El puzle de la historia

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Primer documento de la ciudad

El Archivo Histórico Municipal de Antequera custodia documentación de las más variadas instituciones y épocas, que son el soporte fundamental para el conocimiento de nuestra historia local. Como es sabido, conquistada la ciudad en septiembre de 1410, durante años fue lo que se denomina una villa de frontera, es decir, un enclave militarizado y en constante alerta. En el caso de Antequera, además, era una posición estratégica clave para los planes expansionistas de la corona castellana.

No obstante, la villa amurallada tras la conquista comienza un proceso de normalización ciudadana dentro de sus especiales circunstancias. Existen repartimientos de tierras a sus nuevos habitantes y se establece una incipiente organización administrativa, prueba de ello es el primer documento que se ha conservado de este periodo, el más antiguo cronológicamente existente en nuestro Archivo.

Se trata, en términos diplomáticos, de una carta real de merced, fechada el 15 de junio de 1411, en la ciudad de Valladolid, con la firma autógrafa de los regentes, el Infante don Fernando y la madre de Juan II, doña Catalina de Lancaster. Su texto es el siguiente:

Don Juan por la graçia de Dios rey de Castilla, León, de Toledo, de Galiçia, de Sevilla, de Cordoba, de Murçia, de Jahen, del Algarbe, de Algezira, e señor de Vizcaya e de Molina, al conçejo, e alcayde, alcaldes, alguazil, regidores, ofiçiales e omes buenos de la mi villa de Antequera, salud e graçia. Sepades que vi vuestra petiçión, que me enviastes por la qual entre las otras cosas me enbiastes dezir que pluguiese a mi merçed quelmí alcayde e alcaldes e alguazil mayor e reigdores desa dicha villa que agora son o fueren de aquí adelante que puedan dar e den a cada año las alcaldeas ordenarias de que yo provei luego de presente en esa dicha villa e que fuesen echadas por suertes a los vezinos desa dicha villa por que todos oviesedes e gosaredes de los ofiçios desa dicha villa e que los dichos alcaldes oviesen (ilegible por borrón de tinta) que con los dichos ofiçios de alcaldías la quitación de mi merced fuese e otrosí los derechos segund uso e costumbre de las otras villas de la frontera. Sabed que me plaze e mí merced es que los dichos dos alcaldes ordinarios que ayan los derechos que les pertenecen por razón de los dichos oficios segund han los otros mis alcaldes ordinarios en las otras dichas mis villas fronteras e non otra quitación ninguna. Porque vos mando que lo fagades e cumplades todo así en la manera que dicho es et mi merced e voluntad es que vos los dichos ofiçiales mandades dar e dedes las dichas dos alcaldías de cada un año segund dicho es et non fagades ende al por alguna manera so pena de la mi merced e de dies mill maravedíes a cada uno para la mi cámara. Dada en la villa de Valladolid quinze días de junio año del Nacimiento de Nuestro Señor JhesuChristo de mill e quatroçientos e honze años. Yo Diego Fernández de Valladolid la fis por mandado de los señores reyna e infante, tutores de Nuestro Señor el rey e regidores de los sus regnos.****1

La estructura político administrativa de los municipios de la España medieval no fue uniforme en todos ellos. Al frente del concejo local se encontraba un juez, como jefe político del municipio, que solía tener funciones gubernativas y judiciales, llamado en origen Justicia, Alcalde o Zalmedina (Sahib al-madina, señor de la ciudad).

A partir del siglo XIII, en Castilla el municipio era ya una entidad de derecho público, con jurisdicción y autonomía constituida por el concejo local y regida y administrada por sus propios magistrados y oficiales. Los alcaldes era elegidos por la villa o la ciudad, previamente el monarca debía haber autorizado esta circunstancia, es decir, les tenía que dar el fuero correspondiente para que el concejo pudiera elegir a sus alcaldes.

