Helter Skelter: La verdadera historia de los crímenes de la Familia Manson

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DRAMATIS PERSONAE

Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD)

Inspectores del caso Tate:

Helder, Robert J. - Teniente, superintendente de investigaciones. Dirigió la investigación del caso Tate

Buckles, Jess - Sargento

Calkins, Robert - Sargento

McGann, Michael J. - Sargento

Colaboraron en la investigación del caso Tate:

Boen, Jerrome - Sección de Huellas Latentes de la División de Investigación Científica (SID) del LAPD

Burbridge, Robert - Agente

Burdick, A.H. - Teniente, investigador y operador del polígrafo o detector de mentiras (SID)

Clements, Wendell - Experto civil en huellas dactilares

Deemer, Earl - Teniente

DeRosa, Jerry Joe - Agente

Dorman, D.E. - Agente

Galindo, Danny - Sargento. También participó en la investigación del caso LaBianca

Girt, D.L. - Sección de Huellas Latentes de la SID

Granado, Joe - Químico forense de la SID. También participó en la investigación del caso LaBianca

Henderson, Ed - Sargento

Kamadoi, Gene -Sargento

Lee, William - Sargento, especialista en balística de la SID

Madlock, Robert C. - Teniente

Varney, Dudley - Sargento

Whisenhunt, William T. - Agente

Wolfer, DeWayne - Criminalista de la SID

Inspectores del caso LaBianca:

LePage, Paul - Teniente. Dirigió la investigación del caso LaBianca

Broda, Gary - Sargento

Gutiérrez, Manuel, alias Chick - Sargento

Nielsen, Michael - Sargento

Patchett, Frank - Sargento

Sartuchi, Philip - Sargento

Colaboraron en la investigación del caso LaBianca:

Claborn, J. - Sargento. Sección de Huellas Latentes de la SID

Cline, Edward L. - Sargento

Dolan, Harold - Sargento. Sección de Huellas Latentes de la SID

Rodríguez, W.C. - Agente

Toney, J.C. - Agente

Oficina del Sheriff del Condado de Los Ángeles (LASO)

Asignados a la investigación del caso Hinmam:

Guenther, Charles - Sargento

Whiteley, Paul - Sargento

Oficina del Fiscal del Distrito del Condado de Los Ángeles

Bugliosi, Vincent T. - Ayudante del fiscal del distrito. Procesó a los asesinos de los casos Tate y LaBianca

Kay, Steven, y Musich, Donald - Ayudantes del fiscal. Asistieron a Bugliosi después de que apartaran a Stovitz del caso

Stovitz, Aaron - Jefe de la Sección de Juicios. Procesó junto con Bugliosi a Manson y las tres acusadas hasta que lo apartaron del caso, poco después del inicio del juicio

Oficina del Fiscal del Distrito del Condado de Inyo

Fowles, Frank - Fiscal del distrito de Inyo

Gardiner, Jack - Investigador

Gibbens, Buck - Ayudante del fiscal del distrito

Abogados defensores

Ball, Joseph - Se entrevistó con Manson y le halló capaz de representarse a sí mismo

Barnett, Donald - Primer abogado de Leslie Van Houten. Fue sustituido por Marvin Part

Boyd, Bill - Abogado de Charles Watson en Tejas

Burbick, Sam - Junto con Maxwell Keith, defendió a Charles Tex Watson.

Caballero, Richard - Abogado de Susan Atkins desde noviembre de 1969 hasta marzo de 1970

Fitzgerald, Paul - Primer abogado de Charles Manson, abandonó posteriormente la Oficina del Defensor Público para representar a Patricia Krenwinkel

Fleischman, Gary - Abogado de Linda Kasabian

Hollopeter, Charles - Abogado de Charles Manson durante un período muy breve

Hughes, Ronald – Fue primero «el abogado hippy» de Manson, y después defendió a Leslie Van Houten hasta el momento en que fue asesinado por la Familia

Kanarek, Irving - Sustituyó a Hughes como abogado de Manson

Keith, Maxwell - Nombrado por el tribunal para que representara a Leslie Van Houten después de la desaparición de Ronald Hughes. También —junto con Sam Bubrick— defendió a Charles Tex Watson.

