Libre albedrío

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Libre albedrío
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EDICIONES UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE

Vicerrectoría de Comunicaciones

Av. Libertador Bernardo O’Higgins 390, Santiago, Chile

editorialedicionesuc@uc.cl

https://ediciones.uc.cl

LIBRE ALBEDRÍO.

MIT Press / Conocimientos esenciales

MARK BALAGUER

© 2014 Massachusetts Institute of Technology

Inscripción N° 2020-A-10789

Derechos reservados

Octubre 2021

ISBN 978-956-14-2760-0

ISBN digital 978-956-14-2761-7

Traducción: English UC Lenguage Center

Ilustración de portada: Joaquín Rosas Sotomayor

Diseño y diagramación: versión productora gráfica SpA

Diagramación digital: ebooks Patagonia

www.ebookspatagonia.com info@ebookspatagonia.com

CIP - Pontificia Universidad Católica de Chile

Balaguer, Mark, autor.

Libre albedrío / Mark Balaguer. Serie de conocimientos esenciales de MIT Press.

Incluye bibliografía.

1. Libre albedrío y determinismo.

I. t.

II. Free will. Español.

2020 123.5 + DDC23 RDA


Este libro está dedicado a mis hermanos Ellen Balaguer y Paul Balaguer, por estar siempre a mi lado desde antes que yo recuerde.

CONTENIDOS

Prólogo de la serie

Agradecimientos

CAPÍTULO 1: Introducción

CAPÍTULO 2: El caso contra el libre albedrío

CAPÍTULO 3: ¿Puede la religión salvar al libre albedrío?

CAPÍTULO 4: ¿Puede la filosofía salvar al libre albedrío?

CAPÍTULO 5: ¿Qué es el libre albedrío a fin de cuentas?

CAPÍTULO 6: ¿Podemos bloquear el argumento predeterminado aleatorio contra el libre albedrío?

CAPÍTULO 7: ¿Podemos bloquear el argumento científico contra el libre albedrío?

CAPÍTULO 8 Conclusión

Glosario

Notas

Lecturas adicionales

Bibliografía

PRÓLOGO DE LA SERIE

La serie de conocimientos esenciales de MIT Press ofrece libros de bolsillo accesibles, concisos y atractivos sobre temas de interés actual. Escritos por destacados pensadores, los libros de esta colección ofrecen una visión general de expertos sobre los más variados temas que van desde lo cultural e histórico a lo científico y técnico.

En la era actual de información instantánea, tenemos fácil acceso a opiniones, racionalizaciones y descripciones superficiales, mientras que el conocimiento fundamental que entrega una comprensión del mundo basada en principios es mucho más difícil de encontrar. Los libros de esta serie satisfacen esta necesidad. Al sintetizar conceptos especializados para un público no experto y abordar temas críticos a través de los fundamentos, cada uno de estos volúmenes compactos ofrece a los lectores un punto de acceso a ideas complejas.

Bruce Tidor

Profesor de Ingeniería Biológica e Informática

Instituto de Tecnología de Massachusetts

AGRADECIMIENTOS

Me gustaría agradecer a las siguientes personas (en su mayoría miembros de la familia) por sus comentarios útiles sobre borradores previos de este libro: Ellen Balaguer, Marcella Balaguer, Melchor Balaguer, Paul Balaguer, Judy Feldmann, Michael McKenna y dos evaluadores anónimos.

CAPÍTULO 1

Introducción

En los últimos años, varias personas han argumentado que la ciencia ha demostrado que los seres humanos no tienen libre albedrío. Personas como Daniel Wegner (psicólogo de Harvard) y Sam Harris (neurocientífico y autor de varios libros de “filosofía popular”) afirman que ciertos hallazgos científicos revelan que el libre albedrío es una ilusión.

