La invasión de los ángeles caídos

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Capítulo 2

Vestigios del Pasado

La arqueología ha aportado numerosos hallazgos que permiten profundizar en los sucesos del pasado y descubrir realidades que han estado reservadas para ser comprendidas a la luz de los eventos presentes y de las profecías anunciadas desde tiempos antiguos.

Algunos de los vestigios de la antigüedad son los petroglifos y los monumentos megalíticos, generalmente datados de la Edad de Piedra. Por ejemplo, en las cuevas y canteras de la antigua Sumeria y Mesopotamia se han descubierto algunas pinturas que describen lo que parecen ser astronautas que vuelan en naves espaciales. Entre las creencias de las diversas culturas alrededor del mundo, hay historias de dioses humanoides que vuelan y llegan al mundo para interactuar y mezclarse con seres humanos, que han quedado plasmadas en la literatura, la pintura, la escultura, la arquitectura y en casi toda expresión artística. Entre tales expresiones, los monumentos o estructuras megalíticas alrededor del mundo son uno de los misterios asociados con la presencia de gigantes y de ángeles caídos hace miles de años. Hay cuatro expresiones de monumentos megalíticos que hacen parte de estos vestigios: menhires (grandes rocas verticales aisladas o en conjuntos alineados), dolmen (piedras gigantes que involucran una “cubierta” monolítica igualmente gigante, a manera de habitación o casa), y los crómlech (círculos de rocas).

El trabajo realizado en esos monumentos es tan preciso y casi perfecto que, aun usando la tecnología de este tiempo, sería difícil duplicarlo. ¡Algunos de ellos son el equivalente tecnológico del Programa Espacial Apolo!

Las Pirámides de Egipto

Egipto permanece como uno de los más antiguos misterios culturales de la historia. Dos de los más misteriosos monumentos egipcios son la Gran Pirámide y la Esfinge de Giza, considerada la más antigua de las Siete Maravillas del Mundo y el monumento más grande construído en el mundo antiguo.

La Gran Pirámide de Giza tiene un volumen 30 veces más grande que el edificio Empire State y pesa más de 6 millones de toneladas. Su altura original es de 147 metros y su base cuadrada tiene más de 230 metros de lado y cubre más de 5 hectáreas. En su construcción se usaron más de 2.3 millones de bloques, cada uno con un peso promedio de más de 2.5 toneladas y algunos pesan hasta 100 toneladas. Su exterior está impermeabilizado con más de 144 mil azulejos especiales que la han protegido de las inclemencias del tiempo por ¡más de 4 mil años!

El corte de las piedras es tan exacto que en muchas de las juntas no entra una hoja de papel. Prestigiosos ingenieros y constructores modernos han utilizado sierras de punta de diamante para tratar de cortar las piedras de igual manera, pero ¡no han podido!

En cuanto a su orientación, la Gran Pirámide de Giza está perfectamente alineada con el norte verdadero y sus cuatro lados con los puntos cardinales de la Tierra, con sólo un doceavo de grado de variación debido al movimiento gravitacional del eje de la Tierra.

Esta edificación no tiene paralelo ni comparación alguna en cuanto a dimensiones, peso y características, con ninguna construcción o estructura moderna. Sus constructores debieron tener conocimientos y tecnologías que sobrepasan los actuales, pues aún hoy no se entiende cómo pudieron ser construidas con tal exactitud en sus cortes y empalmes y manipular semejantes pesos y dimensiones. Entre piezas de incluso 100 toneladas sólo hay un espacio de 0.1 milímetro.

Aún con los conocimientos que hoy se tienen sobre Geología, los edificios modernos sufren asentamientos como los que se observan en edificios como la Torre de Pisa y en ciudades como Venecia o Ciudad de México. Edificios cuidadosamente construidos como el Capitolio de los Estados Unidos se han hundido más de 12 centímetros en los últimos 200 años, pero la Gran Pirámide de Giza, con un peso de más de 6 millones de toneladas, ¡no se ha hundido más que 1 centímetro en los últimos 5.000 años!

Evidentemente, los que la construyeron tenían los conocimientos necesarios para determinar en qué suelo y cómo debía ser edificada desde sus cimientos.

