Lógicas y modelos de decisión y acción organizacional

Text
Read preview
Mark as finished
How to read the book after purchase
Font:Smaller АаLarger Aa

•Humanismo socialista: los socialistas creen que la “humanidad” es colectiva y no individualista. Consideran sagradas, no la voz interna de cada individuo, sino la de la especie homo sapiens en su conjunto y busca la igualdad entre todos los humanos, consideran la desigualdad como la peor blasfemia contra la humanidad porque confiere privilegios basado en cualidades secundarias de los humanos, por encima de su esencia universal.

•Humanismo evolutivo: su definición de “humanidad” esta influida por la teoría de la evolución, consideran que los humanos no son algo universal y eterno, sino una especia mutable que puede evolucionar hacia el superhombre o degenerar en un sub-humano; los nazis son los representantes mas famosos de esta definición. Siendo su principal ambición proteger a la humanidad de la degeneración y fomentar su evolución progresiva, según ellos la raza aria era la forma de humanidad más avanzada y tenia que ser protegida y alentada, mientras que sus formas degeneradas (judíos, gitanos, homosexuales, etc.) tenían que ser aislados, incluso exterminados. Ya hace tiempo que los biólogos demostraron que las diferencias entre las diversas estirpes humanas son mucho mas pequeñas que lo que los nazis postulaban.

Harari (2014) concluye afirmando que la mayor parte de los sistemas políticos y judiciales actuales, están basados en el humanismo liberal, no obstante, la biología ha demostrado que no hay tal superioridad anímica del humano sobre otras especies, ni libre albedrio, porque su comportamiento está determinado por hormonas, genes y sinapsis, son “las mismas fuerzas que determinan el comportamiento de chimpancés, lobos y las hormigas” (p.263).

Morin (2015), asimismo se refiere a un racionalismo humanista que ha emergido como una ideología de emancipación y de progreso por su lucha permanente contra los mitos y la religión, así como por la promoción del saber empíricamente fundado y verificable. El principio de universalidad de este racionalismo, junto con su idea del hombre libre, ha sido el fermento de la emancipación de los esclavos y de los oprimidos, de la igualdad de los derechos del hombre ciudadano y del derecho de los pueblos a su autodeterminación. El racionalismo humanista tiene confianza en el homo sapiens y lo considera razonable, aunque vacío de toda afectividad e irracionalidad, no obstante, ha universalizado el principio de libertad.

Pero al ser abstractos los principios universales, no consideran las diferencia culturales e individuales y por tal motivo el movimiento racionalista humanista fue monopolizado por el hombre blanco, adulto y occidental, excluyendo a aquellos que, se pensaba, no tenían la dignidad del sapiens, como los primitivos, los atrasados, los menores, quienes fueron tratados como objetos y dominados hasta la época de la emergencia de los movimientos de descolonización y liberación nacional. Al final, si se considera la unión del fermento crítico con la pasión por la igualdad y justicia que lo caracterizan, es posible concluir que el racionalismo humanista es una ideología básicamente positiva.

Por todo lo anterior Morin (2015) propone regenerar el racionalismo humanista considerando lo siguiente:

•Acabar con el mito de la primacía del hombre sobre la naturaleza.

•Desechar tanto la visión que idealiza, como la que degrada al humano.

•Concebir lo humano siempre en su realidad trinitaria: especie/individuo/sociedad.

•Pensar siempre al individuo humano como sujeto, evitando lo que en ciencias sociales sucede a menudo: su manejo como objeto de cálculo económico, estadístico, político o como una máquina rentable y competitiva.

Asumir las ideas anteriores implica: 1) reafirmar el primer principio humanista que consiste en reconocer la humanidad plena de todo individuo, cualquiera que sea él y venga de donde venga; 2) hacer este principio un asunto universal y a la vez concreto; ambas ideas deben ser las bases de las nuevas humanidades; y 3) conectar las humanidades con la ciencia.

