El territorio es la vida misma

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El territorio es la vida misma
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EL TERRITORIO ES LA VIDA MISMA: TERRITORIALIDADES Y CONSTRUCCIÓN DE PAZ EN EL DEPARTAMENTO DEL CHOCÓ


El territorio es la vida misma: territorialidades y construcción de paz en el departamento de Chocó

Resumen

Este libro analiza cómo se articulan y cuáles son las tensiones entre las luchas étnicoterritoriales (espacios, estrategias y demandas en torno a cómo se comprende el territorio: un espacio de vida y para esta) del Foro Interétnico Solidaridad Chocó (fisch) y las iniciativas gubernamentales de construcción de paz, pues, por un lado, los primeros pasos en la implementación de los acuerdos de paz han evidenciado una brecha muy grande entre el discurso oficial y las prácticas concretas que llevarían a fortalecer escenarios territoriales y efectivos de paz; por el otro, en sus más de veinte años de trabajo, el fisch ya había definido numerosas acciones en aras de proteger los territorios que integran el ahora “escenario estratégico” para la construcción de paz en el país. Así, esta experiencia local sirve de trasfondo para reflexionar en torno a procesos jurídico-políticos de gran importancia respecto a las dinámicas organizativas de las comunidades negras en toda Colombia.

Palabras clave: territorio, paz territorial, etnicidad, conflicto social.

Territory is life itself: Territorialities and peace building in the department of Chocó

Abstract

This book analyzes the development of tensions between the ethnic-territorial struggles of the Chocó Inter-Ethnic Solidarity Forum (fisch) (spaces, strategies, and demands around how territory is understood: a space of life and for life) and the Government’s initiatives for peace building, since, on the one hand, the first steps in the implementation of peace agreements have revealed a very large gap between the official discourse and concrete practices that would lead to strengthening territorial and effective peace scenarios. On the other hand, in its more than twenty years of work, fisch had already defined numerous actions in order to protect territories that make up what is now a “strategic scenario” for the building of peace in the country. Thus, this local experience serves as a background to reflect on legal-political processes of great importance regarding the organizational dynamics of black communities throughout Colombia.

Keywords: territory, territorial peace, ethnicity, social conflict.

Citación sugerida/Suggested citation

Uribe Larrota, L. F. (2020). El territorio es la vida misma: territorialidades y construcción de paz en el departamento del Choco. Editorial Universidad del Rosario.

https://doi.org/10.12804/op9789587844559

EL TERRITORIO ES LA VIDA MISMA: TERRITORIALIDADES Y CONSTRUCCIÓN DE PAZ EN EL DEPARTAMENTO DEL CHOCÓ


LUISA FERNANDA URIBE LARROTA

Uribe Larrota, Luisa Fernanda

El territorio es la vida misma: territorialidades y construcción de paz en el departamento del Chocó / Luisa Fernanda Uribe Larrota. -- Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2020.

Incluye referencias bibliográficas.

1. Construcción de la paz – Chocó (Colombia). 2. Paz – Aspectos sociales. 3. Solución de conflictos. 4. Territorialidad humana – Chocó (Colombia). I. Uribe Larrota, Luisa Fernanda II. Universidad del Rosario. III. Título.

303.66 SCDD 20

Catalogación en la fuente -- Universidad del Rosario. CRAI


JAGHMayo 29 de 2020
Hecho el depósito legal que marca el Decreto 460 de 1995


Colección Opera Prima

© Editorial Universidad del Rosario

© Universidad del Rosario

© Luisa Fernanda Uribe Larrota

Editorial Universidad del Rosario

Carrera 7 n.° 12B-41, of. 501

Teléfono 297 0200, ext. 3113

editorial.urosario.edu.co

Primera edición: Bogotá D. C., 2020

ISBN: 978-958-784-455-9 (ePub)

ISBN: 978-958-784-456-6 (pdf)

https://doi.org/10.12804/op9789587844559

Coordinación editorial: Editorial Universidad del Rosario

Corrección de estilo: Fernando Carretero Padilla

Montaje de cubierta y diagramación: William Yesid Naizaque Ospina

Conversión ePub: Lápiz Blanco S.A.S.

Hecho en Colombia

Made in Colombia

Los conceptos y opiniones de esta obra son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no comprometen a la Universidad ni sus políticas institucionales.