Las Ruinas de Puma-Punka (Bolivia)

Estas ruinas contienen bloques megalíticos de granito de más de 10 metros de longitud y 100 toneladas de peso, unos de los más grandes hallados en todo el mundo. Pero, además de eso, hay algo más misterioso en ellos: están cortados con una precisión milimétrica, poseen una superficie increíblemente pulida y están unidos con abrazaderas de metal en perforaciones decoradas artísticamente. ¡El granito es casi tan duro como el diamante!

¿Qué tecnología fue empleada en ellas? ¿Quién o quiénes lo hicieron? ¿Cómo los transportaron desde distancias superiores a los 80 kilómetros y alturas de más de 4.000 metros, donde no hay árboles con los que se hubiera podido construir un sistema de acarreo?

Las Ruinas de Machu Pichu (Perú)

Localizadas en los Andes peruanos, a más de 2.400 metros sobre el nivel del mar, en una franja de 500 metros de largo y 200 metros de ancho, construidas con bloques de piedra que se ensamblan perfectamente unos con otros, algunos de los cuales pesan más de 100 toneladas y miden más de 10 metros de altura. Las preguntas que surgen de contemplar tal maravilla son las mismas. ¿Quiénes las construyeron y cómo pudieron hacerlo?

La Pirámide de Quetzalcoatl en Chichén Itzá (Yucatán, México)

Centroamérica y el sur de México albergan una multitud de asentamientos y monumentos prehispánicos, que además de presentar características físicas similares a los anteriores en cuanto a su composición por piezas megalíticas, de gran peso y tamaño, involucran efectos derivados de eventos cósmicos reflejados en la Tierra y que exigen un profundo conocimiento del cosmos y su funcionamiento, algo lejos de concebir si se piensa en los instrumentos disponibles en aquel entonces.

Tal es el caso de la Pirámide de Quetzalcoatl (“serpiente emplumada,” en maya), en el asentamiento de Chichén Itzá, en la península de Yucatán, México. En el solsticio de primavera, el 21 de marzo, a las 3:00 pm, el sol en su descenso produce un efecto que se refleja en la escalinata de la pirámide, la cual tiene como base una cabeza de serpiente. En el costado de la escalinata, se observa cómo una serpiente desciende hasta embonar con la cabeza que se encuentra en su base.

Las Esferas de Costa Rica

Son más de 1.000 piedras gigantes en forma de esferas, con un diámetro de hasta 3 metros y un peso que en ocasiones superan las 16 toneladas. ¿Quién y con qué propósito les dio esa forma?

Ruinas en Europa

En gran parte del territorio europeo se encuentran vestigios de culturas ancestrales que desafían hasta hoy la imaginación y el conocimiento de cualquiera. Estos vestigios diseminados por Irlanda, Escocia, Suecia, Holanda, Alemania, España, Portugal, Grecia, Creta y Malta incluyen monumentos megalíticos compuestos por piezas de más de 50 toneladas de peso. En Francia se encuentra la mayor cantidad, más de 3,000, con pesos que superan las 350 toneladas y alturas de más de 20 metros.

Entre estos vestigios, uno de los más famosos es el conjunto de Stonehenge, en Inglaterra, un monumento megalítico tipo “crómlech” (monumentos de roca dispuestos verticalmente -menhires- y en una estructura circular), construido entre el final del Neolítico y principios de la Edad del Bronce. Los arqueólogos consideran como probables las fechas de construcción de las distintas fases y utilización entre el 3,100 y el 2,000 a.C. El foso y los montículos circulares que constituyen la primera fase del monumento, se han datado en unos 5,100 años atrás. Los megalitos de entre 40 y 50 toneladas fueron traídos desde lugares distantes, a más de 240 kilómetros.

Ruinas en el Pacífico

En islas como la de Tonga o Palikir hay 35 megalitos de más de 40 toneladas de peso. En la Isla de Pascua, localizada en uno de los lugares más remotos del mundo, hay más de 1,000 gigantescas esculturas en piedra llamadas “moai,” algunas con un peso que sobrepasa las 40 toneladas

Ruinas en el Medio Oriente y Norte de África

También, en algunas regiones de África se encuentran monumentos megalíticos. En Jordania se han encontrado una gran cantidad de dólmenes y círculos de piedras amontonadas formando anillos. Al sur de Arabia Saudita, en el Oasis de Taima, se encuentra el megalito de Al-Naslaa, una gran roca dividida a la mitad con tal precisión que parece haber sido cortado con un avanzado láser; además, presenta una serie de símbolos antiguos en la superficie.