Si esto fuera cierto, sería menos que espléndido. Y también sería sorprendente, porque realmente pareciera que tenemos libre albedrío. Pareciera que lo que hacemos en cada momento está determinado por decisiones conscientes que tomamos libremente. Supongamos, por ejemplo, que estoy acostado en mi sofá viendo la televisión, y de repente decido levantarme y salir a caminar. Parece que la razón por la que me levanté y salí a caminar es que tomé una decisión consciente de hacerlo. Podría haber seguido viendo la televisión o podría haber hecho algo completamente diferente. De hecho, me podría haber pintado de verde, fingir que era el Increíble Hulk y que estaba enfrentado en una batalla a muerte con una compañía malvada de trapecistas lituanos. Pero no lo hice; fui a dar un paseo. Y cuando hice eso, ejercité mi libre albedrío, o al menos eso nos parece a nosotros. Pero si personas como Wegner y Harris tienen razón, entonces este sentimiento de libertad que todos tenemos es una ilusión. Desde su punto de vista, realmente no tenemos libre albedrío. En otras palabras, no tenemos ninguna elección real sobre lo que hacemos. Más bien, en su opinión, todo lo que hacemos está completamente causado por cosas que están totalmente fuera de nuestro control. Y, nuevamente, según estas personas, existe evidencia científica que respalda la afirmación de que no tenemos libre albedrío.

No confío en estas personas. Y no es que no confíe en la ciencia, por el contrario, realmente confío en ella. Creo que la ciencia es la mejor manera que tenemos de adquirir conocimiento sobre el mundo. Simplemente no confío en las personas. Y realmente no confío en las personas que me dicen que la ciencia ha demostrado que algunas afirmaciones locas son ciertas. Ahora, no me malinterpreten: soy plenamente consciente de que la ciencia ya nos ha demostrado que muchas afirmaciones locas son ciertas. Pero por cada caso en el que la ciencia ha establecido legítimamente la verdad de algún resultado que suena loco, hay miles de casos en los que las personas afirman erróneamente que la ciencia ha establecido un resultado que suena loco. Entonces, la moraleja aquí es esta: el hecho de que alguien con un doctorado y una bata de laboratorio te diga que la ciencia ha establecido alguna conclusión loca no significa que sea realmente cierto. Por supuesto, tampoco significa que sea falso. Mi reclamo es simplemente que tenemos que comprobarlo por nosotros mismos.

Así que estoy completamente abierto a la idea de que la ciencia podría establecer que no tenemos libre albedrío. Después de todo, nuestros procesos de toma de decisiones son procesos cerebrales. En particular, son procesos neuronales, y los procesos neuronales están obviamente en el dominio de la investigación científica. Eso es exactamente lo que hace la neurociencia: estudia los procesos neuronales. Por lo tanto, es una posibilidad real que los neurocientíficos puedan descubrir que no tenemos libre albedrío, simplemente no estoy seguro de que lo hayan descubierto. Por lo mismo, quiero buscar por mi cuenta y ver si tienen razón.

De eso se tratará este libro. Voy a discutir y evaluar los diversos argumentos y experimentos científicos que la gente ha presentado en apoyo de la afirmación de que los seres humanos no tienen libre albedrío. Al final del libro, podremos responder a la pregunta de si los diversos argumentos son buenos; en otras palabras, podremos decir si realmente tenemos buenas razones para renunciar a nuestra creencia de que el libre albedrío existe.

Antes de continuar, quiero presentar un tema que será relevante para nuestra discusión. En términos generales, podemos respaldar dos visiones diferentes sobre la naturaleza de los seres humanos. Estas dos visiones se pueden resumir de la siguiente manera:

La visión espiritual y religiosa de los humanos: cada persona tiene un alma inmortal, o un espíritu no físico, que es distinto del cuerpo físico y que de alguna manera “impulsa” al cuerpo o “le dice al cuerpo qué hacer”.


Por lo tanto, es una posibilidad real que los neurocientíficos puedan descubrir que no tenemos libre albedrío, simplemente no estoy seguro de que lo hayan descubierto.

Por ejemplo, si tienes sed y conscientemente decides ir a la cocina a tomar un vaso de agua, es tu alma la que toma esta decisión consciente y hace que tu cuerpo se levante y comience a caminar.

 

La visión materialista y científica de los humanos: el ser humano no es más que su cuerpo físico, no hay alma no física. Entonces, todo lo que te hace ser quién eres se puede encontrar en tu cerebro. Tus creencias y deseos, tus esperanzas y miedos, tus recuerdos, tus sentimientos de amor y odio, todo está en tu cerebro, codificado por vías neuronales. Y si queremos saber por qué te levantaste y entraste a la cocina, solo tenemos que mirar tu cerebro. No hay otro lugar para mirar, porque no tienes un alma no física. La sed que sentiste fue algo físico, neuralmente codificado en tu cerebro. Además, tu decisión consciente de ir a buscar agua también fue física: fue un evento físico y neuronal que ocurrió en tu cerebro. Y este evento neuronal hizo que tus músculos se movieran, y así sucesivamente.

