Los Diamantes No Lloran

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Los Diamantes No Lloran
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Los diamantes no lloran

Índice

Agradecimientos

Prólogo

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Epílogo

ACERCA DE LA AUTORA

TAMBIÉN DE DAWN BROWER

EXTRACTO: El Conde De Harrington

PRÓLOGO

CAPÍTULO UNO

Diamonds Don’t Cry Copyright © 2019 by Dawn Brower

Todos los derechos reservados.

Imagen de cubierta y edición por Victoria Miller

No se puede reproducir ninguna parte de este libro de ninguna forma, ni por ningún medio electrónico o mecánico, incluidos los sistemas de almacenamiento y recuperación de información, sin el permiso por escrito del autor, a excepción del uso de citas breves en una reseña del libro.

Agradecimientos

Gracias a aquellos que me ayudaron a pulir este libro. Elizabeth eres mi número uno. Eres la mejor de todos. También gracias una vez más a mi increíble editora y artista de portada, Victoria Miller. Me haces una mejor escritora y sin ti, podría no estar donde estoy ahora.

Para mi mamá… todos los días deseo que estuvieras aquí y nunca dejo de extrañarte.

Prólogo

Scarlett Oliver levantó la cara al cielo. Cerró los ojos y tomó el sol. Susurros en el viento llenaron sus oídos, formando una suave melodía en su mente. Tarareó la melodía por hábito, hasta que se le quedó grabada en la memoria. Más tarde, la anotaría en papel para poder volver a ella cada vez que el estado de ánimo la afectara. La música era como el mundo le hablaba, y ella a su vez respondía.

"¿No tienes qué estar en algún lugar?".

Sus párpados se abrieron y se encontró con la mirada de su media hermana, Faith Pen. Su cabello negro, como la tinta, lo llevaba cortado en un estilo de duendecillo que enmarcaba su rostro, y sus ojos verde oliva casi brillaban con picardía. Faith tenía la apariencia de una oscura Tinkerbell [Nota de la traductora: haciendo alusión al personaje de Campanita de Peter Pan]. Era de baja estatura y pequeña en todos los sentidos. Casi todos se alzaban sobre ella. Incluso la hermana gemela fraterna de Faith, Ashlyn, era más alta que ella. Donde Faith tenía el pelo oscuro, el de Ashlyn era castaño claro, pero tenían el mismo tono de ojos.

Scarlett sonrió suavemente. "¿Es esta tu forma de decirme que estoy haciendo que todos esperen?".

"Se supone que debes prepararte. Vas a arruinar tu maquillaje y tu cabello si sigues aquí sentada". Faith pasó su mano ligeramente sobre el elaborado peinado con el que Scarlett se había recogido el cabello rubio afresado. "Estos alfileres de oro y diamantes se ven tan bonitos en tu cabello. Entra antes de que te arrepientas de haber venido. ¿De verdad quieres ser ese tipo de novia? Ya sabes, de las que llegan tarde a su propia boda".

Era el día de su boda. Se iba a casar con el hombre que había amado siempre. Probablemente deberían esperar, pero no parecía lo correcto. Cuando JD le propuso matrimonio, ella había aceptado sin tomarse un momento para pensarlo. Ser su esposa era uno de sus mayores sueños, y en poco tiempo, finalmente sucedería. La emoción mezclada con nerviosismo la llenaba. Las mariposas bailaban en su estómago y su corazón latía más rápido mientras pensaba en el momento en que dirían sus votos.

"Si insistes", dijo Scarlett a la ligera. "Supongo que me meteré en ese vestido grande y esponjoso que mamá insistió que sería perfecto".

“Nunca debiste dejar que ella te intimidara con eso. Es tu día, y debiste haber elegido un vestido que fuera perfecto para ti". Faith ya le había dicho esto varias veces. Scarlett quería que todos fueran felices, y eso era solo un vestido. Lo importante era que, al final del día, sería la Sra. Jensen Drake y JD siempre la amaría.

