Cartas (I)

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El 12 de septiembre de 1975, cumpliendo con el deseo del fundador —ya expresado desde 1969 y renovado antes de su fallecimiento[62]—, Mons. del Portillo ordenó la destrucción de todos los ejemplares de las Cartas impresas que se conservaban en las sedes de las Comisiones y Asesorías Regionales y que se habían retirado anteriormente de los centros, manteniendo en Roma sólo los imprescindibles para proceder, cuando llegara el momento, a una nueva edición.

Ese momento pareció llegar el 28 de noviembre de 1982, día en que Juan Pablo II erigió el Opus Dei en Prelatura personal y sancionó sus estatutos. Ya desde unos meses antes, cuando se preveía que la decisión pontificia podía ser inminente, Mons. Álvaro del Portillo comenzó a considerar esa posibilidad, redactando incluso notas o textos introductorios que podrían acompañar esa reimpresión, que se hizo de acuerdo con los originales dejados por san Josemaría, corrigiendo solo algunas pequeñas erratas. De una de esas introducciones, que data de abril o mayo de 1983, provienen las siguientes palabras: «Han pasado ya cinco meses desde que la Trinidad Santísima nos concedió la Intención especial: cumplo con un sabor agridulce lo que dispuso nuestro Padre de reeditar sus Cartas, y lo hago también con la felicidad de que os ayudarán a ser más de Dios. Pedid para que también a mí me suceda lo mismo, siendo buen ejecutor de su espíritu y buen hijo suyo»[63].

Sin embargo, otro proceso histórico, el de la beatificación y canonización del fundador del Opus Dei, iniciado el 19 de febrero de 1981, vino a cruzarse con el proyecto de edición de las Cartas, determinando los tiempos y modos de su realización. Concluida la parte instructora de un proceso de canonización es necesario, en efecto, presentar ante la Congregación para las Causas de los Santos todos los escritos, también los inéditos, de la persona que se aspira que sea beatificada y posteriormente canonizada. A ese efecto, bajo la dirección y orientación de mons. Álvaro del Portillo, se preparó en 1985 una nueva edición de las Cartas. En esta edición cada Carta constituía un fascículo individual, con una portada sencilla en la que constaba la palabra “Carta” seguida de la datación correspondiente. A la Congregación se entregaron en tres estuches de color granate, en los que las Cartas estaban dispuestas por orden cronológico y presentadas como cartas colectivas dirigidas a los miembros del Opus Dei. La tirada fue muy reducida: sólo los ejemplares necesarios para la entrega a la Congregación y para conservar algunos en la sede central del Opus Dei[64].

El 17 de mayo de 1992 tuvo lugar, en la plaza de san Pedro, la solemne ceremonia de beatificación de san Josemaría. Diez años más tarde, el 6 de octubre de 2002, Juan Pablo II procedía, también en la plaza de San Pedro, a la canonización. Entre estas dos fechas se sitúa, en primer lugar, la creación en la Universidad de Navarra del Centro de Documentación y Estudios Josemaría Escrivá de Balaguer, en 1995, y después, en Roma, del Istituto Storico San Josemaría Escrivá, el 9 de enero de 2001, por parte de Mons. Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei desde 1994, al que confió la edición crítico-histórica de los escritos del fundador, tanto los ya editados como los inéditos. Esta posibilidad se venía estudiando desde algunos años antes, pero no se logró concretar hasta ese momento. Próxima ya a concluir la primera fase del plan de trabajo que se fijó el Instituto —la publicación de ediciones crítico-históricas de los escritos aparecidos en vida de san Josemaría[65]—, se da ahora paso a la segunda: la publicación de inéditos. Tarea comenzada con el volumen En diálogo con el Señor[66], que entra en una nueva etapa con la publicación de las Cartas, a las que introduce el presente escrito.

