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CAPÍTULO 2
EFECTOS DEL MASAJE TERAPÉUTICO

Diana Alexandra Camargo Rojas

Duván Camilo Montenegro Bernal


INTRODUCCIÓN

El masaje es una técnica que tiene varios efectos sobre diferentes sistemas y tejidos, es fundamental conocerlos y relacionarlos con las condiciones de salud-enfermedad de la persona que lo recibe para que los resultados sean favorables y mejoren la condición de la persona. Es importante, además, tener en cuenta esto y aclarar que la aplicación del masaje sin conocer las particularidades del paciente es una acción insegura.

Los efectos del masaje se han descrito y clasificado en diferentes formas. Según B. Mennell, citado por Fritz en el 2001, se clasificó en dos categorías: acciones mecánicas y acciones reflejas (1). Algunos ejemplos de efectos exclusivamente mecánicos son: el mejoramiento del retorno venoso, el movimiento de salida de la linfa fuera de los tejidos y el estiramiento de los tejidos. Por otro lado, Mennell plantea que es posible tener efectos en la mente, por lo que menciona que «Hay que frotar una invalidez dentro de la mente del paciente», en caso de lesiones leves (2,3). No obstante, Según Rivadeneira y Tello, Menell, además de plantear los efectos mecánicos y reflejos, afirma que existen efectos tardíos o secundarios en otros sistemas: tegumentario, musculo esquelético, circulatorio, nervioso, entre otros (4).

Para dar mayor claridad, se enunciarán los efectos generales por la acción mecánica y, posteriormente, se revisarán los efectos en cada uno de los sistemas y tejidos en los cuales se han identificado los mayores efectos.

EFECTOS GENERALES DEL MASAJE

El masaje, en términos generales, produce estimulación mecánica de los tejidos mediante movimientos rítmicos de presión y estiramiento: la presión comprime los tejidos blandos y excita las terminaciones nerviosas de los receptores. El empleo de estas fuerzas provoca cambios en la luz de los vasos sanguíneos y espacios linfáticos, afectando la circulación capilar, venosa, arterial y linfática, favoreciendo la circulación, oxigenación de tejidos, el retorno venoso, la circulación de la linfa, y acelerando la eliminación de productos de desecho de la contracción voluntaria de los músculos. Según Dolto, citado por Rivadeneira y Tello, el masaje logra estimular, además, exteroceptores superficiales y profundos en la piel, propioceptores en músculos y tendones e interoceptores en tejidos muy profundos (4). Cabe aclarar que, mediante el masaje terapéutico, se favorece la acción del sistema linfático, pero no es la técnica ideal para hacer drenaje linfático, ya que este contiene técnicas y maniobras específicas para disminuir el edema.

La forma como el fisioterapeuta aplica estas fuerzas mecánicas depende, primero, del masaje que se elija, a saber, frotamiento, fricción y amasamiento, y, segundo, de la habilidad para regular la duración, la calidad, la intensidad y el ritmo del estímulo (5).

En resumen, el masaje tiene efectos sobre la piel, la circulación de sangre y linfa, el sistema nervioso, el tejido muscular y el metabolismo y, además, tiene un gran efecto psicológico (5,6).

EFECTOS ESPECÍFICOS DEL MASAJE POR TEJIDOS Y SISTEMAS

El masaje, como se presentó anteriormente, tiene efectos generales que pueden darse en todos los sistemas. Sin embargo, por cada uno de los sistemas y tejidos del cuerpo humano, se pueden presentar efectos específicos.

Efectos del masaje sobre el tejido tegumentario

A nivel tegumentario, el masaje contribuye en la eliminación de las células muertas de la superficie de la piel y mejora la función secretora de las glándulas sebáceas y sudoríparas; las aperturas de transpiración de las glándulas sebáceas se limpian al quitar los depósitos grasos, permitiendo un mejor funcionamiento de estas, es decir, facilitando su poder secretor. Así mismo, mejora tanto la circulación linfática, como la circulación sanguínea venosa y la arterial en la piel, además de que se amplía el suministro sanguíneo, mejorando la nutrición de la piel.