"Podría ser peor", dijo y se encogió de hombros. "Cuando encuentras al hombre de tus sueños y planeas tu boda, puedes mantenerte firme. No es tan importante para mí". Scarlett nunca se había centrado en cosas materiales. Las personas en su vida eran mucho más esenciales para ella que cualquier objeto superficial. Si su madre estaba feliz de elegir su vestido, entonces Scarlett también estaba feliz.

"Vamos", dijo Faith y señaló hacia la iglesia. "No quieres que JD te vea antes de la boda. Es de mala suerte".

Faith envolvió su brazo alrededor de los hombros de Scarlett y regresaron a la iglesia. Fueron directamente a la habitación que había sido asignada a Scarlett para prepararse para la boda. El novio y los otros hombres iban a llegar más tarde, cuando se aproximara la hora de la ceremonia. Miró un reloj cercano y frunció el ceño. Su intestino se tensó cuando el miedo comenzó a invadirla. En realidad... deberían estar a punto de llegar. ¿Había algo mal? ¿Debería estar preocupada? "Realmente estuve más tiempo de lo que debería haber estado".

"Traté de decírtelo", la reprendió Faith. "Vamos a ponerte este vestido para que tu boda empiece a tiempo".

"¿Dónde está Shayla?". Echó un vistazo a la habitación. Shayla era la mejor amiga de Scarlett y su dama de honor. "¿Por qué no salió a buscarme?".

"Ella no estaba aquí cuando llegué", dijo su hermana. "Pero conoces a Shayla. Probablemente encontró algo más interesante en qué ocupar su tiempo".

Esa era la forma en que su hermana decía que Shayla era inconstante. Su mejor amiga aparecería cuando se necesitara. No estaba preocupada. Su amiga estaría allí para ayudarla, mientras Scarlett se casaba con JD. "Ella estará aquí. ¿Puedes sustituirla y terminar de ayudarme? Ella se volvió para encontrarse con la mirada de Faith. "¿Mucho, por favor?".

"Por supuesto, te ayudaré. ¿No es eso lo que he estado haciendo todo el tiempo?". Faith se acercó al otro extremo de la habitación y recogió una bolsa negra de ropa. La llevó hacia Scarlett y la colgó en un gancho cercano, luego la abrió, revelando un magnífico vestido de organza blanco texturizado con un corpiño drapeado y una falda asimétrica con una capa frontal dividida. Scarlett esperaba que su madre estuviera feliz de haber aceptado usarlo. El vestido era demasiado ostentoso en su opinión. "Supongo que es un poco bonito", dijo Faith, pero su tono sugería que en realidad no creía en sus palabras.

"A algunas personas probablemente les guste". Scarlett se levantó y rápidamente abrazó a su hermana. "¿Ashlyn va a venir hoy?". Siempre había estado más cerca de Faith que de Ashlyn. Tenían intereses similares, y el cerebro de Ashlyn la dirigía a estudiar y a poner toda su energía en la escuela. Al ritmo que iba, pronto se graduaría de la escuela secundaria y luego estaría en la universidad, antes de que Scarlett decidiera qué quería hacer con su vida. Había murmurado algo sobre un examen importante y que la boda realmente no se celebraría, así que ¿por qué perder el tiempo yendo? Había herido los sentimientos de Scarlett, pero se encogió de hombros. Esa era Ashlyn...

Tampoco quería creer realmente sus palabras. La habilidad de Ashlyn le permitía ver cosas que otros no veían. Donde Scarlett tenía habilidades clariaudientes que la ayudaban con su música, Ashlyn tenía premoniciones menores y una memoria fotográfica. Faith tenía una habilidad psicométrica y podía leer auras. Eso la hacía no querer acercarse a muchas personas. Sus habilidades psíquicas se habían transmitido por el lado materno.