VI. Elenco detallado del conjunto del “ciclo de las Cartas”

A continuación, se presenta el elenco completo de las 38 Cartas que san Josemaría tenía proyectado editar en 13 volúmenes[67]. Las hemos numerado tomando como referencia las fechas puestas por san Josemaría, y hemos indicado sintéticamente el tema de cada una, así como otros datos que ayudan a fijar su cronología.

Como ya se ha comentado, no sabemos cuándo terminó san Josemaría cada una de sus Cartas. De algunas conocemos el momento en que declaró haberla terminado de redactar[68], o la leyó en voz alta ante un grupo de personas[69]. De otras nos consta sólo el momento en que salieron de la imprenta o fueron enviadas a las diversas circunscripciones regionales, pero este dato no dice todo sobre su terminación, pues podían estar concluidas meses o años antes y haber esperado un lapso de tiempo largo hasta que san Josemaría decidiera mandarlas a los distintos países o le fuera posible hacerlo, teniendo en cuenta que la expedición se solía realizar a mano, esperando la ocasión del viaje de alguna persona. Ocurrió también, como ya hemos explicado, que alguna Carta se terminó y se imprimió pero no se llegó a mandar hasta varios años después. De alguna sabemos que se imprimió pero no consta cuándo se envió, y finalmente hay varias de las que solamente conocemos que san Josemaría las dio por terminadas antes de su muerte en 1975.

Por las razones apuntadas, no siempre resulta fácil proponer una fecha de efectiva terminación. Que fuera impresa o expedida proporciona un término ad quem, pero no es un dato definitivo en todos los casos. Además, la documentación que tenemos sobre estos envíos no siempre es completa y a veces se requiere una deducción indirecta para obtener como resultado una datación sólo aproximada[70]. De forma que podemos señalar sólo fechas orientativas —quizá podrán ser más precisas cuando se realicen las correspondientes ediciones críticas—, que testimonian el momento en el que el fundador del Opus Dei quiso ponerles punto final.

En el elenco, a continuación, indicamos también el número de páginas de cada Carta, según la versión a imprenta de 1985. Aunque su formato (16,7 x 23,6 cm) es más grande que las ediciones de los años sesenta, el dato de las páginas sirve para darse una idea de la extensión de cada una y compararlas con las demás:

 Carta n.º 1: sobre la llamada a la santidad y al apostolado en la vida ordinaria; también designada por el íncipit Singuli dies, lleva la fecha del 24 de marzo de 1930 y fue enviada a las circunscripciones regionales el 21 de enero de 1966[71]; 23 págs.

 Carta n.º 2: sobre la importancia de la humildad en la vida espiritual; también designada por el íncipit Videns eos; lleva la fecha del 24 de marzo de 1931 y fue enviada el 21 de enero de 1966[72]; 58 págs.

 Carta n.º 3: sobre la misión sobrenatural y apostólica de los miembros del Opus Dei en medio del mundo; también designada por el íncipit Res omnes; lleva la fecha del 9 de enero de 1932 y se mandó el 21 de enero de 1966[73]; 83 págs.

 Carta n.º 4: sobre el modo de anunciar la doctrina cristiana a través del apostolado personal; también designada por el íncipit Vos autem; lleva la fecha del 16 de julio de 1933 y fue enviada el 21 de enero de 1966[74]; 32 págs.

 Carta n.º 5: trata de la misión del Opus Dei y de los laicos cristianos en el campo de la educación y la enseñanza; también designada por el íncipit Euntes ergo, lleva la fecha del 2 de octubre de 1939 y fue enviada el 21 de enero de 1966[75]; 31 págs.

 Carta n.º 6: acerca de los rasgos característicos de la llamada al Opus Dei y de su misión evangelizadora, al servicio de la Iglesia; también designada por el íncipit Sincerus est; lleva la fecha del 11 de marzo de 1940 y fue enviada el 22 de noviembre de 1966[76], aunque hay noticias de su impresión ya en febrero de 1963[77]; 61 págs.

