El secreto está en tu interior - 2da. edición

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El secreto está en tu interior - 2da. edición
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Valle Labrada

EL SECRETO ESTÁ EN TU INTERIOR

La experiencia del Amor

BUBOK

© Valle Labrada

© El secreto está en tu interior

Primera edición: diciembre 2020

Segunda edición: marzo 2022

ISBN papel: 978-84-685-6554-5

ISBN ePub: 978-84-685-5916-2

Editado por Bubok Publishing S.L.

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Tel: 912904490

C/Vizcaya, 6

28045 Madrid

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Índice

  Preámbulo

  Temas de interés

  I. Joseph Fadelle La Eucaristía El Bautismo de los niños

  II. Dietrich von Hildebrand El conocimiento y el corazón Sobre el amor conyugal Fortaleza del carácter

  III. Dostoievski La condición humana: el pecado y la virtud El amor cristiano y el perdón La grandeza de la amistad

  IV. André Frossard La alegría de ser alcanzado por el Amor de Dios Noviazgo y matrimonio Discernir la misión

  V. Bernard Nathanson. Rey del aborto El Derecho a la Vida El perdón de miles de abortos. La misericordia de Dios La experiencia de ser padres ¿Cómo frenar la degeneración de la democracia en dictadura?

  VI. Edith Stein Antropología femenina Filosofía de los Valores frente al relativismo

  VII. Manuel García Morente La autonomía de la voluntad

  VIII. Fabiola Relaciones entre el poder político y la Iglesia Libertad de pensamiento y religión

  IX. Vittorio Messori Silencio sobre lo esencial Libertad y política. Doctrina Social de la Iglesia La Iglesia: proyecto de Dios

  X. Alessandra Borghese El sacramento de la confesión La moral personal y el bien común La muerte del cristiano

  XI. Eugenio Zolli Del antiguo al nuevo Testamento El ejercicio de la libertad y la conciencia

  XII. C. S. Lewis Dios y el mal Sobre el amor y la acedía

  XIII. Francis Collins Importancia y necesidad de una ley moral objetiva Fe y ciencia se necesitan

  Epílogo

A mis padres, Ana y Fernando.

Uno de mayo de 2019.

Hoy hace sesenta años.

PREÁMBULO

Este libro surge del corazón de una sencilla vida llena de dones, regalos y gracias de Dios. De una experiencia de saberme acogida y amada por nuestro Señor creador y salvador, Dios de la Vida y del Amor que lo es de toda criatura humana que le busca, porque Él cuenta con nuestra libertad, y tiene previsto un plan de felicidad para cada una de sus criaturas en su infinita sabiduría.

Esta experiencia de vida la he visto compartida con muchas personas cercanas o conocidas y con otras que no tuve la suerte de conocer personalmente pero sí a través de sus escritos. Junto a mi sencilla experiencia, he seleccionado el testimonio de conocidos conversos que, por caminos diversos, desde que reciben el don de saberse amados y acogidos por Jesucristo, encuentran el gozo y la dicha que desconocían porque “Mi delicia, dice el Señor, es estar con los hijos del hombre…”1

Los testimonios de estos conversos abren cuestiones de mucha importancia en mi vida personal y profesional que, aunque brevemente, voy perfilando como puntos firmes y permanentes en nuestra identidad personal y social.

Sin duda cada una de las obras que dan base a mi relato es mucho mas valiosa que estas páginas, de modo que la difusión de las mismas ya justifica este pequeño alegato.

Temas de interés

Como frenar la degeneración de la democracia en dictadura. V.

Libertad política y doctrina social de la Iglesia. IX.

Principio del bien común

Principio de participación

Principio de subsidiaridad

Principio de solidaridad.

Relación entre el poder político y religioso. VIII.

Fe y ciencia se necesitan. XIII.

El derecho a la vida y el aborto. V.

Derecho a la libertad de pensamiento y religión. IX.

El derecho a la educación. VIII.

