Read the book: «Saber SABER Lenguaje. Guía del maestro»

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Colección saber SABER

Lenguaje

© Cecilia Villabona de Rodríguez

© Cooperativa Editorial Magisterio

www.magisterio.com.co

info@magisterio.com.co

ISBN: 978-958-20-1387-5

Primera edición 2021

Este libro no podrá ser reproducido en todo o en parte por ningún medio sin permiso escrito del editor.

IMPRESO EN COLOMBIA

Prohibida su reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor.

saber SABER

Lenguaje

Guía del maestro

Cecilia Villabona de Rodríguez

Cooperativa Editorial Magisterio

Contenido

Presentación

1. Lenguaje y desarrollo humano

Naturaleza del lenguaje

Funciones y características del lenguaje

Estudios y enfoques del lenguaje

Aportes al desarrollo humano

Desarrollo integral

Desarrollo de competencias

Competencias en lenguaje

Estructura del área de lengua castellana

Objetivos generales de la enseñanza de la lengua castellana

Ejes temáticos

Competencias lectora y escritora

Proceso escritor

2. Formación en lenguaje

Pedagogía de la lengua

Pedagogía de la literatura

Otros sistemas simbólicos

3. Estrategias didácticas

Estrategias de lectura

Antes de la lectura

Durante la lectura propiamente dicha

Después de la lectura

Estrategias de escritura

Modalidades de integración curricular y configuraciones didácticas

4. Evaluación en lenguaje

Sentido de la evaluación

Características de la evaluación

Modalidades de la evaluación en el aula

Tipos de evaluación según los agentes evaluadores

Pruebas Saber

Pruebas internacionales

Enfoques evaluativos

Medios para la evaluación

Evaluación por competencias

Pruebas censales como medio de evaluación

5. Pruebas Saber

Características de la prueba de lenguaje

Competencias por evaluar

Componentes que se evalúan

Preguntas

Prueba de competencia lectora

Prueba de competencia comunicativa escritora

Distribución de las preguntas por competencias y componentes

6. Actividades de aprendizaje y evaluación según los niveles educativos

Educación preescolar

Educación básica

Grados primero, segundo y tercero

Grados cuarto y quinto

Grados de sexto a noveno

Educación media

Epílogo

Perfil del docente de lenguaje

Referencias bibliográficas






Presentación

Una de las mayores preocupaciones de la institución escolar y de la sociedad es el desempeño de los estudiantes en lectura y escritura y en el uso del lenguaje en general. Preocupación que es válida dado que el lenguaje ha jugado un papel definitivo en la vida del ser humano, para ayudarse a elevarse por encima de los otros seres y proseguir la evolución valiéndose de la continua interacción con la realidad y el medio social.

Precisamente, la institución escolar es un espacio privilegiado para la interacción comunicativa, pues en el ambiente académico se entremezclan diversas formas de comunicación a través de los variados actores que participan en los actos comunicativos. De ahí la necesidad de reflexionar acerca del uso del lenguaje, en especial de la palara oral y escrita y su papel en el desarrollo del ser humano y de la sociedad.

En todas las acciones que los educadores llevan a cabo en la escuela se ven reflejados sus conceptos acerca de la educación, la pedagogía y la didáctica, sean o no conscientes de ello. Así que es conveniente hacer altos en el camino para que los docentes repiensen su labor como profesionales de la educación, en búsqueda de un mejor desempeño propio y de sus estudiantes.

En este trabajo se ofrecen unos fundamentos teóricos acerca del lenguaje, la pedagogía y la didáctica, y también propuestas para orientar a los estudiantes en el mejor uso de la palabra, a fin de desarrollar su pensamiento, para que puedan interpretar y producir mensajes, acceder a las diferentes áreas del conocimiento e interactuar con su medio social. Además, todos estos aprendizajes les dan a los estudiantes posibilidades de tener éxito en las diferentes pruebas externas que deberán presentar a través de su proceso educativo, como las Pruebas Saber.