Part, Marvin - Abogado de Leslie Van Houten durante un breve período. Fue sustituido por Ira Reiner

Reiner, Ira - Sustituyó a Marvin Part como abogado de Leslie Van Houten y, a su vez, fue sustituido por Ronald Hughes

Salter, Leon - Abogado de Robert Beausoleil, Bobby.

Shinn, Daye - Sustituyó a Richard Caballero como abogado de Susan Atkins

Miembros de la Familia Manson y personas relacionadas con ella

Manson, Charles Milles, alias Jesucristo, Dios, el Espíritu, el Demonio, Charles Willis Manson - Líder de la Familia y asesino en serie

Alonzo, María, alias Crystal - Puesta en libertad después de haber sido detenida por el asesinato de Lauren Willett, fue nuevamente detenida en relación con un supuesto complot para secuestrar a un diplomático extranjero

Atkins, Susan Denise, alias Sadie Mae Glutz, Sexy Sadie, Sharon King, Donna Kay Powell - Implicada en los asesinatos de los casos Hinman, Tate y LaBianca

Bailey, Edward Arthur - Relacionado con la Familia. Es posible que presenciara cómo Manson asesinaba a un hombre en el Valle de la Muerte

Bailey, Ella Jo, alias Yellerstone - Abandonó la Familia al enterarse del asesinato de Hinman

Bailey, Lawrence Edward, alias Larry Jones - Estaba presente cuando los asesinos del caso Tate abandonaron el rancho Spahn. Implicado en el tiroteo de Hawthorne

Baldwin, Linda - Alias usado por Madaline Joan Cottage, miembro de la Familia.

Bartell, Susan Phyllis, alias Country Sue - Estaba presente durante el supuesto «suicidio jugando a la ruleta rusa» de Zero.

Beausoleil, Robert Kenneth, Bobby, alias Cupido, Jasper, Cherub, Robert Lee Hardy, Jason Lee Daniels - Participó en el crimen de Hinman

Big Patty - Alias utilizado por Patricia Krenwinkel

Brown, Kenneth Richard, alias Scott Bell Davis - Relacionado con la Familia, amigo de Zero

Brunner, Mary Theresa, alias Marioche, Och, Mother Mary, Mary Manson, Linda Dee Moser, Cristine Marie Euchts - Primer miembro de la Familia, tuvo un hijo de Manson; participó en el asesinato de Hinman y en el tiroteo de Hawthorne

Capistrano - Alias que usaba Catherine Gillies

Clem - Alias de Steve Grogan

Como, Kenneth, alias Jesse James – Convicto fugado, relacionado con la Familia Manson, tomó parte en el tiroteo de Hawthorne

Cooper, Priscilla - Se declaró culpable de complicidad en el asesinato de Lauren Willett

Cooper, Sherry Ann, alias Simi Valley Sherri - Huyó del rancho Barker junto con Barbara Hoyt

Cottage, Madaline Joan, alias Little Patty, Linda Baldwin - Testigo presencial de la muerte de Zero

Country Sue - Alias utilizado por Susan Bartell

Craig, James - Fugado de la prisión estatal, relacionado con la Familia. Se declaró culpable de complicidad en los asesinatos de James y Lauren Willett

Cravens, Larry - Miembro de la Familia

Crystal - Alias utilizado por María Alonzo

Cupido - Alias de Robert Beausoleil, Bobby

Davis, Bruce McGregor, alias Bruce McMillan - Participó en los asesinatos de Hinman y Shea, estaba presente en la muerte de Zero, sospechoso de haber participado en otros tres crímenes

DeCarlo, Daniel Thomas, alias Donkey Dan, Daniel Romeo, Richard Allen Smith - Miembro de la banda de moteros Straight Satans, relacionado con la Familia. Después se convirtió en un testigo de cargo muy importante, aunque a regañadientes

