Búsqueda de información en investigación clínica II

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Búsqueda de información en investigación clínica II
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Búsqueda de información en investigación clínica,



guía para jóvenes investigadores en salud Parte II



Universidad Católica de la Santísima Concepción




Registro Propiedad Intelectual: 2021-A-280



ISBN: 978-956-6068-11-2



ISBN edición digital 978-956-6068-26-6




En conformidad con la política editorial de Ediciones UCSC, este libro ha superado una evaluación por pares de doble ciego realizada por revisores externos a la Universidad Católica de la Santísima Concepción.




Editorial Universidad Católica de la Santísima Concepción



Alonso de Ribera 2850. Concepción Chile



ediciones@ucsc.cl

 (56-41) 2345022





www.ucsc.cl







http://ediciones.ucsc.cl






1° Edición, septiembre de 2021




Jimmy Jonathan Valladares Márquez



Ilustrador




Diagramación digital: ebooks Patagonia





www.ebookspatagonia.com




info@ebookspatagonia.com






TABLA DE CONTENIDO





Capítulo I: Brevísima introducción a los diseños de investigación







Capítulo II: Brevísimo resumen de revisiones sistemáticas







Capítulo III: Resumen de revisiones sistemáticas (Overviews)







Capítulo IV: Metaanálisis en Red







Capítulo V: Herramientas para recuperar información científica en la Web: Repositorios







Capítulo VI: Herramientas para recuperar información científica en la Web: Redes sociales académicas







Capitulo VII: Electronic Scientific Library Online (SciELO)







Capítulo VIII: Base de datos Lilacs







Capítulo IX: Trip Database







Capítulo X: Introducción a las declaraciones de CONSORT, PRISMA y STROBE.







Capítulo XI: CONSORT







Capítulo XII: Declaración PRISMA.







Capítulo XIII: Declaración STROBE.







Capítulo XIV: Guía rápida para publicar tu trabajo científico.







Capítulo XV: Práctico para poner a prueba tus habilidades de búsqueda científica en estudios experimentales







Capítulo XVI: Práctico para poner a prueba tus habilidades de búsqueda científica en Estudios Observacionales.







Capítulo XVII: Práctico para poner a prueba tus habilidades de búsqueda científica en Revisiones Sistemáticas de Estudios Clínicos Aleatorizados







Capítulo XVIII: Práctico para PRISMA.







Capítulo XIX: Práctico para CONSORT







Capítulo XX: Práctico para STROBE.







Capítulo XXI: No todo termina cuando un artículo se publica.






Dedicatoria



A Mabel del Carmen Eguía Fredes y Raúl Hernán Aguilera Rojas, tenerlos como padres es un privilegio y será siempre mi máximo orgullo.




A mi hermana Tamara Nicole del Carmen Aguilera Eguía, con mucho cariño.




A Gabriel Pizarro, Irma Beiza y Jesús Pizarro.





Raúl Alberto Aguilera-Eguía




Prólogo Mari Alarcón



Como Nutricionista, he tenido la oportunidad de desarrollarme en distintas áreas de la disciplina. En cada una de ellas, el poseer información de adecuada calidad ha sido fundamental en la toma de decisiones. Uno de los primeros acercamientos profesionales fue la salud pública, en el nivel primario de salud: la atención de personas en los centros de salud familiar. Allí, el disponer de investigaciones recientes y debidamente efectuadas permitieron brindar a la comunidad acciones seguras, pertinentes y con los atributos necesarios para contribuir a la mejora de la salud de las personas en los distintos momentos del curso de vida. Desde la perspectiva de la dietoterapia, identificar características individuales frente a una misma patología resulta factor gatillante de éxito en la acción brindada. Por ejemplo, podemos atender dos personas de la misma edad, sexo, diagnóstico patológico, con diferencia en el tiempo de diagnóstico, tratamiento, divergencias en los hábitos higiénico-dietéticos, cuya implicancia en la prescripción dietoterapéutica es la individualización.