Los impulsores de las nuevas humanidades deben promover una cultura rica en “nutrientes” provenientes de la cultura de las humanidades tradicionales (filosofía, literatura y artes) y la cultura científica contemporánea. Estas culturas evidentemente son de naturaleza diferente, la humanista es de carácter general y permite reflexionar sobre nuestra condición y nuestro propio destino, a partir de obras e ideas antiguas —como las de Heráclito, Platón y Lucrecio— y modernas —Montaigne, Pascal, Vico, Goethe, Leopardi, etc. —; la cultura científica, por su parte, es una cultura de especialización donde los conocimientos son separados y se carece de una capacidad reflexiva con excepción de lo hecho por algunos grandes hombres de ciencia al final de su carrera (Morin,2015).

La ausencia de comunicación entre las dos culturas a hecho que la científica, especializada y carente, como se dijo antes, de capacidad de reflexión, emprenda aventuras incontroladas. Mientras que las humanidades, con una capacidad reflexiva y critica, gira como un molino vacío sin el “grano” de los conocimientos científicos. Una muestra de lo que se puede generar con la comunicación entre ambas culturas es la idea de la trinidad humana de Morin (2015) que propone que lo humano es a la vez: individuo, biológico y social. Es un individuo, que contiene una parte, un momento de la especie humana y un momento, una parte de una sociedad. Esta idea solo ha sido posible con la integración de las aportaciones de la física, la biología, la antropología, la etiología animal, la ecología y las humanidades. En ese sentido van los trabajos de Damasio (2018) al buscar explicar la relación entre cerebro (neuro-ciencias) y la cultura social (antropología).

Un humanismo regenerado va a requerir, argumenta Morin (2015), una razón abierta, sensible y compleja que no interfiera y sí apoye. Esto implica renunciar a reducir al calculo tanto el conocimiento como la acción, así como rechazar la razón fría que obedece incondicionalmente a la lógica formal. La razón debe ser siempre sensible a todo lo que afecta a los humanos, debe seguir el axioma: no hay razón sin pasión, ni pasión sin razón. Más aún, la razón sensible debe integrar al amor, que es la más fuerte y más bella relación intersubjetiva conocida. El amor en la humanidad desborda las relaciones entre individuos, irriga el mundo de las ideas y sobre todo, insemina la idea de la verdad dando lugar al amor a ella, que es el complemento necesario de la libertad, pues sin amor a la verdad, la libertad se vuelve destructiva.

Múltiples inteligencias

En cuanto a la inteligencia, para March (March y Weil, 2005) la razón y la racionalidad son solo dos de sus diversas manifestaciones —considera incluso que están sobre valoradas — sus trabajos demuestran los limites de la razón y la necesidad de complementarla con otros enfoques , tales como la “tonteria” (foolishness) es decir, cuando se busca sin propósito, cuando se construyen los motivos de la conducta sobre la marcha, o bien cuando se insiste en explorar rutas riesgosas que a la larga llevan a la innovación. Argumenta que aún cuando las ciencias sociales algunas veces lo ignoran, a menudo actuamos por otros motivos diferentes a la razón, como cuando intentamos llegar a ser lo que queremos ser, sin la expectativa de una recompensa inmediata y nos embarcamos en viajes por el placer intrínseco de viajar y no por la recompensa del posible destino8 .

Inteligencia, argumenta March (2010), va más allá de explotar el mundo para satisfacer nuestras necesidades, conlleva dos componentes diferentes e interrelacionados, primero: adaptación efectiva al medio ambiente, para lograrla los individuos y organizaciones requieren recursos y capacidades, hacer buen uso de ellos, contar con conocimientos acerca de los mundos en los que existen, tener buena suerte y tomar buenas decisiones. Deben enfrentar a la competencia por los recursos, a las incertidumbres acerca del futuro y a otros factores externos sobre los cuales, en el mayor número de los casos, no tienen control. Finalmente, poblaciones de individuos y organizaciones sobreviven, en parte, presumiblemente porque poseen inteligencia adaptativa, sin embargo, su suerte no está asegurada. La especie humana “sapiens” ha sobrevivido por mucho tiempo en la tierra, aunque a costa de la desaparición de otras especies y la mayor parte de las organizaciones, que —-con excepción de la Iglesia Católica y ciertas universidades—- tienen una corta vida relativa (Harari,2014).