Donkey, Dan - Nombre que las muchachas de Manson daban a Daniel DeCarlo

Flynn, John Leo, Juan - Peón del rancho Spahn, relacionado con la Familia, dio fe en el juicio de una admisión de Manson muy incriminatoria

Fromme, Lynette Alice, alias Squeaky, Elizabeth Elaine Williamson - Uno de los primeros miembros de la Familia. Se convirtió en la líder de oficio de la Familia después de la detención de Manson

Gillies, Catherine Irene, alias Capistrano, Cappy, Catherine Myers, Patricia Anne Burke, Patti Sue Jardin - Nieta de la dueña del rancho Myers; quería ir con los asesinos la noche de la muerte de los LaBianca, pero no la aceptaron; estaba presente cuando murió Zero

Glutz, Sadie Mae - Alias utilizado por Susan Atkins

Good, Sandra Collins, alias Sandy - Nombre de casada: señora de Joel Pugh

Goucher, William - Relacionado con la Familia, involucrado en el asesinato de James Willett

Grogan, Steven Dennis, alias Clem Tufts - Involucrado en los asesinatos de Hinman y Shea. Estaba con los asesinos la noche en que mataron a los LaBianca, participó en la tentativa de asesinato de la testigo Barbara Hoyt

Gypsy - Alias utilizado por Catherine Share

Haught, John Philip, alias Zero, Christopher Jesus - Oficialmente «se suicidó jugando a la ruleta rusa». Probablemente fue asesinado

Hinman, Gary - En varias ocasiones ayudó a la Familia y fue asesinado por sus miembros

Hoyt, Barbara, alias Barbara Rosenburg - Escapó de la Familia antes de la redada del rancho Barker. Convertida en testigo de cargo, fue objeto de una tentativa de asesinato por parte de miembros de la Familia, que le dieron una hamburguesa llena de LSD

Jones, Larry - Alias utilizado por Lawrence Bailey

Kasabian, Linda Drouin - Acompañó a los asesinos en las noches de los asesinatos de los casos Tate y LaBianca. Se convirtió en la principal testigo de cargo

Katie - Alias utilizado por Patricia Krenwinkel

Knoll, George, alias 86 George - Jefe de los Straight Satans. Regaló a Manson la espada que después sería utilizada en el asesinato de Hinman y que llevaban los asesinos la noche de la muerte de los LaBianca

 

Krenwinkel, Patricia Dianne, alias Katie, Marnie Reeves, Big Patty, Mary Ann Scott - Participó en los asesinatos de los casos Tate y LaBianca

Lake, Dianne Elizabeth, alias Snake, Dianne Bluestein - Se unió a Manson cuando tenía trece años. Fue testigo de cargo

Lane, Robert, alias Soupspoon [Cuchara sopera] - Detenido en la redada del rancho Barker

Little Patty - Alias usado por Madaline Joan Cottage

Lovett, Charles Allen - Participó en el tiroteo de Hawthorne

Lutesinger, Kitty - Novia de Robert Beausoleil, Bobby, abandonó la Familia y después regresó a ella

McCann, Brenda - Alias utilizado por Nancy Laura Pitman

Marioche - Alias utilizado por Mary Brunner

Minette, Manon - Alias usado por Catherine Share

Monfort, Michael - Preso fugado de la cárcel estatal, relacionado con la Familia. Participó en los asesinatos de James y Lauren Willett

Montgomery, Charles - Alias usado por Charles Tex Watson

Moorehouse, Dean - Padre de Ruth Ann Moorehouse, miembro de la Familia, en algún momento discípulo de Manson

Moorehouse, Ruth Ann, alias Ouisch, Rachel Susan Morse - Participó en la tentativa de asesinato de Barbara Hoyt

Ouisch - Alias usado por Ruth Ann Moorehouse

Pitman, Nancy Laura, alias Brenda McCann, Brindle, Cydette Perell - Se declaró cómplice del asesinato de Lauren Willett

Poston, Brooks - Antiguo miembro de la Familia, suministró abundantes pruebas a la acusación relativas al móvil de Manson para cometer los crímenes

