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Índice de contenido

Portadilla

Legales

Presentación / Andrea Fellner Grassmann

Introducción / Carlos Felipe Ruiz Sahagún

Parte I. Panoramas de la vinculación social desde la universidad

Vinculación social universitaria, investigación y formación profesional. Carácter intercultural de los desafíos comunicacionales y de gestión del conocimiento al interior de las universidades / Daniel Mato

Apuntes sobre vinculación social universitaria e incidencia ignaciana ante los retos de las instituciones de educación superior jesuitas / Juan Eduardo García Hernández y Pablo Reyna Esteves

Parte II. El modelo de vinculación de los proyectos de aplicación profesional

Una experiencia de cohesión social desde la perspectiva de los jóvenes urbanos / Tamara Gutiérrez Ferrer y Montserrat Velasco Méndez

Los Proyectos de Aplicación Profesional y sus desafíos como una expresión del compromiso social universitario / Carlos Ortiz Tirado Kelly

Incidencia e intervención social desde los Proyectos de Aplicación Profesional. Claves para su interpretación / Héctor Morales Gil de la Torre

Parte III. Experiencias de vinculación: diálogos con el modelo PAP

La intervención social universitaria ante el problema de la microempresa y el empleo / Guillermo Pérez Esparza

Por una cultura agroecológica permanente en la región / Felipe de Jesús Iñiguez Pérez

La intervención social universitaria en el campo de la transparencia en Jalisco / José Bautista Farías

La intervención social universitaria en el campo de la transparencia en Jalisco / José Bautista Farías

Proyecto de Aplicación Profesional San Pedro Valencia: un ejercicio de cooperación y autonomía desde y para la vinculación social universitaria / Jesica Nalleli de la Torre Herrera

La experiencia de vinculación del Colectivo Mazatepec con el ITESO / Adriana Saavedra Martínez, Andrea Guadalupe Solano Flores y Joaquín Flores Peña

La experiencia de un observatorio de medios / Magdalena Sofía Paláu Cardona

Parte IV. La vinculación y sus interacciones con la docencia y la investigación

Un sueño colectivo mexicano: reflexiones desde el quehacer universitario / David Foust Rodríguez

Tríptico inter y transdisciplinario. Hacia un abordaje complejo del posgrado, la investigación y la vinculación universitaria / Francisco Urrutia–de–la–Torre

Parte v. Horizontes

Hacia algunos retos de la incidencia social universitaria: tejiendo reflexiones desde la perspectiva de la intervención social del ITESO / Guillermo Díaz Muñoz

Los nodos articuladores: una propuesta organizacional para la generación de conocimiento pertinente y la búsqueda de solución a problemas complejos desde la universidad / Mario Edgar López Ramírez

Acerca de los autores

INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS SUPERIORES DE OCCIDENTE

Biblioteca Dr. Jorge Villalobos Padilla, S.J.


Morales Gil de la Torre, Héctor (coordinación)Experiencias de vinculación universitaria desde la formación, la intervención social y la investigación / Coord. de H. Morales Gil de la Torre ; presen. de A. Fellner Grassmann ; introd. de C.F. Ruiz Sahagún. -- Guadalajara, México : ITESO, 2021.ISBN 978-607-8768-33-2 ISBN de la colección 978-607-8768-32-51. ITESO. 2. Aprendizaje en Escenarios Reales – Tema Principal. 3. Transferencia del Aprendizaje. 4. Investigación y Desarrollo. 5. Pedagogía Ignaciana. 6. Metodología Educativa. 7. Proceso Educativo. 8. Cohesión Social – Jalisco. 9. Transparencia Administrativa – Jalisco. 10. Medios de Comunicación – Jalisco. 11. Agroecología – Jalisco. 12. Desarrollo Regional – Jalisco. 13. Intervención Social – Jalisco. 14. Universidad y Empresa – Jalisco. 15. Educación y Sociedad – Jalisco – Tema Principal. 16. Universidades Privadas – Guadalajara, Jalisco. 17. Universidades Privadas – México. 18. Educación Superior – Guadalajara, Jalisco. 19. Educación Superior – México. I. Fellner Grassmann, Andrea (presentación). II. Ruiz Sahagún, Carlos Felipe (introducción). III. t.[LC] 378. 72352 [Dewey]

Diseño original: Danilo Black

Diseño de portada: Ricardo Romo

Diagramación: Rocío Calderón Prado

Foto de portada: Oficina de Comunicación Institucional del ITESO

Comité editorial de la colección:

Silvia Rebeca Acevez Muñoz

Marinés de la Peña Domene

Catalina González Cosío Diez de Sollano

1a. edición, Guadalajara, 2021.

