Causalidad y contingencia en la filosofía de Juan Duns Escoto

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En Rep. Par. I-A.36.1.1-2 plantea explícitamente ese modo en que la potentia obiectiva se encuentra en los inteligibles conocidos por la mente divina. Todo objeto de conocimiento puede tener dos relaciones respecto del intelecto: como lo motivo a lo movible o como el término del acto de una potencia. Los inteligibles no tienen el primer tipo de relación con el intelecto divino, porque ninguna creatura puede mover al acto divino infinitamente, y además aquel quedaría envilecido por entender de modo finito. Por otro lado, el objeto puede tener una relación al intelecto como término según su propia ratio y así ser objeto primario, como el color a la vista, o como término secundario, es decir, por razón de otro objeto primero en el que se incluye, como sucede en el sentido común. Los inteligibles no pueden ser objeto primario de la mente divina, porque solo puede serlo su propia esencia infinita, pero sí son objetos secundarios por estar incluidos eminentemente y depender de ella para su producción.

Concluye Escoto diciendo que, “por tanto, es evidente en cuanto a la primera cuestión, cómo todas las cosas se encuentran en Dios bajo el aspecto de un ser inteligible objetivo (esse intelligibile obiective), [pero] sin mover al intelecto ni ser término primario de su acto sino solo secundariamente, en cuanto incluido virtualmente en el [primer] objeto que es término [de su acto] primariamente.”154 Todos los inteligibles están en potencia objetiva, y esto es posible porque su fundamento, el esse cognitum, se encuentra incluido virtualmente en la esencia divina, esto es, de un modo eminente como una causa que contiene todos los efectos posibles. Por ello, en distintos instantes de naturaleza, el intelecto divino conoce su esencia y entiende todos los inteligibles que pueden ser causados, aunque no porque el efecto caiga en la comprensión de la causa sino porque al conocerse se sigue la potencia a conocer todo lo causable.

Además, debemos tener en cuenta que la noción unívoca de ens que maneja Escoto le permite afirmar que los posibles en la mente divina son entes cuando se toma el nombre comunísimamente. En QQ. Quodl. 3.1 distingue tres sentidos en que se puede tomar ‘ente’: estrictamente (toda substancia –ser real, absoluto y per se–), comúnmente (substancia, cantidad y cualidad –ser real y absoluto–) y comunísimamente, “en cuanto se extiende hacia todo aquello que no es ‘nada’.”155 A continuación, detalla que nihil puede entenderse como aquello que incluye contradicción, y por tanto no puede tener ser ni dentro ni fuera del entendimiento, por otro lado, como lo que no es ni puede ser fuera del alma. Por contraposición, res puede decirse ‘todo lo que no incluye contradicción’, y aplicarse al ente de razón y al ente real, o también ‘todo lo que es o puede ser fuera del alma’, es decir, solamente al ente real. El primer sentido permite extender el uso de ens a todo aquello que está en el intelecto aunque no exista en la realidad, y es en este sentido comunísimo que los posibles en la mente divina son llamados entia deminuta.

Este condensado excursus tiene como finalidad mostrar que, para el Doctor Sutil, las posibilidades tienen su fundamento en la esencia divina, que es actualidad plena y verdadera causa de ellas. Por este motivo, toda potentia metaphysica encuentra fundamento en lo actual, como se ve más claramente con aquellos sentidos del término potentia que no indican estrictamente oposición al acto. Sin embargo, para explicar esta manera más propia de oposición, Escoto recurre al segundo modo principal de potentia, como principio, que analizaremos a continuación.

iii. La potencia metafísica como ‘principio’