El debate entre estas dos visiones es obviamente muy acalorado y controvertido por derecho propio, y no voy a tratar de resolverlo aquí. Pero la diferencia entre estas dos visiones de los seres humanos es importante para nuestro tema por algunas razones. El primer punto a considerar es que los enemigos científicos del libre albedrío, personas como Wegner y Harris, que piensan que la ciencia ha demostrado que no tenemos libre albedrío, generalmente asumen algo así como una visión materialista y científica de los humanos.

Ahora, dado esto, podrías pensar: “Entonces, si creo en Dios y en que tengo un alma no física, no tengo que preocuparme por los argumentos que han dado estas personas. No tengo que preocuparme de no tener libre albedrío”.

Pero no es obvio que esto sea correcto. Puede ser que la creencia en las almas no resuelva el problema. En otras palabras, puede ser que incluso si aceptas la visión espiritual y religiosa, incluso si crees que todos poseemos almas no físicas que manejan nuestros cuerpos, no puedes usar esta creencia para escapar de los argumentos contra el libre albedrío. Puede ser que los argumentos contra el libre albedrío sigan vigentes, tendremos que ver.

En cualquier caso, digamos lo que digamos sobre si la visión espiritual y religiosa puede usarse para bloquear los argumentos contra el libre albedrío, voy a pasar mucho más tiempo buscando una respuesta a los argumentos contra el libre albedrío que todos podamos usar, independientemente de si creemos en almas no físicas. Al hacer esto, a menudo estaré asumiendo por el bien del argumento que la visión materialista y científica de los humanos es correcta. En otras palabras, la pregunta que intentaré responder es si podemos encontrar una manera de responder a los argumentos contra el libre albedrío si asumimos que los seres humanos no tienen almas no físicas. Mi idea aquí es que si podemos encontrar una manera para que los materialistas respondan a los argumentos contra el libre albedrío, entonces los defensores de la visión espiritual y religiosa deberían poder responder de manera similar. Al proceder de esta manera, en realidad buscaremos una respuesta que todos puedan usar.

Pero en el espíritu de total transparencia, para que sepas quién escribe, déjame poner mis cartas sobre la mesa. No creo en Dios, y no creo en las almas no físicas. Tampoco soy un ateo loco que echa espuma por la boca, pero en realidad no creo que existan dioses o almas no físicas. De todos modos, mi visión realmente no importará en este libro porque, nuevamente, voy a buscar una respuesta a los argumentos contra el libre albedrío que todos podamos usar y, lo que es más, voy a abordar la pregunta de si podemos escapar de los argumentos contra el libre albedrío abandonando el materialismo y respaldando la idea de que todos tenemos almas no físicas.

Antes de comenzar a trabajar, probablemente debería decir algo sobre el hecho de que el libre albedrío es importante para nosotros. Este es un punto que a menudo hacen las personas que escriben sobre este tema. Nos dicen que el libre albedrío es fundamental para la moral, la religión, la política y nuestro sistema legal. De hecho, nos dicen que el libre albedrío es crucial para nuestra concepción de nosotros mismos como seres humanos.

Quizás esto sea cierto, pero huelo a gato encerrado. Personalmente, me parece un intento de justificar la decisión de escribir sobre el libre albedrío. Por otra parte, creo que estas reflexiones intelectuales no llegan a la razón principal de por qué nos preocupa si tenemos libre albedrío. La razón principal de que nos importe esta pregunta es que queremos libre albedrío. Lo queremos por la misma razón que queremos helado, felicidad y sexo, porque es bueno. El libre albedrío es algo intrínsecamente bueno que todos queremos. Entonces, si resulta que no lo tenemos, que el sentimiento de libre albedrío es una ilusión, esto sería malo.