DR © Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO)

Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585, Col. ITESO,

Tlaquepaque, Jalisco, México, cp 45604.

publicaciones.iteso.mx

Digitalización: Proyecto451

Queda prohibida la reproducción parcial o total, directa o indirecta del contenido de la presente obra, sin contar previamente con la autorización expresa y por escrito de los editores, en términos de la Ley Federal de Derecho de Autor y, en su caso, de los tratados internacionales aplicables.

ISBN 978-607-8768-33-2

ISBN de la colección 978-607-8768-32-5

Presentación

ANDREA FELLNER GRASSMANN

En agosto de 2011 se publicó el primer volumen de Complexus. Saberes Entretejidos, con el tema “La intervención social universitaria: un campo de estudio emergente”. Lo que en aquel momento se tenía como reto era la necesidad de transitar de la mera denuncia intelectual en torno a las distintas exclusiones, provocadas por el modelo de desarrollo capitalista global, hacia una posición mucho más propositiva, dirigida a generar conocimiento aplicable.

De ahí surgieron dos dimensiones. La primera, ser un nodo de articulación con distintos actores universitarios y sociales, nosotros mismos —los investigadores del centro— articulados con ellos —los actores universitarios y sociales—, para permitir el diálogo de experiencias y de saberes. La segunda, centrarnos en el conocimiento, la construcción, el fortalecimiento y la difusión de alternativas concretas al actual modelo de desarrollo, y multiplicar a la vez los espacios reflexivos para el ejercicio de un pensamiento alternativo.

Hoy, nueve años después, sigue más que vigente la necesidad de atender los problemas estructurales de nuestra sociedad desde las universidades de manera reflexiva, articulada e integral, vinculando la academia con los sectores sociales más necesitados. Así que, se retoma el tema, recopilando experiencias innovadoras para el cambio social que han surgido a lo largo de estos años, atendiendo las dimensiones antes mencionadas y damos inicio a la colección de Complexus. Saberes Entretejidos.

En este nuevo volumen que la inaugura se puede disfrutar y conocer de forma amplia, desde la introducción hasta el último artículo, las diversas experiencias de formación e investigación vinculadas que dan vida a parte del trabajo que realiza no solo el Centro Interdisciplinario para la Formación y Vinculación Social, donde las experiencias universitarias nacen a partir de los Proyectos de Aplicación Profesional, sino desde todas las instancias que conforman la universidad. Al recorrer cada uno de los artículos que componen este volumen se puede apreciar que el concepto de vinculación social no se queda en una sola dirección, sino que genera un entramado complejo de saberes y experiencias entre todos los actores.

Como universidad estamos comprometidos con la transformación social. Parte de este trabajo es analizar y reconfigurar el cómo atender mediante la acción colectiva los problemas sociales, aquí es donde se fusiona la academia y la experiencia de diversos actores y esfuerzos para generar esos saberes entretejidos. A partir de esto podemos buscar construir un mundo más justo y más humano, a través de estos textos se pretende recuperar esa voz y ese conocimiento para que se multipliquen experiencias de vinculación social.

Introducción

CARLOS FELIPE RUIZ SAHAGÚN

EXPERIENCIAS DE FORMACIÓN E INVESTIGACIÓN VINCULADAS QUE NUTREN EL PARADIGMA DE LA VINCULACIÓN SOCIAL UNIVERSITARIA

Entre el vasto tejido de la educación superior en América Latina, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) (1) combinó en su planeación quinquenal más reciente (2017–2021) los objetivos estratégicos institucionales de calidad educativa, innovación, internacionalización y compromiso por la transformación social con los propósitos de su desarrollo académico y educativo (ITESO, 2017).

Al introducir esta obra —desde una mirada a la vinculación social de las universidades— podemos reconocer en esos objetivos estratégicos las huellas del movimiento de innovación de la vinculación social no solo de las universidades jesuitas sino de una buena porción de instituciones de educación superior (IES) de América Latina y el Caribe. Detrás de todo esto están los paradigmas de responsabilidad social universitaria (RSU) o de compromiso social. El ITESO acuñó en el documento arriba citado un nuevo término: “compromiso por la transformación social”.