Mientras escribo esto, pienso en lo importante que ha sido la “investigación” en la historia de la nutrición mundial. Muchas de las certezas que tenemos hoy son fruto de años de estudio, investigación. Producto de la observación de hechos se ha logrado erradicar patologías consecuencia de carencias nutricionales. A modo de ejemplo, podemos citar a James Lind, quien por el siglo XVIII, buscando tratar o curar el Escorbuto (enfermedad producida por carencia de vitamina C), con un grupo de marineros realizó “estudios clínicos” proporcionando suplementos, el grupo que recibió frutas cítricas fue el único que presentó mejoría. Y a la memoria se vienen trabajos clínicos más recientes y que fueron trascendentales tanto en mi formación como en la primera década de ejercicio profesional, como el estudio de la Cohorte de Framingham (1948), el cual ha dejado grandes contribuciones al tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, al relevo de los estilos de vida saludable, y que, en mi caso en particular, al iniciar el siglo XXI, me llevaron a comprender el trabajo a diario realizado bajo el modelo CARMEN- que en esos años el Ministerio de Salud (con apoyo de la OPS) implementaba en los centros de salud de la época. Dicho modelo constituyó el pilar del actual programa Cardiovascular desarrollado en la atención primaria de salud.



La investigación resulta fundamental en el sector salud, por lo que mejoras de las actuales formas de trabajo, implementación de nuevas prácticas, estudio de nuevas terapias farmacológicas como no farmacológicas, entre otras, resultan cruciales. En el ámbito alimentario –nutricional, el continuo y permanente estudio, al alero de textos como el de Raúl, permitirá implementar estrategias que respondan a las actuales necesidades sanitarias de la población.



El libro de Raúl Aguilera será un faro para los futuros investigadores, quienes a través de este tratado podrán profundizar en el estudio de las herramientas existentes que orienten al adecuado y correcto desarrollo del proceso investigativo, generando nuevas propuestas para el quehacer del sector sanitario.




Mari Alarcón-Riveros



Nutricionista



Jefe de Carrera Nutrición y Dietética



Universidad Católica de la Santísima Concepción




Prólogo Alejandra Jerez Salinas



Cada experiencia de mi vida ha estado acompañada de la búsqueda inagotable de respuestas ante interrogantes que me permitieran comprender de mejor manera la experiencia humana en sus múltiples contextos y particularidades. Y en reiteradas ocasiones me he preguntado ¿Para qué busco esas respuestas?, ¿De qué forma aportan a mi vida? ¿Qué ocurrirá en mi fuero interno si llego a encontrarlas?



Como personas, contamos con diferentes motivos que nos movilizan, es decir, aquello que nos motiva y transforma nuestras ideas o supuestos en acciones, tras la búsqueda de explicaciones a una realidad cambiante. Y no puedo dejar de preguntarme ¿Qué ocurre en aquellos que buscamos ese sentido, esa razón que te lleva a emplear gran parte de tu tiempo dedicándola a investigar?



La búsqueda de ese sentido estará acompañada innegablemente de momentos en que aquellas innumerables horas de dedicación, a pesar del cansancio que invade cada fibra de tu ser, no llevan a decaer tu voluntad, sino más bien a perseverar, ya que, en un momento exacto y perfecto, te das cuenta de que estás avanzando hacia el logro de aquellos anhelos. Entonces, surge la maravillosa experiencia de sentir la satisfacción de que estás en el camino que da entendimiento a gran parte de esas preguntas ante las que buscabas respuestas. Te invade la emoción, el entusiasmo de proseguir, comprendiendo que estás en el rumbo correcto, resultando innegable el profundo sentido de bienestar que emana de esta experiencia tan particular y a la vez muchas veces compartida por otros colegas que están en igual sendero.



Buscas encontrar explicaciones ante aquellos vacíos del conocimiento que emergen con la rapidez que caracteriza a este mundo en constante transmutación, así como también ocurre con tus propios anhelos y esperanzas. Para algunos, llega un punto de inflexión, en el que comprendes que tu búsqueda no es única, sino que es la búsqueda de todo ser humano, y tomas la decisión de trascender, dejando atrás las seductoras trampas del ego “del reconocimiento del éxito individual, por sobre el bien mayor de compartir lo aprendido y descubierto con un otro”. Quieres aportar a todas aquellas personas que, al igual que tú, en algún momento comenzaron esta búsqueda, dejando una huella indeleble que guíe a aquel que busca sin aún encontrar, y lo reoriente hacia la construcción de su propio camino e historia en la investigación.

