Diario de un adolescente precoz colombiano

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Por primera vez un negro me estaba follando y me gustaba ver como su color se mezclaba con el mío, él me follaba cada vez más fuerte y Steven se puso de pie, porque le interesaba ver como entraba esa polla en mi culo, me había abierto tanto que cuando la sacaba, se podía ver un gran agujero y luego lo rellenaba metiéndola de nuevo, así hasta que soltó la leche alrededor de mi culo, para que el Tieso y Steven vieran la cantidad de semen que echaba, seguro que eso le hacía más macho, el Tieso y Steven no daban crédito a la cantidad de leche, la tocaron y la metían entre mi culo con sus dedos.

El negro Mena me había dejado sin aliento, no tuve ni ganas de ir a ducharme, el Tieso trajo papel, me limpió y me quedé tirado en la cama, esta vez sí había quedado rendido sin correrme. Los tres se reían y el Tieso pidió que se fueran todos, que nos dejaran solos, quería que yo durmiera y descansara.

Dormimos tanto, que cuando despertamos ya era el miércoles a medio día y despertamos porque Lorena tocó la puerta, abrió y pudo ver que el Tieso me tenía entre sus brazos mientras yo dormía. Al abrir la puerta la luz se reflejó en mi cara y me despertó, Lorena me dijo que tenía que irse ya para su casa, porque su madre estaría preocupada, nos habíamos pasado todo el fin de semana en el chalet del Lago Calima.

Le dije que llamara a su madre para que no se preocupara, que pronto nos iríamos, pero yo no quería, nos levantamos, me duché, fuimos a la cocina y allí quedaban solo en la casa Steven, Berrinche, el Rolo, Michín, Lorena, el DJ “Felina”, que así le llamaban y dos chicas más. Llamamos a la mamá de Lorena y a la mía, les dijimos que estábamos bien, que estábamos en casa de un amigo en el lago Calima y que pronto regresaríamos.

María, la empleada de la casa, nos preparó a todos un desayuno que nos hizo recuperar fuerzas y mientras desayunábamos, entró el negro Mena con una sonrisa en su cara mientras me miraba, sentí muchísima vergüenza. No daba crédito, que un negro me hubiese follado y más cuando ya me habían follado todos los que estaban sentados en la mesa y María cuando me sirvió el desayuno dijo: “Coma mi niño, para que coja más fuerza”, hubo un silencio en la mesa, luego todos nos soltamos a reír del sarcasmo que habíamos escuchado por su parte y más al saber cómo yo había funcionado durante el fin de semana.

Ese mismo día el Rolo, Michín y el DJ “Felina”, regresaron de nuevo a Cali y nos quedamos, Lorena, el Tieso, Berrinche, Steven, el negro Mena y otros dos escoltas del Tieso y yo. Queríamos tranquilidad, nos quedamos todos en el salón del chalet viendo TV y platicando de diferentes cosas y sobre todo fumando muchísima marihuana, pero Lorena y yo nos fuimos a la piscina porque le quería comentar el objetivo de dicho dinero, que con mi ayuda había acumulado en aquella fiesta.

El Rolo me había comentado que a Lorena le hacía falta culito, quitarle sus gorditos y me dejó el contacto de una de sus amigas íntimas, que también cobraba por sexo, que recién se había operado y le habían cobrado poco dinero, así que le comenté a Lorena si le interesaba y aceptó. Le dije que tenía que dejar por lo menos 4.000.000 de pesos para la cirugía y que le diera a su madre lo demás. Era más importante mejorar su aspecto físico si realmente quería dedicarse a ser una chica prepago* y que yo podría ponerla en contacto con unas chicas que manejaban el mercado.

Lorena se puso muy contenta, trajo el dinero, lo contamos y con el 1.000.000 de pesos que le di, tenía la cifra de 6.800.000, de los cuales sacamos 1.500.000 para su madre y lo demás lo guardé para entrar en contacto y empezar a hacer la vuelta* de su cirugía.

