Desde la capital de la República

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Desde la capital de la República
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DESDE LA CAPITAL

DE LA REPÚBLICA

NUEVAS PERSPECTIVAS Y ESTUDIOS SOBRE

LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

DESDE LA CAPITAL

DE LA REPÚBLICA

NUEVAS PERSPECTIVAS Y ESTUDIOS SOBRE

LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

Sergio Valero Gómez,

Marta García Carrión (eds.)

UNIVERSITAT DE VALÈNCIA

La edición de esta obra ha sido posible gracias a la financiación de la Conselleria d’Educació, Investigació, Cultura i Esport de la Generalitat Valenciana a través del programa destinado a la organización y difusión de congresos, jornadas y reuniones científicas (AORG2017-039).


© de los textos: los autores 2018

© de esta edición: Universitat de València, 2018

Maquetación: Celso Hernández de la Figuera

Imagen de la cubierta: cartel ¡Valencia Nostra! Atrás los Invasores. Biblioteca Històrica.

Universitat de València (1936)

Diseño de cubierta: Celso Hernández de la Figuera ISBN: 978-84-9134-409-4

ÍNDICE

No dejes de recordarlo tú y no dejes de recordarlo a otros. Seguir historiando la Guerra Civil Española, Sergio Valero Gómez y Marta García Carrión

PRIMERA PARTE LA FLEUR AU BOUT DU FUSIL. POLÍTICA EN TIEMPOS DE GUERRA CIVIL

La guerra de la retaguardia: divergencias revolucionarias, José Luis Martín Ramos

Revisitar la Operación X: Stalin y la República Española, 1936-1939, Daniel Kowalsky

Juventud, solidaridad internacional y pacifismo en torno a la Guerra Civil española, Sandra Souto Kustrín

«Al servicio del Movimiento Nacionalista Español». La llegada al poder municipal de quintacolumnistas en la provincia de Valencia, Mélanie Ibáñez Domigo

¿Qué Iglesia? Perspectivas recientes sobre el papel de los católicos durante la Guerra Civil española, Gianmaria Zamagni

SEGUNDA PARTE TO BE OR NOT TO BE. IDENTIDADES NACIONALES EN LA GUERRA DE ESPAÑA

Antifascismo y discursos de nación en perspectiva comparada: España y Francia, Aurelio Martí Bataller

«Bastaría escuchar la voz de nuestra sangre valenciana para ser antifascista». Nación y nacionalismo en Valencia durante la Guerra Civil (1936-1939), Ferran Archilés Cardona

Dilemas del nacionalismo vasco en la Guerra Civil, Leyre Arrieta Alberdi

TERCERA PARTE EPPUR SI MUOVE. EDUCACIÓN, CULTURA Y OCIO EN LA ESPAÑA EN GUERRA

La educación en el arte de la guerra, Juan Manuel Fernández Soria

Mujeres y Guerra Civil: educar en femenino durante el contexto bélico, Vicenta Verdugo Martí

La Guerra Civil española en el cine del Frente Cultural: una perspectiva transnacional, Sonia García López

La escena comercial y la cuestión del público: las contradicciones del teatro de la guerra, Évelyne Ricci

La protección del patrimonio histórico-artístico durante la Guerra Civil. Enfoques y perspectivas de estudio, Rebeca Saavedra Arias

CUARTA PARTE ARRAN DE TERRA. PROCESOS Y PROTAGONISTAS DE LAS RETAGUARDIAS DESDE ABAJO

La vida cotidiana y las tensiones campo/ciudad en la Guerra Civil española (1936-1939), Michael Seidman

Los abastecimientos como eje central de la moral de guerra y de la simbología de los nuevos poderes en la retaguardia republicana durante la Guerra Civil, Antonio Calzado Aldaria

La vida cotidiana de los católicos en la retaguardia republicana durante la Guerra Civil española, José Miguel Santacreu Soler

¿Una guerra en miniatura? La Guerra Civil española escrita y dibujada por los/as niños/as, Verónica Sierra Blas

QUINTA PARTE MEMENTO. MEMORIA(S) DE LA GUERRA

La Guerra Civil española en los libros de texto de la democracia: apogeo y pervivencia de la narrativa equidistante, Carlos Fuertes Muñoz

Ahora que hace cuarenta años que hizo cuarenta años. La capital valenciana de la República y su recuerdo institucional en democracia, Toni Morant i Ariño

A propósito de Gernika: nota sobre las memorias, Chiara Bianchini

PRIMERA PARTE

LA FLEUR AU BOUT DU FUSIL.