Faith sacó el vestido y lo mantuvo de espaldas a Scarlett. "Ashlyn no va a asistir. Ella no cree que la boda se realice".

Scarlett se congeló. "¿Sigue diciendo eso?". Su miedo anterior se convirtió en temor. No había querido escuchar las premoniciones de su hermana. Scarlett quería creer que nada interrumpiría su día especial. Todavía lo creía...

"Ella tuvo una de sus visiones", dijo Faith. "No siempre se hacen realidad". Las palabras salieron rápidamente de su boca. "No puedes dejar que te haga dudar de nada. JD te ama".

Lo hacía, y ella no permitiría que Ashlyn arruinara su gran día. Ella dejó escapar el aliento que había estado conteniendo. Podía parecer que ella y JD se habían apresurado con lo de la boda, pero ella creía que estaban tomando la decisión correcta. Se irían juntos a la universidad, y un día regresarían a Sparkle City. Construirían una vida increíble juntos. "Creo que es hora de ponerme mi vestido". Se desnudó y se quedó en la habitación con sujetador y bragas, luego se volvió hacia su hermana. Scarlett tampoco se detendría por la ausencia de Ashlyn. Su hermana era terca. En realidad, todas lo eran, pero Scarlett nunca se hubiera saltado la boda de su hermana. Le dolía más de lo que admitiría que Ashlyn hubiera decidido quedarse en casa. Incluso si su visión se hiciera realidad, lo que no sería así, Ashlyn debería haber venido a apoyarla. Ella necesitaba a sus hermanas de cualquier manera, en las buenas o en las malas. Este era un día especial para ella.

 

Faith sonrió y se lo ofreció. Scarlett lo tomó y se lo puso. Una vez que lo levantó completamente, Faith lo subió hasta el tope. El vestido le quedaba perfecto, e incluso se sintió un poco bonita al usarlo. Se giró para mirarse en el espejo. Realmente estaba sucediendo. En menos de una hora, ella estaría parada frente al pastor y se casaría con el hombre que amaba.

"El vestido te queda bien", dijo Faith. "Quizás mamá sabe más de lo que le dimos crédito".

"Quizás", dijo Scarlett. "No es lo que hubiera elegido para mí". Era un vestido encantador y costoso. "Sin embargo, no le digamos a mamá que tiene buen gusto. Podría darle ideas". Su madre, Enid Oliver-Penn, podría ser... terca. Una vez que tenía una idea, se negaba a dejarla ir sin luchar.

"Será nuestro secreto", dijo Faith suavemente. "¿Estás lista para esto?".

"Nunca he estado más preparada para nada".

Un golpe resonó en la habitación. "Debe ser hora de comenzar". Faith caminó hacia la puerta y la abrió. Un hombre con cabello castaño y ojos dorados con traje oscuro estaba al otro lado. Harrison Thoreau, el mejor amigo de JD. "Necesito hablar con Scarlett", dijo en voz baja. ¿Qué estaba haciendo allí? ¿No debería estar con JD, preparándose para la boda?

Faith frunció el ceño y luego abrió más la puerta para permitir que Harrison entrara. Scarlett estaba vestida, así que no había razón para que se quedara afuera. Metió sus manos en los bolsillos y no encontró su mirada.

"Viniste a hablar conmigo", dijo Scarlett. "¿Qué necesitas decirme?".

Tenía un mal presentimiento que no le iba a gustar, pero al mismo tiempo, también necesitaba escucharlo. Scarlett respiró hondo y se preparó para sus palabras. Sacó las manos de los bolsillos y luego metió la mano dentro de la chaqueta. Sacó un sobre y se lo presentó. "Esto es para ti".

Ella levantó una ceja. "¿Qué es?".

"Ábrelo", dijo. Harrison desviaba la mirada. "No me corresponde a mí decirlo...".