Después llamé a Diana que era el contacto del Rolo y le comenté lo que queríamos, me dijo que ese cirujano era de fiar y que muchas de las chicas se habían operado con él y que todo había salido muy bien. Cobraba 5.000.000 de pesos por liposucción y esa misma grasa la aplicaba en los glúteos, dándole forma y que los masajes de drenaje eran aparte, pero si no teníamos el dinero, él podía hacer una rebaja del 50%, pero la chica una vez operada y recuperada tenía que darle sexo hasta completar el 50%, así que le dije que luego la llamaría para confirmar y colgué.

Hablé con Lorena y esta accedió solo a pagar el 50% y luego se lo follaría para poder tener dinero para los masajes y el postoperatorio. Volvimos a llamar a Diana y le confirmamos que la operación iba adelante, pero que la paciente tenía solo quince años, me dijo que no había problema, porque el cirujano era amigo suyo, así que le dijimos que aceptábamos pagar el 50% y pagaba con sexo el otro 50% después de la cirugía. Pero necesitábamos a la masajista para el postoperatorio y me recomendó una chica que por cada sesión cobraba 100.000 pesos y necesitaría de ocho a diez sesiones, dependiendo de lo recomendado por el doctor, pero antes necesitábamos unas pruebas médicas para certificar que la paciente estaba en perfectas condiciones.

Hicimos cuentas y todo salía a la perfección, incluso nos sobraban casi 1.500.000 de pesos para alimentación y transporte. Lorena y yo regresamos de nuevo donde estaban los chicos, llegamos felices y teníamos ganas de comentárselo al Tieso, pero no delante de los demás, así que esperamos y seguimos fumando y platicando con ellos en el salón.

Llegó la noche y Lorena me dijo que le había gustado muchísimo Berrinche, que le gustaría follárselo, pero le daba vergüenza, se notaba que él no le prestaba atención, así que le llamé y le dije que mi amiga Lorena estaba deseando que él se la follara. Él solo se puso a reír diciéndome que era muy gordita y que no le gustaba mucho, pero ya que teníamos confianza se la iba a follar, porque estaba necesitando meterla en algún agujero, me dijo que fuera a la habitación, que allí la esperaba y que si no lo daba bien, venía al cuarto del Tieso a por mi culo, pues ya sabía que mi culo era fijo, así que fui y le dije que se fuera a la habitación adonde él estaba durmiendo, que estaría esperándola, ella inocente se fue contenta porque se había cumplido su deseo.

Pero Steven había desaparecido, solo estábamos el Tieso, el negro Mena y yo, los otros dos guardaespaldas se habían ido a comprar comida a Darién, que era el pueblo donde estábamos. Me fui a la habitación y pude escuchar a Lorena gemir fuertemente, también pude escuchar la voz de Berrinche y Steven, se la estaban follando entre los dos, me dio cierta rabia porque Steven estaba reservado supuestamente para mí, pero entendí que allí todos hacíamos lo que queríamos y comprendí que era normal que le gustase follarse un coño, pero sentí morbo solo de imaginarme como lo estarían haciendo entre los dos.

Me fui al salón donde estaba el Tieso y el negro Mena, pero mi polla me delató, pues el Tieso me reparó, se dio cuenta de que estaba caliente y me preguntó que por qué venía con la polla dura, le dije que había escuchado a Lorena, que estaba follando con Steven y Berrinche, se puso a reír y me dijo que yo tenía la mejor polla a mi disposición y le dijo al negro Mena que me pusiera la polla en mi boca, me avergoncé, pero me arrodillé, él sacó su enorme polla aún dormida, con mis dos manos la cogí y empecé a chupársela, mientras el Tieso se tocaba la suya viéndome arrodillado chupando el pollón de su escolta de más confianza.

El negro Mena le decía al Tieso que, para ser un bebé, era muy tremendo, que cómo era posible que mi culo fuese tan pequeño y tan tragón, que ni siquiera muchas de sus novias eran capaces de meterse toda su polla, pero admitía que follarme le había gustado tanto que estaría encantado de follarme de nuevo, pero en ese momento mientras ellos dos hablaban, el Tieso se masturbaba y yo se la chupaba. Aparecieron los otros dos escoltas y se sorprendieron al ver aquella escena, pero el Tieso dijo que siguieran y que si querían unirse que yo estaría encantado también de mamársela a ellos.

