Cómo enseñar a cantar a niños y adolescentes

Text
Read preview
Mark as finished
How to read the book after purchase
Font:Smaller АаLarger Aa

Familias y educadores han de ayudar a los niños a entender y regular progresivamente su universo emocional y tienen una gran responsabilidad a la hora de proporcionar una educación emocional adecuada. La música y el canto se presentan como una potente herramienta para que los niños tengan una expresión plena de su mundo emocional y afectivo. Si establecen unas buenas bases durante las siguientes etapas se producirá un desarrollo de su inteligencia emocional que permitirá una adecuada adaptación al mundo.

2.1.2. Segunda infancia

Entre los 6 años y la adolescencia, las capacidades emocionales de los niños se van desarrollando adecuadamente si se les ayuda progresivamente a percibir, expresar y entender sus emociones.

Los niños deben en primer lugar entender cómo se producen las emociones y cómo se manifiestan en su cuerpo, después entender que no hay emociones buenas o malas sino que son respuestas adaptativas de su cuerpo. De esta manera aprenden a relacionar un estado emocional concreto con una acción o con una reacción, impulso o pensamiento.

También hay que enseñarles a parar, a que perciban su cuerpo y expresen o verbalicen aquello que les está pasando para poder comprender la emoción. El dibujo y el canto pueden ser de gran ayuda cuando los niños tienen dificultades para verbalizar. Cuando se expresan se producen conexiones entre su sistema límbico (emocional) y su neocórtex (razonamiento) de manera que la intensidad de la emoción se reduce. El proceso de verbalizar o expresar es esencial para enseñarles a regular las emociones y establecer una respuesta adecuada, básico para una correcta adaptación emocional a diferentes situaciones y contextos.

Una mejor regulación emocional redundará en una mejor capacidad de escucha y en una mejor autopercepción corporal. Estas habilidades son muy necesarias también para establecer y desarrollar las aptitudes vocales y musicales: saber escuchar, percibir el movimiento y sincronizarlo, sentir las vibraciones en el cuerpo, percibir las emociones en el cuerpo, etc.

Dada la relevancia que guardan los fenómenos emocionales en la vida cotidiana de los niños y el poder emocional que tiene la música y el canto, las experiencias propuestas desde la educación musical constituyen un factor clave para estimular y propiciar una amplia variedad de sentimientos, emociones y afectos que despiertan el interés de los más pequeños ya sea en la familia o en la escuela. Cantar durante esta etapa puede resultar una poderosa herramienta de protección social y emocional para los niños.

2.1.3. Adolescencia

Llegar a la adolescencia con un buen conocimiento emocional, propio (inteligencia interpersonal) y en la relación con los demás (inteligencia intrapersonal), así como poseer estrategias adecuadas para autorregular los diferentes estados emocionales permitirá al adolescente afrontar adecuadamente el proceso de construcción de su propia identidad.

Durante la adolescencia se producen grandes cambios físicos y emocionales por medio de los cuales los chicos y chicas vuelven a realizar valoraciones sobre sí mismos comparándose con sus iguales o con sus ídolos. Esta nueva visión crítica de sí mismos les hacen atravesar un periodo en el que están especialmente vulnerables y susceptibles al ridículo y a la opinión de los demás.

Las familias, los docentes y el grupo de iguales contribuyen a que el adolescente construya una autoestima más o menos ajustada y positiva. Una buena autoestima redundará positivamente en su salud mental, la aceptación de sí mismo y su rendimiento escolar. Por contra, una baja autoestima se ha relacionado con trastornos de alimentación, ansiedad e incluso depresión.

En su proceso de afirmación de la personalidad, el adolescente buscará vínculos con los que identificarse y relacionarse. La música en esta etapa es un catalizador de emociones y de creación de sentimientos de pertenencia a un grupo de iguales. La formación del propio criterio y gusto musical les permite alejarse de sus figuras de autoridad (padres, profesores) y acercarse al grupo de iguales.

