Expresiones de la cultura tradicional en Montiel - 2da. Edición

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NOTAS

1. Vega, Roberto: “La situación Marginal de los indios les otorga importancia Geopolítica”. En Convicción, 23 de marzo de 1982.

2. Padre Salaberry. En César B. Pérez Colman. “Historia de Entre Ríos”. Tomo I, Página 149.

3. Lafone Quevedo, Samuel: “Los indios chanases”. En César B. Pérez Colman. Tomo I, Capítulo VIII.

4. Serrano, Antonio: “Los primitivos habitantes de Entre Ríos”. Biblioteca Entrerriana, 1950, Página 13.

5. Assunçao, O. Fernando: “El Gaucho”. Dirección General de Extensión Universitaria, Montevideo, 1978, Página 16.

6. Leguizamón, Martiniano: “Etnografía del Plata. El origen de las boleadoras y el lazo”. Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires, apartado del Tomo XLI de la Revista de la Universidad. Buenos Aires, 1991.

7. Serrano, Antonio: “Los aborígenes argentinos”. Buenos Aires, Nova, Páginas 128 –130.

8. Outes, F.; Bruch, C.: “Los aborígenes de la República Argentina”. Buenos Aires, s/f.

9. Passafari, Clara: “A la sombra de los indios muertos”. Rosario, Edición de la autora, 1992.

10. De Doblas, Gonzalo: “Informe”. En César B. Pérez Colman. Tomo I, Página 161.

11. De Azara, Félix: “Viaje a la América Meridional”. En César B. Pérez Colman. Tomo II, Página 4 y ss.

12. Pérez Colman, César B.: “Historia de Entre Ríos”. Tomo I, Páginas 146 y ss y 111 a 120.

13. Romani, Roberto Alonso: “Romancero de Montiel”. Santa Fe, Colmegna, 1988, Páginas 23 a 25.

BIBLIOGRAFÍA

- Badano, Víctor M.: “El arte plástico de los ribereños paranaenses”. Memorias del Museo de Entre Ríos–Ciencias Naturales y Antropología, Nº 34, Paraná, 1957.

- Cadogán, León: “Ayvú Rayta”. Universidad de Sao Paulo. Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras, Sao Paulo. Brasil, 1971. Centro de Estudios Antropológicos de la Universidad Católica de Asunción, Asunción, Paraguay.

- Depalma, Donato A.: “La pediatría en las culturas aborígenes argentinas”. Buenos Aires, Sap Editora, 1982.

- Dobrizhoffer, Martín: “Historia de los Abipones”. UNNE, Facultad de Humanidades, 1967.

- Metraux, Alfredo: “Migracioenes históricas de los Tupí Guaraní”. Facultad de Humanidades de la UNNE, Instituto de historia, Resistencia, 1974.

- Mirande Borelli: “Etnohistoria del Chaco”. Resistencia, 1978.

- Palavecino, Enrique: “Áreas y capas culturales de Sud América”. Sociedad Argentina de Antropología, Tomo V, Nueva Serie, Nº 2. Buenos Aires, 1971.

- Passafari, Clara: “Pueblos indios – Argentina 1986”. Rosario, 1986.

- Rex González A.; Pérez J. A.: “Argentina indígena, vísperas de la Conquista”. Buenos Aires, Paidós, 1983.

- Tissera, Ramón: “El jinete Guaycurú”. En Todo es Historia Nº 93, Febrero de 1975.

Dra. Clara Passafari

Capítulo 3
Montiel, el particular encanto
de su flora y de su fauna

“Aquí estoy, aquí sufro y aquí canto

y aquí empuño mi muerte y mi agonía”

Carlos Alberto Álvarez

“La luz bañó las lomas, bajó en regueros por las laderas, avanzó en el llano espolvoreando de puntos luminosos las verdosas matas; pero allá, del fondo del paisaje, una masa densa de pajonales pareció alzarse para cerrarle el paso.

Ante la compacta muralla, la luz se detuvo, bregó breves instantes, y no pudiendo penetrarla se corrió sobre las malezas, dejando en descubierto las blancas panojas de las cortaderas y los eréctiles tallos de los cardos en flor.