La temperatura corporal aumenta allí donde fue aplicado el masaje, lo que a su vez garantiza la aceleración de los procesos metabólicos y se eleva el tono cutáneo muscular, lo que hace que la piel se torne lisa, compacta y elástica (7). Los movimientos de fricción y tensión son útiles porque actúan en forma mecánica para soltar adherencias y suavizar cicatrices (6).

Efecto del masaje en tejido adiposo

Sobre la creencia general de que el masaje disuelve depósitos de grasa en varias partes del cuerpo, se han realizado estudios que comprueban que el masaje no sirve para este fin, aun cuando se aplique con fuerza necesaria para producir pequeñas hemorragias; estos estudios fueron realizados en animales (6).

Efecto del masaje en el sistema musculoesquelético

A pesar de la teoría muy popular de que el masaje fortalece los músculos, se ha comprobado que el único medio para aumentar la fuerza muscular es el ejercicio activo. El masaje ayuda a que el músculo se prepare para la realización de ejercicio favoreciendo su desempeño en ejercicios de fortalecimiento muscular.

El masaje se utiliza después del ejercicio, debido a que al aplicarlo mejora la nutrición e irrigación de los tejidos y ayuda a la eliminación de los productos de desecho (8). Adicionalmente, según Fletcher, en el 2010 y citado por Basco López (8), el masaje mejora la elasticidad del tejido conectivo, incrementa el volumen de sangre, promueve la aceleración del flujo sanguíneo e incrementa la excitabilidad nerviosa del músculo, lo cual puede llegar a contribuir al aumento de la resistencia al trabajo y a retrasar la aparición de la fatiga muscular.

Autores como Rosenthal verificaron que un músculo fatigado por trabajo o estimulación eléctrica se recupera mucho más rápido al aplicar masaje, que por medio de reposo en un mismo período de tiempo (3). El masaje genera en los músculos fatigados, durante 10 minutos, la recuperación de la capacidad de trabajo muscular e incluso la aumenta. Mejora, igualmente, la circulación sanguínea y los procesos de oxidación y recuperación en los músculos, aumentando el suministro de oxígeno y acelerando la expulsión de los productos del metabolismo; así mismo, la inflamación, rigidez y sensación de dolor en los músculos pueden eliminarse fácilmente mediante la aplicación de diferentes manipulaciones (7).

En articulaciones y ligamentos, el masaje mejora el suministro sanguíneo de la articulación y los tejidos que los rodean, y eleva la formación y circulación del líquido sinovial; los ligamentos adquieren mayor elasticidad, favoreciendo así la amplitud de movimiento de las articulaciones y, con algunas manipulaciones, se pueden fortalecer la cápsula articular y los tendones (7).

El frotamiento y el amasamiento, específicamente de los músculos de la espalda y de los músculos torácicos y los intercostales, así como en la región donde se adhiere al diafragma a las costillas, eliminan la fatiga de la musculatura respiratoria y, por ende, favorecen los procesos ventilatorios (7).

El masaje sobre el hueso no tiene ningún efecto sobre la atrofia local provocada por la inmovilización y se usa en el tratamiento de fracturas, ya que se considera que es útil para la recuperación de tejidos blandos; además, ayuda a la consolidación ósea en razón a que todo lo que facilite la circulación en las zonas de fractura sin movilizarse fragmentos ayuda a la formación del callo óseo (3).

La técnica de Lucas Championiere para relajar músculos espasmódicos después de fracturas, mediante frotamiento superficial, se entiende que es posible por acción refleja, al igual que lo planteado por Metzger, en su libro de tratado de Luxaciones del pie por medio del masaje, quien incluyó las técnicas de Ling en la medicina, tal como nos indica el trabajo de Martínez et al. (9).

Efectos del masaje en el Sistema Cardiovascular

Este genera un efecto en la tensión arterial. En un estudio realizado por Walazek, se midió la tensión arterial un minuto antes de realizar el masaje y un minuto y 5 minutos después de realizada la sesión; con esto, lograron evidenciar que, en los tres momentos, los valores de la tensión arterial disminuyeron, con excepción de la presión arterial media en los 5 minutos después de la sesión de masaje, demostrando así que el masaje clásico proporciona una medida segura —junto al tratamiento farmacológico— para el tratamiento de la hipertensión (10).