El contenido de este libro fue sometido al proceso de evaluación de pares, para garantizar los altos estándares académicos. Para conocer las políticas completas, visitar: editorial.urosario.edu.co

Todos los derechos reservados. Esta obra no puede ser reproducida sin el permiso previo por escrito de la Editorial Universidad del Rosario.

Autora

Luisa Fernanda Uribe Larrota

Socióloga y antropóloga de la Universidad del Rosario. Estudiante de la Maestría en Estudios Culturales de la Pontificia Universidad Javeriana. Tiene experiencia en metodología de la investigación sociojurídica sobre conflicto social y armado, construcción de paz, derechos de propiedad y acción colectiva de movimientos sociales. Actualmente se desempeña como asistente de investigación en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario, en el Grupo de Derecho Público, en varios proyectos relacionados con formalización de la propiedad rural, economías ilícitas y construcción de paz.

Contenido

Agradecimientos

Introducción

¿Paz territorial?

Acción colectiva de comunidades negras en el Chocó: entre territorios, región y desarrollo

La paz en disputa

Bibliografía

Anexos

Agradecimientos

Richard, Ivonne, Manuel, don Pedro, Jesús, Irving, Camilo, Jesús, doña Rosita, Evelindys, Yorleidy, Juana, Camila, Juliana y a todo el Foro Interétnico Solidaridad Chocó, infinita gratitud y admiración por su dignidad y resistencia: ¡El territorio es la vida y la vida no se vende, se ama y se defiende!

A Teresita Herrera, Julio César Uribe y Alcira Larrota: maestros, ejemplos de vida y quienes me apoyaron incansablemente en el desarrollo de esta investigación.

Introducción

En el marco de las negociaciones de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC-EP (2012-2016), se retomaron los enfoques territorial y diferencial para implementar lo acordado en los seis puntos de la agenda discutida durante esos cuatro años: problemática agraria, participación política, drogas ilícitas, víctimas/justicia transicional y verificación/implementación. El Acuerdo de Paz se firmó por primera vez el 26 de septiembre de 2016 y, luego, el 2 de octubre perdió el plebiscito con el que se buscaba su aprobación por parte de la sociedad colombiana. La pregunta de dicho plebiscito era: ¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera? Triunfó el no, y el 24 de noviembre de ese mismo año, tras modificaciones en el texto final, se firmó en Bogotá, una vez más, el que sería conocido como el Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera.

Ambas partes, junto con múltiples organizaciones de la sociedad civil, concibieron varias estrategias para abordar dichos enfoques, entre ellas la creación de una Subcomisión de Género con la participación de tres delegaciones de mujeres en los cuatro años de negociación; la redacción de un “Capítulo étnico” y, finalmente, la priorización de municipios como uno de los puntos de partida para la implementación del Acuerdo Final. El “Capítulo étnico” fue aprobado por los equipos negociadores en septiembre de 2016, pero el desarrollo de sus contenidos fue producto del trabajo de la Comisión Étnica para la Paz y la Defensa de los Derechos Territoriales, integrada por la Organización Nacional Indígena de Colombia, las Autoridades Tradicionales Indígenas de Colombia-Gobierno Mayor y la plataforma afrodescendiente de varias organizaciones denominada Consejo Nacional de Paz Afrocolombiano (Conpa).

 

La Comisión Étnica trabajó en La Habana desde el 24 de agosto de 2016 y el capítulo —incluido en el Acuerdo Final— recoge los principios y derechos reconocidos en la Convención sobre la Eliminación de Toda Forma de Discriminación contra la Mujer, la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial, la Declaración de Acción de Durban, la Declaración de las Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre Derechos de los Pueblos Indígenas y Tribales.

Además, el capítulo aclara que tanto en la interpretación como en la implementación del Acuerdo Final se deberían tener en cuenta los principios a la libre determinación; la autonomía; el gobierno propio; la participación; la consulta y el consentimiento previo libre e informado; a la identidad e integridad social, económica y cultural; a los derechos sobre sus tierras, territorios y recursos, que implican el reconocimiento de sus prácticas territoriales ancestrales; a la restitución y fortalecimiento de su territorialidad, los mecanismos vigentes para la protección y seguridad jurídica de las tierras y territorios ocupados, o poseídos ancestral o tradicionalmente (Comisión Étnica para la Paz y la Defensa de los Territorios, 2016, p. 7).