POLÍTICA EN TIEMPOS DE GUERRA CIVIL

NO DEJES DE RECORDARLO TÚ Y NO DEJES DE RECORDARLO A OTROS. SEGUIR HISTORIANDO LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA1

Sergio Valero Gómez

Marta García Carrión*

Universitat de València

La Guerra Civil es el proceso histórico que más páginas ha generado en las cuatro últimas décadas en España y el momento de la historia de España que más ha interesado a los investigadores extranjeros.2 Durante los últimos cuarenta años, la historiografía ha avanzado de manera imparable en el conocimiento de dicho proceso, de forma que los relatos fundamentados en el odio y la manipulación han ido dando paso a una imagen mucho más compleja y completa de los 2 años, 9 meses y 13 días que duró el conflicto.3 En todo ello han supuesto un fuerte impulso los momentos de conmemoración, que propician una revitalización del interés por el tema y abren una ventana de oportunidad para proyectos editoriales. Así, en las últimas décadas, sucesivas conmemoraciones de aniversarios relacionados con la Guerra Civil han servido como contexto propicio para recuperar lo realizado hasta ese momento, ponerlo en debate y enunciar nuevas líneas de trabajo que marcarían las investigaciones de los siguientes años.

En ese marco se mueve la publicación que aquí presentamos: en el de la conmemoración del 80 aniversario del momento en el que la ciudad de Valencia se convirtió en la capital de la España republicana, entre el 6 de noviembre de 1936 y el 31 de octubre de 1937, hasta que el Gobierno decidió un nuevo traslado de la capital, en esta ocasión a Barcelona. Ese recuerdo ha servido para la celebración de una exposición organizada por la Universitat de València,4 institución que también acogió diferentes actividades académicas, científicas y de difusión sobre el tema;5 la publicación por parte del Ajuntament de València de tres volúmenes sobre diferentes aspectos que caracterizaron a la ciudad como capital del bando leal;6 el desarrollo de iniciativas para la recuperación y protección del patrimonio de la Guerra Civil, con la rehabilitación de refugios y la inclusión del mismo en la Ley de Patrimonio Cultural Valenciano;7 la puesta en marcha de proyectos memorialísticos, con la instalación de placas que recuerdan el papel al que fueron destinados algunos emplazamientos durante el conflicto;8 y, finalmente, la celebración del Congreso Internacional Desde la capital de la República. Nuevas perspectivas y estudios sobre la Guerra Civil española,9 origen de este volumen.

En dicho Congreso Internacional se plasmó la voluntad de aunar distintas generaciones de investigadores interesadas en el estudio de la guerra, de forma que se combinaron las intervenciones de investigadores consagrados con aquellos que tienen una trayectoria más corta, e incluso algunos que están dando sus primeros pasos en este campo. Esto mismo se ha querido plasmar en esta publicación y se puede ver en las dos partes en las que ha quedado estructurada: por un lado, una parte en papel, con las ponencias que protagonizaron aquellas sesiones; y, por otro, en formato electrónico, los textos de los investigadores, mayoritariamente jóvenes, que mostraron las conclusiones de sus trabajos en desarrollo. Todos ellos, además, reflejan las nuevas inquietudes y perspectivas con las que se mira un tema que, a pesar de haber sido profusamente abordado, sigue siendo un campo fructífero de trabajo.

 

Con ello, este trabajo muestra, además, su voluntad de ser continuador de la larga tradición de estudios de la Guerra Civil desde los años setenta y ochenta, y, aunque no es lugar para hacer un balance completo sobre la historiografía del momento desde aquellos años,10 no podemos dejar de mencionar algunos trabajos colectivos, resultado de actividades conmemorativas, de los que este desea ser continuación.

