Volume 33 pages
Partir a tiempo
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Partir a tiempo. Mariano José de Larra Fragmento de la obra Acto único La escena se figura pasar en Madrid en casa de don Cosme. El teatro representa un salón; puerta en el fondo. A la derecha del actor la puerta de la habitación de doña Ana, a la izquierda la del despacho de don Cosme: una mesa junto a la puerta de la derecha. Escena I Isabel, junto a la mesa; Don Cosme, en pie, dando unas letras a un criado. Cosme: Dos mil… cuatro mil… ocho mil… Doce mil… en letras, y seis mil en oro… Lleva estos diez y ocho mil reales a don Jorge, mi cajero… son los fondos para su viaje. (Sale Rodríguez.) Isabel: Al fin se va… ¡pobrecillo!… ¡recién casado…! Cosme: Sí, sobrina mía… si no dispones otra cosa, hoy mismo a las cuatro camino de Cádiz… y de allí a La Habana. ¿Qué haces tú ahí? Isabel: Estoy repasando mi lección de italiano. Cosme: ¡Pues! de italiano…, ¿para qué sirve eso? si fuera de castellano… vaya… y aun eso… aquí estoy yo… que en mi vida he abierto un libro, a no ser de caja. Y sin embargo, no por eso he dejado de hacer pesetas… Digo… me parece que he hecho una pacotilla muy decente, pues empecé sin nada. Isabel: ¿Decente? considerable… ¿y no tenía usted nada? Cosme: ¡Oh! aquellos eran otros tiempos; todavía me parece que me estoy viendo en Sevilla de mancebo de una tienda. ¡Qué calor, hombre, en aquel Sevilla! bien que entonces no necesitaba yo mucho para que se me calentasen los cascos. Isabel: Dicen que los ha tenido usted muy ligeros, querido tío. Cosme: Un poco, querida. Y las manos listas. Eso es todo lo que me ha quedado de mis juventudes. Por fortuna, ahora todos me obedecen. «Señor don Cosme, por arriba; señor don Cosme, por abajo.» ¡Ya se ve! a fuerza de vender por cuenta de otros he llegado a vender por mi cuenta. El aguardiente sobre todo es el que me ha hecho hombre. Hasta que me cansé y dije: «Basta de comercio. Negociante, girante de letras, especulador en grande, empresario.» No siendo de teatros, se entiende. Ese es mal comercio. Quiebra segura. El público consume más aguardiente que comedias. Me he hecho de oro, y me parece que no empleo mal mis riquezas.