Desde la perspectiva gubernamental, el enfoque territorial también fue posicionado por el entonces Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, quien hablaría en una conferencia en Harvard (2014) sobre un concepto que sería enunciado, de ahí en adelante, como la herramienta clave en el posacuerdo: la paz territorial. Fue explicada por Jaramillo como

[…] la necesidad de complementar el enfoque de derechos con un enfoque territorial. Primero porque el conflicto ha afectado más a unos territorios que a otros. Y, segundo, porque ese cambio no se va a lograr si no se articulan los esfuerzos y se moviliza a la población en esos territorios alrededor de la paz. (Jaramillo, 2014)

Jaramillo y su equipo considerarían que la paz territorial era la novedad de la negociación y una garantía para consolidar las instituciones en las regiones más afectadas por el conflicto armado. La idea central era poner en marcha procesos de planeación participativa de abajo hacia arriba, es decir, que entre las autoridades locales y las comunidades identificaran las problemáticas territoriales y formularan planes de transformación de manera conjunta. La paz territorial fue pensada, además, como una respuesta a la carencia de una visión regional, municipal y local en la agenda inicial de las negociaciones. Si bien los equipos negociadores y una gran cantidad de organizaciones de la sociedad civil hicieron hincapié en la importancia de dicha visión, fue muy difícil que esto se manifestara en las negociaciones concretas de cada uno de los puntos y, aún más, que los acuerdos respondieran a las manifestaciones locales de más de cinco décadas de conflicto armado. Sin embargo, la creación de los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) fue una gran apuesta encaminada a consolidar este enfoque. Los PDET, creados oficialmente con el Decreto 893 de 2017, son:

[…] programas subregionales de transformación integral del ámbito rural a 10 años a través de los cuales se ponen en marcha con mayor celeridad los instrumentos de la Reforma Rural Integral (RRI) en los territorios más afectados por el conflicto armado, la pobreza, las economías ilícitas y la debilidad institucional. (Punto 3 de las Consideraciones generales)

Son instrumentos de planeación y gestión pensados para 170 municipios priorizados con el fin de armonizar los planes de desarrollo territoriales con los nacionales, así como aumentar los niveles de seguimiento, evaluación y control social, la coordinación interinstitucional y la formulación participativa.

Durante meses, como parte del trabajo para mi tesis de pregrado en Sociología, hice un seguimiento de estos enfoques y del desarrollo general de la Mesa de Negociaciones en La Habana (Cuba) en prensa oficial, nacional y regional. En esta primera investigación no pude viajar al Chocó, pero era una deuda pendiente, una oportunidad importante de proponer reflexiones situadas sobre la paz territorial, esa idea tan reiterada durante los años de la negociación. El enfoque territorial se anunciaba como el que garantizaría el éxito del Acuerdo Final y en ese sentido parecía importante pensarlo desde una región y con organizaciones que desde años venían hablando de territorios, territorialidades y la articulación de esas narrativas con la esperada construcción de paz.

En este contexto, la experiencia del Foro Interétnico Solidaridad Chocó (FISCH), una organización que aglutina cerca de 120 procesos de comunidades negras e indígenas en ese departamento, llamó mi atención debido a su historia y a la participación de sus líderes en múltiples escenarios durante los últimos dieciocho años: la constitución de consejos comunitarios desde finales de la década de los noventa con sus respectivas solicitudes de territorios colectivos, los planes de etnodesarrollo, la movilización en defensa de los derechos humanos en un contexto de conflicto social y armado y las exigencias de reglamentación de la Ley 70.

El FISCH tiene trabajo en cinco subregiones del departamento: costa pacífica, San Juan, Baudó, Alto/Medio Atrato y Bajo Atrato/Darién. Es un espacio de integración, coordinación, concertación, discusión política y temática de las organizaciones étnico-territoriales y sociales donde se plantean alternativas de superación de los conflictos social y armado y la construcción de condiciones de vida con dignidad de las personas que pueblan las comunidades. En tal sentido, surgió en 2001 como mecanismo de protección de estas comunidades, de fortalecimiento organizativo y de definición de estrategias regionales, en torno a cinco ejes de trabajo:

La defensa territorial y la gobernabilidad propia. Se busca fortalecer la capacidad de las organizaciones integrantes en el ejercicio de la autonomía y gobierno propios, defensa y protección de los territorios, y resolución de conflictos territoriales (interétnicos y por usos del espacio físico y los recursos naturales).