El Centro Interdisciplinario para la Formación y la Vinculación Social, que emite este nuevo volumen de su colección Complexus. Saberes Entretejidos, es una traducción de una época de transformaciones que esta universidad se ha permitido en más de seis décadas en las que el hilo conductor ha sido la vinculación social. Actualmente cobija en su seno la dirección del extenso tejido de proyectos de aplicación profesional (PAP), que permite desde hace 15 años un conjunto de vinculaciones diversas con el entorno con características unidisciplinares, multidisciplinares y en algunos casos interdisciplinares. En el último quinquenio los PAP, radicados en las licenciaturas, se han abierto a coaliciones con el posgrado y la investigación, fincando las bases de articulaciones con más largo aliento en términos de incidencia y servicios a las comunidades y organizaciones que se han asociado a esta dinámica. Tales prácticas han sido producto de una experimentación continua basada en la pertinencia, sustentabilidad y búsqueda del compromiso para la transformación social, inspiradas en los foros latinoamericanos sobre la orientación de las IES, auspiciados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, y los del Sistema Universitario Jesuita (SUJ) y la Asociación de Universidades Jesuitas de América Latina (AUSJAL).

Los aportes de quienes participan en este volumen encuentran una clave de lectura en el cuarto objetivo de desarrollo académico del citado plan, el cual marca la primacía de la vinculación social como eje de un quinquenio de producción y difusión académicas:

Articular los programas y proyectos de formación, vinculación e investigación en torno a ámbitos estratégicos locales y globales, con énfasis en la equidad e inclusión social, la promoción de la justicia, la generación de prosperidad económica con prevalencia del bien común, la sustentabilidad socioambiental y la gobernabilidad democrática (ITESO, 2017, p.5).

Por consiguiente, se muestra la polaridad, en la tensión “fuera / dentro”, mencionada por Guillermo Díaz Muñoz en esta publicación, en la que los ámbitos estratégicos son el faro que guía la transformación de las prácticas universitarias y a la vez conforma el motor para disminuir la inercia de la educación superior. Así, el rasgo de la segunda década de este siglo para la universidad es el pensar “fuera”, después de innumerables esfuerzos de constituir hacia dentro el modelo educativo propio, con sus expresiones emblemáticas como los PAP.

El nodo planeador asentó, por un lado, que las cinco grandes apuestas debían traducirse en ámbitos y luego en programas y proyectos, vinculados con las agendas de los circuitos globales o regionales como los objetivos sustentables de la Organización de las Naciones Unidas o los atingentes a los organismos jesuitas: AUSJAL y SUJ, y, por otro, que se diera lugar a “Proyectos académicos para diseño de módulos, asignaturas e incluso programas de estudio completos que atiendan ámbitos prioritarios, sean curriculares o no” (ITESO, 2017, p.15).

Los trabajos reunidos en esta obra se compartieron en un foro en 2016 que, anticipándose a la planeación institucional referida, observaban como decisiva la integración de las funciones sustantivas de la universidad con una doble mirada: priorizar los actores y los escenarios de incidencia con las distintas modalidades de vinculación y en función de los ámbitos prioritarios, (2) bajo las directrices que reconocían la coexistencia de cuatro modos no excluyentes de vincularse con el entorno: los servicios profesionales, la intervención social, la investigación vinculada y la difusión sociocultural. (3) Un concepto contundente resultó ser en todo esto el de “docencia e investigación vinculada”, en el que el primero derivó en el de “formación vinculada”.

Intuitiva o coincidentemente la estructura de este volumen sigue en lo básico el itinerario marcado por la planeación quinquenal en relación con las funciones universitarias: luego del capítulo que atiende el panorama de la vinculación social desde perspectivas latinoamericanas y nacionales convergentes, postula el modelo de vinculación (esta vez referido a los PAP); ejemplifica en el siguiente apartado con experiencias de vinculación en diálogo con el modelo del PAP (sin considerar que este sea el único modelo de vinculación, pero dicho sea de paso como un territorio del fuera / dentro en el que conviven diversas visiones y una multiplicidad de operaciones del conjunto de departamentos y centros académicos del ITESO); luego se estrecha el círculo al describir las interacciones de la vinculación con la docencia y la investigación, y por último, se plantean horizontes.

