Read the book: «María la Dura en: un problema peludo»
Era una mañana tranquila y silenciosa en casa de María la Dura, hasta que se escuchó un doble grito...
Y luego volvió a sentirse el silencio. Un doble silencio.
Y también surgió, queridos lectores, un doble enigma. Y bueno, habrá que investigar doblemente lo que pasó, por partida doble.
Aquí vemos al papá de María mirándose al espejo.
De él fue uno de los gritos que se oyeron.
Y no es porque haya despertado más gordo.
Porque ya estaba gordo.
Y no es que se le haya caído un diente.
Porque la verdad es que ya se le cayó uno, y ahora tiene uno falso, pero no se le nota y no importa.
Y no es porque le haya salido una cana.
Es peor que eso.
Es porque se le cayeron unas cuantas canas.
O sea, se está empezando a quedar pelado como una rodilla.
Pobrecito adulto.
Y en el otro baño de la casa vemos a María, a quien no se le ha caído ningún pelo, sino al contrario.
Le salieron unos cuantos pelos. Pelos nuevos, que no existían el día anterior.
Oh, Dios mío, dirán ustedes. Esta no es una historia sencilla, porque tiene dos protagonistas:
María + papá.
Prepárense para la pregunta de la prueba.
Y los antagonistas (o némesis) son dos también.
Porque el primer enemigo, el del papá, se llama... FUERZA DE GRAVEDAD (mentira, se llama vejez).
Y el enemigo de nuestra protagonista se llama... ATAQUE HORMONAL.
¿Horroroso? ¿Un ataque hormonal es horroroso? ¿Y qué es eso? ¿Es algo de moda?
Síííí. Está de moda, una moda que todo el mundo sufre cuando está creciendo.
¿Y cómo es este ataque tan inesperado para María?
Bueno, aquí viene la (para que luego no digan...), que en el caso de los hombres se traduce en:
(Observación extra: es que los adolescentes son medio animales y por eso tienen alas y patas).
En serio, dije. El tema de la solo se habla con los papás.
¿Dije sexualidad? Ups. Bueno, también dije “en serio”.
¿Me entendieron? EN SERIO.
Y en el caso de las mujeres, las armas del ataque hormonal son:
Pero nos estamos yendo por las ramas y es necesario volver al comienzo de esta dramática historia con dos gritos.
Porque aquí comienza una nueva aventura de María la Dura, titulada:
Una historia de crecimiento personal y sus dificultades (“peludo” también significa muy difícil. Qué gran metáfora, qué gran título. Se pasó el autor. Clap, clap, clap, aplausos).
Después del primer encuentro con esta novedad en su cuerpo, nuestra María está un poco confundida y enojada, porque cuando no entiende algo, a veces se irrita.
Además, un pelo puede ser feo. Y unos pelos allí son muy feos. Y lo primero que pensó María es en e-li-mi-nar-los.
Pero no sabe cómo.
Le podría preguntar a su mamá, que es mayor y tiene más experiencia.
Pero la pieza de María está desordenada y tendría que ordenarla antes de acercarse a menos de un metro de su mamá.
BRRRRRRR.
No. Mejor ella no.
Velcro, el gato, tampoco sirve.
Aunque esté lleno de pelos y tenga experiencia en el tema, habría que hablarle en idioma gato.
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