En el centro de Etiopía, se han encontrado más de 100 estelas dispersas en nueve emplazamientos de hitos megalíticos, 46 de los cuales se hallan en Tiya, en la Región Soddo, en la Zona Gurage, que datan de los siglos X y XV. Estos grandes monumentos, que probablemente tenían algún significado cultural cuando fueron erigidos, son de tres tipos: antropomorfas, fálicos y no antropomórficas ni fálicos. Las dimensiones de algunas sobrepasan los 5 metros de altura. Otros hallazgos arqueológicos de la Edad de Piedra Media y más recientes, como conjuntos de restos humanos que datan de los siglos XII y XIV, permiten asumir que tal vez las piedras Tiya pudieran ser una hilera de lápidas para los muertos en batalla.

En el Líbano, se encuentran las ruinas del templo de Baalbek. Este templo estaba dedicado a la adoración del Sol y contiene varias piedras que superan las 800 toneladas, las cuales fueron elevadas hasta 19 metros. Además, hay 6 columnas gigantescas con un peso de 230 toneladas cada una; pero uno de los mayores misterios de este monumento son los megalitos llamados “triliton,” un trío de piedras que superan las 1,000 toneladas que forman la plataforma del Templo de Júpiter-Baal. Debajo de ellas hay 24 bloques con un peso de 400 toneladas cada uno que no son del período romano. ¿Cómo pudieron tallar, transportar y elevar estos enormes bloques?

 

En 1994, fue descubierto el complejo de Göbekli Tepe (en turco, Colina panzuda o Colina del Ombligo), el santuario más antiguo del mundo, ubicado a unos 15 km al nordeste de la ciudad de Sanliurfa (antigua Edesa), en el sudeste de Turquía, cerca de la frontera con Siria. El lugar fue levantado por cazadores-recolectores entre el 10,000 y 8,000 a.C., antes de que comenzara la sedentarización. Misteriosamente, todo este complejo de piedras, pilares y esculturas de más 7 metros de altura fue deliberadamente enterrado sobre el 8,000 a.C. Es el complejo megalítico más antiguo que se conoce hasta hoy, construido seis mil años antes que el monumento de Stonehenge y considerado el lugar donde pudo nacer “la conciencia de lo sagrado” que dio paso a “la chispa de la civilización.”

En el litoral atlántico de Marruecos, al norte de África, fue descubierto el túmulo de Mezora (o M’zora), un conjunto megalítico de forma elíptica situado cerca del poblado de Chouahed. El montículo mide 58 metros de diámetro de este a oeste y 54 metros de norte a sur. En el ámbito exterior se extiende un círculo de 167 monolitos de formas y tamaños diversos, entre 1 y 1,5 metros de alto, aunque algunos llegan a los 6 metros.

Los Círculos en Israel

Una de las más grandes, aunque poco conocidas maravillas del mundo antiguo, es un monumento similar a Stonehenge y que se encuentra en la cima de las Colinas del Golán, en Israel. Se trata de Gilgal-Rephaim (heb., Círculo de los Gigantes), también llamado el Stonehenge de Levante, datado con una antigüedad superior a los 4,000 años. Este monumental conjunto megalítico consta de cinco anillos concéntricos de piedras, cuyo diámetro alcanza los 170 metros y agrupan más de 40 mil piedras, algunas de las cuales pesan más de 20 toneladas y superan los 5 metros de altura.

Este complejo se encuentra a 16 kilómetros al oriente del Mar de Galilea, en medio de una enorme planicie. Esto hace que sea difícil apreciarlo desde el nivel de suelo y que sólo sea posible hacerlo desde un avión. Es posible que hubiera sido usado como observatorio astronómico o calendario estelar.

Todos estos colosales y misteriosos monumentos, dispersos alrededor del mundo, tienen características específicas que las diferencia, pero también muchas de ellas generales que, dadas las distancias y la poca o nula comunicación o interacción entre las culturas que las erigieron en su momento, hacen pensar que tuvieron un mismo origen, en una misma mente creadora y tal vez, en la intervención de otro tipo de seres con tecnologías o capacidades que sobrepasan las humanas.