Los adolescentes forman grupos en base a las actividades que comparten y la música se podría decir que es el pegamento que los une. Los jóvenes escuchan música juntos, van a fiestas y conciertos y aquellos que practican música sienten la necesidad de reafirmar su personalidad a través de ella: creando canciones, formando parte de un grupo, de un coro, etc.

No hay que subestimar el poder de la música en general y del canto en particular en el proceso de construcción emocional del adolescente puesto que supone en la mayoría de las veces un factor de protección social y buenos hábitos de vida.

En conclusión, somos instrumentos musicales y emocionales andantes gracias a nuestra voz; la alegría que da producir sonidos con la propia voz y cantar es un derecho y no debería privarse a ningún niño o adulto de ello. Una persona que desarrolle plenamente su voz y su expresión emocional a través de la misma tendrá una potente herramienta de autorregulación emocional que le acompañará toda su vida.

2.2. La esfera corporal. El desarrollo motor y el esquema corporal

La visión holística de la pedagogía del canto tiene en cuenta a la persona como un todo. El desarrollo de la voz no se comprende si no se entiende cómo construyen los niños su esquema corporal, cómo desarrollan su motricidad general y cómo coordinan la motricidad del sistema fonador.

Descubrir, vivir, experimentar y entender el cuerpo es un proceso fundamental para poder cantar de una manera saludable a lo largo de la vida. El conocimiento corporal permitirá realizar los ajustes necesarios para mantener el equilibrio vocal a través de los cambios que se produzcan en su cuerpo a lo largo del tiempo. Los docentes deben concretar sus estrategias en función de los periodos del desarrollo motriz:


Periodos del desarrollo motriz en base a los postulados de Piaget:
EtapaDesarrollo motrizVoz
Periodo sensorio-motor(0-2 años).Descubre las partes de su cuerpo con el movimiento y la interacción con el medio.Pasa de los primeros reflejos a la marcha. Es consciente de los grandes movimientos pero no tiene un dominio preciso de los mismos.Juega y descubre su voz y va adquiriendo progresivamente un mayor dominio motriz que permite desarrollar el lenguaje.
Periodo preoperatorio(2-8 años).Discrimina partes y movimientos que puede realizar con su cuerpo.Utiliza su cuerpo con una precisión mayor, perfecciona su motricidad global, la percepción corporal y espacial, se da la afirmación definitiva de la lateralidad.Empieza a dominar el lenguaje y a cantar de manera más precisa y coordinada. Pueden existir imprecisiones en cuanto a la afinación y carencias en cuanto a la coordinación rítmica que se corrigen con la práctica.
Periodo de operaciones concretas(8-12 años).Puede realizar una representación mental del propio cuerpo y de los movimientos conscientes que puede desarrollar y perfeccionar.Independiza movimientos concretos de las partes de su cuerpo. Se relaja a nivel global y segmentario. Aprende secuencias de movimientos y mejora la precisión con que los hace.Es más consciente de aquello que deben hacer para cantar de manera saludable.Tiene la capacidad de aprender una gran variedad de canciones.Puede aprender esquemas motores y perfeccionarlos.
Periodo de operaciones formales(12 años en adelante).Desarrolla el pensamiento abstracto y lógico. Puede realizar actividades que requieran de una cognición más sofisticada. Es capaz de extrapolar el conocimiento adquirido a diferentes contextos.Aplica el conocimiento teórico de la voz en diferentes contextos y repertorio con una autonomía creciente.Es capaz de solventar por sí solo dificultades técnicas de las canciones.

2.2.1. El esquema corporal

El concepto de esquema corporal hace referencia a la construcción de la representación cognitiva que cada persona tiene sobre su cuerpo en un determinado momento, de sus diferentes componentes, de sus posibilidades de movimiento y acción en un determinado espacio e incluso sobre sus limitaciones.

El dominio del esquema corporal es un proceso lento, de progreso individual que va consiguiéndose como consecuencia de un ajuste progresivo de la acción del cuerpo a la acción del medio y a los propósitos de la acción. Requiere de la maduración neurológica y sensorial y de la experimentación personal con el propio cuerpo en el entorno y la experiencia social, puesto que a través de los otros se recibe información sobre cómo es el propio cuerpo, y donde localizan sus partes.