En primera instancia, ser hará un reflexión acerca del lenguaje, su naturaleza y sus funciones y el papel que cumple en el desarrollo humano, también se examinará la estructura del área de Lengua Castellana conforme lo plantea el Ministerio de Educación Nacional en sus lineamientos; asimismo, los ejes temáticos que organizan los diferentes conceptos y procesos que para cada grupo de grados se plantean en los estándares de Lengua Castellana. Dado que la lectura y la escritura son prácticas comunicativas muy empleadas en el aula, se le dedicará especial atención a encaminar a los alumnos hacia la cultura escrita desde un enfoque significativo que les permita la comprensión y creación de diversos textos de las diferentes disciplinas del conocimiento y también de su entorno social.

En la segunda parte, se aborda el tema de la didáctica como la disciplina que concreta conceptos pedagógicos a través de la interacción maestro, estudiante y conocimiento; en este caso, el conocimiento y la pragmática del lenguaje. De igual manera, se plantea el tema de la evaluación como parte del proceso de enseñanza y aprendizaje, que permite reconocer avances y dificultades con el fin de orientar el trabajo académico de acuerdo con las necesidades detectadas, dejando de lado el aspecto negativo que tradicionalmente se le ha dado a la evaluación. También, se establece una relación entre estos postulados teóricos y la preparación práctica de los estudiantes para las Pruebas Saber.

Las Pruebas Saber son evaluaciones externas que parten de parámetros nacionales contemplados en los lineamientos específicos acuñados por el Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación (Icfes), basados en componentes importantes de los lineamientos curriculares y de los estándares básicos de competencias del Ministerio de Educación Nacional (MEN). Estas pruebas periódicas (aplicadas de manera censal y muestral) tienen como objetivo contribuir al mejoramiento de la calidad de la educación colombiana mediante la evaluación de las competencias básicas de los estudiantes y el análisis de los factores que inciden en sus logros (Icfes, 2012, p. 9).

Las pruebas Saber tienen sus propias características, por tanto, es indispensable preparar a los estudiantes para que puedan responder de forma adecuada las preguntas planteadas. Este trabajo ofrece orientaciones para las Pruebas Saber de los grados tercero, sexto y noveno. Con este fin, se ofrece un libro para estudiantes de primaria de primero a tercero, que presentan la prueba en tercero; otra para los estudiantes de cuarto y quinto, que presentan la prueba en quinto y además una cartilla para los jóvenes de bachillerato, de sexto a noveno, que presentan la prueba en este grado.

Esta Guía del maestro va acompañada de tres libros anexos en las que los estudiantes encontrarán ejercicios que les van ayudar a avanzar en el desarrollo de sus competencias lectora y escritora, puesto que éstas constituyen la base de la prueba de Lengua Castellana; además, su dominio facilita la comprensión de las pruebas de las demás áreas del conocimiento. Cada libro contiene ejercicios con diversidad de textos (verbales y no verbales), acordes con el nivel educativo de los estudiantes, sus intereses y necesidades, y que siguen los parámetros establecidos para las Pruebas Saber.

Esperamos que este libro sea un valioso aporte para el trabajo de los educadores y el de sus estudiantes.

1

Lenguaje y desarrollo humano

Desde que el ser humano buscó las primeras formas de comunicarse, con gestos y sonidos al comienzo y más tarde con símbolos y palabras, logró expresar sus emociones e ideas. García Márquez, desde su visión poética, nos hace soñar con que seguramente la primera palabra que se pronunció fue una de amor. Muchas son las teorías al respecto, sin embargo, la invitación es a reflexionar acerca del papel del lenguaje en el desarrollo humano integral a partir de su naturaleza, de sus características y de su teoría.