El mecanismo de acción por el cual el masaje actúa sobre el sistema cardiovascular es el balance del sistema nervioso simpático y parasimpático; inicialmente, se genera un aumento de la actividad simpática que se caracteriza por aumento en la frecuencia cardiaca, contractilidad miocárdica y el gasto cardiaco, al igual que un aumento en la resistencia vascular periférica. Lo anterior debido a que una presión moderada, en la zona, activa receptores de presión en piel tipo III —los mismos estimulados durante un estiramiento o contracción muscular— y tipo IV —estimulados por la contracción muscular y sus productos como potasio y bradicinina—, lo que activa la respuesta simpática (11,12).

El aumento de la frecuencia cardiaca se considera una expresión fisiológica del sistema nervioso simpático, a causa de un aumento del tono vagal. Por esto, inmediatamente después del masaje y tras la estimulación simpática se produce un efecto parasimpático que disminuye la frecuencia cardiaca de manera transitoria, lo que dura alrededor de 30 minutos después de la intervención y lo que produce, a su vez, una disminución de la tensión arterial (11).

El incremento en el flujo sanguíneo local se produce a través del mecanismo vasodilatador inducido por la aplicación de presión mecánica. Durante el masaje, se liberan sustancias vasoactivas como la histamina por medio del estímulo táctil que actúa sobre los receptores H1 y H2 en la vasculatura periférica, y el óxido nítrico que regula la inflamación al prevenir la activación y adhesión de leucocitos, e inhibe la proliferación del músculo liso vascular, generando también vasodilatación. De igual manera, el flujo sanguíneo aumenta por efecto mecánico de bomba de retorno sanguíneo (13).

La función endotelial combinada con la liberación de vasodilatadores se debe a la asociación de la relación hipotálamo-pituitaria-adrenocortical, donde un aumento de exposición prolongada a estrés resulta en incremento de los niveles de catecolaminas como el cortisol, el cual aumenta la presión arterial. Sin embargo, inmediatamente después del masaje, los niveles de cortisol y catecolaminas disminuyen a causa del efecto parasimpático del masaje. Esto es demostrado por otro estudio, donde el masaje sueco en unidad de cuidado intensivo disminuye la actividad simpática, provocando vasodilatación, disminución de frecuencia cardiaca y disminución de espasmos musculares por aumento del flujo sanguíneo, removiendo así metabolitos y disminuyendo los niveles de ansiedad en los pacientes hospitalizados (13).

Ahora bien, la hipertensión arterial ocurre cuando en reposo excede los límites considerados como normales. La mayoría de casos de esta afección son tratados de manera ineficaz mediante tratamiento farmacológico y es el mayor antecedente de enfermedad cardiaca coronaria, enfermedad renal e ictus (10).

Cada día el masaje empieza a reconocerse por la comunidad científica, agencias gubernamentales y consumidores como una herramienta complementaria de tratamiento para condiciones médicas (11).

Efectos del masaje en la circulación de sangre y linfa

Sobre el sistema sanguíneo y linfático acelera el flujo de todos los medios líquidos del organismo: sangre, líquido intratisular y linfa, ejerciendo una acción mecánica, refleja y humoral directamente sobre la circulación sanguínea local y general. Las manipulaciones rítmicas aceleran tanto al flujo local de la sangre venosa, como el movimiento de la sangre, las venas y arterias más alejadas. En los capilares, la acción del masaje es fundamental, ya que tiene lugar el metabolismo entre la sangre y los tejidos cercanos, y el oxígeno y las sustancias nutritivas pasan de la sangre a los tejidos (7). La red linfática es la principal vía por la cual son evacuados los derrames. El flujo linfático aumenta después de aplicar masaje a los músculos; si se quiere que el masaje estimule en forma más eficaz el flujo linfático de un área, debe elevarse el segmento que va a ser tratado.

