Aspectos Psicológicos Del COVID-19

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Aspectos Psicológicos Del COVID-19
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Aspectos
Psicológicos
del
COVID-19
Juan Moisés de la Serna
Editorial Tektime
2020

“Aspectos Psicológicos del COVID-19”

Escrito por Juan Moisés de la Serna

1ª edición: marzo 2020

© Juan Moisés de la Serna, 2020

© Ediciones Tektime, 2020

Todos los derechos reservados

Distribuido por Tektime

https://www.traduzionelibri.it

No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros medios, sin el permiso previo y por escrito del editor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal).

Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Puede contactar con CEDRO a través de la web www.conlicencia.com o por el teléfono en el 91 702 19 70 / 93 272 04 47.

Prólogo

Después de la gran acogida del artículo titulado “¿Cuál es el papel del psicólogo ante el nuevo Coronavirus (COVID-19)?” que publiqué en la Cátedra Abierta de Psicología y Neurociencias el pasado 12 de febrero del 2020, y en vistas al interés suscitado entre los compañeros psicólogos y otras personas interesadas por la psicología, he decidido realizar este libro donde se aborda el tema de la perspectiva psicológica en tiempos de pandemia.

A pesar de que la información sobre crisis sanitarias como del COVID-19 es muy reciente, y en algunos casos “cambiante”, voy a presentar el trabajo basado en los datos actuales y sobre todo en publicaciones de carácter científico, donde además se incluirán declaraciones de distintos expertos recogidos por los medios de comunicación debidamente citados.

Un libro accesible para todos los que quieran profundizar en los aspectos psicológicos de un fenómeno de masas en tiempos de crisis sanitaria como es el caso del COVID-19.

Dedicado a mis padres


Capítulo 1. Introducción al COVID-19

Se puede hablar de crisis personal o social, en el primer caso se produce alguna circunstancia interna o externa que cambia la forma en cómo un individuo llega a percibir su presente, futuro, e incluso pasado, pudiéndose cuestionar su papel en la vida, o de todo lo que hasta ese momento creía y pensaba. Así sucede cuando fallece un familiar, sobre todo si es allegado, o se sufre algún tipo de accidente con consecuencias sobre la salud o la autonomía de la persona, pero también se puede entrar en crisis por aspectos de tipo emocional como por la ruptura sentimental de nuestra pareja o por el divorcio de los progenitores cuando se es adolescente, con lo que desde un punto de vista psicológico se puede hablar de crisis causadas por muy diversas circunstancias que afectan al individuo; pero luego existen las crisis sociales, como en el caso de las crisis humanitarias en donde millones de afectados abandonan todo lo que tienen e inician la huida hacia un futuro incierto; igualmente se pueden producir crisis económicas donde de la noche a la mañana miles de personas pueden perder el trabajo y con ello la forma de traer ingresos a su casa, poniendo en riesgo su supervivencia y la de los suyos (@NTN24ve, 2018) (ver Ilustración 1).

Ilustración 1. Tweet Crisis Humanitarias


En este tipo de crisis también estarían las relacionadas con la salud, donde una enfermedad puede poner en riesgo la vida de la persona, de alguien que días previos estaba sano. En esta categoría se pueden incluir las pandemias, e incluso las emergencias sanitarias, tal y como sucede con el COVID-19, enfermedad que ha movilizado a millares de médicos y personal sanitario que luchan diariamente por mitigar los efectos del virus, aún a riesgo de su propia vida.

Aunque en ocasiones a lo que más visibilidad dan los medios de comunicación es al número de afectados y de fallecidos, información ofrecida por los distintos gobiernos y recogida por la OMS en su web.

Desde el Centro de Ciencia e Ingeniería de Sistemas de la Universidad de Johns Hopkins (EE.UU.) (Johns Hopkins CSSE, 2020) se informa del número de casos de afectados, decesos y recuperados tanto numérica como visualmente, tanto a nivel mundial o por cada uno de los países.

Así 7 de Marzo del 2020, que es cuando se inicia este libro, el número de casos afectados a nivel mundial son de 102.470, distribuidos entre 101 países, de los cuales China cuenta con 80.651 afectados, seguido de Corea del Sur con 7.041 e Irán con 4.747; situándose España en la posición décima con 401 casos (ver Ilustración 2).