 Carta n.º 7: sobre la obra de San Rafael, para la formación cristiana de la juventud; también designada por el íncipit Quem per annos; lleva la fecha del 24 de octubre de 1942 y fue mandada el 22 de noviembre de 1966[78]; 54 págs.

 Carta n.º 8: trata el tema de la libertad en las cuestiones temporales y el espíritu de servicio que caracterizan a la vida de los miembros del Opus Dei; también designada por el íncipit Legitima hominum, lleva la fecha del 31 de mayo de 1943; fue enviada el 6 de febrero de 1967[79]; 41 págs.

 Carta n.º 9: acerca de la solución jurídica que ha permitido disponer de sacerdotes en el Opus Dei, salidos de las filas de los miembros laicos; también designada por el íncipit Opus nostrum, lleva la fecha del 14 de febrero de 1944 y fue enviada el 21 de enero de 1966[80]; 19 págs.

 Carta n.º 10: sobre la peculiar misión de los sacerdotes en el Opus Dei; también designada por el íncipit Sacerdotes iam, lleva la fecha del 2 de febrero de 1945 y fue enviada el 21 de enero de 1966[81]; 34 págs.

 Carta n.º 11: su tema es la formación espiritual, profesional, humana y doctrinal-religiosa en el Opus Dei; también designada por el íncipit Divinus magister, lleva la fecha del 6 de mayo de 1945 y fue enviada el 21 de enero de 1966[82]; 43 págs.

 Carta n.º 12: sobre el apostolado de la opinión pública, como servicio a Dios y a los hombres por medio del trabajo en el mundo de la comunicación; también designada por el íncipit Numquam antehac, lleva la fecha del 30 de abril de 1946 y fue enviada el 22 de noviembre de 1966[83]; 67 págs.

 Carta n.º 13: explica las incomprensiones y calumnias con las que algunos han intentado dificultar el caminar de la Obra, más concretamente a lo largo de su itinerario jurídico; también designada por el íncipit Ascendente eo, es la única que lleva dos fechas: 29 de diciembre de 1947 y 14 de febrero de 1966; es posible que fuera impresa en vida de san Josemaría[84], aunque no consta que fuera enviada; 209 págs.

 Carta n.º 14: trata del trabajo profesional, como medio específico para alcanzar la santidad; también designada por el íncipit Meum gaudium, lleva la fecha del 15 de octubre de 1948 y fue expedida el 21 de enero del 1966[85]; 33 págs.

 

 Carta n.º 15: con motivo de la definitiva aprobación pontificia de la Obra, en el marco de la legislación sobre los Institutos seculares, explica que la vinculación al Opus Dei exige ante todo virtudes; concretamente se detiene en la consideración de las teologales, resaltando su importancia en el espíritu de la Obra; también designada por el íncipit Perfice gressus, lleva la fecha del 8 de diciembre de 1949 y decidió darla a la imprenta en septiembre de 1969[86]; de ella existió una versión impresa en vida de san Josemaría[87], que no fue enviada[88]; 242 págs.

 Carta n.º 16: sobre la vocación profesional de los miembros del Opus Dei y el sostenimiento de las obras de apostolado; también designada por el íncipit Bene nostis; lleva la fecha del 14 de febrero de 1950 y fue enviada antes del 17 de mayo de 1964[89]; 13 págs.

 Carta n.º 17: reflexionando sobre la ambigüedad de la legislación sobre la figura de los Institutos seculares y su evolución, exhorta a seguir adelante con fidelidad al espíritu de la Obra; también designada por el íncipit Via deflectit, lleva la fecha del 7 de octubre de 1950 y fue remitida el 21 de enero de 1966[90]; 55 págs.

 Carta n.º 18: sobre la formación teológica de los fieles del Opus Dei; también designada por el íncipit Hac nostra aetate, lleva la fecha del 9 de enero de 1951 y no consta la fecha exacta de su envío, pero sí que se había mandado antes del 17 de mayo de 1964[91]; 18 págs.