El segundo componente de la inteligencia incluye la elegancia de las interpretaciones de las experiencias de la vida. Es muy importante para los seres humanos, el que sus experiencias tengan sentido, estas interpretaciones están muy presentes en las conversaciones sobre las causas de los eventos y en las teorías psicológicas, económicas, políticas y sociales. El estilo o elegancia asignado a las interpretaciones es una certificación del estatus humano y una base para el ranking de individuos y organizaciones9.

En síntesis, las interpretaciones decoran la existencia humana y su significación es independiente de su contribución a la efectividad de la acción. Este componente de la inteligencia glorifica la contemplación, comprensión y la apreciación de la vida, no su control. Busca también lograr una mejor comprensión de nuestro mundo, encontrarle sentido y con ello aumentar el disfrute de nuestras vidas. La riqueza de nuestra inteligencia sólo parcialmente determina la riqueza de nuestras acciones y la belleza de nuestras vidas. Nuestras acciones y la satisfacción que obtenemos de ellas a menudo dependen más de nuestras representaciones de la realidad, que de la realidad misma y su problemática interpretación (March y Weil, 2005).

A fin de cuentas, lo importante ahora es precisar que es lo que nuestra civilización entiende, intuye o siente como razón, idea que se ha metamorfoseado en racionalidad y acto seguido es preciso indagar acerca de: ¿Cuáles son nuestras expectativas? ¿Cuál es la ideología que rodea estas ideas? ¿Cómo podemos renovar la razón y la racionalidad?

 

La racionalidad renovada

En la actualidad la racionalidad tiene muchos significados, en primer lugar, se refiere al pensamiento guiado por la razón, el calculo y el análisis; al despliegue de acciones que llevan de manera directa a los resultados deseados; lo racional es también sinónimo de una acción fría y calculada; otras veces tiene el sentido de sano, razonable, es un juicio acerca de la salud mental que despliega quien toma una acción o sigue un procedimiento que lleva a una acción; por otro lado, en psicología se usa el término racionalización como una construcción lógica pero delirante, partiendo de fantasmas o de hechos mal interpretados, es una justificación, en una sola palabra (Morin,2015).

En sociología y en economía, racionalidad significa métodos y técnicas para lograr un fin con los menores recursos posibles. La racionalidad es instrumental o técnica, cuando se usa sin tomar en cuenta los fines y quienes los patrocinan, pudiendo estos incluso ser criminales; la racionalidad es sustantiva cuando se concentra en reflexionar sobre la importancia y pertinencia de los fines buscados; pero la asociación entre ambas no es automática, dicho de otra manera, siempre que se busque la racionalidad instrumental, es necesario preguntar para qué o para quién, ¿Qué interés se busca satisfacer? lo cual lleva a discutir la racionalidad sustantiva, que es la fundamental; las escuelas de economía, gestión e ingeniería dedican mucho espacio a la enseñanza de métodos y técnicas, instrumentos de racionalidad instrumental pura y poco o nada a la sustantiva (March, 1994).

Como se argumentó en párrafos anteriores, en el límite, los procesos de racionalización tienen efectos perversos que a corto o a largo plazo conducen a la muerte, por ello es necesario abandonar la idea de fundar la razón solamente en la lógica y desarrollar una nueva que sea sensible, amorosa, abierta, incierta, viva y compleja, que se reconozcan los límites de la razón y la necesidad de guiarla para que pueda guiar, para lo cual es necesario revisar y ajustar tres aspectos claves de la racionalidad típica, como sigue (Morin,2015):

1.Método de conocimiento: la racionalidad es un componente indispensable del pensamiento, más no es todo el pensamiento. Mas allá de la razón, están la pasión, la locura, la contradicción, donde pueden estar las semillas de la innovación y del conocimiento nuevo, de hecho, la nueva ciencia descubre la contradicción cuando profundiza en lo real.

