La paradójica dimensión 89

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H. Toole, El Megalo-ludopata

12 de octubre

La primera losa dice que las prisiones pueden contener las memorias de un hombre, sin importar si estas son, fueron o serán; que una prisión es una tumba que guarda cualquier recuerdo, no importa la línea de tiempo… Todo siempre es el mismo recuerdo.

¿Quién dice eso?... Creo que yo lo digo, pero no yo… sino otro yo, un yo mucho más primitivo, un yo de otra línea de tiempo, uno que ya se ha perdido.

Leo un manuscrito rasgado en las piedras de mi pared, es mi letra y estoy seguro de que es mi mensaje… Ya descarté la locura, estar agotado o simplemente estar ido, y que lo que escribía lo olvidaba; después de todo, son mis hechos los que leo… Y también me advierte que no es en ningún caso la aliviadora pérdida de la cordura.

Dice que mi alma está atorada en esta prisión y que sus paredes guardarán mi testimonio, no importa por qué lo haya comenzado a escribir, lo que sea que se haya transmitido siempre estará atado a mi ser, siempre habrá un yo que pueda leerlo… Será mi última palabra.

Es extraño, pero pensé que al menos la historia que he escrito en estas paredes trataría sobre mí, de mi caso, de mi irreal, pero supuesta inocencia, de algún descabellado plan de escape, pero simplemente no es así. La historia escrita trata de la persona que está en la celda contigua, por quien siento una extraña mezcla de admiración y odio, esa persona que he decido llamar «el ludópata», pero no cualquier ludópata, sino el más grande y miserable de toda la historia, el megalo-ludópata, uno que juega con toda nuestra realidad. La historia que escribo es sobre este horrible tipo y lo que él llama la «dimensión 89».

17 de octubre

He leído con calma todos los rincones de mi celda, y en cada una de las piedras de mis paredes hay fragmentos que describen la susodicha dimensión 89. Hay muchas palabras confusas y, según mi propia letra, trata de los relatos que me ha hecho mi vecino de prisión.

Hoy es 17 de octubre y, supuestamente, mi vecino ha estado saltando e intercambiando la realidad, ha estado entrando y saliendo de esta prisión, pero por una puerta secreta e invisible que da a dicha dimensión y que, según sus palabras, solo desde este lugar puede alcanzar.

Me ha dicho que fuera de este mundo, en aquel extraño lugar, ha competido y ha ganado, pero cada vez que lo hace, procura volver en el tiempo y el espacio, para encontrarse nuevamente en esta prisión y volver a jugar aquel irracional juego.

Según lo que ha escrito mi mano, en cualquier momento debería volver a llegar y, luego de ello, en cualquier momento debería partir a la dimensión 89.

21 de octubre

Ayer volvió a estar aquí, lo encerraron en su celda. Según él, fue condenado por homicidio; ni siquiera se esforzó en esconder su crimen que, de alguna forma, sin importar el delito, siempre lo trae aquí. Es una especie de contrato interdimensional que no hay forma de eludir, porque la realidad que ha construido dice que debe llegar a este punto para entrar de nuevo en la dimensión y volver a jugar.

Sé cómo reconocerlo, mis manos tallaron sus rasgos en la piedra. Apenas entró a la prisión lo identifiqué y él, burlescamente, comenzó a hablarme como quien trata a un muy buen conocido, siendo la primera vez que nos vemos. Para él, es como si continuara una conversación que ya llevamos avanzada, como viejos jugadores de ajedrez que retoman una partida que han llevado por años… Sin embargo, aun cuando lo reconozco de mis escritos, mi sensación es de una primera vez. No es alguien que reconozca, es alguien que conozco por primera vez, quizás por centenares de primeras veces.

Según él, fue su idea que yo pudiera tallar su historia en esta piedra; una especie de desliz de su ego. Necesitaba un testigo y decidió condenarme sobre mi propia condena.

Según mis escritos, cada vez que ha llegado a esta prisión, ha llegado con una historia distinta. Se siente omnipotente modificando la realidad. Cada vez que nos encontramos, es una realidad distinta, y cada vez ha decidido que yo pueda recordar… Según sus palabras, su idea es que la prisión guarde mis relatos.

Ahora que no lo veo, he caído en cuenta que ha vuelto a viajar a la dimensión 89.