 Carta n.º 19: aludiendo a las críticas y calumnias que ha sufrido el Opus Dei a lo largo de su historia, exhorta a comprender y perdonar a quienes las han propalado, sin dejar de manifestar la verdad; también designada por el íncipit Hoc tempore, lleva la fecha del 4 de septiembre de 1951 y fue puesta en circulación con las demás del 21 de enero de 1966[92]; 53 págs.

 Carta n.º 20: amplia exposición sobre las virtudes cardinales y su importancia en el espíritu del Opus Dei, como continuación de la Carta n. 15; contiene explicaciones sobre las contradicciones sufridas a lo largo de la historia de la Obra; también designada por el íncipit In patientia, lleva la fecha del 24 de diciembre de 1951; fue profundamente revisada y terminada en 1975[93]; es probable que también llegara a ser impresa en 1975[94], pero no fue enviada[95]; 383 págs.

 Carta n.º 21: sobre la evolución que estaba experimentando la figura de los institutos seculares y las diferencias con el Opus Dei; trata de la secularidad, de la santificación del trabajo profesional, la libertad y responsabilidad de los miembros de la Obra en las cuestiones temporales; también designada por el íncipit Multa scripta, lleva la fecha del 12 de diciembre de 1952 y fue enviada el 6 de mayo de 1966[96]; 51 págs.

 Carta n.º 22: acerca de la finalidad específica del Opus Dei en el contexto de la misión de la Iglesia; unidad y diversidad en el modo de participar en esa misión; también designada por el íncipit Mirabilis omnino, lleva la fecha del 15 de agosto de 1953 y fue enviada el 17 de julio de 1964[97]; 23 págs.

 Carta n.º 23: su tema es la necesidad de preservar y expresar con claridad la plena secularidad de la llamada de los miembros del Opus Dei; también designada por el íncipit Vocationis vestrae, lleva la fecha del 19 de marzo de 1954 y fue remitida el 11 de marzo de 1965[98], aunque estaba ya terminada el 15 de enero de 1965[99]; 32 págs.

 Carta n.º 24: trata de las diferencias entre el estado religioso y el espíritu del Opus Dei, cuyos rasgos esenciales expone; también designada por el íncipit Sicut antea, lleva la fecha del 31 de mayo de 1954 y fue enviada el 11 de marzo de 1965[100], aunque estaba ya concluida el 16 de enero de 1965[101]; 38 págs.

 Carta n.º 25: sobre las características de la labor de los sacerdotes en el Opus Dei; también designada por el íncipit Divinus seminator, lleva la fecha del 28 de marzo de 1955, fue enviada el 17 de julio de 1964[102]; 27 págs.

 Carta n.º 26: acerca del modo de desempeñar el ministerio sacerdotal en el Opus Dei; también designada por el íncipit Ad serviendum, lleva la fecha del 8 de agosto de 1956 y fue enviada el 21 de enero de 1966[103]; 50 págs.

 Carta n.º 27: sobre la obra de san Miguel: formación de los numerarios y agregados y su cooperación en las tareas de formación y de gobierno del Opus Dei; también designada por el íncipit Multum usum, lleva la fecha del 29 de septiembre de 1957 y fue enviada el 21 de enero de 1966[104]; 68 págs.

 Carta n.º 28: sobre la situación jurídica del Opus Dei, que de hecho no es un instituto secular, aunque lo sea de derecho; también designada por el íncipit Non ignoratis, lleva la fecha del 2 de octubre de 1958, fue la primera Carta en ser enviada, en fecha anterior al 15 de febrero de 1964[105]; 7 págs.

 Carta n.º 29: sobre la obra de san Gabriel: la vocación de los supernumerarios y su misión en la santificación del mundo y de la vida matrimonial y familiar; también designada por el íncipit Dei amore, lleva la fecha del 9 de enero de 1959 y fue remitida el 21 de enero del 1966[106]; 59 págs.