El desarrollo, la maduración y los aprendizajes que realizan los niños son fundamentales en el desarrollo del esquema corporal. El proceso de adquisición del esquema corporal lleva asociado un cierto aprendizaje motriz de aquello que se quiere aprender, ya sea aprender a bailar, a patinar, a montar en bicicleta o a cantar.

Desarrollo del esquema corporal

Para que los niños desarrollen un buen esquema corporal y puedan transferirlo a su manera de cantar deben conocer y desarrollar progresivamente los siguientes aspectos.

 Conocimiento del propio cuerpo: los niños van conociendo su cuerpo y su voz de dos maneras:

 Consciencia y conocimiento corporal: aprenden a situar las diferentes partes del cuerpo implicadas en la producción de la voz, a diferenciarlas y a sentir su papel.

 Control corporal: independizan los movimientos y disponen de su cuerpo en función de la acción planeada a través de actividades que permiten descubrir la amplia gama de posibilidades vocales y corporalesActitud tónica: hace referencia a «la tensión ligera» a la que se haya sometido todo músculo en estado de reposo (tono de reposo o sostén) y que acompaña también a cualquier actitud postural (tono de actitud) y cinética (tono de acción o movimiento). Esta tensión puede ir desde una contracción exagerada (paratonía o catatonía), hasta una descontracción (hipotonía), siendo variable en cada músculo o grupo muscular.Sin esta actitud tónica adecuada a la hora de cantar es difícil adquirir un gesto vocal equilibrado. Generar buenos patrones musculares a la hora de cantar producirá una buena memoria muscular y esto facilitará el desarrollo del canto en los niños a lo largo del tiempo.Relajación: la capacidad de relajarse hace referencia a la acción y efecto de aflojar, soltar… con el objeto de buscar el estado de reposo muscular y mental. Es necesaria para conseguir una buena educación de la actitud tónica ya que facilita la percepción, el dominio del cuerpo y el control respiratorio. También es importante porque a través de la relajación es más fácil trabajar con su cuerpoLa relajación se puede emplear para trabajar aspectos técnicos, emocionales y expresivos del canto. Se ha estudiado que el cerebro se activa de manera similar cuando se canta que cuando se imagina uno mismo cantado. Enseñar a los niños a relajarse, y en ese estado a trabajar con la imaginación de manera que puedan visualizarse mientras cantan, aprendan a percibir su cuerpo y su respiración de manera más consciente, a imaginar sonidos, a percibir sus emociones, etc., resulta una herramienta muy potente en las clases de música/canto.Además, emplear la imaginación en estado de relajación es importante porque las voces de los niños tienen una resistencia limitada y por tanto no pueden cantar durante mucho rato seguido o sin hacer pausas. Alternar el trabajo mental con el trabajo físico mejorará su desarrollo muscular.Hay numerosas técnicas que ayudan a adquirir la relajación: yoga, mindfullness, técnica Alexander, relajación progresiva de Jacobson, visualizaciónes guiadas, etc. Todas ellas son recomendables a cualquier edad y se pueden aplicar también a los niños.Respiración: este componente del esquema corporal vocal es fundamental en el caso del desarrollo de la capacidad de cantar por las connotaciones que tiene en la producción de la voz. Por otro lado, el trabajo de la respiración mejorará paralelamente el control de la ansiedad y la concentración.

 

2.2.2. El desarrollo motriz y su vinculación con el desarrollo vocal

Los niños deben desarrollar de manera paralela su esquema corporal general anteriormente descrito y su esquema corporal vocal.

El esquema corporal vocal hace referencia al «conocimiento propioceptivo» (de las sensaciones musculares profundas) que se perciben a distintos niveles corporales durante la producción de la voz, hecho que, unido a las sensaciones auditivas, permite su control (proceso de feedback o retroalimentación). Mejorar la percepción interna del sonido (que reciben por vía aérea y por vía ósea) y asociarla a un buen gesto vocal ofrece información fundamental en la construcción del esquema corporal vocal.