2.La realidad del ser: lo real excede a lo racional; haciendo necesario comprender que en lo material como en los seres vivos, co-existen orden y desorden, mientras que en los individuos el homo es sapiens-demens, es un animal razonable y es naturalmente privado de razón.

3.Conducta humana: eliminar la razón como fundamento absoluto y suprimir el derecho antropológico de usar y abusar de todas las cosas. La razón practica no debe ser más depredadora ni manipuladora, sino la base para concebir una relación ecológica y un nuevo ethos en lo concerniente a la organización del trabajo, de la vida, de la sociedad.

Estos son los principios, según Morin (2015), que deben guiar la revisión de la razón y así: eliminar el racionalismo, reconocer la riqueza de la irracionalidad y abrir la racionalidad hacia una relación compleja, es decir incierta, complementaria y antagonista con la realidad, lo cual conduce inevitablemente a reconsiderar el modelo vigente de decisión y acción, como a continuación se comenta.

La decisión racional pura10: la institucionalización del modelo y su revisión

Varios siglos de insistencia de la decisión como antecedente ineludible de la acción han dado lugar un modelo basado en lo que March (1994) ha denominado lógica consecuencial que es el marco para la decisión racional pura, es decir una decisión óptima; lógica y modelo han quedado arraigados en las ciencias y en la sociedad en cuanto a que se han institucionalizado al asumirse como el único y mejor camino (Brunsson, 2007). A continuación, se presentan algunos rasgos de la institucionalización de la lógica consecuencialista y su modelo racional, enseguida se describe el modelo racional puro y se culmina la sección con las propuestas de ajuste y complementación que hasta ahora se han desarrollado, en buena medida resultado de los cuestionamientos a la razón y la racionalidad antes apuntados.

La institucionalización

La decisión, la lógica consecuencialista y el modelo racional puro se han convertido en instituciones11 y están fuertemente conectadas con otra institución igual de penetrante que es la idea de individuo, es decir: un todo indivisible con claros límites y características tales como libre albedrío —la habilidad de elegir libremente pensamientos y deseos— así como la capacidad de actuar con autodeterminación, estas características se consideran relativamente estables en tiempo y en espacio. Ser individuos supone también contar con una fuerte identidad.

Cuando la individualidad es un valor importante se puede suponer que la gente toma muchas decisiones y que sus acciones son precedidas por ellas. En síntesis, el que la gente sea considerada como individuos y la racionalidad sinónimo de inteligencia, son parte de la realidad institucional y parece ser lo apropiado en una cultura secularizada, donde se considera que el futuro es controlado por las decisiones de los seres humanos y no por Dios, el destino o la suerte.

Ahora bien, los rasgos básicos de la imagen mental que se tiene de los individuos también son encontrados en otra institución central de nuestro tiempo: la organización formal. Similar a los seres humanos las organizaciones son percibidas como un tipo de individuos, conforme la ley son personas12 con identidad, limites definidos y objetivos específicos. Las organizaciones formales son pensadas como teniendo alguna forma de jerarquía y cuentan con un mando central o Dirección que asegura que las acciones sean función de objetivos declarados y formales. La organización tiene cierto grado de independencia social y la Dirección cierto grado de libertad de elección.

El hecho que la organización sea considerada como un tipo de individuo hace que la intencionalidad y racionalidad sean tomadas, en general, como las formas de inteligencia mejor adaptadas para ella. Aún cuando quienes trabajan en los niveles operativos inferiores siguen las reglas establecidas por los mandos medios, se espera que la organización como un todo sea intencional y racional siendo la tarea de la Dirección lograrlo. La identidad de la organización se describe en términos de sus objetivos —especificaciones de lo que se desea lograr a futuro— y a partir de lo anterior resulta automático asociar racionalidad con eficacia (medida en que los objetivos se logran) y eficiencia (medida de la economía de medios); de esta manera, las decisiones racionales son las que desencadenan acciones que llevan a los resultados deseados con eficacia y eficiencia, cumpliendo asi con los requerimientos centrales de las organizaciones.