 Carta n.º 30: trata de las disposiciones que deben acompañar a quien cambia de país para extender la labor del Opus Dei; también designada por el íncipit Dei voluntas; lleva la fecha del 16 de junio de 1960 y salió de Roma el 17 de julio de 1964[107]; 30 págs.

 Carta n.º 31: expone las peculiaridades de la vocación secular en el Opus Dei, en el marco de la historia jurídica de la Obra; también designada por el íncipit Gratias Deo, lleva la fecha del 25 de enero de 1961 y fue enviada el 21 de enero del 1966[108]; 73 págs.

 Carta n.º 32: explica la necesidad de un cambio en la configuración jurídica del Opus Dei, de modo que se respete la realidad de su espíritu y de su vida; realiza consideraciones acerca de algunas dificultades e incomprensiones en la historia del itinerario jurídico; también designada por el íncipit Ne proiicias, lleva la fecha del 25 de mayo de 1962; fue impresa y enviada en los últimos años de la vida de san Josemaría[109], pero se ignora la fecha precisa; 90 págs.

 Carta n.º 33: exhorta a la fidelidad al Magisterio; también designada por el íncipit Optime nostis, lleva la fecha del 2 de octubre de 1963 y fue enviada no más tarde del 15 de febrero de 1964[110]; 11 págs.

 Carta n.º 34: impulsa a cuidar la unidad con el Magisterio en la investigación teológica y filosófica; también designada por el íncipit In Opere Dei, lleva la fecha del 14 de febrero de 1964 y fue expedida poco después, antes del 6 de abril de 1964[111]; 10 págs.

 Carta n.º 35: trata de la auténtica renovación de la vida cristiana y de la Iglesia, en fidelidad al Magisterio, ante algunas desviaciones doctrinales y prácticas; también designada por el íncipit Veritatem facientes, lleva la fecha del 15 de agosto de 1964 y fue impresa y enviada en los últimos años de la vida de san Josemaría, pero se ignora la fecha precisa[112]; 93 págs.

 Carta n.º 36: sobre la santificación del trabajo de las mujeres del Opus Dei, en particular de las tareas domésticas y de la atención de los centros de la Obra; también designada por el íncipit Verba Domini, lleva la fecha del 29 de julio de 1965 y fue enviada antes del 6 de febrero de 1967[113]; 59 págs.

 Carta n.º 37: sobre el diálogo, también designada por el íncipit Argentum electum, lleva la fecha del 24 de octubre de 1965 y fue enviada el 6 de febrero de 1967[114], 77 págs.

 Carta n.º 38: sobre los puntos centrales de la dogmática y la moral cristianas, que desea recordar con claridad a los miembros del Opus Dei; también designada por el íncipit Fortes in fide, lleva la fecha del 19 de marzo de 1967; consta que estaba terminada de redactar en enero de 1967[115] pero no fue enviada antes de abril 1971[116] y se mandó otra vez —en formato de volumen—, antes del 16 de junio de 1972[117]; 191 págs.

* * *

El presente volumen de la “Colección de Obras Completas de Josemaría Escrivá de Balaguer” pone al alcance de los lectores unos textos en los que el fundador del Opus Dei, en plena madurez intelectual y espiritual, expuso de forma detallada aspectos fundamentales del espíritu, del apostolado y de la historia de la institución a la que, siguiendo la luz recibida el 2 de octubre de 1928, había dado vida. Con esta publicación, a la que seguirán otras Cartas y las Instrucciones, cuyos trabajos de edición se encuentran también en curso, la Colección entra en una nueva etapa, de gran importancia para conocer la riqueza de las enseñanzas espirituales de san Josemaría.

José Luis Illanes

Miembro del Istituto Storico San Josemaría Escrivá

[1] Para una visión de conjunto de los escritos del fundador del Opus Dei, ver José Luis ILLANES, “Obra escrita y predicación de san Josemaría Escrivá de Balaguer”, SetD 3 (2009), pp. 203-276, y, más brevemente, ID., “Escritos de san Josemaría. Descripción de conjunto”, en DJE, pp. 390-400. Sobre las Cartas, su datación y elaboración, ver, además de las pp. 246-257 del artículo citado de SetD 3 (2009), ID., “Cartas (obra inédita)”, en DJE, pp. 204-211.