El primero de ellos es la obra La II República. Una esperanza frustrada. Actas del Congreso Valencia Capital de la República, publicada en 1987 y consecuencia del congreso celebrado un año antes,11 en el que participaron un grupo de historiadores que entonces eran jóvenes investigadores –Aurora Bosch, Albert Girona, José Antonio Piqueras, Xavier Paniagua, José Miguel Santacreu, Mª Fernanda Mancebo, Marc Baldó, Rafael Valls, José Ignacio Cruz o Mercedes Cabrera–, junto a algunos de los ya consagrados especialistas del período: Edward Malefakis, Manuel Tuñón de Lara, Ronald Fraser o Josep Fontana, entre otros.12

Veinte años después, al calor del 70 aniversario del comienzo del conflicto, aparecieron dos obras más que aunaban el trabajo de diferentes investigadores de una generación posterior y que centraba su atención, en este caso, en los procesos desarrollados en el País Valenciano. Son La Guerra Civil en la Comunidad Valenciana, una magna obra en 18 volúmenes, coordinada por Albert Girona y José Miguel Santacreu,13 y Fa setanta anys. La Guerra Civil al País Valencià, 1936-1939,14 editada por Albert Girona y Javier Navarro y consecuencia de un congreso homónimo celebrado en Gandía en 2006.15 En ambos casos, se reunieron, como en 1986, investigadores de diferentes generaciones. Algunos de los jóvenes de 1986 eran ya historiadores consagrados, que compartían espacio con aquellos que se sumaba al trabajo historiográfico de la guerra. De este modo, Aurora Bosch, Albert Girona, José Miguel Santacreu y Miguel Ors Montenegro compartían páginas con investigadores como Javier Navarro, Mónica Moreno, Ferran Archilés, Antonio Calzado, Ricard Camil Torres y Eladi Mainar, entre muchos otros.

Con el volumen Desde la capital de la República se retoma esa voluntad de que puedan ser mostrados los caminos recorridos, los caminos únicamente iniciados y las nuevas vías por recorrer en torno a la historia de la Guerra Civil. En este sentido, varios fueron los ejes de interés que centraron aquellas jornadas, siempre con la intencionalidad de dar espacio a temas menos presentes tradicionalmente en los estudios generales sobre el conflicto: las identidades nacionales, con especial atención a la nación como eje de movilización y actuación –o no– dentro del conflicto; la guerra como conflicto internacional, desde puntos a veces poco atendidos, como el Papado y el Cultural Front de inspiración antifascista; la educación, la cultura y el ocio; la vida cotidiana, donde, además de la represión, punto de interés máximo en las investigaciones de los últimos años, cobran importancia los estudios sobre abastecimientos y economía política, y las vivencias de unos protagonistas muchas veces no considerados actores, sino meros agentes pacientes del conflicto, como son los niños; la memoria de la conflagración en diferentes ámbitos de la vida social del presente, como la conmemoración política, la educación, las calles y las plazas, los lieux de memoire; y la movilización política, atendiendo a agentes subsumidos habitualmente en los grandes grupos políticos del momento, pero que deberían recoger una mayor y particular atención: los jóvenes, las mujeres, los católicos en terreno hostil, y los poderes locales.

En muchos de estos estudios, además, como también sucede en el caso de las comunicaciones presentadas, coincide una preocupación: aumentar el peso de los estudios locales y regionales con el objetivo de construir análisis más amplios y completos con los que se puedan revisar y revisitar algunas consideraciones en torno al conflicto. Todo ello ayudaría a una mejor comprensión de unos hechos que, vistos desde la perspectiva tradicional, que tiende a homogeneizar las experiencias desarrolladas dentro del marco del Estado-nación, todavía mantienen algunas cuestiones faltas de una explicación más completa.16 Por tanto, el diálogo entre diferentes tipos de análisis, un mayor cuidado de los análisis locales, provinciales y regionales, y la construcción, paso a paso, de narrativas nacionales que atiendan a los factores comunes y distintivos de todos esos escenarios, son elementos imprescindibles.

