Supuestos para un diálogo

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Los deístas son teístas en el sentido de que conciben a Dios como sujeto y no como fuerza, orden o equilibrio del mundo, como en las religiones noteístas, pero se distinguen de los teístas religiosos en que piensan que el hombre no tiene una relación personal con Dios (e.d., no le rinden culto) porque Dios no se comunica a los hombres por revelación histórica, como en las religiones monoteístas conocidas en el occidente. Solo admiten como revelación de Dios el mundo mismo. Los deístas coinciden en sus concepciones, según lo dicho, con los filósofos teístas.

Los demás teístas —los religiosos— admiten la revelación histórica de Dios y la relación cultual con él, cosa, esta última, que los deístas rechazan. Según los deístas, la ley natural que el hombre descubre inscrita en el mundo es la única ley divina y la única manifestación de Dios (=revelación), y rechazan —por lo tanto— cualquier ley que provenga de una revelación histórica106.

Una caracterización técnica del deísmo, la encontramos en W. Rowe:

En el sentido popular, un deísta es quien cree que Dios creó el mundo, pero después de eso no ha ejercido control providencial sobre lo que sucede en él. En un sentido propio, un deísta es quien afirma que hay un creador divino, pero niega toda revelación divina, sosteniendo que la razón humana sola puede proveernos de todo lo que necesitamos saber para vivir una vida correcta en lo religioso y lo moral. En este sentido de “deísmo” algunos deístas sostuvieron que Dios tiene control providente sobre el mundo y provee un estado de recompensas futuras y castigos, mientras otros lo niegan. Todos convienen en que la razón humana sola es la base en la cual las cuestiones religiosas debían establecerse, rechazando la idea ortodoxa de una revelación divina de verdades que superan la razón humana107.

La primera distinción entre el uso popular y el propio del término “deísta” es importante. La forma propia es más refinada, p.ej., en la explicación de la suficiencia de la razón en materia religiosa y ética. Cuando Rowe dice “cree”, su expresión se debe entender no en el sentido teológico, sino como “piensa que”. “Creación” se usa aquí en sentido artesanal y no teológico. Cf. VTD s/v. “Control providencial” es la guía de la historia del mundo por parte de Dios, que los religiosos aceptan. No hay unidad entre deístas en este último punto. Niegan toda revelación histórica y no así la que el hombre puede extraer desde el mundo, e.d., la llamada revelación “natural”. Por esto, en lo que se refiere a Dios o a la moral, hay una sola fuente de conocimiento, que es la “sola razón”. Queda, por lo tanto, excluida una revelación histórica de Dios. Excluyen que haya misterios en el sentido teológico de este término, cf. VTD.

El deísmo tiene gran afinidad de ideas con el racionalismo por el ambiente cultural en el que desarrolló. El racionalismo es una doctrina filosófica y corriente cultural que piensa que todo es explicable por medio de la razón discursiva o tiene al menos una gran confianza en la capacidad de la razón para ello. En general, es una valoración eminente de la razón como medio de conocimiento, desvalorizando correlativamente, para ese fin, otras potencias del hombre.

Refiriéndose a una gran obra deísta, la de J. Toland, titulada Christianity not Mysterious y subtitulada Or a treatise Showing That there is nothing in the Gospel Contrary to Reason, Nor above it: And that no Christian Doctrine can be properly called a Mystery, de 1696, dice O. Köhler: “[en esta obra] desarrolla [Toland] la tesis de que la fe no se opone a la razón, pero que tampoco aporta nada nuevo a esta”108. Esto significa que la razón alcanza todo lo que el cristianismo contiene sin necesidad de recurrir a una revelación de misterios, e.d., a la revelación histórica. Por eso dice Rowe en texto recién citado, “… la razón humana sola puede proveernos de todo lo que necesitamos saber para vivir una vida correcta en lo religioso y lo moral”. El mundo mismo es para el hombre, porque es ser inteligente, el único y suficiente acceso a Dios.