El documento que hemos visto, y que constituye el más antiguo conservado en nuestro Archivo, es una muestra de lo que estamos diciendo. En el mismo, el rey autoriza a la villa de Antequera, para que nombre a dos alcaldes de lo ordinario. Estos alcaldes locales debían ser elegidos entre los vecinos. El número de dos implicaba o hace referencia a la existencia de dos collaciones o parroquias ya constituidas en 1411: las de San Salvador y San Isidoro. Además, esta carta real de merced faculta a los vecinos de la villa a elegir o designar anualmente a estos cargos concejiles. Esta merced que permitía esta elección popular constituyó la característica esencial de la autonomía de las comunidades locales.

En los municipios castellanos, esta elección solía efectuarse a principios de octubre y se hacía por cada una de las collaciones o barrios, a partir de una lista o padrón de vecinos. Aunque teóricamente podía ser elegido cualquiera, desde un principio, sobre todo a partir del siglo XIII, se requería la posesión de un determinado patrimonio inmueble. Con el tiempo, las magistraturas concejiles llegaron a quedar reservadas solamente a los vecinos más acomodados, o sea, a los caballeros de las ciudades y villas que, dotados de algunos privilegios y exenciones, formaban la oligarquía.

En nuestra ciudad, durante prácticamente todo el siglo XV, fue la casa de Narváez quien llegó a controlar los cargos.

El documento que hoy referenciamos podemos considerarlo una auténtica joya, tanto por su antigüedad como por la información que ofrece sobre la ciudad, en un periodo del que carecemos prácticamente de fuentes documentales directas.

Para concluir diremos que esta carta real de merced está realizada en papel, con un tamaño de 310 por 145 milímetros. Escrita en gótica cortesana cursiva, en la parte inferior podemos apreciar restos de un sello de placa y, por supuesto, otro elemento importante a destacar son las firmas autógrafas de los dos regentes, que se ubican al pie del real documento.

Yo la reina - Yo el Infante

****1 A.H.M.A. Fondo Municipal. A.M.A. Sección: Gobierno. Subsección: Disposiciones y Autoridades Supramunicipales. Legajo nº 34-B.

El catastro del
Marqués de la Ensenada

En 1749, el rey Fernando VI, dio el visto bueno a Zenón de Somodevilla, marqués de la Ensenada, para que se efectuara en todo el reino de Castilla la evaluación de la propiedad, es decir, que confeccionará un catastro. El objetivo directo era la constitución de una contribución única, y ello llevaría aparejado que el estado asumiría la administración directa de las llamadas rentas provinciales, entre otras medidas.

Sus verdaderos efectos prácticos fueron totalmente nulos, la complejidad de la realidad castellana pudo con el intento de reforma. Sin embargo, el Catastro del marqués de la Ensenada fue, desde el punto de vista de recogida de datos, todo un éxito. Hoy día la información recogida en este catastro es un instrumento fundamental para el investigador y para el estudio económico y social de un periodo fundamental de nuestra historia.

La elaboración de este documento fue larga y laboriosa, se tardaron más de cinco años en recopilar todos los datos. Se recoge en el mismo la estimación de los bienes que posee cada individuo, tanto el valor de las propiedades inmuebles, como el de la producción de la tierra o de la industria.

El catastro se confeccionó de la siguiente manera, la base legal la establece una Real Cédula promulgada el 10 de octubre de 1749, por la que quedan abolidas las alcabalas, millones, censos, diezmos, foros, etc. y se instaura un impuesto único, que variaría su cuantía dependiendo de la capacidad económica de cada individuo.

Para la recogida de datos se creará en cada municipio una comisión, constituida por un religioso, un regidor y dos o más vecinos, dependiendo de los lugares. Por un lado, esta comisión deberá apoyar y ayudar a los medidores de tierras reales, en la recopilación y clasificación de las fincas tanto rústicas como urbanas, así como en colaborar en la recogida de los datos referentes a las industrias y comercios. Para ello, deberán atenerse a un Real Interrogatorio, compuesto por 40 preguntas. El resultado de esta encuesta se verificará de dos formas, por un lado tendremos lo que se conoce como Respuestas Generales y por otro las denominadas Respuestas Particulares.