La voz es el principal instrumento que tienen los niños para aprender música y es por ello que los docentes deben entender que es posible construir un esquema corporal vocal a través de la adquisición de patrones musculares que generen un buen gesto vocal, que primero se establece, madura con la práctica y con la ayuda de la retroalimentación se perfecciona.

Sin embargo, los cambios anatómicos que se producen en el aparato fonador a lo largo del tiempo hacen necesario que ese esquema corporal vocal se vaya ajustando y modificando y por ello los docentes deben conocer las características fónicas de cada etapa y saber hacer las indicaciones oportunas para seguir produciendo un sonido saludable.

La manera en que se desarrolla la voz durante la infancia y la adolescencia, la cantidad de estímulos musicales que se hayan tenido y la práctica sostenida determinarán la competencia vocal que pueden llegar a desarrollar en cada momento. Se han establecido diferentes etapas del desarrollo de la vida para centrar los estudios sobre el canto en función del desarrollo vocal y las características vocales de cada etapa: primera infancia, segunda infancia y adolescencia.

La primera infancia es un periodo de crecimiento acelerado corporal y vocal, por lo tanto se observará una inestabilidad debida a los cambios fisiológicos y a la maduración (física y mental). Los niños aprenden a regular su mecanismo vocal y adquieren su voz cantada a través de la observación y la escucha. Los adultos deben cantarles con el fin de que vean los movimientos faciales mientras y los asocien a las melodías. Lo mismo sucede en el aprendizaje del habla, necesitan referencias cercanas para adquirir la motricidad necesaria para producir y coordinar sonidos concretos.

Conforme crecen, disponer de un buen modelo que les cante ayuda a establecer un buen esquema motor pero no es suficiente. Es necesario que exploren su voz adecuadamente a través de determinadas actividades para que la voz cantada se desarrolle y si los adultos de referencia hacen indicaciones sobre cómo mejorar estos sonidos, poco a poco se establecerá un buen gesto que permitirá el desarrollo del esquema corporal vocal.

La segunda infancia es la edad de oro del aprendizaje del canto, es un periodo de estabilización del crecimiento del aparato fonador y de mayor madurez (respecto al control motor y al desarrollo cognitivo) y esta realidad proporciona un marco fisiológico y mental adecuado para mejorar las habilidades para cantar con mayor precisión y desarrollar más intensivamente la voz cantada y las habilidades musicales.

De la misma manera que los niños, sobre todo a partir de la segunda infancia, pueden adquirir habilidades motrices que requieran una mayor precisión, como puede ser la práctica de deportes (fútbol, tenis, patinaje, baile, etc.) y que ese desempeño mejora con la práctica supervisada y guiada, los niños tambén pueden aprender a mejorar y perfeccionar su forma de cantar si reciben la retroalimentación adecuada. Los docentes (maestros, profesores de música, directores de coro, profesores de canto) deben realizar actividades que generen un buen gesto vocal el cual permita el desarrollo del esquema corporal vocal a lo largo del tiempo y no sólo actividades meramente musicales (canciones, melodías y ritmos).

La adolescencia vuelve a ser un periodo de inestabilidad vocal debido al crecimiento acelerado del aparato fonador y a la necesidad de que éste se estabilice muscularmente. Sin embargo, los niños que en la infancia han adquirido un buen gesto vocal y han desarrollado su esquema corporal vocal para cantar, tienen menos dificultad de adaptarse a los cambios en la adolescencia por varias razones:

 La musculatura se habrá desarrollado progresivamente y adecuadamente;

 A través de la práctica habrán desarrollado la habilidad para coordinar de manera más fina y precisa la producción de la voz cantada;

 Habrán mejorado y perfeccionado sus aptitudes musicales en cuanto al control vocal de la afinación y los ajustes necesarios para acceder a los diferentes registros;

 Habrán aumentado su capacidad de percepción del sonido vocal;

 Habrán aprendido a cuidar su voz.