El campo comenzó a llenarse de rumores y estremecimientos, como si la naturaleza despertara de pronto gozosa y radiante bajo la caricia de aquella mañana que tenía polvo de oro en su ambiente sereno. Los pájaros en parejas saltaban en las ramas chirriando; silbos alegres de calandrias y boyeros poblaban el espacio con sus cantos y en cada mata estallaba una nota del alado coro”1.

Para dilucidar sobre el origen del nombre “Montiel” debemos llegar al tiempo en que sus legítimos dueños los Charrúas y Minuanes, que prefirieron morir luchando antes que rendirse y entregar sus tierras; fueron exterminados.

Era común, durante la conquista y lo era también en España, denominar un paraje o región por el apellido de su ocupante, fuera permanente o transitorio.

El progenitor de la gran familia Montiel, fue Alonso Fernández Montiel escribano público que asistió a la fundación de Santa Fe como compañero de Juan de Garay, y poseyó grandes extensiones de tierra en nuestra región.

Antonio Márquez Montiel, alcalde provincial de Santa Fe, en 1715 extendía sus vaquerías desde la zona de Paraná, por el centro de Entre Ríos hasta el río Mocoretá, extremo fronterizo con la provincia de Corrientes.

Para nuestro caso, el nombre se consolida con el sacerdote Francisco Arias Montiel, el primer misionero que recorrió el monte siendo muy joven (20 años) y según los documentos, se queda seis años desde 1720 predicando a los nativos. Cuando se crea el Curato de La Bajada, con categoría de Parroquia, el padre Arias Montiel es elegido para conducirla alcanzando más tarde la jerarquía de Obispo de Paraná.

Nuestra investigación “in situ” se cumplió en los parajes “Loma Limpia” y “El Gato” ubicados en el ángulo noroeste del departamento Federal, en el distrito Francisco Ramírez.

A pedido de la Coordinadora (Clara Passafari), este equipo eligió esa zona por considerarla la más rica en los aspectos esenciales de la investigación.

“El interior de la provincia, hasta pocas leguas a ambas costas del Uruguay y del Paraná, está cubierto por el “Montiel”. Este es un monte muy homogéneo de mimosas, prevaleciendo, según las localidades, el Espinillo, el Algarrobo o el Ñandubay. Pero esta formación tiene algo de particular y merece un nombre propio –“formación del Montiel”– por otro elemento que se mezcla con gran constancia con las Mimosas: la Carandá. Representada muy considerablemente en aquellos montes, alcanza en la parte occidental de la provincia hasta la orilla izquierda del Paraná, mezclándose también con los montes ribereños de este río…”2

Por ser el Montiel un monte semixerófilo, los árboles predominantes se adaptan a la escasez de agua, se caracterizan por tener hojas menudas (compuestas, bipinnadas) y espinas. Las hojas pequeñas evitan la pérdida de humedad por evapotranspiración y las espinas son una reserva de humedad.


“El Espinal está formado por parches de bosques abiertos, con un único estrato de árboles bajos, y por arbustos espinosos combinados con pastizales. El avance de las actividades agrícolas y la extracción de madera para diversos usos hicieron que estos bosques hayan desaparecido en muchas áreas”.

(Geografía de la Argentina, Santillana 2011, página 83).

Las dos especies arbóreas que predominan son el ñandubay y el algarrobo negro (declarado en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza cuya sigla es UICN, en 1996).

El Montiel no puede considerarse como una selva, si bien, en ciertos lugares se encuentran manifestaciones de “selva en galería”; se trata de un monte semixerófilo de mediana altura, denso a veces y otras, más abierto. Por lo tanto la gente habla de “andar en el monte”; “refugiarse en el monte”; “huir al monte”.

El error se originó a mediados del siglo XIX cuando vino a la Argentina el estudioso francés Martín de Moussy. El presidente argentino Justo José de Urquiza le solicitó que hiciera un informe sobre las formaciones naturales. Moussy recorrió la Mesopotamia y al llegar a la zona central de la provincia de Entre Ríos (la zona de Montiel) quedó sorprendido por la abundante y densa vegetación, entonces le llamó “selva de Montiel”. En esa época la mayor parte del monte se conservaba, no se talaba y no había animales domésticos en abundancia. Seguramente esas características confundieron a Martín de Moussy.