Pero, por supuesto, incluso si el libre albedrío es intrínsecamente deseable, también podría ser cierto que es importante como un medio para otras cosas. Por ejemplo, podrías pensar que necesitamos libre albedrío para justificar la forma en que tratamos a los delincuentes. Podrías pensar que si las personas no tienen libre albedrío, nadie merece ser castigado. Consideremos, por ejemplo, a Bruno Hauptmann, quien fue condenado por secuestrar y asesinar al bebé de Charles Lindbergh. La mayoría de las personas diría que si Hauptmann era de hecho culpable, entonces merecía ser castigado por sus crímenes. Pero si no tenía libre albedrío, si sus acciones fueron causadas por cosas que estaban completamente fuera de su control, de modo que no tenía una opción genuina sobre lo que hizo, entonces es difícil ver cómo sus acciones fueron culpa suya, y es difícil ver cómo podría ser justo culparlo. Igual podríamos encarcelar a criminales como este, solo para protegernos, pero si no tienen libre albedrío, entonces es difícil ver cómo merecen este trato.

El pensamiento moral detrás de este argumento puede ser correcto, pero me cuesta creer que haya algo de uso pragmático real. Incluso si nos convencemos por completo de que las personas no tienen libre albedrío, nada cambiaría mucho. Sería una gran noticia durante unos días, pero luego nos aburriríamos y pasaríamos a la próxima gran cosa, como que Lindsay Lohan fue detenida por manejar bajo la influencia del alcohol, o lo que sea. Y si después del descubrimiento de que los humanos no tienen libre albedrío, alguien secuestrara y asesinara a tu bebé, apuesto lo que fuera a que sentirías indignación moral; sentirías en tu corazón que el asesino merece ser castigado, tenga o no libre albedrío.

Las personas son personas, y si realmente descubrimos que no tenemos libre albedrío, no creo que cambie nada de nada. Pero esto no significa que no sería una gran noticia, porque lo sería. Y también serían malas noticias. Sería como descubrir que no queda más chocolate. No sería el fin del mundo si descubriéramos que tenemos que arreglárnoslas sin chocolate. Luego de unos pocos días seguiríamos adelante, comenzaríamos a comer más vainilla y caramelo, y eso sería el final. Pero esto no cambia el hecho de que nos gusta el chocolate y no queremos vivir sin él. Lo mismo ocurre con el libre albedrío.

(Un evaluador anónimo de este libro se opuso a esta idea porque a algunas personas no les gusta el chocolate. Si esto fuera cierto, por supuesto sería devastador para mi argumento, pero no lo creo posible ni por un segundo. La mayoría de las personas que afirman que no les gusta el chocolate son unos mentirosos que generalmente se pueden encontrar en el estacionamiento detrás del contenedor de basura con barras de Snickers, y los pocos restantes que realmente creen que no les gusta el chocolate están simplemente confundidos. No han probado el chocolate en el lugar correcto. Si estás en esta categoría, intenta comerte un pastel de chocolate Sara Lee entero mientras estás acostado en la cama, debajo de las sábanas, con las cortinas abiertas, viendo repeticiones de Friends. Creo que te sorprenderían los resultados).

CAPÍTULO 2

El caso contra el libre albedrío

Quiero comenzar presentando los argumentos contra el libre albedrío. Más adelante, trataré de averiguar si estos argumentos son buenos, pero en este capítulo solo quiero formular los argumentos de la manera más fuerte que pueda, como los enemigos del libre albedrío los conciben.

La idea central detrás de los argumentos contra el libre albedrío es la idea del determinismo, así que comenzaré por aquí.

Determinismo

Comencemos por pensar en las bolas de billar. Supongamos que golpeas una bola blanca en una bola ocho y la bola ocho va a la tronera de la esquina. Dada la forma en que la bola blanca golpeó la bola ocho, dada la fuerza exacta del impacto y la forma exacta en que la bola blanca giraba, y así sucesivamente, parece que solo había una cosa que la bola ocho podía haber hecho.

En otras palabras, parece que la forma en que la bola blanca golpeó la bola ocho determinó el camino que seguiría la bola ocho. Parece que la bola ocho no podría haber hecho otra cosa. Puedes pensar en esto en términos de las leyes de la física. Parece que la bola ocho se vio obligada a comportarse como lo hizo por las leyes de la física o las leyes de la naturaleza.