Así lo demuestran, por ejemplo, los textos del presente volumen de José Luis Martín Ramos y de Antonio Calzado, que rompen explicaciones tradicionales y proponen una revisión al calor de nuevas perspectivas y formas de consideración de ese pasado, a partir de sus respectivos ámbitos. De este modo, la dinámica guerra/revolución, que aún se mantiene en los relatos de la Guerra Civil, puede dar paso a una explicación que sostenga la existencia de dos tipos de revolución en la retaguardia leal, tal y como Martín Ramos sostiene para la catalana. Seguramente sería interesante prestar mayor atención a dicha tesis para comprender los procesos que se iniciaron, a partir de julio de 1936, en la retaguardia republicana, pues, de este modo, cobran más sentido otros procesos que se pueden observar también en algunos otros análisis comprendidos en este volumen. Y del mismo modo sucede en el caso de Calzado, donde la mayor atención a los nuevos estudios regionales, provinciales y locales, además de la consideración de aspectos no tenidos en cuenta (tipos de dietas y, por tanto, la influencia en ellas de los cultivos que se realizan, extracción social de aquellos que dan testimonio de dichas dietas, la climatología, la gestión de los transportes y las comunicaciones, las acciones de resistencia de los cultivadores, la corrupción, etc.), suponen un cambio en las conclusiones en torno a la política y las acciones en torno al abastecimiento, la producción y la productividad, en este caso de la retaguardia republicana, rompiendo las argumentaciones en torno a la mayor o menor eficacia de cada una de las retaguardias. Bien oportuna es la pregunta que se hace Calzado en su texto y que reproducimos también aquí: si tan eficaces fueron los gestores franquistas durante la guerra, «¿se olvidaron de sus mecanismos cuando la guerra terminó y se conquistó la totalidad del territorio provocando miseria, hambre y corrupción generalizada hasta 1952?».17

Por ello, esa debe ser una vía fundamental para continuar los análisis del conflicto: intentar comprender y explicar desde abajo, con la interrelación de esferas, ámbitos, perspectivas y acciones, cómo y por qué se produjeron algunas cuestiones fundamentales del período. Todo ello, además, con el estudio de nuevas fuentes disponibles en archivos antes vedados o mal organizados, como los archivos militares, e incluso revalorizando, gracias a la posibilidad de contrastación que hoy existe, fuentes antes despreciadas como la Causa General o las fuentes procedentes de la justicia, tanto civil como militar. Igualmente, seguir profundizando en el conocimiento de los archivos locales, revisitándolos y analizando sus fuentes desde miradas renovadas, es también necesario para construir explicaciones que vayan más allá de lo conseguido en esta últimas y fructíferas cuatro décadas.

Resulta tremendamente complicado sintetizar el amplio abanico de temas y debates que se abren a lo largo de las páginas de este libro. Por eso, trataremos simplemente de esbozar algunas de las principales conclusiones que podemos extraer de su lectura y que nos ofrecen una radiografía (sin ninguna pretensión de que sea un estado de la cuestión exhaustivo) sobre los estudios de la Guerra Civil en la actualidad y los retos o perspectivas que, en nuestra opinión, quedan todavía por desarrollar.

En primer lugar, no puede sino resaltarse que la historia política continúa siendo el eje principal en las investigaciones sobre la Guerra Civil, si bien se han incorporado perspectivas poco abordadas hasta el momento y que son de un interés fundamental para completar la visión del conflicto. Resultan especialmente relevantes los análisis de los poderes locales que incluyen miradas novedosas, como la presencia de las mujeres en dichos poderes, las formas de abordar cuestiones como el abastecimiento, la corrupción, las influencias y redes políticas, y las continuidades –o no– entre el antes, el durante y el después de la guerra en dichos poderes, tan importantes, además, para la gestión posterior al 1 de abril de 1939.