También ha ayudado el aspecto enmarañado de este espinoso bosque para que se instaurara en el lenguaje popular la denominación selva, acaso por su fama de lugar impenetrable.

Para explicar la diferencia, es fundamental expresar que en las formaciones selváticas, los árboles son numerosos, están muy juntos y en la lucha por la luz solar desarrollan una gran altura. El color es un verde intenso, brillante, las hojas son grandes, lustrosas y facilitan la pérdida de humedad por evapotranspiración. Los árboles, en su mayoría, no tienen espinas, no necesitan conservar humedad porque las lluvias son abundantes durante todo el año. Además en el sotobosque se encuentran lianas de robustos y largos tallos, helechos, orquídeas, etc.

Según el Diccionario de la Real Academia Española: monte es un terreno sin cultivar que se encuentra cubierto de hierbas, matas, arbustos y/o árboles

La formación de Montiel corresponde a la Provincia Fitogeográfica del Espinal, más precisamente al Distrito del Ñandubay, nombre que recibió debido a lo abundante que era esta especie antiguamente pero que hoy, se encuentra en peligro de extinción a causa de la tala excesiva. Constituye un excelente relicto de vegetación que merece conservarse. (Carta de suelos del Departamento Federal – INTA. 1993, Página 31).

La Legislatura de la Provincia de Entre Ríos, por Ley N° 9706 del año 2006, declara Área de Reserva Natural Protegida, bajo la modalidad de Reserva de Uso Múltiple a las zonas de Parajes “El Gato” y “Loma Limpia” del Departamento Federal.

 

Esta área de reserva abarca una superficie mayor a la estudiada por el Grupo de Investigación Montiel y está delimitada de la siguiente manera:

Norte: límite natural del Departamento Federal entre la confluencia del Arroyo Puerto y Arroyo Feliciano, hasta la intersección con la Ruta Nacional N° 127.

Este: Ruta Nacional N° 127 entre límite con el Departamento Federación y su intersección con límite del Ejido de la ciudad de Federal.

Sur: Ruta Provincial N° 5, entre Arroyo Feliciano y Arroyo Real, continuando con el límite del Ejido de la ciudad de Federal, desde Arroyo Real hasta la intersección con Ruta Nacional N° 127.

Oeste: Arroyo Feliciano, entre Ruta Provincial N° 5 y confluencia con Arroyo Puerto.


Mapa del Departamento Federal donde se destaca el Área de Reserva Natural

En el año 2021 se avanzó más, pues el 04 de agosto se firmó la carta de intención de creación de un Parque Nacional, teniendo en cuenta que el bioma del espinal no está representado dentro de las Áreas protegidas como Parques Nacionales que hoy existen en Argentina.

El futuro Parque Nacional abarcaría un área dentro de la zona de Reserva Natural y en el mes de septiembre de 2021 se ha trabajado en el relevamiento de flora y fauna, procurando identificar la zona más propicia que pueda aplicar en el futuro a la figura de Parque Nacional. Ha sido un trabajo en el que participaron la Municipalidad de Federal, el Gobierno de la Provincia de Ente Ríos, la Administración de Parques Nacionales y Aves Argentinas (www.desdefederal.com.ar).

Desde el Grupo de Investigación Montiel se celebra este avance de gestiones y tareas. Una integrante del Grupo trabajó en la producción textual para la presentación del Proyecto de creación del Parque Nacional. Seguramente se realizarán obras de infraestructura que contribuirán a mejorar las condiciones de vida de los vecinos del Montiel y la actividad turística generará fuentes de trabajo que les permitirán seguir viviendo en “su lugar”.

En la zona investigada por el Grupo, partiendo de la margen de los arroyos y río Feliciano, se encuentran sectores de “Selva o Monte en galería”, donde las especies como viraró, guayabo, sauce, blanquillo, sarandí, entremezclados con escasos ceibos; alcanzan un desarrollo notable. Los árboles conforman con sus copas túneles muy húmedos, bajo los cuales crecen especies menores: helechos, musgos, y enredaderas; entre éstas, se encuentra una liana delgada, con delicadas flores rojas, es el “Isipó”. Completan el paisaje los pajonales.