[2] Las tres han sido ya publicadas: Alfredo MÉNDIZ, “Tres cartas circulares del fundador del Opus Dei (Burgos, 1938-1939)”, SetD 9 (2015), pp. 353-377.

[3] Cfr. nota n.º 8.

[4] Carta n.º 13, § 13. Remitimos a esta Carta, y a otras que citaremos a lo largo de esta introducción, designándolas por el número que tienen en el elenco que daremos más adelante.

[5] Carta n.º 15, § 3.

[6] Cuanto viene a continuación se refiere al conjunto de Cartas que san Josemaría terminó de redactar entre 1962 y 1967, que constituyen un ciclo o conjunto unitario. Existen además otras Cartas, sobre las que puede encontrarse información en: ILLANES, “Obra escrita”, pp. 203-276; ID., “Escritos”, pp. 390-400; ID., “Cartas”, pp. 204-211.

[7] Además, existen otras cartas de tipo pastoral que no pertenecen a este “ciclo” y que envió a los miembros del Opus Dei en momentos determinados de la historia, como las “tres campanadas” de los años setenta y otras con motivo de aniversarios, ordenaciones de sacerdotes u otros motivos, que se editarán en un volumen aparte de la misma serie de Obras completas. Cfr. ILLANES, “Cartas”, en DJE, pp. 210-211.

[8] Apuntes íntimos, 24 de abril de 1933 (n.º 989).

[9] Apuntes íntimos, junio de 1933 (n.º 1723).

[10] Sobre estos documentos, ver Luis CANO, “Instrucciones (obra inédita)”, en DJE, pp. 650-655.

[11] En Carta n.º 13, § 13.

[12] Sobre la conservación de los papeles más antiguos y su traslado a Roma en los años cincuenta, pueden verse algunos datos en la ya citada voz ILLANES, “Cartas”, pp. 204-211.

[13] En 1954, dispuso por primera vez, en Roma, de una pequeña imprenta propia, llevada por un equipo de mujeres del Opus Dei, de la que saldrán las primeras ediciones de las tres antiguas Instrucciones de los años treinta, que existían hasta entonces sólo a multicopista y que san Josemaría mandó retirar y destruir pues contenían bastantes errores, y las Cartas. Una nota de la imprenta de la sede central de la Obra, del 26 de febrero de 1963 (Ip 27/63, en AGP, serie E.3.4, 904-3579 [prov.]) propone dos posibles tipos de encuadernación para esta Carta lo que implica que el trabajo de impresión estaba muy avanzado, y por tanto que el manuscrito se había entregado a la imprenta a finales de 1962 (ref. a un encargo con protocolo 24/62). Sobre estos datos, y otros análogos agradezco la investigación realizada por Francesc Castells, director del Archivo General de la Prelatura, así como a Carlo Pioppi y a Luis Cano, respectivamente Director y Secretario del Istituto Storico San Josemaría Escrivá.

 

[14] Codex Iuris Peculiaris Societatis Sacerdotalis Sanctae Crucis et Operis Dei, datado el 24 de octubre de 1963. Cfr. Itinerario, pp. 349-350. El 2 de octubre, el fundador había presentado a Pablo VI una serie de modificaciones a las Constituciones, que fueron aprobadas el 24 de ese mes. Como prólogo colocó un texto que será la primera Carta que mandará a sus hijas e hijos, en febrero del año siguiente, la n.º 28, con el íncipit latino Non ignoratis.

[15] Una referencia, breve pero más detallada, a este contexto en la ya citada voz ILLANES, “Cartas”, en DJE, pp. 204-211.

[16] Tanto Pedro Rodríguez como yo mismo, entre otros muchos, podemos testificar el uso por san Josemaría de esa expresión “ciclo” o de otras análogas, para referirse a su trabajo en las Cartas.