Scarlett se acercó para tomar el sobre, pero Faith se paró frente a ella. Le arrebató el sobre a Harrison e inhaló bruscamente. "No lo abras", le dijo a Scarlett. "No quieres leer lo que hay allí".

Maldita Faith y su habilidad psicométrica. Tenía que ser horrible si le decía que no lo abriera. Faith no sabía lo que decía, pero sí conocía los sentimientos de la persona que lo enviaba. "¿De quién es?", preguntó ella. No haría caso a Faith. Leerlo en este momento, era todo lo único que podía hacer. Scarlett tenía que saber lo qué contenía el sobre. Bueno o malo, tenía que enfrentarlo.

Scarlett se acercó a su hermana y le arrebató el sobre. Tenía la sensación de que sabía lo que había dentro. Todas las advertencias habían estado allí. Incluso había escuchado algunos susurros en la música que la rodeaba, pero los había ignorado. No había querido creer la pena que había predicho. Lo abrió y leyó la carta.

Scarlett:

Por favor, perdóname... pero no puedo hacer esto. Somos demasiado jóvenes y quiero hacer mucho con mi vida. Me han reclutado para jugar en la liga Triple A para los Starlington Sparklers. No puedo dejar pasar esta oportunidad, y no quiero arrastrarte conmigo. Tal vez algún día podamos encontrar nuestro camino de regreso juntos. Entenderé si nunca más quieres volver a verme. No te merezco a ti ni a tu amable corazón.

Siempre,

JD

Una lágrima se deslizó por su mejilla. No se suponía que esto sucediera. ¿Por qué había esperado tanto para decirle? Habían planeado la boda durante semanas. La semana siguiente, comenzaría la universidad... Dejó caer la carta al suelo. Tenía que quitarse el vestido. "¿Dónde está Shayla?". Necesitaba a su mejor amiga. "¿Ya regresó?". Shayla sabría qué hacer a continuación.

Harrison quedó congelado y luego lentamente comenzó a retroceder fuera de la habitación. Algo silbaba en su oído. Ella dio la vuelta y se encontró con su mirada. "¿Qué es lo que no me estás diciendo?".

"Creo que has tenido suficientes impactos por un día", dijo Harrison. "Te dejaré que resuelvas todo esto. A menos que desees que haga un anuncio o algo así".

"Oh Dios", dijo Scarlett. Entendió de inmediato lo que Harrison no le había dicho. No había carta que explicara adónde había ido Shayla. Hubiera sido de muy mal gusto hacerlo el día de su boda. Su mejor amiga se había escapado con su prometido. "Por favor, dime que no es cierto".

"Ojalá pudiera", dijo Harrison. Su voz estaba llena de remordimiento. “JD está cometiendo un error. Se arrepentirá de esto algún día".

Scarlett permaneció inmóvil durante varios latidos. Nada había salido según lo planeado. Nada volvería a ser lo mismo. ¿Por qué había dedicado tanto a este día? ¿Por qué había confiado tanto en JD para su felicidad? Su corazón latía fuertemente en su pecho, y la habitación comenzó a girar. Extendió la mano para apoyarse en la superficie sólida más cercana y cayó contra Harrison. Él la abrazó y la sostuvo en posición vertical. Scarlett no lloraría. Ella no se desmoronaría. Este dolor de corazón no la destruiría, y ella seguiría con su vida. JD no sería el final de ella. Este era un comienzo. No el nuevo que esperaba, sino un camino diferente de todos modos.

"No importa", dijo Scarlett y se alejó de Harrison. Ella no se sentiría más cómoda con él ni con nadie. Tenía que hacer todo por sí misma. La independencia era la clave para sobrevivir... “Nada de eso importa. Nada volverá a ser lo mismo, y no quiero que sea así". Es hora de que crezca y viva mi vida por mí misma. Había dedicado mucho a JD, y era una tontería de su parte. Era bueno que ella lo supiera ahora, y no después de que se casaran. Entonces, se arrepentiría. Se volvió hacia Faith e hizo todo lo posible para endurecer su corazón. "Ayúdame a quitarme este vestido. Tenemos que hacer un anuncio".