Una lectura amplia de los textos nos permitirá ver que el concepto de “vinculación social” no es un canon unívoco, sino un campo o territorio multipolar con dimensiones decisivas del papel de las universidades en el siglo presente y con modalidades acrisoladas desde las experiencias propias de los académicos.

Al respecto, en la introducción al panorama de la vinculación social desde la universidad encontramos en la colaboración lúcida de Daniel Mato la llamada de atención en relación con el desaprovechamiento de la vinculación o incidencia social universitarias en el mejoramiento tanto de las actividades de investigación como de formación profesional y gestión del conocimiento, en el horizonte de las universidades latinoamericanas. Son oportunidades que permitirían repensar y transformar tanto las ofertas de formación como los planes de las carreras. La raíz está en que no son suficientemente valoradas, por más que, como reporta el autor, hay evidencias de que mejoran críticamente la formación de los estudiantes, identifican aspectos de la realidad no considerados por la currícula y que permiten actuar en contextos reales, inducen a la complejidad y, por tanto, aportan modalidades más consistentes de resolución de problemas por ser interdisciplinarias, entre otras muchas aportaciones. Mato aprecia que detrás de esto hay una problemática de comunicación intercultural no solamente hacia el exterior de la universidad, sino en forma importante entre los sectores al interior de esta, en términos de disputas entre culturas intrainstitucionales y, además se carece de registros para sistematizar estas experiencias, diferentes a los que se exigen para plantear los proyectos.

Otra perspectiva contenida también en el capítulo introductorio que se anuda a la anterior proviene de un par de directivos de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, Juan Eduardo García Hernández y Pablo Reyna Esteves, quienes destacan la crisis civilizatoria a través de sus aristas más visibles, ante la cual las universidades, en especial las que se caracterizan por la identidad ignaciana, tienen el imperativo de promover alternativas que pongan en el centro la vida humana y natural, sobre todo en lo que respecta a la lucha por la justicia y la transformación del mundo. Este planteamiento también aborda la necesidad de replantear la vinculación social universitaria, con base en dos dimensiones entrelazadas trabajadas por el jesuita Ignacio Ellacuría: cognoscitiva (“cargar con la realidad”) y ética (“cargar la realidad”). Los autores reconocen que universidades públicas y privadas han favorecido diversas modalidades de proyectos que acercan y facilitan a los estudiantes a comprometerse con el cambio de un sistema que favorece las desigualdades. Pero más allá se preguntan si basta con la formación estudiantil en proyectos al cuestionar el cómo y el para qué de la vinculación social universitaria. Se postula la prevalencia del criterio político como pivote orientador y la necesidad de que sean las personas y fundamentalmente los pobres los protagonistas de su promoción liberadora e integral, por lo cual la vinculación universitaria se efectúa no mediante proyectos verticales, sino a través de “procesos comunitarios que favorezcan la autogestión, la autodeterminación y la autonomía”.

Con estas aportaciones la llamada vinculación social es posible pensarla como un territorio con múltiples capas y modulaciones, que dependen de las trayectorias de las universidades en sus países de origen y de las corporaciones transnacionales que las alimentan. Podemos estar ciertos de que la universidad asume que la pertinencia social (capacidad de responder a las necesidades o problemas sociales) implica inscribir sus objetivos dentro de un proyecto de sociedad y de un nuevo paradigma soportado en la creación y difusión del conocimiento haciendo compatible el discurso con la acción (Mata–Segreda, Beltrán–Llavador e Iñigo–Bajos, 2014, pp. 3–18).

Sin embargo, al mismo tiempo, como lo reflexionan Mata–Segreda, Beltrán–Llavador e Iñigo–Bajos (2014), se es un servidor del desarrollo económico y continúa viva la mercantilización del conocimiento (por ejemplo, en los servicios profesionales configurados por la triple hélice de antaño: empresas, gobiernos y universidades). (4) Esta es una de las patologías que se manifiestan al coexistir la responsabilidad social de ser un bien público, complementado con los principios de solidaridad y cooperación, y la integración con el sector privado y empresarial, en el territorio del mercado y de la privatización del conocimiento. Afortunadamente el texto de Guillermo Pérez Esparza nos revela que la triple hélice se ha ido superando con la cuádruple hélice al integrar la economía del conocimiento y la quíntuple hélice al integrar el espectro ecológico. Y más aún, que en la evolución de estas hélices el ITESO ha aprendido a generar situaciones de compromiso y servicio desde los colectivos de micro y pequeñas empresas, rompiendo el paradigma de la extensión por un periodo de casi dos décadas.