[17] Se trata de un cargo, previsto en los estatutos del Opus Dei, para favorecer la relación entre los órganos centrales de gobierno y las diversas regiones o países donde está extendida su labor apostólica. Este grupo de Delegados regionales se dedicó a ese trabajo desde el 21 de enero al 12 de marzo de 1963 (en diversos momentos hay referencias en el diario del Consejo General de esa época, aunque sin descender a detalles; en AGP, serie M.2.2, 430-4). Varios de los Delegados que participaron en esa reunión han fallecido, pero ha sido posible reconstruir el trabajo realizado gracias a los recuerdos de otros, todavía en vida (sus testimonios se conservan en AGP, serie A.3, 87-2-8), así como a los de algunos de los miembros en aquel momento del Consejo General y, muy particularmente, a los de Mons. Javier Echevarría, en las conversaciones personales con quien escribe estas líneas.

[18] Testimonio de Mons. Javier Echevarría, manuscrito sin fecha pero situado en sus últimos años (en AGP, serie A.3, 87-2-8). San Josemaría se refiere a este trabajo con magnetofón en una carta al Consiliario del Opus Dei en España, Florencio Sánchez Bella, del 1 de noviembre de 1966: «Están terminando de imprimir un paquete de cartas mías, que espero poder enviaros pronto: al dar vuelta a estos papeles, me doy buena cuenta del cambio de los tiempos, porque antes escribía las cosas a mano, o con alguna máquina más o menos arcaica —aun en estos casos, las correcciones van de mi mano—, pero ahora —desde el cincuenta, poco más o menos— he empleado cinta magnetofónica o dictáfono, y no os dejo rastro de la mano mía en todo este tiempo último. Es mejor, más rápido y más cómodo para mí seguir trabajando de esta manera. Así charlo, me traen copiado a doble espacio y a máquina lo que he dicho, y la cinta sirve para muchas veces. Barato también» (en AGP, serie A.3-4, 285-5).

[19] La fecha de envío que utilizamos corresponde a la del escrito que solía acompañar a cada documento. A veces, esta data ha de considerarse con un margen de algunos días o semanas, pues la expedición material podía demorarse, dependiendo del país al que iban.

[20] Tomamos el dato de las páginas de la última edición disponible, realizada en 1985, que es la única completa que se conserva, y que fue realizada en un formato más grande.

[21] La Carta n.º 33.

[22] La Carta n.º 34.

[23] Carta n.º 16.

[24] Carta n.º 18.

[25] Carta n.º 22.

[26] Carta n.º 25.

[27] Carta n.º 30.

[28] Carta n.º 23.

[29] Carta n.º 24.

[30] Nota del 6 de junio de 1965 (en AGP, serie E.1.3, 244-4).

[31] Son las Cartas n.os 1-5; 9-11; 14, 17, 19, 26-27, 29 y 31.

[32] No existe un elenco de quienes actuaron como secretarios de san Josemaría en este campo, como es lógico teniendo presente el carácter instrumental de la colaboración que prestaban. En cada caso, el fundador de la Obra se dirigía a uno u otro de los que estaban a su alrededor, en cuanto miembros del Consejo General u oficiales de alguna de las oficinas dependientes del Consejo, y solicitaba su ayuda, que siempre agradecía con especial delicadeza. Acudiendo a la memoria de quienes estaban en Roma en los años 1960, ha sido posible concretar algunos nombres: en primer lugar, Mons. Álvaro del Portillo, que, junto con Javier Echevarría, estuvo en todo momento a su lado, y también, en mayor o menor grado, pero siempre en la posición auxiliar ya descrita, otros como Joaquín Alonso (1929), Carlos Cardona (1930-1993), Julián Herranz (1930), José Luis Illanes (1933), Antonio Livi (1938) y José Luis Soria (1932).