Ilustración 2 Casos de contagiados a 7 de Marzo 2020


Igualmente, a través de dicho portal se informa que el número de fallecidos hasta la fecha han sido de 3.491 personas, habiendo sufrido y pasado la enfermedad 57.462.


Ilustración 3 Casos de contagiados a 19 de Marzo del 2020


Actualizando los datos anteriores a 19 de marzo del 2020 la cifra de afectados es de 218.827 personas, repartidos entre 160 países, siendo el número de fallecidos de 8.811 (ver Ilustración 3).


Ilustración 4 Evolución de termino de búsqueda


Si nos fijamos en Google (Google Trend, 2020) sobre las tendencias de búsqueda del COVID-19, término designado por la Organización Mundial de la Salud el 11 de Febrero del 2020 para referirse al nuevo coronavirus surgido en una provincia de China y cuyo primer caso de afectado fue comunicado el 31 de Diciembre del 2019 (O.M.S., 2020), se puede observar cómo ha ido aumentando progresivamente las búsquedas con este término a nivel mundial duplicándose entre el 11 a 12 de Febrero; el 23 a 24 de Febrero; y el 1 a 2 de Marzo; observándose únicamente una reducción entre los días 28 de Febrero a 1 de Marzo (ver Ilustración 4Ilustración 7).

Con respecto al interés suscitado por países es posible comprobar cómo el que más búsquedas ha generado en este último mes es Singapur, seguido de Islandia, China y Hong Kong; quedando para la posición veinte Estados Unidos, y ocupando España la posición cuarenta y ocho de los sesenta y cinco países que componen el resultado de Google, siendo la última posición ocupada por Turquía (ver Ilustración 5).


Ilustración 5 Búsqueda por Países


Tal y como puede observarse no existe una correspondencia directa entre los países con mayor número de afectados y la preocupación que ha generado entre la población reflejado en los términos de búsqueda, esto puede ser debido a que existen otros factores a tener en cuenta como el alarmismo generado en determinadas poblaciones, o el que en ese país se usen medios diferentes a Google para consultar este tipo de información, por ejemplo en algunos países de Asia el buscador más empleado es el Baidu.

Igualmente hay que indicar que el término de COVID-19 surgió después de que se le hubiese denominado nuevo coronavirus 2019 (n-CoV), también conocido como “virus de China” o “virus de Wuhan” que es como se llama la provincia China donde se inició el contagio, por lo que algunos usuarios seguirán realizando su búsqueda con los términos antiguos.

Además, se puede usar el término coronavirus, que es como se denomina a la familia de este virus, o simplemente virus; por ello la panorámica de los datos quedaría incompleta al recoger únicamente el término de COVID-19, lo que podría explicar la diferencia mostrada entre el orden de países en cuanto al número de casos de fallecidos y el orden del interés mostrado de búsquedas en Google.


Ilustración 6 Términos en Google relacionados con el COVID


Así si realizamos la búsqueda anterior, pero incluyendo como temas los términos COVID, Virus y Coronavirus podemos ver que la preocupación por este tema se inicia el 20 de enero del 2020, y que el término COVID o COVID-19 que es la denominación oficial, apenas es usado para buscar información al respecto, estando muy por encima el uso del término Virus y por encima de este el de Coronavirus (ver Ilustración 6).

En la gráfica anterior se puede observar cómo ha existido un momento inicial de interés tanto en los términos de Virus y Coronavirus entre el 20 al 31 de enero, perdiendo progresivamente interés en las búsquedas hasta el 20 de febrero donde el interés se incrementa exponencialmente en el término de Coronavirus.


Ilustración 7. Búsqueda de Coronavirus por países

 

Centrándonos en este último término el país que más ha buscado en Google ha sido Italia, seguido de Singapur y Suiza, ocupando España el quinto puesto, y Estados Unidos el decimonoveno de los 64 países de los que se tienen datos (ver Ilustración 7).

Datos que sí se corresponde con el número de casos de contagiados crecientes, a excepción de Irlanda donde se podría hablar de un alarmismo social por encima de los datos reales de casos en dicho momento.