En QQ. Met. IX.3-4 encontramos una puntillosa clarificación de conceptos. El Doctor Sutil explica que se denomina principiatio a una relación considerada en abstracto, cuyo sujeto concreto es principians, el fundamento principium y el término principiatum. De esta manera, el sujeto remoto o mediato de la relación, principians, también puede llamarse illud quod y el sujeto próximo o inmediato, principium, es illud quo, por ejemplo, el fuego calienta porque tiene calor. Trasladando el análisis al tema que nos ocupa, afirma Escoto: “debe decirse que [los términos] potencialidad, potencia y potente, todos indican la misma relación. El primero lo hace en abstracto, los otros dos en concreto pero de diversa manera, según que la relación es capaz de denominar en modos diversos al fundamento próximo y remoto o al sujeto.”156 Con esta analogía explica la idea de potentia como principium, puesto que ambos términos son denominaciones concretas del fundamento próximo de una relación, que se encuentran en un sujeto, o dicho de otra manera, son la explicación precisa del quo de esa relación. Como es evidente, el uso que aquí se le da al concepto de potencia es una extensión de su significado específico como relación, puesto que se aplica al fundamento y en otras ocasiones, incluso, al sujeto del fundamento.

El Doctor Sutil reconoce dos especies de potentia como principio, eficiente y material o principio activo y principio pasivo, “el principio activo, que es aquel por el cual el agente puede actuar; y el principio pasivo, que es aquel por el cual desde algo puede otra cosa ser hecha.”157 Ambas potencias, activa y pasiva, indican, al mismo tiempo, dos relaciones distintas respecto del término, el cual depende de ellas porque cada una le otorga algo conforme a su naturaleza. Pero también las potencias activa y pasiva mantienen una relación entre sí, porque ambas actúan concurriendo para causar lo que depende de ellas, y esta relación entre las potencias es de una naturaleza diferente a la anterior. Pensemos, por ejemplo, en el fuego que por el calor tiene la potencia activa para calentar un trozo de madera, cuya potencia pasiva lo dispone a recibir aquel calor158. Este caso ilustra una relación, no entre la potencia y su término sino entre dos potencias, que corresponde al segundo modo de los relativos. Además, la potencia pasiva tiene una relación con la forma junto a la cual se encuentra realizando un compuesto como principio material intrínseco.

En resumen, podemos diferenciar tres relaciones para la potencia pasiva, respecto del término, de la potencia activa y de la forma; por otro lado, la potencia activa tiene dos relaciones, respecto del término y de la potencia pasiva. A cada una de esas relaciones se le puede asignar un nombre específico y así “la potencia activa, de acuerdo a uno de sus significados metafísicos, es el principio para hacer aquello que se puede hacer (agendi agibile); según otro [significado] es el principio para actualizar aquello que se puede actualizar (actuandi actuabile). Por otro lado, la potencia pasiva, según uno de sus significados, es el principio desde el cual (ex quo) algo puede llegar a ser una realidad material (materiari); según otro [significado] es el principio para ser actuado pasivamente por un acto actualizado (ab actu activo); [y] según un tercer [significado] es un principio actualizable o capaz de ser informado [ya sea] por un acto o por un principio actual.”159 Retomando el ejemplo del fuego y la madera, podemos distinguir estas relaciones de la siguiente manera: el fuego por el calor (potencia activa) puede afectar la madera (potencia pasiva) y así producir un leño caliente (término); desde el punto de vista del trozo de madera podemos decir que su principio material (potencia pasiva) es el sustrato del compuesto (forma) desde el cual se produce el leño caliente (término), gracias a la capacidad receptiva que tiene respecto del calor (potencia activa). La potencia activa no tiene relación con la forma, porque pueden tomarse por lo mismo bajo distintos aspectos160, como en el ejemplo propuesto el calor (potencia activa) del fuego es lo mismo que lo caliente (forma) en la madera (compuesto).