[33] Me permito dejar aquí, aunque resulte más bien largo, un testimonio escrito sobre mi trabajo y mi actitud de espíritu en relación con el encargo que me dio san Josemaría sobre dos de sus Cartas. Un día me llamó y me habló en términos muy generales de su trabajo en las Cartas. Me preguntó si podría ayudarle en una de ellas (me habló primero de una, y luego, pasado un tiempo, de la otra). Como es lógico, le dije enseguida que sí. Era una manifestación de confianza que me conmovió: que nuestro fundador acudiera para una tarea como la de las Cartas a alguien joven, como yo lo era —tenía entonces apenas treinta años—, me impresionó y dio un tono de especial servicio a la Obra a todo el trabajo que realicé. El Padre me dijo cuál era el tema que quería tratar en cada Carta y esbozó su contenido; y también —no estoy seguro de que fuera en el primer momento o después— la fecha que iba a tener, ya que quería reflejar en sus Cartas lo que había sido su predicación a lo largo de los años. De hecho me dio material antiguo y algunas orientaciones. Recuerdo, en cambio, muy bien que me dijo que tuviera presente, junto al material que me entregaba, todo lo que le había oído decir en meditaciones y tertulias en el Colegio Romano de la Santa Cruz, al que me había incorporado en otoño de 1957 y en el que había tenido ocasión de escucharle en muchas ocasiones. Quedaba claro que en las Cartas quería dejar constancia del mensaje perenne de la Obra. Me puse enseguida al trabajo. Hice memoria de cuanto le había escuchado sobre el tema. Lo que san Josemaría me había pedido era que preparara una minuta de la Carta. Me hice la idea de que, al menos en esa época, le gustaba trabajar sobre textos seguidos que, en el supuesto de que los considerara aceptables como punto de partida, procedía a corregir, introduciendo cambios, supresiones y añadidos; y eso varias veces, es decir, haciendo copiar cada versión, que volvía a revisar a fondo hasta llegar —en ocasiones después de seis o siete revisiones— a un texto que correspondía a lo que deseaba expresar.

[34] Carta n.º 21.

[35] Carta n.º 6. Aunque la investigación está todavía en curso, algún dato apunta a que fue enviada ya en diciembre de 1963.

[36] Carta n.º 7.

[37] Carta n.º 12.

[38] Carta n.º 8.

[39] Carta n.º 36.

[40] Carta n.º 37.

[41] Carta n.º 38.

[42] Carta n.º 35.

[43] Carta n.º 32.

[44] Carta n.º 15.

[45] Son las Cartas n.os 13 y 20.

[46] En 1967, en la introducción al primer volumen de Cartas, del que se hará mención más adelante, el beato Álvaro del Portillo explicaba —refiriéndose a varias de ellas— que «el Padre desea que no se hagan públicas hasta después de su muerte» y que «es más oportuno dar alguno de esos Documentos a la imprenta cuando haya pasado tiempo, de modo que el ambiente haya madurado y los hechos históricos se proyecten lejanos».

[47] Solo hizo una excepción: la Carta n.º 13, que lleva dos fechas.

[48] Por ejemplo, en la Carta n.º 3, 2d, se lee la descripción de un episodio sobrenatural que experimentó el 7 de agosto de 1931. En la versión del volumen de 1967, había escrito —refiriéndose a ese momento— que “hace años” había sentido una locución divina dentro de su alma. Al revisar el texto, se dio cuenta de que existía un anacronismo, porque la Carta estaba fechada en 1932, por lo que no se podía hablar de “hace años” y cambió esa expresión por “tiempo atrás”, como puede verse en el aparato crítico.

[49] A san Josemaría le gustaba datar sus textos —y, a veces, también situar los acontecimientos y celebraciones— en fechas que tuvieran un valor en sí, por ser alguna fiesta de la Obra, el aniversario de algún acontecimiento importante de su historia, etc.

[50] Testimonio de Ernesto Juliá Díaz, redactado el 2 de febrero de 2005, en AGP, serie A.3, 87-2-8.