La denominación del COVID-19

Uno de los problemas de los psicólogos sociales es conseguir la fidelidad de los clientes a una marca, siendo esta la que usamos para identificar a una determinada persona, producto o empresa. Normalmente cuando pensamos en una compañía como Coca-Cola, McDonald o Ikea, lo solemos hacer con respecto a los productos que venden. Si nos fijamos en otras marcas como U.P.S., Iberia o Microsoft lo hacemos sobre los servicios que ofrecen.

Algo que va a influir decisivamente en la adquisición del producto o servicio en cuestión, ya no sólo basado en nuestro propio criterio, si no en la influencia de la opinión de los demás y de los medios de comunicación a través de la publicidad.

Igualmente, cuando pensamos en Stephen Hawking, Barack Obama o Rafael Nadal ya no lo hacemos ni en productos ni en servicios, si no por su Personal Branding o marca personal que han desarrollado gracias a sus carreras científicas, políticas o deportivas respectivamente, es decir, se van asociando aspectos emocionales a la marca, la cual puede ir ligada a una persona, empresa e incluso localidad.

Pues lo mismo pasa cuando se ha de denominar a las “desgracias”, tal y como sucede a la hora de designar a los ciclones tropicales que anualmente castigan buena parte del Caribe y Norteamérica.

Según informa la Organización Mundial de Meteorología (World Meteorological Organization, 2020), estos nombres siguen unos listados preestablecidos que van rotándose, quedando en el recuerdo de muchos los efectos del huracán Katrina del 2005 o de Ike del 2008.

Luego en principio estos nombres no guardan ninguna relación con la fecha en la que se produce, la violencia o las zonas más afectadas, entre estos los hay en inglés o español (por ejemplo, Barry o Gonzalo respectivamente), masculinos o femeninos (por ejemplo, Lorenzo o Laura respectivamente), pero ¿tiene alguna incidencia en la población la denominación de los ciclones tropicales?

Esto es lo que se ha tratado de averiguar con una investigación realizada desde el Departamento de Administración y Empresas; junto con el Departamento de Psicología, del Instituto de Investigación de Comunicaciones y el Laboratorio de Investigación de Encuestas sobre la Mujer y Género de la Universidad de Illinois; junto con el Departamento de Estadística de la Universidad Estatal de Arizona (EE.UU.) (Jung, Shavitt, Viswanathan, & Hilbe, 2014).

En el estudio se analizaron las consecuencias climáticas de los huracanes en EE. UU. durante las últimas seis décadas diferenciándolos en función del nombre masculino y femenino, encontrando primeramente que aquellos que tenían nombres femeninos habían sido los que habían conllevado mayores efectos destructivos y de fallecimientos entre la población.

Hay que recordar que la lista de nombres está prefijada y que su asignación es consecutiva, por lo que a priori no existe ninguna relación entre el género del nombre y su violencia, por ello lo más sorprendente del estudio es que pasaron una lista de nombres de huracanes, 5 masculinos y 5 femeninos a 346 participantes, para que valorasen mediante escala tipo Likert de 1 a 7 hasta qué punto consideraban violento cada uno de los huracanes de la lista.

Los resultados muestran que los huracanes de nombres masculinos tendían a valorarse como más destructivos que los de nombre femenino, independientemente del género de los participantes.

Lo que permitió entender por qué en ocasiones ante los avisos de las autoridades se suele hacer más o menos caso en cuanto a prevención se refiere, por ejemplo, simplemente porque el nombre asignado sea masculino o femenino.

En cambio, en la denominación de las enfermedades en el ámbito de la salud suelen indicarse con unas siglas que guardan relación con alguna característica identificativa del sitio, síntomas o consecuencias.

Así y dentro de la familia de los coronavirus han existido con anterioridad diversos brotes como en el caso del SARS-CoV surgido en China en el 2002 cuyas siglas se corresponden al Coronavirus del Síndrome Respiratorio Agudo Grave y que hace referencia a su sintomatología; el MERS-CoV que surgió en Arabia Saudita en el 2012 y cuyas iniciales en inglés hacen referencia al Coronavirus del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio, en donde se describe la sintomatología y la localización; y el COVID-19 surgido en el 2019 en China cuyas siglas en inglés hacen referencia a la Enfermedad del Coronavirus del 2019, sin hacer ninguna indicación a la sintomatología ni a la localidad en donde surgió.