El masaje es la mejor forma de prevenir o disminuir la fibrosis en aquellos padecimientos inflamatorios crónicos en los cuales esta fibrosis progresa si el líquido tisular y la linfa quedan estancados (2).

Efectos del masaje en los constituyentes de la sangre

Se cree que la aplicación de masaje promueve el incremento del número de los eritrocitos y de la hemoglobina, y un aumento ligero de la capacidad de oxígeno de la sangre. Bajo la influencia del masaje, se favorece el proceso de formación de la sangre generando un aumento de glóbulos rojos y blancos (2).

Este, además, puede modular los parámetros inmunitarios después del ejercicio, facilitando la recuperación de la inmunoglobulina A y reduciendo la presencia de mediadores proinflamatorios generados por el ejercicio de alta intensidad. La evidencia preliminar de alta calidad apoya la posibilidad de que el masaje ejerce efectos inmunológicos (14).

Efectos del masaje sobre el sistema nervioso

El efecto del masaje varía según el método empleado y su duración. Según el método empleado, ya sea lento o rápido, produce un efecto sedante o estimulante y, según su duración, resulta fatigoso. Se ha comprobado que el masaje no influye en la regeneración de un nervio periférico seccionado.

Aunque el masaje suele aliviar algunas clases de dolor, su mecanismo de acción no ha sido claramente explicado. El masaje general actúa sobre el sistema nervioso central y, en forma local, sobre nervios sensitivos y tal vez motores.

El masaje influencia el funcionamiento de los grandes troncos nerviosos; un nervio motor, fuertemente comprimido, pierde su excitabilidad, pero masajeado, en forma ligera y suave, aumenta su excitabilidad y su facilidad de conducción. Un masaje continuo, practicado sobre un tronco nervioso sensitivo, ejerce una acción anestesiante (3).

A nivel neuromuscular, el masaje tiene un efecto positivo que se expresa en el aumento de la labilidad del sistema nervioso central —se acelera la contracción y relajación de los músculos— y de la sensibilidad cutánea muscular (7).

Efectos del masaje sobre el metabolismo

Se ha comprobado que la influencia del masaje sobre el metabolismo se debe a la acción general sobre el organismo. Su efecto sobre diversos procesos metabólicos se debe a su acción sobre la circulación de las regiones en las que se aplica.

El masaje favorece el intercambio de gases, de minerales y proteínas e intensifica la secreción de sales minerales del organismo como el sodio, fósforo inorgánico y sustancias orgánicas nitrogenadas de la orina, ácido úrico, ejerciendo un papel positivo en los órganos internos y en la capacidad vital del organismo.

El aumento de temperatura de los tejidos contribuye a acelerar las reacciones químicas e intensificar los procesos metabólicos. Con este aumento de temperatura, se acelera la disociación de la oxihemoglobina, la cual acelera el proceso de utilización del oxígeno por los tejidos; por consiguiente, el masaje estimula los procesos de oxigenación, termorregulación e intercambio de sustancias en los tejidos (7).

Efectos del masaje en condiciones especiales

Teniendo en cuenta los efectos por cada sistema, es importante mencionar los que se pueden generar en condiciones especiales, como en el dolor crónico, en espasmos musculares, contracturas y en la salud mental.

Efecto del masaje en el dolor crónico

Frente a este tema, el estudio de Kassolik et al., del 2013, tuvo como objetivo comparar los resultados clínicos del masaje clásico con el masaje basado en el principio de tensegridad para pacientes con dolor idiopático crónico de hombro (15); para esto, se tuvo en cuenta a 30 personas con dolor crónico, las cuales se dividieron en dos grupos: 15 personas recibieron masaje clásico — sueco— en los tejidos que rodean la articulación glenohumeral y 15 personas recibieron el masaje utilizando técnicas basadas en el principio de tensegridad —que incluye músculos, fascia y ligamentos—. Ambos grupos recibieron 10 sesiones durante 2 semanas y cada sesión duró 20 minutos. El Cuestionario de dolor de McGill y rangos de movimiento glenohumeral se midieron inmediatamente antes de la primera sesión de masaje, el día en que la terapia finalizó, 2 semanas después del inicio de la terapia y 1 mes después del último masaje. Se evidenció que las personas que recibieron masaje basados en el principio de tensegridad presentaban una mejoría —aumentando el rango de movimiento— estadísticamente significativa en los rangos pasivos y activos de flexión y abducción de la articulación glenohumeral, adicionalmente el dolor disminuyó en ambos grupos de masaje (15).

