Psicología Animal

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Psicología Animal

Descubre qué papel juega en nuestra vida

Por

Juan Moisés de la Serna

Copyright © 2017

www.juanmoisesdelaserna.es

Preámbulo

En este libro se va a presentar desde la perspectiva psicológica una aproximación al reino animal, mostrando las diferencias y semejanzas con los humanos.

Igualmente se comentará cómo se trabaja con experimentación para la búsqueda de la cura de enfermedades y el tratamiento de trastornos.

Para por último ofrecer una aproximación a la terapia con animales para distintas psicopatologías.

Índice

Preámbulo

Índice

Agradecimientos

Aviso Legal

Capítulo 1. ¿Qué nos diferencia de los animales?

Capítulo 2. La psicología de los animales

Capítulo 3. El modelo animal en la salud humana

Capítulo 4. Terapia con animales

Conclusiones

Sobre Juan Moisés de la Serna

Dedicado a mis padres

Agradecimientos

Aprovechar desde aquí para agradecer a todas las personas que han colaborado con sus aportaciones en la realización de este texto, especialmente a Dª Noa Calleja Bárcena, directora de Equura Terapias Ecuestres.

Aviso Legal

No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros medios, sin el permiso previo y por escrito del editor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal).

Diríjase a C.E.D.R.O. (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Puede contactar con C.E.D.R.O. a través de la web www.conlicencia.com o por el teléfono en el 91 702 19 70 / 93 272 04 47.

© Juan Moisés de la Serna, 2017

Capítulo 1. ¿Qué nos diferencia de los animales?

A pesar de que compartimos mucho con los animales, a lo largo del tiempo se han ido acumulando datos que muestran las características diferenciadoras de la especie humana con respecto al resto. Estas diferencias no son exclusivas de la especie humana, pero sí se conforma un cuadro irrepetible por la conjugación de las mismas que le hace distinto al resto del reino animal.

Del estudio y análisis de las semejanzas y diferencias entre el ser humano y el resto de los seres vivos se encarga una rama de la psicología denominada Psicología Comparada, la cual ha evolucionado de los datos recogidos por el naturalismo para compararlos e integrarlos con los obtenidos por otras ramas de la psicología, tratando de descubrir lo que hace genuino a la especie humana, si es que hay algo.

Algunos autores defienden que lo que realmente hace único a los humanos es la combinación específica de las características que los definen, por sí solas, estas se pueden observar en otros animales, de forma aislada e incluso en ocasiones mostrando mayores desarrollos que en los humanos, por ejemplo, los humanos pueden correr rápidos, pero esto queda muy por detrás de lo que pueden hacer otros animales como los guepardos; y así con multitud de casos en la naturaleza.

Otros autores indican que en los humanos se ha producido un salto cualitativo y no tanto acumulativo de características individuales, esto es, la capacidad de pensar y razonar, parecen ser exclusivamente humanas, al nivel de abstracción que se ha alcanzado.

Es cierto que en algunos animales superiores como en primates se ha observado comportamiento deductivo, pero este desarrollo ha sido comparado con el de un niño de dos años, a partir de esta edad, no existe parangón en la naturaleza sobre el desarrollo cognitivo humano.

A continuación, se muestran algunos casos, que, aunque no son exclusivos de la raza humana, en su conjunto si lo hace diferente del resto de los animales y lo define como especie.

*El tiempo de Gestación

De media en humanos es de 9 meses, no es de los más largos dentro de los mamíferos, por ejemplo, los elefantes pueden llegar hasta los 22 meses. Pero hay una característica distintiva de los bebés, con respecto al resto del mundo animal, y esto es la dependencia que éste tiene para sobrevivir, la cual se extiende durante años.

El cerebro es uno de los órganos que todavía no tiene totalmente formado el bebé en el momento de nacer, durante los primeros años de vida va a experimentar una serie de cambios tan importantes como son:

- Durante la etapa fetal entre el segundo y cuarto mes de vida, el cerebro ha sufrido un proceso de proliferación neuronal, seguido de otro de selección neuronal, donde se ha producido la apoptosis, es decir, una muerte neuronal programada, sobreviviendo únicamente la mitad de las neuronas que había. Tras ésta etapa, el cerebro va a mantener el número de neuronas durante el resto de su vida. Al menos ésta es la creencia que se tenía antes de descubrir la neurogénesis, es decir, la capacidad del cerebro de formación de nuevas neuronas, las cuales se pueden producir de forma limitada durante toda la vida incluso en etapas adultas.

- El proceso de mielinización neuronal, el cual consiste en recubrir los axones neuronales, que es la parte encargada de conectarse con otras neuronas, lo que facilita la interconexión entre ellas. Éste proceso se lleva a cabo en momentos diferente según la región donde se produzca, así se inicia en las áreas primarias sensoriales y motoras, concluyendo aproximadamente en la pubertad con la mielinización de las áreas de asociación frontales y parietales.

- El incremento de las conexiones neuronales, facilitado precisamente por la mielinización, y que tiene mucho que ver con las experiencias que va viviendo el bebé, y que van a conformar su cerebro. La expresión “Los niños son como esponjas”, pues lo absorben todo, habla precisamente de ésta capacidad de aprendizaje de un cerebro en formación que se nutre de todo tipo de información proveniente de su entorno.

- El aumento del tamaño del cerebro, que en el primer año de vida se ha duplicado y en el segundo año se ha triplicado con respecto al tamaño de la cabeza del bebé al nacer.