El determinismo es la visión de que todos los eventos son así. Es la creencia de que cada evento físico es completamente causado por eventos anteriores según las leyes de la naturaleza. En otras palabras, es la visión de que cada evento tiene una causa que hace que suceda de la única forma en que podría haber sucedido.

(En realidad, esta caracterización del determinismo es un poco tosca. Si deseas una definición precisa, podemos decir que el determinismo es la visión de que el establecimiento de las leyes de la naturaleza, junto con una descripción completa del universo en algún momento específico, lógicamente implica una descripción completa del universo en todos los tiempos).

Pero independientemente de cómo definamos el determinismo, el punto principal al que me quiero referir aquí es que, intuitivamente, parece correcto. De hecho, puede parecer francamente obvio. Para ver por qué, consideremos un caso diferente con bolas de billar. Supongamos que colocamos dos bolas una al lado de la otra y que tú y yo las golpeamos simultáneamente, muy ligeramente, con nuestros tacos de billar. Y supongamos que mi bola rueda 30 centímetros antes de detenerse, mientras que tu bola rueda 30,1 centímetros. Ante esto, hagamos la siguiente pregunta: ¿por qué tu bola avanzó más que la mía?

Bueno, la respuesta obvia es que golpeaste la bola un poco más fuerte que yo. Pero, por supuesto, hay otras posibles explicaciones que podríamos dar. Quizás golpeamos las bolas con la misma fuerza pero tu bola pesa un poco menos que la mía. O quizás hubo un poco más de fricción en la parte de la mesa sobre la que rodó mi bola, etc. Es posible que no sepamos la respuesta a la pregunta anterior, pero parece claro que tiene que haber una respuesta. Pero imagina que alguien responde a nuestra pregunta diciendo esto:

No hay ninguna razón por la cual tu bola fue más lejos, simplemente lo hizo. Las dos bolas tienen exactamente la misma masa; y fueron golpeadas con la misma fuerza; y había exactamente la misma fricción en ambas partes de la mesa. En resumen, no hubo diferencias entre los dos casos. Una bola avanzó más que la otra, y eso es todo. En otras palabras, nada hizo que esto sucediera; simplemente ocurrió.

Intuitivamente, esto parece una locura. Parecería muy natural responder a este pequeño discurso diciendo algo como lo siguiente:

¿De qué demonios estás hablando? Los eventos físicos no son algo que simplemente ocurre. Si una bola avanzó más que la otra, entonces tiene que haber una razón para esto. Algo debe haber causado que fuera más lejos.

Esto parece correcto. Pero esto es justo lo que diría un determinista. Decir que las cosas no suceden porque sí es esencialmente equivalente a decir que cada evento es completamente causado por eventos anteriores.

Entonces, nuevamente, el determinismo parece muy plausible. Pero también es importante tener en cuenta que el determinismo tiene algunas consecuencias muy notables. Tengamos en cuenta, por ejemplo, que si el determinismo es cierto, tan pronto como el Big Bang tuvo lugar hace 13 mil millones de años, toda la historia del universo ya estaba resuelta. En otras palabras, ya se determinó que todo sucedería exactamente como ha ocurrido. Ya se determinó, por ejemplo, que habría un tsunami en Japón en 2011. ¿Por qué? Porque si el determinismo es verdadero, cada vez que sucede algo, solo puede ocurrir una sola cosa. Entonces, una vez que sucedió el Big Bang, el siguiente evento nos fue impuesto por las leyes de la física; y luego el siguiente evento nos fue impuesto también; e igualmente el siguiente, y el siguiente, y el siguiente, a lo largo de toda la historia. Entonces, según el determinismo, una vez que sucedió el Big Bang lo que siguió fue un inevitable desfile paso a paso de 13 mil millones de años hasta el tsunami de 2011. Esta es una afirmación bastante sorprendente.