Los escoltas apenados siguieron y pasaron por nuestro lado, pero viendo cómo me metía casi toda la polla del negro en mi boca, al dejar la compra en la cocina, vinieron al salón, se sentaron cerca y se pusieron a fumar cigarrillos mientras observaban como me pajeaba y a la vez se la chupaba al negro Mena.

Le decían al negro Mena que esa polla no era normal y sonreían, pero no aguantaron, se sacaron las suyas y empezaron a masturbarse allí mismo, pero el Tieso, le dijo al negro Mena, que se tirara a la alfombra mientras yo se la chupaba en posición de perrito, luego vino él y me metió la suya y allí mismo me empezó a follar delante de todos ellos.

Los dos escoltas no pudieron soportar tanto morbo y vi cómo uno de ellos se corría en la palma de la mano, pero el otro se puso de pie, se acercó y me tiró la leche en mi espalda, pude sentirla caliente y aún con la polla del Tieso en mi culo, me abalancé sobre su polla que aún goteaba leche y se la chupé. Él gemía de placer, hacía como si se estuviera retorciendo, pero de placer y me daba mucho morbo.

Me la saqué de la boca y seguí con la polla del negro Mena, él era difícil y demoraba en correrse, pero el Tieso sacó la suya de mi culo y se corrió en mi boca mientras le chupaba la polla al negro Mena, eso le dio tanto morbo, que el negro Mena se corrió en mi cara, dejando ver de nuevo que era un gran lechoso y me restregaba su leche por toda mi boca haciéndomela tragar junto con la del Tieso, me gustó tanto que me corrí, el Tieso pudo poner su mano, coger mi leche y también me la puso en mi boca haciendo que también me la tragara, mientras me tragaba las tres leches, arrodillado en medio del Tieso y el negro Mena, apareció Lorena, Steven y Berrinche gritando: “Viva hijueputa* las pollas”, me avergoncé muchísimo, aunque Lorena me había visto ya follar drogado, esta vez estaba perfectamente en mis cabales, el Tieso les dijo que me había puesto caliente por su culpa, pues les había escuchado como se follaban a Lorena y se pusieron a reír.

 

Me levanté y me fui avergonzado del salón a la habitación y Lorena se vino detrás de mí. Le dije que me daba pena, que no sabía controlarme, que cuando estaba con ellos me desataba y Lorena me dijo que era normal, porque todos estaban buenísimos, sobre todo que las pollas de todos estaban muy bien, que ella también se había puesto caliente el día que Michín se la folló mientras todos me follaban, que era normal que cualquier hombre o mujer se pusiera caliente conmigo.

Me tranquilicé y nos duchamos juntos mientras me comentaba como se la habían follado Steven y Berrinche y que se había enamorado de Berrinche. Pero lo que le importaba era el dinero.

Me dijo que Steven lo hacía rico y era muy guapo, pero que Berrinche le había chupado el coño como nadie y que le había hecho correrse en dos ocasiones y aunque ella aún no sabía dar culo, la mamaba bien entre los que se turnaban para follársela y que necesitaba ir a una farmacia porque los dos se habían corrido dentro de ella.

Al terminar nos fuimos al salón y todos estaban allí, el Tieso nos dijo que nos arregláramos, que nos regresábamos a Cali, así que todos nos alistamos*, cada uno cogió su carro y nos marchamos en caravana hacia Cali.

Berrinche iba con su primo Steven, los tres escoltas en un carro aparte, el Tieso, Lorena y yo en la camioneta, íbamos escuchando música y fumando marihuana, yo iba comentándole al Tieso el plan que teníamos Lorena y yo, sobre su cirugía y nos dio otros 2.000.000 de pesos para que no nos hiciera falta nada y sobre todo que le mantuviéramos informado, que nos dejaba el número del negro Mena por si necesitamos más dinero.

Lorena un problema de familia

Al llegar a Cali, el Tieso nos dejó en mi casa, allí nos despedimos de todos, Lorena y yo entramos, saludamos a mamá y fuimos al negocio de mi amigo Julián, este se alegró de verme y mostró interés en saber dónde había estado toda la semana, pero me limité a decirle que en la fiesta de mi mejor amigo.

Le pedimos una carne a la parrilla, porque veníamos con mucha hambre después del viaje y sobre todo porque habíamos fumado mucha marihuana. Lorena y yo pactamos ir a su casa y dormir allí para tranquilizar a su madre, ya que estaba preocupada y sobre todo necesitaba dinero.