Son muchos los interrogantes que surgen de estas simples observaciones:

¿Existió un mundo preadámico? ¿Hay evidencias bíblicas de ello? ¿Qué motivó a las antiguas civilizaciones a construir estructuras conectadas con la observación de los cuerpos celestes? ¿Cómo pudieron construir complejos tan monumentales sin tecnologías o incluso herramientas como las que se tienen hoy? ¿Hubo entidades espirituales que habitaron la Tierra y desplegaron tales conocimientos y técnicas que superan lo alcanzado por la humanidad hasta este día? ¿Hubo gigantes involucrados en ellas? ¿Hubo intervención de entidades sobrenaturales o extraterrestres? ¿Por qué aparentemente “desaparecieron”? ¿Realmente lo hicieron?

Algunos de estos monumentos megalíticos fueron construidos en el período Neolíotico, en la Edad de Piedra. Sin embargo, en ese entonces la humanidad estaba apenas experimentando la transición entre la vida nómada y el sedentarismo con la aparición de la agricultura, la ganadería y las artes domésticas y con ellas el comercio, que dieron origen a los posteriores asentamientos urbanos donde empezó la civilización.

Capítulo 3

La Caída de Lucifer

El pasaje de Isaías 14:12-14 revela algunos fragmentos de la historia y del tiempo antes de que Adán fuera creado. En ese entonces, los ángeles caminaban sobre la Tierra haciendo la voluntad del Creador y siguiendo las órdenes de Lucifer. La posición de influencia de este ángel creado por Dios es aún respetada por los mismos arcángeles de Dios, pues “ni siquiera el arcángel Miguel, cuando argumentaba con el diablo disputándole el cuerpo de Moisés, se atrevió a pronunciar contra él un juicio de maldición” (Judas 9), dando a entender claramente que Lucifer debió haber tenido una posición de autoridad en la corte celestial sobre la cual sólo estaban Dios y su Hijo Jesucristo.

Ahora, un cuidadoso estudio de Génesis 1:1-2 revela el inmenso período de tiempo que transcurrió entre estos dos versículos:

“Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra. La tierra era un caos total, las tinieblas cubrían el abismo, y el Espíritu de Dios iba y venía sobre la superficie de las aguas.”

Génesis 1:1-2

Este pasaje describe, sin duda, un cataclismo de proporciones universales que dejó al planeta en una absoluta desolación y devastación por un gran juicio de Dios. Millones de años antes de que Adán pecara, el pecado ya existía en un ser espiritual muy poderoso, hermoso y lleno de sabiduría llamado Lucifer. Esta criatura, llena de fascinación, se presentó ante Eva en forma de “serpiente” (heb., nakjásh, “ser resplandeciente, el que brilla”) para tentarla y hacerla caer.

“La serpiente era más astuta que todos los animales del campo que Dios el Señor había hecho, así que le preguntó a la mujer:

—¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín?

—Podemos comer del fruto de todos los árboles —respondió la mujer—. Pero, en cuanto al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: “No coman de ese árbol, ni lo toquen; de lo contrario, morirán.”

Pero la serpiente le dijo a la mujer:

—¡No es cierto, no van a morir!”

Génesis 3:1-4

El final de esta historia es bien conocido, pues todos los días el ser humano experimenta la corrupción que se desató en el mundo entero por esta infección contagiosa que la Biblia llama pecado (Romanos 5:12).

Este capítulo analizará la caída de Lucifer y la conexión entre su pasado y la historia del mundo pre-adámico. Las circunstancias que rodearon la rebelión de Lucifer están estrechamente conectadas con las condiciones de la tierra en Génesis 1:2.

El Reino de Lucifer

Varios pasajes del Antiguo Testamento se refieren a la caída de Lucifer. También, algunos pasajes proféticos que, como piezas de un rompecabezas, al ser puestos juntos, revelan una muy clara imagen de la Tierra antes de que la humanidad fuera creada.

Lucifer (heb., heylel, “portador de la luz”), también conocido como el “hijo de la mañana,” protagonizó una gran rebelión en el cielo cuyo inicio se narra en el siguiente pasaje:

“¡Cómo has caído del cielo, lucero de la mañana! Tú, que sometías a las naciones, has caído por tierra. Decías en tu corazón: «Subiré hasta los cielos. ¡Levantaré mi trono por encima de las estrellas de Dios! Gobernaré desde el extremo norte, en el monte de los dioses. Subiré a la cresta de las más altas nubes, seré semejante al Altísimo.»”