- La neuroplasticidad, en donde las neuronas que previamente son indiferenciadas, van especializándose en el procesamiento de un determinado tipo de información, estableciendo conexiones con sus "vecinas", conformando así las regiones de procesamiento especializado como el área visual, auditiva, sensitiva o motora.

Todo éste proceso de maduración cerebral va a irse produciendo de forma paulatina a medida que va desarrollándose el organismo.

Pero éste desarrollo a pesar de que tiene mucho de programación biológica, es decir, una base genética que va estableciendo los pasos por los que el cerebro va a ir pasando, puede estar facilitado o entorpecido, gracias a la estimulación materna, incluso durante el embarazo, al menos así lo afirma una investigación realizada desde la Universidad de Helsinki (Finlandia), cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences.

En el estudio participaron treinta y tres mujeres, a la mitad de las cuales las hicieron oír repetidamente durante el día una pseudopalabra, es decir, una palabra inventada que no existe en su idioma, mientras que la otra mitad no escuchó nada nuevo.

Después del nacimiento al bebé se le evaluó empleando un electroencefalograma, que registra la actividad eléctrica del cerebro, encontrando que los bebés del primer grupo eran capaces de reconocer las pseudopalabras, lo que indicaría cierta capacidad de aprendizaje y memoria.

Con esto los autores quieren resaltar la importancia de la estimulación temprana en el desarrollo cognitivo, incluso antes del nacimiento, durante la gestación.

*La maternidad

La mayoría de los animales, nada más nacer son capaces de ponerse en pie sobre sus patas y andar, o de nadar sin ninguna dificultad cuando son acuáticos, pero, ¿Qué pasa con los humanos?

El bebé humano es uno de los más indefensos y dependientes, precisando de cuidado y atención hasta más allá de la pubertad antes de ser independiente y autosuficiente; el momento de dejar su casa, con un trabajo con el que mantenerse, es el que se podría equiparar al de la independencia de los animales, que en la mayoría lo hace sin que haya pasado mucho tiempo desde que nació, y en los humanos a veces se prolonga hasta los 30 años, pero ¿Por qué es esto así?

 

Algunos autores han definido a la especie humana como aquella que está más indefensa durante mayor tiempo, así cuando nacen precisan del cuidado y la atención de sus semejantes, de protección ante los depredadores de otras especies, o incluso de sus congéneres. Pero si bien este es un proceso natural, como en todos los animales, en la especie humana se ve extendido del tiempo, más allá que en otras especies.

Así a las pocas horas, días, o semanas las crías ya pueden caminar, saltar o nadar libremente, pero los seres humanos tienen que estar continuamente auxiliados hasta que se consiga un desarrollo neuromotor y cognitivo suficientemente habilidoso para poder emprender el camino de independencia.

En estas primeras etapas de dependencia, los miembros de la comunidad o los progenitores, van a ser los que se encarguen de proporcionar cuidado y alimento a los bebés.

Tarea que en muchas culturas ha sido encargada a la madre, la cual desempeñará durante años esta labor formándose un vínculo muy importante tanto a nivel cognitivo como emocional denominado díada madre-hijo, pero ¿Qué efectos conlleva una madre con problemas mentales?

Esto es lo que se ha tratado de averiguar con una investigación realizada desde la Universidad de Maryland (EE.UU.), cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Psychology.

En el estudio participaron ciento trece madres, con edades comprendidas entre los 29 a 54 años, que asistían con regularidad para recibir terapia psicológica en el propio centro de investigación, e igual número de sus hijos con edades comprendidas entre los 12 a 18 años.

Se realizaron tres evaluaciones; dos a la madre, la primera, midiendo la presencia de traumas psicológicos, mediante el cuestionario estandarizado denominado T.S.I. (Trauma Symptom Inventory); y la segunda mediante el cuestionario estandarizado denominado P.P.Q. (Parenting Practices Questionnaire), donde se hacía referencia al estilo parental empleado en la educación y relación con sus hijos; con respecto a los adolescentes se valoró la presencia de síntomas depresivos, empleando para ello el cuestionario estandarizado B.D.I. (Beck Depression Inventory).

El análisis al comparar los datos obtenidos con las pruebas anteriores, entre la presencia de traumas en la madre y su estilo parental, frente a la presencia de síntomas depresivos en los adolescentes, mostró relaciones positivas significativas entre que las madres obtuviesen altas calificaciones en traumas y estilos estrictos parentales con una mayor presencia de síntomas depresivos entre los adolescentes; y al contrario, bajos niveles de traumas en las madres, y un estilo parental más flexible correlacionaron significativamente con una menor presencia de sintomatología asociada a la depresión en adolescentes.

Una de las ventajas con respecto a este estudio, es que busca las implicaciones de la diada madre-hijo, más allá de los primeros meses e incluso años de vida, al analizar y participar en la investigación los hijos adolescentes de estas madres.

Entre las limitaciones, comentar que se trata de una población muy específica de estudio, la americana, por lo que se requiere de nueva investigación en otras localidades para comprobar si se obtienen similares resultados.

Igualmente, al limitar la investigación a la relación madre-hijo, se está obviando los posibles efectos que tiene la figura paterna tanto en interferir o facilitar dicha relación, por lo que se precisaría de incorporar en este mismo análisis a la pareja para comprobar sus consecuencias.

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