11 de octubre

Lo han vuelto a encarcelar. Esta vez ha sido una estafa o algo así. Mi manuscrito dice que ha caído por tantos delitos como delitos existen, hay algunos que ni siquiera entiendo. Según él, en esta realidad lo más probable es que ni siquiera existan esos delitos… que puede modificar las leyes que nos rigen a su antojo. Quiero no creer eso, pero al leer mi testimonio, parece ser cierto.

Mientras más leo, parece como si pudiera conectar las realidades. Es como una empatía entre dimensiones, puedo sentir lo que ya he sentido, vivir en mis tallados recuerdos en piedra y darme cuenta de lo inestable que es este universo, que un loco puede llegar a moldear y modificar a su antojo… Lo estoy viendo fijamente y él parece inmutable.

Cada vez que se le da la oportunidad me cuenta como le ha ido en su viaje. Yo solo escucho y escribo para no volverme loco, es la única forma en que puedo aceptar que ha estado jugando cósmicamente con la realidad y sopesar el hecho de que todos hemos sido puestos aquí por su capricho, por el capricho de un ludópata cósmico jugando a ser Dios… Y ahora veo como aquel dios de carne y huesos toma su lugar en la celda. En aquel rincón con manchas secas de sangre, hace sus ruidos extraños, golpea su cabeza contra las paredes del mismo muro, llevando un ritmo cada vez más fuerte. Oigo cómo crujen los huesos de su cráneo y luego se desvanece… Es como una mezcla entre desfallecer y desvanecer. Veo su cuerpo caer inconsciente, pero nunca toca el piso, cae en otra dimensión… Se ha ido a la dimensión 89.

52 de octubre

He vuelto a leer la piedra. Sé que en cualquier momento aparecerá, quiero preguntarle más detalles sobre sus viajes, pero no sé si esta vez me prestará atención. Quizás esta vez le parezca insignificante, solo un preso e ignorante… Según la piedra, yo no soy así, pero en esta realidad he nacido inseguro de mí mismo, o puede ser lo que he vivido… Según la piedra, mi personalidad también es fruto de su juego; lo que pienso, lo que hago, lo que he vivido, todo está regido por la forma en que jugó sus cartas, por la forma en que construyó esta realidad. Siento como si hablara con Dios… siento que estas paredes son mi Biblia y este es su testimonio… Solo espero que en esta realidad también decida hablarme.

Ha llegado, pasó directamente a su muro, solo masculló un par de frases y volvió a su violento ritual. Ruidos, golpes, crujidos y luego silencio… Siempre el mismo muro. Debe de existir algo especial en dicha prisión, creo que lo he sobreestimado… puede que no sea él, sino el lugar. Temo intentarlo y morir. En esta dimensión soy inseguro y cobarde, pero dejaré mi testimonio para que sea otro yo el que lo intente, el que intente golpearse en aquellas losas y pueda colarse.

Tal vez pueda ser yo quien acceda a la dimensión 89.

17 de octubre (otra vez)

Ha vuelto una vez más, no sé si es de mi interés saber cuál es su delito. Cada vez es una primera vez, cada llegada es un nuevo yo contra un antiguo él. Es una injusticia, no es posible que solo mis letras me sirvan para defenderme, que estos manuscritos sean mi única herramienta para entender. Esto es una tortura, creo que preferiría no saber y ser inconsciente sobre la poca trascendencia de mi presencia, sobre la insignificancia de mi existir.

Algo que he notado es que mis escritos siempre hablan de un día de octubre, son muchas fechas, muchas se repiten, pero todas son en octubre. Según lo que me ha dicho, son más de trescientos juegos los que ha ganado, y que solo algunas veces no ha podido materializarme, que en aquellas ocasiones en las que ha previsto que puede perder, en esas ocasiones descuida mi existencia, pero que procura tenerme para que escriba sobre él, sobre su ego, sobre su superioridad respecto a seres de otros universos… sobre la fragilidad de nuestra existencia ante la incertidumbre de una derrota.

Según sus palabras, en las realidades en las que materializó «el recuerdo», solo en ellas podré continuar este relato tallado, solo en aquellas instancias me conecto con mis otras realidades, solo en esas instancias, en que nuestro creador anónimo se ha dignado a construir «el recuerdo», he podido escribir sobre él.