Isaías 14:12-14

En el contexto de este pasaje, se habla de Lucifer como “el rey de Babilonia” (v.4). Este recurso de la literatura bíblica es conocido en teología como la “ley de la doble referencia,” la cual consiste en que un personaje invisible opera a través de un personaje visible; en la mayoría de los casos, el ser invisible usa al personaje visible como un instrumento para obstaculizar o entorpecer el plan de Dios. Tal fue el caso cuando Pedro reconvino a Jesús ante el anuncio que Él hizo de su muerte:

“Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo:

—¡De ninguna manera, Señor! ¡Esto no te sucederá jamás!

Jesús se volvió y le dijo a Pedro:

—¡Aléjate de mí, Satanás! Quieres hacerme tropezar; no piensas en las cosas de Dios sino en las de los hombres.”

Mateo 16:22-23

En el pasaje, Jesús no se dirigió a Pedro ni quiso decir que él fuera el diablo. Él vio a Satanás que estaba usando a Pedro para obstaculizar el plan de Dios.

Naciones Pre-Adámicas

La profecía de Isaías 14:12-14 debe referirse, sin duda, a una época anterior a Adán. Este pasaje retrata a Lucifer exaltado antes de su caída por orgullo y rebeldía. Ya “las estrellas y las nubes” habían sido creadas y sobre ellas Lucifer tenía su trono, lo que indica que se le había dado autoridad y gobierno. A él se le acusa de haber “debilitado a las naciones” (v.12), así que estas debieron haber existido ya en ese entonces.

Cuando Adán fue creado, Lucifer ya no tenía un gobierno personal y visible en la Tierra ni lo ha vuelto a tener desde entonces, así que la caída de Lucifer debió haber tenido lugar antes de que Adán fuera tentado en el Jardín del Edén, es decir, el Paraíso. Pero, aunque ya no tenga ese gobierno personal y visible, la Escritura menciona que Lucifer aún continúa engañando a las naciones.

“Así fue expulsado el gran dragón, aquella serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás, y que engaña al mundo entero. Junto con sus ángeles, fue arrojado a la tierra.”

Apocalipsis 12:9

La Rebelión Terrenal

Al anunciar que Lucifer intentó subir por encima de las nubes y las estrellas (Isaías 14:14), la Escritura misma da evidencia de que su reino estaba en la Tierra y no en el cielo. Su reino debió localizarse debajo de las nubes y las estrellas para haber deseado exaltarse por encima de ellas. Al enfatizar de esta manera la posición terrenal de Lucifer, es lógico pensar entonces que su rebelión contra Dios no inició en el cielo, sino en la Tierra. De otra manera, ¡no habría determinado “subir”!

La Biblia menciona que “por medio de él [Cristo] fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades” universales (Colosenses 1:15-16); entre esos reinos, estaban los de la Tierra, creada para ser habitada por criaturas terrenales (Isaías 45:18). Así que Lucifer debió recibir autoridad sobre la Tierra y sus habitantes.

El profeta Ezequiel proporciona mucha información adicional acerca del gobierno de Lucifer durante el período pre-adámico y expande la descripción de su posición y la causa de su rebelión:

“«Hijo de hombre, entona una elegía al rey de Tiro y adviértele que así dice el Señor omnipotente: “Eras un modelo de perfección, lleno de sabiduría y de hermosura perfecta. Estabas en Edén, en el jardín de Dios, adornado con toda clase de piedras preciosas: rubí, crisólito, jade, topacio, cornalina, jaspe, zafiro, granate y esmeralda. Tus joyas y encajes estaban cubiertos de oro, y especialmente preparados para ti desde el día en que fuiste creado. Fuiste elegido querubín protector, porque yo así lo dispuse. Estabas en el santo monte de Dios, y caminabas sobre piedras de fuego. Desde el día en que fuiste creado tu conducta fue irreprochable, hasta que la maldad halló cabida en ti. Por la abundancia de tu comercio, te llenaste de violencia, y pecaste. Por eso te expulsé del monte de Dios, como a un objeto profano. A ti, querubín protector, te borré de entre las piedras de fuego. A causa de tu hermosura te llenaste de orgullo. A causa de tu esplendor, corrompiste tu sabiduría. Por eso te arrojé por tierra, y delante de los reyes te expuse al ridículo. Has profanado tus santuarios, por la gran cantidad de tus pecados, ¡por tu comercio corrupto!