El Real Interrogatorio contiene preguntas como qué especies de frutos se cogen en el término, cómo se llama la población, si existen minas, molinos, qué propios tiene el común, cuántas tabernas y mesones hay, si existen conventos, si hay hospitales, si ejercen oficio artistas, etc.

En Antequera, el catastro se elabora en 1753. Concretamente, la comisión constituida a tal efecto se reunió el 30 de abril, en las casas del juez particular privativo, nombrado para ello, cargo que recayó en don Eusebio de Uribe y Salazar, caballero de la orden de Santiago, Caballero 24 de la ciudad de Jaén, Corregidor y Capitán de Guerra, y Superintendente General de Renta Reales de la ciudad de Antequera, y actuando de secretario, el abogado don Sebastián de Molina. Se concluye la total recogida de datos el 29 de octubre de 1754.

Veamos algunas de las Respuestas Generales, por ejemplo la tercera:

Que ocupa su termino de levante a poniente 4 leguas y de norte a sur 6; y de circunferencia de 20 a 21 leguas que a caballo y paso regular se pueden andar en 30 horas; su figura la que queda puesta al principio; con frontera al levante con los términos de las Villas de Archidona e Iznajar, a Poniente con las de Estepa, Campillos, Teva y Ardales; al norte el de la ciudad de Lucena, villa de Benameji y Estepa, y al sur con los términos de Álora, Almogia y Casabermeja de la jurisdicción de Málaga****2.

 

A la pregunta 22, de cuántas casas habrá en el pueblo, qué número de habitantes, cuántas arruinadas; y, si es de Señorío, explicar si tiene cada una alguna carga que pague al dueño por el establecimiento del suelo y cuánto, se contesta:

Que hay en el pueblo 3.740 casas habitables, 10 inhabitables y 34 arruinadas, y en sus aldeas 723 casas habitables y 11 inhabitables y 23 arruinadas y que las aldeas de Cuevas Altas y Bajas, pagan un tributo perpetuo por ser el suelo de sus propios****3.

La pregunta 36 interroga sobre cuántos pobres de solemnidad hay en el pueblo, y la respuesta es 800.

En cuanto a las respuestas particulares, estas se clasifican en tres grupos. Por un lado, tenemos las referentes a las propiedades rústicas y urbanas, en las que se distinguen las seculares y las eclesiásticas; y por otro lado, se agrupan las respuestas referentes a industria.

En nuestro Archivo Histórico Municipal, se conservan estas Respuestas Particulares en 11 volúmenes, aportándonos unos riquísimos y detallados datos sobre nuestra ciudad y sus individuos. Gracias a ello podemos determinar, por ejemplo, los volúmenes de propiedades de la Iglesia, especificados por órdenes religiosas o cofradías, las cargas o la producción concreta de cada propiedad, el número exacto de industrias y de personas dedicadas a ellas, etc.

Veamos un ejemplo de la información que nos facilita este catastro:

Francisco Primo, maestro de tallista, posee una casa en el callejón de los curtidores parroquia de Santa Maria con doce varas de frente y veinte de fondo linda por una parte con las de don Jacinto de Alcántara y por otra con las de don Juan Caballero, propiedad en comunidad con José Gaitero, Manuel Escalona y José de Palma todos cuatro interesados por iguales partes, puede producir ciento setenta y seis reales de los que aquí corresponden cuarenta y cuatro reales por su parte.****4

En cuanto al seglar industrial, los datos que nos aportan son como este:

Pedro Gómez, fabricante de seda y tejedor de ella, de estado casado, adquiere de utilidad en treinta libras de seda que labra cuatrocientos y cincuenta reales de vellón al año y por tejedor se anota en su clase.****5

En 1754, el marqués de la Ensenada fue destituido de su cargo y encarcelado. Las intrigas palaciegas, su vinculación con la Compañía de Jesús y la oposición de una parte de la oligarquía castellana, que veía amenazada su posición por la reforma que suponía el catastro, son algunas de las causas que se han esgrimido para justificar su caída.