"Puedo hacer eso por ti", Harrison repitió su oferta. "Es lo menos que puedo hacer…".

"Gracias", dijo Scarlett con una voz monótona. Había perdido toda capacidad de sentir algo. "Pero ya has hecho lo suficiente. Por favor, vete ahora".

Harrison giró sobre sus talones y salió de la habitación. Faith deslizó abajo la cremallera del vestido de novia. Scarlett se lo quitó y arrojó el vestido a un lado. Quizás más tarde lo quemaría. Nunca iba a querer volver a ver el vestido ofensivo. Ashlyn había estado en lo cierto. Hoy no habría boda, y era hora de enfrentar a todos. Le irritaba cada uno de sus nervios que su hermana hubiera previsto esto mismo y que ella hubiera elegido ignorarlo. ¿Por qué debía haberle creído a Ashlyn? JD nunca antes le había fallado...

Sin embargo, había una primera vez para todo. La próxima vez, ella no descartaría una de las visiones de Ashlyn, pero nunca perdonaría a su hermana. Ashlyn debía estar aquí. Debía haber sabido que la necesitaría y en cambio, había elegido mantenerse alejada. Scarlett levantó la cabeza y salió de la habitación. Este sería un día que nunca olvidaría. Serviría como un recordatorio de que los ‘felices para siempre’, no eran para todos. Había perdido su oportunidad, y tendría que crear una vida completamente diferente para ella.

Capítulo 1

CAPÍTULO UNO

Diez años después…

Jensen ‘JD’ Drake miró por la gran ventana del décimo piso del edificio de oficinas en el que se encontraba desde hacía más de una hora. Sparkle City no había cambiado en los años transcurridos desde que se había marchado. De hecho, había regresado algunas veces, pero eso había sido por algún partido fuera de casa. Nunca había salido del estadio o de su habitación de hotel asignada cuando había visitado su ciudad natal. Era menos probable que JD se topara con alguien a quien prefería no ver de alguna manera. Había cometido muchos errores que temía no poder compensar nunca. Una persona en particular tenía todas las razones para odiarlo: Scarlett.

Hacer las paces no sería fácil. No quería toparse con ella antes de tener la oportunidad de descubrir cómo lograr esa enorme hazaña. Ella era la única persona que rezaba para que lo perdonara. Le había hecho un gran mal. Estar en casa de nuevo... le traía mucha culpa y arrepentimiento. Incluso, odiaba los viajes cortos para jugar porque había estado evitando sus demonios internos. Ahora, sin embargo, no tenía otra opción más que explorar la ciudad. Una vez más, era su hogar.

Más temprano ese día, había acordado mudarse con los Sparkle City Suns, para convertirse en su nuevo receptor titular. En un momento había soñado con jugar béisbol para los Suns. Ser parte del equipo y casarse con Scarlett Oliver. Esas eran las dos únicas cosas que siempre había deseado, pero había destruido a esta último y no tenía ninguna posibilidad de volver a tenerla en su vida. ¿Qué haría ella cuando se diera cuenta de que había regresado? ¿Le importaría? JD no la culparía si nunca quisiera volver a verlo.

No podía dejar que ella monopolizara sus pensamientos. Era crucial que prestara atención a lo que su nuevo gerente tenía que decirle. Algo sobre sus nuevos contratos...

"¿Me estás escuchando?", preguntó Calvin Rooney, un poco de irritación se deslizó en su voz mientras hablaba.