Derecho a la libertad de expresión. Silencio sobre lo esencial. IX.

Importancia y necesidad de una ley moral objetiva. XIII.

La moral personal y el bien común. X.

El ejercicio de la liberta y la conciencia. XI.

Antropología femenina .VI.

Filosofía de los valores frente al relativismo. VI.

La autonomía de la voluntad. VII.

La condición humana. El pecado y la virtud. III.

La fortaleza del carácter. II.

Discernir la propia misión. IV.

La grandeza de la amistad. III.

El amor y la acedía. XII.

Dios y el mal. XII.

La muerte. X.

Noviazgo y matrimonio. IV.

Sobre el amor conyugal. II.

La experiencia de ser padres. V.

Del antiguo al nuevo Testamento. XI.

La Iglesia proyecto de Dios. IX.

El bautismo. I.

La eucaristía. I.

La misericordia de Dios. El perdón de miles de abortos. V.

La alegría de haber sido alcanzado por el amor de Dios. IV.

El sufrimiento, el dolor, la tribulación. VII 2

I

Joseph Fadelle

“El Pan de Vida”

“Para cruzar el río tienes que comer el Pan de Vida”. 3

Joseph Fadelle respondía al nombre de Mohamme desde su nacimiento en Bagdad donde residía su familia. Mohamme con 23 años, a principios de 1987 viaja de Bagdad a Basora (Irak) cerca del Golfo Pérsico con un destino militar, aunque poco arriesgado, eran tiempos calientes de la preguerra del Golfo que estalló en agosto de 1990.

 

Mohamme está orgulloso de ser el mayor de los hermanos de una familia que desciende directamente del profeta, él es un sayyid al- Moussaoui, de Bagdad. En Basora Mohamme, contra su voluntad, tiene que compartir vivienda con Massoud, un campesino cristiano que cumple allí su destino militar. El carácter apacible de Massoud, poco a poco derriba las barreras que Mohamme sentía hacia un cristiano y concibe la idea de que le puede ganar para el islam.

Masssoud leía con cariño y asiduidad el evangelio, cuando Mohamme le pide el evangelio para leerlo, Massoud le contesta que sólo se lo dejará después de que Mohamme hubiera leído el Corán. El desafío era grande porque ni lo tenía ni lo había leído en su vida. En el primer permiso de que dispuso, Mohamme cogió un Corán que comenzó a leer y se lo llevó consigo al volver a su destino militar.

En su reencuentro, los dos compañeros, reanudaron las conversaciones sobre el islam y los textos del Corán. En mayo de 1987 Mohamme tiene un sueño que lo recordará y le acompañará toda su vida. “Junto a un río de apenas un metro de ancho, veo a un personaje en la otra orilla hacia quien me siento irresistiblemente atraído, empiezo a atravesar el río hacia él, durante unos minutos, me siento como suspendido en el aire, el hombre que tengo enfrente me tiende su mano para ayudarme a vadear el cauce, posando sobre mí una mirada de infinita dulzura dice: “para cruzar el río tienes que comer el Pan de Vida”.”

Al día siguiente que Massoud regresa de un permiso, le tendió un libro a Mohamme diciéndole: “toma los evangelios”. Hacía cinco meses que Mohamme se los había pedido y ¡por fin se había acordado!

“Me tumbo en la cama con el libro con la intención de desafiarle y el deseo de no plegarme a las órdenes de un cristiano y comienzo a leer la versión de San Juan. Absorto en el texto, me olvido hasta de desayunar y no sé en virtud de que milagro termino leyendo exactamente las palabras “pan de vida”: las mismas que acabo de oír hace unas horas en mi sueño.

Para despejar toda duda, vuelvo a leer despacio el pasaje en el que Jesús dice a sus discípulos: Yo soy el pan de vida; el que viene a mí no tendrá hambre…4

Entonces sucede dentro de mi algo extraño. Una luz brillante alumbró mi vida y le dio sentido. Un sentimiento de fuerza inunda mi corazón; una pasión casi violenta y cargada de amor hacia ese Jesucristo del que hablan los Evangelios me embarga”.