 

El argumento clásico contra el libre albedrío

Existe un argumento muy antiguo contra el libre albedrío que se basa en el supuesto de que el determinismo es verdadero. Si el determinismo es cierto, entonces ya se resolvió hace 13 mil millones de años, justo después del Big Bang, que habría un tsunami en Japón en 2011. Pero eso no es todo. Esto se aplica a nosotros también. Por ejemplo, también se estableció que en ese mismo año infame, de hecho, a las pocas semanas del tsunami, Charlie Sheen saldría en televisión nacional proclamando que además de ser brujo tenía “ADN Adonis” (un término que supongo sacó de los biólogos). Otro ejemplo más cercano a nosotros sería que ya estaba resuelto que estarías leyendo este libro ahora mismo. De hecho, si el determinismo es cierto, entonces todo lo que has hecho, cada elección que has tomado, ya se determinó hace 13 mil millones de años. Si esto es cierto, tiene implicaciones obvias para el libre albedrío.

Supongamos que estás en una heladería, esperando en la fila, tratando de decidir si pedir helado de chocolate o vainilla. Y supongamos que cuando llegas al frente de la fila, decides pedir chocolate. ¿Fue esta elección producto de tu libre albedrío? Bueno, si el determinismo es cierto, entonces tu elección fue completamente causada por eventos anteriores. Las causas inmediatas de la decisión fueron eventos neuronales que ocurrieron en tu cerebro justo antes de tu elección.


Si el determinismo es cierto, entonces todo lo que has hecho, cada elección que has tomado, ya se determinó hace 13 mil millones de años.

Pero, por supuesto, si el determinismo es cierto, entonces aquellos eventos neuronales que causaron tu decisión también tuvieron causas físicas; fueron causados por eventos anteriores, eventos que ocurrieron justo antes de que ocurrieran. Y así sucesivamente, remontándose al pasado. Podemos rastrear esto hasta cuando eras un bebé, hasta los primeros eventos de tu vida. De hecho, podemos seguir retrocediendo antes de eso, porque si el determinismo es verdadero, entonces esos primeros eventos también fueron causados por eventos anteriores. Podemos seguir volviendo a los eventos que ocurrieron antes de que fueras concebido, a los eventos que involucran a tu madre, tu padre y una botella de vino.

Si el determinismo es cierto, entonces ya se resolvió antes de que nacieras que ibas a pedir helado de chocolate cuando llegaras al frente de la fila. Pero si esto es cierto, parece que se deduce que no ordenaste helado de chocolate por tu propia voluntad. Y, por supuesto, lo mismo puede decirse de todas nuestras decisiones. Si el determinismo es cierto, entonces cada elección que cualquier ser humano haya tomado ya estaba predeterminada por eventos que tuvieron lugar hace miles de millones de años, incluso antes de que nuestro sistema solar existiera. Por ende, si el determinismo es verdadero, los seres humanos no tienen libre albedrío.

Llamemos a este el argumento clásico contra el libre albedrío. Este argumento asume que el determinismo es verdadero y argumenta desde allí que no tenemos libre albedrío.

¿Es el determinismo realmente cierto?

Hay un gran problema con el argumento clásico contra el libre albedrío. Simplemente supone que el determinismo es cierto. La idea detrás del argumento parece ser que el determinismo es solo una verdad común. Pero en realidad no es una verdad común. Si bien dije, algunos párrafos atrás que, intuitivamente, el determinismo parece correcto, una de las principales lecciones de la física del siglo XX es que no podemos saber por sentido común o por intuición que el determinismo es verdadero. El determinismo es una hipótesis controvertida sobre el funcionamiento del mundo físico. Solo podríamos saber que es cierto haciendo algo de física de alto nivel. Además, y esta es otra lección de la física del siglo XX, en este momento, no tenemos buena evidencia para respaldar el determinismo. En otras palabras, nuestras mejores teorías físicas no responden a la pregunta de si el determinismo es verdadero.

Durante el reinado de la física clásica (o física newtoniana), se creía ampliamente que el determinismo era cierto. Pero a fines del siglo XIX y principios del XX, los físicos comenzaron a descubrir algunos problemas con la teoría de Newton, y finalmente fue reemplazada por una nueva teoría: la mecánica cuántica (en realidad, fue reemplazada por dos nuevas teorías, a saber, la mecánica cuántica y la teoría de la relatividad. Pero la teoría de la relatividad no es relevante para el tema del libre albedrío). La mecánica cuántica tiene varias características extrañas e interesantes, pero la que es relevante para el libre albedrío es que esta nueva teoría contiene leyes que son probabilísticas en lugar de deterministas. Podemos entender lo que esto significa muy fácilmente. En términos generales, las leyes deterministas de la naturaleza se ven así:

Si tienes un sistema físico en estado S y realizas el experimento E en ese sistema, obtendrás el resultado O.

