta ejecutarse a partir de causalidades que producen efectos: la investigación compleja reflexiona sobre los procesos para transformar la realidad. El investigador de la complejidad no se queda en ser un sujeto pasivo, sino que parte de la curiosidad y de la incertidumbre del conocimiento.

Finalmente, como se evidencia en las respuestas a las preguntas 13 y 14 hechas al grupo focal, es pertinente, para la gran mayoría, la introducción de una cátedra en ciudadanía y su impartición en las diferentes esferas de la formación educativa.

13. ¿Considera usted importante que las instituciones educativas dediquen parte de su currículo a la educación ciudadana?

• Me parece que debería dedicar una clase al final de la carrera para que cuando el profesional salga al mundo no solos sea bueno en lo que hace sino también en buenas prácticas ciudadanas (estudiante 19).

• Es importante o no en la medida que se haga en forma integral, el ciudadano lo adopte para sí y que las instituciones respeten ese derecho ciudadano (estudiante 20).

• Sí, considero que de hecho lo hacen, pero de forma transversal, en diferentes asignaturas (estudiante 21).