“Bueno, vio, siempre el que más llega al agua el guayau (guayabo), el sauce, viraró, sarandí, todo’ eso’ llegan al agua”.

“Se encuentran sauce, más para la zona del Gato, vio. El Feliciano es más zona de planta de sauce. El sauce prende de gajo”.

(Informante: Aurelio Rivarola)

“Aquí en esta zona, como en todo lau, la planta que no falta en la costa, sauce, viraró colorau, viraró blanco así en la ladera.

Despué’ tamién’ en la costa el sarandí, que es una planta muy juerte, vara fina (esta expresión significa que pese a ser resistente es flexible), hay blanquillo, yuquerí blanco, ése que no se le despega la espina ni puede pasar usté, como una enredadera, cría una guía y se enrieda pa’arriba; usté lo puede cazá pa’ladiarlo y se le pega en la mano la espina brava, como la uña del gato”.

(Informante: Serapio Valdés)


Recodo del río Feliciano mostrando monte en galería a la derecha y pajonal a la izquierda al fondo.

Avanzando hacia la parte semixerófila hay Espinillo, Tala grande, Tala chiquito, Chañar, Coronillo, Quebracho blanco, Anacahuita, Ñapindá (uña de gato), Molle negro, Ñandubay, Algarrobo amarillo, Algarrobo negro, el corpulento Guaraniná (algunos ejemplares alcanzan 20 metros de altura), la esbelta Palmera Real o Yatay y la Caranday o carandilla. Es el Montiel el único que alberga la curiosa asociación de estos dos tipos de palmeras en toda la provincia de Entre Ríos.


Convivencia de palmeras: la yatay más alta y la carandá de distintas alturas.

El soto bosque, o sea lo que conforma la maraña inferior, en campos sobrepastoreados por hacienda doméstica, principalmente vacuna; casi ha desaparecido porque estos animales lo que no comen, lo destruyen con el pisoteo. Además, tampoco permiten la repoblación natural porque la semilla sazonada que va cayendo en su gran mayoría es comida o destruida. Por esta razón en esos lugares el monte se empobrece y las especies se van secando y terminan por desaparecer.


Monte empobrecido no sólo por los vacunos, sino que se suman las hormigas cortadoras y animales silvestres.

Pero algo se salva, pues la mayoría de los arroyos importantes se alambran para resguardar la hacienda que en épocas de sequía corre riesgos de morir empantanada. Los alambres no siguen el caprichoso recorrido de los arroyos porque ello significaría una fuerte inversión, por el contrario, se construyen extensas rectas que encierran “bolsas” de muchas hectáreas, donde vive lozano, un soto bosque perfecto integrado por zarzas, uñas de gato, rama negra, espartillos, chilcas, helechos, paja brava, cactus, cardos y tunas. La fauna silvestre no lo afecta mayormente.


Monte en galería a orillas del arroyo Estacas

Los habitantes de Montiel hablan de “Islas” o “Isletas”.

Se trata de formaciones arbóreas de una misma especie, por ejemplo: “Isleta de Chañar”, “Isleta de Ñapindá”, “Isleta de Tala”; y otras especies que se agrupan en las proximidades de los cursos de agua. Desarrollan notables alturas y se destacan en el conjunto del monte.

“Se cierra, lo que comúnmente se llama isleta o algo así. Isleta, vio, de tala y hay otro que le decimos nosotros planta de “uña ‘e gato”. Si se mete un animal… si entra…debe sacarlo de a pie”.

(Informante: Ico Rivarola)

ÁRBOLES DESTACADOS DEL MONTIEL

Guayabo colorado, árbol frecuente en las riberas de arroyos y también mezclado en el monte semixerófilo. Se caracteriza por las exfoliaciones de su corteza en placas irregulares, hojas pequeñas, flores blancas muy fragantes. Se utiliza para cabos de hachas, como leña y para elaborar carbón.