Derechos humanos. Su objetivo es fortalecer la capacidad de las organizaciones para visibilizar las violaciones a los derechos humanos y generar estrategias de protección para la pervivencia en el territorio.

Construcción de paz en torno al etnodesarrollo y la reparación colectiva. Reconocido como esencial en el contexto actual, debido a que con eso el FISCH busca posicionar su propuesta de paz regional en el diálogo con la institucionalidad y otros sectores, ser actor líder en el monitoreo y verificación de los acuerdos de paz en el marco de la negociación de paz nacional y posicionar la visión de etnodesarrollo y de reparación colectiva como elementos necesarios para una paz territorial en el Chocó.

Equidad de género y participación de mujeres y jóvenes. Se pretende incentivar la participación y liderazgo de estas poblaciones en el interior de las organizaciones y trabajar en la construcción de estrategias y políticas públicas encaminadas a la reducción de las violencias basadas en género y la protección de los derechos de los jóvenes.

Fortalecimiento organizativo. Mediante este se quiere cualificar la participación e instrumentos de democracia interna, planificación y gestión para la sostenibilidad de las organizaciones que integran el Foro.

En ese sentido, las demandas por la paz, el territorio y el desarrollo rural han sido constitutivas de las agendas políticas de las comunidades chocoanas pertenecientes al FISCH, y la movilización en torno a autonomía territorial y el reconocimiento de derechos étnicos y políticos diferenciados han guiado su trabajo en esta región. El FISCH forma parte del Conpa y su coordinador integró el equipo de la Comisión Étnica que viajó a La Habana para la negociación del “Capítulo étnico” y los apartados diferenciales en los puntos 1 (RRI) y 4 (cultivos ilícitos).

El FISCH también participó desde finales de 2017 (octubre-diciembre) en la construcción de los PDET en 14 municipios: Acandí, Unguía, Riosucio, Carmen del Darién, Bojayá, Medio Atrato, Istmina, Medio San Juan, Nóvita, Condoto, Sipí y Litoral del San Juan (en Chocó), y Vigía del Fuerte y Murindó (en Antioquia). Este proceso, que culminó con la suscripción de 14 pactos étnicos, 1954 iniciativas municipales y 73 subregionales priorizadas durante 2017, consistió en una serie de encuentros con la Agencia de Renovación del Territorio (ART), la Diócesis de Quibdó y organismos internacionales en los que se recogían las iniciativas de las comunidades como punto de partida para la gestión y administración de los recursos para la implementación del Acuerdo Final.

Estas experiencias locales, además de la historia organizativa, a la que hago referencia a lo largo del texto, responden a dos procesos jurídico-políticos de gran importancia para las dinámicas organizativas de comunidades negras en Colombia: el artículo transitorio (AT) 55 de la Constitución Política de 1991 y la Ley 70 de 1993. Con el primero, el Congreso de la República quedó obligado en la Constitución a expedir una ley que les reconociera a las comunidades negras que ocupaban tierras baldías en las zonas rurales ribereñas de los ríos de la cuenca del Pacífico —de acuerdo con sus prácticas tradicionales de producción—, el derecho a la propiedad colectiva sobre las áreas que habrá de demarcar la misma ley. También estipulaba la conformación de una comisión especial en la que tuvieran participación representantes elegidos por las comunidades involucradas, así como la formación de cuatro comisiones consultivas que le harían recomendaciones a la comisión especial por cada uno de los departamentos de la cuenca del Pacífico: Chocó, Valle, Cauca y Nariño. La Comisión del Chocó estuvo integrada por la Asociación Campesina Integral del Atrato (ACIA), la Asociación Campesina del San Juan, la Organización de Población Negra de la Costa Pacífica, la Asociación Campesina del Alto Baudó, la Organización Campesina del Bajo Atrato (Ocaba), la Organización de Barrios Populares del Chocó y la Asociación Departamental de Usuarios Campesinos.