Seguramente se echa de menos también un impacto mayor de perspectivas de una historia cultural y social de la política que abrieran el camino a la comprensión de cómo las experiencias y prácticas de muy diverso tipo en un contexto tan específico pudieron contribuir a que los individuos llegaran a construir o transformar una identidad (política o nacional, por ejemplo) que impulsara su actividad en los años del conflicto. Por otra parte, hay todavía análisis de historia política más tradicional que están por hacer. Si nos centramos en el ámbito valenciano, siguen siendo necesarios estudios sobre fuerzas políticas tan importantes como Izquierda Republicana, el PCE o el POUM, o sobre el sindicato creado por el PCE durante el conflicto, la Federación Provincial Campesina, cuya presencia fue esencial en la deriva marcada por CNT y UGT desde el golpe de estado18. Y, del mismo modo, nos falta un análisis global de la propia UGT y sus múltiples federaciones, más allá de la campesina,19 tan importantes para el desarrollo del conflicto bélico como del conflicto interno del socialismo español. También serían interesantes los análisis en profundidad de las fuerzas del valencianismo político, así como rastrear, desde el ámbito local, la evolución y deriva de las fuerzas políticas fundamentales de los sublevados, Falange y Derecha Regional Valenciana, sobre todo en aquellas comarcas donde habían tenido una gran fuerza durante el período de paz, como Horta Nord o Camp de Túria.20 Además, se hace cada vez más necesario el desarrollo de análisis sobre el funcionamiento e interacción de los diferentes niveles del Estado en territorios donde todavía no se ha profundizado en ello, como es el propio caso valenciano, así como la elaboración de biografías sobre los principales protagonistas en los ámbitos medios de la política de retaguardia.

En segundo lugar, cabe insistir en la necesidad de continuar desarrollando estudios sobre la educación y la cultura. En relación con la educación, el protagonismo debe pasar a instituciones y políticas aún abordadas con debilidad y fragmentación, sin olvidar el protagonismo de los niños en todo ello. Por resaltar únicamente una cuestión, si el Auxilio Social falangista cuenta con bastantes estudios desde su período de formación, ya en los años del conflicto bélico, debe comenzarse a caminar la senda que nos lleve a responder qué pasó con las instituciones de asistencia y beneficencia en el bando leal. Se insiste, muy oportunamente, en que los refugiados son un colectivo esencial en el devenir de dicha retaguardia, pero qué sucedió con los huérfanos –más allá de las evacuaciones y colonias escolares–, los ancianos asistidos, las instituciones existentes, sus trabajadores –muchas veces religiosos en período de paz.21 Como esta, son muchas aún las cuestiones en las que poder abundar y profundizar, como ya lo han ido haciendo otras historiografías europeas, como la italiana en torno a la Primera Guerra Mundial.22 En este caso, son esenciales análisis de la historia política de la educación23 que profundicen el carácter crítico de los análisis, más allá del factualismo, conectando estos aspectos con otros producidos en las retaguardias y que sufrieron mutaciones profundas desde julio de 1936. De hecho, en el caso de la retaguardia republicana, ayudaría a asentar explicaciones como las implementadas por Martín Ramos para lo político en este mismo volumen.

 

Por lo que respecta a la cultura, contamos ya con una sólida tradición de estudios sobre instituciones y producción cultural e intelectual que han puesto de manifiesto cómo los años de la guerra fueron momentos de una gran efervescencia cultural marcada, sin duda, por el conflicto y la politización. Un buen ejemplo de ello fue el Segundo Congreso Internacional de Escritores por la Defensa de la Cultura, celebrado en julio de 1937, y sobre el que se han publicado numerosos trabajos desde los años ochenta.24 También contamos con investigaciones sobre el interés de grupos o asociaciones políticas por emplear la cultura como forma de socialización política y/o arma de propaganda.25 La prensa, el cartelismo, la producción literaria, teatral o cinematográfica son ámbitos trabajados, sobre todo desde los años noventa, si bien el interés por ellos parece haberse reducido notablemente en los últimos años.26 Seguramente quedan no pocos autores, obras, géneros, etc., sobre los que todavía queda mucho por investigar, pero más necesario todavía sería renovar las perspectivas a la hora de estudiar la cultura. La introducción de nuevos objetos de estudio y metodologías o la ampliación del propio concepto de «cultura» son perspectivas que han transformado la historiografía sobre la cultura en las últimas décadas, pero parecen haber tenido un impacto limitado en los estudios sobre la Guerra Civil. Resulta muy necesario, por ejemplo, pasar de los estudios que se centran en la producción y/o en las grandes figuras intelectuales a investigaciones sobre la difusión, circulación y recepción de los productos culturales.