Efecto del masaje en espasmos musculares - contracturas – fibrosis

Para dar inicio, es importante reconocer las diferencias entre espasmo muscular, contractura y fibrosis. El espasmo muscular es definido por Pérez y Lucía como una «contracción refleja dolorosa o no, de los músculos que rodean una estructura dañada o inflamada, pueden ser provocados por la actividad, percusión, estimulación eléctrica o mecánica de un músculo» (16). Por su parte, la contractura según Serratice (17) corresponde «a una contracción más o menos duradera e involuntaria de uno o más músculos, acompañada de rigidez y resistente a la movilización pasiva debido a la fibrosis muscular», en la mayoría de las cosas es una condición que es tratada por medio de cirugía, debido al acortamiento que se da en los tejidos y la pérdida de la movilidad articular. Por lo anterior, una fibrosis muscular o lo que Jiménez (18) denomina granuloma cicatricial «es una complicación de la ruptura parcial o completa del músculo, cuando el tratamiento que se aplica es inadecuado o insuficiente». Estas fibrosis se producen también en músculos inmovilizados, lesionados o denervados; el músculo se acorta por falta de elasticidad del tejido fibroso y por formación de adherencias entre las capas de tejido conectivo.

Al reconocer las diferencias entre los conceptos, es importante describir cuáles son los efectos del masaje en estas condiciones musculares específicas. Es así como se encontró un estudio realizado por Tanaka et al., quienes afirman que, en condiciones crónicas como la osteoartrosis, es frecuente la aparición de espasmos musculares, las cuales pueden ser manejados por medio de un masaje terapéutico que incluya compresión continua; no obstante, los cambios se evidencian en el nivel de dolor, mas no en la presencia o no del espasmo (19). Por otro lado, un estudio realizado en pacientes con disfunción de la articulación temporomandibular, quienes presentaban espasmo en el músculo pterigoideo, evidenció que el masaje combinado con electroacupuntura fue más eficaz que la terapia de estimulación con electroacupuntura sola, especialmente, para los pacientes en etapa temprana de dolor miofascial (20), lo cual evidencia que el masaje en conjunto con otras técnicas terapéuticas es eficaz para el manejo del espasmo muscular.

En cuanto a las contracturas, es posible que el masaje, al ejercer tensión sobre el tejido fibroso, prevenga la formación de adherencias y desprenda las pequeñas que ya se han formado, lo cual se logra mediante amasamiento y fricción; no obstante, es importante señalar que, en su mayoría, estas son manejadas con tratamiento quirúrgico, a excepción de la contractura de Dupuytren, patología que recibe dicho nombre, pero que puede tener diferentes estadios. Con relación a esta condición patológica, se encontró un estudio realizado en el 2012 en pacientes con contractura de Dupuytren, en el cual se aplicó, durante 8 semanas de intervención, un masaje transverso profundo, obteniendo resultados favorables en la movilidad de los dedos y en la disminución de la adherencia en la palma (21).

Por otro lado, estudios comparativos entre músculos lesionados y denervados que recibieron masaje, y músculos en las mismas condiciones, a los cuales no se les aplicó masaje, demostraron que los músculos que recibieron masaje presentaban un aspecto más normal y en ellos era menor la presencia de fibrosis y adherencias; es decir, el masaje puede disminuir la posibilidad de formación de fibrosis que inevitablemente se desarrolla en el músculo inmovilizado, lesionado o denervado (2).

En resumen, el propósito esencial del masaje en los músculos es mantenerlos en el mejor estado posible de nutrición y flexibilidad, para que, después de recuperarse del cualquier traumatismo o enfermedad, su función sea óptima (2).

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