Por su parte, la Ley 70 de 1993 tiene como objetivo reconocerles a las comunidades negras el derecho a la propiedad colectiva. Establece mecanismos para la protección de la identidad cultural y de sus derechos como grupo étnico; también fomenta su desarrollo económico y social, con el fin de garantizar que obtengan condiciones reales de igualdad frente al resto de la sociedad colombiana. El Decreto 1745 de 1993 reglamentó el capítulo iii de esta Ley, en el que se hace referencia a los consejos comunitarios, figuras de máxima autoridad de administración interna en las tierras de las comunidades negras y, además, la máxima aspiración organizativa, ya que son vistos como la garantía para la autoridad propia. Los consejos comunitarios tienen dentro de sus funciones velar por la conservación y protección de los derechos de la propiedad colectiva y por la integridad de los territorios titulados a la comunidad; presentar y gestionar planes de desarrollo para sus comunidades; crear y conservar un archivo; administrar el uso, aprovechamiento y conservación de los recursos naturales; crear su propio reglamento, y establecer clara-mente las funciones de cada uno de sus miembros.

En Chocó, los consejos comunitarios tienen territorios colectivos en Acandí, Alto Baudó, Atrato, Bahía Solano, Bajo Baudó, Bojayá, Cértegui, Condoto, El Cantón de San Pablo, Litoral de San Juan, Istmina, Juradó, Medio Baudó, Medio San Juan, Nóvita, Nuquí, Quibdó, Río Iró, Río Quito, Riosucio, Sipí, Tadó, Unguía y Unión Panamericana. El Consejo Comunitario Mayor del Medio Atrato (Cocomacia) y el de la Asociación Campesina del San Juan son los que más hectáreas tienen tituladas colectivamente: 683 591 y 695 245, respectivamente (ANT, 2019).

De ese encuentro entre las narrativas estatales u oficiales con las agendas políticas de largo aliento del FISCH que se enmarcan en las luchas por la defensa de los territorios, surgen, para mí, muchas preguntas: ¿qué son, finalmente, los territorios?, ¿por qué son estratégicos para la construcción de paz y qué define el interés reciente del Estado en esta perspectiva territorial?, ¿quién define cuáles son luisa fernanda uribe larrota los procesos adecuados para alcanzar la lejana meta de la paz?, ¿cómo y en qué circunstancias se articulan las propuestas de paz y territorialidad gubernamental con las que tiene el FISCH desde hace, por lo menos, diecioho años?, ¿cuál es el contenido de la paz territorial en un contexto de agendas en torno a la autonomía territorial?

 

Mapa 1. Presencia territorial de los consejos comunitarios en el departamento del Chocó

Fuente: Portal de Datos Abiertos de la ANT.

Con esta investigación pretendo explorar cómo se articulan y cuáles son las tensiones entre las luchas étnicoterritoriales del FISCH y las iniciativas gubernamentales de construcción de paz dado que, por un lado, los primeros pasos en la implementación de los acuerdos han evidenciado una brecha muy grande entre el discurso oficial y las prácticas concretas que conducirían a la consolidación de escenarios territoriales de paz y, por otro, el FISCH es una organización que en sus dieciocho años de trabajo ha definido numerosas acciones para la protección de los territorios que integran el ahora “escenario estratégico” para la construcción de paz en el país (el departamento del Chocó). Como investigadora y antropóloga, comprender de cerca cómo se han configurado estas agendas políticas y cómo se relacionan con instituciones locales y nacionales, de cara a la consolidación de escenarios de paz, era un primer paso para llenar de contenido la apuesta de la paz territorial. Esto para reconocer su importancia, pero también sus límites en un contexto con muchas más necesidades que la articulación entre instituciones de diversos niveles.

Con luchas étnico-territoriales hago referencia a los espacios, estrategias y demandas definidos por las múltiples organizaciones que conforman el Foro en torno a cómo comprenden el territorio: un espacio de vida y para esta, o sea, para la consolidación de escenarios efectivos de paz. Las comunidades negras (e indígenas) del FISCH parten de que el territorio, más allá de la objetivación del espacio físico, es un entorno de vivencia cultural: “en el territorio tejemos y construimos relaciones familiares, comunitarias, económicas, administrativas, simbólicas, religiosas y espirituales con las plantas, el agua, los animales, el monte [...], en el territorio escribimos y reescribimos nuestra historia” (FISCH, 2015).