En estrecha relación con esta última consideración, una tercera línea que consideramos imprescindible desarrollar es la comprensión de la vida cotidiana. Temas como el abastecimiento, las formas de trabajo, la economía política, el ocio, el deporte o la salud se sitúan como algunos de los ejes preferenciales. Es, sin duda, el ámbito local desde donde se han realizado las investigaciones al respecto más relevantes, y es desde una historia local ambiciosa desde la que podremos trazar interpretaciones más amplias, comparables y extrapolables a otros escenarios similares que puedan ayudar a que tengamos imágenes compresibles de aquel ayer. Asimismo, es de gran interés avanzar en el conocimiento de la vida de aquellos que quedaron en una zona que no consideraban la suya, más allá de la vivencia del miedo y la represión, para poder encontrar, si las hubo, estrategias de resistencia, conexiones con el otro bando, y, en el caso de la retaguardia republicana, la vivencia de la religiosidad en clandestinidad.

En cuarto lugar, hay aspectos militares del conflicto que no han sido abordados hasta el momento de una manera tan exhaustiva como cabría esperarse. Estas investigaciones ya han comenzado a realizarse, con casos como el estudio de la defensa pasiva de la ciudad de Valencia o el desarrollo de la batalla de Valencia,27 pero quedan aún ámbitos en los que la profundización es necesaria. Por ejemplo, las acciones militares del ejército republicano en forma de incursiones aéreas, es decir, si bien los bombardeos sobre ciudades de la retaguardia republicana, llevadas a cabo por las fuerzas integradas en el ejército golpista, ya sean españolas, alemanas o italianas, tienen un fuerte arraigo y tradición, menos lo son dichas acciones en sentido contrario. Empieza a corregirse dicha situación con las investigaciones de David Alegre, en el caso de Teruel, y de Juan Boris Ruiz Núñez, con los bombardeos llevados a cabo por la aviación republicana,28 pero es necesario insistir en dicha línea de que, aun siendo el ejército que perdió la guerra, el conocimiento de sus efectivos, estrategias y acciones es fundamental. Y del mismo modo cabría intentar realizar, en la medida que las fuentes lo permitan, una historia social de los ejércitos, a través del análisis de sus combatientes, los testimonios que estos puedan aportarnos, su extracción social, sus vestigios, y saber qué acabó pasando con ellos: si es que fueron heridos, hechos prisioneros, volvieron a sus casas tras el conflicto, o murieron en el frente, y, en este último caso, si sus restos fueron o no enviados a sus lugares de origen o no.29 Además, sería de gran interés intentar reconstruir el impacto y la evolución psicológicas del combatiente, como se ha hecho ya en otros conflictos de gran envergadura para los países afectados, como la Primera y la Segunda Guerra Mundial o la Guerra de Vietnam. Será complicado por la falta de testimonios orales que den cuenta de todo ello, pero, en la medida que el acceso a las fuentes sea posible, es necesario conocer cómo vivieron aquellos jóvenes, convertidos en soldados, la experiencia de la guerra, más allá de discursos heroicos y militantes, y qué supuso en sus vidas tras ella, si es que la tuvieron.30

Una quinta línea de trabajo es la centrada en los aspectos internacionales y transnacionales del conflicto, como el análisis del antifascismo como factor movilizador y su calado –o no– dentro de las concepciones de las diferentes fuerzas políticas y sindicales en lucha. Es mucho lo realizado en este campo, 31 pues junto a la represión y la violencia han sido aspectos de gran preocupación para la historiografía, pero nunca deben obviarse algunas cuestiones o aspectos a tener en cuenta, como las concepciones transnacionales que pueden afectar al conflicto en forma de movilización o desmovilización, cuestión esencial para el desarrollo de la misma guerra. Por tanto, dichas concepciones, incluso en escenarios no explorados –como los actores internacionales de segunda fila, pero presentes, por ejemplo, en la Sociedad de Naciones, y a los que España había encabezado desde los años veinte, y también más allá de sus gobiernos, las fuerzas políticas de dichos países–, y con nuevos parámetros no utilizados, deben ser tenidas en cuenta para, incluso en un campo con tanto desarrollo, continuar profundizando en el conocimiento de la Guerra Civil.