Naturaleza del lenguaje

Cuántas veces los seres humanos no se arrepienten de no haber expresado su opinión o sus sentimientos o de no haber callado sus emociones, porque el poder del lenguaje es incalculable, en este caso, el de la palabra. Las personas se forman y se construyen a través de la palabra, de lo que piensan, de lo que dicen, de lo que escuchan; es decir, se puede descubrir el interior de un ser humano por la forma en que se comunica y actúa.

En la película Náufrago (2000), del director Robert Zemeckis, el protagonista sobrevive solitario en una isla; desesperado por la falta de comunicación, decide dibujarle con su sangre una especie de rasgos humanos a un balón de voleibol al que bautiza como Wilson y con el que habla y se convierte en su única compañía durante los siguientes cuatro años. Esta situación demuestra que la persona, como ser social, necesita expresarse y la palabra hablada o escrita es por excelencia la forma de hacerlo.

Rafael Echavarría (2003, p. 21) así lo expresa al afirmar que:

Los seres humanos son seres lingüísticos, seres que viven en el lenguaje. El lenguaje, postulamos, es la clave para comprender los fenómenos humanos. Por cuanto, es precisamente a través del lenguaje que conferimos sentido a nuestra existencia y es también desde el lenguaje que nos es posible ­reconocer la importancia de dominios existenciales no lingüísticos. La experiencia humana, lo que para los seres humanos representa la experiencia de existencia, se realiza desde el lenguaje.

Funciones y características del lenguaje

El lenguaje es considerado como el sistema de significación, comunicación e interpretación de la realidad propio de los seres humanos, que se practica en un contexto de construcción social. Desde la cuna, la persona desarrolla una forma de lenguaje para construir y expresar significados que responden a sus necesidades comunicativas, pues de modo constante todos los seres se comunican a través de palabras, gestos, actitudes, diversos símbolos…

En la vida del ser humano, el lenguaje desempeña diferentes funciones, entre ellas:

— Función significativa: aunque pareciera obvio reconocer como función básica del lenguaje la significación, es decir, la producción de sentido, este es un concepto relativamente nuevo. Los Lineamientos Curriculares de Lengua Castellana del Ministerio de Educación Nacional (1998, p. 47), al retomar los planteamientos del lingüista colombiano Luis Baena, le dan énfasis a la significación, porque se considera que, pese a estar en interacción con otros sujetos culturales, mediante el lenguaje es que se configura el universo simbólico y cultural de cada individuo.

Además de la significación como función esencial del lenguaje, se reconocen otras funciones relacionadas con ésta y que son también fundamentales:

— Función cognitiva: el ser humano, cuando emplea el lenguaje como mediador, desarrolla procesos de razonamiento para comprender la realidad y construir conocimiento. Por tanto, el lenguaje y el ­pensamiento son fundamentales en todo proceso de construcción del desarrollo personal, es lo que le permite a la persona la búsqueda y el descubrimiento de lo no conocido. Es a través del lenguaje que el ser humano expresa ideas, conceptos, raciocinios y juicios del pensamiento; pero además de poder expresarlo, el pensamiento se conserva por medio del lenguaje. Por consiguiente, el lenguaje posibilita, desarrolla, determina y conserva el pensamiento.

— Función comunicativa: posibilita la interacción social al valerse del lenguaje para establecer relaciones humanas; así, se logra el intercambio de ideas, la manifestación de sentimientos, el análisis de situaciones, la emisión de juicios, el logro de acuerdos o las discrepancias, en fin todo lo que supone la convivencia en sociedad y que lleva a la búsqueda de unos propósitos bien sea para interpretar o para transformar la realidad. Por mucho tiempo se consideró la comunicación como la función principal del lenguaje.

— Función expresiva: se manifiesta en el uso del lenguaje para crear mundos posibles y, en gran parte, está relacionado con la estética, por ejemplo, las creaciones narrativas que expresan las vivencias y fantasías de las personas. La expresividad a través de la palabra, la imagen u otra forma de lenguaje pone de manifiesto la subjetividad del individuo, su mundo interior, en fin, lo que conforma su identidad.