No obstante, las reformas que implicaban el catastro continuarán en los años siguientes, incluso una buena parte de la oligarquía, gracias al catastro, podrá legalizar una serie de propiedades, sobre todo rústicas, hasta ese momento complicadas de justificar y de muy variada procedencia, como por apropiación de tierras de propios.

****2 A.H.M.A. Fondo Municipal. A.M.A. Sección Secretaría. Subsección Padrones y Censos. Legajo s/n

****3 A.H.M.A. Fondo Municipal. A.M.A. Sección Secretaría. Subsección Padrones y Censos. Legajo s/n

****4 A.H.M.A. Fondo Municipal. A.M.A. Sección Secretaría. Subsección Padrones y Censos Libro nº 1.998

****5 A.H.M.A. Fondo Municipal. A.M.A. Sección Secretaría. Subsección Padrones y Censos Libro nº 1.997.

El Archivo Histórico
Municipal de Antequera****6

A lo largo de estas páginas, con frecuencia se ha hecho mención a los fondos documentales del Archivo Histórico Municipal de Antequera, ya que todos nuestros trabajos se basan en la información, patrimonio de todos los antequeranos, que se desprende de él. Es hora de profundizar en el conocimiento de este centro, del que prácticamente todo el mundo ha oído hablar, pero que es poco conocido en realidad.

Cuando nos referimos al Archivo Histórico Municipal de Antequera hablamos de una institución un tanto especial, que no se limita tan solo a conservar y servir documentación de carácter edilicio, como vamos a comprobar. Desde hace ya algo más de treinta años, se planteó la creación de un centro donde recuperar y conservar todo el patrimonio documental de las distintas instituciones de la ciudad. Hoy día, ese proyecto, casi idílico en los años 60, se está convirtiendo en una auténtica realidad.

En primer lugar, en cuanto a la ubicación de los fondos, estos se encuentran instalados en lo que fue el edificio del antiguo Real Pósito de la Ciudad. Comenzado a construir en 1733 por Tomás de Melgarejo, según traza de Andrés Burgueño, se desploma en 1765, y se reedifica de nueva planta. En 1773, el alarife Martín de Bogas realiza una ampliación, levantando la nave conocida como la panera. Independientemente de su función como granero, fue empleado como cárcel durante la Guerra Civil. La actual rehabilitación y adaptación del edificio, para ubicar en él el Archivo Histórico, se debe al proyecto realizado por los arquitectos Ricardo Alario López, Sebastián del Pino Cabello y Rafael Salgado Ordóñez. Se trata de una construcción ubicada al sur de la población, en la Cuesta de Barbacanas, con fachada también a calle Nájera.

Tiene planta en forma de “L”, con una superficie útil de 816,23 metros cuadrados divididos en cuatro grandes espacios perfectamente diferenciados: la gran nave, la panera, la casa del mayordomo y los antiguos semisótanos convertidos en espacio expositivo.

Todo el conjunto presenta una perfecta organización interna que facilita su funcionamiento y asegura la óptima conservación de los fondos, contando con un potente sistema de seguridad y climatización que lo convierten en uno de los “edificio-archivo” más logrados de Andalucía.

El Archivo Histórico de la ciudad de Antequera fue creado por una orden de 4 de febrero de 1970 del Ministerio de Educación y Ciencia. Está regulado por un reglamento de régimen interior, en el cual se define el Cabildo como órgano rector de esta institución. El Cabildo está formado por los siguientes miembros: el alcalde-presidente del Excmo. Ayuntamiento; el cronista oficial de la ciudad; el archivero municipal; el concejal de Cultura; el notario-archivero; un representante del Obispado, dos personas de reconocido prestigio en el ámbito de la cultura y la investigación locales y el secretario del Excmo. Ayuntamiento, que será su fedatario.