Terminamos de comer y nos fuimos de nuevo a mi casa para despedirnos de mi mamá, pero mi madre estaba furiosa y más porque no le había gustado que estuviese con Lorena, pero se le pasó cuando le di un beso y le puse en la mano 500.000 pesos. Pude coger ropa y tomar un taxi para ir casa de Lorena.

Sabía por ella que vivía en La Estrella Siloé, que era uno de los barrios más peligrosos de la ciudad, pero me dijo que no me preocupara, pues allí ella controlaba la zona. Al llegar tuvimos que tomar otro taxi para que nos subiera a su casa, ya que el taxi en el que veníamos no quiso seguir y prefirió dar por cancelado el servicio por temor a un robo.

Efectivamente a Lorena la conocían, pues apenas salir del taxi varios chicos jóvenes se le acercaron diciéndole: “Monita*” ¿cómo estás, por qué estabas tan desaparecida?”, pero Lorena les contestó que estaba en una vuelta* con un duro* y mirándome me dijo que cuando quisiera a cualquiera de ellos, me servían para llevarlos a las rumbas*, haciéndome entender que servían para follar con ellos, yo sonreí y los chicos nos acompañaron a un carro pirata para que nos subiera a su casa. Lorena me pidió marihuana de la que el Tieso me venía dando, le di unos gramos, ella lo repartió con ellos y quedaron muy a gusto.

Al llegar a su casa, tuvimos que caminar unos cuarenta metros de donde nos había dejado el carro, cuando por fin llegamos, estaba su hermano y no nos quiso abrir la puerta, hasta que llamó a su madre Marisol, esta le dijo que antes de entrar quería ver el dinero, ella me miró a la cara con cierto pavor, pues lo que su madre hacía le avergonzaba muchísimo.

Me dio mucha pena por ella, pero ya habíamos acordado que yo manejaría el dinero de la cirugía y gastos varios, ella sacó de su bolso el 1.500.000 de pesos que habíamos acordado y cuando su madre recibió el dinero, abrió la puerta, la besó y le preguntó: ¿Qué quién era yo? Ella le dijo que le había presentado a un duro* y que era su nuevo mejor amigo.

Eso significaba “business” para su madre, su hermanito Cheo puso música y empezó a armar porros para su hermana, pero Lorena dijo que fumáramos de la que me había dado el Tieso. Cuando saqué mi media onza* de criping* quedaron fascinados y empezaron a verme con mejor cara.

Me trataron como si me conocieran de toda la vida y empezaron a llamar a sus amigos e incluso a la abuela de Lorena y a su tío y se formó una pequeña fiesta en esa casa, pero la felicidad fue más plena cuando Lorena les afirmo que se iba a operar y que yo me iba a encargar de todos los gastos.

Estaba muy incómodo en aquella fiesta, las gentes que estaban allí me parecían falsos y sobre todo la familia de Lorena, ya que todos la querían solo por el interés, así que soporté y aguanté hasta que no pude más y le dije a Lorena que debíamos dormir, porque teníamos que madrugar para hacer los exámenes y vernos con Diana, para que esta nos pusiera en contacto con el doctor.

A sus amistades y familia no les gustó el control que tenía sobre ella y me mandaron a dormir, pero Lorena se interpuso y dijo que quería descansar y que ella había traído el dinero, así que se hacía lo que ella decía.

La música se apagó, pude sentir el ambiente pesado, sabía que esa gente era como una bomba que en cualquier momento podría estallar y no quería estar allí, así que llamé al Rolo, estaba por el Caney, le dije que nos viéramos y le dije a Lorena que yo me iba a mi casa, que nos veríamos en la mañana siguiente, a ella no le gustó, pero comprendió que el ambiente de allí era imposible para mí y cuando su madre se enteró de que me iba a ir, se enojó muchísimo, empezó a insultarme y a querer agredirme con un cuchillo, porque según ella yo les quería humillar.

Se había convertido en una psicópata, sentí miedo de esa mujer, lamenté que Lorena tuviese esa madre, su tío la sujetó como pudo, ella me insultaba y como pude, cogí mis cosas y salí corriendo de esa casa.