Guayabo colorado

Viraró, puede alcanzar los quince metros de altura. Su madera, muy utilizada para cabos de hachas, carbón y fuego, dura y resistente.

“Es lindo el viraró hasta pa’hacer un cabo de hacha, pa’eso anda bien, pa’cabo de guadaña…pa’rebenque sí, pa’eso anda bien”.

(Informante: Ico Rivarola)

Espinillo de corteza oscura con estrías longitudinales, hojas caducas bipinnadas, flores amarillas muy aromáticas y frutos secos con muchas semillas. Su leña es utilizada para hacer fuego y carbón. Y sus hojas trituradas, como eficaz desinfectante de granos malignos.


Espinillo

El quebracho blanco es esbelto de 10 – 12 m de altura, hojas persistentes simples coriáceas, flores amarillas, frutos leñosos semejante a una castañuela española con semillas aladas. Su madera de regular calidad se utiliza como leña y en construcción.


Quebracho blanco mostrando sus frutos

“El quebracho blanco sí, porque el quebracho colorau no hay aquí”

(Informante: Aurelio Rivarola)

“Del quebracho sacamos varillas”.

(Informantes: Roque Daniel Maidana y Paulo Ramírez)

“El quebracho vive mucho y para sacar varilla vio, que eso se saca cualquier cantida”

(Informante: Carlos Miguel López)

El Ñapindá alcanza hasta seis metros de altura. Se caracteriza por sus aromáticas flores blancas en racimos pero con abundantes espinas curvas que se enganchan fácilmente (uña de gato). Su leña es poco utilizada.


Ñapindá en flor

“Aquí abunda el ñapindá. Al ñapindá, al guaraniná, al quebracho lo deschalamo, le sacamo la cáscara, los nudo y chanfliamo toda la madera de acá nomás”.

¿Qué uso le dan?

Pa’ sacar tablone, poste, pa’alambrar, hacer corrale”.

(Informante: Aurelio Rivarola)

El Ñandubay es un árbol de mediana altura, de copa aparasolada, de tronco con corteza rugosa, hojas pequeñas y persistentes, flores verdosas–amarillentas, fruto legumbre en forma de hoz y semillas en su interior, estas chauchas tienen valor forrajero.

De madera dura y muy noble e incorruptible. Se utiliza en postes y marras para construir alambrados, corrales, galpones y viviendas. También para elaborar carbón de alta calidad y su leña muy demandada y en especial la seca en pie llamada “campana”.

“El ñandubay, bueno, la mejor madera que hay en esta zona”.

(Informante: Carlos Miguel López)

“Bueno, mire eso de la época, en luna menguante es el momento que cortamo el palo para hacer madera, una marra para plantar, pa’poner una puerta”.

(Informante: Jorge Aníbal Agout)

Al árbol del monte bravío le dedicó el poeta entrerriano Víctor Seri estos hermosos pensamientos:

“Contemplando la recia arquitectura

protegida por rústica corteza

se adivina en el porte la nobleza

de una estirpe aborigen que perdura.

Y permanece anclado en la llanura,

o en el monte que esconde su grandeza,

donde el hombre despoja su riqueza

en madera de invicta contextura”.

“El ñandubay pa’ puerta, horcone, pa’ alambrau”.

(Informante: Ramón López)


Ñandubay florecido

Tala blanco, árbol erecto espinoso puede rondar los 6 ó 7 metros de altura. Hojas pequeñas y frutos anaranjados comestibles y muy apetecidos por las aves. Su leña de regular calidad, se puede utilizar para el fuego y un carbón llamado mezcla, donde se queman juntos todo tipo de árboles. Por tener muchas espinas, sus ramas se utilizan para hacer cercos en huertas y corrales precarios para lanares y cabríos.

“Rama, rama de tala.

¿Por qué tala?

Lo frena, tiene mucha espina, frena al animal; frena todo”.

(Informante: Ramón López)

Coronillo, árbol mediano, de denso follaje, su leña es aprovechada para el fuego y el carbón.

