El Bhagavad Gita (Edición Ilustrada)

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El Bhagavad Gita (Edición Ilustrada)
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Índice de contenido

Introducción

El Bhagavad Gita, texto clave del hinduismo

El origen de la obra

Características y sentido del Bhagavad Gita

Canto I

Conflicto y desaliento de Arjuna

Canto II

Filosofía Sankhya o yoga del conocimiento

Canto III

Yoga de la acción

Canto IV

Yoga del conocimiento

Canto V

Yoga de la renuncia de la acción

Canto VI

Yoga del dominio del autodominio

Canto VII

Yoga del superconocimiento

Canto VIII

Yoga de la divinida suprema e imperecedera

Canto IX

Yoga del soberano conocimiento y del supremo misterio

Canto X

Yoga de las excelencias divinas

Canto XI

Visión de la forma universal

Canto XII

Yoga de la devoción

Canto XIII

Yoga de la distinción entre la materia y el espíritu

Canto XIV

Yoga de la distinción entre las tres cualidades

Canto XV

De la devoción al Espíritu Supremo

Canto XVI

De la condición divinay demoníaca

Canto XVII

De las tres clases de fe

Canto XVIII

Yoga del renunciamiento

Glosario

El Bhagavad Gita

“El Canto del Señor”

Coloquios entre Krishna y Arjuna (príncipe de la India)

Traducción del sánscrito, con notas filológicas y aclaratorias de

J. Roviralta Borrell

[no image in epub file]

El Bhagavad Gita : el Canto del Señor / adaptado por José Marcelo Caballero ;

comentarios de J. Roviralta Borrell. - 1a ed adaptada. - Ciudad Autónoma de

Buenos Aires : Pampia, 2021.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-47607-5-3

1. Budismo Tibetano. 2. Reencarnación. 3. Karma. I. Caballero, Jose Marcelo, adapt. II. Borrell, J. Roviralta, com. III. Título.

CDD 294.3

© de esta edición, Pampia Grupo Editor

Buenos Aires, Argentina

Director Editorial: José Marcelo Caballero

Coordinadora: Marcela Serrano

Colaborador: Javier Valentín Espósito

ISBN - 978-987-47607-5-3

Primera edición ilustrada 2021

Diseño de tapa: Maitreya Design

Diseño de interior: Maitreya Design

Reservados todos los derechos.

Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, transmitida por un sistema de recuperación, en ninguna forma ni por ningún medio, sin el permiso expreso por escrito de la editorial.

Editado en Argentina


El Bhagavad Gita es un libro de Luz y Amor, pero fundamentalmente es un poema de Vida (Karma en sánscrito). La palabra Karma se halla relacionada con la raíz sánscrita KRI de donde derivan las palabras “crear” y “creación”. Karma es acción, y acción es vida. Karma significa también “trabajo sagrado”, y se relaciona con el sacrificio en los Vedas, el ritual de la religión. Hay que tener en cuenta este significado al leer el Gita.

Bhagavad

Introducción

El Bhagavad Gita, texto clave del hinduismo

“El Bhagavad Gita es el enunciado más sistematizado de la evolución del espíritu y la de valor más perdurable de que dispone la Humanidad”

Aldous Huxley

El origen de la obra

Una auténtica “guía Michelin” para el recorrido del espíritu detrás de su perfección, este antiguo texto hinduista es el más difundido, en Occidente, de una vasta doctrina que es anterior a la mayoría de las religiones que han llegado hasta nuestros días.

El hinduismo entiende que la realidad visible y comprensible para la conciencia –apenas una apariencia de lo real y concreto que nos rodea– se encuentra sometida a fases sucesivas en la que es creada y luego destruida. Detrás de esta apariencia de realidad se encuentra el principio divino, absoluto y eterno, que sostiene al conjunto del universo.