Me encontraba en uno de los barrios más peligrosos de mi ciudad, que no conocía ni controlaba, me encontraba solo y con mucho dinero y era blanco de un robo, así que cogí el camino de unas escaleras y empecé a bajar, fueron las escaleras más largas de mi vida, pues cubrían toda la montaña donde estaba ubicado el barrio de Siloé.

Después de casi treinta minutos bajando aquella escalera, pude llegar a la plaza donde había llegado con Lorena, cogí un taxi y al final decidí regresar a casa de mi madre, era el mejor sitio después del momento tan desagradable que había pasado.

Al llegar a la casa, ya era bastante tarde, toqué y mi madre abrió la puerta sorprendida de verme, le comenté la situación que había vivido y se preocupó, no sabía con qué clase de loca estaba, sobre todo lamentaba que una madre fuese así con su hija, luego me besó, me abrazó y se fue a dormir. Yo me quedé en el salón con la TV encendida, entré a mi habitación, me asomé a ver si mi amigo Julián seguía allí.

Al mirar por la ventana, pude ver que el negocio estaba cerrado, pero había alguien allí que no era Julián, era un chico más joven que nunca había visto, estaba fumando un cigarrillo, fue tanto mi interés, que salí por la ventana con la excusa de verle bien, me acerqué y le pedí un cigarrillo. Al verme salir de la nada se asustó, pero no le importó darme uno de sus cigarrillos.

Le pedí fuego y me quedé allí fumando con él y nos pusimos a conversar, él estaba desesperado buscando marihuana, pero solo había encontrado cigarrillos.

Se llamaba Andrés, tenía diecinueve años y vivía cerca, yo le dije que no se preocupara que yo le daba marihuana, pero le dije que no hiciera mucho ruido y que debíamos entrar por la ventana, porque mis padres estaban durmiendo y no quería que se enfadaran. Él sin rechistar me siguió y entramos por la ventana.

Al entrar se dio cuenta de que era una habitación normal y que era una casa dentro de una bodega, me dijo que era una chimba* vivir así y me acompañó a la cocina para sacar zumo de la nevera y nos regresamos a mi habitación.

Le dije que podía ponerse cómodo, se quitó su camisa, sus zapatos y se tiró a la cama, mientras conversábamos, yo armaba el porro, cuando vio que saqué mi bolsa de casi media onza*, se sorprendió y me pidió olerla, cuando lo hizo sintió tanto placer, que me dijo que tenía que regalarle un poco y le dije que seguro.

Me preguntó que dónde la compraba y yo por llamar aún más su atención, le dije que mi novio me la daba y que me surtía cada vez que se me acababa, él entendió que me gustaban los hombres y me dijo: “¿Te gusta comer polla?” y le respondí que sí con mi risa maliciosa, él me respondió con una mirada cómplice, diciéndome: “¿Y yo, te gusté?” y le dije: “¿Claro, no iba a salir solo a por cigarrillos, cuando tengo el mejor criping*?”, se puso a reír, pero dejó ver como se mandó la mano a su polla.

Terminé de hacer el porro y me senté al lado, encendí el porro mientras le miraba a los ojos y la primera bocanada de humo se la tiré a la cara para que pudiese oler la calidad de marihuana que iba a fumar, pero él me cogió la cara y me besó, me comió la boca. Lo hizo tan bien que me puse caliente, pude ver que su polla se marcaba dentro del pantalón, intentaba disimular, pero fue tanta la erección de los dos, que no pudimos aguantar, dejé el porro encima del escritorio, le quité el pantalón y pude ver como su gran capullo, sobresalía del resto de la polla.

Era una polla casi parecida a la mía, pero esta tenía más capullo, me la mandé a la boca, porque no aguanté las ganas de probarla.

Él temblaba, seguro era su primera vez, pero yo había provocado que sus ganas de fumar se convirtieran en mi morbo y lo hice suyo, sin dudar me agarró el culo, me voltió* y sentí cómo me comía el ojete, haciendo que mi culo se pusiese tan húmedo, que al final le pedí que me la metiera.