Solo en esas ocasiones he podido escribir sobre la dimensión 89.

9 de octubre

Mis escritos dicen que algunas de las realidades que construye son solo locura y caos; otras, en cambio, se rigen por una razón casi inhumana, un régimen de estructuras rígidas y sofocantes. Hay realidades salpicadas de la fortuna esperanzadora, y otras sembradas en melancolías y desgracias. Desde mi actual realidad, todo me parece curioso o más bien imposible. En esta realidad permanezco en mi celda por voluntad propia, el mundo es un peligro para mi ser, preferible es estar aquí, en meditación y razonando sobre aquello que se ha hecho. Nadie me ha traído, he venido a mi encierro por voluntad propia, caminando libre al encierro.

Mi vecino de encarcelamiento parecía sacar algunas cuentas, algo sobre las posibilidades y probabilidades, de que estuvo cerca de perderlo todo, pero que, aun así, no puede dejar de apostar, que su existencia se justifica en ello.

Según lo que dice mi pared, en varias ocasiones ha tratado de dejar de jugar, cuando crea una realidad muy favorable y estable, cuando siente que es suficiente o que está apostando mucho en verdad… cuando en verdad ha sido suficiente. Sin embargo, todas las veces vuelve a caer, vuelve a venir a este mismo lugar a iniciar nuevamente su ritual. Muchas veces me ha pedido perdón por no poder detenerse; esas veces, al parecer, sentía que era una realidad ideal. En verdad, no logro entender la profundidad de esto, entiendo el concepto de muchas dimensiones, pero en este caso son distintas realidades que se superponen para una misma dimensión; es decir, para esta dimensión solo existe una realidad… Seguramente, la nueva realidad destruye la anterior; seguramente, ya he sido destruido varias veces… o puede que no.

 

Esta vez solo cruzamos un par de frases, y luego comenzaron los gritos, los golpes y el crujido… la iluminación y su escape a la dimensión 89.

28 de octubre

No tengo noción de cuál es el primer o último de mis escritos, solo tengo algunas fechas tontas que me dicen el día en que comencé a poner las letras… pero son tantas fechas que lo único que hacen es confundirme aún más.

No sé para quién escribo este testimonio, quizás lo hago para anticiparme a la situación, para tratar de hacer algo, para de alguna forma evitar que se detenga el tiempo y se reinicie. Algunas veces pienso en que debería matarlo y así poner fin a esto de una buena vez. La tentación de convertirme en el asesino de un Dios, acabar con este ludópata caprichoso que juega con el tiempo y el espacio, es algo en lo que estoy pensando constantemente. Soy el único que sabe lo que realmente está sucediendo, soy el único consiente en este mundo de insensatos e inocentes. El destino del mundo está en mis manos, en estas torpes y adoloridas manos, que lo único bueno que han hecho ha sido dejar este testimonio en la piedra.

Esta es mi locura, lo que carcome mi mente. Debo encontrar la forma de detener este ciclo sin fin, ya casi todas las paredes están cubiertas de letras, se aglomeran entre las grietas y me gritan que tome una decisión, que sea el libertador de todos y ponga fin al juego.

No sé qué sucederá después, pero ahora solo esperaré a que llegue. Debo detenerlo antes de que viaje a la dimensión 89.

5 de octubre

Me ha contado que en ese lugar él se enfrenta a otro ser, otro iluminado, pero de una realidad distinta; que juega una partida cósmica en la que enfrentan fragmentos de los distintos mundos y puede hacer que se anulen o se fortalezcan; que cada cosa en esta realidad es una parte de este tejido cósmico hecho a base de trozos de razón, locura, fortuna y desgracia.

Me ha contado que con cada pasada ha construido diferentes planos de existencia, y que cada vez ha ganado. No sabe que es lo que pasará si llegara a perder, pero que esa sensación de omnipotencia, de poder crear la realidad a su gusto, lo ha embriagado y hecho adicto, que no puede dejar de jugar.

Me ha contado que en cada intento procura siempre que su realidad tenga el fragmento llamado «el repetir», porque su realidad siempre se repite y lo lleva a tener una nueva oportunidad para volver a ese lugar; una y otra vez, siempre anhelando volver a la dimensión 89.