Pugh, Joel - Marido de Sandra Good, miembro de la Familia. Aunque oficialmente su muerte se consideró suicidio, es posible que fuera otra víctima de la Familia Manson

Rice, Dennis - Participó en la tentativa de asesinato de Barbara Hoyt, también en el tiroteo de Hawthorne

Ross Mark - Relacionado con la Familia. Dueño del apartamento en el que tuvo lugar la muerte de Zero, mientras él se hallaba ausente

Sadie - Alias usado por Susan Atkins

Sankston, Leslie - Alias de Leslie Van Houten

Schram, Stephanie - Se escapó del rancho Barker con Kitty Lutesinger; declaró como testigo de cargo que Manson no estaba con ella las noches de los crímenes

Scott, Suzanne, alias Stephanie Rowe - Miembro de la Familia

Share, Catherine, alias Gypsy, Manon Minette - Participó en la limpieza de huellas tras el asesinato de Shea. Intervino en el tiroteo de Hawthorne

Simi Valley Sherri - Alias usado por Sherry Ann Cooper

Sinclair, Collie, alias Beth Tracy - Miembro de la Familia detenida en el rancho Barker

Smith, Claudia Leigh, alias Sherry Andrews - Miembro de la Familia detenida en el rancho Barker

Snake - Alias utilizado por Dianne Lake

Springer, Alan LeRoy - Miembro de los Straight Satans. Manson le admitió haber cometido los asesinatos del caso Tate, pero su declaración no pudo ser utilizada como prueba

Squeaky - Alias utilizado por Lynette Fromme

T.J. el Terrible - Alias utilizado por Thomas Walleman, miembro durante algún tiempo de la Familia

Todd, Hugh Rocky, alias Randy Morglea - Miembro de la Familia detenido en el rancho Barker

True, Harold - Vivió en el número 3267 de Waverly Drive, la casa contigua a la residencia de los LaBianca. Manson y otros miembros de la Familia le visitaron cuatro o cinco veces

Tufts, Clem -Alias utilizado por Steve Grogan

Vance, William Joseph, Bill - Alias del expresidiario David Lee Hamic, relacionado con la Familia

Van Houten, Leslie, alias LuLu, Leslie Marie Sankston, Louella Alexandria, Leslie Owens - Implicada en los crímenes del caso LaBianca

Walleman, Thomas, alias T.J. el Terrible - Durante algún tiempo fue miembro de la Familia. Estaba presente cuando Manson disparó a Bernard Crowe

Walts, Mark - Se ahorcó en el rancho Spahn. Su hermano acusó a Manson de su muerte

Watkins, Paul Alan - Segundo de Manson y reclutador oficial de nuevas chicas para la Familia. Proporcionó a Bugliosi el eslabón que le faltaba para completar el estrambótico móvil de los crímenes

Watson, Charles Denton, alias Tex, Charles Montgomery, Texas Charlie - Participó en los asesinatos de los casos Tate y LaBianca

Wildebush, Joan, alias Juanita - Estuvo con el primer grupo que fue al rancho Barker, abandonó la Familia y huyó con Bob Berry, compañero de Paul Crockett

Willett, Lauren - Relacionada durante un tiempo con la Familia. Asesinada el 10 o el 11 de noviembre de 1972, pocos días después de que fuera hallado el cadáver de su marido. Varios miembros de la Familia estuvieron implicados en su muerte

Willett, James - Asesinado en alguna fecha antes del 8 de noviembre de 1972. Se acusó a tres miembros de la Familia de haber participado en el asesinato

Zero - Alias usado por el miembro de la Familia John Philip Haught

PRIMERA PARTE * LOS ASESINATOS *

Del 9 de agosto al 14 de octubre de 1969

¿Qué se siente al ser de la gente guapa?

«BABY, YOU’RE A RICH MAN»,

THE BEATLES (1967)

SÁBADO, 9 DE AGOSTO DE 1969

Había tanto silencio —diría después una de las personas que cometió los asesinatos— que casi se oía el tintineo del hielo en las cocteleras de las casas a lo lejos, cañón abajo.