Una vasta literatura y la formación en economía y gestión ha reforzado la institucionalización del modelo de la decisión racional pura, Simón (1997), cómo se mencionó antes, fue el primero en argumentar que el individuo es intencionalmente racional pero solo de manera limitada lo logra y con ello desató una serie de estudios acerca de la decisión que a la postre le dieron el premio Nobel de Economía, sin embargo, por la institucionalización ya comentada, su logros tuvieron poco eco y sigue siendo común que quien no siga el modelo racional pura sea considerado incompetente y se siga manteniendo como aspiración.

Modelo racional puro

Este modelo, que puede verse como una extensión del ilustrado en la figura 1-1, pretende responder cuatro preguntas básicas:

1.La cuestión de las alternativas: ¿Qué acciones son posibles?

2.La cuestión de las expectativas: ¿Cuáles son las futuras consecuencias y la probabilidad de ocurrencia de cada alternativa?

3.La cuestión de las preferencias: ¿Qué tan valiosas para el decisor son las consecuencias asociadas a cada alternativa?

4.La cuestión de la regla de decisión: ¿Cómo elegir entre las alternativas en términos de su valor o contribución de sus consecuencias?

Para responder a lo anterior, siguiendo la lógica consecuencial y bajo la modalidad racional pura, es necesario revisar todas las opciones disponibles para elegir la mejor, la óptima, en función a sus consecuencias en las preferencias, tal y como se bosqueja en la figura siguiente:

Figura 1-2 El Modelo Racional Puro Fuente: elaboración propia.

De la figura anterior vale la pena destacar sus dos etapas básicas, la cognitiva y la conductual, donde:

•La etapa I cognitiva, es la parte del proceso que no es observable y es motivo de estudios de la psicología y de las denominadas neuro-ciencias, consta de 4 pasos:

–los pasos numero 1 y 2 que se derivan de la idea del homo sapiens con capacidad de reflexión y critica continua, que le permiten descubrir brechas entre un estado ideal y la realidad, que es el motor de todo el proceso de decisión-acción, que prácticamente no cesa a consecuencia del aprendizaje13 (línea que conecta el paso 6 con el 1).

–Los pasos 3 y 4 son la esencia de la lógica consecuencial, que, conforme a la modalidad de racionalidad pura, aspira a identificar y revisar todas y cada una de las posibles alternativas de acción incluyendo la anticipación de sus consecuencias en las preferencias. La regla consiste en elegir la mejor, la optima, es decir aquella alternativa de acción con mayor impacto o consecuencia en las preferencias.

•La etapa II conductual, tiene una parte de preparación y otra de realización que puede ser observable una vez tomada la decisión y en ocasiones partir de ella se puede inferir la parte subjetiva, consta de 2 pasos:

–paso 5 que es la anticipación de los pormenores de la instrumentación de la alternativa de acción elegida en el paso 4, que sirve de base al paso 6.

–paso 6, que es realización de la acción, la verificación de las consecuencias, la evaluación y la retroalimentación que llevando un aprendizaje que puede ser de 2 niveles: i) al paso 3 para buscar y elegir una nueva y mejor opción (aprendizaje de bajo intelecto), o ii) al paso 1 que da por resuelto el problema o bien se demanda replantearlo (aprendizaje de elevado intelecto).

Modelos como el anterior, como se ha destacado en secciones previas, son claramente lineales, capturan algunos elementos de verdad, pero no logran explicar todo, por ello la lógica consecuencial y el modelo de decisión racional pura tienen algo de fe y algo de teoría, pero es una idea muy arraigada y prácticamente plantea que acción y elección racional son sinónimos (March, 1999).

Revisión del modelo racional puro

Los cuestionamientos al modelo racional puro empezaron a emerger tímidamente ante los hechos empíricos que no lo sustentaban del todo y al no contar con una teoría alternativa, la critica equivalía a ir en contra del progreso; Brunsson (2007) refiere la necesidad de revisar la teoría y la investigación en materia de decisiones, considerando que:

•Las intenciones y la anticipación de las consecuencias de la decisión no necesariamente llevan a la elección de acciones.