Me pidió condones y yo le dije que no tenía, porque a mi edad no me vendían, pero eran tantas las ganas de metérmela que se escupió en la polla y en su mano y empezó a metérmela mientras yo aún estaba con mi pantalón por las rodillas, la metió tan de golpe que me dolió y me hice a un lado del brinco que di y esperé unos segundos a que se me pasará.

Me quité el pantalón y pudo ver que yo también tenía buena polla, le dije que se acostara en la cama, porque me iba a sentar en su polla, se la mamé de nuevo y cogió el porro que estaba encima del escritorio al lado de la cama y lo encendió, me echaba el humo mientras se la mamaba, cuando le vi con los ojos chiquiticos, me puse encima de él y empecé a metérmela hasta el punto de introducírmela toda.

Él solo decía: “Qué chimba* parce*” y empecé a follarme su polla, tanto que se calló una tabla de la cama, pero la habitación de mi madre estaba tan separada de la mía que no escucharon nada y yo tampoco quise prestarle atención, quería disfrutar de Andrés hasta la última gota de su leche, estábamos cachondos y sobre todo él estaba ya muy trabado*, pues la marihuana estaba tan buena que no midió que le iba a colocar mucho, pero no le importó, pues como pudo me cargó y empezó a follarme de pie haciendo que la polla saliera y entrara con mucha fuerza, luego me soltó, me puso contra la pared y siguió follándome fuertemente.

Mi polla estaba muy mojada, pero cuando él podía, mandaba su mano a la mía y la mojaba con mi lubricante. Me ponía a chuparla, para luego besarme, meterme la lengua y me decía: “Estás muy rico y me encanta tu culo”. Mientras decía esas palabras se corría dentro de mi culo haciendo un gemido de placer. Le dejé que se corriera y me dejara la leche, eso me enloquecía, siempre que alguien lo hacía. Cuando sacó la polla, le llevé hacia la cama y le acosté, allí me volví a sentar en su polla y se la follé de nuevo, me corrí tan fuerte, que mi chorro cayó sobre su pecho e incluso en su cara. Me tranquilicé y luego empecé a chuparle el cuerpo para limpiar mi leche, él sudaba y respiraba muy agitado, le dije que se relajará y me levanté rápido, para provocar cierta energía al sacarla de mi culo.

Cogí una camisa de las que tenía, limpié la polla y el sudor, le puse a beber del zumo que antes habíamos cogido de la nevera, me limpié el culo y me acosté a su lado, le acariciaba la polla mientras veía como se le bajaba, me encanta hacerlo. Abrió sus ojos y me dijo: “Este es el mejor polvo que he echado y no puedo creer que haya sido con un man*”, nos reímos, le besé y le dije que iba a hacer otro porro, pero ya eran las 05:00 de la mañana y le entró apuro por irse, pero era su arrepentimiento el que le carcomió.

 

Le dije: “Ok”, saqué un poco de mi marihuana para dársela, me dio las gracias, se vistió rápidamente y se despidió, pero solo me dio la mano, noté que era un síntoma de barrera, pero le paré y le pedí un cigarrillo, cuando lo estaba sacando le cogí la cara y le besé, luego le moví la cortina y le señalé para que saliera.

Al irse Andrés, me puse a armarme otro porro, ya que él se había fumado el anterior y mientras tanto me fumaba un cigarrillo, al terminar me tiré en la cama para fumarme el porro, mientas asimilaba la follada que me había dado con ese chico que no conocía de nada, que sin conocerle, habíamos follado estupendo y me hubiese gustado que por lo menos que me hubiese pedido mi número de teléfono, pero no se preocupó de que hubiera al menos una segunda vez.

Habían pasado las horas y yo seguía sin sueño, estaba muy trabado*, pude escuchar ruido en la cocina, así que me levanté, corrí la cortina para que el humo del tabaco y de la marihuana saliera, mientras echaba perfume para disimular el olor y no tener problemas con mi madre.

Salí y mi madre estaba preparando el desayuno para mi padrastro y mis hermanas, que tenían que ir a estudiar, me senté en el salón a ver la televisión y mientras mi celular sonó. Era Lorena queriendo coordinar nuestro encuentro.