En efecto, el uso de la palabra y de otras formas de lenguaje le ha permitido al ser humano reflexionar acerca de lo que es y pensar el mundo que lo rodea. Es decir, permitió el significado, el razonamiento, el conocimiento. Cuando una persona se expresa no solo está describiendo la realidad, sino que la está interpretando según su propia visión del mundo, sus conocimientos, sus creencias, su sexo, su edad, entre otros. El lenguaje aporta a la creación de una cultura y a su vez a la expresión de la misma. De este modo, la persona se va construyendo a sí misma gracias al dominio del lenguaje (en especial de la palabra), junto con el dominio del cuerpo y de sus emociones.

Asimismo, los humanos, a diferencia de los animales inferiores, tienen la capacidad de planificar acciones complejas y transformar su entorno social y físico. Para esto, el lenguaje funciona como instrumento fundamental en las tareas de planeación, organización y ejecución de la acción. Por tanto, el lenguaje está directamente relacionado con la acción, pues cuando al hablar, la persona consigue que se ejecuten acciones, ya que el lenguaje genera actividad. Cuando un maestro orienta a sus estudiantes en un trabajo de clase, puede persuadirlos en favor de un determinado tema, hacerles ver aspectos o situaciones, impulsarlos a descubrir, a crear; en fin, a generar probabilidades y mundos posibles. De la misma manera, la palabra en sí es una acción, la acción de hablar o escribir, que permite desarrollar las actividades diarias; por ejemplo, por medio de la palabra hablada se puede preguntar dónde queda una oficina, hacer un pedido en la cafetería, saludar a un compañero, expresar un sentimiento, contar un chiste; es decir, se logra la interacción social al iniciar y mantener las relaciones con otras personas.

Por tanto, al hablarle o escribirle al otro y al escucharlo o leerlo se le reconoce como persona, se comunican sentidos, se expresan emociones, se generan acciones y se mantiene contacto con el mundo. De ahí que cuando una persona, por ejemplo un niño, se silencia y se aísla de los demás, los otros reaccionan con preocupación.

Además, en la vida en sociedad, el uso de la palabra ha sido considerado como un derecho individual y colectivo, pues al emplearla junto con la imagen y otras formas de lenguaje puede mover grupos hacia un propósito; por esto, en las sociedades dictatoriales o fanáticas se niega el derecho a la discusión o a la libre expresión.

Estudios y enfoques del lenguaje

El tema del lenguaje siempre ha sido motivo de análisis, desde la antigüedad hasta hoy. En la antigüedad, con una mirada filosófica; en la actualidad, el estudio lingüístico se ha enriquecido con el aporte de otras ciencias (además de la filosofía) como la sicología, la sociología, la etnografía, la epistemología, la pedagogía, entre otras; dándole así una mirada global y transdisciplinaria.

Durante varias décadas, el lenguaje se estudió mediante la ontogenia y la filogenia. La ontogenia se encarga del análisis del proceso por el cual el ser humano ha desarrollado el lenguaje y la filogenia estudia la evolución histórica del lenguaje. Es decir, la primera, desde una perspectiva biológica y la segunda, desde un enfoque sociocultural; sin embargo, estas dos visiones no aparecen aisladas, son complementarias, pues el hecho de que el ser humano haya evolucionado biológicamente para estar en capacidad de producir lenguaje está ligado al desarrollo sociocultural, logrado y demostrado a través de su interacción con la comunidad. Se ha confirmado que un individuo no sólo recibe estímulos, sino que también los interpreta y analiza el efecto de sus acciones. Según Geertz (1973), ambos modos de realización lingüística son resultado de la interacción entre factores biológicos y culturales, que vistos desde una mirada sincrónica actual, están fuertemente imbricados.