 



El libro que les presento a continuación es parte del camino que Raúl Aguilera Eguía ha emprendido hace bastante tiempo, ya que una vez encontrado el sentido y disfrutado cada paso del proceso de su elaboración, hoy ha llegado el momento de que llegue a cada uno de ustedes, a aquellos aventureros que han decidido iniciar o continuar su búsqueda, acompañados de esta obra que plasma la motivación que apasiona a Raúl y compartir con cada lector el sendero recorrido, el significado y la trascendencia de amar la investigación y acompañarlos en el trazado de su encuentro con su propia pasión y las preguntas que surgirán, los movilizarán y motivarán a perseverar en el logro de aquello que anhelan descubrir.




Alejandra Jerez Salinas



Académico Asociado



Departamento de Ciencias Clínicas y Preclínicas



Enfermera y Psicóloga



Magíster en Gestión Educacional



Jefe de Carrera Enfermería



Integrante de la Oficina de Educación en Ciencias de la Salud (OFECS)



Facultad de Medicina



Universidad Católica de la Santísima Concepción




Prólogo Rodrigo Buhring Bonacich



¿Que tan difícil puede ser investigar?, recuerdo que fue la pregunta que me hice hace ya muchos años cuando iniciaba mi trabajo académico. Es una pregunta simple, sin embargo, la respuesta tiene matices diversos; y no es que pretenda a través de esta simple reflexión plantear incertezas a quienes tienen la intención de iniciar sus primeros pasos en la investigación, sino más bien invitarlos a reflexionar sobre la importancia de tener en cuenta los alcances que tan relevante actividad tiene. En la búsqueda de respuestas, surgieron nuevas interrogantes, que finalmente me permitieron construir una idea mas clara y precisa del real significado de la investigación. En todo este tiempo, finalmente he podido llegar a la conclusión, sin temor a equivocarme, de que, por sobre todo, hay dos elementos, a mi juicio, que son fundamentales para transitar el camino de la generación de nuevo conocimiento: la voluntad y la debida orientación. De la voluntad, creo puede justificarse por si misma; de la debida orientación, destaco la importancia de un mentor y de herramientas que faciliten el comprender por qué se deben hacer ciertas cosas y cómo deben hacerse.



Siendo tantos los caminos que se pueden seguir para llegar a un mismo punto, ¿que tan necesario puede ser contar con una guía práctica que oriente el trabajo?, si investigar tiene su propia complejidad, hacerlo en el área de la salud representa otro desafío, y no por lo complejo de la temática, sino por el perfil de quienes trabajamos en esta área, marcado por la necesidad constante de procedimientos de los cuales valernos para desarrollar una actividad. Es innegable la cantidad y calidad de la información disponible orientada a comprender el proceso investigativo, pero igualmente la falta de guías prácticas que profundicen en temas tan sensibles como, por ejemplo, la búsqueda de información.



En un universo de información disponible tan extenso, el gran desafío es saber qué buscar y dónde buscarlo.



Esta obra es la continuación y profundización del primer libro del autor. Nos lleva a interiorizarnos aún más en aspectos específicos de la búsqueda de información científica, pero con un enfoque práctico que facilita y orienta esta relevante etapa del proceso investigativo, lo que es a mi entender, el mayor valor de esta publicación.



Hace un par de años que compartimos con Raúl labores en nuestra Facultad, pero con la publicación de su primera obra, conocí más de su profesionalismo y, por sobretodo, de su increíble capacidad de explicar las cosas complejas de una forma simple y práctica. El mayor valor de un académico no está en el conocimiento, sino en la capacidad de condicionar y modificar positivamente la vida de otros a partir de sus propias habilidades y experiencias. Esta obra es el manifiesto de mi última reflexión.




Rodrigo Buhring Bonacich



Nutricionista.