Los cañones que hay sobre Hollywood y Beverly Hills engañan con los sonidos. Un ruido que se oye a la perfección a un kilómetro y medio puede ser imposible de distinguir a unos cien metros.

Aquella noche hacía calor, pero no tanto como la noche anterior, cuando la temperatura no había bajado de los treinta y tres grados. La ola de calor de tres días había comenzado a remitir un par de horas antes, hacia las diez de la noche del viernes, para el alivio psicológico además de físico de los angelinos, que recordaban que una noche así, solo cuatro años antes, había estallado la violencia en el barrio de Watts. Aunque ya llegaba la niebla de la costa del Pacífico, en Los Ángeles propiamente dicha seguía haciendo un calor bochornoso, sofocada por sus propias emisiones. Pero allí, muy por encima de la mayor parte de la ciudad, y normalmente por encima incluso del smog, hacía cinco grados menos. Con todo, seguía haciendo bastante calor, de modo que muchos vecinos de la zona durmieron con las ventanas abiertas, con la esperanza de recibir alguna brisa errabunda.

Bien mirado, es sorprendente que no oyera algo más gente.

Pero, por otro lado, era tarde, justo después de la medianoche, y el 10050 de Cielo Drive estaba apartado.

Al estar apartado, también era vulnerable.

Cielo Drive es una calle estrecha que serpentea repentinamente hacia arriba desde Benedict Canyon Road; una de las calles sin salida que pasa inadvertida con facilidad, aunque está justo enfrente de Bella Drive, y que acaba en la alta verja del 10050. Mirando a través de ella, no se veía ni la vivienda principal ni la casa de los invitados, algo más lejos, pero sí, hacia el final de la zona de aparcamiento pavimentada, una esquina del garaje y, un poco más allá, una cerca de madera de donde, en pleno mes de agosto, colgaban luces navideñas.

Las luces, que se veían durante la mayor parte del camino desde Sunset Strip, las puso la actriz Candice Bergen cuando vivía con el inquilino anterior del 10050 de Cielo Drive, Terry Melcher, productor televisivo y discográfico. Cuando Melcher, el hijo de Doris Day, se trasladó a la casa que tenía su madre en la playa, en Malibú, los nuevos inquilinos dejaron las luces. Aquella noche estaban encendidas, como todas las noches, y daban a Benedict Canyon un toque navideño que duraba todo el año.

Desde la puerta principal de la vivienda hasta la verja había más de treinta metros. Desde la verja hasta el vecino más próximo, el 10070 de Cielo Drive, había casi cien metros.

En el 10070 de Cielo Drive, el Sr. Seymor Kott y su esposa ya se habían ido a la cama, después de que los invitados a la cena se marcharan alrededor de medianoche, cuando la Sra. Kott oyó lo que parecieron tres o cuatro disparos en rápida sucesión que provenían de la verja del 10050. No comprobó la hora, pero después supuso que serían entre las doce y media y la una de la mañana. Como no oyó nada más, se durmió.

A unos mil doscientos metros justo al sur y colina abajo del 10050 de Cielo Drive, Tim Ireland era uno de los cinco monitores que supervisaban una acampada de una noche de unas treinta y cinco alumnas del colegio de niñas Westlake. Los otros monitores se habían acostado, pero Ireland se había ofrecido a velar durante la noche. Alrededor de la una menos veinte oyó, desde lo que pareció una gran distancia, hacia el norte o el noreste, una única voz masculina. El hombre gritó: «¡Por Dios, no, por favor! ¡No, no, no, por Dios!».

El grito duró entre diez y quince segundos, luego cesó. El repentino silencio fue casi tan espeluznante como el propio grito. Ireland revisó enseguida el campamento, pero todas las niñas estaban dormidas. Despertó a Rich Sparks, el jefe de estudios, que se había acostado dentro del colegio y, después de decirle lo que había oído, obtuvo su permiso para recorrer en coche la zona y ver si alguien necesitaba ayuda. Ireland hizo una ruta tortuosa desde la calle North Faring Road, donde estaba situado el colegio, hacia Benedict Canyon Road, al sur, hasta Sunset Boulevard, luego al oeste hacia Beverly Glen y de vuelta al colegio, al norte. No observó nada extraño, aunque sí que oyó el ladrido de varios perros.