“En mi desprecio hacia el cristianismo, se abre una grieta. Experimento que la religión que consideraba inferior adquiere una nueva perspectiva pues encierra una auténtica fuente de amor, de libertad: multitud de beneficios que hasta ahora han brillado por su ausencia en mi práctica religiosa. Las palabras del Padre Nuestro resuenan como un bálsamo confortador. El afán de convertir al islam a Massoud se desvanece. Solo tengo un deseo: poder comer un día de ese Pan de Vida”.

Cuando Mohamme comunica a Massoud su intención de dar a conocer a su familia su nueva fe en Jesucristo, la reacción de aquél es violenta. ¡Eres un insensato! Te matarán. Mohamme se defendió. ¡Imposible! Mi familia me quiere, sería incapaz de hacerme daño.

Pronto Massoud deja ese destino y su desaparición dejó a Mohamme en la soledad de su fe recién estrenada. Mohamme vuelve a su casa de Bagdad y en 1992 se casó con Anouar, la mujer que eligió para él su padre. Mohamme busca en Bagdad cristianos e iglesias que le cerraban las puertas ante la posible impostura de su conversión. En el verano 1993, Michael, un cristiano que Mohamme reconoce por tener un icono de la Virgen en lugar discreto en su puesto de un Zoco, le acompaña a oír misa el domingo en la iglesia de San Basilio.

En 1994, las ausencias sin explicación de Mohamme, despiertan los celos de su mujer cuando ella descubrió que en sus salidas no estaba con su familia. Anouer le dice: ¡ves a otra mujer! entonces Mohamme le declara: “ya no soy musulmán, no creo en el islam. Ahora soy cristiano y voy a misa los domingos. Ese es mi secreto”.

La mujer despavorida, cogió a los dos hijos del matrimonio y huyó a casa de sus padres. Al cabo de los días Mohamme llama a su mujer para preguntarle si la puede visitar. Ella le dice que sí y para sorpresa de Mohamme, Anouer no había dicho nada a su familia.

A solas Anouer le relata que después de tres días sin comer ni beber, encerrada en su cuarto rezando a Alá, soñó estar con otras personas reunidas alrededor de una especie de pan, cuando se disponía a comer, una voz femenina le dijo: “Lávate las manos antes de comer” ella se levantó, la mujer le vertió un poco de agua para que se lavara la cara y las manos. En ese momento se despertó con el rostro mojado. Ese mismo día has llamado tú y ahora estoy deseando estar contigo para que me cuentes tu secreto.

Mohamme conmovido no puede creer que la crisis se resuelva con tanta facilidad. Es una gran prueba de amor no haberle denunciado a su familia, pero no quiere forzarla. Nadie te obliga a seguir mi fe, le dice. Quiero que te sientas totalmente libre. Pero, si lo deseas, te ayudaré, te mostraré el camino que he recorrido.

Mohamme le recomienda leer el Corán. Después tarda una semana en poder coger los evangelios entre sus manos temblando de miedo. Anouer le apasiona el relato y queda cautivada por este libro que le habla de amor y esperanza.

Algún domingo le acompaña a misa con los hijos, deseosa de conocer la comunidad cristiana, le sorprende el trato que se da a la mujer, tan distinto del islam, y el respeto que se le guarda.

La felicidad del matrimonio no podía ser mayor hasta que llegó lo inevitable. La señal de la cruz que hace uno de sus hijos con toda naturalidad ante sus tíos provoca el registro de la casa donde se encuentra la Biblia, libro prohibido que supone prueba concluyente de delito.

Durante un año y cuatro meses Mohamme, denunciado por su familia, estuvo internado en una cárcel donde fue sometido a torturas con el fin de que delatara las actividades católicas y a los cristianos de Bagdad. La convivencia hacinada, el trato denigrante y la falta de salud, supusieron el gran precio a pagar por su conversión.