Floreció en Inglaterra entre fines del s. XVII y la primera mitad del 18, donde también fue llamado “cristianismo racional”, cf. E. Cherbury109, A. Collis110. Un texto clásico del deísmo inglés es el de John Toland (1670-1722), mencionado más arriba. En él se muestra la aversión al misterio que tendrán los deístas por su afinidad con el racionalismo. Notar que en el caso de Toland y de otros del deísmo inglés este fue una purificación del cristianismo; sus contenidos no son cambiados sino explicados de otro modo, uno racional. No dice que los contenidos del cristianismo no fueran verdaderos, sino que se pueden explicar de otro modo. Por lo tanto, no todo deísmo es anticristiano, aunque generalmente lo fuera, en particular en la tradición francesa.

En Francia floreció en el s. XVIII en el ambiente ilustrado de los enciclopedistas cf. Diderot y D’Alembert. También fueron deístas Rousseau y Voltaire, y muchos científicos naturales y políticos. Las ideas políticas de la Revolución francesa tienen relación con la Ilustración y con el Deísmo. En Francia el deísmo estuvo más ligado que en Inglaterra a preocupaciones sociales y políticas.

En Alemania floreció en el s. XVIII bajo Federico II de Prusia, donde los deístas fueron llamados “libre pensadores” (freidenker). La obra de Kant La religión dentro de los límites de la sola razón tiene relación con el deísmo planteado desde el idealismo trascendental.

En su origen, al menos, los masones fueron deístas y así lo dejan ver sus expresiones: Dios es el “Gran Arquitecto” del universo o el “Gran Relojero” o “El Supremo Hacedor”. “El Oriente Eterno”, que es el destino o descanso de los masones después de su muerte111. El oriente es, literalmente, el lugar donde nace el sol112 y tiene un conocido sentido simbólico religioso; por eso hubo cultos dirigidos al oriente por la relación de Dios con el sol como su símbolo. Es clara la evocación religiosa en el vocabulario masónico. El gran arquitecto o relojero o gran hacedor es el creador (que en el deísmo se entiende en un sentido artesanal). El oriente eterno es el cielo. La sociedad de hermanos, es la comunidad.

Los próceres de la independencia de América fueron con frecuencia deístas o adoptaron expresiones y/o ideas deístas porque se inspiraban políticamente en las ideas ilustradas que las incluían. Puede haber habido fácilmente en algunos de nuestros próceres una mezcla de cristianismo cultural venido del ambiente social y de la familia, con deísmo venido de su inspiración política, acaso sin clara conciencia de la mezcla.

Utilidad práctico-política del deísmo: buscar la paz entre los adeptos de distintas religiones, y entre estos y los partidarios, el Dios filosófico (el de la “religión natural”); por lo tanto, una paz amplia entre los hombres. La religión natural o racional que proponen es un común denominador filosófico en el que todos podían convenir. Todos ellos hablaban de Dios y así estaban de acuerdo.

Un aspecto accidental que bien pudo aumentar el atractivo por esta solución es que en los ss. 17-18 con frecuencia no era bien visto ser ateo. El deísmo ofrecía la gran ventaja práctica de afirmar a Dios y, por lo tanto, no ser ateo y liberarse al mismo tiempo de las exigencias positivas (cultuales, morales o sociales) de las religiones históricas (que, en la práctica, era el cristianismo).

El deísmo contaminó la apologética cristiana en el siglo 19113 en cuanto acentuó la consideración de Dios como causa (perspectiva filosófica) en vez de Dios como valor (perspectiva religiosa). El reconocimiento de Dios como ser y como causa del mundo es una cuestión filosófica antes que religiosa. Incluso hoy muchos que, de buena fe, se consideran a sí mismos religiosos, son de hecho, al menos en parte, más deístas. Es el caso de los que se consideran religiosos por reconocer que Dios existe, pero Dios no gobierna su vida, por ejemplo, porque no influye en sus decisiones. La apologética católica del s. XIX entró en el planteamiento deísta porque era una apologética pre-teológica, era filosófica. La lucha del s. XIX en Chile entre católicos y masones tenía origen político (peleaban por el poder), pero detrás estaban dos religiones, la revelada, la de los cultos y devociones populares (la de los católicos) y la racional de los ilustrados (la de los masones).