Hubo otros sonidos durante las horas anteriores al alba aquel sábado.

Emmett Steele, que vivía en el 9951 de Beverly Grove Drive, se despertó con los ladridos de sus dos perros de caza. La pareja por lo general no hacía caso a los sonidos corrientes, pero se volvía loca cuando oía disparos. Steele salió a echar un vistazo alrededor, pero, como todo estaba en su sitio, volvió a la cama. Calculó que serían entre las dos y las tres de la mañana.

Robert Bullington, empleado de Bel Air Patrol, un cuerpo de seguridad privada del que se sirven muchos propietarios de la acomodada zona, había aparcado delante del 2175 de Summit Ridge Drive, y tenía la ventanilla bajada, cuando oyó lo que parecieron tres disparos, con unos intervalos de segundos. Bullington dio parte. Eric Karlson, que estaba trabajando en la oficina de la sede de Bel Air Patrol, registró la llamada a las cuatro y once minutos de la mañana. A su vez, telefoneó a la División del Oeste de Los Ángeles del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD), y pasó el parte. El agente que recibió la llamada comentó: «Espero que no se trate de un asesinato. Acaba de llegar un aviso de esa zona por unos gritos de una mujer».

Steve Shannon, repartidor de Los Angeles Times, no oyó nada extraño al subir pedaleando Cielo Drive entre las cuatro y media y las cuatro menos cuarto de la mañana. Pero cuando metió el periódico en el buzón del 10050, sí que se fijó en lo que parecía un cable telefónico colgado sobre la verja. También observó, a través de la verja y a cierta distancia, que la luz amarilla contra los insectos, a un lado del garaje, seguía encendida.

Seymour Kott también vio la luz y el cable caído cuando salió a por el periódico alrededor de las siete y media de la mañana.

Hacia las ocho de la mañana, Winifred Chapman bajó del autobús en el cruce de Canyon Drive con Santa Mónica. La Sra. Chapman, una mujer de piel negra clara de unos cincuenta y cinco años, era el ama de llaves del 10050 de Cielo Drive, y estaba molesta porque, gracias al horroroso servicio de autobús de Los Ángeles, iba a llegar tarde al trabajo. Sin embargo, la suerte pareció acompañarla. Justo cuando estaba a punto de buscar un taxi, vio a un hombre con el que había trabajado, el cual la llevó en coche casi hasta la verja.

Se fijó inmediatamente en el cable, que la preocupó.

Delante y a la izquierda de la verja, no oculto pero sin llamar tampoco la atención, había un poste metálico sobre cuyo extremo estaba el mecanismo de control de la verja. Cuando se apretaba el botón, la verja se abría. Había un mecanismo similar dentro del terreno, y los dos estaban colocados de forma que el conductor pudiera alcanzar el botón sin tener que salir del coche.

Por el cable, la Sra. Chapman pensó que a lo mejor la electricidad estaba desconectada, pero cuando apretó el botón, la verja se abrió. Sacó el Times del buzón y entró aprisa en la propiedad, donde observó un coche que no conocía en la entrada, un Rambler blanco, aparcado en un ángulo extraño. Pero lo pasó de largo, como hizo con varios coches más que se encontraban más cerca del garaje, sin pensar demasiado. No era tan raro que los invitados se quedaran a dormir. Alguien había dejado la luz exterior encendida toda la noche, y se acercó al interruptor de la esquina del garaje para apagarla.

 

Al final de la zona de aparcamiento pavimentada había un sendero de piedra que trazaba un semicírculo hasta la puerta principal de la vivienda. No obstante, giró a la derecha antes de llegar al camino para ir al porche de la entrada del servicio, en la parte de atrás del domicilio. La llave estaba escondida en una viga encima de la puerta. La bajó, abrió la puerta, entró y fue derecha a la cocina, donde descolgó el teléfono de extensión. Estaba cortado.