Según Hoffman (2007), “el territorio es actualmente una categoría jurídico-política, normativa y legal que condiciona el acceso a derechos específicos [...]. Designa las porciones de espacio que pueden solicitar en propiedad colectiva grupos constituidos y organizados, [...] a título de una ocupación ‘ancestral’” (p. 216). Sin embargo, desde 1993 el territorio también ha sido conceptualizado como el fundamento de la identidad negra colombiana (Hoffman, 2007, p. 216). Las múltiples negociaciones y disputas en torno al territorio como base de la identidad, pero también de las agendas políticas de las comunidades negras en el Chocó, son escenarios clave para comprender las apuestas que se pusieron sobre la mesa en La Habana durante las negociaciones de paz y lo que se espera en la implementación.

El enfoque territorial (jurídico-político), exclusivamente centrado en los factores productivos y las condiciones socioeconómicas, no abarca las disputas en torno a historias y experiencias tradicionales, organizaciones políticas locales y, en general, al territorio como parte esencial de proyectos de vida comunitarios (en los que hay una articulación entre el territorio y la identidad). A estas experiencias locales es preciso darles un lugar central en la implementación de los PDET, pues son ejercicios de autonomía y organización local que, además, reflejan las relaciones particulares que tienen las comunidades negras e indígenas con sus territorios y que, en gran medida, definirán el curso y la implementación exitosa de estos planes.

Dado ese contexto, esta investigación partió del análisis del trabajo del FISCH e instituciones regionales clave para la implementación de los acuerdos de paz durante un año (desde el segundo semestre de 2016 hasta el segundo semestre de 2017) para comprender cómo se articulan las iniciativas oficiales por la paz con aquellas que existían y se desarrollaron aun en medio de la guerra, qué tensiones prevalecen y cómo estas son determinantes para los eventuales (y esperados) escenarios de paz. Al explorar el trabajo reciente del FISCH, en el marco de las negociaciones de paz, pretendo reconocer algunos límites y posibilidades del enfoque territorial (gubernamental) para la construcción de paz, la articulación de los discursos de territorio con la lucha por derechos étnicos y las relaciones Estado regional/central con las expresiones de acción colectiva departamental y municipal. La investigación estuvo organizada en tres fases:

La primera, de revisión de literatura y prensa sobre construcción de paz, territorio/territorialidad, desarrollo rural y acción colectiva en el departamento del Chocó. Esto incluye trabajos sobre la configuración de las comunidades negras como sujeto político en torno a la Ley 70 de 1993 y los escenarios de interlocución recientes, dado el acuerdo de paz y la puesta en marcha de la RRI y los PDET. En esta fase, los conceptos de paz territorial, territorio-territorialidad y red del movimiento son el punto de partida para el análisis, ya que permiten situar estas luchas históricas en debates teóricos contemporáneos sobre las identidades étnicas, las disputas por la tierra y las dinámicas de la acción colectiva de movimientos sociales que caracterizan el trabajo del FISCH y en las que se situarían los esfuerzos gubernamentales recientes por la construcción de paz.

La segunda, de recolección de información en campo con cuatro meses de trabajo distribuidos en tres viajes a Quibdó y Tadó, durante 2016 y 2017. En estas visitas se hicieron quince entrevistas a profundidad, dos ejercicios de cartografía social y un grupo focal con el fin de conocer las perspectivas sobre territorialidad y construcción de paz por parte de los integrantes del FISCH en las cinco subregiones del departamento (definidas así por el FISCH): costa pacífica, San Juan, Baudó, Alto/Medio Atrato y Bajo Atrato/Darién.

Además, participé en un curso dictado por el FISCH, en alianza con la Universidad del Rosario (organizado por el profesor Jairo Baquero de la Escuela de Ciencias Humanas) denominado Experiencias de Construcción de Paz a Nivel Local, en noviembre de 2016 con dos sesiones: la primera en Quibdó y la segunda en Bogotá, con la participación de veintiséis estudiantes de la Escuela de Ciencias Humanas. También asistí a encuentros organizados por el FISCH, el Ministerio de Ambiente y el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) para consejos comunitarios de las cinco subregiones.

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