Hay que tener en cuenta que el término de COVID-19 no ha sido el primero en emplearse para esta enfermedad sino que ha sido un cambio introducido casi dos meses después de que surgiese el primer caso notificado a la O.M.S., lo que ha llevado a algunos a plantear que las motivaciones de modificarlo incorporando un nombre “oficial” podría haber sido realizado para evitar las consecuencias económicas negativas que conlleva asociar un tipo de enfermedad con una región o población (@radioyskl, 2020) (ver Ilustración 8).


Ilustración 8. Tweet Denominación del COVID-19


De esta forma se pretendería eliminar las denominaciones de “virus de China” o “virus de Wuhan”, términos que apuntan directamente al foco del origen de la infección.

Una deferencia hacia China que algunos profesionales de la salud denuncian, por no haberse tenido la misma consideración con otras poblaciones como en el caso del Coronavirus del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio.

Tal y como se ha podido mostrar en el apartado anterior, a pesar de que se haya dado una denominación oficial de COVID-19, la población ha seguido usando las denominaciones de Virus y especialmente Coronavirus para informarse sobre la sintomatología, medidas de prevención o extensión de la enfermedad, y aunque todavía es pronto para comprender el motivo por el que ha “fallado” la denominación oficial, hay que tener en cuenta que para crear una marca nueva y conseguir que se adhieran a ella se han de atender a una serie de variables, tal y como se ha analizado desde la Universidad de Taylor (Malasia) (Poon, 2016) con una investigación donde se ha tratado de conocer las motivaciones del éxito de determinadas marcas frente al resto, para ello se seleccionaron una lista de cincuenta productos de uso diario más vendido, de las dos principales empresas comercializadoras, para comprobar los efectos de la marca.

Después de analizar los mensajes, panfletos y publicidad que sobre esas dos marcas se difunden por los medios de comunicación y por las redes, se encontró mediante la aplicación del análisis textual y el método interpretativo, que estas marcas se sustentaban sobre dos pilares para mantener la fidelidad de sus clientes.

El primero de ellos, es la capacidad de generar emociones positivas; y el segundo fue, el de la estética de la honestidad, es decir, parecer que el producto en realidad sirve para lo que indica, manteniendo los estándares de calidad publicitados.

Al respecto indicar que la O.M.S. junto con UNICEF son las agencias internacionales mejor valoradas a nivel mundial según encuesta de WIN/Gallup International (O.N.U., 2014), mostrándose cómo el 72% de los entrevistados tenían buena opinión de estos organismos.

Por lo que se esperaría que los ciudadanos empleasen este término de búsqueda, aunque hay que tener en cuenta que el anuncio de su denominación se produjo el 11 de febrero (ver Ilustración 8), mientras que la preocupación a nivel mundial se inició casi un mes antes, el 20 de enero, lo que ha dado cierta tendencia de búsqueda entre los usuarios que siguen usando los términos Virus o Coronavirus (@CSIC, 2020) (ver Ilustración 9).


Ilustración 9. Tweet Imagen del COVID.19


La adopción de medidas de salud

Uno de los fenómenos más difíciles para la ciudadanía es en cuanto a la adopción de hábitos saludables los cuales requieren de cierto tiempo para entender, comprender y asumir.

A diferencia de otros fenómenos como las modas que son capaces de movilizar a la población, cuando se trata de salud, las autoridades se encuentran en ocasiones con un éxito relativo en cuanto a campañas de toma de conciencia se refiere, tal es así que estas campañas orientadas a recomendar asumir costumbres o hábitos saludables suelen ir acompañadas de prohibiciones e incluso de sanciones para aquellos que no cumplen con lo estipulado.

A pesar de lo cual, a la población le cuesta mucho ver los “beneficios” a corto plazo y con ello su “interés” y motivación por la adopción de nuevos hábitos se reduce e incluso no se hace, incumpliendo así las recomendaciones de las autoridades.

Si bien la salud es un aspecto que preocupa a la sociedad, en cuanto a la prevención se refiere, esta no siempre es comprendida y aceptada de la misma forma, sobre todo cuando se trata de adoptar algunas conductas que van contra la “costumbre” (@MinInteriorAR, 2020) (ver Ilustración 10).