Está constituido por el conjunto orgánico de documentos de cualquier época y soporte, producidos, recibidos o reunidos por el Ayuntamiento, procedentes de su propia gestión o de personas físicas o jurídicas, públicas o privadas, con fines de gestión administrativa, información o investigación histórica.

Por extensión, también se entiende por tal el lugar o lugares físicos donde se encuentra reunida, conservada y custodiada la documentación que se ha mencionado, y que en la actualidad se encuentra organizada en los siguientes fondos: Fondo Municipal, Fondo de Protocolos Notariales, Fondo Parroquial, Fondo Judicial, Fondo de Hermandades y Cofradías, Fondo de Archivos Familiares, Fondo de la Real Colegiata, Fondo Hemeroteca, Fondo Videoteca, Fondo Fotográfico, Fondo Empresarial y Fondo Cámara Agraria. Estos doce fondos documentales están a su vez subdivididos en archivos individualizados, hasta un total de 30.

La documentación conservada en nuestra ciudad abarca un espacio temporal realmente importante: desde 1411, fecha del documento más antiguo –y al que en su día le dedicamos un trabajo–, hasta finales del siglo XX. Casi 600 años de los cuales la institución ejerce como testigo de la historia de la ciudad, salvaguardando el derecho a la información de los ciudadanos.

Prácticamente, la casi totalidad de la documentación se conserva en muy buenas condiciones, manteniéndose las series completas. Aunque circunstancialmente existen algunas lagunas, es más frecuentemente en la documentación moderna del siglo pasado que en la más antigua.

En la actualidad se está procediendo a la informatización de todos estos fondos para facilitar el acceso a los mismos, estando ya en máquina los inventarios de prácticamente todos ellos, los cuales pueden ser consultados a través de terminales ubicados en el centro.

Así mismo, y siguiendo un estudiado plan de conservación, se está realizando un proceso de reproducción de determinadas series documentales. Para ello, se han iniciado dos proyectos. Por un lado, en 1999 se firmó con la Sociedad Genealógica de Utah un convenio de cooperación para la microfilmación de alrededor de un millón de páginas de diversas series documentales, entre las que cabe señalar el Catastro del Marqués de la Ensenada, los libros de repartimientos, la sección de sisas o los padrones históricos de habitantes, por ejemplo. En un futuro, las imágenes contenidas en estos rollos podrían ser digitalizadas, con lo cual su acceso a través de ordenadores instalados en el edificio facilitaría tremendamente la labor de los muchos investigadores que en la actualidad acuden al centro.

Por otro lado, el Ayuntamiento inició, con cargo al presupuesto municipal, el proceso de microfilmación y digitalización de las actas capitulares, atendiendo a la importancia de estos documentos, tanto a nivel jurídico-administrativo como histórico, ya que en ellos se refleja fielmente la vida e historia de Antequera.

En el Archivo Histórico Municipal de Antequera, como vemos, se está tratando de rescatar y organizar el importante y rico patrimonio documental de esta ciudad. Ello no hubiera sido posible sin el constante apoyo y voluntad política con la que se ha contado a lo largo de su historia, especialmente en las últimas décadas.

De una forma u otra, hoy por hoy, podemos afirmar que nuestro centro puede pasar por uno de los archivos locales más importantes de Andalucía y, sin lugar a dudas, por uno de los más completos, tanto en instalaciones como en fondos documentales.


Panera. Archivo Histórico Municipal de Antequera

Los resultados y experiencias obtenidas nos hacen mirar con esperanza y con ambición al futuro, ante las posibilidades de rescatar nuevos fondos y de aplicar las modernas tecnologías como apoyo fundamental para su mantenimiento y servicio.

****6 Anteriormente publicado en Fragmentos para una historia de Antequera por el Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 2009 con ISBN 978-84-7785-827-0.