JD se volvió para mirarlo. El hombre mayor tenía el cabello cano y ojos marrones, casi tan oscuros como una taza de café fuerte. Si su gerente anterior no hubiera decidido retirarse, JD no estaría en la oficina de Calvin Rooney. Todavía no estaba seguro de que el hombre le agradara. Había algo casi... falso en él. Aparte de la sensación que tenía al estar en presencia del hombre, JD no tenía ninguna razón para cuestionar sus habilidades. Había negociado su contrato mejor de lo que podía haber anticipado. Así que dejó a un lado sus sentimientos y continuó trabajando con él. Al menos, hasta que le diera una razón para... no... "Mis disculpas", dijo JD suavemente. "Tengo muchas cosas en mi mente".

La temporada ya había comenzado. En un mes más, estarían fuera para el receso del Juego de Estrellas. La elección para la ronda de votación primaria terminaría en un par de semanas. Después de eso sería la ronda inicial. Esperaba que todavía tuviera la oportunidad de formar parte del equipo. Demonios, esperaba muchísimo más que eso, pero comenzaría con avanzar en su carrera. Scarlett... bueno, ella podría golpearlo si se cruzaran, y él se lo merecía. Siempre había una posibilidad de que ella no estuviera en la ciudad. Ella podría estar de gira o algo así. No se había molestado en comprobarlo porque tenía demasiado miedo de saberlo con certeza.

"Sea como fuere", comenzó a decir Calvin y efectivamente sacó a JD de sus pensamientos nuevamente. "Hay mucho que tenemos que revisar antes de que te vayas. Tengo los contratos finales y se agregaron las disposiciones que solicitaste. Todo lo que necesitas hacer es poner tus iniciales en los cambios, luego firmar y fecharlos".

Con solo el movimiento de un bolígrafo sobre el papel, haría algunos cambios en su vida. Antes de este contrato, había sido agente libre. Una vez que lo firmara, estaría jugando con los Suns durante los próximos cinco años. No podrían cambiarlo a menos que él lo accediera. Le agradaba la idea de la consistencia y no tener que moverse. Él ya estaba buscando un lugar permanente para vivir. Odiaba vivir en hoteles y no podía esperar para salir de su actual lugar.

"Muéstrame dónde firmar", dijo JD y agitó su mano hacia el documento sobre la mesa. "Quiero que esto termine ya". Quería salir de la oficina y conducir por Sparkle City. Tal vez recorrer el camino de la memoria y visitar todos sus lugares favoritos. Sin embargo, todos traerían de vuelta lo que había perdido: Scarlett. Dios, había sido tan tonto.

Calvin señaló un par de puntos. "Aquí están las disposiciones donde necesitas poner tus iniciales".

JD los escaneó para asegurarse de que estaban correctos, luego anotó sus iniciales. "Luce bien".

 

Su gerente tomó el contrato y pasó a la última página, luego lo volvió a dejar. "Firma aquí".

Después de firmarlo y fecharlo, JD arrojó el bolígrafo sobre la mesa. "Si eso es todo...".

"Por ahora", respondió Calvin. "Podemos repasar cualquier acuerdo de patrocinio que llegue más tarde".

"Suena bien", dijo JD. "Entonces me voy. Llámame cuando o si escuchas algo".

No esperó a ver si Calvin respondía a su última declaración. En lo que a él respectaba, había terminado y tenía cosas mucho mejores que hacer. JD salió de la oficina y se dirigió a su motocicleta, una Harley Davidson Street 750 de color "rojo diabólico". Era su última adquisición. Ahora que vivía en una ciudad con un clima hermoso todo el año, tenía la intención de disfrutarla.