La represión y la violencia son, como ya se ha comentados, dos campos a los que se ha prestado, como es lógico, una atención preferencial desde los años noventa, con obras de una altísima calidad que siguen siendo de referencia. Pero, en todo caso, aún faltan obras que analicen de forma profunda, crítica y sin objetivos militantes y reivindicativos el funcionamiento del aparato judicial en la retaguardia republicana y de su/s aparato/s represor/es, muchas veces paralelos y poco interrelacionados, ya sea en forma de violencia descontrolada o en forma de checas, independientes del aparato judicial del Estado republicano.32

Además, es fundamental continuar profundizando el conocimiento de la represión hacia los propios aliados, es decir, cómo se producía, cuándo y por qué la acción represora hacia los miembros del propio bando: represión franquista hacia potenciales aliados, y represión contra socialistas, anarquistas, comunistas, republicanos y poumistas, dentro del republicano, y cuyas denuncias se sucedieron a lo largo del conflicto, sobre todo desde mediados de 1937. Del mismo modo, continúa siendo esencial profundizar en la represión y la violencia desde una perspectiva de género, atendiendo también, de forma interrelacionada, a otros tipos de características e identidades, más allá de las tradicionalmente abordadas (las políticas, las religiosas, e incluso las nacionales).

Por último, la memoria de la Guerra Civil es uno de los campos de estudio más fructíferos de la última década y que continúa despertando un notable interés. Con los debates (historiográficos y políticos) sobre la memoria histórica en torno a la guerra y el franquismo como escenario, en los últimos años se han publicado no pocas investigaciones que analizan el papel de las memorias y de producciones literarias, cinematográficas o artísticas en la recuperación, elaboración y transmisión de lo que representó el conflicto para la sociedad española. Cabría seguir profundizando en ello, sobre todo desde materiales menos trabajados. Tal y como demuestra Carlos Fuertes, el campo de la educación, sobre todo en torno a los productos que contiene y en los que muchas veces se basa, es esencial para contemplar cómo se producen y reproducen discursos en torno a la Guerra Civil que provocan que nuestros conciudadanos tengan ideas incompletas, falsificadas o falsamente neutrales sobre dicho conflicto, sus causas, su desarrollo y sus consecuencias.33

Es por ello que el análisis de la construcción de los discursos en torno a este conflicto, su conmemoración y su recuerdo debe abarcar nuevos terrenos poco transitados como, por ejemplo, la historia urbana. En íntima relación se sitúa la recuperación y puesta en valor del patrimonio. En este sentido, no sólo es fundamental el análisis de aquello que se hizo –o no– en el presente de los hechos acaecidos analizados, como hace magníficamente en este volumen Rebeca Saavedra,34 sino que comienza a ser fundamental también el estudio de aquello que queda, su recuperación y su puesta en valor. De este modo, el estudio del patrimonio en el período, el cambio en los entramados urbanos y en el paisaje, la transformación posterior y su conservación, o no. Y no debe quedar fuera del ámbito de los estudiosos de la Guerra Civil la preocupación por dichos vestigios, mejor o peor conservados, que pueden servir tanto para el estudio directo como para una de las que deben ser nuestras preocupaciones esenciales como historiadores: la difusión social del conocimiento, para lo cual este patrimonio es de una importancia crucial. De este modo, construcciones civiles y militares deben ser protegidas, recuperadas, conservadas, restauradas e incluso musealizadas. Su potencial didáctico, educativo y memorialístico es enorme y da posibilidades que no deben ser despreciadas.

Todo ello muestra cómo la Guerra Civil es aún un campo de gran potencialidad para los investigadores del presente y del futuro. Fijando la mirada en escenarios locales, provinciales y regionales, analizándolos de forma diferente, gracias a nuevas perspectivas y preguntas y gracias a las nuevas fuentes disponibles y a la revisión de las antiguas, e interrelacionándolos con otros ámbitos, donde también se han podido producir conflictos bélicos, los avances continuarán produciéndose. De este modo, ya encaminados al nonagenario aniversario del inicio del conflicto, dicha efeméride mostrará, como ha sucedido con las anteriores, todos estos nuevos pasos adelante en pro de una mejor y más compleja explicación y comprensión de la última de las guerras civiles españolas.