Por tanto, según el enfoque interaccionista, el desarrollo cognitivo se logra por las interacciones del sujeto en su contexto social y cultural; además, los procesos de aprendizaje producidos en el sistema nervioso central (snc) se reconocen como procesos complejos del individuo y una respuesta más elaborada con respecto a sus entornos ambiental, social y cultural. Por consiguiente, el lenguaje es un fenómeno social, resultado de la interacción entre individuos biológicamente capacitados. No obstante, para lograr esa interacción, los miembros de una comunidad necesitan compartir un mismo sistema de signos (un idioma, unas actitudes, unos símbolos). Es decir, el lenguaje es resultado de factores innatos y adquiridos, pues el lenguaje obedece a impulsos internos y externos; así, cuando no existen condiciones internas (físicas o sicológicas) también falla la facultad del lenguaje; por tanto, para el estudio de estos aspectos se ha acudido a la sicolingüística y la sociolingüística.

Desde la lingüística y la pedagogía también se han presentado importantes avances en el estudio del lenguaje verbal. Si se hace un breve y somero recorrido histórico por los enfoques que han orientado estos estudios, se puede ver que el método tradicional de carácter formalista buscaba que el lector repitiera casi al pie de la letra las palabras de una lectura y que copiara muy bien los escritos (con bonita letra y ortografía). A comienzos del siglo XX surge el enfoque estructuralista, que consi­dera a la lengua como una estructura, un sistema abstracto de relaciones, y que, por tanto, basa su estudio en la descripción de sus enunciados. Es posible que muchos no olviden todavía los análisis de oraciones realizados mediante unos recuadros que subdividían los componentes del sujeto y el predicado; oraciones distantes del uso cotidiano y que debían adaptarse para tal análisis. Por consiguiente, desde esta visión, el texto es considerado como una estructura, compuesto por diferentes elementos que el autor (emisor) relaciona de determinada forma para que el lector u oyente (receptor) pueda extraer su significado, sin una vincula­ción pragmática; esta concepción, a pesar de los nuevos aportes, no tiene en cuenta el papel activo del lector o aprendiz y lo limita a simple receptor de las ideas del autor.

Más adelante, entre las décadas de 1980 y 1990, se plantea el enfoque semántico comunicativo para la enseñanza del lenguaje y el acercamiento al texto. John L. Austin con la teoría de los actos de habla (1962), y después John Searle (1986) señalan como función esencial del lenguaje la comunicación, y tienen en cuenta los actos de habla propios de la comunicación cotidiana. Planteamiento que conlleva el acercamiento al lenguaje, no sólo como objeto de estudio desde su estructura (concepción tradicional), sino desde sus funciones, en especial la función comunica­tiva, que Searle considera básica. Estos planteamientos se evidencian en la resolución 10568 de 1990 del Ministerio de Educación Nacional, que establece una serie de innova­ciones educativas en el plan curricular de educación básica primaria, secundaria y media vocacional. Se incluyen la semiología y la semiótica como ciencias dedicadas al estudio de la significación y de los signos, cuyo aporte contribuye a una mejor comprensión de las funcio­nes del lenguaje.

De igual modo, con aportes de la sicolingüística y sociolingüística se hacen estudios acerca de la producción y comprensión del lenguaje, con base en la interacción. Así, se enfoca la comprensión y la producción textual desde los procesos de lenguaje y pensamiento que tienen lugar en el receptor al oír, leer, percibir o producir un mensaje. Estos planteamientos se basan en las teorías cognitivas; especial valor aporta la idea del conocimiento previo, al aceptar que un nuevo conocimiento está condicionado por el saber o preconcepto que se posee, planteado por Jean Piaget a mediados del siglo XX. Así, el nuevo conocimiento viene a transformar la red de cono­cimientos y recuerdos significativos de una persona. De esta forma, se establecen relaciones entre los dos tipos de información, la previa y la nueva, hasta constituir una red de conceptos que la persona guarda en su memoria a largo plazo.