Secretario Académico Facultad de Medicina UCSC




Prólogo Claudia Troncoso



Los que hemos sido partícipes en la formación de estudiantes en el área de metodología para la investigación, podemos dar testimonio sobre la mirada de inquietud que se genera en los estudiantes el realizar la siguiente interrogante: ¿cuál es la pregunta de investigación? Quizás en algunos nóveles investigadores, esta primera consulta genera una barrera que permite visualizar un camino bifurcado, en el que una de las alternativas no genera un “final feliz”, pero la otra vía, también complicada, ¡se vislumbra un punto de luz! Ese es camino debes seguir.



El presente libro es la señal de luz que te ayudará a desenmarañar el complejo camino que puede ser el iniciar una investigación y comprender la metodología que la acompaña. A través de su lectura, conocerás que, para iniciar un estudio científico, debes tener una idea, alguna inquietud que sea tan motivadora que te lleve a encontrar una respuesta. Esta idea, la traducirás en una pregunta, que será lo que finalmente responderás a través de tu investigación. Esta pregunta o meta final se debe enmarcar en un diseño metodológico, que nuevamente te pondrá en una disyuntiva (esto ya lo habías vivido antes…). Ahora la decisión se centrará en los objetivos de tu estudio: si se responden a través de datos empíricos que entregan los diseños cuantitativos (o epidemiológicos) o contestas tu pregunta de investigación desde la subjetividad del diseño cualitativo y los paradigmas que le acompañan.



Con la decisión ya tomada sobre el diseño a utilizar, has avanzado en tu investigación, pero falta algo aún. No hay investigación que se realice si no se lleva a cabo una búsqueda teórica previa que permita dar cimiento al estudio. La búsqueda de evidencias es una de las etapas claves en la preparación de una investigación, ya que permitirá identificar lo que se ha estudiado o existe de mi tema de interés científico hasta el momento. Pero ¿es lo mismo la información proveniente de una revista científica o de un blog profesional? Sin desmerecer los reportes que se realizan muchas veces en páginas no científicas, una investigación requiere de una búsqueda formal y prolija en distintas bases de datos o de información. Y nuevamente una bifurcación ¿qué bases de datos utilizar? No te aflijas, este libro será la luz al final del túnel, ya que te permitirá reconocer distintas fuentes de información, como utilizarlas y cómo realizar una adecuada búsqueda de evidencias.



Una búsqueda en distintas bases de datos, que sigue un protocolo, es una búsqueda sistemática, que es usada en la actualidad en el mundo científico y, en especial, en el área de la salud. En sus capítulos, el libro te permitirá hacer propios términos como “palabras clave”, “estrategia de búsqueda” o “protocolo de investigación”; podrás aprender a desarrollar un resumen de una búsqueda sistemática e identificar la relevancia de un metaanálisis y la importancia que presenta al momento de tomar decisiones clínicas en tu quehacer profesional. También tendrás las primeras directrices para informar y publicar sobre investigaciones, lo que te permitirá hacer una lectura crítica de las investigaciones que solventan tu estudio y poder obtener los mejores resultados para tu investigación.



El epidemiólogo clínico Raúl Aguilera Eguía nos deleita con su nuevo libro, “Guía para jóvenes investigadores en salud, parte II”, donde presenta una continuación a este camino complejo que parece ser la investigación, con un planteamiento que permite comprender, en forma simple y clara, los pasos a seguir en las directrices de los diseños de investigación y la búsqueda de evidencia. Un punto de luz al final del camino…




Claudia Troncoso Pantoja



Magister en Salud Pública Basada en Evidencias




Prólogo de Lincoyán Fernández-Huerta



Entre la cobardía y la imprudencia se encuentra perfectamente ubicado el coraje, esto quiere decir que, si imaginamos una línea recta numérica, hacia el sentido negativo podemos percibir la flaqueza, holganza, sumisión, pasividad, la quietud; y hacia el sentido positivo podemos encontrarnos con lo intempestivo, con lo agresivo, lo temerario o irreflexivo. En ese cero imaginario pondremos al coraje, ese valor humano que nos lleva permanentemente a movilizar y transformar nuestros sentidos más primitivos de vivir en una forma idealmente asertiva, ese mismo coraje que Aristóteles mencionaba como una virtud esencial para lograr un equilibrio en nuestra existencia.