El espíritu humano –que participa de esa condición absoluta y eterna que es propia del principio divino– está sometido también, como la realidad aparente, a un ciclo seriado de innumerables reencarnaciones, en las que retorna al mundo de las apariencias encerrado momentáneamente en un cuerpo.

Para alcanzar su liberación definitiva y hacerse uno con el principio divino, el espíritu debe liberarse de todos los engaños en los que cae dentro de la rueda de las reencarnaciones, como los deseos de toda especie y la falsa noción del yo individual, otra ilusión más que lo separa de la divinidad.

Desde luego, estamos aquí simplificando y mucho la amplia cosmogonía de creencias, extremadamente elaboradas, que ofrece el hinduismo, pero es con el objetivo preciso de establecer una mera introducción a la doctrina de la que forma parte el Bhagavad Gita.

Este es apenas una porción muy acotada –de unos 700 versos en total, en su versión original– de una obra de dimensiones mucho mayores, el Mahabharata, que alcanza los 100 mil. Según debaten todavía los estudiosos orientalistas, el Mahabharata habría sido escrito en la quinta centuria anterior al cristianismo. Su cuerpo textual se divide en 18 secciones y es la sexta, llamada Bhisma Parva, la que incluye el Bhagavad Gita. En cuanto al significado de este nombre, su traducción es “El Canto del Señor”.

Características y sentido del Bhagavad Gita

Para aproximarnos desde nuestra mentalidad occidental a las peculiaridades que ofrece la obra, debemos comprender primeramente que, como sucede con muchos otros textos religiosos de Oriente, su acción transcurre en tres planos a la vez: el nivel histórico, el individual y el cósmico. En el primero de ellos, el histórico, narra una batalla que tuvo lugar entre dos clanes de la antigua India, los Pandavas y los Kauravas, parientes entre sí, en disputa por la herencia de un reino. A los Pandavas se les atribuyen virtudes tales como el estricto sentido de la justicia, la índole más noble y el control de los deseos y las pasiones, en tanto que su clan rival, los Kauravas, se caracterizan por su descontrolada crueldad, su inveterada injusticia y desmedida codicia, la carencia completa de escrúpulos y una desenfrenada lujuria. Arjuna, protagonista junto con su consejero, Krisna –una encarnación del dios Visnú– del Bhagavad Gita, es un príncipe del clan Pandava.

En el plano individual, el conflicto está dado por la duda que atraviesa el espíritu de Arjuna, quien debe enfrentarse en batalla a sus primos Kauravas y darles muerte.

En el nivel más alto, se alude al antagonismo entre las virtudes propias del espíritu y las bajas que son características del cuerpo, que es el reino del deseo constante e insaciable.

 

El conjunto funciona como una metáfora, ya que para establecerse en el plano espiritual –objetivo de la evolución del alma- Arjuna debe derrotar y dar muerte a las bajas pasiones que lo separan de lo absoluto e imperecedero, representadas en el plano histórico por los Kauravas.

Sin embargo, como advierte Arjuna una y otra vez al dios encarnado que es Krisna, su dolor y su temor ante la sola idea de matar a aquellos con los que comparte su misma sangre son inmensos; se trata de acabar con algo que es parte de sí mismo, esto es, sus mismos deseos y pasiones. Los consejos del dios apuntan a convencer a Arjuna de que, sin sacrificar esa porción de sí mismo que lo mantiene atado a la condición de un yo individual, nunca logrará liberarse de la falsa apariencia de la realidad y alcanzar a unirse con lo absoluto, a lo que pertenece su espíritu imperecedero.

En su diálogo con Arjuna, el dios expone uno tras otros los caminos del yoga hacia la iluminación, persuadiendo al héroe de que el sendero correcto hacia la plena identificación con el principio divino es la única opción para abandonar definitivamente la sempiterna rueda de las reencarnaciones y unirse con lo supremo, superando la ilusión de la personalidad y sus efímeros vínculos con el mundo de lo material y perecedero.