Ilustración 10 Tweet Prohibición de Hábitos


En el caso del COVI-19 se ha solicitado a la población el tener que “abandonar” algunas costumbres y adoptar otras nuevas, aspecto que al ir en contra de la tendencia de la “rutina”, ha hecho que a muchos en un primer momento les costase adoptar estas medidas recomendadas.

Esto es debido a que, en ocasiones, a pesar de las indicaciones médicas la población no asume los riesgos para su salud de determinadas conductas, aspecto que ya se ha observado con anterioridad, así una de las actividades de belleza que más han aumentado en los últimos años en determinados países es el bronceado artificial con rayos UVA.

En algunos sitios el estar bronceado ha sido señal de estatus social o de ocio, así, uno puede venir de sus vacaciones moreno, después de haber disfrutado unos días en la playa, mientras que el resto de la oficina mantiene su color, por no haber sido tan afortunado.

Y, al contrario, en otras localizaciones, el estar moreno es señal de no gozar de un estatus social alto, ya que el sol quema la piel de los trabajadores del campo dándole ese color característico, mientras que otros trabajos menos pesados no dejan esa “huella” en el organismo, pudiéndose así convertir en una señal de diferenciación del estatus económico del consumidor, entre aquellos que se lo pueden “permitir” y los que no.

En la sociedad occidental actual, predomina la primera aproximación, es decir, las personas se sienten bien consigo mismas exhibiendo un bronceado, algo que requiere de tiempo y en algunos casos dinero.

Para solucionar esta demanda han surgido una serie de establecimientos que cuentan con lámparas de rayos UVA que producen el mismo efecto sobre la piel, tras una o varias sesiones de exposición.

Es decir, mediante este sistema de rayos UVA se consigue la misma apariencia de moreno que si se hubiese ido de vacaciones y disfrutado de un tiempo de relax en la playa tumbado bajo los rayos del sol.

Con lo que a nivel social se pueden obtener los “beneficios” de la consideración de un mayor estatus económico, simplemente pasando unos minutos dentro de estos aparatos.

A pesar de la popularización de este sistema, en los últimos años se han ido acumulando investigaciones médicas que han encontrado asociaciones entre el uso excesivo de rayos UVA con la aparición de cáncer de piel, es decir, el uso frecuente y sobre todo el abuso por parte de los usuarios de ese tiempo de bronceado, puede provocar enfermedades en la piel, con lo que se está poniendo voluntariamente en riesgo a la salud (@adgs125, 2019) (ver Ilustración 11).


Ilustración 11 Tweet Relación Rayos UVA y Cáncer

 

Al respecto y para comprobar los riesgos psicológicos del uso de los rayos UVA se ha llevado a cabo una investigación realizada por el Departamento de Dermatología, Facultad de Medicina Warren Alpert; el Departamento de Epidemiología, Escuela de Salud Pública; el centro médico de Providence VA; y el Departamento de Psiquiatría y Comportamiento Humano, Escuela de Medicina Warren Alpert, Universidad de Brown; junto con la División de Medicina de la Red, Departamento de Medicina, del Hospital Brighamand; el Departamento de Nutrición y el Departamento de Epidemiología de la Escuela de Salud Pública de Harvard; junto con la División de Medicina del Adolescente, del Hospital Infantil de Boston; el Departamento de Dermatología, Hospital de Rhode Island (EE.UU.) junto con el Departamento de Ciencias de la Salud Ocupacional y Ambiental, Facultad de Salud Pública, Universidad de Pekín (China) (Li et al., 2017).

En el estudio participaron 67.910 mujeres con edades comprendidas entre los 25 a 35 años, las cuales respondieron sobre la frecuencia de uso de las salas de rayos UVA, igualmente, y para conocer si existía relación entre el uso de rayos UVA con otras psicopatologías se las administró el Yale Food Addiction Scale (Flint et al., 2014), para detectar la presencia de síntomas asociados a Trastornos de la Alimentación; así mismo se tomó en cuenta la presencia o no de depresión del historial clínico de los participantes.