Pensando que debía avisar a alguien de que la línea estaba cortada, cruzó el comedor hacia el salón. Entonces se paró en seco, porque dos grandes baúles de camarote azules, que no estaban allí la tarde anterior cuando se fue, le impidieron avanzar… y también por lo que vio.

Parecía haber sangre en los baúles, en el suelo al lado de ellos, y en dos toallas que había en la entrada. No podía ver todo el salón (un largo sofá delante de la chimenea se lo impedía), pero en todas partes había manchas rojas. La puerta principal estaba entreabierta. Al mirar hacia fuera vio varios charcos de sangre en el porche de piedra. Y, más lejos, en el césped, vio un cadáver.

Gritó, se dio la vuelta y atravesó corriendo la casa para marcharse por el mismo camino que había tomado al entrar, pero, al bajar corriendo por la entrada de la casa, cambió de dirección hacia el botón de control de la verja. Al hacerlo, pasó por el otro lado del Rambler blanco y vio por vez primera que también había un cadáver dentro del coche.

Una vez fuera de la verja, corrió colina abajo hacia la primera casa, el 10070, llamó al timbre y aporreó la puerta. Como los Kott no respondieron, corrió hacia la siguiente casa, el 10090, golpeó la puerta y gritó: «¡Asesinato! ¡Muerte! ¡Cadáveres! ¡Sangre!».

Jim Asin, de quince años, estaba fuera, calentando el coche de la familia. Era sábado, él era miembro del Cuerpo Policial 800 de los Boy Scouts de América y estaba esperando a su padre, Ray Asin, para que lo llevara a la División del Oeste de Los Ángeles del LAPD, donde tenía previsto trabajar en la oficina. Para cuando llegó al porche, sus padres ya habían abierto la puerta. Mientras intentaba tranquilizar a la Sra. Chapman, que estaba histérica, Jim marcó el número de emergencias de la policía. Adiestrado por los Scouts para ser exacto, anotó la hora: las ocho y treinta y tres.

A la espera de la policía, el padre y el hijo se acercaron andando hasta la verja. El Rambler blanco estaba a unos diez metros dentro de la propiedad, demasiado lejos para distinguir nada del interior, pero sí que vieron que no había uno sino varios cables caídos. Parecía que los habían cortado.

Tras regresar a casa, Jim telefoneó a la policía por segunda vez y, unos minutos después, por tercera.

Hay cierta confusión en cuanto a lo que ocurrió exactamente con las llamadas. El informe policial oficial solo establece que «A las nueve horas y catorce minutos de la mañana, las unidades 8L5 y 8L62 del oeste de Los Ángeles recibieron una llamada de radio, “código dos, posible homicidio, 10050 de Cielo Drive”».

Las unidades eran coches patrulla con un agente. Jerry Joe DeRosa, que conducía la 8L5, llegó primero con el destello de las luces y el estruendo de la sirena15. DeRosa empezó a interrogar a la Sra. Chapman, pero le resultó difícil. No solo seguía histérica, sino que era imprecisa en relación a lo que había visto («sangre, cadáveres por todas partes»), y era difícil entender con claridad los apellidos y las relaciones. Polanski. Altobelli. Frykowski.

Ray Asin, que conocía a los vecinos del 10050 de Cielo, intervino. Rudi Altobelli era el dueño de la casa. Estaba en Europa, pero había contratado a un vigilante joven llamado William Garretson para que la cuidara. Garretson vivía en la casa de los invitados, al fondo de la propiedad. Altobelli había alquilado la vivienda principal a Roman Polanski, el director de cine, y a su esposa. Sin embargo, los Polanski se habían ido a Europa en marzo, y, mientras estaban fuera, dos amigos de ellos se habían mudado allí, Abigail Folger y Voytek Frykowski. La Sra. Polanski había vuelto hacía menos de un mes, y Frykowski y Folger se habían quedado con ella hasta el regreso de su marido. La Sra. Polanski era actriz de cine. Se llamaba Sharon Tate.