•No siempre hay una relación entre decisión y acción, es factible observar acciones sin decisiones y viceversa.

•No siempre los tomadores de decisiones luchan por lograr un alto grado de racionalidad y cuando lo hacen no siempre lo logran.

•Las causas (motivaciones, intenciones) y las consecuencias (logros buscados y obtenidos) de las decisiones no necesariamente corresponden.

Un breve recuento de los estudios más celebres que en buena medida corresponden a la excitativa de Brunsson de cuestionar la lógica consecuencial y su racionalidad pura, llegando incluso a proponer otras lógicas y otras modalidades, se describen de manera sucinta a continuación:

5.Racionalidad limitada y búsqueda satisfaciente: reconoce las restricciones en materia de tiempo, recursos y capacidad cognitiva, que impiden procesar todas y cada una de las opciones de acción y elegir la mejor; frente a ello demuestra que la búsqueda se detiene cuando se encuentra una opción que satisface un criterio o aspiración de logro (March y Simon,1958; Simon, 1997; Simon,1979).

 

6.Racionalidad intuitiva y decisión naturalistica: consisten en la búsqueda de opciones de acción y la elección, dicha búsqueda es llevada a cabo de manera rápida, incluso inconsciente, en la mente del decisor experto. (Simon, 1987; Mintzberg, 1989; Salas, Rosen y DiazGranados ,2010; Dorfler y Ackermann, 2012; Lipshitz, Klein y Carroll, 2006; Gore, Banks, Millward y Kiryakidou, 2006).

7.Lógica de lo apropiado: ante un problema, el decisor busca ser congruente con su identidad y las reglas de acción que de ella se derivan y actúa, March (1994) y March y Weil (2005) ilustran y fundamentan la pertinencia de esta lógica de fuerte contenido ético.

8.Aprendizaje experiencial y “tener sentido”: frente a la ambigüedad materia de intenciones, motivaciones y preferencias y la incertidumbre en cuanto a opciones y consecuencias posibles, el aprendizaje experiencial es una forma de decisión sencilla que reduce la parte cognitiva a los pasos 1 y 2 para pasar a la parte conductual y retroalimentar al paso 1 (ver figura 1-1). Por su parte, tener sentido es la parte mas psicológica porque la decisión se reduce a los pasos 3 y 4 (parte cognitiva figura 1-1) (Brunsson, 2007; Langley A, Mintzberg H, Pitcher P, Posada E y Saint-Macary J,1995; March JG, 1988; March, J.G.1994; March J.G,1999; March JG, 2010; Mintzberg y Westley, 2001).

9.Lógica de la acción: el decisor elige una opción en función a la consecuencia que se anticipa en los pasos 3 y 4 (figura 1-1), no le interesa su causa ni que sea la mejor, busca y elige una acción por lo factible de su instrumentación y porque su consecuencia le hará verse mas responsable y legitimo ante sus apoyadores; en ese caso las consecuencias pueden llegar a ser parte de las intenciones o preferencias de los tomadores de decisiones (línea que retroalimenta el paso 3 de la figura 1-1) (Brunsson, 2000 y 2007).

10.Heurísticas y sesgos de la decisión: los psicólogos economistas estudiosos de la decisión, basan su trabajo reconociendo que hay una serie de factores emotivos que impiden al individuo ser racional y a los mercados funcionar de manera eficiente, sin embargo, mantienen como criterio normativo conductual la búsqueda de una utilidad esperada. Básicamente es una continuación del modelo de racionalidad limitada; buscando actualizar a la micro-economía neoclásica, los autores se agrupan bajo el titulo de Economía Conductual y varios de ellos han ganado premios en economía en honor a A Nobel14 (Kahneman D, 2011; Akerlof y Shiller, 2012; Sunstein y Thaler; 2017).

Los puntos anteriores son la base de la estructura de este libro, cada uno de ellos es desarrollado en un capitulo y en su descripción se ratifican las referencias al modelo de racionalidad puro de la figura 1-2 para marcar sus diferencias, pero antes, considerando el fuerte vinculo de la decisión y la acción con las organizaciones, se dedica el capitulo siguiente a explorar dicho vinculo como la responsabilidad primordial de sus dirigentes.