Cuando le dejaron en libertad, su familia organizó una gran fiesta por la vuelta del hijo a la vida social. Mohamme pudo comprobar la hipocresía y el montaje de todo aquello, puesto que fueron ellos mismos los que le habían denunciado.

El resultado fue qué sin dinero ni trabajo, Mohammme y su familia quedaron sometidos a una férrea vigilancia familiar. Durante seis meses Mohamme y Anouar decidieron no tentar la suerte ni comprometer a cristianos. “Todas las noches nos arrodillamos y en voz baja suplicamos al Espíritu Santo que nos ayude a llevar esta carga y nos muestre una salida, ahora que el horizonte se nos presenta completamente cubierto”.

En el verano 1999, se relaja la vigilancia y Mohamme, asumiendo gran riesgo decide visitar a su querido instructor cristiano Abouna Gabriel. Ante la sorpresa de Mohamme, Abouna Gabriel le aconseja que se marchen. Es un consejo muy meditado, no hay otra salida. “Si te ocurriera algo aquí, en Irak, no me lo perdonaría nunca. Eres mi amigo más querido”. La Iglesia le pide que se marche a Jordania y de ahí a Francia u otro país europeo. Mohamme necesita tiempo para aceptarlo y como no tienen dinero, venden las joyas de Anouar. ¿Y el bautismo? Más adelante, ya llegará.

En los meses siguientes se llevan a cabo las gestiones y los preparativos de la huida y tras grandes contrariedades, sobresaltos y ayudas del cielo, el 20 de abril del 2000, Mohamme y su familia llegan a suelo jordano. La estancia en Jordania se alarga, acogidos por una comunidad cristiana, llega el momento tan deseado desde hace tantos años: el bautismo, el 22 de julio en Amman, primero los niños y luego los padres son acogidos en la Iglesia y reciben el premio por el que habían corrido tantos riesgos y abandonado sus bienes, su lugar y sus seres queridos.

Horas después, en la celebración de la Santa Misa,” recibo y tomo por primera vez el “pan de vida” y respondo a la llamada realizada por aquel hombre en esa visión cuyo nítido recuerdo he conservado a lo largo de trece años”.

Los meses de verano y primavera transcurren en estado de gracia hasta el 22 de diciembre en que Mohamme abandona el barrio cristiano de Amman para comprar algo en la ciudad. Cuando hace cola para volver a su casa desde un coche ocupado por cinco personas, escucha su nombre y se acerca, reconoce a cuatro de sus hermanos y a su tío. Descienden del coche y le rodean. Ven con nosotros, vamos a hablar y le meten en el coche.

Después de tres horas en que Mohamme les cuenta que es cristiano y trata de ganarlos para Cristo y ellos tratando de convencerle de las ventajas de volver a ser el Mohammed de antes, su tío Karin es el primero en sacar un revolver y apuntarle.

“Lo que sucede a continuación es un misterio. ¿Cómo es posible que la primera bala no dé en el blanco? ¿De dónde procede esa voz femenina que me susurra que huya deprisa? ¿Y las balas disparadas después, ésas que pasaron rozando las orejas, cómo no me han alcanzado?

Cuando me despierto estoy frente a un hospital, tengo la cabeza embotada y noto un dolor lacerante en la pierna. ¿Cómo no me han matado? No cabe duda: ¡alguien me ha protegido!”

La lección está aprendida hay que seguir huyendo. Con la ayuda de la madre Maryam, que hace frente con energía a los gravísimos peligros a los que se exponía Mohamme quién tomó el nombre de Yoessef, el 15 de agosto de 2001, junto con su familia hace el vuelo de Amman –París, desde entonces responde al nombre de Joseph.

Mohamme en la convivencia con Massoud encontró algo de la Verdad que sin saberlo desconocía: Jesucristo. Él ya creía en Dios y tanto es así que admitió la convivencia con el cristiano como una oportunidad de ganarlo para su Dios, pero Massoud, despertó en él un interés por conocer la fuente de Verdad que alimentaba su vida por lo que Mohamme le pidió los evangelios.