Por eso hice salir de ti un fuego que te devorara. A la vista de todos los que te admiran te eché por tierra y te reduje a cenizas. Al verte, han quedado espantadas todas las naciones que te conocen. Has llegado a un final terrible, y ya no volverás a existir.”»”

Ezequiel 28:12-19

Dios había dispuesto para Lucifer que fuera el protector de su jardín y lo había revestido no sólo de sabiduría, hermosura y perfección, sino que lo había distinguido de todos los demás incluso con vestimentas especiales. No siempre Lucifer fue un modelo de maldad, pues su “conducta fue irreprochable, hasta que la maldad halló cabida” en él, llenándolo de orgullo, violencia y pecado. Por eso, Dios lo expulsó de su presencia “como a un objeto profano.”

Es interesante que este drama sucedió antes de la creación de Adán, pero la Escritura menciona que el juicio de Dios sobre Lucifer se ejecutó “a la vista de todos los que te admiran… todas las naciones que te conocen.” Sin duda, hubo un mundo pre-adámico que fue corrompido por la acción de Lucifer y sus ángeles caídos.

 

La Serpiente en el Edén

Antes de que nuestro tiempo-espacio existiera, ya había multitud de seres espirituales llamados “los hijos de Dios.” Lucifer era la estrella más brillante de esta congregación angelical, poseedor de gran hermosura, sabiduría y conocimiento (Ezequiel 28:12-17). Este hermoso querubín se convirtió en un ángel caído cuando permitió que en su corazón se albergaran estos pensamientos: “Subiré hasta los cielos. ¡Levantaré mi trono por encima de las estrellas de Dios! Gobernaré desde el extremo norte, en el monte de los dioses. Subiré a la cresta de las más altas nubes, seré semejante al Altísimo” (Isaías 14:13-14).

En la Biblia, muchos pasajes se refieren a los ángeles como “estrellas” y sus nombres se relacionan con los de algunos astros en el firmamento (Job 38:6-7; Jueces 5:20; Daniel 8:10; Apocalipsis 9:1, 12:4). Tal parece ser el caso de Venus, llamado también “la estrella de la mañana,” nombrado así por Lucifer.

Cuando Satanás apareció en el Huerto del Edén, después de la creación del hombre y la mujer, lo hizo como una “serpiente;” sin embargo, ese no es el sentido original dado en hebreo (Génesis 3:1). La palabra hebrea usada es nakjásh, que significa “brillante, silbar, murmurar, encantar.” Es necesario entender esta figura del lenguaje bíblico, usada principalmente para atraer nuestra atención. Por ejemplo, Cristo se refiere a Herodes como una “zorra” y a Jesús se le llama “el León de la tribu de Judá” y en otras ocasiones “el Cordero de Dios.”

Así que, cuando a Satanás se le llama “serpiente,” el propósito es expresar la verdad de una manera más descriptiva. Por tanto, se puede deducir que Satanás, por supuesto, no es una serpiente en un sentido literal, pues las Escrituras lo describen como un querubín hermoso, lleno de sabiduría y conocimiento. Observe esta Escritura:

“Pero me temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, los pensamientos de ustedes sean desviados de un compromiso puro y sincero con Cristo… Y no es de extrañar, ya que Satanás mismo se disfraza de ángel de luz.”

2 Corintios 11:3, 14

Todo esto es evidencia de que la palabra “serpiente” (nakjásh) se refiere a un ser espiritual glorioso de aspecto superior y poseedor de gran hermosura, sabiduría y conocimiento, y hábil para engañar, encantar o fascinar. Fue a esta criatura brillante y fascinante, a este “ángel de luz,” al que Eva le dio toda su atención y con el que tuvo conversación.

“Se inclinarán hacia ti los que te ven, te contemplarán, diciendo: «¿Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos; que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel?»”

Isaías 14:16-17 RV60

Es interesante que, al describir la caída de Lucifer, el texto se refiera a él como “aquel varón,” tal como lo hace también para referirse a Gabriel, el mensajero de Dios, y a Miguel, el jefe de los ángeles. También, una vez más la Escritura menciona no sólo la acción pecaminosa de Lucifer sobre la Tierra y las nefastas consecuencias que esto tuvo, sino la presencia de reinos y ciudades, confirmando así la existencia de un mundo pre-adámico, sobre el cual Lucifer y sus ángeles caídos tuvieron influencia y poder.