JD desabrochó su casco del respaldo de su asiento y lo deslizó sobre su cabeza, asegurándolo en su lugar. Se sentó y encendió el motor, luego se dirigió hacia la playa. Un paseo por el malecón parecía una buena idea. Algo sobre el océano siempre lo había tranquilizado, y sus nervios podían usar un buen bálsamo. Había sido un desastre desde que había accedido a jugar para los Suns. Después de tener tiempo para calmarse y aliviar su agotada ansiedad, haría lo que había estado evitando hacer desde hacía una semana que había llegado a la ciudad. JD buscaría a Scarlett y revisaría cómo estaba el programa de su gira. No estaba seguro de esperar que ella estuviera en casa o que se hubiera marchado por semanas. De cualquier manera, tenía que saber para poder prepararse. Se sentía orgulloso de ella y de todo lo que había logrado, pero tampoco podía evitar sentirse un poco vacío por dentro. Debía haber estado con ella cuando alcanzó todos sus objetivos. JD nunca debió haberla abandonado y dejar que ella se diera cuenta por sí misma. Fue el mayor gilipollas que jamás haya existido. Dios. Ella no debería perdonarlo, pero él la deseaba desesperadamente. La echaba de menos...

Era hora de enfrentar a Scarlett. Le debía una explicación y una gran disculpa. Si tenía suerte, lo perdonaría, pero de alguna manera, dudaba que fuera tan generosa. Sin embargo, deberían tener un poco de paz si iban a vivir en la misma ciudad.


Scarlett había estado en casa durante dos horas enteras y sintió la necesidad de caminar por la playa. Los susurros que la guiaban querían que fuera, y nunca antes la habían dirigido mal. Esas voces que escuchó le dieron melodías maravillosas para que escribiera sus canciones y la ayudaron a construir una carrera muy exitosa. Además, podría usar unas pocas horas para sí misma y tal vez incluso, un poco de meditación. Se estaba quemando en el suelo, y al ritmo que mantenía, terminaría hospitalizada.

Ella... odiaba estar en casa.

Había demasiados recordatorios del amor que había perdido. Scarlett nunca se había recuperado totalmente de haber sido abandonada en el altar. La traición de JD la había marcado, y debido a eso, tenía problemas para dejar entrar a alguien a su vida. La confianza no era fácil, y mantenía su independencia con todo lo que había dentro de ella. Nunca iba a permitir que nadie más la lastimara como JD lo había hecho.

Metió su auto en un estacionamiento cercano y apagó el motor, luego salió del Camaro rojo cereza. No había puesto abajo la capota superior, pero podría hacerlo da camino a casa. A Scarlett le encantaba que el viento soplara en su cabello. La ayudaba a sentirse viva y libre. Se guardó el llavero y se dirigió al malecón. Las olas chocaban contra la orilla formando un chorro de espuma blanca, y luego se regresaba al mar. La arena blanca brillaba a la luz del sol, y apostaba a que caminar descalza sería demasiado caliente. Estuvo tentada de averiguarlo, pero mantuvo sus zapatos puestos y se quedó en el malecón, como estaba previsto. Si paseaba por el puente azul que conectaba con el paseo marítimo, conduciría a un muro de contención que impedía que algunas de las olas más grandes golpearan la costa. Siempre le había gustado caminar por el muro de piedra y acero. Le gustaba especialmente cuando las olas estaban en su apogeo y algo del rocío salado la bañaba.

Scarlett metió las manos en los bolsillos de sus jeans y cruzó el puente. El mar estaba tranquilo, la ayudaba a calmarse. Ella no sabía por qué tenía que estar nerviosa, pero no podía quitarse la sensación. Ya había varias personas cruzando el puente. Algunos se dirigían hacia el rompeolas y otros volvían a la orilla. Ella ignoraba a la mayoría, no queriendo ser reconocida. Este era un tiempo para ella misma.

Cuando llegó al rompeolas, se detuvo en el borde y miró el agua azul oscuro y suspiró. Se apoyó contra la barandilla y cerró los ojos. Scarlett respiró hondo y escuchó el viento. Una melodía suave ya se estaba formando en su mente...

"¿Scarlett?", dijo un hombre.