Las familias y docentes deben explicar a los niños, antes de los 12-13 años el proceso del cambio de la voz, qué van a sentir y cómo van a percibir en su voz durante su adolescencia. Cuando se les explican las fases de la muda vocal y qué va a suceder con su voz cantada en cada una de estas fases, son capaces de adaptarse a los cambios con facilidad. Cuando los jóvenes entienden que la muda vocal es parte del proceso de crecimiento y que no van a perder la voz ni su capacidad de cantar, son capaces de mejorar sus habilidades sin exceder los límites fisiológicos que la voz les impone en cada momento. Con ayuda del profesor de canto serán capaces de cantar canciones en los tonos más adecuados en cada momento. Elegir un repertorio adecuado y en los tonos correctos les ayudará a mantener la curiosidad, a explorar su voz, a percibir nuevas sensaciones, etc.

El establecimiento de un buen gesto vocal permite, en cualquier etapa, el desarrollo del esquema corporal vocal y el docente puede adaptar la enseñanza del canto a las características evolutivas de los niños y adolescentes en función de su desarrollo, la adquisición de aptitudes musicales y vocales y los principios anatómicos y fisiológicos que rigen el funcionamiento de la voz (postura, respiración, emisión vocal, resonancia, dicción, afinación).

Por lo tanto se ha de diferenciar entre enseñar a cantar entendiéndolo como la adquisición de un esquema corporal vocal saludable, de enseñar a cantar un determinado estilo musical (lírico, rock, etc). Se puede emplear un repertorio variado siempre y cuando se respeten las características fónicas (el sonido característico de los alumnos dependiendo de la etapa vocal en la que se encuentren) y se adapte al grado de desarrollo vocal y musical de los niños en cada etapa.

Consecuentemente, la elección del estilo o el repertorio que se interprete, en el caso de niños y adolescentes, debe quedar en un segundo plano y quedar supeditada a la consecución del objetivo de adquirir y desarrollar ese esquema corporal vocal respetando las características físicas y mentales del alumnado.

De la misma manera que en otras disciplinas artísticas y en la interpretación de otros instrumentos, es el instrumento y el enfoque didáctico el que se adapta al niño sin renunciar a la adquisición de unas competencias básicas, en el canto debemos entender que la voz es un instrumento en un cuerpo de niño que se puede mejorar y desarrollar.

2.3. La esfera mental. El desarrollo cognitivo

2.3.1. El desarrollo cognitivo

Aprender algo, en términos neurobiológicos, significa cambiar el cerebro, hacer nuevas conexiones neuronales y fortalecerlas con la práctica y la repetición. El ser humano tiene la capacidad de aprender y modificar su cerebro durante toda su vida pero es en la infancia cuando se producen mayor número de conexiones neuronales que tiene su pico máximo a los 11 años. A partir de esta edad empieza la etapa de modelado cerebral en la que se produce una poda neuronal, es decir, aquellas conexiones que no se ejercitan se van debilitando hasta perderse. Esto quiere decir que existe a partir de la adolescencia un cierto riesgo de abandono de aquellas actividades que no se hayan establecido consistentemente a través de la práctica mantenida a lo largo del tiempo, incluido el canto.

El aprendizaje es un proceso multisensorial, sobre todo en las fases más tempranas. Los sentidos despiertan al niño al mundo exterior y las emociones a su mundo interior. Estas últimas encienden la llama de la curiosidad que a su vez es la fuente de la atención sostenida, aspecto esencial para el aprendizaje pero si una acción no se repite es imposible que se impregne en la memoria a largo plazo y por tanto que el aprendizaje se asiente.

La memoria es como el guardián de aquello que se aprende, pero para conservar lo aprendido se debe encontrar utilidad y sentido y repetirlo para que las conexiones neuronales se estabilicen. La experimentación provoca un proceso de ensayo error en el que la persona establece representaciones mentales sobre los procesos y los resultados, de manera que aprende a ajustarlos.

En todo proceso de enseñanza-aprendizaje es necesario establecer una buena relación con el error. Las personas que no tienen miedo a experimentar y a equivocarse, que no vinculan el error con sus capacidades y asumen que es parte del proceso, establecen relaciones positivas y una buena actitud a la hora de aprender en general.