En cuanto a la potencia activa en particular, una primera consideración que hace Escoto es acerca de su relación con la potencia como opuesta al acto161. La dificultad para resolver esta cuestión se encuentra en que, la potencia activa, algunas veces se encuentra actuando pero otras no, por ejemplo, vemos que un animal camina, se detiene para recostarse y más tarde vuelve a caminar nuevamente. Por tanto, el principio activo puede ser definido como la aptitud para realizar algo, y así un sujeto posee tal principio aunque a veces no lo esté actualizando en el presente, o puede tomarse como la ejecución actual de una capacidad propia del sujeto, y así el principio mismo está en potencia cuando el sujeto no está en acto segundo. Si bien la segunda acepción se toma de manera general para los principios, el Doctor Sutil indica que lo eficiente y material caen bajo el primer sentido. Teniendo esto en cuenta, la potencia activa se vincula con la potencia subjetiva pero extendiendo el significado de ésta última, puesto que no se refiere a una nueva determinación del acto primero sino a la capacidad de actualizar una determinación que el mismo sujeto posee en potencia.

En QQ. Met. IX.6 pregunta si en todo ente hay potencia activa y propone ejemplos en los que no se observa, puesto que ni lo ‘cuanto’ ni lo ‘duro’ actúan en cuanto tales sobre otro ente, sin embargo los vivientes engendran descendencia y el calor más calor, por ello concluye que “ninguna forma es activa, quizás, sino alguna [forma] substancial o alguna perteneciente al género de la cualidad”162, aunque al mismo tiempo manifiesta dudar sobre por qué esto es así. A continuación, precisa que toda potencia activa tiene su fundamento inmediato en una substancia (IX.7) y que los hábitos residentes en las facultades son potencias activas (IX.8). En cuanto al término de esta potencia, no hay dificultad en sostener que todo ser creado lo es, incluso lo sería también aquello que existiera eternamente sin ser necesario per se, en el supuesto de un mundo eterno, pero la dificultad se presenta en el interior de la Trinidad. De todas maneras, Escoto aclara que todo ente puede ser término de una potencia activa “si la cuestión se entiende respecto de la acción inmanente y su término (no qué o quién es producido por ella, sino sobre qué (circa quam) lo es, término al que [también] se llama objeto), luego, es evidente que cualquier tipo de ente es el término de tal acción, porque [todo] ente es capaz de ser inteligido y amado.”163

 

Como corolario a QQ. Meth. IX.11, el Doctor Sutil ofrece un resumen en que la potencia activa puede dividirse. En sentido propio, esta potencia cumple con dos características, tiene como finalidad su propio ejercicio y tal acción permanece en el agente. Cuando ambas se cumplen, la actividad es inmanente y se dice potencia activa más propiamente, pero si la segunda condición no se cumple la actividad será transeúnte y por tal motivo la potencia se dice ‘menos propiamente’ activa. La segunda división es entre equívoca, si tiene su fundamento en una forma más perfecta que la del término, y unívoca cuando ambas formas son de la misma especie. Otra subdivisión corresponde al modo de causar, parcial o total, teniendo en cuenta la intervención de distintas causas eficientes o la unidad que todas ellas tienen al causar un efecto común. La división entre potencias racionales e irracionales será abordada con detalle en el siguiente apartado.

La potencia pasiva, en cuanto indica la capacidad de recibir un acto, es al mismo tiempo la manifestación de cierta imperfección en el sujeto que la posee, ya que le falta algo o lo posee con una intensidad menor a la de su aptitud. Así entendida, Escoto niega, en QQ. Met. IX.10, que haya potencia pasiva en la esencia divina y critica la postura defendida por Enrique de Gante sobre la cuasi potencia pasiva del Hijo respecto del Padre. De la misma manera, algunos accidentes que no tienen la capacidad de aumentar su intensidad, es decir, recibir una nueva actualización, son sujetos de dicha potencia. Allí mismo, explica que hay un cierto orden según el cual un ente carente de cierta perfección es capaz de recibirla, y así se puede hacer un paralelismo con la privación, en cuanto cada naturaleza presenta una aptitud propia a tal perfección ausente. En los seres creados, cuyas deficiencias son numerosas, no se encuentra potencia pasiva respecto de cualquiera de las perfecciones existentes en otros seres sino sólo hacia aquellas que son propias según la constitución de su naturaleza.