2. Ambiente de desarrollo del deísmo 114

Hay que tomar en cuenta el ambiente en el que se desarrolló el deísmo para entenderlo mejor. El deísmo es un aspecto de un movimiento o estado cultural de Europa Occidental, llamado la ilustración; el deísmo fue el aspecto religioso de la Ilustración. “El deísmo es la filosofía religiosa de la Ilustración”, dice E. Troeltsch,115. Si se mira la cultura de esa época más ampliamente, aparecen otros elementos, concomitantes con el deísmo y se ve una mayor unidad de mentalidad. Dicho de otra manera, el deísmo no se dio solo o aislado, sino en un ambiente socio-mental que fue el contexto ilustrado que era racionalista. Los siguientes elementos están ligados al desarrollo del deísmo:

 

A.- Auge de las ciencias naturales. Ejemplo: la física de Newton (+1727), que dio a los hombres ilustrados (los que sabían de ellas) sentido de dominio sobre el mundo y contribuyó a elevar la estima por la razón reflexiva (la que entiende separando), que es capaz de entender y dominar el mundo. Esa física, con unas matemáticas relativamente sencillas y con pocas leyes, explicaba los movimientos de todos los cuerpos entonces conocidos, lo cual admiraba todavía más sobre la capacidad de la razón. La admiración de esta época por las ciencias naturales se acerca a un cierto empirismo. Acepta poca especulación, la muy indiscutible, y por eso en teología la mínima, que es la teología natural.

B.- La exaltación de la capacidad de un cierto ejercicio de la razón, la “diosa razón” de la Ilustración.

Lo anterior es un caso de un ejercicio de la razón dominadora de la realidad, pero ese ejercicio puede también referirse a otros ámbitos de la realidad. Este es el contexto de la máxima kantiana Sapere aude: “osa o atrévete a saber”, e.d., a pensar por tu cuenta en vez de seguir a las autoridades116. La autoridad la tiene ahora la razón individual, que es el juez en materia de verdad. Ya no es la razón de un parecer general o encarnado en instituciones como la monarquía, las iglesias o la tradición cultural.

Esto conlleva una antropología racionalista, e.d., una concepción del hombre en la que lo mejor de él es esta razón analítica. Es el instrumento que Dios le ha dado para que descubra el mundo: en primer lugar, a Dios mismo, que se lo conoce solo por la razón; la constitución del mundo, que es el objeto de las ciencias, y la moral para que conozca lo que debe hacer.

C.- Ámbito social. La Ilustración impulsaba una admiración hacia la cultura ilustrada (la formada intelectualmente) y un correspondiente desprecio por las formas populares, por ser más rudas (por ejemplo, las campesinas) consideradas ignorantes. El deísmo era indiscutido entre los enciclopedistas y está ligado al auge de la burguesía y al distanciamiento del mundo popular. Los ilustrados eran burgueses, no eran ni pueblo ni aristócratas, y eran laicos, en el sentido de que se oponían al clero por cuestiones intelectuales y de poder social. En este sentido, el deísmo estuvo ligado a la cultura ciudadana y de salón.

El deísmo y la Ilustración remiten la religión histórica a la cultura popular. El pueblo es supersticioso porque no tiene esa luz de la razón y la aristocracia, el rey y el clero son oscurantistas porque no quieren que se extienda el conocimiento.

D.- En el ámbito político el deísmo tiene hostilidad hacia la monarquía absoluta y simpatía por ideas que inspiraron la Revolución francesa. El modo en que todos los hombres pueden entenderse es la vía de la razón y así podrán evitar las guerras (cf. asunto de las “guerras de religión”). La paz social vendrá por la extensión del ejercicio de la razón ilustrada.

La Ilustración promueve una sociedad de hombres libres y honrados (en el sentido subjetivo, e.d., éticos) y enemigos de la sociedad monárquica donde los aristócratas tienen privilegios.

La libertad comienza en el pensamiento, pero se extiende al ámbito político y a la soberanía, por ahora, de los ilustrados y no todavía de los pueblos.