Conclusiones

La acción como un distintivo del ser humano ha tenido en la teoría de la decisión la explicación dominante al grado que ha opacado a otras alternativas para desencadenarla, según esta teoría toda acción tiene como precedente una decisión deliberada, ésta a su vez, es impulsada por la percepción de una necesidad o deseo; otras explicaciones, como las que plantean las teorías institucionales, postulan que la decisión deliberada o no, es resultado de seguir ciertas reglas sociales que se derivan a su vez de las identidades y la situación, han quedado relegadas.

La decisión como compromiso o preludio a la acción es una tradición heredada de la civilización occidental que la considera como una parte importante del ejercicio de la libertad individual; mas tarde es reforzada por la teoría y la enseñanza de las ciencias sociales, como sigue: en economía al definirse como la ciencia de la escasez, la decisión de qué y cómo producir se perfila como uno de sus más importantes momentos; en la ciencia política se le considera como parte del ejercicio del poder al descubrirse que son pocos los que deciden y muchos los que instrumentan y padecen las consecuencias de la decisiones tomadas. La antropología y la sociología reconocen que, si bien la decisión se asimila a la libertad, en muchas ocasiones es una ilusión que mantiene funcionando al sistema social, porque, en realidad hay poco o nada que decidir.

Con el ascenso de las organizaciones en la sociedad, la decisión se concibe como la tarea fundamental de los directivos y gana prestigio, poco se reconoce que está ligada a otras decisiones y sujeta a eventos no controlables. Por todo ello la decisión, según los filósofos se ha reificado, es decir, siendo una categoría abstracta, se maneja como si fuera concreta opacando a la acción que sí lo es, esto ha sido resultado de una larga historia.

La decisión en su versión racional proviene básicamente de la Grecia clásica donde surge la razón que se visualiza como una virtud y a la postre será su gran apoyo; posteriormente el filosofo francés Descartes al resaltar el pensamiento como un atributo de la existencia humana, impulsa a la razón como el método por excelencia para pensar, decidir y actuar haciendo sinónimos pensar y razonar. Los enciclopedistas y la revolución francesa también hicieron su parte al garantizar la libertad de pensamiento y acción para todos, quitándole el poder de decisión a la nobleza y la realeza para depositarla en manos del héroe y el tecnócrata. Los filósofos moralistas introducen la pasión y el interés las que junto con la razón las conciben como las tres motivaciones humanas fundamentales y las consideran las bases para las definir las preferencias y por ende, poderosas guías de la decisión y la acción.

Con la modernidad se impulsa una sociedad basada en la razón, en la racionalidad y una concepción de que es el humano quien controla su destino; la toma de decisiones emerge como la institución sagrada. El mundo es imaginado como producto de la intención y acción humana deliberada, que la intención se transforma en acción mediante la elección y el poder, en general, que cualquier elección es guiada por la razón. Mas tarde la razón se convirtió en parte importante del método científico y con las revoluciones industriales, la ciencia derivó en tecnología, lo que dio pie a que razón y decisión se concentraran en la búsqueda interesada de soluciones eficientes y eficaces; la razón se vuelve completamente instrumental, un pistolero a sueldo que puede emplearse al servicio de cualquiera de las metas que se tengan, buenas o malas y por ese camino la razón degeneró en racionalismo.

La visión de un mundo enteramente racional tuvo varias consecuencias importantes en la sociedad, entre ellas: la secularización, la industrialización, la urbanización, la burocratización y la tecnificación; en medio de este ambiente surgen la idea del homo economicus y el tecnócrata como un poderoso personaje. El homo economicus es el individuo completamente informado y cuya conducta es racional, es decir, decide con una clara preferencia, proposito o funcion de utilidad,de manera que puede clasificar las alternativas y finalmente elegir la mejor, la optima. Pero este homo economicus es y siempre ha sido una ficciòn por sus bases conceptuales y por sus resultados en la práctica.