Por otro lado, en IX.11, señala que, a cada una de las relaciones que se identificaron en la potencia pasiva, le corresponde específicamente un respecto. En referencia al término, es el compuesto de potencia y acto, en un segundo sentido a la potencia activa con la que causa concurriendo y por último, tomado propiamente, el extremo es una forma que posee, por naturaleza, la aptitud para informar a otro. Por esta razón, la potencia pasiva puede también denominarse de tres maneras distintas, según lo asienta en IX.13, ex quo por su relación al compuesto, in quo respecto de la forma e in quod de acuerdo al agente.

Por último, la subdivisión de la potencia pasiva es abordada en IX.12, donde recuerda la triple relación mencionada y analiza la materia primera como potencia pasiva por excelencia, al mismo tiempo que distingue su consideración absoluta de la existencia, junto con una forma, como materia segunda. En cuanto a la materia primera considera en sí misma, sólo tiene inclinación pasiva natural a ser perfeccionada por una forma con la cual integrará el compuesto, no cabe ninguna otra especie de potencia. Sin embargo, cuando considera la materia segunda164 afirma que su potencia puede ser natural o violenta, y lo ilustra con un ejemplo: el agua tiene una inclinación natural a permanecer fría pero puede ser calentada por un agente, y en este sentido es receptora de una forma de la cual no tiene una inclinación natural, pero una vez que cesa la acción vuelve por sí misma a enfriarse por tener dicha inclinación en su misma naturaleza. Si existe, en esa materia, una relación con cierta forma que no perfecciona pero tampoco se opone a su inclinación natural, el Doctor Sutil admite que podría darse una potencia neutral, que no se puede llamar obediencial de manera propia. “Por lo que se dijo, es evidente cómo, la potencia de la materia, tomada estrictamente, tanto hacia el compuesto como la forma, se divide en natural y violenta, quizás también en vacía (nudam) o neutral, pero no [se puede tomar como] propiamente en [potencia] obediencial.”165

Ahora bien, sobre el modo según el cual en la materia cambia la forma por la que es perfeccionada, Escoto expone el camino propio del mundo natural, que conlleva un proceso de sucesión de formas hasta alcanzar la última perfección, pero afirma, a su vez, que esta vía no es la única posible. En efecto, la materia es capaz de recibir una forma de modo inmediato siempre que el agente, que actúa sobre ella, tenga el poder para producir el efecto de esta manera. Y así es como puede actuar el creador, ya que, por su poder infinito, puede causar inmediatamente lo que la naturaleza alcanza de manera sucesiva y paulatinamente. Por este motivo, el Doctor Sutil admite en la materia, además de una potencia natural respecto del agente físico, una potencia obediencial o sobrenatural según su relación con el agente divino, ya que obediencia significa propiamente “la sujeción a un agente que tiene poder sobre un sujeto capaz de obedecer, para que haga lo que [el agente] quiere”166, y, así, la materia tiene potencia para recibir una forma que la omnipotencia divina desee imprimir inmediatamente en ella.

Para finalizar el presente apartado y a modo de resumen, ofrecemos a continuación un esquema en el que se encuentran los distintos sentidos de potentia, y que hemos podido identificar conforme a nuestro análisis de los textos de Duns Escoto:

I Potencia real

I.1. Potencia como modo del ente (metafísica)

I.1.A Como opuesta a lo imposible

I.1.B Como opuesta a lo necesario

I.1.C Como opuesta al acto (sentido estricto)