Los resultados muestran una relación significativa entre la presencia de depresión y un mayor uso de rayos UVA, igualmente muestran una relación significativa entre el abuso de rayos UVA y la presencia de sintomatología asociada a Trastornos de la Alimentación, especialmente con la Anorexia.

Como cualquier otra actividad, el uso de este tipo de servicios puede considerarse normales, a excepción de que se “pierda el control” y se convierta en adicción, es decir, que se realiza por sí mismo y no por los beneficios que eso puede acarrear, pasando de ser un medio a ser un fin en sí mismo, a esto es a lo que se denomina adicción comportamental hacia el bronceado o Tanorexia.

En este caso, la sintomatología depresiva parece jugar un papel fundamental en la formación o mantenimiento de esta adicción a los rayos UVA, como si la persona intentase “compensar” su estado de ánimo con dar una “mejor” imagen de sí misma a los demás.

Anteriores investigaciones habían informado de relaciones significativas entre los Trastornos de la Alimentación y la sintomatología Depresiva, pero en este caso, dicha relación está mediada por una adicción comportamental como es el abuso de los rayos UVA.

Según las conclusiones del estudio hay pues que tener cuidado con estas personas que abusan de los rayos UVA porque puede ser parte de una sintomatología Depresiva y sufrir Anorexia.

A pesar de estos resultados y de los problemas de salud asociados al cáncer de piel anteriormente comentados, a la ciudadanía le cuesta abandonar este tipo de costumbres, ya que proporciona un beneficio a corto plazo como es el color del bronceado, infravalorando los perjuicios a largo plazo sobre la salud.

Una actitud que se ve también en otros hábitos poco saludable o que conllevan perjuicios a largo plazo, donde el consumidor “asume” el riesgo centrado en el beneficio a corto plazo, a pesar de las advertencias de las autoridades, así desde hace unos años los gobiernos de medio mundo están realizando esfuerzos por detener el consumo de tabaco. Además las autoridades han tenido que “luchar” en contra de los hábitos mostrados a través de películas y los medios de comunicación, lo que lo ha convertido en las últimas décadas en un hábito aceptado socialmente, a pesar de sus efectos nocivos sobre la salud de quien lo consume y de las personas de su alrededor, en lo que se conoce como fumador pasivo (@CNPT_E, 2017) (ver Ilustración 12).


Ilustración 12 Tweet Prohibición Publicidad Tabaco


Si bien las medidas adoptadas han sido más bien disuasorias, poniendo todo tipo de trabas para su consumo, sin prohibirlo, limitándolo a determinadas áreas especialmente diseñadas para ello, subiendo el precio de las cajetillas o incluyendo en ellas imágenes sobre sus efectos negativos en la salud.

A pesar de lo anterior, algunos gobiernos han ideado dar un paso más y emplear los mismos mecanismos que durante años sirvieron para la difusión e incentivo del consumo de tabaco, la publicidad televisada, pero ¿son efectivos los anuncios contra el tabaco?

Esto es lo que ha tratado de averiguarse con una investigación realizada desde el Departamento de Educación, Universidad Nacional de Seúl y el Departamento de TESOL, Universidad de Hankuk de Estudios Extranjeros (Corea del Sur); junto con la facultad de Enfermería e Innovación de Salud, Universidad Estatal de Arizona; y el Departamento de Psicología, Universidad Jesuita de Wheeling (EE.UU.) (Wilson et al., 2017).

En el estudio participaron 58 estudiantes universitarios, los cuales se dividieron en dos grupos, donde el primero visionaría dos anuncios publicitarios antitabaco centrados en las emociones; mientras que el otro grupo, visionaría dos anuncios antitabaco con información lógica sin que se abordase el aspecto emocional.

Todos los participantes pasaron antes y después del visionado por tres pruebas, una relativa a los procesos de cambio, otra sobre la sintomatología depresiva y la tercera sobre la autoestima.

Los resultados muestran que no existen diferencias significativas pre y post el visionado de los anuncios, ni para el anuncio emocional ni para el lógico, en ninguna de las variables evaluadas, es decir, los estudiantes parecen no atender a la información que se les ofrece sobre los perjuicios del consumo de tabaco.