Esa voz era familiar. De recuerdos que Scarlett quería olvidar, que había creído que había enterrado profundamente, y ahora resurgían. Su risa hizo eco en su mente. Ese tono ronco de su voz se estrelló contra ella, cuando le había susurrado palabras dulces, insinuaciones traviesas, y había prometido amarla por siempre. Su corazón latía más rápido y le resultaba difícil inhalar y exhalar. El dolor atravesó sus pulmones cuando se privaron de oxígeno.

Esto no podía estar sucediendo. Ahora no. Tenía que estar equivocada... él no podía estar en Sparkle City. Muy bien, era posible, pero ella no lo había visto en una década. Había hecho todo lo posible por evitarla, y ella había hecho lo mismo. Lentamente, dejó que sus párpados se abrieran, y se giró para mirar en la dirección de donde provenía la voz. Scarlett no se asustaría. Ella no lo haría. Seguía siendo tan guapo como ella recordaba; no, aún más. Tenía rastrojo en la barbilla que lo hacía más sexy. Tenía una cicatriz en la frente que debía disminuir su atractivo, pero solo lo hacía más atractivo. Su cabello oscuro estaba despeinado, como si se lo hubiera peinado con los dedos, o alguien lo hubiera hecho por él. Ella reprimió ese aguijón de celos ante la idea de él estar con otra mujer. Ya no era suyo y nunca lo volvería a ser. "JD", dijo ella. Su voz apenas era más que un susurro. Él estaba realmente allí, y ella tendría que hablar con él. No... no tenía que hacerlo. Scarlett no le debía nada.

Ella se giró para irse, pero él extendió la mano y agarró su brazo, impidiéndole dar otro paso. Scarlett se dio la vuelta y lo fulminó con la mirada. "Déjame ir".

"Por favor, no te vayas", dijo. Su voz era ronca por la emoción, pero ella no estaba segura de por qué. "Yo...". Él tragó saliva. "Hay algunas cosas que debes saber".

"No debo", insistió. "Si tiene algo que ver contigo, es mejor que te lo guardes para ti. Lo que había entre nosotros terminó cuando me dejaste en el altar". Dios, era tan difícil decir eso en voz alta. "Ahora amablemente quita tus manos de mí y podremos marcharnos en paz".

La dejó ir y metió las manos en los bolsillos. "Cometí un error". Su voz fluyó con remordimiento, y ella casi le creyó.

Ella resopló ante sus palabras y rió un poco maniática. ¿Un error? Scarlett sacudió la cabeza con incredulidad. "¿Así llamas haberme dejado y escapar con mi mejor amiga?".

"No fue así...". Soltó un suspiro frustrado. “Nunca hubo nada entre Shayla y yo. Nunca te haría eso".

"No", dijo con disgusto. "Pero sí me dejaste enfrentar a todos nuestros amigos y familiares yo sola". Dio un paso adelante y clavó su dedo índice en su pecho varias veces. "Te escapaste como un cobarde para perseguir tus sueños. Ni una sola vez consideraste lo que yo quería". Ella lo empujó de nuevo. "Me dejarías creer lo peor de ti para que te hiciera la vida más fácil". Ella lo fulminó con la mirada. "¿Pero quieres saber qué? Nada de eso importa. He seguido adelante, y tú también deberías. Si me ves de nuevo, hazme un favor y no te molestes en hablarme. Me importan un comino tus explicaciones o tu versión desordenada de una disculpa".

Con esas palabras, ella se alejó. ¿Por qué los susurros le habían dicho que fuera a la play a? Ella no quería ver a JD, y estaba segura de que no deseaba tener una conversación con él. Una parte de ella se preguntaba si él estaría de vuelta en Sparkle City para siempre. La otra parte de ella temía la idea. Si él volvía a casa, entonces habría una buena posibilidad de que se encontraran de nuevo. Eso significaba más oportunidades para tener desacuerdos e interacciones incómodas.

¿Qué había hecho ella para merecer esto? Tal vez debería volver de gira. Al menos entonces se salvaría de revivir su peor dolor de corazón.

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