I.1.C.i Potencia objetiva

I.1.C.i. a Al acto puro / Al acto mezclado con potencia

I.1.C.i.b Simultáneamente / Sucesivamente

I.1.C.ii Potencia subjetiva

I.1.C.ii.a Simultáneamente / Sucesivamente

I.1.C.ii.b Substancial / Accidental

I.1.C.ii.c Próxima / Remota

I.1.C.ii.d Primariamente / No primariamente

I.2. Potencia como principio

I.2.A Activa

I.2.A.i Inmanente / Transeúnte

I.2.A.ii Racional / Irracional

I.2.A.iii Unívoca / Equívoca

I.2.A.iv. Total / Parcial

I.2.B Pasiva

I.2.B.i Natural

I.2.B.ii Violenta

I.2.B.iii Neutra

I.2.B.iv Obediencial

II. Potencia lógica

III. Potencia metafórica o matemática

2. Los principios activos: ‘naturaleza’ y ‘libertad’

Al momento de explicar los diferentes tópicos relacionados con la causalidad, Duns Escoto vuelve a mencionar una y otra vez la distinción entre los principios activos, que se encuentra en el corazón de las doctrinas más importantes de su pensamiento. Si bien le dedica al tema una larga sección en QQ. Met. IX.15, no escatima esfuerzos para profundizar sobre estos modos de actuar que dividen a los agentes, por tal motivo, en muchos lugares de su obra encontramos explicaciones y aclaraciones, sin dar nunca por sentado que el lector conoce de antemano su interpretación sobre las diferencias entre ambos.

Estos principios activos son caracterizados como formas, que pueden actuar eficientemente y se encuentran en acto virtual. Como ya se dijo167, las formas que actúan como principios activos son formas substanciales o accidentales de la especie cualidad. Aunque por extensión lo afirmemos de los agentes como un todo (y por ello a veces se dice ‘potencia activa’ en cuanto principio quod), propiamente son activos los principios quo168, y en este sentido se aplica a las formas substanciales respecto de la substancia, y a las cualidades respecto de la forma substancial. Sin embargo, luego de justificar por qué no todas las formas son activas169, Escoto encuentra dificultad para mantener su propia posición, porque declara que hay formas más perfectas que otras y, sin embargo, no cumplen la condición de ser activas: “la producción de lo semejante corresponde a las substancias más imperfectas, como los elementos, mientras que a los cuerpos inanimados [esto] no les corresponde. Más aún, [la producción de lo semejante] le corresponde en general a los cuerpos animados, pero ascendiendo hasta los más perfectos, como las Inteligencias o los cuerpos celestes, no les corresponde.”170 En definitiva, es un hecho bruto el que unas formas sean activas. Además, la potentia como principio no remite sólo a la relación con el principiatum sino a una capacidad de actuar, que la forma tiene en acto aunque no la ejerza171.

La segunda característica de todo principio activo es la eficiencia. El Doctor Sutil llama activa proprie dictam y proprie sumpta a la que “su último fin es el ejercicio (usus) (y no algún acto [o forma producida]) y, además, su acción permanece en el agente.”172 El principio activo perfecto es aquel cuya actividad es inmanente, en cuanto que su mismo actuar es el fin y permanece en él. La actividad intrínseca o inmanente de un ente es el mayor modo en que se puede realizar la perfección, puesto que tal agente puede poner en acto todo lo que tiene de sí y en él se encuentra todo lo necesario para su plenitud. Este punto es fundamental en el pensamiento de Escoto, puesto que será la óptica desde la cual observará los fenómenos de causalidad en la esencia divina, como en su relación con la creación, y por lo tanto sus consecuencias en el ser y actuar del mundo físico. Para el Doctor Sutil, la capacidad del automovimiento “hace posible que exista allí un proceso causal que no implique un cambio [en sentido] aristotélico.”173 En efecto, Escoto aclara que la primera condición debe entenderse como que el acto es un acto segundo, que tiene una naturaleza absoluta por ser un efecto real de la potencia aunque su advenimiento no implique mutación, “porque no es el tipo de acto naturalmente capaz de ser educido por un cambio como término de un movimiento”174, los ejemplos comunes son la intelección y la volición.