El deísmo está asociado a un movimiento de secularización que quiere separar las iglesias del Estado. Entiende que la religión histórica, la de las iglesias, ar/mari/Archivos/HTML/KANT_ilustracion.htm 26/3/19 debe ser una cuestión privada y no pública. Y promueve la religión llamada religión racional o natural, que es individual y no comunitaria (de iglesia). La religión histórica (para efectos prácticos, en occidente, el cristianismo), como no es ilustrada, la considera supersticiosa.

E.- Idea de progreso: organización del mundo (natural y social) centrada en el hombre que domina el mundo porque descubre sus reglas con su razón. Enemigo del oscurantismo que es la ignorancia, no casual, sino promovida por los no racionalistas. Expresión del oscurantismo es la monarquía absoluta, las religiones históricas, la cultura medieval, la aristocracia.

F.- Ámbito religioso. Las ciencias naturales, aunque todavía incipientes, dieron la pista a los ilustrados de que la explicación teológica del mundo que entonces tenían, e.d., que Dios era causa del mundo, era falsa. Así aparecen las primeras críticas a la Biblia en materia cosmológica e histórica. Por otra parte, la hostilidad política hacia la monarquía absoluta llevaba a la hostilidad hacia la religión histórica, porque esa monarquía se la fundamentaba religiosamente, e.d., que era de derecho divino.

El deísmo era hostil a la religión organizada socialmente, e.d., a las comunidades establecidas, fueran estas católica, luterana, calvinista u otra, y aprobaba, en cambio, una religión individual, la llamada religión “racional” o “natural”, que era privada, interior de cada hombre, sin comunidad ni jerarquía ni institución.

Aceptaba la teología filosófica que coincide con la teología natural y rechazaba la teología que se basa en la revelación histórica, porque esta no sería racional, e.d., no se deduce con necesidad del pensamiento filosófico. La rechaza como falsa, e.d., como supersticiosa, que contiene mitos y entiende “mito” en el sentido de no racional. Rechaza particularmente el misterio117 porque se opone a la luz de la razón. Entiende misterio como lo oscuro o lo que no es alcanzable por la razón. Liga misterio con oscurantismo. Oscurantistas eran los no ilustrados activos, los que resistían a la ilustración. Rechaza los milagros por absurdos, e.d., contrarios a la razón. Todo lo que en las religiones históricas es sobrenatural (excepto Dios mismo) es rechazado, o por innecesario ya que la sola razón lo puede alcanzar (cf. Toland) o por falso porque no está fundado racionalmente, e.d., no se puede deducir filosóficamente. Rechaza el dogma118, que entiende como irracional. Acepta como única revelación de Dios el mundo mismo, que el hombre entiende gracias a la razón que es la fuente de la verdadera religión (la racional) y la fuente de la moral. Esta es descubierta por la razón y esta moral racional es suficiente.

La religión verdadera, la deísta, se llama religión “natural o racional” y se opone a la histórica y popular. Esta última contiene supersticiones (mitos, dogmas, misterios, milagros); la natural es el reconocimiento racional (filosófico) de Dios y de los preceptos de la moral natural.

Los términos “natural” y “racional” tienen entre ellos un valor altamente positivo. Lo “natural” es verdadero porque es lo que está en la realidad, lo no alterado por los intereses, lo que la ciencia, propia de los ilustrados, descubre. Lo “racional” es verdadero porque es lo lógicamente necesario, lo que la razón descubre.

3. La teología del deísmo

Su teología es de pocos contenidos. Dice N. Abbagnano que son: el hecho de la existencia de Dios, que es creador del mundo y, en consecuencia, que el mundo es obra suya; que hay gobierno divino del mundo, y recompensas futuras para los hombres (aunque sobre estos últimos dos puntos no hay acuerdo general de los deístas: ver más abajo las variaciones).