En apretado resumen este es el mensaje maravilloso que nos trae el Bhagavad Gita, desde la noche de los tiempos, cuando ya ha iluminado durante más de 2.500 años las conciencias de millones de personas, dentro y fuera de su India natal, perdurando y siendo reconocido como uno de los textos más populares y difundidos de su género.

Luis Benítez


Este es el volumen VIII de Los libros sagrados de Oriente. El Bhagavad Gita es técnicamente parte del Libro 6 del Mahabharata, aunque se sabe que es una adición posterior a la saga que se sostiene por sus propios méritos. Es un diálogo entre el Dios Krishna y el héroe Arjuna, que tiene lugar en un momento eterno en el campo de batalla antes de la lucha culminante entre el bien y el mal.


Canto I

Conflicto y desaliento de Arjuna

Dritarastra1:

1 Dime, SAÑJAYA,2 ¿qué hicieron nuestros guerreros y los del ejército de los PANDAVAS3 cuando ansiosos de combatir, se encontraron en la llanura de KURUKSHETRA?4

(En los versos que siguen -2 al 20-, SAÑJAYA describe cómo DURIODANA5, al ver en orden de batalla al ejército enemigo, se dirigió a su preceptor DRONA6 y le expresó el temor de que el suyo, aunque numéricamente mayor, fuera más débil7. Sigue después, como en todo poema épico, la relación de los guerreros de una y otra parte. Para enardecer el decaído ánimo del príncipe DURIODANA, BHISMA8, el comandante en jefe de los KURUS, sonó con fuerza el caracol marino, lanzando estentóreos acentos semejantes al rugido del león, e instantáneamente innumerables conchas marinas, timbales, cuernos, címbalos y otros instrumentos guerreros respondieron de todas partes con un atronador estruendo. Pero entonces KRISHNA9, los príncipes PANDAVAS y sus guerreros sonaron también sus conchas celestes y caracoles marinos, y sus estridentes sonidos desgarraban el corazón de los KURUS10, pues su horrísono estruendo hacía retemblar cielos y tierra.)

ARJUNA11, de pie sobre su soberbio carro12 tirado por blancos corceles, se dirigió a KRISHNA, su amigo y auriga, y le dijo estas palabras:

Arjuna:

21 ¡Oh KRISHNA, el Inmutable! Guía mi carro por entre los dos ejércitos,

22 para que pueda yo darme cuenta de quiénes están ahí ardiendo en bélico afán, y saber contra cuáles guerreros he de combatir en esta fiera lucha.

23 Quiero ver de cerca quiénes se han congregado en este campo de batalla, ávidos de pelear en defensa del pérfido hijo de DRITARASTRA.

Sañjaya:

24 Apenas hubo ARJUNA pronunciado estas palabras, KRISHNA condujo el espléndido carro hasta situarlo entre ambas huestes,

25 y al hallarse enfrente de BHISMA, DRONA y otros príncipes de la tierra, le manifestó: “Contempla, hijo de PRITHA13, a los KURUS allí reunidos”.

26 Recorrió entonces con su mirada, ARJUNA, ambos ejércitos y distinguió ante sí a padres y abuelos, a preceptores, tíos, hijos, hermanos, nietos y compañeros,

27 a padres políticos y a toda clase de familiares, así como a muchos amigos íntimos. Al ver a todos estos deudos suyos, frente a frente, prestos a lanzarse a la lid, el hijo de KUNTI,

28 se sintió sobrecogido de dolor y compasión, y apoderándose de él un profundo desaliento, habló de esta suerte:

Arjuna:

¡Oh, KRISHNA! Al contemplar aquí a mis deudos y amigos, llenos de coraje e impacientes para empeñarse en una lucha fratricida,

29 mi rostro se demuda, siento que se seca mi garganta, un frío mortal corre por mis venas, mis cabellos se erizan, y todo mi cuerpo se estremece de horror.