Interrogada por DeRosa, la Sra. Chapman fue incapaz de indicar de cuáles de estas personas eran los dos cadáveres que había visto, si es que eran de ellas. A los nombres añadió otro más, el de Jay Sebring, un renombrado estilista masculino amigo de la Sra. Polanski. Lo mencionó porque recordó haber visto su Porsche negro aparcado al lado del garaje junto a otros automóviles.

Después de coger un rifle del coche patrulla, DeRosa pidió a la Sra. Chapman que le enseñara a abrir la verja. Subió con cautela por la entrada de la propiedad hasta el Rambler y miró dentro por la ventanilla abierta. Sí, había un cadáver en el asiento del conductor, pero desplomado hacia el lado del pasajero. Varón, blanco, pelo rojizo, camisa de cuadros, pantalones vaqueros azules, camisa y pantalones empapados de sangre. Parecía joven, probablemente no llegaba a los veinte años.

Más o menos por entonces, la unidad 8L62, conducida por el agente William T. Whisenhunt, paró delante de la verja. DeRosa regresó andando y le dijo que tenía un posible homicidio. También le enseñó a abrir la verja, y los dos agentes subieron por la entrada, DeRosa todavía con el rifle, Whisenhunt con una escopeta. Cuando Whisenhunt pasó al lado del Rambler miró dentro y observó que la ventanilla del conductor estaba bajada, y que ni las luces ni el contacto estaban puestos. Luego la pareja registró los otros automóviles y, tras encontrarlos vacíos, el garaje y la habitación de encima. Tampoco había nadie.

Un tercer agente, Robert Burbridge, se sumó a ellos. Cuando los tres hombres alcanzaron el extremo de la zona de aparcamiento, vieron no uno sino dos cuerpos inertes en el césped. A lo lejos parecían maniquíes mojados con pintura roja y después arrojados al azar sobre la hierba.

Se los veía grotescamente fuera de lugar sobre el bien cuidado césped, con arbustos ajardinados, flores y árboles. A la derecha estaba la propia vivienda, alargada, laberíntica, que parecía más cómoda que ostentosa, con la lámpara de carruaje que brillaba con fuerza delante de la puerta principal. Más lejos, más allá del extremo sur de la casa, vieron una esquina de la piscina, de un verde azulado resplandeciente a la luz matinal. Al lado había un pozo de los deseos rústico. A la izquierda había una cerca de madera con luces navideñas entrelazadas que seguían encendidas. Y más allá de la cerca había una magnífica vista panorámica que se extendía en la distancia desde el centro de Los Ángeles hasta la playa. Allí la vida seguía. Aquí se había detenido.

El primer cadáver estaba entre cinco y seis metros más allá de la puerta principal del domicilio. Cuanto más se acercaban, peor aspecto adquiría. Varón, blanco, probablemente de treinta y tantos años, alrededor de un metro y setenta y cinco centímetros de altura, con botas cortas, pantalón de pata de elefante multicolor, camisa violeta, chaleco informal. Yacía de costado, tenía la cabeza apoyada en el brazo derecho y agarraba el césped con la mano izquierda. Le habían golpeado la cabeza y el rostro de una forma horrible, y docenas de heridas le habían perforado el torso y las extremidades. Parecía inconcebible que pudiera infligirse tanta violencia a un ser humano.

El segundo cadáver estaba a unos siete metros y medio más allá del primero. Mujer, blanca, pelo moreno largo, probablemente le faltaran pocos años para cumplir los treinta. Yacía de espaldas, con los brazos extendidos. Descalza, llevaba un camisón largo, que, antes de las numerosas puñaladas, seguramente había sido blanco.

En ese instante, la calma incomodó a los agentes. Todo estaba tranquilo, demasiado tranquilo. La propia serenidad se tornó amenazante. Aquellas ventanas a lo largo de la fachada de la casa: detrás de cualquiera de ellas podría estar esperando un asesino, observando.