El desarrollo cerebral no es continuo, homogéneo ni sincrónico consigo mismo y con el tiempo. Los programas del genoma que dirigen dicho desarrollo tienen ventanas que se abren en un momento determinado y es en ese momento cuando cierta información del entorno (sensorial, motora, familiar, social, emocional, de razonamiento, musical...) puede entrar por ellas. Ningún momento es más óptimo que ese, pues esas ventanas abiertas se cierran con el paso del tiempo para dar paso a la apertura de otras.

La ventana de oportunidades del aprendizaje musical y el desarrollo de las aptitudes musicales está abierta desde el nacimiento hasta los 10 años. Esto no quiere decir que no se pueda aprender música a partir de esa edad, el cierre de la ventana representa una dificultad para aprender y no el impedimento de dicho aprendizaje, pero sí que nos advierte que si no se estimula al niño durante ese periodo, después, el aprendizaje se dará más lentamente y las aptitudes musicales no aumentarán, sólo será posible desarrollar las aptitudes musicales que se hayan adquirido hasta esa edad.

 

Las respuestas del cerebro pueden evolucionar de manera diferente en el transcurso de un año, según los niños hayan sido formados o no en el conocimiento y la experiencia musical. Estos cambios tienen una relación directa con las mejores habilidades cognitivas constatadas en los niños que practican la música, lo que constituye una evidencia de que el aprendizaje musical tiene un efecto positivo sobre la memoria y la atención.

El cuerpo calloso, la parte del cerebro que une los dos hemisferios, aumenta su tamaño un 25% con la práctica musical sostenida en el tiempo en los niños de entre 6 y 9 años y las personas que empiezan sus estudios musicales antes de los 7 años tienen un cuerpo calloso en la edad adulta más grande que aquellas que no han estudiado música.


Estos y otros hallazgos indican la conveniencia de que la enseñanza musical sea parte medular en la formación integral del ser humano. No solamente por sus repercusiones en el desarrollo de competencias cognitivas y emocionales sino por la importancia intrínseca de la música en aspectos fisiológicos, individuales y sociales.

La música no es el privilegio de una minoría sino una actividad natural de la humanidad en su conjunto. El componer, interpretar y/o escuchar la música implica, de base, una habilidad musical que, de alguna u otra forma, todos los seres humanos compartimos.

2.3.2. Desarrollo de las aptitudes musicales

La adquisición de aptitudes y competencias musicales siguen unas pautas de evolución comunes, en las que confluyen las aptitudes personales, los estímulos externos más o menos dirigidos y la influencia del entorno sonoro más próximo. Entender cómo se produce el desarrollo musical y las fases que atraviesa es fundamental para saber qué se le puede pedir a los niños en cada momento y cómo se debe intervenir.

La teoría del aprendizaje musical en la infancia (Music Learning Theory) desarrollada por Edwin Gordon proporciona una guía indispensable para los educadores musicales en cuanto a la comprensión del proceso por el cual se procesa mentalmente la música y cómo se desarrollan las aptitudes musicales en los niños.

Las aptitudes musicales son un conjunto de capacidades que, al igual que otras cualidades humanas, posee toda la población al nacer en mayor o menor medida, está dentro del bagaje genético de las personas pero como sucede con otras capacidades humanas, sin la influencia del entorno no se desarrollan por completo. Cuanto más rico y variado sea el entorno musical del niño y antes se vea expuesto a ese contexto musical, mayor será el nivel de aptitud musical que alcance.

Gordon establece siete aptitudes básicas: dos tonales (melodía y armonía), dos rítmicas (tempo y compás) y tres de musicalidad (fraseo, estilo y equilibrio).

Los postulados de Gordon no son un método sino una base de conocimiento sobre cómo aprendemos música, por lo tanto los principios son aplicables a diferentes metodologías de aprendizaje musical.