30 Hasta GANDIVA14, mi arco fiel, se me cae de las manos, y mi piel se abrasa; me faltan las fuerzas para sostenerme y mi cabeza está como presa de un vértigo.

31 Veo asimismo siniestros presagios. Dime ¿cuál puede ser la ventaja de esta horrible matanza? Cuando haya yo exterminado a mis parientes y seres amados ¿dónde podré encontrar la felicidad?

32 Yo no anhelo, oh KRISHNA, la victoria, ni el trono, ni los placeres, pues ¿qué son, GOVINDA15 un reino o los goces que depare? ¿Qué es, incluso, la vida misma,

33 cuando aquéllos para cuyo bien ambicionamos el poder, la opulencia y el regalo se hallan dispuestos a renunciar a toda riqueza y a todo bien?

34 Contra nosotros se enfrentan preceptores, padres e hijos, abuelos y nietos, tíos y sobrinos, cuñados, primos y demás parientes;

35 aunque deba yo perecer en sus manos, no quiero atentar contra su vida, ni aun para lograr la soberanía de los tres mundos16; mucho menos por un reino terrestre.

36 ¿Qué goces podríamos saborear después de dar muerte a los hijos de DRITARASTRA? Aun con ser ellos unos criminales, incurriríamos en pecado exterminándolos.

37 No puedo, pues, matar a mis parientes, a los hijos de un rey que es hermano de mi propio padre. ¿Qué felicidad podría yo jamás sentir después?

38 Aun cuando ellos, cegados por la ambición, no vean mal alguno en la destrucción de una familia, ni se consideren culpables traicionando a los amigos,

39 ¿no debemos nosotros, al darnos cuenta de las consecuencias de una contienda como ésta, huir, abstenernos de tomar parte en ella?

40 Con la aniquilación de la familia desaparecen las tradicionales prácticas piadosas; de su abolición surge la impiedad que se enseñorea de todos los sobrevivientes.

41 Por el predominio de la impiedad, oh KRISHNA, se depravan las mujeres, y de esta depravación nace la confusión de las castas17.

42 Tal confusión arrastra hacia el infierno a los destructores de la familia y aun a la familia misma, puesto que los manes18 de sus antepasados, careciendo de las ofrendas funerarias, se precipitan en el abismo.

43 A consecuencia del crimen cometido por quienes destruyeron la familia y que originó la confusión resultante19, se extinguen para siempre los tradicionales ritos de la casta;

44 y, según nos dicen los libros sagrados, es el infierno la perdurable morada de los mortales cuyos ritos familiares se han perdido.

45 ¡Ay de mí! ¡Qué abominable crimen vamos a cometer si, seducidos por la recuperación de un trono, nos disponemos a exterminar a nuestros propios deudos!

46 Más me valiera que los hijos de DRITARASTRA con las armas en la mano me hallaran inerme y, sin oponerles yo la menor resistencia, me dieran muerte.

Sañjaya:

47 No bien hubo proferido estas palabras, soltó Arjuna su arco y sus flechas en el mismo campo de batalla, y se dejó caer en el asiento de su carro, con el corazón transido de angustia.

1 “Aferrado al trono o poder”. Aunque hijo mayor del rey de Hastinapura, tuvo que renunciar a la corona en favor de su hermano menor, Pandu, por ser ciego de nacimiento. Se casó con Gandhari de la que tuvo cien hijos, noventa y nueve varones, los príncipes KURUS o KURAVAS. El primogénito era DURIODANA.


2 Cochero del rey DRITARASTRA. Desempeña el papel de relator en este sagrado poema. Dotado, por especial favor del sabio VYASA, del don de percepción celeste, pudo enterarse del coloquio entre KRISHNA y ARJUNA, así como de los más minuciosos detalles de la pelea.