COMPATIBILIDAD DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL UNIVERSITARIA Y DEL COMPROMISO POR LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL

La RSU surge presuntamente en 2000 gracias a la red chilena “Universidad Construye País” y la Red Latinoamericana de Universidades animada por la “Iniciativa Interamericana de Ética, Capital Social y Desarrollo”, promovida por el gobierno noruego, en el seno del Banco Interamericano de Desarrollo. Sostiene que la universidad por el hecho de existir tiene cuatro impactos: el de su campus y su personal por ser una organización con huellas laborales y medioambientales; el de sus estudiantes formados; el que se alimenta de los conocimientos de su investigación, incluyendo sus presupuestos epistemológicos como base de sus decisiones académicas, y el de su relación con el entorno social, que incluye redes y participaciones en el territorio social, económico y político (Vallaeys, 2014, p.107).

Sus promotores se esfuerzan por diferenciarla de la responsabilidad social empresarial o de las versiones de América del norte o de la disminuida extensión, gracias a su adherencia a la tradición latinoamericana de proyección social de las universidades, incluido el ITESO, que ha llegado a colocar los proyectos sociales solidarios en el centro de los procesos educativos a través de formatos como aprendizaje–servicio o de métodos de enseñanza basados en proyectos sociales. Según esta perspectiva, esto avanza contra la tendencia a la mercantilización de la educación superior y se ejecuta no como una extensión solidaria, sino como una política que engloba a toda la universidad en su decir y hacer (Vallaeys, 2014, pp. 108–110).

Da la impresión de que se ha creado un falso dilema entre contraponer tajantemente responsabilidad social a compromiso social en la bibliografía sobre el tema, al menos en lo que respecta al sentido que históricamente le ha otorgado el ITESO a su visión y ejercicio de esta tarea universitaria. Se afirma que la RSU es una obligación o deber de responder a los problemas sociales, equivalente al “pago de una deuda social permanente” (Vallaeys, 2014, p.112), no definible al antojo, que desemboca en corresponsabilidad mutua de los posibles afectados (grupos de interés). El supuesto aquí es que tal deuda se finca en las relaciones y los deberes previos a la libertad soberana.

En virtud de ello se ha expulsado de las universidades el formato de los programas de extensión por su efecto maquillador, ya que esa responsabilidad contraída por ser universidad traería consigo ponerla en tela de juicio, junto con el desarrollo científico, por no velar por el bien social. En contrapartida, se piensa que el compromiso es un mero compromiso ético, posibilitado por un acto libre ante el llamado del otro, que deriva en un compromiso voluntario y en un compromiso institucional unilateral.

En efecto, sí vemos en ciertas universidades un positivo compromiso voluntarista, pero eso no significa que la conciencia ética y su correlato en la conciencia social deban privarse de una libertad básica, de iniciativas y actitudes honestas para el bien hacer. El deber de la responsabilidad social, si bien es un imperativo categórico de estas instituciones por el hecho de ser tales, no implica necesariamente que sus actos puedan regirse marcialmente e imponerse a todos y a todo, sin contar con la libertad y la adhesión necesarias de las personas que participan en el trabajo universitario. Y, además, se trata de colectivos multiformes que actúan en medio de campos diferenciados de intereses y que frecuentemente suscitan controversias y producen modos diferenciados de actuar frente al entorno.

De igual suerte corre el término RSU, pues más de alguno la ha tildado como un pleonasmo (Aponte Hernández, 2015), ya que se aduce que toda responsabilidad es social y que los individuos y las instituciones como seres en relación son intrínsecamente sociales.