A mediados de la década de 1980, se desarrollan los planteamientos de la lingüística textual. Uno de sus exponentes es el lingüista Teun A. Van Dijk (1978). Su aporte central es considerar el texto como unidad significativa global; como un todo compuesto por unos elementos interdependientes; por tanto, cada texto tiene su estructura interna (macroestruc­tura) y unos recursos formales que organizan esa globalidad; sin olvidar al mismo tiempo el nivel semántico (la coherencia) y el nivel sintáctico (la cohesión). Otro concepto fundamental y básico de la lingüística textual es el de tipo de texto; así, propone clasificaciones de los textos desde una perspectiva formal y funcional, conocidas como tipologías textuales. Así mismo, se reconoce que un texto puede ser tan extenso como un cuento o un poema o tan breve como un aviso publicitario o una oración; y que, además, puede adoptar diversas modalidades: noticia, carta, descripción, informe, entre otras. En consecuencia, en las instituciones educativas se impulsa el trabajo con variados tipos de texto.

Por otra parte, la idea de texto fue ampliada con una orientación so­ciocognitiva, al tener en cuenta la relación entre el texto y su contexto, es decir, la situación comunicativa; las condiciones de su enunciación o la realidad objetiva donde se desarrolla, estas condiciones se observan no sólo en la globalidad del texto mismo sino dentro del acto comunicativo (condiciones de momento y lugar); como también el entorno social que rodea al autor y al lector. Algunos autores señalan que la interpretación del mundo y de la realidad antecede a la lectura y producción de un texto.

Los postulados anteriores fueron reforzados desde la teoría de la enunciación, al plantear que en el proceso de dar significación a un texto participan diferentes factores: quien escribe o habla (enunciador), a quien se dirige (enunciatario-destinatario), intención o propósito, tipo de texto, tema, el objetivo del lector ante el texto, el lugar y las condiciones en las cuales se desarrolla la lectura, el entorno social del lector o escritor y sus concepciones.

Otro avance, en este sentido, se logra al estudiar las expresiones del lenguaje desde la teoría y análisis del discurso: “Las acciones humanas son fundamentalmente discursivas; la realidad social se construye en los intercambios comunicativos que las personas construyen y han construido a lo largo de la historia” (Habermas, 1989) Teoría que, además de destacar la interacción comunicativa, retoma la teoría de la enunciación y tiene en cuenta los actos de habla y la pragmática del lenguaje. Se reconoce el discurso como un texto en uso dentro de un contexto social específico y al estudiarlo, además de los aspectos lingüístico, cognitivo y el contexto local de la acción comunicativa, se tiene en cuenta el gran aporte del contexto sociocultural.

Este concepto va más allá del texto como elemento lingüístico, pues incluye también los procesos cognitivos desarrollados en la acción o práctica comunicativa y la gran influencia del entorno local y sociocultural de ésta, ya que el lugar determina la forma de comunicarse bien sea un aula o un encuentro entre amigos; asimismo, la comunidad, región o país donde se lleve a cabo la interacción se verá reflejada. Es decir, asume los conceptos de texto y contexto en sentido más amplio al incluir: los temas tratados, la organización textual, los tipos de texto y sus géneros, los interlocutores, las circunstancias espacio temporales, los soportes o medios de difusión (ya sean virtuales o impresos), basada en enfoques socioculturales. Como lo expresan Calsamiglia y Tusón (2002, p. 16):


Desde el enfoque discursivo, hablar o escribir son prácticas sociales, no es otra cosa que producir piezas textuales orientadas a unos fines y que se dan en interdependencia con el contexto (lingüístico, local, cognitivo y sociocultural)… una forma de acción entre las personas a partir del uso lingüístico contextualizado, ya sea oral o escrito.

Figura 1. El discurso y sus contextos


Incluye además del componente lingüístico otros factores determinantes del sentido.