Sin embargo, un modo minus proprie del principio activo es posible en la medida en que no se cumpla la primera condición pero sí la segunda, es decir, que el efecto de tal acción sea intrínseco al agente y llegue a serlo por un cambio que induce un nuevo acto en el agente, como por ejemplo el médico que se cura a sí mismo. Por otro lado, el principio es factive cuando el resultado de la acción concluye en un ser fuera de la causa, como el constructor respecto de la casa ya construida. Ambos casos comparten el modo en que el efecto llega a ser, a través de un pasaje potencia-acto, pues comparten el principium transmutandi aliud aut in quantum aliud. Pero se diferencian en el sujeto del nuevo acto, mientras para la potencia impropiamente activa es el mismo agente, para la potencia factiva es otro distinto, y fuera de la causa. A su vez, la potencia propiamente activa se diferencia de ellos en que “[e]n tales circunstancias, estas potencias, de suyo activas, no pasan de ‘potencia a acto’. El término que Escoto usa para indicar esto nuevo es el término, ya recibido por Enrique [de Gante] y otros, de paso de acto virtual a acto formal.”175

 

La tercera característica de las formas que actúan como principios activos, proprie sumpti, es que se encuentran en ‘acto virtual’. Esta idea también es utilizada por Enrique de Gante en su justificación sobre la automoción de la voluntad176, para quien los actos de las potencias inmateriales están contenidos virtualiter y cada acto nuevo no agrega perfección a las facultades porque ya son perfectas. Sin embargo, entre ambos autores hay una diferencia fundamental, si bien “Escoto concuerda con Enrique [de Gante] en que existe el automovimiento, y en que el acto X no le agrega ninguna actualidad a la voluntad, sin embargo, él adhiere a que es algo nuevo”177, como dijimos antes, la intelección y la volición son algo nuevo, absolutum, que acontece operativamente en las potencias activas como una cualidad, por ello llama ‘elicitar’ al dinamismo interno178 entre la potencia y su efecto. De esta sutil manera logra distinguir la facultad, el proceso causal y el efecto, para poder justificar la apertura a los opuestos que tienen las potencias activas179. Además, el acto virtual describe a las potencias en cuanto principios como en acto (primero) y con todo de sí para ponerse en acto (segundo), pues ya lo contienen in virtute, en la perfección de su actualidad (primera), así lo expresa I. Guzmán Manzano, “[e]n consecuencia, una potencia no necesita ser previamente equipada para ponerse en acto. Por el contrario, toda potencia está, de sí, en acto o «est in actu». Es lo que Escoto llama «acto virtual».”180 Que las formas estén en acto virtual designa, para Escoto, no sólo su realidad de principios activos sino también la de una perfección eminente respecto de sus efectos, puesto que al ponerse en acto segundo –del modo ya indicado– sus efectos no hacen más que intensificar su actualidad. Podríamos decir, que nos hacemos más perfectos en la medida en que conocemos y queremos, porque esto nos hace ‘más’ humanos.

Es importante tener en cuenta que Escoto se aleja de la idea comúnmente aceptada en la época por cuanto las potencias se distinguen por sus objetos, ya que “no se define la potencia activa en relación con su término (principiatum) y, por lo tanto, éste no entra en su definición.”181 Aunque no niegue que esto suceda, lo que diferencia praecise a cada una es el modo en que elicitan sus actos, ya que la potencia activa es agente de un acto segundo y, de acuerdo a cómo se realice este dinamismo, se obtendrán las distintas especies de principios activos. En QQ. Met. IX.15 aborda detenidamente la distinción aristotélica entre potencias racionales e irracionales, preguntándose si es conveniente la división y desarrollando su propia interpretación, en la cual parece buscar mantenerse fiel al Estagirita.