3 “Hijos o descendientes de Pandu”. Con este nombre patronímico se designan los cinco príncipes rivales de los KURUS. Estos príncipes, cuyos nombres son YUDISTTRA, BHIMA, ARJUNA, NAKULA y SAHADEVA, representan la naturaleza superior del hombre en el BHAGAVAD GITA.

4 Llamado también el Campo de la Ley o Tierra Santa, por ser la tierra de los antiguos sabios y santos.

5 El hijo mayor de DRITARASTRA, personificación del orgullo, de la envidia y de la injusticia.

6 El maestro que instruyó a los príncipes KURUS y PANDAVAS en el arte de la guerra.

7 Las fuerzas de los KURUS son aventajadas por las de los hijos de PANDU, porque el mal representado por ellos es personal, en tanto que el bien simbolizado por éstos es universal. El mal estriba tan sólo en el poder del malhechor, mientras que el bien se halla fortalecido por la fe en el carácter absoluto de la ley de justicia (Chatterji).

8 Literalmente “terrible”. Era hermanastro del padre de DRITARASTRA y PANDU, tío-abuelo, por lo tanto, de los príncipes KURUS y PANDAVAS. El principal caudillo de la hueste KURAVA.

9 Encarnación de la divinidad.

10 Adversarios de los PANDAVAS. En el BHAGAVAD GITA simbolizan la naturaleza inferior del hombre, con sus vicios, pasiones y malas tendencias.

11 El tercero de los príncipes PANDAVAS.

12 Este carro, RATH en sánscrito, simboliza el cuerpo humano, vehículo de la mónada inmortal, así como de todos los principios que integran la individualidad humana. RATH significa, pues, a la vez, vehículo y cuerpo humano.

13 La madre de YUDISTIRA, BHIMA y ARJUNA; indistintamente recibe este nombre y el de KUNTI.

14 Arco que estaba dotado de virtudes maravillosas.

15 Uno de los nombres de KRISHNA; significa dador de luz.

16 La tierra, la región intermedia y el cielo; en otros términos, la mansión de los hombres, la de los semidioses y la de los dioses.

17 Esto hace referencia a las cuatro primitivas castas de la India: la de los BRAHMANES, sacerdotes; la de los CHATRIAS, guerreros militares; la de los VAISIAS, comerciantes y agricultores, y la de los SUDRAS, siervos y artesanos.

18 Espíritu de los muertos.

19 La institución de las castas asegura al hombre el conocimiento de lo que debe hacerse para alcanzar la vida eterna. Teniendo cada familia y casta debidamente fijados sus deberes, el Yo nace en la casta y familia que correspondan a las necesidades de su progreso espiritual. (Chatterji.)


Canto II

 

Filosofía Sankhya o yoga del conocimiento20

Sañjaya:

1 Al ver a ARJUNA de tal suerte abatido y lleno de conmiseración, ansiosa la mirada y arrasados los ojos de lágrimas, KRISHNA le dijo estas palabras:

Krishna:

2 ¿De qué proviene, ARJUNA, en estos instantes críticos, ese torpe desaliento, indigno de un hombre de noble raza; esa cobardía que cubre de ignominia y cierra las puertas del cielo?

3 No te abandones a esta falta de virilidad que tan mal cuadra a un hombre como tú; aleja esta vergonzosa debilidad de corazón y levántate, oh terror de tus enemigos.

Arjuna:

4 ¡Oh KRISHNA! ¿Cómo puedo yo, en medio de la pelea, asestar mis armas al hermano de mi abuelo, el gran BHISMA, o contra DRONA, mi maestro?

5 Con mendrugos me sustentara de limosna en este mundo, antes de matar a preceptores tan dignos de reverencia, pues al hacerlo, por grande que sea la ambición que ellos alimenten, todo cuanto yo gustara después estaría tinto en sangre.

6 No sé qué fuera mejor para nosotros: el que les venciéramos o nos vencieran, pues quienes tenemos enfrente, airados y con ademán amenazador, no dejan de ser los hijos de DRITARASTRA, cuya muerte amargaría nuestra vida.