Pero la física cuántica contiene leyes probabilísticas que se ven así:

Si tienes un sistema físico en estado S, y realizas el experimento E en ese sistema, entonces hay dos posibles resultados diferentes, a saber, O1 y O2. Además, hay un 50% de posibilidades de que obtengas el resultado O1 y un 50% de probabilidades de que obtengas el resultado O2.

Es importante notar lo que sigue. Supongamos que tomamos un sistema físico, lo ponemos en estado S y realizamos el experimento E en él. Ahora supongamos que cuando realizamos este experimento, obtenemos el resultado O1. Finalmente, supongamos que hacemos la siguiente pregunta: “¿Por qué obtuvimos el resultado O1 en lugar de O2?” El punto importante a notar es que la mecánica cuántica no responde a esta pregunta. No nos da ninguna explicación de por qué obtuvimos el resultado O1 en lugar de O2. En otras palabras, en lo que respecta a la mecánica cuántica, podría ser que nada nos haya llevado a obtener el resultado O1; podría ser que esto acaba de suceder.

Ahora, Einstein pensó que esta no podía ser toda la historia. Probablemente hayas escuchado que él dijo una vez que “Dios no juega a los dados con el universo”. Cuando dijo esto, lo que quiso decir fue que las leyes fundamentales de la naturaleza no pueden ser probabilísticas. Las leyes fundamentales, pensaba Einstein, tienen que decirnos qué sucederá después, no lo que probablemente sucederá o lo que podría suceder. Entonces Einstein pensó que tenía que haber una capa oculta de la realidad, por debajo del nivel cuántico, y que si pudiéramos encontrar esta capa oculta, podríamos deshacernos de las leyes probabilísticas de la mecánica cuántica y reemplazarlas con leyes deterministas, leyes que nos dicen lo que sucederá después, no solo lo que probablemente sucederá después. Y, por supuesto, si pudiéramos hacer esto, si pudiéramos encontrar esta capa oculta de la realidad y estas leyes deterministas de la naturaleza, entonces podríamos explicar por qué obtuvimos el resultado O1 en lugar de O2.

Pero muchos otros físicos, especialmente Werner Heisenberg y Niels Bohr, no estuvieron de acuerdo con Einstein. Pensaban que la capa cuántica de la realidad era la capa inferior. Y pensaron que las leyes fundamentales de la naturaleza —o, en cualquier caso, algunas de estas leyes— eran leyes probabilísticas. Pero si esto es correcto, significa que al menos algunos eventos físicos no son causados de manera determinista por eventos anteriores. Significa que algunos eventos físicos simplemente ocurren. Por ejemplo, si Heisenberg y Bohr tienen razón, entonces nada nos hizo obtener el resultado O1 en lugar de O2; no había razón para que esto sucediera; simplemente pasó.

El debate entre Einstein, por un lado, y Heisenberg y Bohr, por el otro, es de vital importancia para nuestra discusión. Einstein es un determinista. Si tiene razón, cada evento físico está predeterminado, o en otras palabras, completamente causado por eventos anteriores. Pero si Heisenberg y Bohr tienen razón, el determinismo es falso. Desde su punto de vista, no todos los eventos están predeterminados por el pasado y las leyes de la naturaleza; según ellos algunas cosas simplemente suceden, sin razón alguna. En otras palabras, si Heisenberg y Bohr tienen razón, entonces el indeterminismo es cierto.

Y aquí está el punto realmente importante para nosotros. El debate entre deterministas como Einstein e indeterministas como Heisenberg y Bohr nunca se ha resuelto. No tenemos buena evidencia que respalde ninguna de estas visiones. La mecánica cuántica sigue siendo nuestra mejor teoría del mundo subatómico, pero simplemente no sabemos si hay otra capa de realidad, debajo de la capa cuántica. Por lo tanto, no sabemos si todos los eventos físicos son completamente causados por eventos anteriores. En otras palabras, no sabemos si el determinismo o el indeterminismo son ciertos. Los futuros físicos podrían llegar a resolver esta pregunta, pero en este momento, no sabemos la respuesta.

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