Esta lectura penetró las entrañas de Mohamme de tal modo que el fuego del Amor le abrió la Esperanza en su victoria y le impulsó en la Fe para librar todas sus batallas.

La Eucaristía

Este libro tiene su origen con motivo del sesenta aniversario de mi primera comunión. Mi agradecimiento al don diario de recibir a Jesucristo durante toda mi vida. La experiencia de Joseph y su lucha por conseguir este regalo me animaron a escribir sobre las maravillas de Dios y las luchas y alegrías de sus hijos.

La eucaristía es el gran regalo de Dios a los hombres, es poder disfrutar del cielo ya aquí en la tierra porque es la presencia de Dios entre nosotros y en nosotros. La eucaristía es como la central térmica de la que cada cristiano saca la energía suficiente para llevar a cabo sus sueños y proyectos, de tal modo, que la eucaristía es el secreto que explica las gigantes empresas que han llevado a cabo multitud de cristianos a través de tatos siglos y que enorgullece la historia de la humanidad.

“En el santísimo sacramento de la Eucaristía están contenidos verdadera, real y substancialmente el Cuerpo y la Sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y, por consiguiente, Cristo entero.”5

Cristo, Jesús nació en Belén para quedarse con nosotros y está en el sagrario para abrir los ojos a los ciegos, los oídos a los sordos, soltar la lengua de los mudos, hacer caminar a los paralíticos, pero sobre todo para calentar y derretir los corazones endurecidos.

“Mediante la conversión del pan y del vino en su Cuerpo y Sangre, Cristo se hace presente en este sacramento. Los Padres de la Iglesia afirmaron con fuerza la fe de la Iglesia en la eficacia de la Palabra de Cristo y de la acción del Espíritu Santo para obrar esta conversión.

San Juan Crisóstomo declara. ´No es el hombre quien hace que las cosas ofrecidas se conviertan en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, sino Cristo mismo que fue crucificado por nosotros. El sacerdote, figura de Cristo, pronuncia estas palabras, pero su eficacia y su gracia provienen de Dios. “Esto es mi Cuerpo”, dice. Esta palabra transforma las cosas ofrecidas´.

San Ambrosio dice. La palara de Cristo que pudo hacer de la nada lo que no existía, ¿no podría cambiar las cosas existentes en lo que no eran todavía? Porque no es menos dar a las cosas su naturaleza primera que cambiársela.”6

 

Mientras que Joseph luchó 13 años para recibir el Pan de Vida y tuvo que sufrir tanto para recibir a Jesucristo en la sagrada Comunión, a mí me acompañó desde los siete años y comencé a recibirle cada día.

El uno de mayo de 1959 recibí en mi corazón a Jesucristo, Dios y hombre verdadero, en el colegio del Sagrado Corazón de Rosales de Madrid, junto a Pilarchu y un grupo de compañeras de clase.

Cada año celebro semejante acontecimiento. En este mes de mayo compartía con Anja, mi profesora de alemán, la suerte que tenemos los cristianos al celebrar cada año no sólo la fiesta del cumpleaños, sino al menos tres fiestas más: el aniversario de nuestro bautismo, el de la primera comunión y el día de nuestro patrón o patrona, el día de nuestro santo.

Este año ha hecho ´sesenta´ de mi primera comunión, le dije y le mostré la medalla escapulario que llevo colgada al cuello, regalo de mi abuela Ana de tal día y que beso con veneración.

Doy gracias a mis padres Fernando y Ana por haberme traído al mundo, yo soy la séptima de sus ocho hijos. Soy fruto de la generosidad de mis padres y su amor de donación abierto a la vida, ellos sabían que Dios no se deja ganar en generosidad y que su Amor presidía nuestra familia.

También les agradezco el haber pedido a la Iglesia el bautismo para mí.