7 Mi corazón se ve asaltado de temores en esta oscura noche de mi alma, y mi razón, atormentada por la duda, se halla confusa y vacilante. A ti, pues, acudo, para que me saques de esta cruel incertidumbre. Soy tu discípulo; a tu protección me acojo y, postrado a tus plantas, te suplico que me instruyas. ¿Cuál es el camino de mi deber?

8 Nada veo que pueda disipar la angustia que embarga mis sentidos, aun cuando obtuviera yo una amplía y sin rival soberanía de la tierra y aun el supremo dominio de los dioses.

Sañjaya:

9 Luego que en tales términos se hubo expresado ARJUNA, dirigiéndose a KRISHNA añadió: “No quiero pelear”, y guardó silencio.

10 Entonces KRISHNA, sonriente, así le habló al príncipe que tan desalentado y pesaroso se mostraba entre ambos ejércitos:

Krishna:

11 Te lamentas por lo que no debieras lamentarte, si bien sensatas son tus palabras. El sabio21 no se angustia por los vivos ni por los muertos22, pues vida y muerte se desvanecen.

12 Ni yo23 ni tú, ni estos caudillos24, en tiempo alguno hemos dejado de existir, ni dejaremos de ser en adelante.

13 Así como el Espíritu que mora en el cuerpo pasa en él la infancia, la juventud y la vejez, así también pasa más tarde a otro cuerpo: el sabio no abriga de esto la menor duda.

14 Del mundo de los sentidos procede el calor y el frío, el placer y el dolor: son efímeros y transitorios; van y vienen. Sobreponte a ellos con valentía.

15 El hombre a quien ni el dolor ni el placer conturban, y permanece inalterable en toda circunstancia, es merecedor de la inmortalidad.

16 Lo ilusorio nunca es; lo real nunca puede dejar de ser, verdad percibida por quienes han penetrado la esencia de las cosas.

17 Indestructible es Aquel25 que desplegó el Universo y cuya esencia todo lo penetra. ¿Quién puede aniquilar a este imperecedero Ser?

18 Estos cuerpos que aquí ves, frágiles y sujetos a la disolución, no son otra cosa que simples envolturas del Espíritu eterno, indestructible e inconmensurable. Por lo tanto, decídete a combatir, ilustre sucesor de BHARATA26.

19 Están en un error quienes opinan que el Espíritu mata o se le puede matar, pues ni mata ni puede ser matado.

20 Nunca ha tenido nacimiento, ni tampoco está sujeto a la muerte; no habiendo sido, jamás dejará de ser. Eterno, no-nato, imperecedero, sin principio ni fin, no se aniquila ni experimenta quebranto alguno cuando se destruye su envoltura mortal.

21 Sabiendo, pues, que el Espíritu del hombre es indestructible y perpetuo, y que no está sujeto al nacimiento ni a la muerte ¿cómo creer que puede aniquilar o ser aniquilado?

22 De la propia manera que el hombre desecha sus viejas vestiduras para ponerse otras nuevas, así también el Espíritu, después de abandonar su gastado cuerpo mortal, toma posesión de otros nuevos.

23 Arma ninguna puede herirle, ni fuego quemarle, ni agua humedecerle, ni viento orearle.

24 Porque es invulnerable, incombustible, impermeable e insensible al aire. Es eterno, omnipresente, inmutable, permanente, siempre uno.

25 Sabiendo, ARJUNA, que Él es invisible para el ojo mortal y que se halla más allá del pensamiento y de todo cambio, cesa de dar rienda suelta a tu dolor.

26 Pero, aun cuando lo creyeras de continuo nacido y de continuo muerto, tampoco así, oh guerrero de potente brazo, debieras afligirte.

27 Porque de igual manera que todo cuanto ha nacido debe morir, todo lo que ha muerto debe infaliblemente renacer. No te apesadumbres, pues, por lo inevitable.