[…] las creencias de la religión natural son, por el hecho de ser racionales, pocas y simples: existencia de Dios, creación y gobierno divino del mundo, castigo del mal y premio del bien en una vida futura.119

Se puede resumir en cinco puntos lo esencial de la teología deísta:

A. Hay solo una revelación de Dios, que es el mundo. El hombre, por ser inteligente, puesto delante del mundo, ve que este está bien hecho, expresa en su lógica que es obra de un creador inteligente. Niegan que haya fuera de esta revelación, conocida en la teología judeo-cristiana como revelación natural, otra revelación, la histórica. Dios no le habló a ningún profeta ni se presentó (cf. en VTD “aparecer y aparición”) a ningún hombre en la historia de la humanidad. La única revelación de Dios son las conclusiones que los hombres extraen del hecho de que haya creación. El mundo es inteligible por el hombre gracias a que está constituido con lógica. El hombre, como inteligiente, participa de la capacidad de entender ese mundo así constituido. La inteligencia está entonces en el creador, en el mundo y en el hombre. Esta única revelación, que es el mundo mismo, basta para colegir todo lo necesario tanto en materia teológica (e.d., sobre Dios) como en materia ética (e.d., sobre el actuar libre).

B. Hay Dios, los deístas son teístas y no filosóficamente ateos. Destacan en Dios particularmente su inteligencia que se deja ver en un mundo bien hecho, con leyes racionales, que permiten descubrir a su autor, aunque él no sea directamente visible. Dios es la gran razón detrás del mundo comprensible. La razón es entonces el nexo de unión entre hombre, mundo y Dios. El mundo es hecho con racionalidad y por eso el hombre lo puede descifrar, e.d., su autor deja la huella de su inteligencia en su obra razonable y el hombre entiende al autor en su obra porque el hombre es también partícipe de la gran razón que es Dios.

C. Respecto al concepto Dios, son monoteístas y no politeístas, por lo tanto afirman la unidad de Dios. Dice Hume: “También las leyes generales que rigen a través del universo, natural si no necesariamente, nos invitan a concebir esta inteligencia como una y no dividida, … “120. La misma inteligencia se deja entender a través de las leyes que rigen todo el mundo y esto invita a pensar que es una.

D. Dios es distinto del mundo: no son panteístas. Dios es substancia distinta del mundo. Este, el mundo, es creatura de Dios y, por lo tanto, depende de él. Creatura significa entre ellos factura, elaboración, según el modelo del artesano. La relación Dios-mundo es así: Dios es autor del universo, pero no concebida la creación como el concepto teológico judeo-cristiano (cf. VTD, s/v), sino artesanalmente. Por eso, una vez completada su obra, Dios se retira. La diferencia entre Dios y su creación está en que el mundo no es inteligencia, pero, hecho con lógica, deja ver la inteligencia de su autor, que es, entonces, un ser distinto a lo creado.

E. Dios está ocioso porque después de hacer el mundo ya no interfiere en él (salvo en el caso de los que piensan que hay providencia) y por eso no oye oraciones, e.d., no recibe culto. El mundo no es —en consecuencia— ni medio ni ocasión para que el hombre le responda a Dios por medio de la gestión del mundo, como en las religiones históricas. El hombre está solo en el mundo. Que Dios esté ahora ocioso implica que la revelación está terminada, ya dada en la obra creadora terminada.

4. Variaciones de la teología del deísmo

El deísmo no es uniforme, hay ciertas variantes entre deístas. Un punto de diferencia es el valor que le concede a la religión histórica o popular. El deísmo inglés, que, como se ha explicado, nació como una purificación racional del cristianismo, acepta un cierto valor del cristianismo histórico. Hume dice que si se encontrara un pueblo sin religión estaría formado por seres poco más que animales (cf. Anexo 4). Esto significa que todos los pueblos han tenido religión y que ella es propia de la humanidad; es inhumano no tenerla, por lo cual es algo bueno. Pero la forma racional de ella es mejor que la histórica. William Wollaston (+1724)121 explica así la bondad de la religión natural: “La religión así entendida [como la búsqueda de la felicidad por medio de la razón y la verdad] es natural en tres aspectos: en que sus doctrinas y prácticas siguen la naturaleza de las cosas; en que tiene la felicidad por su fin (propósito), y, en que sigue a la razón humana” (p. 40)122. Esto confirma lo recién dicho: la religión natural o racional es buena. El deísmo francés, en cambio, no le concede valor a la religión histórica y solo acepta la racional que coincide con la teología natural que es el tratado filosófico sobre Dios.