Quizás por esto en el seno de varios organismos internacionales se trabajan dos propuestas, desde hace un quinquenio, que despiertan cierto interés: responsabilidad social territorial (RST) y responsabilidad social territorial transformadora (RST2). En ambas propuestas la clave es el significado de lo territorial, que incluye todas las dimensiones posibles de la sociedad, desde el cuerpo, el sujeto, hasta la producción de sentidos socioculturales, pasando por la economía, la política, el medio ambiente, el territorio habitado, entre otros. La segunda enfatiza la correspondencia entre el Estado, el mercado y la sociedad, que busca impactos sistémicos y la cogestión entre la diversidad de actores en un mismo territorio, para transformar la realidad desde una construcción colectiva sustentada en un “ecosistema de responsabilidad”, en el que más allá de la acción se privilegian los resultados (Fundación Observatorio de Responsabilidad Social, s.f.).

En esta última tendencia llama la atención el escalonamiento que se hace desde la vinculación social universitaria, en este orden casi cronológico:

• Proyección social (extensión).

• Compromiso social (voluntariado).

• RSU (innovación y responsabilidad).

• RST (involucramiento territorial).

• Cultura de equidad e inclusión (cultura de equidad e inclusión).

• RST2 (efecto sistémico transformador).

• Políticas para la vida (políticas para la vida de la comunidad) (Martín Fiorino, s.f.).

Ya sea RSU o compromiso social, lo que importa es una visión omniabarcante, siguiendo a Martín Fiorino, que permita a la universidad mirar y ser mirada; actuar en el entorno y al mismo tiempo transformar la manera de comprender a la sociedad; aglutinar investigación, “extensión”, incidencia, servicio, transferencia del conocimiento, desarrollo humano sostenible, planeación y gestión participativas, evaluación de impactos, formación, gestión de bienes concretos, etcétera, de modo que se llegue a constituir un liderazgo social con base en alianzas, donde la universidad observa y escucha, a la vez que transparenta y rinde cuentas. Un liderazgo social que recupere la autonomía necesaria para actuar con calidad ética ante la interpelación de las comunidades y el alejamiento del modelo neoliberal y profesionalizante de integración ciega con el mercado. En otras palabras, se trata de dar cauce al potencial social de la universidad.

Una de las vías que se proponen en la RST2 es el crecimiento en espiral, de manera que se realice un proceso de inclusión de capacidades y responsabilidades, en el que la RSU avanza de menos a más en términos de calidad:

• Extensión (transferencia).

• Vinculación (articulación, compatibilidad).

• Pertinencia (respuesta a demandas).

• Gestión de impactos (hacerse cargo en el presente).

• Efecto sistémico: transformación–aprendizaje–crecimiento (proponer el futuro) (Martín Fiorino, s.f., p.19).

Al respecto Vallaeys (s.f.) señala atinadamente: “Tomar en serio la definición acuñada de responsabilidad social como ‘responsabilidad por los impactos’ de las organizaciones, subrayando la diferencia que hay entre responsabilizarse por impactos y responsabilizarse por actos”.

Y en esto los paralelismos entre el ITESO y otras universidades se repiten. Mata–Segreda, Beltrán–Llavador e Iñigo–Bajos (2014) refieren en ciertas experiencias universitarias la constitución de iniciativas en cuatro ámbitos: formación (aprendizaje–servicio, con similitudes al modelo de los PAP del ITESO); investigación (creación de conocimiento con estímulo del pensamiento crítico y la ciudadanía activa); liderazgo social (al establecer qué orden, qué autoridad y qué dominio son útiles para fortalecer los derechos y las necesidades humanas fundamentales), y compromiso social (creación de estructuras solidarias e impulso de políticas de cooperación universitaria en los órganos de gestión, los planes de estudio y en la atención a la educación para el buen vivir).

Así, la docencia se integra a la formación; la investigación al marco del conocimiento y la extensión al del servicio. Los lugares estratégicos serían según estos autores: el constituido por la ciencia, que es la producción y reproducción del saber a través de la formación y la información al gran público como espacio social abierto al debate.

El segundo espacio estratégico corresponde a la formación para la ciudadanía democrática, desde el espacio público del debate interno, y el tercer espacio sería el de la concreción de la RSU. Estos campos se pueden resumir en las palabras ciencia, ciudadanía y desarrollo (Mata–Segreda, Beltrán–Llavador e Iñigo–Bajos, 2014). Francisco Urrutia–de–la–Torre ilustra esta articulación con sendos ejemplos en esta obra.