Como resultado de la caída debido a su enaltecimiento de sí mismo, su sabiduría fue corrompida y se convirtió en diabólica, por lo cual fue arrojado a la Tierra (Ezequiel 28:17). Las Escrituras describen a la serpiente como “astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho” (Génesis 3:1 RV60). La palabra hebrea que traduce “animal,” es chay, que quiere decir “ser viviente.” También, llama la atención que la palabra nakjásh, traducida como “serpiente,” en otras partes del Antiguo Testamento se traduzca como “encantar, seducir, fascinar o embrujar.” Eva no conversó literalmente con una serpiente, sino con un ser esplendoroso, brillante, atractivo y poseedor de gran sabiduría y conocimiento que se presentó como un “ángel de luz.” Esto tuvo interesantes y astronómicas implicaciones relacionadas con la primera profecía de Dios acerca del Mesías:

“Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón.»”

Génesis 3:15 RV60

La “simiente de la mujer” se refiere a la virgen que concebiría al Mesías. Este drama cósmico se observa incluso en los signos del zodíaco: la virgen es Virgo; su semilla, que sería lastimada en el talón por la serpiente, es el Mesías, el León de Judá, es Leo; y la serpiente que le heriría es Escorpión.

El Otro Edén

La morada de Satanás en este planeta era el Edén, el Jardín de Dios, como lo describe el Antiguo Testamento.

El Edén de Lucifer

La palabra hebrea que traduce “paraíso,” es Edén, y la que traduce “huerto” o “jardín” es gan. Ezequiel muestra a Lucifer en el Edén original:

“«Hijo de hombre, dile al faraón y a toda su gente: “¿Quién se puede comparar con tu grandeza? Fíjate en Asiria, que alguna vez fue cedro del Líbano, con bello y frondoso ramaje; su copa llegaba hasta las nubes. Las aguas lo hicieron crecer; las corrientes profundas lo nutrieron. Sus ríos corrían en torno a sus raíces; sus acequias regaban todos los árboles del campo. Así el cedro creció más alto que todos los árboles. Gracias a las abundantes aguas, se extendió su frondoso ramaje. Todas las aves del cielo anidaban en sus ramas. Todas las bestias del campo parían bajo su follaje. Todas las naciones vivían bajo su sombra.

Era un árbol imponente y majestuoso, de ramas extendidas; sus raíces se hundían hasta las aguas caudalosas. Ningún cedro en el jardín de Dios se le podía comparar; ningún pino ostentaba un follaje parecido, ni tenían su fronda los castaños. Ningún árbol del jardín de Dios se le comparaba en hermosura. Yo lo hice bello y con un ramaje majestuoso. En el Edén, jardín de Dios, era la envidia de todos los árboles. Por eso, así dice el Señor omnipotente: ‘Por cuanto el árbol creció tan alto, y ufano de su altura irguió su copa hasta las nubes, yo lo he desechado; lo he dejado en manos de un déspota invasor, para que lo trate según su maldad…

Cuando lo hice bajar al abismo, junto con los que descienden a la fosa, con el estruendo de su caída hice temblar a las naciones. Todos los árboles del Edén, los más selectos y hermosos del Líbano, los que estaban mejor regados, se consolaron en las regiones subterráneas. Sus aliados entre las naciones que buscaban protección bajo su sombra también descendieron con él al abismo, junto con los que habían muerto a filo de espada. Ningún árbol del Edén se le podía comparar en grandeza y majestad. No obstante, también él descendió con los árboles del Edén a las regiones subterráneas. Allí quedó tendido en medio de los paganos, junto con los que murieron a filo de espada. ¡Y así será la muerte del faraón y de todos sus súbditos! Lo afirma el Señor omnipotente.’”»”

Ezequiel 31: 2-11, 16-18

Es muy posible que este haya sido el Jardín del Edén pre-adámico que Dios diseñó para el reino terrenal de Lucifer, mucho antes de que Adán fuera creado y caminara en esta tierra; en el Jardín donde Dios puso a Adán, la vestimenta de Satanás no era “de toda piedra preciosa” ni tampoco él era el “querubín protector” (Ezequiel 28:13-15). Al parecer, Lucifer era el gobernante de este Edén pre-adámico, pues según las descripciones de Isaías y Ezequiel, él tenía autoridad y dominio sobre naciones (Isaías 14:12; Ezequiel 28:14-16, 31:6 y 16).