En muchas oportunidades nos hemos tenido que subyugar a las diferentes pruebas que someten ese coraje a un protagonismo inquietante, sin embargo, me resulta cada vez más atractivo identificar cómo, con el paso de los años, nos encomendamos a las respuestas de ese coraje de manera menos efebocrática y cada vez más asertiva. Donde comienza a aparecer la sabiduría en la toma de decisiones, se inicia el camino de minimizar errores voluntariamente, de ser más responsables con lo que decimos, pensamos o actuamos.



Para un influyente filósofo como lo fue René Descartes, la sabiduría y la certeza dependían de un factor: la duda. Surgieron, entonces, dos premisas: todo lo que genere alguna duda debe ser rechazado, y, por otro lado, solo dudando de todo alguna vez en la vida se puede alcanzar alguna verdad. Ahora bien, para Descartes, incluso para dudar necesitamos ser ordenados; así, para dudar correctamente debemos contemplar cuatro aspectos: la evidencia, el análisis, la síntesis y la comprobación. Estas reglas buscan conseguir toda la información posible, con claridad y distinción, luego, ordenar las ideas, ascender de lo simple a lo complejo, y por último rectificar lo anterior hasta comprobar todo.



Siendo sincero, creo que Descartes lleva la duda a su máxima expresión, algo nada atípico tratándose de un filósofo. Pero como una paradoja, como muchos deben saber, si de algo no tenía duda Descartes, era de su existencia, de ahí su célebre frase, “cogito, ergo sum” en donde nos deja como absoluta verdad que, si pensamos y dudamos, entonces existimos.



En la ciencia todo es duda, incluso, con cada nuevo artículo científico publicado en alguna revista, más que verdades, aparecen nuevas interrogantes, que solo vienen a alimentar una imperiosa necesidad de nuevas verdades y que cíclicamente se convertirán en nuevas dudas. Personalmente, lo encuentro fascinante, un círculo interminable de preguntas que difícilmente conseguirán respuestas absolutas, pero que, a su vez, hacen imprescindible mi clara necesidad de existir.



No quiero perderme la oportunidad de responder algunas preguntas, para eso hace falta coraje, sabiduría y duda. Quizás no en ese orden, quien sabe… ¿tendré que responder a esa pregunta?



Durante los últimos años, he sido un principiante entusiasta de la ciencia, un amateur en la comprobación científica, algo así como un niño que apasionadamente observa a su madre mientras cocina y espera tener esa medida perfecta en los dedos para no sobrepasar la dosis de sal en cada comida. Mientras, mi tarea se limita a aprender las recetas, a escribir instrucciones y, de vez en cuando, a arriesgarme con un plato que se encuentre a mi alcance. Mi meta es simple: seguir existiendo con la duda y en la duda, algo así como recordarme con cada nueva interrogante lo interesante y valioso que es responder metodológicamente a mi propia existencia.



La metodología de la investigación es como los cuatro pasos de Descartes para dudar. Es hermoso pensar que la búsqueda de la verdad precisa de metodología, que se sustenta con un orden, que se argumenta en el análisis, que requiere de claridad y que, ridículamente, después de todo lo anterior, necesita repensar y comprobar todo nuevamente.



Llevo una buena parte de mi vida aprendiendo diferentes cosas, y tengo perfectamente claro que aun con regaños y malas ganas, no dejaré de aprender jamás; es más, estoy seguro de que esto es el destino de todos los que probablemente estén leyendo estas líneas en el libro de mi buen amigo Raúl.

 



Su libro es maravilloso por varias razones, quizás, la primera y más importante, es que no tiene público definido. Solo tómalo en tus manos y dale una lectura, sea lenta y pausada, o veloz, estoy seguro de que lograrás comprender cada una de las cosas que están depositadas en estas páginas. Regálate la oportunidad de aprender de la experiencia, y así aparecerá el coraje, ese que Aristóteles indicó como un valor esencial de vida. El coraje ordenará ideas, aparecerán probablemente dudas, querrás r

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