Habíamos quedado a las 09:00 de la mañana en la Cruz Roja para hacer la analítica y con Diana a las 11:00 de la mañana, así que me puse en pie y fui a mi habitación, saqué una bolsa de cocaína que me había guardado, me fui a duchar para después prepararme y salir con tiempo a mi encuentro, aunque estaba realmente cerca del sitio, me hice otro porro al salir de la ducha, me arreglé y me despedí de mi madre. Ella se enojó y me regañó, pues no paraba en casa, pero no me importaba, yo hacía lo que quería y aunque fuese menor de edad, me sentía mayor, aún más cuando estaba con los efectos de la cocaína.

Salí de casa y no me importó el disgusto con mi madre, cuando crucé la esquina saqué el porro, lo encendí y me lo fumé mientras caminaba, podía sentir el efecto de la marihuana y escuchaba con mis auriculares Radio Planeta, era la emisora local donde solo ponían música electrónica, únicamente pensaba en cuando sería mi próxima fiesta, pues me estaba volviendo adicto a salir.

Terminé de fumarme el porro, me eché perfume, odiaba que me olieran a tabaco y más a marihuana, me apliqué mi antibacteriano para quitar el olor de mis manos y me comí un chicle, ya que la cocaína me ponía muy embalado* y era una forma de disimular el desencaje de mi mandíbula, también me puse gotas para evitar el rojizo en los ojos que produce fumar marihuana y pude parar un taxi para que me llevara a mi cita.

Lorena no había llegado aún, le dije al taxista que esperara hasta que llegara la persona y que yo le pagaba algo extra, pues estaba tan embalado* que no quise salir del taxi. Ella llegó veinte minutos más tarde de lo acordado, por lo que tuve que pagarle más al taxista por la espera.

Lorena me vio raro, me preguntó si estaba colocado, asentí con mi cabeza y le comenté que ni siquiera había podido dormir, le dije que me debía una disculpa por el trato que me había dado su madre, que había sentido miedo y le aconsejé que llevara a su madre a un psiquiatra, pues esa actitud no era normal.

Ella lo solucionó con un “lo siento” y diciéndome que su madre lo había hecho porque la quería mucho. La miré y le dije: “Una mierda, mi madre me ama también y aunque no le gusten mis amistades, no va sacándoles un cuchillo e insultándoles, además no me exige dinero para entrar a casa y si se lo doy es porque yo quiero”, tampoco quería culparla a ella y cancelé la conversación con un: “¿Estás lista para ponerte el culo grande?” y respondió: “Más que lista”. Entramos en el consultorio, pedimos los exámenes que pedía el médico y nos sentamos a esperar su turno.

Llamaron a Lorena para sacarle sangre y hacer su analítica, yo mientras fui al baño para pasarme de nuevo una dosis de cocaína, ya que mi cuerpo lo necesitaba, al salir ya estaba Lorena esperándome. Nos fuimos caminando mientras Lorena se hacía un porro para fumarnos y así poder ir a comer algo antes de nuestra cita.

Nos fumamos el porro en un parque, fuimos al “Sandwich cubano”, son los mejores de la ciudad y para la gorobeta* que teníamos, era justo lo que necesitábamos. Nos sentamos y hablamos de irnos a vivir juntos, ya que nos llevábamos muy bien y queríamos independizarnos para vivir como mejor nos apeteciera.

Se nos había pasado el tiempo, pagamos y salimos corriendo para nuestra cita con Diana, estábamos cerca, pero tomamos un taxi para no retrasarnos a la cita, pero Diana aún no había llegado, esperamos a que llegase mientras nos fumábamos otro porro más.

Diana llegó quince minutos después, cuando estábamos fumando, también quiso y nos fuimos caminando, ya conocía a Diana y ella a mí, había ido varias veces a Sameco, también coincidimos en la primera fiesta que el Rolo me había hecho en su casa. Era una chica guapísima, india, con un pelo largo liso y tenía todo su cuerpo operado, se la veía perfecta.

Ella era una “Chica prepago*” y como tal, sabía moverse muy bien en el circuito, nos hicimos muy amigos, nos dijo que no teníamos que preocuparnos de la cirugía, pues ella se había hecho todas las cirugías con el mismo doctor. A ella le decían la “Potro”, era la encargada de manejar muchas chicas del negocio, le dijo a Lorena que si quería, después de la cirugía, le podía ayudar a gestionar dinero y Lorena le dijo que sí.

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