Gordon observó con claridad las enormes semejanzas que existen entre cómo aprenden los niños a hablar y cómo se aprende música sobre todo a través del canto y del movimiento. Los niños adquieren el lenguaje porque desde que nacen escuchan hablar constantemente durante sus dos primeros años de vida. Antes de que puedan articular palabras y construir su propio lenguaje hay un proceso de elaboración mental del sonido y el habla. Con respecto a la adquisición de la voz cantada y las aptitudes musicales sucede igual: sin una estimulación temprana de la corteza auditiva del cerebro, los niños no establecen ni desarrollan las conexiones neuronales necesarias para un adecuado desarrollo musical.

Gordon propone unas directrices que permiten secuenciar el aprendizaje de acuerdo a cómo el cerebro percibe y aprende música. Los puntos más importantes son:

1. Para expresarse, sea hablando o con música, se necesita primero un vocabulario, aunque sea rudimentario.

2. El cerebro percibe grupos de significado: motivos o patrones tonales y rítmicos, no notas individuales, al igual que en el lenguaje distingue palabras y no letras o sílabas.

3. El cerebro aprende cosas nuevas –sean palabras o fragmentos musicales– dentro de un contexto (este contexto lo da la música de cada cultura: la nuestra está basada en la tonalidad).

4. El cerebro percibe lo que es un elemento sonoro mediante el contraste con aquello que no es, por lo que contrastar un modelo es esencial para el aprendizaje.

5. La música es sonido y movimiento, por lo tanto el aprendizaje debe basarse primero en lo auditivo y en el movimiento del cuerpo.

6. El cerebro aprende fijándose primero en la totalidad, luego en las partes, y después otra vez en la totalidad.

La teoría del aprendizaje musical se basa en las observaciones del proceso mental que se producen cuando se escucha música y cómo poco a poco se les da sentido de manera que se logra adquirir la habilidad de imaginar y pensar en términos musicales. A este proceso mental le denominó audiation, término que no tiene traducción pero que es equivalente al desarrollo del oído interno descrito por otros pedagogos. Gordon considera la audiation la base de la aptitud musical y la describe como la capacidad de oír y sentir la música cuando el objeto sonoro no está presente.

Gordon desarrolló varios test para valorar la aptitud musical y el nivel de adquisición de la audiation en los niños y descubrió que el desarrollo de las aptitudes musicales aumenta desde el nacimiento pero se estabiliza sobre los 9 años. A partir de esa edad se podrá incrementar la competencia musical por la práctica pero las aptitudes musicales ya no aumentarán por más estímulos musicales que se tengan aunque sí podrán perfeccionar sus habilidades musicales a través de la práctica.

Gordon distingue entre aptitud musical y conocimiento musical porque la audiation está más relacionada con la capacidad de oír internamente la música y comprender el contexto musical que con el «saber sobre música». La adquisición de la audiation es el primer requisito en la educación musical formal y sucede cuando se aprende a dar significado a la música basándose en la experiencia y conocimiento (con la particularidad añadida del ritmo, que debe aprenderse a través del movimiento).

Las aptitudes musicales y la audiation se desarrollan mediante el conocimiento y la práctica sistemática y secuenciada de los patrones tonales y rítmicos que son el equivalente a las palabras. Cuanto mayor sea el vocabulario de patrones y cuanto más se aprenda sobre cómo combinarlos siguiendo la sintaxis musical, mayor será la capacidad tanto para entender como para producir la música. Con un buen desarrollo de la audiation será posible el desarrollo de habilidades musicales como cantar o tocar un instrumento desde la comprensión musical y no desde la imitación o la lectoescritura.

Existen diferentes tipos y estadios de audiation. Antes de adquirir la audiation los niños establecen las bases a través de lo que denomina pre-audiation que se produce de manera informal en las familias y entornos musicales y educativos en la primera infancia.

La rapidez con la que los niños pasan de un tipo de pre-audiation a otra está determinada por el grado de desarrollo musical y físico de los niños, en combinación con la estimulación musical global que reciben en casa y en el jardín de infancia o en el colegio. Hay que tener presente que no se debe forzar al niño a aprender, pero sí instarle y permitirle que explore todo lo que sea capaz. Los niños deben escuchar música interpretada principalmente por la voz y lo más variada posible en cuanto a métrica y modalidad.