28 Los seres únicamente se conocen en su estado intermedio: son inescrutables en su origen, antes de nacer, y en su condición final, después de morir. ¿Por qué entristecerte?

29 Unos consideran al Espíritu como una maravilla827, otros hablan de Él como un portento, y otros oyen hablar de Él como un prodigio, pero nadie después de oír es capaz de comprender.

30 Siendo el Espíritu sempiterno e indestructible, no puede recibir el menor daño. Así, no te aflijas por ninguna criatura viviente.

31 Por otra parte, no eches en olvido tus obligaciones como guerrero, y no vaciles; para un CHATRIA28 no hay deber más sagrado que el pelear por una causa justa.

32 ¡Felices y afortunados quienes militan en ese glorioso combate que les abre de par en par las puertas del cielo!29

33 Pero, si olvidando las obligaciones de tu casta, te resistes a tomar parte en él, faltarás a tu deber, mancillarás tu honor y sobre ti pesará vergonzoso delito.

34 La gente pregonará tu perpetua deshonra, y para todo hombre bien nacido, la deshonra es peor que la misma muerte.

35 Los jefes creerán que rehúyes al combate por cobardía, y te verás menospreciado por aquellos mismos que más te ensalzaban.

36 Tus enemigos te recriminarán en tales términos, que la lengua se resiste a expresarlos, y harán escarnio de tu valor y de tus proezas. ¿Puede haber mayor ultraje?

37 Si sucumbes en la lid, se abrirán para ti las puertas del cielo; si triunfas, el señorío sobre la tierra será el galardón de tu victoria. Yérguete, pues, hijo de KUNTI, y decídete a luchar.

38 Acepta por igual el placer y el dolor, la ganancia y la pérdida, el triunfo y la derrota, y apréstate a la batalla. Así no caerás en pecado.

39 Acabo de exponerte la filosofía SANKHYA, el conocimiento que conduce a la visión de lo Eterno. Escucha ahora las enseñanzas referentes al YOGA30 o filosofía de la acción. Si llegas a entenderla, te librarás de las cadenas de todo obrar.

40 No hay esfuerzo estéril ni de consecuencias perjudiciales para quien huella este camino; hasta un leve progreso salva al hombre del nacimiento y de la muerte.

41 Uno es el objetivo del hombre que lo ha emprendido: alcanzarlo. Pero dispersos y mudables son los pensamientos de los irresolutos.

42 Los inconstantes de escaso discernimiento mucho hablan y se regocijan con la letra de los Vedas diciendo: “Nada hay sino esto”31.

43 Con egoísta deseo tienen el cielo por meta, y se representan el futuro nacimiento como recompensa de sus acciones. Así practican muchas y diversas ceremonias para gozar de riqueza y poderío.

44 Quien vive apegado a lo transitorio sigue los floridos discursos y prefiere el goce de la mansión celeste a la eterna absorción en la Divinidad32.

45 La enseñanza de los Vedas concierne a las tres cualidades o GUNAS33. Trasciéndelas, ARJUNA, así como supera los pares de opuestos34, y permanece firme en la Verdad eterna. Por encima de todo anhelo mundano, concéntrate en la plenitud de tu Yo.

46 Tan provechosos son los Vedas para el brahmán iluminado, como el agua de un estanque lleno hasta los bordes.

47 Haz que el móvil de tus actos sea el acto mismo y no sus ventajas; no te incite a la acción el aliciente del fruto, pero no permitas que tu vida se disipe en la inacción.

48 Firme y constante en el YOGA35 cumple tus deberes renunciando a todos los apegos y por igual sereno en el éxito que en el fracaso. Esta imperturbabilidad, este equilibrio se llama también YOGA36.

49 Toda acción es muy inferior al yoga del discernimiento: refúgiate en él. ¡Dignos de lástima son quienes obran en pos de la recompensa!