Entre las limitaciones del estudio se encuentra la selección de la población, es cierto que esta publicidad se dirige a evitar que los jóvenes se inicien en este consumo, pero la edad de inicio en muchos países ronda los 14 años, luego tendría que ser esa la edad de selección de los participantes y no los universitarios.

A pesar de lo anterior hay que tener en cuenta que el efecto de la publicidad se basa principalmente en la repetición de la emisión de los anuncios, tanto que hasta se llega a aprender el mismo, por lo que el visionado en una sola vez de dos anuncios explicaría el insuficiente efecto de este sobre las conductas hacia el tabaco, la autoestima o la sintomatología depresiva.

En el caso concreto del COVI-19 y para sorpresa de algunos usuarios se ha adoptado una medida sin precedente donde se ha prohibido realizar publicidad con respecto al juego.

La idea es que como los ciudadanos pasan mucho tiempo confinados en su casa, el juego por ordenador no “enganche” a dichos usuarios, lo que los puede llevar no sólo a la adicción, sino también a la ruina económica en caso de que las apuestas sean monetarias.

Si bien para la población puede no parecer prioritaria adoptar esta medida, considerando que existen otras preocupaciones en tiempo de crisis sanitaria el gobierno lo ha asumido en prevención de un aumento de casos de adicción al juego, pero sobre todo en prevención de las consecuencias económicas negativas que ello puede traer consigo, no solo en cuanto al estado de ánimo, pudiendo conducir a sufrir Depresión Mayor, sino que dicha ruina puede llevarle hasta el suicidio.

Tal es la importancia de evitar las adicciones comportamentales, especialmente en las etapas tempranas, ya que luego es difícil de desengancharse, es decir pasado el confinamiento, el nuevo adicto seguirá jugando, de ahí la importancia de adoptar esta medida para la prevención de los aspectos negativos sobre la salud física y mental de estos potenciales jugadores (@consumogob, 2020) (ver Ilustración 13).


Ilustración 13 Tweet Prohibición Publicidad de Juego


A pesar de poderse pensar que este tipo de medidas pueden ser “exagerada” o estar fuera de lugar, la realidad es que nuestro comportamiento económico está regido por multitud de variables internas y externas, así cuando uno piensa en compras lo suele hacer con respecto al precio de las cosas, pero ¿hasta qué punto estamos dispuestos a gastar por comprar algo?

De esta y otras preguntas similares se encarga la Psicología del Consumidor, una rama de estudio que analiza el comportamiento de la persona ante una tarea de decisión económica más o menos compleja.

El prototipo de estas investigaciones son los juegos de azar, es decir, una situación en que se puede ganar o perder dinero en función de unas probabilidades que manipula el investigador.

Así se ha podido conocer que hay personas más conservadoras en sus juicios de valor mientras que otras asumen más el riesgo; igualmente se ha visto cómo estas variables personales se ven modificadas cuando se está sometido al consumo temporal o continuado de determinadas sustancias adictivas.

Con las bases de este tipo de investigación se analizan otras variables que pueden estar implicadas en asumir un mayor o menor coste económico, tal y como puede ser la obesidad, pero ¿existen diferencias en cuanto a lo que estamos dispuestos a pagar en función de si se padece o no sobrepeso?

Esto es lo que ha tratado de averiguarse con una investigación realizada desde la Unidad de Economía Agroalimentaria, Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón, Instituto Agroalimentario de Aragón, Universidad de Zaragoza (España) junto con el área de Recursos Económicos, Agrícolas y de Alimentación, Universidad Estatal de Michigan (EE. UU.) (de-Magistris, López-Galán, & Caputo, 2016).

En el estudio participaron 309 adultos, los cuales fueron separados en cuatro grupos, según tuviesen o no sobrepeso, considerado este como aquellos que tenían un índice de masa corporal mayor a 30 kilos entre la altura al cuadrado; según aceptasen o no su propia imagen en el espejo para lo que se empleó el cuestionario estandarizado Body Image State Scale (Cash, Fleming, Alindogan, Steadman, & Whitehead, 2002), con lo que se formaron cuatro grupos, sin sobrepeso con aceptación de su imagen; sin sobrepeso sin aceptación de su imagen; con sobrepeso con aceptación de su imagen y con sobrepeso sin aceptación de su imagen.

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