Otros puntos en los que no hay acuerdo general y que se refieren a los contenidos de la revelación son: si hay o no providencia123 de Dios sobre la historia humana y si hay o no premios o castigos para los hombres después de la muerte. Dice Rowe: “En este sentido de ‘deísmo’[se refiere al deísmo en sentido propio que distingue del sentido popular], algunos deístas sostuvieron que Dios tiene control providente sobre el mundo y provee un estado de recompensas futuras y castigos mientras otros lo niegan”124.

 

Hay que notar también que el concepto “religión” no es coincidente. Los deístas llaman religión al conocimiento filosófico sobre Dios (e.d., a teología natural) y a la observancia de las consecuencias éticas de él (la rectitud moral natural), esto no incluye elementos que forman parte de las religiones históricas. Excluye la práctica religiosa, culto dirigido a Dios que se da en las religiones históricas. La religión racional solo toca al hombre por vía de su capacidad lógica y en —como consecuencia— en su ética. Pero no lo toca en otros aspectos de su ser, como las emociones, y no conlleva, p.ej., el amor recibido de Dios ni el amor con que respondemos a él. No hay entre el Dios y el hombre relación dialogal amorosa. En las religiones históricas se da un saber en materia religiosa que se suele llamar “sentir” y que consiste en el convencimiento sobre algo sin haber llegado a él como conclusión de una argumentación, sino por una experiencia vital. Este tipo de conocimiento o convencimiento o “sentir” no puede darse en la religión racional deísta.

5. Importancia de la Ética en el deísmo

En materia ética, como no hay revelación histórica de Dios como son los mandamientos bíblicos, p.ej. (salvo en cuanto su contenido coincida con la razón natural), la única fuente moral es la razón natural ejercida por el hombre, y es entonces una ética filosófica. Ella procede solo de imperativos racionales, no está dictada o moderada por ninguna revelación divina histórica. Y, dado que la razón es única, la ética es una, e.d., universal, por lo cual sus principios pueden ser reconocidos por cualquier hombre porque se basan en la razón común.

Esta ética regula la acción del hombre, que está solo en el mundo sin un diálogo existencial con Dios. El hombre, en esa circunstancia, es su propio y único juez moral. Si falta a la ética, se lo reprochará su conciencia por haber faltado a sus principios. En el caso de los deístas que aceptan la providencia de Dios, piensan que hay premio o castigo final.

Entre la ética y Dios hay una relación indirecta. Si bien la ética la descubre el hombre por el ejercicio de su razón, como esta razón le fue dada por Dios en la creación, la ética que —con ese instrumento— el hombre descubre tiene una relación indirecta con Dios. Esa relación es que Dios le posibilita el descubrimiento de la ética. En las religiones históricas hay además de los principios éticos que da la razón natural, una relación directa de Dios con la ética porque hay preceptos éticos que aparecen dados o refrendados por Dios como el Decálogo en el judeo-cristianismo.

La ética ha sido importante en la tradición deísta, el hombre honrado (en el sentido subjetivo) ha sido muy valorado: así lo es, por ejemplo, el ciudadano justo y honesto en su trabajo y relaciones con los demás. Debido a la lejanía de Dios que está ocioso y a la negación de revelación histórica, el hombre es, en esta concepción, el único agente histórico, no es un colaborador de Dios —quien es el primer agente—, como sucede en las religiones históricas. Si la religión existencial es teocéntrica, el deísmo es antropocéntrico. Dios no es el gran sujeto ante el cual se encuentra y con quien dialoga el hombre religioso, sino un objeto del pensamiento del hombre. Por eso este queda como juez de su proceder, salvo en los que aceptan providencia. El Dios deísta es históricamente mudo, solo se expresa por el orden del mundo que creó y dejó. En la religión revelada, en cambio, el hombre es el sorprendido por la revelación de Dios que toma la iniciativa de comunicarse al hombre.