50 Aquel que consigue identificarse con el YOGA37 se abstrae de las buenas y malas acciones38. Aplícate, pues, al YOGA, que es sabiduría en acción.

51 El hombre verdaderamente sabio renuncia al fruto de sus actos y, libre de las ataduras del renacimiento, se encamina a la región bienaventurada39.

52 Cuando, gracias al discernimiento, hayas trascendido esta maraña de ilusiones, sentirás indiferencia por todas las doctrinas que te han sido reveladas, así como por las que se te revelaren.

53 Y cuando deje de fluctuar tu mente entre las contradicciones de todas ellas, y descanse inmutable en la divina contemplación, alcanzarás la unión espiritual.

Arjuna:

54 ¿Qué es lo que distingue, oh KRISHNA, al hombre absorto en BRAHMÁN? ¿De qué manera habla? ¿Se mueve y actúa como los demás hombres?

Krishna:

55 Cuando un hombre controla todos los deseos de su corazón y halla dentro de sí mismo y por sí mismo40 el contento y la felicidad, se dice que está firme en el supremo conocimiento.

56 Aquel cuyo corazón está libre de ansiedad en el dolor, permanece indiferente ante el placer41, está exento de aflicciones42, temor y cólera es calificado de sabio, firme en el supremo conocimiento.

57 Aquel que en ninguna circunstancia de su vida se inmuta, ni se siente afectado por los azares de la suerte; el que con ánimo sereno e imperturbable no se aflige en la adversidad, ni se regocija cuando la fortuna le sonríe, descansa en el supremo conocimiento.

58 Cuando aparta sus sentidos de los objetos de sensación, como tortuga que encoge sus miembros en la concha, firme se halla en el supremo conocimiento.

59 Los objetos de sensación, aunque no el gusto por ellos, abandonan al abstinente morador del cuerpo que de ellos no gusta, y aun el mismo gusto se desvanece al que persevera en la visión del Ser supremo.

60 Sin embargo, los sentidos fogosos e indómitos arrastran impetuosamente el corazón del sabio que contra ellos forcejea para alcanzar la perfección.

61 Sólo después de haber logrado la propia armonía puede tener el hombre su espíritu fijo en Mí, pues únicamente aquel que ha subyugado sus sentidos puede hallar, en verdad, la suprema sabiduría.

62 El hombre que se complace en los objetos de los sentidos suscita en sí una inclinación hacia ellos; del apego surge el deseo; del deseo el apetito desenfrenado;

63 del apetito desenfrenado dimana la turbación mental y de ella la pérdida de la memoria; de la pérdida de la memoria, la falta de discernimiento y por la falta de discernimiento se pierde el hombre.

64 Pero el que dueño de sí mismo se mueve entre los objetos de sensación, con los sentidos libres de gusto y repugnancia, sojuzgados por el Yo, logra la serenidad.

65 Una vez alcanzada se extingue toda pena y cuando el corazón permanece tranquilo, la mente alcanza asimismo la paz.

66 No hay conocimiento cuando falta la armonía; sin armonía no puede haber contemplación, sin ésta no puede haber paz, ¿y cómo puede ser feliz quien carece de paz?

67 Aquel que abandona su mente al ímpetu de los turbulentos sentidos ve pronto extraviada su razón como barquilla arrastrada por las olas de un mar embravecido.

68 De consiguiente, aquel cuyos sentidos están por completo desapegados de los objetos de sensación, aquél, en verdad, descansa en el sereno conocimiento de sí mismo.

69 Lo que es noche para las multitudes es día para el hombre disciplinado; cuando en vigilia están los demás seres, es noche43 para el sabio vidente.

70 Únicamente logrará la paz aquel en cuyo corazón van a extinguirse todos los deseos, como mueren las aguas torrenciales en el impasible océano, siempre lleno, pero sin desbordarse jamás.

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