Algarrobo amarillo y Algarrobo negro: alcanzan una altura aproximada a los 7 u 8 metros, de copa extendida, tronco de corteza oscura y persistente, hojas bipinnadas, flores numerosas y fragantes, los frutos son vainas que cuando maduran son dulces y comestibles y muy buscadas por los animales. Su madera muy apreciada para la fabricación de muebles rústicos y su leña es utilizada para carbón y fuego.


Algarrobo

 

“¿La leña…? Algarrobo más que ñandubay”.

(Informante: Aurelio Rivarola)

“Y eso sí, de frutas silvestres así, de las que comúnmente se sabe comer, sería la del algarrobo, mucha gente las consume y el animal también, pero como está arriba al animal se le hace más difícil”.

(Informante: Carlos López)

Guaraniná, el más corpulento de los árboles con ejemplares de 10 m de altura, tronco de aproximadamente mayor al metro y de frondoso follaje persistente. Su madera no es de mucha calidad, se utiliza para el fuego y para hacer carbón.


Guaraniná, acompañado por las esbeltas yatay

Brea es un árbol que alcanza 5 a 6 metros de altura, de un hermoso color verde, flores amarillentas, el fruto es una legumbre con sección cuadrangular y sus ramas defendidas por espinas de todos los tamaños, lo que hace dificultosa la circulación del jinete y los animales.

“Sí, acá hay brea, una planta bravísima. La espina es muy brava, parece la uña del gato”.

(Informante: Ico Rivarola)

La PALMERA REAL o YATAY, da al monte del Montiel, una característica muy especial porque embellece el paisaje, sobresaliendo en forma muy notable sobre el resto de la vegetación. La distribución de estas palmeras se da en una franja con orientación sur–norte con un ancho de pocos kilómetros, tres a cinco aproximadamente; y que al llegar a las márgenes del arroyo Feliciano aparentan detener su avance.

Alcanzan hasta quince metros de altura, mostrando en sus troncos desnudos las marcas que dejan las hojas que van mudando cada año. Estas marcas dan idea aproximada de la edad de cada planta. Sus hojas son grandes y pinnadas.

Conviven en el mismo sitio con la Palmera Caranday, dándose un fenómeno poco común, según observaciones realizadas al estudiar la flora de distintas regiones.

Las Palmeras Yatay dan un fruto muy sabroso denominado Yatay, al igual que la planta. Es comestible y los animales los consumen al caer en su estado de madurez, es un fruto fibroso que contiene un coco duro, que protege la semilla para la reproducción.

Con los Yatay, los lugareños preparan licores de exquisito sabor. El coco también se come, para ello hay que quebrar la cáscara y sacar la semilla que se consume cruda o tostada.

Estas palmeras hacen una doble floración: la primera en los meses de octubre–noviembre (no da frutos) y la segunda en febrero, cuando fructifica.

Muy acertadamente se las está protegiendo desde el año 2007, mediante Resolución 228 de la Dirección General de Recursos Naturales, Forestación y Economías Alternativas.

Por ello, donde se autoriza el desmonte, se las deja en pie como ornamento de los establecimientos y caminos rurales; conformando un bello paisaje digno de promocionarse y compartir con la humanidad.



La Cámara de Diputados de la Provincia de Entre Ríos incentiva la ornamentación de edificios públicos rurales como escuelas, comisarías y centros de salud con palmeras yatay. Se promueve hacer almácigos de la semilla de estas palmeras para ser trasplantadas en esos establecimientos rurales, con la finalidad que la estética nos vincule con la identidad provincial.

En las recorridas de estos montes con palmeras, los lugareños realizando sus actividades diarias y los miembros del Grupo de Investigación, durante los guiados en las múltiples excursiones realizadas; han observado algunas rarezas que brinda la naturaleza. En la foto siguiente se observa una palmera yatay con importante desarrollo de su tallo (estípite) presentando a gran altura dos brazos. Dicho fenómeno puede tener varios motivos pero aún no se sabe con certeza por qué ocurre, imprimiéndole gran belleza y atractivo.


“El fruto de la palma, con ese ácido tan rico que tiene, nosotros le sabíamos echar un poquito de caña y agua en un frasco bien tapado, pero queda un licor lindísimo de esa fruta de yatay, maduro sabe…”

(Informante: Ana Gómez de Paniagua)

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