W. Wollaston explica así la estrecha relación que concibe entre la religión y la ética: “Si hay bien y mal moral… entonces hay religión, y una religión que puede llamarse ‘natural’. Entiendo por ‘religión’ solamente la obligación de hacer… lo que no debe omitirse y resistirse a hacer lo que debe evitarse”125. Es claro que concibe la religión natural como consistente en la ética que tiene entonces un lugar esencial en la religión deísta. Lo comenta P. Byrne, diciendo: “Habiendo identificado la religión con la moralidad, procede a la definición de la ‘religión natural’ como ‘la búsqueda de la felicidad por medio de la razón y la verdad’ (Wollaston 1724: 52)”126.

Me parece que en el deísmo la ética es tan importante porque ocupa una parte del lugar existencial que el culto tiene en las religiones históricas. Debido a que no hay culto, ella es el único efecto práctico que queda. Como el hombre es un sujeto práctico, necesita de la expresión dramática en el mundo, y en el deísmo, la ética es la única expresión posible, es explicable, entonces, que esté especialmente acentuada.

6. Ventajas y limitaciones del planteamiento deísta

Sus ventajas: Sus partidarios dirán que es un planteamiento intelectualmente seguro porque es mínimo, afirma solo lo necesario (e.d., lo intelectualmente inevitable) y no se aventura a lo que considera infundado, como son los misterios o las intervenciones históricas de Dios. Dirán que ellos llegan solo hasta donde se puede llegar con claridad intelectual y se evitan zonas del pensamiento expuestas a la refutación y al error donde entran las religiones históricas.

Por fin dirán que, desde el punto de vista práctico, produce una unidad de concepción en materia teológica ya que como es mínima es, por eso mismo, universal. En ella pueden convenir todos, también los religiosos, y eso produciría una paz social.

Sus limitaciones: Los ateos dirán que su afirmación de Dios es inaceptable, que la racionalidad del mundo no implica la realidad de un autor o creador inteligente, que la coherencia del mundo puede explicarse por otros modos. Los ateos, por causa del mal o por la cuestión del absurdo, serán particularmente contrarios al planteamiento deísta, pensando que este no afronta la cuestión del mal y se contenta con ver la coherencia racional del mundo prehumano, lo cual no justifica el sufrimiento humano que claramente refuta a un Dios todopoderoso e inteligente127.

Un agnóstico riguroso dirá que el fundamento deísta para afirmar a Dios no le es suficiente porque no despeja su duda. Y se abstendrá, probablemente, de juzgar el valor del argumento deísta, destacando la fuente de la duda que le impide formar juicio.

Un agnóstico común se acercará e incluso coincidirá con las objeciones ateas a la argumentación filosófica deísta. La razón de esto está en lo que hemos explicado antes sobre el agnosticismo que llamamos común.

Los religiosos coincidirán con la afirmación filosófica de Dios. Los que piensen según una filosofía esencial, por ejemplo, estarán más de acuerdo con el deísmo que los que lo hagan según una filosofía existencial. El deísmo, por la época de su origen se apoyó en la filosofía esencial.

Pero los religiosos considerarán que el planteamiento deísta es pobre en el sentido de ser insuficiente, porque limita la cuestión de Dios a un aspecto del hombre, al intelectual (que fue sobrevalorado en la antropología en que el deísmo nació), pero que es parcial según una antropología más completa. Hay aspectos de la vida humana, como las emociones y las vivencias, que no quedan tocadas por ese planteamiento de Dios. Un hombre religioso considera, y así lo vivencia, que, debido a la absolutez de Dios, toda su vida tiene relación con Dios y no solo su intelecto. Considera en consecuencia que aquellos aspectos de su vida que el planteamiento deísta no considera como relacionados con Dios son igualmente reales y hasta humanamente más significativos que el filosófico. Echará de menos en particular el hecho de que a Dios se lo reconoce principalmente como salvador y eso no aparece en la visión deísta.

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