7 de octubre

Todos los fragmentos de realidad tienen un nombre y una imagen, quizás hasta un número. Creo que representan algo, algo así como un tarot, pero en lugar de que el juego adivine lo que va a pasar, pasa lo que dice la carta. Es decir, la realidad se moldea de acuerdo con lo que dicen las cartas que él ha jugado. Si, por ejemplo, la carta se llama la destrucción y en ella aparece una imagen en la que se destruyen cosas, seguramente la realidad estará definida por una gran calamidad, quizás una guerra, quizás una gran catástrofe…

No es mucho lo que logro comprender de esto, pero me lo imagino como una gran mesa cósmica de juegos, con un paño verde de terciopelo, donde dos seres cósmicos se tiran su propia suerte, y esta transfigura todo lo que somos, y que el primero en crear una realidad plausible puede dejar aquel lugar y el otro se queda eternamente soñando, un prisionero del olvido, un perdedor en la dimensión 89.

18 de octubre

Creo que no tendré otra oportunidad tan clara o, si la he tenido, seguramente la he desperdiciado patéticamente. Creo que este es el momento para lograr acabar con él, mi mente por fin podrá descansar. Intentaré tomarlo por sorpresa, seré un héroe anónimo, espero darle un seco y limpio golpe, y de una vez por todas romper este irreal ciclo de días. Una y otra vez, ya comprendo todo, para esto es que escribo este diario, por esto la locura me ha consumido, es para salvar al mundo o terminar de condenarme.

Según lo que he leído, de mi puño y letra, en varias realidades he decidido tomar mi propia vida, pero siempre he vuelto, porque esa no era la salida. Ahora lo veo con toda la claridad de quien ha vivido miles de veces el mismo momento; esto nunca se trató de él, sino de un magnicidio que por el bien de todos debe realizarse.

Está llegando, es mejor que me prepare. Espero que mis capacidades sean las suficientes, espero que dentro de sus poderes no esté leyendo mi mente. Como sea, puede que él mismo quiera que lo haga, la única cura para su enfermedad, para no volver a la dimensión 89.

1 de noviembre

El muy arrogante me lo dijo, que esta era su voluntad, que deseaba irse sin perder… y que alguien supiera que él había sido campeón invicto.

Creo que su alma estaba tan cansada como la mía, recibió el golpe como quien recibe un regalo esperado, ni siquiera dejo de sonreír… Todo este tiempo, y nunca pregunté su nombre, no sé a quién he matado, y cada minuto que pasa más dudas tengo de por qué lo he hecho.

Las paredes comienzan a borrarse, hace unos días me sentía un héroe, de a poco comienzo a olvidar por qué he hecho aquello…

Debo apresurarme antes de olvidarlo todo, sé que es en la celda contigua, sé algo de un ritual, puedo recordarlo… aquel jugador, aquella dimensión.

Creo que lo merezco. El mundo me lo debe. Si lo he salvado, también puedo ponerlo en juego. Creo que es mi obligación, debo entrar a la dimensión 89.

Menes, el gato en la caja

Entonces Dios vio a aquel gato blanco parado de forma estoica sobre un cúmulo de nubes y le preguntó al santo más sabio de su consejo sobre cómo era posible que aquel gato hubiera llegado hasta allí.

Con más asombro que sabiduría, el sabio contempló a la insolente criatura, que comenzaba a lamer sus patas mientras los ignoraba conscientemente y, con una reverencia, le dijo al Todopoderoso:

¡Oh, soberano entre los soberanos! Sea tu gloria sobre todas las cosas y que tu reino se extienda por todo el firmamento. Ruego que tu ira no me alcance y seas piadoso con tu servidor al escuchar lo que te tengo que decir. Singular es encontrar aquella bestia terrenal en estos lares, pero según he escuchado, poco asombro nos debería causar, ya que aquella criatura fue nombrada en un antiguo relato que un alma pasajera me llegó a transmitir y, sin duda, este gato de blanco y corto pelaje, de porte digno e indignante expresión, se trata del mismo gato nombrado por aquella noble alma, quien así me dijo:

Sin duda es un hecho extraordinario haber llegado a este lugar y poder contemplar el origen de todas las creaciones. Aun así, no es tan extraordinario como haber sabido que el imperio más grande que ha existido era dirigido por un extraordinario gato blanco de porte estoico y afiladas garras, quien desde su solemne cojín real dirigía el destino de todas las naciones. Cuando la duda de aquel hecho divino terminó por devorar mi conciencia, finalmente pude preguntar cómo había sido aquello posible, y a mi consulta uno de los vasallos principales, quien era muy amigo mío y en quien podría depositar toda mi confianza, fue que me respondió:

Mi muy estimado, sorpresa genera, más su asombro no debiese ser tal, pues aquel magnífico gato que nos dirige a todos, de afiladas garras, blanco pelaje y orejas empinadas, no es la primera vez que ostenta semejante cargo, pues se dice entre la plebe que aquel soberano también fue el rey unificador de fronteras de la más grande nación conocida. Hablando con un importante comerciante, este a su vez me comentó:

Soberanos como este, de terso pelaje, ojos heterocromos y probada agilidad, no nos habían tocado en nuestra historia, pero el hecho de su dignidad y valía es indiscutido. Llamativo es verlo actuar y regir como es debido, mas, aunque no sé cómo ha podido llegar a ser soberano, extrañeza no es ninguna, pues de la boca de mi cuñado he sabido que nuestro amado regente un día realizó proeza sin igual. Así fue que mi cuñado me habló de aquel actuar:

Cuando nuestro protector ascendió a su merecido lugar, en cualquier momento de la historia habría sido un hecho extraordinario, pero hoy por hoy, que nuestro querido albino de ojos dispares y ondulante cola nos guíe, es un hecho de causa, pues siendo este el libertador consumado, líder indiscutido y caudillo de nuestra redención, es claro que nos terminaría por gobernar a todos y, sin embargo, fue de la boca de un amigo que supe que para nuestro impulsor estas no eran sus primeras proezas sino la continuación de un camino ya emprendido. Y fue un amigo querido quien así me hizo notar:

Nuestro gallardo líder gatuno, de extraordinarios rasgos y perfectos ademanes, hoy libertador y ayer pacificador, fue este, nuestro mismo insigne, quien resultó ser el benefactor de la gran ciudad, que logró traer el orden y la paz a aquellas tierras desquiciadas, y encaminó a su gente a un futuro próspero. No me extraña que hoy nos guíe, si hace mucho tiempo escuché de boca de uno de los afectados cómo este felino gallardo puso fin a sus abatimientos. Mas quien me señalaba se refirió de la siguiente forma:

Haber logrado rectificar a tanta gente fue una de sus mayores proezas. Sin usar ni sus blancos colmillos, ni tampoco sus afiladas garras, logró hacernos cavilar sobre esto y aquello, y sobre, también, a eso que no me puedo referir. Sin embargo, era de esperar que estuviera a la altura de sus logros, ya que sobre él mismo había escuchado otra hazaña similar. Creo que mi sobrino fue quien me comentó, fue él quien me dijo que:

Fue este mismo gato blanco que acaba de salvar el templo, este mismo gato es quien cuidaba la tienda de abarrotes ymercancías, este gato hizo próspero el negocio. Y cuando pregunté al nieto de la fallecida dueña cómo fue que el gato había terminado haciéndose cargo del negocio de la familia, este me dijo:

Es una larga historia que no vale la pena mucho detallar. Sin embargo, si hay algo que debo mencionar es cuando preguntamos a mi abuela, aquel día que tuvimos que salir corriendo por una emergencia, y decidió dejar a su gato sobre la caja registradora para que cuidara la tienda. Cuando preguntamos cómo se le ocurría dejar a aquel miserable animal a cargo de todo, ella nos regañó y nos dijo:

No sean insolentes, mis vástagos, que, aunque son mis queridos, siguen siendo unos ignorantes. Este mismo gato que ven todo maltrecho y que he puesto sobre la caja, es tan capaz que algún día puede que reemplace al mismísimo Dios allá en los cielos. Ahora, vámonos que se ha hecho tarde, y dejémosle que se las arregle.

Y así fue como, luego de ocupar el lugar de Dios y reinar sobre todas las cosas en la existencia, el gato lamió sus patas, estiró sus bigotes y se deslizó dentro de la dimensión 89. Seguramente, esperaba trastocar el tiempo y el espacio para hacerlo aún mejor en esta ocasión.