Además, se reconoce la existencia de los géneros discursivos como formas estables de enunciados. Algunos autores determinan dos modalidades textuales de acuerdo con la trama y la modalidad: narración y exposición, y dentro de ellas una gran diversidad de textos y géneros, cada uno con sus propias características. Por ejemplo, en el texto expositivo se encuentran diversos géneros como: artículo de opinión, reglamentos, reseña…; otros diferencian los textos según la temática, y dentro de ellos los diversos géneros, por ejemplo, dentro del género jurídico: demanda, tutela, sentencia, expediente…

Después de este rápido recorrido, es posible concluir que el uso y el estudio del lenguaje en general y de una lengua en particular ha variado a través del tiempo y depende de diversas concepciones del ser humano, ya que se trata de una expresión cultural que evoluciona de modo constante ante la aparición de nuevas necesidades de expresión y circunstancias sociohistóricas. Para la enseñanza del lenguaje, se ha pasado de un enfoque formalista a uno funcionalista desde el enfoque comunicativo, basado en el desempeño; es decir, en el desarrollo de capacidades comunicativas dentro de un entorno social. Además, a partir de mediados del siglo XX, la evolución se ha dado como un avance y ampliación de la propuesta anterior y no como una negación de la misma.

Aportes al desarrollo humano

Es innegable el aporte del lenguaje al desarrollo humano, puesto que propicia la creación de significado, la comunicación y la expresividad, procesos que contribuyen a la formación integral de la persona en sus diferentes dimensiones y al desarrollo de las competencias básicas como miembro de un grupo social y en su desempeño laboral.

Desarrollo integral

El lenguaje ha sido determinante en el desarrollo integral del individuo y de la sociedad, para crear significado, interpretar y transformar el mundo y construir nuevas realidades. Por ser una expresión cultural, el lenguaje influye en la forma de transmisión de conocimientos de una generación a otra, la conservación de valores, la preservación de las tradiciones y la conservación de la memoria cultural en general, bien sea por medio de la palabra escrita, de la oralidad u otra forma de lenguaje.


Diferentes autores, con el concurso de varias disciplinas, han estudiado y ­demostrado la estrecha relación entre pensamiento y lenguaje. El sicólogo ruso Lev S. Vigostky planteó que el pensamiento y el lenguaje se desarrollan en una interrelación dialéctica. El lenguaje como instrumento del pensamiento le permite al ser humano, como individuo, atrapar e interpretar la realidad; asimismo, posibilita mantener en la memoria los conceptos que como persona ha ido construyendo. Además, Vigotsky y sus seguidores enfatizan en la importancia de la interacción del niño con adultos relevantes dentro de su medio social, para poder lograr su desarrollo, proceso en el cual la lengua y el lenguaje son herramientas fundamentales; por tanto, el papel del maestro como adulto experimentado es definitivo en el desarrollo de niños y jóvenes. Al respecto, Jerome Bruner (1998) destaca el papel del lenguaje en el proceso de adquisición de conceptos, desarrollo del pensamiento lógico y también del pensamiento subjetivo (como el pensamiento narrativo) y señala la importancia de la interacción para facilitar las potencialidades, intenciones y logros dentro del aprendizaje.

De ahí la necesidad de motivar a los estudiantes para que dialoguen acerca de los temas que les interesan y de sus proyectos, para poder orientarlos en la planeación de acciones y la reflexión acerca de sus aprendizajes, incluyendo avances y dificultades para encontrar de manera conjunta las soluciones apropiadas. El diálogo que permite la reflexión, la conceptualización y el aprendizaje, poco o nada se ha atendido en la escuela, por tanto, se ha desaprovechado una herramienta didáctica muy valiosa, tal vez con el convencimiento de que es suficiente explicar un tema y que los estudiantes lo entiendan. Asimismo, el lenguaje hablado y el escrito facilitan los procesos de expresión de conceptos y resolución de problemas de las diferentes áreas de conocimiento, como también la solución de conflictos de carácter convivencial.

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124 p. 24 illustrations
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9789582013875
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